Octubre 2010
ISSN 1666-6682
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Inauguración del Protomedicato (17 de agosto de 1798) Obra de Antonio González Moreno (fragmento) Dos médicos argentinos que creyeron curar la sífilis Vida azarosa de un hacedor. Dr. Emilio Ramón Coni Un viaje por las comidas, con tres paradas: 1810, 1910 y 2010 Subjetividad y deconstrucción. Narrativas del yo en la escena contemporánea
Comentario entario de libros
MĂŠdico del siglo XVII por Honigger Lanter
VOL. VIII - Nº 28 - Octubre 2010 - Buenos Aires ISSN 1666-6682 Director
Federico Miguel Pérgola
Sumario Dos médicos argentinos que creyeron curar la sífilis
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Vida azarosa de un hacedor Dr. Emilio Ramón Coni
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Secretaría
Un viaje por las comidas, con tres paradas: 1810, 1910 y 2010
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Laura Pérgola Emilce Iervolino Agustín García Puga
Subjetividad y deconstrucción. Narrativas del yo en la escena contemporánea
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Comité de Honor
Comentario de libros
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Subdirector
Carlos C. Castrillón Editora
Laura Pérgola
Norma Acerbi Cremades, Abel Luis Agüero, Jaime Elías Bortz, José Emilio Burucúa, Alfredo Buzzi, José B. Cibeira, Jorge E. Gallardo, Manuel Luis Martí, Delia Outomuro, Teodoro Puga, Norma Isabel Sánchez, Florentino Sanguinetti, Orestes W. Siutti, Juan C. Stagnaro. Comité Editorial
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La revista Médicos y Medicinas en la historia es una publicación trimestral. Registro de la propiedad intelectual Nº 188920. Propietarios Laura Andrea Pérgola y Federico Miguel Pérgola. Impresa en Octubre de 2010. Tirada de esta edición 500 ejemplares. Las opiniones que los autores vierten en los artículos son de su exclusiva responsabilidad y no representan necesariamente las de la revista. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, aun mencionando la fuente. Esta publicación es una realización de:
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Editorial
A 200 años de la Revolución de Mayo 2010
, Bicentenario de la Revolución de Mayo, nace –no tímidamente sino con violencia– nuestra patria. Un nuevo espacio político, social y económico. Realmente nuevo porque, aunque lo hace sobre el estamento colonial establecido, todo es muy reciente y, sobre todo, en un territorio sin antecedentes de pasados asentamientos humanos sino sobre las alejadas pisadas –hay excepciones– de pueblos nómades. Emergen dos figuras de excepción: el jacobino Mariano Moreno y el primer economista argentino Manuel Belgrano González, que sintetizaría las etnias italiana y española, la inmigración europea más importante en número que nos aportaría tantas virtudes y tantos defectos y se fundiría con el indigenismo en el Bicentenario de Mayo. También África agregaría su negritud forzada. De esa brutal incongruencia surge la congruencia de un país, con choque de culturas. La Revolución de Mayo fue una de las etapas que la sociedad del Río de la Plata tuvo para llegar a la Declaración de la Independencia en 1816. Tal vez haya comenzado con las Invasiones Inglesas y la Reconquis-
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ta, que dieran lugar al poder aglutinante que tenía el incipiente germen patriótico aunque es más exacto pensar –y más saludable– que los cambios en la mentalidad colonial sucedieron por las lecturas, sobre todo de autores franceses, por parte de los jóvenes criollos. No debemos olvidar que Manuel Belgrano tenía 40 años, Mariano Moreno 32, Bernardo de Monteagudo –quien fuera con San Martín a Perú– 21, y algo mayores eran Juan José Castelli con 46, Cornelio Saavedra 50 y Juan José Paso 52. Poco o nada podemos agregar sobre la medicina de esos años: el Protomedicato y la Escuela de Medicina funcionando que, con Gorman, Fabre y Argerich había iniciado en 1798 un periplo que continuaría en 1816 con la creación del Instituto Médico Militar. Solamente recordamos que, cuando Belgrano, poco tiempo después de Mayo, inicia su expedición al norte, debe apropiarse de un cargamento de quinina, que el gobierno central –flaco en finanzas– no le enviaba, destinado a paliar los efectos del “chucho”. Federico Pérgola
Dos médicos argentinos que creyeron curar la sífilis Las investigaciones con las llamas de Jáuregui y Lancelotti en pos de una antigua teoría Federico Pérgola y Mónica Teresa Ruggiero
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A partir del siglo XVI, la sífilis constituyó una enfermedad de graves consecuencias para la sociedad. En el siglo XIX y a inicios del XX fue incesante búsqueda de fármacos que pudieran curar o al menos mitigar los problemas que ocasionaba. Así aparecieron el mercurio y, posteriormente, el neosalvarsán, la droga de Erlich. El auge de las vacunas y los sueros hizo pensar en otra vertiente del tratamiento. Este fue el camino que transitaron los médicos argentinos Jáuregui y Lancelotti.
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al vez haya sido el tabaco con su alcaloide aditivo: la nicotina, el ejemplo más devastador de la globalización temprana –fin del siglo XV– que soportó la Humanidad. Pero el propósito que nos anima es otro: desde tiempo atrás el origen de la sífilis se atribuyó, con mejores o peores argumentos, al continente americano. Las diversas teorías sobre su aparición y origen se han sucedido sin descanso. La última de ellas, según suponemos, es la de Kristian Harper1, investigadora especializada en genética molecular de la Universidad de Emory (Estados Unidos), que sostiene la “hipótesis que la sífilis, o algún progenitor, llegó del Nuevo Mundo”. Junto con un grupo de colaboradores, donde se destacaban un antropólogo y un especialista en enfermedades infecciosas, arribó a la conclusión que se trató de una mutación sufrida por un treponema de la sífilis no venérea o bejel (verrugas que estudió Michael Silverman, médico canadiense, en Guyana) cuando el agente llegó al continente europeo. No lo dice el cable pero es probable que el especialista haya estudiado en Guyana una treponematosis no venérea llamada comúnmente en América, de donde es originaria, pinta, mal de pinto, carate, mal azul, etc., producida por el Treponema carateum, que morfológicamente es indistinguible de los treponemas del pian y de la sífilis. De acuerdo con esta teoría, debemos suponer que solamente “el azar o la casualidad”, hizo posible que la migración haya alterado tanto sus características. Entre teorías y realidades, así como que el perro puede padecer blenorragia, se encuentra la que dice que la sífilis es una enfermedad específica de la llama. Eso sí, la sífilis con todas sus letras. Costa2, en un pequeño libro muy difundido, ni menciona esta posibilidad. Tampoco lo hace Turnes3, quien –en una obra reciente– sostiene las teorías de uno u otro origen: europeo o americano, aunque desglosa el tipo de treponema que citamos. Resulta interesante recrear –al respecto– las investigaciones de un médico argentino, el doctor Francisco Martín Jáuregui, quien parece haber llevado la voz cantante, y su colaborador, el Dr. Luis Lancelotti. Esta historia tiene, entonces, cuatro protagonistas: dos investigadores médicos, la sífilis y el suero de la llama.
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Francisco Martín Jáuregui, médico del barrio de Belgrano Francisco M. Jáuregui nació en Buenos Aires, el 4 de julio de 1876. Sus estudios médicos estuvieron signados por las diversas facultades por las cuales pasó: los inició en la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires (cursó hasta 5º año), donde trabajó en los laboratorios de Física Biológica con Jaime Costa y en el de Fisiología Humana de De Grandis; los prosiguió en la Facultad de Medicina de París, y los culminó en los de Génova y en el Instituto de Investigaciones de Maragliano, de esa misma ciudad. En este último lugar –trabajó en tuberculosis con los profesores Sivori y Figari– fue nombrado jefe de la sección sueros y vacunas, donde estudió la etiología de la tuberculosis y su diagnóstico. Es probable que haya sido también esa la ciudad de su graduación. Personaje inquieto como pocos y atento a todo descubrimiento científico, estuvo al lado de Ilya Ilyich Metchnikoff investigando sobre sífilis experimental –luego la base de sus estudios– en el Instituto Pasteur y, en 1911, publicó en París su libro La fievre jaune, donde impugnó junto con otros investigadores la hipótesis de Sanarelli sobre un supuesto agente etiológico de la fiebre amarilla. En este sentido y suponemos que es un desatino del cronista, en un suplemento de notas médicas y divulgación científica del diario La Razón de Buenos Aires, un artículo sobre fiebre amarilla, que no consigna fecha de publicación, con el subtítulo La obra de un sabio argentino, doctor Francisco Jáuregui, revela que desde 1907 estudió –por encargo francés– el origen del mal y llegó a la conclusión que se trataba de un “virus invisible” que luego localizaría Noguchi como “una espiroqueta muy tenue, semejante a la sífilis” (!!!). Una verdadera atrocidad biológica. Todavía no aquietaría su itinerario: en el Instituto de Frankfurt trabajó con Paul Erlich, y el profesor Ráphael Blanchard lo propuso –con éxito– como miembro Correspondiente de la Sociedad de Zoología de Francia. Ya residiendo en Buenos Aires, Jáuregui habitó una amplia casa casi en la esquina de las calles Superí y Sucre, en el barrio de Belgrano R, que tiempo después y por las actividades de su hijo Fernando Francisco sería bautizada como
“La Casa del Poeta”. En las recepciones que ofrecía en ella al mundo de las ciencias y de la política y de acuerdo con la iconografía hallada en ese mismo lugar, concurrían Alfredo Palacios, el destacado político socialista, y Carlos Delcasse, famoso porque en su quinta y hasta que fue prohibido se desarrollaban los duelos entre conocidos personajes del mundo capitalino. Luego ese lugar se convertiría en otro lugar de culto: “La Casa del Ángel”. No obstante, el laboratorio de Jáuregui se encontraba en la localidad bonaerense de Banfield, lugar que le permitía mantener ejemplares de llamas con las cuales investigaba el suero antiluético. Cuando Jáuregui visitaba el Viejo Mundo, los medios franceses, tales como Le Figaro, L’Informateur Médical y Le Quotidien, se hacían eco de la presencia del investigador argentino. Afectado por insuficiencia cardiaca, Jáuregui falleció en 1961 –a los 84 años– en su casa de la calle Superí 1924.
La sífilis, ¿enfermedad de las llamas? En la sesión pública extraordinaria del 20 de noviembre de 1924 de la Academia de Ciencias Médicas de Buenos Aires, presidida por Eliseo Cantón, Jáuregui y L. Lancelotti presentaron un trabajo titulado Hacia la sueroterapia de la sífilis. Esa misma obra fue publicada en La Semana Médica, en el ejemplar del 1º de enero de 1925, porque los autores se quejaban de que los periódicos de Buenos Aires lo hacían en forma fragmentaria. Sin hacerlo en forma explícita, por las consideraciones de Jáuregui y Lancelotti, podría deducirse el importante papel del camélido mencionado en la propagación de esta enfermedad: “A esta altura de nuestras experiencias y revisando obras documentadas antiguas, encontramos que los indígenas del Imperio de los Incas de México (sic), Perú, Bolivia, etc., tenían los peligros que a su entender entrañaba para el hombre la cohabitación con las llamas apestadas, que transmitían a este una enfermedad que llamaban ‘huanti’ en aimará y quechua, y que los españoles denominaban ‘buba’. “Se nos permitirá hacer una corta reseña histórica-científica a fin de exponer las obras y estudios a que recurriremos para explicarnos a fondo los motivos que pudieron dar margen a tal prevención de parte de aquellos indígenas […] “Los indígenas sabían diferenciar muy bien esta enfermedad de otra muy parecida por sus manifestaciones tegumentarias, llamada ‘Garachi’, ‘Carache’ o ‘Karatá’. Sobre este tema habla minuciosa y extensamente el Padre Bernabé Cobo en su Historia del Nuevo Mundo, escrita en 1653, y que se puede ver en la colección publicada por la Sociedad de Bibliófilos Andaluces […] “Son muchas las citas en los cronistas de la necesidad y utilidad que había en que los pastores recurrieran en auxilio de su ganado en la época del celo, y los monarcas peruanos reglamentaron esta tarea para evitar el vicio de la sodomía y la bestialidad a que están propensos los que se dedican al cuidado de los rebaños, así como que se enfermaran de ‘huanti.” El cuidado a que se refieren los autores estriba en ayudar a
estos camélidos a la cópula que, según refieren, resultaba dificultosa sin la mano humana. Y prosiguen más adelante: “Una ley de los incas obligaba a los indios encargados de ayudar en la cópula a andar continuamente acompañados por sus mujeres durante toda la estación que duraba la monta. La misma ley establecía que este oficio solo debía desempeñarse por hombres casados y que el cuidado de las hembras en toda época corriera a cargo de sus mujeres. La pena aplicada a los individuos sindicados por los vicios nefandos era la muerte sin remisión, como medida profiláctica para que no transmitieran a sus mujeres el ‘huanti’. “El pastor destinado a efectuar esta ayuda se llamaba huahuachachini, que significaba literalmente ‘el que ayuda a hacer hijos’, de huahua, hijuelo, nene, ser recién nacido; y chachini, hacer, efectuar, etc.” En otro pasaje de la obra, Jáuregui y Lancelotti expresan: “La ley establecida por los incas o quizá antes de ellos, ha llegado a ser costumbre, y el naturalista Philibert Germain, en 1891, al tratar de las tropas de llamas que observó en Bolivia, decía los siguiente: ‘Es de notar que solo los machos trabajan. En cuanto a las hembras, ellas quedan costante y rigurosamente al cuidado de las mujeres, quienes son las únicas que tienen derecho a acercarse a ellas. Podría dar la explicación de esta costumbre, pero sería necesario que escribiera en latín.” Durante la Conquista las circunstancias no variaron: “En tiempo de los españoles se promulgó también una ordenanza en el mismo sentido y uno de los primeros Concilios de Lima, presidido por Santo Toribio de Mogrovejo, prohibió a los indios salir a cuidar sus llamas al campo o partir a los viajes sin estar acompañados de sus mujeres.” La ley XX de los monarcas peruanos establecía: “quien cometiere el pecado de la sodomía, que muera arrastrado y ahorcado y luego sea quemado con todos sus vestidos y lo mismo si se juntare con alguna bestia”, con la indudable decisión de evitar la propagación de enfermedades4. Otro testimonio de los autores, con el fin evidente de refrendar estas apreciaciones, es la mención de la obra de Gomara quien “en su Historia de las Indias publicada en 1552, después de una serie de capítulos en que se ocupa minuciosamente de este asunto, en un párrafo que transcribimos por ser corto y conciso, dice: ‘Los de aquesta isla española son todos bubosos, contagiados por la mentada buba de la llama y como los españoles dormían con las indias, inchéronse luego con buba, enfermedad pegajosísima y que atormenta andando el tiempo con recios dolores. Sintiéndose atormentar y no mejorando, se volvieron algunos dellos a España por sanar y otros a negocios, los cuales pegaron su encubierta dolencia a muchas mujeres cortesanas y ellos a muchos hombres que pasaron a Italia a la guerra de Nápoles a favor del rey Don Juan Fernando Segundo contra franceses y pegaron allá aquel su mal. “En fin, se les pegó a los franceses; y como fue a un mismo tiempo, pensaron ellos que se les pegó de italianos y llamárosle mal napolitano. Los otros llamárosle mal francés, creyéndose habérselo pegado de franceses. Empero, también hubo quien lo llamó sarna española.” Médicos & Medicinas | 7
Es curioso que, a través de este relato, el origen americano de la sífilis parece quedar esclarecido con la salvedad que, a pesar que el estudio genético del que damos cuenta al comienzo de este artículo sería por mutación del treponema, en los testimonios relatados quedaría en evidencia que se conocía antes de la Conquista que diferían las bubas (o “huanti”, como las llamaban) del mal de pinto de las manifestaciones –encubiertas y como especie de sarna– de la afección luética tal como hoy la conocemos. Aparentemente, y sin definirse en forma categórica, el trabajo de Jáuregui y Lancelotti, apunta en este sentido.
