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Editorial
Carlos Camilo Castrillón
Federico Miguel Pérgola, así se llamaba el médico clínico del Bajo Belgrano. Así se llamaba el médico de familia de mi familia. Así se llamaba el médico de cabecera de mis padres. Yo lo conocí en mi infancia cuando acompañaba a mis padres al consultorio del doctor Pérgola. O cuando el doctor Pérgola venía a verlos a mi casa.
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Yo lo conocí en mi adolescencia. Yo iba a un colegio de Belgrano al Bachillerato. Él era profesor en Comercial. El colegio tenía una canchita de fútbol con piso de baldosas. Y ahí nos juntábamos alumnos y profesores los fines de semana a jugar partidos. A veces venían algunos padres. En el mismo año que yo,
pero en Comercial, estaba el hijo de Labruna, Omar Labruna, padre, ídolo de River Plate y de Federico Miguel Pérgola, compartió varias tardes con nosotros jugando al fútbol, lo cual era una de las mayores alegrías de Federico: jugar con su ídolo.
Yo lo conocí en mi juventud. Estudiando medicina, tuve que iniciar la Unidad Docente Hospitalaria, y la hice en el Hospital de Clínicas. Si bien él estaba en otra cátedra, tuve varios encuentros y charlas con él, durante las cuales aprendí mucha medicina, pero sobre todo mucho humanismo médico. Él me estimuló para que, aun siendo alumno de Medicina, hiciera cursos en la Facultad de Historia de la Medicina e Historia de la Ciencia, que afianzaron mis estudios de Medicina.
Yo lo conocí en mi adultez. Después de la residencia, volví a la Facultad de Medicina y volví al Departamento de Humanidades Médicas. Hice la carrera docente y él fue mi profesor de Socioantropología. Desde entonces, siento que estuvimos juntos siempre. Ingresé al Departamento de Humanidades Médicas como docente y seguí a su lado hasta el año pasado.
Federico Miguel Pérgola fue un gran hijo, un gran esposo, un gran padre, un gran médico, un gran doctor, un gran escritor, un gran cuentista, un gran ensayista, un gran autor de textos médicos, un gran profesor, un gran maestro, un gran humanista; pero por sobre todas las cosas, fue una gran persona, un gran compañero, un gran amigo, un gran hombre. Y así lo recordaremos toda la vida.
Federico Miguel Pérgola fue el director y creador de esta revista Médicos y Medicinas en la Historia y todo este número de la revista está enteramente dedicado a él.