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BRE VE HISTORIA DEL CE NTR O DE INVESTIGACIONES EN REPR ODUCC ION (1966-2011

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Sumario

Sumario

BREVE HISTORIA DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES EN REPRODUCCION (1966-2011)

FUNDADO POR ROBERTO E MANCINI FACULTAD DE MEDICINA/UBA

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Alberto J Solari

Entorno nacional, social y universitario al tiempo de su creación

El Centro de Investigaciones en Reproducción, cuya sigla es CIR y llegó a ser conocido en el mundo científico internacional por sus centenares de publicaciones científicas en las revistas más prestigiosas, fue creado en 1966 por la Universidad de Buenos Aires.

El contexto de ese tiempo es de interés, dados los grandes cambios sucedidos desde entonces. Se trataba de los tiempos de la presidencia de Arturo H Illía. En la UBA, al igual que en las demás universidades nacionales, se había tomado como eje doctrinario, un regreso a los postulados de la Reforma Universitaria de 1918. Esto fue especialmente notorio durante el rectorado del Risieri Frondizi (1957-62) y en la redacción de los nuevos Estatutos de la UBA, que dieron impulso a la investigación científica e instituyeron la dedicación exclusiva de los profesores y docentes auxiliares.

Por otra parte, el gobierno había creado en 1958 el CONICET (por decreto-ley nº 1.291/58) -a instancias de Bernardo A Houssay-, como basamento de una política de promoción de la investigación científica.

La Facultad de Medicina de la UBA reflejó estos cambios en una renovada actividad científica, en la creación de un considerable número de posiciones de dedicación exclusiva, en el retorno de destacados investigadores como Eduardo De Robertis y el propio Bernardo Houssay, en la renovación de los programas de estudio y también en la creación de sus propios centros y laboratorios de investigación. De esta manera, en el año 1966 ya había una nutrida cantidad de jóvenes doctorandos, becarios del CONICET y auxiliares docentes y profesores con dedicación exclusiva, que tenían como meta el avance de la ciencia y del arte de la medicina.

Creación del CIR

Este centro fue creado por la resolución nº 2228/1966 del Consejo Directivo de la Facultad de Medicina, previa consideración de la Comisión de Enseñanza de la misma. El CIR fue destinado a funcionar en los locales de la 2ª Cátedra de Histología, independiente de las funciones docentes, en el piso 10º, por el lado de la calle Paraguay. El director del CIR es el profesor Titular de esta cátedra, como modo de vincular continuadamente el centro con la cátedra. Roberto Eusebio Mancini, había sido nombrado profesor Titular de la 2ª cátedra, con dedicación exclusiva, por concurso de oposición y antecedentes realizado en 1956 y en el cual también fueron postulantes Eduardo De Robertis (nombrado titular de la 1ª Cátedra) y otros destacados científicos, como David Brandes (docente en EEUU) y Mario H Burgos (que realizó luego una vasta obra en la Universidad Nacional de Cuyo).

Mancini había planificado la creación del CIR como un centro de investigaciones básicas y aplicadas al estudio de la reproducción humana, basándose en su propia experiencia, ya suficientemente reconocida, sobre la patología testicular humana, sus estudios sobre niños con criptorquidia (realizados en colaboración con los profesionales del Hospital Ricardo Gutiérrez, entre otros), sus estudios sobre enfermedades autoinmunes y sobre colagenopatías, y los de sus colaboradores, entre ellos Oscar Vilar, Juan Carlos Lavieri, Livia Lustig, Juan C Calamera, Roberto Ponzio y muchos otros, que devendrían en miembros del CIR.

Un testigo de esas épocas podría decir que en los salones de las materias básicas de la Facultad había habido sorprendentes cambios en las actividades y en el ánimo de las gentes. Un entusiasmo arrollador pobló entonces las aulas y laboratorios.

Objetivos del CIR

Mancini diseñó los siguientes objetivos para el CIR: a) Estimular, desarrollar y difundir todo tipo de investigación básica relativa a los procesos reproductivos en la especie humana y animales de experimentación. Los resultados de estas investigaciones serían transferidos a la clínica, en especial la prevención, el diagnóstico y la corrección de la esterilidad masculina. b) Formación de investigadores en el campo de la reproducción, mediante cursos de adiestramiento e investigación para graduados argentinos y latinoamericanos, y cursos de perfeccionamiento, con la intervención de profesores argentinos y extranjeros. c) Dirección de tesis de doctorado en el campo de la reproducción, que estarían abiertas para argentinos y latinoamericanos, y para médicos, veterinarios y bioquímicos. También se proponía dar lugar de trabajo a becarios e investigadores del CONICET y de otras universidades. d) Colaborar con y asesorar a unidades hospitalarias y otros centros de salud, en el área de la reproducción. Estos objetivos, tan amplios, fueron adecuadamente alcanzados en las primeras épocas del CIR, aunque luego las perturbaciones políticas y sociales del país interfirieron con su desarrollo, al igual de lo ocurrido en muchas otras instituciones argentinas.