Las investigaciones con el suero de la llama Jáuregui y Lancelotti trabajaron –como dicen en la publicación– durante nueve años “infectando constante y sucesivamente cada ciento cincuenta días, más o menos, un lote de tres hembras y un macho” de ejemplares de llamas (Auchenia lama). Para ello utilizaron tres fuentes: a) espiroquetas cultivadas en las llamas; b) espiroquetas de cultivos en suero humano y c) espiroquetas de chancro sifilítico humano. Agregan que, hasta la fecha de la publicación, estas últimas soportaron sesenta y dos pasajes sucesivos. “Un macho infectado por las tres (se refiere a las congéneres del género llama), nos sirve para obtener los productos heredosifilíticos, con hembras infectadas y con una hembra sana.” Los mayores problemas que encontraron los investigado8 | Médicos & Medicinas
res consistieron en el cultivo de las espiroquetas. Reseñan los inconvenientes que tuvieron diversos investigadores extranjeros en lograr tal experiencia, y señalan: “Después de haber repetido por nuestra parte toda la experimentación anterior a nosotros, llegamos a obtener cultivos en un medio líquido análogo al de Noguchi, pero modificado con suero humano. Las espiroquetas que forman colonias, proliferando en nuestro medio de cultivo, conservan todos los caracteres biológicos y morfológicos de las espiroquetas de las lesiones sifilíticas. Inoculadas, reproducen una infección sifilítica tipo, y cuya naturaleza hemos comprobado bacteriológicamente, etc. “Nuestros cultivos han sufrido alrededor de ciento cincuenta pasajes sucesivos, conservando sus propiedades biológicas y morfológicas y su actividad patogénica, tanto los de la llama para la llama, los del hombre para la llama y los de la llama para el hombre; esto último nos lo demostró un accidente, al romperse unos tubos en el termostato del laboratorio. “Las mayores dificultades e inconvenientes de nuestros cultivos, se presentan en el momento de los pasajes, sobre todo en las primeras treinta y seis a sesenta horas después de efectuada la resiembra, puesto que siendo estrictamente anaerobios, tienen el inconveniente de que la primera faz de proliferación comienza en la superficie del medio de cultivo […]” Según la crónica, en 1925 recibieron un cargamento de 100 llamas. Finalmente ponen todos sus esfuerzos en obtener un suero
contra la afección o bien, y no resulta muy claro conceptualmente, llegar a la vacuna contra la sífilis. Atentos a lo que se conocía de la malarioterapia, sometieron tanto a los cultivos de espiroquetas como a gallinas y palomas como animales de experimentación infectados a 41º C de temperatura, con el objeto de atenuar al agente infeccioso. El suero obtenido, inyectado a las llamas, hizo desaparecer las manifestaciones de la enfermedad (tales como la tumefacción de los ganglios linfáticos) y posteriormente las reacciones serológicas fueron negativas. “Las llamas testigos, continuaron la evolución de su sífilis hasta que se produjeron los fenómenos de terciarismo que […] ocurren en la llama en un término de treinta a cuarenta y dos meses.” Las testigos, tratadas con el suero, sanaron completamente y sus descendientes fueron también sanos. Encontraron que el suero de la llama infectada es el que posee el mayor número de anticuerpos. No faltó, desde ya, la experimentación humana. El suero antiluético de llama se aplicó a 50 pacientes en los periodos iniciales de la afección (algunos en el secundarismo) y en seis que pudieron ser seguidos serológicamente (el resto no volvió a la consulta) la negatividad de las reacciones fue permanente. No obstante, un error podría invalidar la experiencia: “haciendo una inyección subcutánea de suero, momentos antes de la inyección intravenosa de arsenicales en los enfermos hipersensibles a estos”, dicen los autores. Algo que haría al tratamiento combinado. Jáuregui y Lancelotti no cejaron en sus publicaciones sobre el tema5, 6, 7 y, a los dos años de su presentación académica, Pierangeli8, otro médico argentino, ensayó el descubrimiento.
Los testimonios periodísticos La tesonera labor de uno de los autores, la Lic. Ruggiero, en los testimonios que guardaba la familia Jáuregui, permitieron dar a luz la enorme repercusión que tuvieron estos ensayos. El jueves 20 de noviembre de 1924 aparece en el diario porteño (en lo sucesivo indicaremos solamente los periódicos que tengan otro origen) La Razón, la primera nota sobre esta investigación. Su título dice así: Interesante descubrimiento científico para el tratamiento de la avariosis; mientras que el subtítulo acerca alguna precisión: Se ha hallado un suero para impedir el desarrollo de la enfermedad. Fue Domingo Cabred quien presentó a los investigadores y dijo de Jáuregui que ha dedicado 25 años al estudio de la biología y la bacteriología en el país y en Europa, sobre todo con el estudio de la tuberculosis y la fiebre amarilla. A Lancelotti lo presentó como un clínico dedicado a la Escuela de Niños Débiles con asiento en Parque Avellaneda. El jueves 4 de diciembre de ese mismo año, es el diario La Prensa, que se hace eco del hallazgo. Extenso artículo con tres fotografías: un conjunto importante de llamas en un corral (cerca de 20), Jáuregui y Lancelotti examinando un ejemplar infectado y el horno crematorio (suponemos de los animales muertos por la enfermedad). Mencionan que atenúan a la espiroqueta de Schaundrin con cultivos a 41º C de temperatura, en base a una observación realizada con palomas y gallinas. Mencionan los investigadores que apli-
caron el suero a cerca de 50 pacientes pero que solamente seis regresaron al control porque los demás se consideraron curados. Al final, el artículo dice que el presidente de la Nación Marcelo T. de Alvear, acompañado por el Dr. Herrera Vegas, visitó el establecimiento/laboratorio de Banfield, lo que demostraba la importancia de los estudios que allí se realizaban. También hace una reseña de la presentación ante la Academia Nacional de Medicina que, con la introducción de Cabred ya se había realizado. Tal vez esta sea la nota más completa de la investigación aparecida en un periódico. El mismo día, con el título de Elogio de la llama, el diario La Razón reseña la domesticación de este camélido en el Altiplano y en el Imperio Incaico, con su aporte de carne, leche, cuero y su utilización como medio de transporte. Aclara que, en este momento, está ayudando al tratamiento de la avariosis. Tres días después, el diario La Nación no puede dejar pasar la noticia y comunica que fue el 20 de noviembre que Eliseo Cantón hizo la presentación de los investigadores en la Academia y titula la nota Un procedimiento argentino: la sueroterapia de la lúes. Por los doctores Francisco Jáuregui y Luis Lancelotti. Reproduce la historia de las bubas y de las llamas en el Imperio Incaico. En 1925 las noticias sobre el estudio se multiplican. El martes 6 de enero, un extenso artículo que aparece en el diario La Época, da cuenta del viaje que iniciarán al día siguiente para presentar su hallazgo ante el mundo científico europeo. Expresa que las investigaciones comenzaron en 1912 y “puede afirmarse como un hecho la curación de la avariosis” (!!!). El jueves 8 de enero, el buque Nazario Sauro, donde viajaban Jáuregui y Lancelotti hace una escala obligada en Montevideo y es El Diario, de esa ciudad, quien les hace una entrevista donde “descontaban absolutamente el éxito”. El 31 de ese mismo mes, el diario de la colectividad italiana que se editaba en Buenos Aires, La patria degli italiani, titula Due medici argentini in missione scientifica, donde confirman la llegada a Génova de ambos y el recibimiento a cargo de los profesores Revelli y Sivori. Ese mismo día La Prensa, señala el mismo hecho e informa que pronto seguirán hacia París. El 3 de febrero La Nación hace idéntico anuncio pero indica un previo paso por Milán. Los investigadores “declararon que se proponen llevar adelante los ensayos, convencidos que demostrarán la eficacia de su suero”. El 11 de marzo, The Chicago tribune, en su edición parisina, informa que Jáuregui y Lancelotti fueron presentados en la Academia de Medicina de París por Jacques-Amédée Doleris advirtiendo que han logrado la curación completa de la sífilis en la llama basándose en las experiencias de Metchnikoff. Ese mismo día, en primera plana, Le Quotidien de París, titula Deux savants déclarent avoir découvert un sérum qui guérit définitivement la syphilis. El 22 de marzo, una publicación especializada, L’Informateur médical de París, le otorga una página completa y reproduce cuatro fotografías: 1) la visita del presidente Alvear al laboratorio; 2) el profesor Vegas (sic) con los tubos donde se cultivan los treponemas; 3) un grupo de llamas y 4) las lesiones sifilíticas de las llamas. El 27 del mismo mes, Le Figaro en Argentine, da cuenta de la recepción de que fueron objeto en Médicos & Medicinas | 9
Los investigadores en el predio de Banfield con las llamas.
el Instituto Pasteur de París y publican una fotografía donde ambos argentinos se hallan con Roux, Calmette, Doleris y no nombran a Levaditi que se encuentra de pie en la misma. No fue lineal la marcha de Jáuregui y Lancelotti en Europa. El 4 de abril se encuentran nuevamente en Génova –procedentes de Perugia– invitados por el rector de la Universidad de esa ciudad para pronunciar una conferencia en el Instituto Biológico, para luego retornar a París. De esto da cuenta Il cittadino. Ese mismo sábado, la noticia aparece en La Prensa de nuestra capital que, como subtítulo del cable, expresa El valor del descubrimiento es grande para la ciencia y para la humanidad. Ese mismo día, La Nación informa que el Dr. Jáuregui dio su primera conferencia en Génova, y “fue aplaudido por la numerosa concurrencia”. Ese fue un día crucial para ambos investigadores: Il secolo XIX, diario de la península, también se hizo eco de la conferencia y resaltó la visita que el presidente Alvear hiciera al establecimiento de Banfield como también a las laudatorias palabras del senador italiano Maragliano. El 15 de abril, ilustrada con fotografías donde aparecen Jáuregui y Lancelotti acompañados nada menos que con Calmette, Doleris, Roux y Levaditi en el Instituto Pasteur de París, una notas de La Razón dice: “El mérito ha sido justamente apreciado en este caso, y los diarios de París llegan a hablar hasta del honor que sobre la ciencia francesa refleja una conquista alcanzada por hombres que han venido de 10 | Médicos & Medicinas
tan lejos a buscar aquí la consagración de sus esfuerzos. Si por ese medio ha sido honrada la ciencia francesa, como en efecto lo ha sido, ¿en qué medida enaltecen la ciencia de su propia patria los médicos argentinos que acaban de obtener tan espléndido triunfo?” Pocas semanas después, el 8 de mayo, el mismo periódico y en su primera página, informa que ambos investigadores manifestaron que seguirán trabajando con el mismo empeño y Lancelotti aclaraba: “hemos clasificado el ‘espìroqueta pálido’ como bacteria, habiéndose creído del mismo, hasta ahora, que se trataba de un microbio”. Afirmación que era un verdadero despropósito desde el punto de vista de la microbiología. Los anuncios periodísticos comienzan a amenguar y, ya el 4 de septiembre, La Acción de Buenos Aires, señala los primeros motivos de duda sobre el valor de la experimentación. La luz roja la enciende el médico boliviano Belisario Oropeza, ex decano de la Facultad de Medicina del país hermano. Incluso, otro testimonio del Dr. Morales Villazón, formulados en el seno de la Sociedad de Dermatología, que trató infructuosamente de inocular la sífilis a las llamas, no favorece a los investigadores argentinos. No obstante, Oropeza es prudente y expresa: “Así, en el supuesto caso de que el descubrimiento no fuera tal, lo que no es imposible, pues los doctores Jáuregui y Lancelotti pueden equivocarse, ya que estoy hondamente convencido de su sinceridad y no puedo admitir un engaño, siempre quedaría subsistente la enorme
labor realizada. Labor de un mérito indiscutible que sabrán apreciar debidamente los que conocen debidamente los inconvenientes con que tropieza el investigador.” Las diatribas contra ambos médicos partían, sobre todo, del ámbito local. Molestaba la presentación en el exterior aunque en honor a la verdad ya los habían dado a conocer en los medios científicos locales. No obstante, llamaba la atención la acogida que tuvieron por parte de consagradas figuras europeas, tales como Roux, Calmette, Levaditi y Doleris. El último trabajo de 1925 que hemos podido consignar, es de La Nación y del 27 de septiembre. En su sección ilustrada, aparece una fotografía de 21 x 28 cm. con este epígrafe: “Las llamas, utilizadas por los incas como animales de carga, prestan habitualmente los mismos servicios en la Puna de Atacama y las altiplanicies bolivianas. Los doctores Jáuregui y Lancelotti las han empleado en sus últimos experimentos.”
de Francia, se publica el Resumé de recherches expérimentales sur la syphilis, de los doctores Jáuregui y Lancelotti, de cuatro páginas, avalado por los profesores argentinos Segura, Cabred, Cantón y Herrera Vegas. Mientras que en la misma publicación, el 10 de marzo de 1925, el profesor M. Doléris10, en una extensa comunicación que titula Syphilis expérimentale, hace un pormenorizado relato de las investigaciones de ambos argentinos. Por todos estos antecedentes creemos que el fraude está descartado y se trató, como ocurre a diario en la investigación científica, de un experimento que debió abortar mucho tiempo antes.
1926: el ocaso El devenir de la ciencia médica diría que el esfuerzo de Jáuregui dejó el sabor amargo del fracaso terapéutico pero la indudable virtud creativa del ser humano, donde no siempre el éxito corona una intensa labor, que en este caso fue desinteresada y en pos de la salud. El jueves 14 de enero de 1926, en la página 7 de Crítica, un artículo da cuenta de que declina el optimismo de Jáuregui y Lancelotti. El título dice: “Schereschewsky es el precursor”, confiesan los Dres. Jáuregui y Lancelotti, con estos cuatro subtítulos: 1) Antes que nosotros inició el estudio del suero contra la avariosis y después ha continuado los estudios, 2) Los ha adelantado en ciertas cosas, 3) En Alemania, Italia y Francia se experimenta el suero con resultados que pueden considerarse favorables y 4) Confiamos ampliamente en el porvenir. Es evidente que ambos investigadores se encuentran desarmados y ya sostienen que aún no han logrado curar la enfermedad pero han mejorado a los enfermos en las distintas etapas de la misma. Dicen que su objetivo no es curarla sino evitarla. Sin embargo, quien le da un golpe final a la investigación es el trabajo del médico Pierangeli9, que hemos citado, porque tiene la desafortunada idea de aplicar el suero a enfermos que padecen tabes dorsal, etapa final de la sífilis que produce una lesión medular irreversible que de ninguna manera se puede mejorar. Comienza con 11 pacientes y puede volcar la historia clínica de solamente seis que no son pasibles de investigar por la circunstancia comentada.
Colofón La búsqueda de la verdad científica no es un camino fácil y puede ocasionar enormes sinsabores. Tal vez fue los que padecieron Jáuregui y Lancelotti. El investigador inicia un camino y, habitualmente, termina enamorándose de él y cuando eso pasa puede llevar al empecinamiento para seguir marchando por esa senda. A juzgar por la iconografía –que es mucha– el gasto económico de los investigadores fue importante. Creían en lo que hacían. En el número del 2 de diciembre de 1924 del Bulletin de L’Academie de Medécine
Bibliografía 1. “Colón llevó la sífilis a Europa”, La Nación, Buenos Aires, 16 de enero de 2008. 2. Costa EF, Historia de la sífilis, Buenos Aires, Eudeba, 1978. 3. Turnes AL, La sífilis en la medicina, Montevideo, Ediciones Granada, 2008. 4. Lachann R, “Los animales domésticos de la América precolombina”, Publicación del Museo de Etnología y Antropología de Chile, 3 (Nº 1), 1922. 5. Jáuregui FM y Lancelotti L, “Breves comentarios sobre la sueroterapia de la sífilis”, La Medicina Argentina, 7, 116, 1928. 6. Jáuregui FM y Lancelotti L, “Sueroterapia de la sífilis”, La Semana Médica, 2, 1649, 1934. 7. Jáuregui FM y Lancelotti L, “Aclaratoria a la necesidad de abrir debate sobre inmunidad de la sífilis”, La Semana Médica, 1, 186, 1944. 8. Pierangeli E, “Algunos casos de sífilis tratados con el suero de Jáuregui Lancelotti”, La Semana Médica, Nº 13, 1926. 9. Id. Ibídem. 10. Doléris M, “Syphilis expérimentale”, Bulletin deL’Académie de Medécine, París, Nº 10: 260-276, 10 Mars 1925.
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VIDA AZAROSA DE UN HACEDOR
Dr. Emilio Ramón Coni (4/3/1855-3/7/1928) Agustín F. García Puga
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a vida de este incansable luchador ha sido muy rica en episodios gratificantes en lo científico aunque, como ha ocurrido con tantos hacedores, no siempre fue debidamente reconocido su esfuerzo por mejorar la calidad de vida de sus contemporáneos. Sus primeros años transcurrieron en la provincia de Corrientes, lugar de su nacimiento y, al cumplir cuatro años de edad, sus padres, de origen francés, decidieron viajar a su país. Después de comenzar sus estudios en Francia, retornaron a Buenos Aires, donde completó sus estudios primarios. Posteriormente ingresó en el Colegio Nacional de Buenos Aires egresando “con calificación sobresaliente” 1. Ingresó en la Facultad de Medicina en 1872 (ese mismo año también inició su carrera el doctor José M. Ramos Mejía) y “se destacó como el mejor de sus compañeros de promoción, siendo practicante del Hospital General de Hombres por concurso de oposición. Le tocó vivir la etapa sombría de donde la infección purulenta intrahospitalaria producía alta mortalidad entre los operados. Quizás percibió en ese momento que el porvenir de la medicina estaba cifrado en la higiene pública”. “Entre sus iniciativas deben consignarse: la creación de la Asistencia Pública: inclusión de la Medicina Legal en el plan de estudios de la Facultad de Medicina con el complemento de la Morgue; inspección higiénica y médica escolar, la vacunación obligatoria, la inspección veterinaria de las carnes de consumo: y la denuncia obligatoria de las enfermedades infectocontagiosas”. Su tesis de doctorado la tituló “Lepra anestésica” y se basó 12 | Médicos & Medicinas
en “la observación personal de veintiún casos en distintos centros declarados como focos leprosos en distintas regiones del país y del Paraguay. Su labor mereció la distinción especial de la Facultad de Medicina de Buenos Aires y la designación de miembro correspondiente extranjero de la Academia de Medicina de Río de Janeiro”. Se lo puede considerar el creador de la demografía argentina por su tesonera labor en pro de la difusión de las estadísticas “para la difusión de las prácticas higiénicas” publicadas en un Boletín Demográfico mensual editado por él mismo. Con 24 años de edad, viajó a Europa en 1879 y asistió al Vº Congreso Internacional de Higiene y Demografía reunido en La Haya. “Sus boletines demográficos fueron elogiados y adoptados como modelo para las administraciones municipales de los países allí representados”. “En 1884 ganó el premio ´Guillermo Rawson´ por su trabajo ´Causas de la morbilidad y mortalidad de la primera infancia en Buenos Aires´, que además fue galardonado por la Academia de Medicina de París”. Publicó el “Código de Higiene y medicina Legal de la República Argentina, para uso de los médicos, abogados y farmacéuticos, junto con un Código de Deontología Médica, con los derechos y deberes de los que practican las diversas ramas del arte de curar”. Durante todo 1891 trabajó en la escritura del mismo que “encerraba toda la legislación sanitaria y médicolegal de nuestro país”. El libro tuvo un costo de $ 3.500 y la venta no superó los 2.500 pesos. Como no se vendía, el último lote de 150 libros los donó a la Facultad de Medicina2. Fue el primer presidente de la Sociedad Médica Argentina (1891) actualmente AMA, e impulsor de la primera revista de esta institución. “Ese mismo año, debió ocupar la Dirección de la Asistencia Pública, cargo que aceptó previa la formal promesa de la autoridad municipal, de completa libertad de acción en el desempeño de sus nueva tareas. Siempre floraba, en sus actitudes, la independencia insobornable, que era su blasón, permitiéndole ser justiciero y eficaz. Durante su gestión dividió la asistencia pública en tres ramas: Administración Sanitaria, Asistencia Pública y Patronato de la infancia. Fundó además la Inspección Técnica de Higiene, de indiscutibles beneficios sanitarios para la ciudad”. “Coni fue un verdadero apóstol de la medicina social. Fue uno de los fundadores de la Liga Argentina contra la Tuberculosis y propulsó la Liga Argentina contra el Alcoholismo. Abogó por la necesidad impostergable del examen prenupcial para ambos contrayentes, propuesta que sería después incluida, aunque parcialmente y con omisión de su nombre en la legislatura nacional”. “Al genio emprendedor y tesorero de Coni se debe la existencia del Hospital que él designó ´Doctor Enrique Tornú´, destinado a la internación de pacientes tuberculosos”. Pese los inconvenientes planteados por vecinos, logró que se terminara la obra. Autor de 858 trabajos científicos, 205 monografías, 34 libros y 8 premios, 47 distinciones honoríficas y academias y sociedades extranjeras y 14 diplomas de honor por instituciones nacionales. Otros logros3: Jefe de Clínica Quirúrgica en el Hospital Ge-
neral de Hombres, fundador y director de la inspección médica e higiénica de las escuelas públicas de Catedral al Sur y San Telmo. También fundó y dirigió los Anales de Higiene Pública, el primer asilo nocturno de Buenos Aires y la primera maternidad en el Hospital San Roque (hoy Ramos Mejía). Tuvo destacada actuación en diversos congresos celebrados en Europa. Representó al gobierno y entidades culturales en La Haya, Ginebra, Londres y Washington. Director de saneamientos en varias provincias. Sus artículos fueron publicados en La Prensa y La Nación y en revistas científicas. En Corrientes un hospital lleva su nombre hoy y, en Buenos Aires, el Museo de Higiene Municipal y un pasaje. Pero su labor incansable y fecunda, como dijimos, no siempre tuvo la repercusión y el apoyo de las autoridades y, desencantado con algunas actitudes de ese y otros sectores, el doctor Emilio R. Coni, difundió en 1921, un folleto de 11 páginas que tituló: “Amargas reflexiones de un viejo médico sociólogo” 4, con el subtítulo: “De cómo han sido recompensados sus servicios”. Hemos decidido transcribirlo, respetando la grafía, porque consideramos que las generaciones de médicos que hoy luchan por un mundo mejor, donde la injusticia social pase a ser un triste recuerdo, un mundo donde no exista la miseria, la desolación, el hambre, la desnutrición y todas las plagas que tanto daño hacen a la salud de la población, deben tomar la posta de tantos abnegados profesionales de la medicina que sacrificaron su vida investigando, la mayoría de las veces en condiciones totalmente desventajosas, en procura de evitar los males que asolaron y asuelan a la humanidad. Aunque esa lucha no siempre ha sido reconocida como merecía, ha sido siempre beneficiosa para quienes los sucedieron, y eso, en definitiva, es lo que importa. El folleto que reproducimos en su totalidad, será un llamado de atención para los que mañana tendrán la tarea continuar brindando su aporte para preservar y mejorar la salud de la población. Médicos & Medicinas | 13
“El lector que se disponga a leer estas líneas, tiene que prepararse a escuchar grandes y dolorosas verdades. Mi sabio maestro de medicina legal, el doctor Eduardo Wilde, decía en una de sus conferencias: ´La verdad a veces es más irritante que la misma injusticia´. Y me he convencido de esta afirmación del médico talentoso, incisivo, cáustico y lleno de esprit. “La terrible guerra europea, agotando todos los elementos de destrucción, creo los gases asfixiantes, que fulminaban en medio de las tinieblas a los pobre soldados, o los dejaban maltrechos, ciegos o inválidos para siempre. Hubo necesidad de precaverse de ellos por máscaras de protección, que, por cierto, nada de cómodo tenían. Terminó la guerra con hecatombe de millares de hombres, después de espantosa destrucción de miles de ciudades y la desolación en todas partes. Quedaron desconsolados padres sin hijos, mujeres sin esposos, novias sin prometidos, huérfanos por doquier. “Pero por desgracia, después de avasallar la potencia infernal que pretendía reducir a la humanidad a rebaño de ovejas, empezaron a surgir en todas partes los gases asfixiantes morales, de consecuencias mucho más funestas que los de la guerra.
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Digo en todas partes, porque, en efecto ningún país se ha librado de ellos. “¿Qué debe entenderse por gases asfixiantes morales? El lector podrá darse cuenta de ello en el curso de este trabajo. Estos gases, por desgracia, han contribuido a subvertir las ideas de libertad, de respeto mutuo, de organización, de orden, de moral, etc., creando una situación caótica lamentable. “En los principales países civilizados, se ha hecho sentir una desorientación completa en las ideas, la cohesión existente entre los aliados que exterminaron al monstruo, ha desaparecido casi por completo; cada uno quiere sacar la mejor parte en el reparto de la victoria. “No me referiré al caos y a la anarquía reinantes en Rusia y en los países balcánicos; a la intranquilidad y desorganización de los países de la Europa Occidental que los mantiene en continua efervescencia, con masa enorme de población obrera inquieta que no tiene respeto alguno por los principios, ni tampoco por las autoridades constituidas. En su desvarío van persiguiendo utopías. Es el reinado del terror, de la violencia, el atropello de derechos consagrados, que se contempla en todas partes. “En América latina, aprovechando los gases asfixiantes morales, se han entronizado verdaderos déspotas, mandones irresponsables e ignorantes, que deportan a sus contrarios, cierran imprentas, se burlan del parlamento y de la prensa, no respetan la opinión pública y manejan la hacienda del Estado como bien propio. Los hombres independientes y de valer están relegados en sus casas, y en la Argentina no se les ha deportado hasta ahora, porque sus gobernantes no necesitan recurrir a ese medio violento, pues harto saben que tienen ante sí a un pueblo dócil y sumiso, que ha demostrado sufrir sin reaccionar, todos los atropellos, todas las iniquidades, todos los des-
conciertos. Por desgracia, no existe un solo órgano de la prensa que haya fustigado enérgicamente tan lamentable situación; se marca e hipnotiza al pueblo con centenarios de héroes y estadistas, que se avergonzarían si volvieran a la vida; se hacen grandes festejos e iluminaciones en medio del bullicio de petardos, bandas y fanfarrias militares; se envía al Perú una embajada civil presidida por la cabeza de la iglesia argentina con gran séquito militar y un escuadrón de granaderos a caballo, que deslumbrará seguramente al pueblo limeño, presentando a este país como una California, Lugo que no se ha permitido ni los mismos Estados Unidos de América con 105 millones de habitantes. Y sin embargo, el gobierno que tal rastacuerismo exhibe, gastando sendos millones de pesos, sin autorización legislativa alguna mantiene acéfalas legaciones de importancia en el extranjero, en medio del clamor y protesta de la prensa y pueblo de los respectivos países y ha acabado con a libertad y autonomía de las provincias argentinas por prolongadas y vergonzosas intervenciones, para poder asegurar un sucesor en las próximas elecciones presidenciales. “Y el que esto escribe, no se expresa por pasión, por despecho, por resentimiento alguno: jamás ha militado en política, ni figurado su nombre para nada en comités políticos, en clubs sociales, en la misma Facultad de Medicina que quiso nombrarlo profesor de Higiene, en 1891, y todo por independencia ingénita de carácter y con el firme deseo de conservar su libertad de acción. Nunca tampoco ha sido cortesano ni favorito de gobierno alguno, ni recibido prebendas gubernativas, dedicándose en cuerpo y alma a la ciencia por una parte y a las obras de asistencia social por otra. Ha representado a suplís en el extranjero en múltiples misiones científicas, congresos, conferencias, etc. Ha vivido en los últimos tiempos en el retiro austero y silencioso de su
gabinete. Como verdadero patriota, durante medio siglo de intensa existencia, ha servido a su país como lo ha entendido, sin adulaciones a los poderosos, sin claudicaciones de ningún género y, en fin, con firme entereza ha fustigado, toda vez que se ha presentado la ocasión, en la prensa y en conversaciones familiares, las incorrecciones, las torpezas y los avances de los poderes públicos. “Ha dado a publicidad 30 libros, 180 monografías, folletos, informes, etc., y tomado activa participación en trece periódicos médicos como fundador, director, redactor o colaborador. Ha invertido cuantiosas sumas de peculio en dichas publicaciones, viajes de estudio, delegaciones ante congresos científicos. Ha desempeñado 70 cargos y funciones técnicas y administrativas de variada índole, en su casi totalidad a título gratuito. Ha representado al país en carácter de delegado ante 35 congresos y conferencias en Europa y América, ejerciendo en diez de ellos cargos de presidente o vicepresidente titular u honorario. Con rarísimas excepciones, dichas representaciones fueron sufragadas de su propio peculio. “La síntesis de su obra científica y administrativa de medio siglo, se registra en las “Memorias de un médico higienista”, aparecidas en 1918 y juzgadas favorablemente por la crítica extranjera y nacional. “Percibo, recorriendo el largo camino andado, que en vez de médico de enfermos, lo he sido de pueblos y ciudades, por mi acción continuada de demógrafo, higienista, publicista, puericultor, médico sociólogo, etc., y mi obra desinteresada ha llenado el campo de la preservación social, por jalones que han marcado derrotero a mis sucesores. “Ningún médico argentino, ni latino-americano y hasta más, pocos extranjeros, han realizado la vasta obra científica y social llevada a cabo por mí en cincuenta años; puedo afirmarlo sin jactancia ni pueril vanaglo-
ria, llegado al ocaso de la vida, con espíritu sereno, ecuánime, sin espejismos. “Echemos rápida ojeada sobre las recompensas que ha merecido tan larga y desinteresada actuación. “En 1881, fundé la Inspección higiénica y médica en las escuelas públicas de Catedral al Sud y San Telmo, establecida con carácter oficial en 1886. El Cuerpo médico escolar jamás ha hecho mención del hecho y lo más serio aun, que llegó hasta ignorarlo su mismo representante en el Congreso científico-americano de Montevideo en 1901. “En las Comisiones Municipales de 1880-81 y 1901-05, desempeñé los cargos de presidente de su Comisión de Higiene con verdadero detrimento de mis intereses profesionales y soportando no pocas contrariedades. “En 1886, la Academia de medicina de París, acordóme una medalla de plata por mi libro “Causes de la morbidité et mortalité de la première enfance á Buenos Aires”, recompensado el año anterior con el premio Rawson. En 1897, la misma Academia dignóse nombrarme miembro correspondiente extranjero y esto decidió a la de Buenos Aires a conferirme al año siguiente el título de miembro honorario. Nadie es profeta en su tierra. “En 1880, fui nombrado también miembro honorario del Círculo Médico Argentino, asociación de estudiantes, el que a su vez siguió el ejemplo dado por la Asociación Médica Bonaerense, que me lo había acordado en 1877. Cuando al Círculo Médico Argentino se anexó el Centro de Estudiantes de Medicina, se creyó conveniente despojarme del título de miembro honorario y en cambio, hizoseme figurar como socio protector!! Jamás entablé reclamo por tal desposeimiento. “En 1890-92 organicé la enseñanza de los sordomudos contratando en Europa al profesor Molfino y creando los institutos nacionales respecti-
vos y escuelas normales anexas, que se han convertido hoy en amplios y magníficos establecimientos. Ningún gobierno se ha dignado siquiera reconocer en forma oficial el concurso desinteresado que en este sentido presté. “En 1892, reorganicé por completo la Asistencia Pública, que no existía sino de nombre y fundé de toutes pièces la Administración Sanitaria Municipal con sus vastos servicios y entre ellos el muy importante de la desinfección, que comenzó a funcionar entonces tomando por ejemplo, el de Berlín y París. El Intendente Cané no tuvo reparo alguno para cometer conmigo un atropello sin nombre, para desalojarme del cargo y reemplazarme con un amigo suyo, que titulándose mío, desempeñó un papel de traidor y felón a la vez. “En 1892, siendo director de la Asistencia Pública fundé el Patronato de la Infancia, cuya presidencia titular quería acordárseme, pero ante mi formal negativa, nombróseme presidente honorario, en vista de ser el fundador de la institución. En su sala de sesiones figuran los retratos de sus presidentes y hasta de algunos de sus vocales desaparecidos, pero no se ha pensado en colocar el de su fundador, para el que, por otra parte, jamás se tuvo consideración alguna, siendo de observar que no recibió invitaciones para sus festivales, inauguraciones de sus nuevos servicios y ni siquiera su publicación mensual cuando la tenía, y tampoco sus memorias anuales. Pero su indiferencia y mala voluntad para con él culminó en aquella época (1894), en que llegó a desconocer su título de presidente honorario y fundador de la institución firmado por dos médicos eminentes los Dres. Rafael Herrera Vegas, como presidente y Samuel Gache como secretario. “Las razones alegadas por nota eran que no había constancia alguna de tal nombramiento en los archivos y que por otra parte, en los estatutos
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no figuraba el título acordado. Risum teneatis amici. “En 1893, la Comisión de Obras de Salubridad de la Capital, de la que había sido vocal de su sección técnica, tuvo a bien confiarme la misión de estudiar en los principales centros europeos, la provisión de agua y alcantarillado. Como retribución de dichos trabajos puramente honorarios, encargaríaseme la adquisición de diversos materiales para las obras. Después de viajar por las principales capitales y ciudades europeas y para elevar ocho largos informes, dando cuenta del desempeño de mi comisión, vime forzado a renunciar el cargo, al ver sorprendida mi buena fe y torpemente lesionados mis intereses pecuniarios. La Comisión de Salubridad no solo faltó a los compromisos contraídos, peri ni siquiera se le ocurrió reembolsarme los gastos de traslación y otros, originados por la misión confiada. “En 1896, realicé el saneamiento e higienización de la provincia de Mendoza, cuyos trabajos constan en un grueso volumen, lleno de ilustraciones. Las autoridades mendocinas echando en olvido los importantes servicios prestados, no han tenido ni siquiera la cortesía de invitarme pro forma a la inauguración de obras que yo había proyectado, el Hospital Provincial por ejemplo y no han creído tampoco dejar constancia permanente de mi acción fructífera, valorada por los principales médicos de Europa y América (véase mis Memorias). “En 1897, realicé iguales estudios y trabajos en la provincia de Corrientes, que constan en un grueso volumen, sin que hasta el presente, ninguno de los gobiernos que se han sucedido durante el espacio de veinticuatro años, se haya creído obligado a abonar el importe de mis honorarios, cuya fijación quedó librada al criterio del mismo gobierno. “En 1901, fundé la “Liga Argentina contra la Tuberculosis”, a cuya
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institución presté servicios desinteresados durante diez años consecutivos, creando cuatro dispensarios, concursos de lactantes, la asistencia social del tuberculoso y la verdadera profilaxis de la enfermedad. Retirado de su presidencia en 1911, por causa de grave enfermedad, se pensó en poner mi nombre a un dispensario de Barracas establecido al finalizar el año 1915 y suprimido en 1920 por razones, según se dijo, de economía, no obstante que en la misma época se creaban dos nuevos: uno en Belgrano y otro en Villa Crespo, designado este último con el nombre del Dr. Eduardo Wilde. “En 1918 fundé el Dispensario Público Nacional para tuberculosos y en 1919 desempeñé la dirección del Sanatorio de Santa María en Córdoba. Fue mi última actuación en la lucha antituberculosa de este país, a la que con todo desinterés consagré mis mejores energías y fui desalojado torpemente de ambos cargos, por bajas y mezquinas intrigas, cuando aún me sentía con fuerzas suficientes para el concurso de mi buena voluntad y larga experiencia. “Los tres grandes rotativos de la metrópoli (La Nación, La Prensa y La Razón), han terminado, después de marcada mala voluntad hacia mí, por cerrarme sus columnas, pero me excuso dar a conocer al lector las causas de tal cierre, simplemente por honor la prensa argentina. “¿Pero, a qué continuar esta larga y por demás enojosa enumeración? Lo que interesa al lector es saber cómo han sido premiados tan largos y desinteresados servicios. Pero prefiero que lo diga mi deplorado y eminente amigo el Dr. Penna, que tuvo a bien prologar las “Memorias de un médico higienista”. He aquí dos de sus párrafos: “Al presentar ahora a la consideración de los contemporáneos, estas memorias, verdadera autobiografía científica de un ciudadano argentino que en el ocaso de su vida les ha
redactado con la sincera verdad de su espíritu selecto y honrado, probado en todas las circunstancias en que le cupo figurar y que perfilan en forma correcta un carácter nacional que vivió pulsando las necesidades colectivas para señalarles el remedio, yo, admirador de sus virtudes y talento, no puedo menos que sorprenderme ante la insensibilidad de la generación presente, que no ha hallado todavía la ocasión de tributarle el homenaje de consideración, de justicia y de reconocimiento que su consagración y desvelos merecen. Como estadígrafo ha producido obras fundamentales organizando los servicios de compilación y echando las bases de la demografía nacional. Es quizá uno de los más grandes títulos que puede ostentar. “Ante la masa enorme de incorrecciones, de desconsideraciones, de ingratitudes, de olvidos, hasta de felonías, posiblemente un espíritu menos templado habría arriado bandera, roto su pluma, recojídose en el silencio e indiferentismo, pero la suerte quiso que permaneciera firme en la brecha”. El Dr. Estanislao S. Zeballos explicó oportunamente en La Prensa mi situación: “No debe halagos a los favores casuales de la amistad o de la fortuna, y cuando se recuerda que su preparación técnica y administrativa apenas recordada por los poderes públicos y por la opinión todavía indisciplinada de nuestro país, no le ha abierto los grandes caminos trillados con éxito fugaz por hombres sin preparación ni criterio, se advierte el carácter del Dr. Coni, que ha perseverado sin estímulos, sin recompensas, sin horizonte, con la modestia y la pasión del propagandista”. Un distinguido médico chileno, el Dr. Ladislao Labra, escribía recientemente, analizando mi trabajo publicado en esta misma revista: ´La higiene pública y la raza latina y sajona´:
“La cobardía es un fenómeno social que ha adquirido proporciones enormes en nuestros días. Nadie quiere afrontar responsabilidades, ni nadie se atreve tampoco a llamar las cosas por su nombre. “Muchos conocen nuestros defectos y no ignoran la manera de corregirlos, pero la cobardía o mezquinos intereses personales, los hacen enmudecer y sacrificar los altos intereses de la colectividad. “Sus palabras son un anatema contra aquellos que se dicen patriotas, pero que en realidad no hacen
otra cosa que medrar a la sombra de la patria inmolándola en aras de su egoísmo. “Su trabajo parece que hubiera sido escrito para mi patria. Los defectos y desaciertos que usted señala para Argentina, existen aquí en mayor escala. La politiquería que todo lo invade y desquicia tiene aquí raíces profundas. Todo está subordinado a ella, nada escapa a su funesta influencia. En materia de higiene todo lo encuentra en Chile: improvisación, falta de previsión, ignorancia, inconsciencia, etc.