En este desarrollo fue esencial el carisma de Mancini, su afabilidad inconmovible que le permitía relacionarse fácilmente con profesionales de cualquier área y especialidad, su amplitud de miras y su visión generosa para difundir todo lo que el CIR poseía como bagaje científico.

Recursos y organización del CIR

La resolución de creación del CIR de 1966 no especificaba la existencia de partidas presupuestarias. Esto no desalentó a Mancini, quien en realidad ya venía tanteando las posibilidades de asistencia financiera proveniente de entidades privadas y de instituciones extranjeras. Así fue como consiguió donaciones y subsidios del Fondo de Investigación Científica de la UBA, del CONICET (que también contribuyó ampliamente con sus becas y cargos en la carrera del investigador) y especialmente de varias instituciones académicas extranjeras de prestigio, tales como el Instituto Nacional de la Salud de EEUU (NIH) , la Organización Mundial de la Salud

(WHO) y el Consejo de Población (Population Council), de EEUU.

Es de señalar que el éxito obtenido por Mancini estaba basado sólidamente en los numerosos trabajos científicos de alta calidad que estaban emergiendo de la Facultad de Medicina en esos años, y en la novedad absoluta de la creación de un centro multidisciplinario sobre reproducción (que luego fue replicado en otros países y en diversas instituciones). También el momento internacional fue favorable, dada la tendencia en EEUU -en ese tiempo- a aplicar un programa de asistencia técnica y científica en países latinoamericanos. Sin embargo, todo ello no hubiera sido posible sin un denodado esfuerzo por parte de Mancini y sus colaboradores más próximos, en gestionar, entrevistar representantes de posibles Instituciones donantes, presentar en múltiples congresos científicos los resultados que se iban obteniendo e incansablemente demostrar que toda donación resultaba en concreciones de calidad.

De esta manera, el CIR en sus primeros años logró un equipamiento científico de excelencia, que comprendió dos microscopios electrónicos (uno Siemens Elmiskop y un ZeissM9), dos ultracentrífugas preparativas SPINCO, varias centrífugas refrigeradas, tres ultramicrótomos Porter-Blum, un equipo completo para fotografía y reprografía con un ReprovitLeitz, dos contadores de centelleo para muestras biológicas rotuladas, un analizador de esteroides, tres congeladoras de -20ºC, una ultracongeladora de -76°C, un liofilizadorVirtis, un “Fotomicroscopio”Zeiss, dos microscopios con equipo de fluorescencia, diez microscopios binoculares de investigación, un colector de fracciones LKB, un aparato de inmunoelectroforesis LKB, un radiocromatógrafo, una máquina fabricadora de hielo Scotman, , un criostato Lipshaw, un espectrofotómetro Zeiss para luz visible y para UV, un aparato de Warburg, tres balanzas analíticas Mettler, una cámara de cultivo de células, dos bombas de infusión Harvard, inscriptores, transductores y equipos electrónicos varios. El equipamiento del CIR a principios de 1970 era valuado en más de un millón de dólares estadounidenses.

Locales

El CIR ocupó totalmente el piso 10º, con 1.500 metros cuadrados de superficie cubierta, que incluyen el área dedicada a docencia, del lado de la calle Junín (3 salones de trabajos prácticos de histología, uno de embriología y modelos, la secretaría docente, sanitarios y los accesos de estudiantes, con un aula de capacidad para 100 personas). Además, en esa área se ubicaron dos viveros para animales de experimentación, básicamente ratas albinas Wistar y ratones.

El resto del piso es dedicado íntegramente a tareas de investigación, contando 12 laboratorios, un cuarto de aparatos y droguero, un cuarto de fotografía, dos cuartos de microscopía electrónica, uno de fotomicrografía y microscopía de fluorescencia, dos cuartos oscuros, una biblioteca, una secretaría y el despacho del profesor.

Desde el punto de vista funcional, el CIR contaba con secciones de Histología, Patología, Bioquímica, Histoquímica, Inmunología Reproductiva, Neuroendocrinología, Genética, Hormonas Esteroideas, Ultraestructura y Técnicas especiales. En la biblioteca se encontraban 17 colecciones de revistas científicas y aproximadamente 250 libros, a cargo de una bibliotecaria.

Personal

En su primera década el CIR contaba con 51 profesionales, sumando investigadores, médicos, bioquímicos, veterinarios y técnicos. Ese número fue fluctuando con el tiempo, de acuerdo con viajes al extranjero, ingresos y egresos de profesionales, sobre todo según acontecimientos externos al propio centro. Además del profesor Titular hubo entre tres y cinco adjuntos, todos con dedicación exclusiva, y aproximadamente 8 jefes de trabajos prácticos con dedicación exclusiva y 6 con dedicación simple. Prácticamente todos los profesionales con dedicación exclusiva pertenecían también al CONICET, como integrantes de la carrera del investigador. Adicionalmente, el CIR contó, en promedio con veinte ayudantes docentes rentados (“ayudantes de segunda”) y aproximadamente una decena de ayudantes honorarios.