En sus “Memorias”, se refirió al ostracismo en Europa durante los años 1894-1896. Allí denunció la actitud del Intendente Cané quien, utilizando los servicios de alguien que se decía amigo de Coni, realizó una maniobra para desplazarlo. Molesto por el no reconocimiento de su tarea y agotado por el esfuerzo de normalizar una institución como la Asistencia Pública, sumado a la traición del “amigo” hizo que, decepcionado, se alejara viajando a Europa, para tratar de superar lo sucedido. Influyó en su decisión el hecho de que, debido a su dedicación exclusiva por la tarea emprendida había desatendido su consultorio lo que provocó el alejamiento de los pacientes lo que le produjo también un problema económico. También criticaba la actitud de colegas5 que “se arrestan unos a otros los enfermos sin reparo alguno; constituyen otras veces verdaderas camarillas que alejan de las consultas al médico inteligente y probo; llenan las columnas de los diarios con sus pomposos avisos preconizando curaciones garantizadas de toda clase de enfermedades, y en una palabra, explotan por todos los medios posibles la credibilidad de la mayoría de la población que, por desgracia, los protege y ampara”. Se trasladó a París y allí acudió al director de La Prensa, doctor Adolfo Dávila, ofreciendo su colaboración científica. El doctor Dávila aceptó complacido su ofrecimiento y acordó abonarle “dos cartas mensuales de 100 francos oro cada una”, tal cual constaba en la carta que le envió el 22 de mayo de 1894. Durante su estadía en esa ciudad, la Comisión de las Obras de Salubridad de Buenos Aires, le solicitó que “pidiera libros sobre la provisión de agua corriente y construcción de servicio de cloacas en las ciudades que versaran sobre esa materia hasta 1885”. También le pidieron que en caso de no conseguirlas gratuitamente, que las abonara de su bolsillo y
Su labor debe ser ingrata, como ocurre con todas las campañas de bien público, pero tengo la convicción más que absoluta, que será provechosa y que si los dirigentes, por inconsciencia o egoísmo, no dan a los pueblos lo que legítimamente les corresponde, serán arrastrados por la ola inmensa de renovación social que invade al mundo en estos momentos. “Los hombres sanos de corazón, y de espíritu, honrados y patriotas de la América entera, lo acompañarán en la magna tarea, a que ha dedicado su vida de apóstol y luchador”.
luego le restituirían el importe6. En Francia desarrolló una actividad intensa asistiendo a cursos y participando en la Facultad de Medicina. Lamentablemente, debido a la mala salud de su mujer, se vio forzado a abandonar París y regresar a Buenos Aires. En 1896, como consecuencia de todo lo ocurrido sufrió un ataque cerebral que le produjo una hemiplejía en el lado derecho del cuerpo. Estudioso de los problemas de saneamiento de la ciudad, las aguas corrientes y el sistema de cloacas, presentó proyectos para su realización, pero estos no fueron considerados como correspondía por la Legislatura. Reconociendo sus antecedentes, el gobierno mendocino lo convocó en 1897 para poner en práctica sus conocimientos en la materia y resolver los problemas de saneamiento en la provincia. El Dr. Ángel Gallardo, director de la Revista Médico Quirúrgica, lo invitó a colaborar en la publicación en la que se destacó como estadígrafo publicando las estadísticas de mortalidad de la ciudad de Buenos Aires. “Su idoneidad motivó que un año antes de doctorarse le fuera ofrecida la dirección del único periódico médico del país”. Rechazó en repetidas oportunidades la oferta debido a que aún no había finalizado su carrera y el cargo debía ser ejercido por un profesional recibido. Ante la posibilidad de que, al no aceptar esa responsabilidad la revista cesara en su edición, aceptó, primero en forma anónima y, una vez recibido, la dirigió durante once años. La lista de colaboraciones es muy extensa, por ejemplo, en la Revista Médico Quirúrgica, fundada y dirigida por Ángel Gallardo y Pedro Mallo (a partir del segundo tomo reemplazado por Antonio Tristán Ballester), primera revista especializada en medicina editada entre los años 1864 y 1888. A partir del tomo XI (1874), publicó alrededor de 200 artículos y desde el tomo XII se hizo cargo de las estadísticas (movimiento de enfermos en los hospitales porteños). Fue su director y su nombre comenzó a figurar en la tapa a partir Médicos & Medicinas | 17
del tomo XVI hasta el tomo XXV, último editado, ya que al viajar a Europa el doctor Coni, cesó su aparición. Su honestidad e inclaudicable defensa de los principios que alentaban el ejercicio de su profesión fueron causa de serias dificultades que le acarrearon muchos disgustos. Nunca guardó silencio ante la injusticia y criticó la actitud de las autoridades con respecto a la lucha contra la tuberculosis, el alcoholismo, las enfermedades venéreas y el tabaquismo. Con respecto a la Liga Argentina de Buenos Aires, fundada por él, de la cual fue su primer director, se quejaba por el bajo presupuesto asignado y denunció que: “El gobierno nacional en el año 1916, no ha entregado un solo centavo de la subvención acordada por el presupuesto. El subsidio municipal, que es hoy simplemente de 900 pesos mensuales, según parece el nuevo Intendente médico, doctor Llambías, se propone reducirla a 90 pesos mensuales!!”. Otra frustración la sufrió en 1907 cuando su proyecto sobre el alcoholismo elevado al Congreso no fue tomado en cuenta7. Al respecto, dice en sus memorias “continúa durmiendo el sueño en las carpetas del Congreso, como también el Ministerio de Interior el relativo a asilos de templanza y el de prohibición de venta, fabricación e importación del ajenjo”. Sobre este tema mantuvo una polémica con el doctor Billod, médico director del Asilo de Alienados de Vancluse (Francia) quien sostenía que la internación para su cura de un alcoholista, era un ataque a la libertad individual. Los argumentos de Coni se basaron en datos estadísticos que demostraban que “gran número de delitos y crímenes son cometidos bajo la influencia del alcohol”. Sostenía que el objetivo era convertirlo en un ciudadano útil para él y para la sociedad. Como ocurrió con la tuberculosis, las autoridades no prestaron mucha atención a este problema y sostenía Coni que la iniciativa privada ha demostrado que “no llegará nunca a sustituir la acción gubernativa, especialmente en países de origen latino”. Con relación al tabaquismo, en 19078, ya claramente establecido el daño irreversible que el tabaquismo producía en el ser humano, especialmente en la edad del desarrollo, ante el hecho de que fumaran criaturas y adolescentes decidió luchar contra esta verdadera plaga. Cuando viajó por Europa comprobó que “en ningún país del viejo continente el abuso del tabaco alcanza las alarmantes proporciones de la República Argentina” y destacó “las cuantiosas fortunas que han levantado las empresas tabacaleras entre nosotros”. A esto se sumaba la presentación de un proyecto de ley “prohibiendo el uso del tabaco a los menores de diez y seis años”. Lamentablemente, quedó durmiendo en las carpetas. Es entendible desde el criterio de priorizar el aspecto económico ya que, dice Coni, anualmente le produce al fisco 15 millones de pesos. También denunció al periodismo por no ayudar en la campaña antitabáquica porque jamás reclamaban la urgencia de una ley sobre el particular. Como bien lo dice al final de su escrito “Las luchas contra el alcohol y el tabaco encontrarán siempre serias resistencias 18 | Médicos & Medicinas
en los gobiernos, que obtienen con estos dos agentes, ingentes entradas en sus arcas”. También denunció al Poder Ejecutivo por enviar a Europa a un protegido del gobierno para estudiar la tuberculosis, porque el correspondiente informe nunca se conoció. Advirtió asimismo, que estas actitudes del gobierno no fueron consultadas con su asesor técnico, el Departamento Nacional de Higiene. Otra denuncia que involucra a un poderoso sector, tuvo que ver con la tuberculosis humana y el hecho de haber “invertido cuantiosas sumas en la bovina, sin duda, porque a su juicio, la última afecta más directamente la potencia económica del país. ¡El capital humano parecería que tuviera menos valor que el capital vacuno!”. Es obvio que todos estos comentarios no caían bien en los sectores involucrados pero, insistimos, eso no arredró a Coni que continuó luchando por sus ideales.
Bibliografía 1. Buzzi Alfredo y Pérgola Federico, Clásicos Argentinos de Medicina y Cirugía, T I, 79-81, Libreros López Editores, Bs. As., 1993. 2. Coni Emilio Ramón, Memorias de un médico higienista, contribución a la historia pública y social argentina (1867-1917), 140-144, Biblioteca de la Facultad de Medicina (UBA) Ubi 14.338, Buenos Aires, 1918. 3. Cutolo Vicente, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino (1750-1930), T II, p 316, Editorial Elche, Bs. As., 1969 4. Coni Emilio Ramón, Amargas reflexiones de un viejo médico sociólogo, Biblioteca de la Facultad de Medicina (UBA), Ubi 21577, Buenos Aires, 1921. 5. Memorias… (o.cit.), pp. 139. 6. Idem, ibidem, pp. 276. 7. Idem, ibidem, pp. 546-565. 8. Idem, ibidem, pp. 566-573.
Y llegamos al Bicentenario‌!
Un viaje por las comidas, con tres paradas: 1810, 1910 y 2010 Norma Isabel SĂĄnchez
Docente de Historia de la Medicina FM/UBA
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Introducción En este reducido escrito, intentamos reseñar nuestros cambios en los hábitos alimenticios y diferenciar cómo se manifestaron según los grupos sociales y las edades de los consumidores. Sabemos que hay recortes arbitrarios y relatos incompletos y, a futuro, habrá que ampliarlo, marcando las diferencias entre poblaciones urbanas y rurales. En esta ocasión hacemos una mirada, fundamentalmente, sobre Buenos Aires.
La comida de los pueblos autóctonos rioplatenses Se estima, por lo general, que ha sido pobre en cantidad y variedad; las variadas etnias disponían de sus propios alimentos, insumos, técnicas de elaboración y utensilios. Como la mayoría estaba en la etapa de recolectores-pescadores-cazadores, tuvieron una dieta acotada; los bajos promedios de vida y de fecundidad, con importante mortandad infantil. Aún así, como en todo grupo humano, la reunión a la hora de comer actuó como un componente esencial de la sociabilidad y esto se ha mantenido en el tiempo. Es posible que sus proteínas hayan provenido de las carnes asadas, cocidas, desecadas o sancochadas de animales silvestres o de mar y río y casi ningún plato de entonces ha sobrevivido (o, si lo ha hecho, está muy modificado; vg: la chalona, de carne de camélidos). Poco sabemos sobre sus bebidas.
debieron hacer una adaptación de sus gustos culinarios a los productos locales. Así se fue conformando la “cocina criolla”, que tuvo variantes según las regiones. Recuérdese que no existían, en estos pagos, frutos “exóticos” y sabrosos como aconteció en otros. La organización de los cabildos, dio lugar a las normativas relacionadas a la determinación de los precios, calidad, “higiene” de los productos que comenzaban a comercializarse1. Los estratos “influyentes” (supuestos nobles o ricos) dispusieron de una mesa más acomodada que la de los “otros”, si bien no posible hacer afirmaciones contundentes, dado que sólo habrán importado los productos extraterritoriales que resistían el largo tiempo del viaje interoceánico. Así pasan trescientos años, período en el que el contrabando por el puerto de Bs As se hace frecuente, como respuesta a la política intervencionista del Mercantilismo; lugar de arribo de barcos de varios y lejanos reinos, que completaban lo demandado y recibido desde el (muy distante) puerto del Callao. Y, de igual modo que hay una evolución de las lenguas, de las prácticas sociales y políticas, hay otra que refleja los cambios alimentarios. Comenzó la ingesta de tamales, humitas, locros, chipás, curantos, chichas, alojas …, sin olvidar la tradición europea. Cada región tuvo sus matices, ya que unas eran zonas de caña de azúcar, de cereales, sembradíos muy variados, otras de olivares, árboles frutales, vides, etc. También hubo zonas de crianceros de cabras, a campo abierto, pues no todo fue ganado bovino y caballar (hasta que se multipliquen las ovejas de la Patagonia) y pasaron a integrar la dieta de la época. Para los finales del XVIII, se advierten cambios políticos y económicos, con transformaciones posteriores: la creación del Virreinato del Río de la Plata (1776) y el Reglamento para el Libre Comercio (1778).
Comenzaba el siglo XIX Ahora, de manera particular la ciudad de Bs As tenía una clase dirigente paqueta y, si bien la mayoría de lo que necesitaba se importaba (manteles2, vajillas, cristalería, adornos, bebidas, licores, telas), otros productos comenzaron a fabricarse localmente y así crece el trabajo de los orfebres que, con la plata de Potosí y zonas aledañas, satisfacían las demandas locales. Era una economía que continuaba con el uso intensivo de la mano de obra no-calificada y de bajo costo. Los ricos disponían de varios empleados y los fogones/cocinas, con leña, funcionaban casi permanentemente,
La llegada del hombre europeo El asentamiento comienza en el siglo XVI y su presencia en estas tierras no originó cambios súbitos y son famosas las narraciones que aluden a las hambrunas (situación que permite establecer un mínimo paralelismo con los inicios de EEUU). Más tarde, se instalaron las familias y aparecieron los pequeños sembradíos y corrales (en unos y otros, con semillas y animales traídos del Viejo Mundo y, lentamente, se agregaron los de origen americano). Los resultados, al principio, no superaban los límites de la subsistencia y 20 | Médicos & Medicinas
1 Puede apelarse a la iconografía de la época: Emeric Essex Vidal, Hipólito Bacle, más tarde Prilidiano Pueyrredón, Cándido López, etc. Sin olvidar los posteriores daguerrotipos. 2 La mano de obra en Europa era barata y largas horas empleaban las jóvenes en hacer todo lo necesario para un buen ajuar. Otros eran confeccionado por las mismas niñas rioplatenses “casaderas” (casi como pasatiempo), guiadas por las religiosas. Éstas también adiestraban a las huérfanas que protegían, para servir, más tarde, en los hogares demandantes.
res/as ambulantes, ubicados en las plazas, recovas, atrios de las iglesias. Los pequeños se alimentaban de leche materna; pero, cuando las circunstancias reales o inventadas hacían imposible este recurso, era frecuente que se apelara a las “amas” de leche, que solían ser las negras esclavas (sin entrar en detalle de lo que esto implica) o mujeres blancas de pobres recursos. Bien diferente (en cantidad y calidad) fue la ingesta de los otros grupos sociales y más aún, para el hombre de campo, casi un nómada (que, a veces, apelaba, al “guiso carreta”).
En tiempos de la Revolución de Mayo
donde mujeres y hombres intentaban ajustarse a las recomendaciones de su “patrones” y “amos”, para darle a los alimentos el punto exigido; muchos productos se guardaban en las despensas hogareñas. Este grupo consumió, para reuniones especiales, los “marine de osobuco”, las milhojas, los pralinés de nueces y almendras, los quesillos con miel de arrope, los licores. Más frecuente era la ingesta de tortillas de papa y huevos, con el agregado de embutidos (vg: chorizo colorado), los guisados y demás de la cocina española trasplantada. Los postres eran arroz con leche y canela, los huevos quimbos, los pasteles fritos y rellenos con dulces, los mantecados y ¡apareció el dulce de leche! Se empleaba buen trigo y grasa de “pella” vacuna o de cerdo; poco el aceite de oliva, por costoso (dado que llegaba de Europa), hasta que, más tarde, habrá zonas de olivares en el interior. Las empanadas o pasteles (al horno o fritos) abundarán en el interior (nunca existió la “variedad” litoraleña, porteña, patagónica), como tradición traída de la región peruana. Sin embargo hubo una etapa de empanadas federales o de “misia Manuelita” (de un cierto sabor dulzón). Agradaban las confituras, acompañando el mate y no faltaban las tortas fritas y las de chicharrones y, a veces, los borrachitos, las tortitas, los churros, etc. Había consumo de chocolate, café, jugo de naranja, anís, caña, ginebra y (unos pocos buenos) vinos. Algunos licores se adquirían en las boticas; pero, también los hubo aquellos elaborados por los religiosos y era de muy buen gusto comprárselos. Por su parte, las monjas preparaban sabrosos platos dulces y salados, razón por la que tenían una clientela selecta o eran las encargadas de enseñar a las jóvenes casaderas los pasos de su elaboración, para cuando llegase el tiempo oportuno de demostrar las “cualidades”. Para los infantes, las golosinas salían de las cocinas familiares: leche nevada, asada, caramelo o frita, cuajadas, buñuelos, espuma de mar, mazamorra de leche, migas, y muchos dulces de frutas … si bien ya existían los vendedo-
Esta situación originó inseguridades de todo tipo (desde los fenómenos inflacionarios a los desabastecimientos). Un listado de las comidas criollas puede hallarse en el libro Cocina Ecléctica de Juana Manuela Gorriti, donde alude a sopas, salsas, purés, pescados, tamales y humitas, pasteles, budines, frituras, cocidos, pucheros (con garbanzos y porotos), carnes asadas y una amplia repostería3. Las llamadas generaciones de Mayo, de 1837 y de 1852, son todavía románticas y guardan un respeto por la cultura hispánica (con sus excepciones). Poco después va a comenzar el repudio al indígena, como un elemento retardatario y anti-progreso y esto llegó anexado el concepto de desvalorización de sus costumbres (entre ellas las relacionadas con los alimentos) y se dejó para los estamentos bajos el consumo de ciertas comidas, mientras aparecía la idea de insumos no-gratos (como los ajos y cebollas). Ayer, al igual que hoy, la comida acompañó al poder adquisitivo de los grupos familiares y hubo una, sofisticada, propia de los estratos sociales superiores hasta otra, humilde, propia de los esclavos, con sus platos de mondongo y menudencias, o la de la peonada y sus familias, con cocina de olla. Había diferencias fundamentales en la calidad de los alimentos; en el caso del pan, unos lo consumían de trigo, otros de centeno o granos de mala calidad y no faltaban las llamadas galletas de campo); en el caso de las carnes, sucedía lo mismo, mientras algunos cocinaban conejos, pollos y terneras, otros empleaban mucho tocino y carnes rústicas, sólo posible de ingerir porque se frangollaban. Ha llegado el momento de diferenciar entre esta primera parte del siglo y la que viene a continuación. En aquella fueron evidentes la inequidad del desarrollo económico y la permanencia de ciertos valores coloniales. En la nueva, se mantiene este quiebre geográfico y productivo, de cierta ruptura con las tradiciones hispánicas y se da en un amplio espectro de situaciones, razón que nos llevará a cercar nuestro relato no más allá de Bs As (y, a veces, sólo aproximación, hacer comentarios que abarquen otras regiones). La Constitución de 1853 y la ley de Inmigración y Colonización (1876), en lo que a arribo de pobladores se refiere, provocó un multiculturalismo, a veces aceptado y a veces
3 (Edición consultada:) Bs As, Librería Sarmiento SRL, 1977. Médicos & Medicinas | 21
rechazado, propio de las generaciones de 1880 y 1896. Hasta se temió por la pérdida del idioma y hubo que imponer el castellano como lengua nacional y, de ser posible, borrar las autóctonas, que sólo servían para aislar. Y, así, convivirán los almacenes de ramos generales y mercados con pulperías y boliches y sus visitantes representan grupos sociales y étnicos diferentes. En unos, hay afán por pasar de la ciudad tradicional hispánica a la burguesa parisina, con parques y espacios verdes, con casas cómodas, provistas de sanitarios, repudiando al conventillo (auténtico crono-topo, de mixtura cultural) que guarda la estructura de la casa colonial, de poco o nulo confort. Entre los muchos “rechazos” que provoca, no faltan las denuncias contra los olores que de allí emanan. Leamos el siguiente texto: “Encienden carbón en la puerta de sus celdillas los que comen puchero: esos son americanos. Algunos comen legumbres crudas, queso y pan: esos son los piamonteses y genoveses. Otros comen tocino y pan: esos son los asturianos y gallegos. El conventillo es el reino de la ensalada cruda ... Enjambres de moscas ... hormiguean en el zaguán del conventillo y pasan alternativamente de algún puchero puesto al fuego a la corriente tortuosa de agua podrida que surca el mal enladrillado del patio ... El conventillo es la olla podrida de las nacionalidades y las lenguas; es la guarida en que muchos inmigrantes ocultan los hijos nacidos aquí para liberarlos de las cargas de la ciudadanía ...” 4. Si bien, no todos tuvieron miradas tan negativas sobre los recién llegados (acusados, además, de sucios y avaros) y un grupo importante advirtió que era necesario imponer cambios y allí entraron a jugar los médicos higienistas y políticos, tal vez (para el gusto actual) un tanto autoritarios y hegemónicos. La presencia del Departamento Nacional de Higiene (DNH) y de la Asistencia Pública resultó fundamental, organizando la labor de los inspecciones, con controles muy variados (desde los centros de atención médica, vacunatorios, lactarios, farmacias a los mercados, casas de comercio y venta de comestibles y demás). La economía del país cambia y lentamente avanza a la exportación de productos agrícolas que, para captar los mercados externos, debió ajustarse a normativas internacionales, entre las que se hallaban las relacionadas con la higiene. Se impuso la capacitación de la mano de obra y, en ocasiones, los mejores salarios. Las mesas hogareñas de los trasplantados ofrecían: tallarines, ravioles, ñoquis, estofados, albóndigas, pestos, pastrones, tortillas, paellas, chupines, pescados fritos, omelettes, keppis, kus kus, gulash, numerosos embutidos (de denominaciones variadas y elaboraciones diferentes: salchicha, morcilla, salame, salamín, sopressata, mortadela, codeguín,
4 Estrada, Santiago. Viajes y otras páginas literarias. Bs As, Angel Estrada editor, 1938. La primera edición fue realizada en Barcelona, en 1889. 22 | Médicos & Medicinas
butifarra, lengua forrada, codo de Dios, queso de chancho, bondiola, salchichón, patitas saladas, longaniza, salchichas y toda variedad de “fiambres alemanes”) y un sinfín de otros preparados. Se acompañaban con algunos vinos rioplatenses (desde los de mediana a pésima calidad, llamados de “uvas chinches”), vermouth, fernet, jugos, granadinas, etc. Y hasta la clásica Hesperidina. Cada comunidad inmigratoria llegó con sus preferencias e intentó mantener la “atadura culinaria” pues daba un signo de identidad y, a la vez, es amor y drama familiar. Pero, no faltó el sincretismo alimentario y, en razón de su economía, hubo consumo de palomas, avestruces, tortugas de ríos y muchos otros productos que hoy nos resultan sorprendentes. Respecto a las carnes de caza (perdiz, martineta, codornices, liebres, peludos, mulitas) se dio la paradoja que estuvo en el menú refinado (asadas o en escabeche) y en el de los pobres (elaboradas de manera nada sofisticada). Nos parece oportuno recordar que hay todo un “mito” sobre la vieja cocina, necesario de atemperar. Por un lado ponemos en duda su higiene (si bien no ignoramos que estos cuidados están muy vinculados a situaciones personales), hay datos objetivos: carencia de agua corriente, buenos detergentes, formas de conservación de los alimentos, desconocimiento de los factores de contagio, proliferación de insectos y roedores, etc. No desconocemos la dedicación y el tiempo puesto por madres y cocineras, para arribar a sabrosos productos. Antes que termine el siglo llegará una novedad: la máquina frigorífica y habrá una verdadera transformación en la industria de la alimentación mundial y argentina. Apareció un nuevo vocabulario: chilled beef, meat, broiled meat, pork, lamb (propio de los ejecutivos de los frigoríficos y de muchos hacendados). Y, hasta una tesis doctoral, la de Adolfo Escudero, profesor de Química Biológica de la Universidad Nacional de la Plata: El valor alimenticio de las carnes refrigeradas y congeladas” (1914). No menor fue el impacto de las cocinas de hierro (de “fierro”), con empleo del carbón, que cambió los hábitos y tiempos de cocción.
Hacia 1910 Se ha solidificado el paso de una economía rural y familiar (ejemplificada en la chacra o huerta) a una economía agraria de exportación, de alta producción, con dos atractivos fundamentales: hay cantidad y variedad (por ende bajos costos) y utilización de mucha mano de obra (con una tibia incorporación de la mujer a este mercado laboral). Llegarán maquinarias, fertilizantes, agroquímicos para asegurar los altos rindes y, a buen ritmo, aparecen las innovaciones tecno-científicas. Está en expansión el Capitalismo liberal, de base agrícola, semi-industrializado, que equivale a una actualización de la vieja Fisiocracia, por la que habían bregado, en el pasado, Manuel Belgrano y su grupo de pertenencia. El país se hará conocido por la venta de alimentos y apareció la “marca Argentina”. Los estibadores y cargueros trabajan llenando barcos de carnes enfriadas y granos o harinas. En las zonas portuarias proliferaron los
“peringundines”, visitados por marineros y prostitutas, que eran muchas, para enojo de otros cuantos. Eran zonas famosas por los “tufillos” muy particulares, mezclas de todo tipo de frituras, con una variedad de bebidas embriagantes, de tabacos exóticos, de perfumes fétidos. No faltaba el vino barato, el “cardón” (situaciones que ha reflejado el tango, la literatura y los filmes de época). El inmigrante jornalero, el campesino, trae su pequeña idoneidad o la adquiere acá y se abrirá paso a una especialización muy relacionada a la zona de su residencia y trabajo, pues no es lo mismo hacer arreos de ganado, que cuidar olivos y plantas de carozo, sembrar granos que hacer la zafra. Una vez más habrá que tener presente los diferentes estratos sociales, muy claros en las grandes ciudades (como Bs As) que, con algunas variantes, se repite en otras (cuyas cocinas tienen más influencia de los países limítrofes). Aparecen los grandes almacenes y tiendas; éstas, por lo general, eran frecuentadas por las clase altas, ubicadas en distinguidas calles o avenidas, al estilo de Harrod´s y Gath & Chavez, con los sectores de vinos importados, conservas de lujo, vajillas y mantelería y las secciones “bazar y menaje”, “blanco y hogar”. En algunos de sus pisos estaban las confiterías, muy requeridas por las “damas” a la hora de tomar el te, dato que permite ver la marcada influencia de la cultura inglesa, francesa o centroeuropea. Para la reunión social entre las mujeres de alto poder adquisitivo o intelectual, se confraternizaba con esa infusión (no con el mate) y las masitas vienesas, los escones ingleses, la torta galesa, los cookies, el strudel alemán, los brioches y croissant de
la pâtisserie francesa. Ha pasado un largo tiempo desde las tertulias de Mariquita Sánchez a las de Victoria Ocampo. Los “caballeros” tenían, a su vez, los propios lugares de reunión: para degustar un caro cognac o un brandy, para paladear buenos tabacos, hacer juegos de salón, todo salpicado con negocios políticos y económicos. Estos espacios eran determinados clubes o confiterías, también ubicados en zonas muy cotizadas. No faltó el elegante hipódromo de Palermo. En sus hogares, espaciosos, se instalan las cocinas de gas y, unas décadas más tarde, los electrodomésticos y hasta los secadores de ropa. Resulta fácil, con tales condiciones, respetar la higiene corporal, alimenticia y social; si bien del viejo “ejército de empleados” se ha pasado a un servicio doméstico acotado (al que mucho se le exige). Diferente es la situación de la pequeña clase media nativa o inmigratoria, con grandes esfuerzos de ahorro; estaban los que hacían “economías” para llegar a la vivienda propia (y abandonar la comunitaria) y los que aspiraban a traer el resto de los parientes. Algunos trabajadores, a la hora del almuerzo, frecuentaban los comedores del Hogar Obrero (Cooperativa de Consumo, Edificación y Crédito). Y, no faltaban los más humildes para indigentes y marginados, en ocasiones mantenidos por la Iglesia católica. Algunas mujeres ganaban un pequeño estipendio amamantando a pequeños ajenos; eran las amas de leche, que mucho irritaban a los higienistas que, en su reemplazo (por razones muy lógicas) proponían lactarios, donde se custodiaba la calidad y cantidad de la leche entregada a los solicitantes. A los médicos les preocupaba la mortandad y morbilidad infantil y de las jóvenes madres, en medio de la indiferencia de muchos adultos, reacios a escuchar estos consejos y, con total liviandad, pensaban que para aumentar la secreción láctica, era saludable beber cerveza, extracto de malta, tónicos, etc. Otra situación que inquietaba era la de los niños huérfanos y de la calle. Pero, continuemos con esa clase media que ha comenzado a tener su pequeño bienestar que se expresa en una aprovisionada cocina, en lavaderos y baños bien equipados, aguas corrientes y cloacas; posiblemente esto haya gravitado, para bien, en la baja de los índices de enfermedad y muerte. Los alimentos se preparan en la nueva casa y se ha originado una gran heterogeneidad de platos, producto de las uniones matrimoniales y familiares multiétnicas. Se termina el ciclo de las fiambreras, pues arriban las heladeras (de barras de hielo y eléctricas) y la posibilidad de adquirir productos de fábrica, pero, aún así muchos les temen, en especial cuando son conservas de carnes, pescados, aves, legumbres, frutas y se inclinan por las “caseras”, no siempre elaboradas de manera rigurosa (y no faltaban los casos de triquinosis y botulismo). Cuando se sale a “comer afuera”, optan, (¡cuidado con los reduccionismos!!) por las pizzas con cervezas y, como postres, por las tarantelas y pastafrolas (que pasarán a ser infaltables en “un menú porteño”). La tercera década del siglo marca un nuevo quiebre. La crisis local, rebote de la Gran Depresión norteamericana, dio lugar a un muy deteriorado mercado laboral, con alto Médicos & Medicinas | 23
desempleo que afectó a un sector de asalariados y, en pocos años, los entendidos se alarmaron por los malos índices nutricionales de muchos residentes. Los médicos recomendaron los comedores escolares y el vaso de leche para una parte de la población escolar. Casi con seguridad que se han afianzado algunas las normas higiénicas, por una gran variedad de razones: la labor tutelar del Estado (por ejemplo con las inspecciones municipales, provinciales o nacionales), las nuevas normativas, la necesidad de respetar reglamentaciones internacionales, el accionar de los médicos, los educadores, los medios de comunicación, etc. Pero, aún así, muy lejos se estaba del famoso mito del pasado mejor. Lo confirma un libro de 1934: Profilaxis alimenticia (que lleva por subtítulo: Temas de divulgación tendientes a indicar al público los peligros de la ingestión de malos alimentos y la posibilidad de evitarlos -carnes, aves, pescados, leche queso, manteca, conservas, embutidos, artículos de panadería, almacén, etc-), redactado por un inspector veterinario de la Municipalidad de Bs As. Ahí leemos datos positivos como el siguiente: “La industria de conservas de carne, está muy adelantada en nuestro país, habiendo adquirido durante la guerra europea, el máximun de apogeo, con la introducción de utensilios y maquinarias modernas, según el método industrial norteamericano, con la organización metódica del trabajo y la obtención de obreros hábiles en manipulaciones tan delicada” 5. Aún así aconseja prudentes cuidados. No puede olvidarse que el país fue uno de las principales proveedoras de alimentos a Europa, durante el conflicto y hasta la famosa ‘viandada’ es una adaptación de la palabra francesa ‘viande’. También están, en este mismo libro, los datos desalentadores: “El fraude, en materia de alimentación, se ha difundido en una forma alarmante. El afán de lucro desmedido, de la ganancia ilícita, anula lo sentimientos humanitarios. El comerciante se transforma así, en un vulgar delincuente”. En otros párrafos: “La comprobación hecha recientemente por la oficina Municipal de Bioquímica … (halló) una fábrica clandestina de pan rallado, originado de residuos probablemente comprados a mendigos o extraídos de recipientes de basuras… (En un restaurante céntrico de los llamados económicos, se comprobó que) “gran parte de los artí-
5 Logiudice, C Natalio. Profilaxis alimenticia (Temas …). Bs As, Imprenta Mercantil, 1934, p 60. Todos los siguientes párrafos transcriptos pertenecen a este libro. Nota: el autor era un veterinario y el libro es una compilación de notas publicadas en el diario El Día, de la Plata. 24 | Médicos & Medicinas
culos para las comidas, lo constituían aves “muertas”, cabezas de lechones decomisados por tuberculosis y trozos de carne alterada y todos estos productos procedían de un vaciadero municipal de basuras…”. Sobre los productos de caza: “La insuflación que se practica para darle mejor aspecto es una forma del engaño y de contaminación. Es notorio que hay personas que se sienten gran placer en consumir(las), después que éstas sufran un proceso de acentuada putrefacción - faisandée- porque su sabor se hace agradable, en virtud de ciertas propiedades químicas de las grasas putrefactas y que se desarrollan por la cocción. Es una costumbre peligrosa y más de uno … ha debido pagar tributo a alguna de las formas de la intoxicación alimenticia”. Sobre los de chanchería y embutidos: “se trata de productos delicados y peligrosos, no solamente en cuanto a la procedencia y salubridad de las carnes y vísceras sino también a la higiene de la fabricación y a los fraudes y falsificaciones de todo orden a que están expuestos”. Sobre la leche: “Debería preocupar a las entidades sanitarias y go-
biernos, no sólo en el sentido de resolver el problema de su provisión en los grandes centros poblados, sino también bajo la faz higiénica del consumo público que constituye … la parte más interesante”. El autor continúa denunciando las adulteraciones y falsificaciones en los quesos, mantecas y cremas y los peligros para los niños y enfermos. Respecto a los huevos dice. “un sencillo dispositivo llamado ‘ovoscopio’ y otros “aparatos mecánicos… (que) sólo se emplean en las grandes organizaciones industriales” ayudan a su cuidado. Sobre los almacenes y despensas: “abundan los roedores … (y es conocida) la campaña desarrollada por el DNH y otras organizaciones sanitarias, con fines de profilaxis contra la peste bubónica”. Sobre las panaderías: “la municipalidad de Bs As ha resulto el problema del peligro que significa el amasado ‘a mano’ o con los pies, estableciendo la obligatoriedad del uso de máquinas que deben ser previamente aprobadas… El personal … debe tener certificado sanitario… (a veces se realizan ciertas prácticas que el uso ha consagrado). Pero que son antihigiénicas y repugnantes. Una de ellas es el artificio … que consiste en llenarse la boca de agua y pulverizarla sobre la mercadería todavía caliente. La evaporación rápida del agua le da a esos artículos un aspecto luciente, como barnizado”. Sobre los vendedores ambulantes: “elemento escurridizo que escapa a la vigilancia de las autoridades; su control sanitario es ilusorio… Vive generalmente en conventillos u ocupa una habitación … (en) condiciones deplorables de salubridad … Si la despreocupación de esa gente por el aseo y la limpieza, se debe en general a ignorancia o negligencia, no es menos cierto que estos factores, tratándose de higiene alimenticia, son tan peligrosos y tan condenables como la mala fe o el fraude… nadie tiene derecho a ganarse la vida a costa de la salud del prójimo”. Doloroso resulta leer sus denuncias sobre los restaurantes y casas de comidas. “más de una vez hemos visto a alguno del personal ‘sonarse las narices’ con los dedos y seguir manoseando los alimentos … Excepción hecha de los restaurantes de 1º categoría, donde es norma la higiene y la buena calidad de los alimentos; presentan mejores condiciones bajo este aspecto las denominadas ‘churrasquerías o parrilladas’ cuya cocina funciona en el comedor a la vista del público, que indirectamente realiza un contralor sobre el personal”.