Los integrantes originales del CIR tuvieron actuación destacada en las siguientes décadas: luego del fallecimiento de Mancini en 1977, fue designado Profesor titular por concurso Oscar Vilar. Más tarde, fueron directores: Alberto J Solari, Livia Lustig y A Seilicovich. Otros destacados miembros fueron: Luciano Debeljuk - emigrado luego a los EEUU-, Elsa Antón, Alicia B Mazzolli, Irene von Lawsewitsch (luego profesora en la Facultad de Veterinaria), Berta Denduchis, Roberto Ponzio, José Hib y Juan Carlos Lavieri.

La conexión con la clínica estuvo presente desde el inicio en el pensamiento de Mancini, y por eso se creó a su pedido, un consultorio de Andrología en el Hospital de Clínicas, dependiente de la Facultad de Medicina. No se limitó la conexión a ese consultorio: en realidad casi todos los hospitales de Buenos Aires y de otras ciudades argentinas tomaron al CIR como centro de referencia para el análisis de biopsias testiculares y análisis de semen. La biopsia testicular, en especial, fue un material de elección recibido por el CIR durante cincuenta años.

Temática y logros científicos en el CIR

A lo largo de su trayectoria de 45 años ha producido más de un millar de trabajos científicos, que han versado principalmente sobre reproducción masculina humana, pero también sobre otros campos relacionados, tales como enfermedades autoinmunes, reproducción animal, citogenética, neuroendocrinología y varios otros.

Los logros iniciales se centraron en el estudio de la histología testicular humana, en niños normales y criptorquídicos, en adultos normales y en varones infértiles de origen diverso. Inicialmente estos estudios fueron principalmente el resultado de una amplia interacción de Roberto Mancini con los médicos del Hospital Ricardo Gutiérrez, comenzando

Dr O Vilar

Alberto J Solari

también con el prestigioso endocrinólogo Enrique Del Castillo y luego con Martín Cullen. La creación, en el Hospital Gutiérrez, de un sector de endocrinología infantil, que se transformó luego en el instituto CEDIE, llevó a una intensa interacción entre los equipos del CEDIE, dirigido por César Bergadá, con el CIR, dirigido por Mancini.

Los logros del CIR se centraron inicialmente en la caracterización citológica, embriológica e histoquímica del testículo humano infantil, por ej.: R E Mancini, R Narvaitz y otros: “Origin and development of thegerminativeepithelium and Sertolicells in the human testis”; en: The Anatomical Record, 1960; R E Mancini, O Vilar y otros: “Development of Leydig cells in the normal human testis”; en: American Journal of Anatomy, 1963.

Simultáneamente, se publicaban los primeros trabajos que caracterizaron la citología del testículocriptorquídico: R E Mancini, E Rosemberg y otros:”Cryptorchid and scrotal human testis”; en: Journal of Clinical Endocrinol.and Metabolism, 1965.

La célula de Sertoli, revalorizada en medicina desde el descubrimiento del síndrome de Del Castillo (o aplasia germinal), fue también analizada: O Vilar y otros: “The Sertolicell as a ´bridge cell´”; en: Experimental Cell Research, 1962.

El grupo del CIR, con la colaboración de J M Dellacha, de la Facultad de Bioquímica, introdujo la marcación fluorescente de determinadas proteínas para su localización y flujo: R E Mancini, O Vilar y otros: “Extravascular localization of fluorescentalbumin”; en: Journal Histochem. Cytochem, 1962.

Otro aspecto que era investigado era el referente a las enfermedades autoinmunes, al perfilarse la observación que en el testículo había compartimientos separados por “barreras” que harían factible la presencia de proteínas no detectadas por el sistema inmune: R E Mancini y otros, “Immunological and testicular response in mensensitizedwith human testicular homogenate”; en: The Journal Clinical Endocrinology and Metabolism, 1965.

Los efectos de varias drogas (corticoides y antitumorales) sobre la estructura testicular fue objeto de otros trabajos pioneros, así como los efectos y la localización de gonadotrofinas, en especial en los años finales de la década de 1960 y la de 1970.

Estos trabajos del CIR se traducen en las referencias internacionales, que en el año 2012, para Mancini eran 1.510 citaciones en Google Académico, y la presencia de sus referencias en los `principales textos de histología humana y en los textos especializados de andrología.

En años posteriores se desarrollaron otras temáticas, relacionadas con aspectos neuroendocrinológicos, función epididimaria, moléculas de adhesión, función adenohipofisaria, citogenética animal, cromosomas sexuales y fallas genéticas de la espermatogénesis. En el año 2007 el CIR mutó su nombre a Instituto de Investigaciones en Reproducción (IdiR) y al momento presente (año 2012) aparentemente formará parte de una nueva entidad, el “Instituto de Investigaciones Biomédicas” (Inbiomed).

Las contribuciones del CIR al campo general de la reproducción masculina están representadas en las citas internacionales de sus trabajos, el trato fluido de los andrólogos con el personal de este instituto y la colección de biopsias testiculares humanas que guarda este instituto, actualmente cerca de cinco mil biopsias.

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