Que esto no nos haga olvidar algunos aspectos positivos y uno está relacionado a la labor del médico Pedro Escudero. Hizo una tarea de difusión a través de la prensa escrita, casi una cátedra abierta y popular, que cristalizó, primero, en la instalación, en 1933, de la Escuela Municipal de Dietistas y, desde allí, en muchas otras iniciativas de equivalente valor (la Escuela Nacional de Dietistas, el Curso para Médicos Dietólogos, etc). Tenía dos preocupaciones centrales: denunciar los perjuicios de la mala alimentación en cualquier etapa de la vida y revertir tal situación. Propulsó la inclusión de la nutrición en los planes de estudio de los niveles medios o de las escuelas normales y, con el tiempo, docentes y manuales, respetando los programas de estudios vigentes, le dieron cabida6. Le brindó un espacio, sin excesos, a la zomoterapia7; elogió el puchero criollo, las carnes asadas, las parrilladas. Y, a la vez, atacó las costumbres perjudiciales, las creencias en el empacho y las curas por la palabra, diferenció las dietas según la edad y género (valga como ejemplo la dieta de la mujer grávida, parturienta, amamantadora; del niño y del trabajador en plenitud; del soldado, obrero y deportista; del sano y enfermo), analizó los comedores públicos municipales y las cooperativas de alimentación. Defendió la armonía, variedad de los alimentos y todo ello sin olvidar que fue un estudioso de la diabetes (junto a su amigo Bernardo A. Houssay). Leemos en su libro Alimentación: “(Todo está por hacer en la Argentina). Se ha legislado sobre las condiciones del taller, sobre las horas de trabajo, sobre la vivienda higiénica y barata, sobre el trabajo de los menores y las mujeres, pero en ningún momento se ha pensado en la alimentación del obrero… Repetimos … cuando los gobernantes apliquen los actuales conocimientos de la ciencia de la nutrición, surgirá una maravillosa transformación de la humanidad, superior a la que trajo la era antiséptica” 8. “gravedad (significa) … para el individuo y para la raza, la subalimentación. El hambre que mata carece de importancia biológica …; la gravedad está en alimentarse insuficientemente, porque … lo degenera física y mentalmente y sus hijos llegan al mundo en condiciones de inferioridad tal que se animalizan, se transforman en débiles animales de trabajo” 9. “La mortalidad de la primera infancia sirve de medida para clasificar el grado de civilización de los pueblos” 10. 6 Bourges, Héctor R, José Bengoa, Alejandro O´Donnell (coord). Historias de la Nutrición en América latina. Argentina, Publicación de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, 2002. 7 Hubo un libro que circuló en nuestro medio, del médico J. Héricourt, La zomoterapia (París, J Rueff editor, s/f ). 8 Escudero, Pedro. Alimentación. Bs As, Librería Hachette, 1934, p 100. 9 Idem, p 157. 10 Idem, p 169 y 170. A partir de estas líneas brinda datos estaMédicos & Medicinas | 25
Incluyó un capítulo sobre la conveniencia de impulsar el trigo candeal: “la combinación trigo con leche es la más perfecta, a lo que se añade que ambos tipos de albúminas se complementan para hacer una mezcla … ideal… Esperamos que el Ministerio de Agricultura, los cerealistas, los agricultores y los comerciantes se compenetren de esta verdad” 11. Si tomamos en cuenta estas afirmaciones, de un especialista tan avezado, una vez más ayudamos a romper la “vieja” creencia: en la Argentina del pasado no hubo hambre y “se tiraba” la comida.
La segunda mitad del siglo XX Una vez más, advertimos que las próximas afirmaciones son muy generales y no rechazamos las múltiples excepciones que se podrán contraponer. Con el peronismo en el poder, a partir de 1946, se consolidó la idea de la salud como un bien del pueblo. Suficiente fundamentación se encuentra en la Constitución de 1949, que establece en el Capítulo III (Derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura), en su art. 37, apartados: 5 (Derecho a la preservación de la salud) y 6 (Derecho al bienestar): “El derecho de
los trabajadores al bienestar, cuya expresión mínima se concreta en la posibilidad de disponer de la vivienda, indumentaria y alimentación adecuadas …”. Tal gobierno, con su política económica intervencionista y reglamentaria, cercana al Estado benefactor, avanzó por esa senda. No puede olvidarse que la radio (con su programación variada), la prensa gráfica (en especial porque la nueva clase media que se afianzaba estaba en condiciones de comprar diarios y revistas, que se consumían más que los libros) y, por último la televisión, mucho aportaron12. La merienda de los niños vivió una transformación: unos acompañarán la leche con cascarillas y otros con cocoa (y se impondrán algunas marcas clásicas); otros disfrutarán de los “barquillos” (muy denostados por los médicos), mientras las abuelas preferían torturarlos con el “aceite de hígado de bacalao” como sinónimo de salud. Tampoco se pueden olvidar los famosos “maniseros”, que los niños esperaban al inicio y fin de las actividades escolares (con sus carritos móviles), para comprar desde las manzanas y “copos” de azúcar a golosinas de todo tipo. Después desaparecieron, con la proliferación de los quiscos. A la hora del descanso, las amas de casa aprendían a cocinar con Petrona Carrillo de Gandulfo y salían a comprar su clásico libro; mientras unos cuantos maridos habían almorzado en algunos de los grills del micro-centro. La euforia de los eventos deportivos también merece análisis. Se dio el gran consumo de un chorizo entre dos panes, el famoso “choripán”13, que ha atravesado las décadas y los grupos sociales (pues hubo una época, en que los famosos “carritos de la costanera”, allá por los años 1970 ó 1980, eran un furor entre las clases alta y media/alta14). En el postperonismo, se escucharon desde los consejos de la FAO a los del Inta (creado en 1956) y otras entidades relacionadas con la producción nacional, para no perder la inserción internacional. En 1969, año de una de las dictaduras militares, se reglamentó la ley nº 18.284, conocida como Código Alimentario Argentino, con sus disposiciones higiénico-sanitarias, bromatológicas y de identificación comercial. La soja se incorporó a la agricultura nacional en la década de 197015, de escasa demanda interna, pero generadora de trabajo e ingresos importantes (tanto para los privados como para el Estado), muy solicitada por China y otros países. También llegó la época de las carnes de la “cuota Hilton” (con 7 cortes especiales: bife angosto, cuadril, lomo,
12 Ampliar con: Álvarez, Marcelo y Luisa Pinotti. A la mesa. Ritos y retos de la alimentación argentina. Bs As, Grijalbo, 2000. 13 Que no es lo mismo que un medallón de carne entre dos trozos de pan (ó hamburguesa), por su condición de extranjerizante o imperialista (¡!).
dísticos y cifras oficiales, que muestran las diferencias elocuentes entre las provincias y la Capital Federal.
14 Claro! Tiene otro sabor si se deglute como “sangúche de chorizo” en La Boca o Mataderos.
11 Idem, p 223 y ss. Nota: nos cuenta que Ruperto de Nola, con Libro de los guisados, de 1525, es el primero en ofrecer uno, de cocina, escrito en español.
15 En 2010 parece haber llegado a la cosecha record, por encima del trigo, el maíz y girasol, con una altísima presión tributaria (del 35%).
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nalga, bola de lomo, cuadrada y peceto) y el país comenzó a abastecer a la Unión Europea. Para entonces, la cocina argentina era una verdadera hibridación: se consumía desde pastas italianas y guisados españoles, a carnes “nacionales” de buena calidad (con los consabidos asados, prototipo de las reuniones de familiares y amigos), todo intercalado con comidas kósher, platos húngaros, árabes, … En las fiestas patrias, muchísimas familias (nativas o de origen inmigratorio reciente o lejano) clamaban por los preparados “criollos”. Nunca falta la ronda de mate que, posiblemente, haya traspasado todos los grupos étnicos, sociales y etarios residentes en el país; para gran desilusión de los higienistas y sanitaristas “duros”. En 1996 se creó la Oncca (Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario), de alta relevancia en la implementación de políticas agropecuarias y agro-alimentarias, criticada por su evidente superposición con otros organismos del Estado, tales como la Afip (que se ocupa de cuestiones tributarias), el Senasa (de cuestiones sanitarias), pero afianzada en el ciclo siguiente. Tomaron dimensión los bio-cultivos y la biotecnología aplicada a los alimentos y, en este aspecto, la Argentina tenía (y tiene) técnicos y consultores locales e internacionales capacitados; si bien no es aún fácil hablar a favor o en contra, pues hay opiniones diversas. Los cultivos de especies genéticamente modificadas (basadas en el famoso descubrimiento del ADN, de la década del ’50) han revolucionado -como mínimo- la producción vegetal y animal, así como la farmacopea. La pregunta que casi no podemos responder es ¿le afectó al consumidor argentino? Sabemos que frente a ello, aparecieron las granjas ecológicas, las huertas naturistas que rechazan la utilización de los transgénicos, dado que para muchos son especialmente peligrosos para la salud, pues llevan un gen marcador que le otorga resistencia, por ejemplo, a ciertos antibióticos. A la par aparecía otro ángulo de análisis: el marco legal que regula la propiedad intelectual y el uso de tales semillas. Algunos argumentaron que unas pocas corporaciones biotecnológicas pasarían a hacer un control de la alimentación del mundo16. Lejos de esta mirada crítica de los adultos, hace muchos años, niños y adolescentes, sin diferencias entre ricos y pobres, tal vez por efecto de la intrusiva publicidad y la comunicación mediática, claman por las calóricas gaseosas y fast-food, ofrecidos en múltiples locales de McDonald´s y Burger King. Para cerrar este espacio, recordamos que también existe una relación entre comida y política: el radicalismo del pasado, en sus comités, ofreció a los “correligionarios” asados, empanadas, vinos y no faltó la mateada; el peronismo, en sus unidades básicas, lo intensificó entre los “compañeros”. El menemismo fue de pizza con champán (lo popular mezclado con la “farándula” y el supuesto mundo glamoroso),
16 Recientemente hemos leído una nota muy crítica, firmada por Javier Guzmán, director de Veterinarios sin Fronteras, en el (diario) El País. España/Argentina, 13 de marzo de 2010, p 30.
como el gobierno de la Alianza, impuso el sushi. No son pocos los momentos de los apetitosos sandwichs de milanesa (o fiambre), los choripanes de las rutas y calles, acompañados de gaseosas en lata o botellas y vinos en tetra-brik; ni los de los sabores de la bondiola de cerdo o los churrasquitos de ternera, en los conciliábulos en los distinguidos comedores de La Rural (mientras empresarios y políticos “cocinan” las decisiones), en los días de la afamada exposición anual ganadera.
Estamos en el siglo XXI Si en el anterior entre-siglos, Julio A Roca, en ejercicio de su segundo mandato, fue el presidente del traspaso de centuria, ahora le tocaba a Fernando de la Rúa, como titular del Ejecutivo, afrontar el avance del milenio. La realidad del país estaba muy cambiada, no sabemos si “mejor” en lo económico y en la situación laboral; pero sí afloró, para contraponer a la “maravillosa” situación inmediatamente anterior, el serio problema de la desnutrición que se daba en regiones argentinas y, con preferencia entre los indígenas. Nos conmovieron algunos programas televisivos que mostraban niños del lejano norte que llegaron a decir, “tenemos hambre”, mientras cubrían sus cuerpitos pequeños con ropas raídas y tenían por fondo, el rancho lastimoso en que se refugiaban. Esto no implica negar que se da una aceptación generalizada sobre la conveniencia de una alimentación apropiada para cada grupo etario, que la higiene es un imperativo categórico, que la comida se reclama sana, variada y nutritiva, que se respetan los diferentes gustos y costumbres, así como determinadas tradiciones (que no enfrenten los anteriores parámetros). Pero, algunos olvidan que muchos sectores poblacionales carecen de los recursos económicos suficientes para poner eso en práctica. La clase alta, con sus freezer cargados de alimentos, los hornos microondas y eléctricos apelan, con cierta frecuencia, a las comidas pre-elaboradas. Compran productos importados (mostazas, mayonesas, antipastos, conservas, especias, bebidas de calidad). Sus “salidas” incluyen un pasaje por exóticos restaurantes (desde los tailandeses a los franceses, desde los armenios a los paquistaníes), en la mayoría con algo en común: porciones pequeñas, como corresponde a la nouvelle cuisine. También son muy demandantes del sushi y no falta el interés por las “buenas” comidas regionales o criollas, siempre acompañadas de costosos buenos vinos y algunos whiskies, bebida incorporada por influencia inglesa y norteamericana. La última moda es hablar de cocina molecular17y de los retail 18 , en reemplazo de los anteriores locales de dietéticas.
17 Dice una noticia reciente, que damos como ejemplo, “con un gel de semillas hacen tortas saludables”: se empleó chía en lugar de aceite y huevos. Se trata de una planta rica en anti-oxidantes, con alto contenido de proteínas. La chía es la salvia hispánica (de las zonas montañosas de México que, junto al maíz, poroto y amaranto constituyeron la base nutricional de esos pueblos originarios). 18 Y hasta Michelle Obama impulsa estas tareas, mientras se preocupa por la obesidad infantil. Su país ha abierto un debate sobre Médicos & Medicinas | 27
Empresarios, gerentes, jefes y algunos oficinistas de alto rango (de las grandes empresas) hacen durante la semana laboral, un almuerzo rápido, para volver a las actividades y claman por “comidas sana”, de “bajo colesterol”. En estas dietas exprés se imponen las marcas: Tentissimo, Wokinn, Tea Connection, Deli Light. Son locales en Puerto Madero, Belgrano Norte o Palermo, donde hay menú de licuados, jugos, wraps, muffins, rolls, woks y ensaladas, que están cargados de nutrientes y libres de grasas saturadas. Está de moda, para la vida diaria y los eventos, el delivery, el packaging, el formato take-away. No deja de sorprender la cantidad de programas, por canales televisivos de aire y cable, que le dedican espacio a la cocina gourmet y a los consejos de los sommelier, que recomiendan bebidas importadas o nacionales de ciertas bodegas-boutiques. La clase media, que también hace sus compras en los supermercados (si bien hay entre ellos diferencias de público), suele mantener la costumbre de las comidas familiares (particularmente los días festivos) y concurre a restaurantes de pastas, carnes asadas, comidas criollas, con gran demanda de cervezas. También hubo una época de cierto éxito de los restaurantes chinos (en el presente muy alicaídos), del tipo “tenedor libre”, que fueron en ocasiones muy acusados por la falta de higiene y empleo de productos de escasa calidad. Los pobladores de escaso poder adquisitivo viven otra realidad. Compran en almacenes, en determinados supermercados y en los “chinos”. Allí hay productos de reducida calidad y poca variedad, en ocasiones de su “propia marca”; otros van a los comedores comunitarios y a las Iglesias, en busca de amparo. Frecuente es ver familias, de aún peor situación socio-económica, buscando en los basurales restos de alimentos (putrefactos, sucios, deteriorados). ¡Qué se puede argumentar sobre la higiene de estos grupos!
El Bicentenario Las múltiples actividades fueron presididas por Cristina Fernández de Kichner (como hace cien años, por José Figueroa Alcorta) y como parte de los festejos, hoteles y resto de lujo, ofrecieron desde brunch y shot patrios a almuerzos y cenas con pucheros y guisos criollos, con chef de categoría internacional (y, mírese, una vez más, el avance de las palabras extranjeras). Hay una tendencia incipiente a comprar, por parte de las clases altas (en virtud de su alto poder adquisitivo) alimentos en los que no se usaron pesticidas ni fueron sometidos a modificaciones genéticas. Existen organizaciones encargadas de colocarles el sello de “orgánico” (o ecológico, o biológico; que no es lo mismo que natural), tal es el caso del Senasa, como re-aseguro de calidad agroalimentaria. También avanzan los productos éticos (que cuidan la sustentabilidad y justicia social, el medioambiente y los envases reciclables), certificados por Argencert, tratando de beneficiar en especial al productor (no al intermediario). De todos modos, un
la necesidad de mejorar los hábitos alimenticios de un sector de la población norteamericana. 28 | Médicos & Medicinas
alto porcentaje de lo que se produce en el país, en este sentido, es para exportar y en el mundo la cadena más destacada es la norteamericana Whole Foods, sin ser menor Dean & Deluca (que busca instalarse próximamente entre nosotros). Hay todo tipo de lácteos y comidas especiales para niños, ancianos y enfermos (que se compran en farmacias y determinadas cadenas de supermercados) y la publicidad bombardea desde la televisión sobre sus ventajas. En paralelo, en el otro extremo, lamentamos tener que leer en los diarios títulos como el siguiente: Hay 3,5 millones de niños con riesgo alimentario 19 y sorprende que, en la actualidad, el mayor peligro esté en el Gran Buenos Aires y los grandes centros urbanos del país. Los sectores intermedios, cuando la situación los comprime, envían los niños a la escuela, no para que se alfabeticen como prioridad sino, para gozar de los beneficios de los comedores; situación que mantienen cuando llegan el verano y las “colonias de vacaciones” tienen que cubrir tanto la recreación como el estómago. Sin caer en la politización del fenómeno, advertimos que casi todos los sectores de importante presencia (desde la Iglesia católica y la corporación periodística a los grupos combativos y de diferentes formas de presión ciudadana) están preocupados (no sabemos si ocupados) por tal verdad. En este marco hay que entender la expansión de los planes de ayuda social, desde las “cajas PAN” (Pan Alimentario Nacional) del presidente Raul Alfonsín, a los actuales que, con otras denominaciones, intentan paliar esta inequidad. 19 La Nación. Bs As, 1º de abril de 2010. (Con el subtítulo: “El hambre creció en 2009; debate por la asignación universal”). Véase, además: Clarín. Bs As, 23 de mayo de 2010, en una interesante nota titulada “La salud en el país: cuánto se gasta y quién la paga” (firmada por Anahí Abeledo), por la que sabemos que durante 2009, se invirtieron $102.000 millones (9,6% del PBI) y, sin embargo, hay un 43% de la población sin cobertura médica y apela de la atención estatal pura.
SUBJETIVIDAD Y DECONSTRUCCIÓN
NARRATIVAS DEL YO EN LA ESCENA CONTEMPORÁNEA Laura Andrea Pérgola
E
l siglo XXI comenzó con una profunda transformación que alteró y seguirá alterando las bases sobre las que se sustentó la modernidad. Dicha transformación, incuestionablemente revolucionaria, se erige sobre la base de la aparición de nuevas tecnologías vinculadas con la informática y la comunicación. En el inicio de este nuevo milenio, la filosofía y el pensamiento social se enfrentan con un nuevo horizonte conceptual que impone la reconstrucción de la identidad. La nueva tecnología, Internet, constituye un impulso tecnológico que incrementa las posibilidades humanas de almacenamiento y transmisión de la información. La red de comunicaciones globales ha revolucionado la tecnología de forma tal, que la informática y la comunicación no juegan un papel central, lo interesante de analizar es la manera en que esta nueva herramienta es utilizada y difundida en diferentes campos. Uno de los principales objetivos que nos planteamos al abordar la construcción de la identidad cultural a través de medios tecnológicos modernos es su delimitación conceptual y el tratamiento terminológico de las nociones implicadas. Podemos partir considerando que la cultura asume dos características: la estabilidad y la emergencia. La estabilidad que alude al reconocimiento por parte del grupo de significados dominantes y la emergencia que se refiere a la reconstrucción cultural que tiene lugar en procesos interactivos. De ahí, la importancia del alcance tecnológico en la culturalización de los grupos sociales. Para poder comprender las relaciones entre Internet e identidad cultural es preciso delimitar la conceptualización de género y de tecnología. Dentro de esta lógica, la tecnología pasa a ser mucho más que un conjunto de objetos físicos ya que incluye a la cultura. Por ello, Internet se transforma en un espacio para el mantenimiento y la articulación del poder. Los procesos de interacción que tienen lugar a través de In-
ternet proveen de una serie de roles, valores, pautas y normas preestablecidos por la cultura dominante que le otorgan contenido y valor a aquello que debemos ser. Al mismo tiempo, hay una serie de contextos que poseen legitimidad en la construcción de la identidad y de la afirmación del sujeto, como son los ámbitos educativos, políticos, laborales y familiares. Los diferentes contextos y escenarios culturales (familia, grupos sociales, medios de comunicación, etc.) ofrecen herramientas culturales (como el lenguaje) cuyo dominio por parte de los sujetos es un mecanismo importante en el proceso de adaptación social. La noción de lenguaje, por lo tanto, es equiparable con un medio: el de las palabras al servicio de las representaciones. Una forma sociocultural de acercarnos a la constitución de la identidad comienza con el supuesto de que la acción humana está medida y que no puede ser separada del medio en el que se lleva a cabo. Desde este punto de vista, Internet conformaría una herramienta cultural de mediación entre el sujeto y los patrones sociales. Internet funciona como un instrumento cultural que institucionaliza valores, códigos de acción y discursos. La multitud de signos, ya sean lingüísticos como no lingüísticos, que aparecen en la red son el eje que articula el proceso de mediación y los signos son los que poseen el significado. Desde la teoría estético literaria, Bajtín plantea la noción de lenguaje social como un discurso propio de un estrato específico de la sociedad en un sistema social dado en un momento dado. Bajtín alude, como ejemplo de lenguajes sociales, a los dialectos sociales, la conducta característica de un grupo, jergas profesionales, lenguajes genéricos, los dialectos sociales, la conducta característica de un grupo, lenguajes de generaciones y grupos por edad, lenguajes tendenciosos, lenguajes de autoridades de diversos círculos y de modas pasajeras, lenguajes que sirven a propósitos sociopolíticos del momento. Desde esta óptica, los lenguajes multimedia, utilizados y privilegiados en Internet Médicos & Medicinas | 29
como medio de comunicación, constituyen un tipo de lenguaje social, es decir, son esencialmente una determinada forma de organización de una lengua. La importancia de los lenguajes sociales planteados por Bajtín subyace en el poder de estos para actuar como modeladores de las ideas que son expresadas por los agentes que intervienen en la red. Batjín añade el concepto de ventrilocución, como un proceso clave para generar la internalización. Este consiste en la integración en el discurso propio de lo que denomina voces ajenas, voces que resuenan en la mente y que permiten transportarnos a contextos y experiencias pasadas proyectadas en el presente y que, a su vez, facilitan la representación en el futuro. Los lenguajes sociales y la ventrilocución actúan como procesos claves en la configuración de nuestra identidad cultural de género. Estamos asistiendo a nuevas formas de participación social, a una cierta solidaridad universal del conocimiento, ya que por ejemplo, habitantes de lugares remotos, o minusválidos, encuentran a través de Internet mayores oportunidades para su formación, calman su soledad, descargan su ansiedad, encuentran nuevos amigos, forman parejas, comparten inquietudes similares, se agrupan con pares, etc. De esta forma, podemos afirmar que un uso adecuado de las nuevas tecnologías contribuye a hacer partícipe de ella a un mayor número de personas. El foro de consulta: un nuevo “espacio biográfico” El interés de nuestro trabajo es el de reflexionar acerca del foro de consulta del cual participan un grupo seleccionado de personas que intercambian diariamente correos electrónicos con consultas acerca del desarrollo de un embarazo múltiple y sobre la crianza de niños nacidos en un mismo parto. En los primeros tiempos de Internet, las comunidades virtuales se formaron utilizando herramientas simples como las listas de correo. Posteriormente, aprovechando el auge de la Web y su dominio sobre los restantes protocolos, surgió el concepto de “portal” como sitio Web aglutinador de comunidades virtuales mediante la utilización de estrategias como la renovación periódica de contenidos, herramientas de interactividad, etc. La Fundación Multifamilias nació de la necesidad de varias familias con mellizos, trillizos y más de compartir sus experiencias, sus ideas, su información con otras familias en la misma situación. Los embarazos gemelares y las familias con hijos múltiples manifiestan una problemática particular y en ocasiones muy diferentes a las problemáticas presentadas por un embarazo o nacimiento de un bebé único. En primer lugar, todo embarazo gemelar, desde el punto de vista, médico es un embarazo de riesgo por la alta probabilidad que existe de derivar en un parto prematuro con las complicaciones que esto acarrea. Por otro lado, el impacto psicológico que trae aparejado un parto múltiple es enorme, con la consiguiente transmisión de sus consecuencias a los bebés. El e-mail fue la vía de encuentro para poder acceder a la información, educación, soporte y contención que las familias con hijos múltiples necesitan. Es decir, la falta de información precisa y suficiente llevó a los padres a reunirse para intercambiar experiencias de vida que les permitiera desenvolverse mejor como 30 | Médicos & Medicinas
padres de múltiples y sentirse respaldados por un par. Una de las formas en que estos interlocutores se comunican es a través del correo electrónico. Luego de la suscripción y aceptación del moderador, aquel que la solicita pasa automáticamente a integrar el foro de consulta e intercambio de información. En dicha suscripción, el padre o la madre presenta en pocas líneas su familia y da comienzo al relato de su propia vida, en especial, a todo lo que se refiere a su experiencia como padres o futuros padres de múltiples. Como bien señala Arfuch1, [...] “si el sujeto sólo puede narrar su existencia, ‘engañar’ su soledad tendiendo lazos diversos con el mundo, ¿no podría pensarse que el relato de sí es uno de esos ardides, siempre renovados, a la manera de Scheherazade, que intentan día a día el anclaje con el otro –y la otredad-, una ‘salida’ del aislamiento que es también, una pelea contra la muerte?”. Es decir, cada interlocutor, cada yo da cuenta de su identidad. Refleja su experiencia con la intención de pertenecer a un grupo y poder ser parte de esa identidad colectiva, que lo transforma en otro, que sin su presencia corpórea puede relatar parte de su vida. Es por eso, que consideramos que este espacio que se creó con el nacimiento de Multifamilias es un espacio autobiográfico que forma parte del género con una modalidad tecnológica que la hace diferente de otras formas biográficas. Si bien no podemos restringir al correo electrónico a formar parte del género epistolar, en un comienzo diríamos que se pretendió aproximarlo a esa forma de comunicación pero no se logró ese reemplazo porque “el e-mail ha cambiado radicalmente las relaciones entre las personas y el sentido mismo de las ‘correspondencias’, que han perdido así ‘la instancia de la letra’ y no podrán ser atesoradas con el fetichismo del ‘original’ y de la firma”.2 Saber quién eres, desde dónde hablas y cuándo hablas me permite conocer tu discurso, dice Regine Robin, para quien los sitios autobiográficos en la red revalorizan formas canónicas olvidadas tales como diarios, cartas y relatos personales3. Como señalamos anteriormente, el e-mail, tal como es utilizado en un foro, en este caso en el de una fundación que reúne a padres con las mismas inquietudes, es un nuevo espacio biográfico que puede tener las características del testimonio, la confesión, la historia de vida, etc. Como bien señala Leonor Arfuch, “el nuevo trazado del espacio público ha transformado decisivamente los géneros autobiográficos canónicos, aquellos que esbozaran las formas modernas de enunciación del yo. El avance de la mediatización y sus tecnologías del directo han hecho que la palabra biográfica íntima, privada, lejos de circunscribirse a los diarios secretos, cartas, borradores, escrituras elípticas, testigos privilegiados, esté disponible hasta la saturación, en formatos 1 Arfuch, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. pág. 100-101. 2 Arfuch, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. pág. 114. 3 Arfuch, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. pág. 114-115.
y soportes a escala global” 4. Así como la mencionada autora considera que la entrevista “podrá devenir indistintamente biografía, autobiografía, historia de vida, memoria, testimonio” 5, de la misma forma, notamos que la interacción que se produce a través de los mails de un foro de consulta pueden devenir biografía, autobiografía, testimonio, etc. Los mails que permanecen almacenados en el foro conforman la historia de vida de cada familia suscrita. Cada participación, cada tema del que se escribe o del que se consulta forma pequeños capítulos de la historia de cada uno de los participantes. En general, son las mujeres las que dan cuenta de su historia personal, que involucra a sus hijos y a su pareja. Los mails que circulan en el foro, como la entrevista, posee huellas de la conversación. Las madres establecen una conversación virtual y se animan, tal vez a hacer confesiones que no harían en otras ocasiones. Podríamos decir, asimismo, que estos mails parten de un orden lógico: primero hay una presentación en la que cada familia describe a sus miembros o alude a su embarazo y a las semanas de gestación; luego se entra en el foro donde numerosas familias le dan la bienvenida y, finalmente, comienza la participación activa mediante preguntas o dudas que desean despejar o mediante el relato de historias vividas, testimonios, que dan cuenta de una identidad compartida. Cada mail lleva la firma de la madre y entre paréntesis la cantidad de hijos que posee. La conversación, vía email en este caso, tiene las características de la conversación cotidiana, mediada por un moderador que interviene cuando considera que el tema que se trata sobre pasa los límites del interés que reúne a estas familias o cuando un tema no es tratado con la seriedad que merece, incluso algunas veces, en temas puramente médicos ofrece material bibliográfico para consultar. Aquí no hay una privación de la escucha como en los espacios radiales y televisivos “que intentará proveer, compensatoriamente, el conductor o conductora del programa; del ‘buen consejo’ o de la ‘compañía’ [...] de otro u otra como interlocutor/a, figura imprescindible para conjurar la soledad y asumir el ‘sí mismo’, que la entrevista escenifica de manera emblemática” 6. En los mails a los que aludimos, la escucha es selectiva: solamente aquellos que viven esa misma situación son capaces de responder con un buen consejo. Con respecto a los turnos podríamos decir que si bien podría parecer regulado por la contestación o la aparición de cada mail en el foro, también entran en juego características propias de la conversación tales como cambiar el eje temático, desautorizar, confrontar ideas, desacreditar, hasta incluso gritar (mediante el uso de las letras mayúsculas, código claramente cibernético). 4 Arfuch, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. pág. 117. 5 Arfuch, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. pág. 117. 6 Arfuch, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. pág. 131.
El foro de consulta con su modalidad de comunicación a través de correos electrónicos conforma una biografía hipertextual o cybersoi, como señala Regine Robin. Esta nueva forma de comunicación, que como dijimos al principio revolucionó la historia de la humanidad y conlleva la conformación de nuevas identidades colectivas se convierte en “lo que podríamos llamar el espacio biográfico/tecnológico contemporáneo”.7 Esta nueva forma de comunicación que brinda el uso de Internet abre un nuevo campo de investigación y análisis tanto para el análisis del discurso como para ciencias sociales. Resulta por demás interés ver como las personas sienten la necesidad de encontrarse, en este caso de forma virtual, con otras personas que comparten un mismo interés sin importar el espacio y el tiempo, sin tener en cuenta la religión, ni el nivel social, ni la nacionalidad. Incluso asociaciones similares de distintas partes del planeta firman pactos de hermandad compartiendo, de forma global, un mismo objetivo: reunir a todos aquellos que se sientan identificados con un grupo en particular. Internet es una herramienta tecnológica revolucionara la cual instauró una nueva forma de comunicación que a través de los foros, del chat, de los portales, logró reunir un cúmulo de información que ninguna otra forma de almacenamiento lo había logrado. De esa misma, forma creó “nuevas modalidades de las (viejas) prácticas autobiográficas de la gente común, que, sin necesidad de mediación periodística o científica puede ahora expresar libremente –y públicamente– los tonos cambiantes de la subjetividad contemporánea”.8 7 Arfuch, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. pág. 130. 8 Arfuch, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. pág. 115.
Bibliografía -Arfuch, Leonor, El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002. -Arfuch, Leonor (comp.), Identidades, sujetos y subjetividades, Buenos Aires: Prometeo, 2002. -Bajtín, Mijaíl, Estética de la creación verbal, México: Siglo XXI, 1999. -Robin Regine; citada por Gilberto Gímenez. “Poder, Estado y Discurso”. UNAM. México, 1883. pp. 123-151, en: Técnicas y Recursos de Investigación IV. SEP-UPN. México, 1990. pp. 61-86. -Robin, Regine, Identidad, memoria, relato. La imposible narración de sí mismo, Buenos Aires, serie Cuadernos de Posgrado, Facultad de Ciencias Sociales/ CBC.
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Comentario de libros Días de ciencia. Autobiografía de un profesor de Farmacia y Bioquímica de la UBA Alejandro C. Paladini, Buenos Aires, Eudeba, 2010. Con una cuidada encuadernación, Eudeba presenta esta autobiografía del académico Alejandro Paladini, de lo que resulta una importante obra testimonial. No solamente de la reconocida actividad en la investigación básica del autor, sino también del Dr. Luis Federico Leloir, su compañero de equipo y premio Nobel de Química. Este libro constituye un pormenorizado relato en el que no faltan fórmulas químicas y figuras de cromatografía, entre otros estudios, productos de la investigación básica. También, como lo manifiesta Paladini en los “Agradecimientos”, cuando se refiere a los colegas que lo acompañaron en la gesta: “Todos están nombrados en el relato y confío en haber hecho justicia a su contribución inapreciable”. De ahí que insisto en el carácter testimonial de la obra que, en perfecto orden cronológico, desfilan una breve historia de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, el Instituto de Investigaciones Bioquímicas, el Instituto Rockefeller, sus profesorados de Matemáticas y de Química Biológica (ambos Titulares), su colaboración con Eduardo De Robertis
y, entre otros temas, sus esstudios sobre la hormona de crecimiento, los flavonoides,, la valeriana, etc., etc. Son interesantes sus recuerdos sobre su permanencia en Estados Unidos, bajo el auspicio de dos becas en el Instituto Rockefeller y emotivo el papel de la familia que, aunque no se extiende en el texto, la iconografía muestra el apoyo y el cariño que le prodigó quien fuera su compañera y colaboradora, la profesora María Teresa Tabares de Paladini. Federico Pérgola
Apuntes para la historia de la cardiología argentina (1969-2000) José Milei, Federico Pérgola, Teresa Di Vietro y Lorena Mirabile, Ediciones Médicas del Sur, Bs. As., 2010 Uno de los grandes problemas que debemos enfrentar quienes estamos interesados en mantener viva la historia de las instituciones en general, reside en la pérdida de documentación, en el fallecimiento de los que contribuyeron a su desarrollo y supervivencia o, simplemente, el carecer de un lugar físico donde conservar todo el material que constituye su historia. En el caso de la Sociedad Argentina de Cardiología por fortuna eso no ha ocurrido y debemos agradecer a los esforzados profesionales que, contra toda adversidad, hicieron posible acceder a toda la actividad desarrollada a través de sus años de existencia. Como lo expresan los autores en la introducción “Nuestro presente es lo que fue”. El objeto de este trabajo ha tenido como objetivo poner al alcance de las generaciones que no tuvieron oportunidad de tomar contacto con la trayectoria de la SAC, todo lo acontecido a partir de la década del 70, complementando el período que abarca desde su fundación en 1937 hasta 1970, descrito excelentemente por el doctor Alberto Demartini, como se menciona en el libro. Prolijamente, página tras página, a través de numerosas entrevistas a médicos que brindaron sus testimonios, vamos re32 | Médicos & Medicinas
corriendo el trayecto científico de la entidad. Desde 1935, año en el que porr primera vez se reunieron un n grupo de cardiólogos deseosos de crear una institución que los contuviera, hasta 1937, fecha en que concretaron su creación y se conformó la primera comisión directiva con la designación de tres secretarias mandantes, abundaron los conciliábulos en los cuales discutieron formaorma lidades que hacían al manejo de la institución. Como ha ocurrido con otras sociedades, mientras no disponían de un lugar físico para desarrollar sus actividades se reunieron en distintos lugares hasta 1967, fecha en la cual pudieron comprar un departamento ubicado en la calle Paraná. Un capítulo está dedicado a la evocación del VII Congreso
Mundial de Cardiología realizado en 1974, en el que participaron reconocidos profesionales de distintos países. Una particularidad de este evento estuvo dada en que, además del rotundo éxito desde el punto de vista científico, económicamente permitió a la SAC comprar la actual sede. También se mencionan las creaciones de la Fundación Cardiológica Argentina, inscrita como entidad de bien público en el año 2004, la Mutual Cardiomet que inició sus actividades el 15 abril de 1982 y el Colegio Argentino de Cardiología a principios de los noventa. Se destaca la función que cumplen las sociedades médicas en lo atinente a la distribución de difusión e información, no sólo en los congresos y otras convocatorias, sino también de las conclusiones y las novedades que surgen de la actividad cotidiana. En
ese rubro, las revistas institucionales cumplen un rol destacado, así como la página WEB, indispensable herramienta de los tiempos actuales. A partir del VII se aborda lo acontecido en la especialidad en los distintos hospitales e instituciones del país. El capítulo XI detalla los premios de la SAC y los otorgados por la Fundación Cossio, con un breve resumen de los mismos. Se completa este escrito con un detalle biográfico de los distintos presidentes que ejercieron su mandato entre 1969 y 1999. Este interesante libro complementa, tal cual lo dijeran sus autores, lo escrito por el doctor Demartini, con lo cual, los interesados en conocer la historia de la SAC, disponen de un excelente material de estudio. Agustín F. García Puga
Ciencia y periferia. Nacimiento, muerte y resurrección de la biología molecular en la Argentina Pablo Kreimer, Buenos Aires, Eudeba, 2010. No le faltan oropeles y capacidad al sociólogo (UBA) y doctor en Ciencia, Tecnología y Sociedad (Centre STS, París) para brindarnos un producto que atrapa en su lectura, pleno de testimonios y análisis históricos como el que desarrolla en este libro con un epicentro muy particular: el Instituto Malbrán. Pero no crea el lector que ese es su objetivo. Un profundo análisis del paradigma funcionalista de Merton y gran número de epistemólogos de las ciencias dan pie para el paso inicial. En el capítulo correspondiente que, luego de la “Introducción”, da apertura al libro, Kreimer desarrolla aspectos conceptuales sobre los campos científicos en general y los “regímenes” de producción de conocimientos. En este sentido, su aporte es abarcador y de gran poder de síntesis. En el capítulo siguiente se aproxima al mundo científico argentino que precedió al desarrollo de la biología molecular y actuó como elemento de base para su despegue. Justamente se inicia con otro hecho fundamental en la ciencia: el descubrimiento de la estructura en doble hélice del ADN logrado por Watson y Crick. En 1957 será el Instituto Nacional de Microbiología Dr. Malbrán (tuvo varias denominaciones a lo largo de su vida) el lugar designado, a través del nombramiento como director del Dr. Ignacio Pirovsky, donde comienzan los estudios sobre biología
molecular, desplazado posteeriormente durante el gobier-no del Dr. Guido. Relatoo ameno, con éxitos y sinsabores, que culminan con la institucionalización de la biología molecular en nuestro país en las décadas de los 70 y los 80. En esta parte el sociólogo da paso al historiador de la ciencia y el relato adquiere un enorme valor testimonial. monial La labor de Kreimer, no obstante su visión comple- t a del inicio de los estudios sobre biología molecular en el Malbrán, llega hasta nuestros días. Se ocupa de la biotecnología, en realidad la aplicación de las investigaciones básicas logradas. No deja de lado, entonces, la asimetría que existe entre los países centrales y los periféricos pero vislumbra el poder aglutinante de la globalización científica. Federico Pérgola
Praxis psicosocial comunitaria en salud G Zaldúa y MM Bottinelli (compiladoras), Buenos Aires, Eudeba, 2010. Lo expresan claramente las profesoras Zaldúa y Bottinelli que, aunque figuran como compiladoras tienen una activa participación en la confección del texto, que el capitalismo globalizado ha generado la mercantilización de los servicios sanitarios. Luego de esa definición que aparece en el “Prólogo”, el lector podrá acceder a una serie de disquisiciones –con datos estadísticos– de los cambios sucedidos en la práctica de la medicina: desde
la desvalorización del médico hasta una perspectiva crítica en investigación médica pasando, por ejemplo, por la salud en el problema de la prostitución femenina. Dentro de un marco abarcaMédicos & Medicinas | 33
dor y diverso, los autores abordan un tema que nos toca muy de cerca a los médicos como individualidades inmersas en el sistema sanitario actual, y es cuando señalan: “El peso simbólico del acto de salud pasa de la relación médico-paciente a la relación aparatología-paciente. El médico frente a la invasión tecnológica pierde su valor y pasa a ser sólo un engranaje de la tarea de la circulación económica. “La caída del valor social de la profesión, la industria de los juicios por mala praxis, la proletarización progresiva del profesional médico, aunados a la privatización y mercantilización del sector
salud y a las condiciones sanitarias de la población asistida”. En este estudio psicosocial no quedan de lado temas como el género, los adolescentes, la salud mental, el burnout, los migrantes (así lo definen las autoras), como también el trabajo de los empleados bancarios. Sucede en todo trabajo compilado, diversidad y cierta falta de homogeneidad que, aunque puede no agradar, se halla dentro de lo que propone el título: praxis psicosocial comunitaria. Resultado: una obra interesante e inteligente. Federico Pérgola
Diccionario Bio-Bibliográfico de Médicos Argentinos Alfredo Buzzi y Federico Pérgola, Ediciones Médicas del Sur, Bs. As., 2010 Los autores de este diccionario, miembros Honorarios de la Sociedad de Historia de la Medicina, son los indicados para encarar una tarea de este tipo. Superados los cincuenta años de profesión, han tenido oportunidad de contactarse con los más caracterizados colegas, algunos de los cuales, verdaderos próceres de la Medicina, han sido sus profesores e inclusive, con el correr del tiempo, amigos. Buzzi y Pérgola, continúan una labor proficua en este terreno ya que estas biografías (255 en total) vienen a sumarse a “Clásicos argentinos de Medicina y Cirugía”, obra en tres tomos que es un material obligado de consulta para todo historiador en la materia. En este caso, la intención es rendir homenaje a “los frecuentemente olvidados”, tal cual lo expresan en el prólogo. Cabe destacar un rasgo predominante en la intencionalidad que motivó este trabajo y, para ello, lo mejor es utilizar sus propios términos: “No hablamos de hombres perfectos. Dijo
Goethe que ´Los más gran-des hombres están siempre ligados a su siglo por alguna flaqueza´ . Ni tampoco –lo que los eximiría de ella– nos ocupamos de superhombres. Nos referimos a médicos en los que prevalece la bondad, con la mención apuntada”. i il i Aquellos que hemos tenido ell privilegio y el honor de tratar a los profesores Buzzi y Pérgola, estamos totalmente de acuerdo con los términos manifestados en el prólogo, términos que tan bien retratan a ambos y eximen de todo comentario. Agustín F. García Puga
Decanos. Los decanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Alfredo Buzzi y Federico Pérgola, Bs As, Ediciones Médicas del Sur, 2010. Es un libro pequeño, con un mérito central: brindar un listado de quienes se han desempeñado al frente de nuestra facultad, desde sus inicios, de ahí que comienza con Juan Antonio Fernández y Francisco Javier Muñiz (etapa en que se llamaban “presidentes”) y termina con Salomon Muchnik y el actual máximo responsable (que es uno de los autores). Leemos en el prólogo: “Cabeza visible de una institución que podríamos llamar de bien público en virtud de que su función consiste en preparar personas para que -como parte de la división de trabajo de una sociedad- sean agentes de las ciencias de cuidar y curar, los decanos no han transcurrido vanamente y siempre han dejado la impronta de su quehacer”. En la introducción nos cuentan que intentan aportar un relato cronológico y crítico de las biografías de los decanos, a partir de la Reorganización Nacional, momento en el que toma nuevo derrotero la casa de estudios. Pero, agregamos, si se lee con de34 | Médicos & Medicinas
tenimiento y “entrelíneas” hay otros disquisiciones que pueueden ayudar a comprender la evolución de la medicina arrgentina y la política univerrsitaria. De consulta rápidaa para los historiadores y útill para (como siempre expresamos) su incorporación en obras más generales. Norma Isabel Sánchez
INSTITUTO, CÁTEDRA Y ATENEO DE HISTORIA DE LA MEDICINA FACULTAD DE MEDICINA. UBA
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE MEDICINA ADHESIÓN AL BICENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810
VII° CONGRESO NACIONAL DE HISTORIA DE LA MEDICINA JUEVES 28, VIERNES 29 Y SÁBADO 30 DE OCTUBRE DE 2010 Comité Ejecutivo Presidente: Prof Consulto Adj Dr Federico M Pérgola (Director del Ateneo e Instituto de Historia de la Medicina) Vicepresidente 1°: Prof Lic Norma Isabel Sánchez (Jefa de Investigaciones del Departamento de Humanidades Médicas) Vicepresidente 2º: Prof Méd Carlos C Castrillón (Secretario de Hacienda y Administración) Comité de Honor Prof Dr Rubén Hallú (Rector de la Universidad de Buenos Aires) Prof Emérito Dr Alfredo P Buzzi (Decano de la Facultad de Medicina) Prof Dr Héctor Hugo Trinchero (Decano de la Facultad de Filosofía) Académico Dr Hugo F Bauzá (Presidente de la Academia Nacional de Ciencias
PROGRAMA Tema central: Bicentenario de la Revolución de Mayo PLAN DE ACTIVIDADES JUEVES 28 DE OCTUBRE 13,30 hrs Acreditación de los
participantes
14 hrs Bienvenida Palabras inaugurales: Prof Dr Alfredo P Buzzi (Decano FM, UBA), Prof Dr Néstor Vázquezn(Director de la Escuela de Salud Pública), Prof Dr Federico M Pérgola (Director del Ateneo e Instituto de Historia de la Medicina) 14,30 hrs La medicina de la Emancipación Presidente: Prof Dr Alberto J Carli. Secretaria: Lic Beatriz Kennel 16 hrs Receso
de Buenos Aires) Académico Dr Juan José Cresto (Presidente de la Academia Argentina de la Historia) Prof Dr Ángel Alonso (Presidente de la Sociedad Científica Argentina) Académica Dra Christiane Dosne Pasqualini (Miembro de la Academia Nacional de Medicina) Académico Prof Dr Manuel Luis Martí (Miembro de la Academia Nacional de Medicina) Prof Dr Florentino Sanguinetti (Director del Museo del Hospital de Clínicas de Bs As) Prof Dr Orestes Siutti (Director del Museo de la Facultad de Odontología) Prof Dr Alejandro Paladini (Académico Honorario de la Academia Nacional de Medicina) Dr Luciano Di Césare Director Ejecutivo del INSSJyP
16,30 hrs Hitos en la medicina argentina Presidente: Prof Dra Norma Acerbi Cremades. Secretaria: Méd Inés Bores 18 hrs Relato 20,30 Actividad cultural VIERNES 29 DE OCTUBRE 9,30 hrs Epidemias y endemias Presidente: Prof Dr Horacio López. Secretaria: Dra Laura Moratal Ibañez 11 hrs Grandes personalidades de la medicina argentina y latinoamericana Presidente: Prof Dr Alfredo Eugenio Buzzi. Secretaria: Dra Andrea Actis Receso
Prof Dr Jorge Gilardi (Presidente de la Asociación de Médicos Municipales-CABA) Comité Asesor Médico Julio Muniagurria (Secretario de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil) Prof Dr Roberto Soto (Secretario de Tecnología Educativa) Prof Dr Raúl Antonio De los Santos (Subsecretario Académico de la Facultad de Medicina) Prof Dra Delia Outomuro (Directora del Departamento de Humanidades Médicas) Prof Dr Juan Carlos Stagnaro (Director del Departamento de Salud Mental) Prof Dr José Luis Milei (Director del ININCA)
12,30 a 14 hrs 14 hrs Periodismo médico y la comunicación social Presidente: Sr Agustín García Puga. Secretaria: Prof Lic Laura Pérgola 15,30 hrs Legislación sanitaria Presidente: Prof Dr Carlos H Escudero. Secretario: Dr Jorge Barello 17 hrs Mesa de temas libres Presidente: Prof Dr Roberto Soto. Secretaria: Marina Soto 18,30 hrs Relato 21 hrs Actividad cultural SÁBADO 30 DE OCTUBRE 9,30 hrs Historia de las especialidades
médicas Presidente: Prof Dr José Milei Secretaria: Méd Amalia Bores 11 hrs Historia de la bibliografía argentina Presidente: Pablo A Croce Secretaria: Lic María Teresa Di Vietro 12,30 hrs Presentación del libro Salvador Mazza y el archivo “perdido” de la Mepra (Argentina, 1926-1946) Autores: N I Sánchez, F Pérgola, M T Di Vietro 13 hrs Entrega de premios 13,30 hrs Palabras de cierre Prof Méd Carlos C Castrillón
Lugar: Escuela de Salud Pública Facultad de Medicina UBA Marcelo T de Alvear 2202 CABA - Aula Central - E-mail: conhisme@fmed.uba.ar
José Töpf: La conducta humana 2010
Eduardo Keegan: Escritos de psicoterapia cognitiva 2008
María Rita Garda: Técnica del manejo de los alimentos 2009
Judith Naidorf: Los cambios en la cultura académica de la universidad pública 2009
Alejandro C. Paladini: Días de ciencia. Autobiografía de un profesor de farmacia y bioquímica de la UBA 2010
Fermín Alberto Carranza: Héroes de la medicina 2008
Varios autores: La universidad cotidiana. Modelos y experiencias de transferencia social 2009
Amalia Baumgart: Ataque de pánico y subjetividad 2001
Pablo Kreimer: Ciencia y periferia. Nacimiento, muerte y resurrección de la biología molecular en la Argentina 2010
Graciela Zaldúa y María Marcela Bottinelli (comp.): Praxis psicosocial comunitaria en salud. Campos epistémicos y prácticas participativas 2010
Norma Ratto (compiladora): Entrelazando ciencia. Sociedad y ambiente antes de la conquista española 2009
Amalia Baumgart y col.: Lecciones introductorias de psicopatología 2010
COLECCIÓN CIENCIA JOVEN COLECCIÓN CIENCIA JOVEN Christiane Dosne Pasqualini y Susana Acevedo:
Investigación en cáncer y citogenética
Galo Soler Illia
Pedro Cahn y col.:
Nanotecnología. El desafío del siglo XXI
El VHI/sida desde una perspectiva integral
2009
2007
2007
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