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Coroncoro: estrella del fútbol
muy pequeño, se enfrentó a situaciones difíciles y adquirió la responsabilidad de cuidar de su familia porque su mamá, doña Pastora Perea, fue madre soltera y ella debía salir constantemente a trabajar a la ruralidad e internarse en veredas alejadas por largo tiempo.
Sin embargo, fue el fútbol lo que dio un giro a su vida. Desde sus 5 años, Coroncoro mostró un talento innato por el deporte, destacándose en cada partido local en el que participó. Jugó con cocos, bolas de trapo, y pelotas hechas de medias que inventaba con sus amigos. “En mi barrio, no había acceso a la televisión, tocaba pedir permiso para ver a blanco y negro, por eso yo no tenía ningún ídolo, solo lo que podía imaginarme, jugaba por pasión en mi pueblo”, explica
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Luis Carlos, mientras firma una camiseta del Inter de Miami de un aficionado colombiano.
A los 12 años jugó en la selección de Turbo y se dio a conocer, se hizo popular por la forma de jugar, se destacó en cada partido. Al mismo tiempo, la región y su municipio se hacían cada vez más reconocidos. Esa zona pasó del anonimato a la cuna del talento deportivo, que trajo una era dorada para el futbol colombiano.
“Jugábamos intermunicipal, contra Apartadó, Necoclí, Chigorodó, y Turbo era un equipo fuerte en la región. Los que ganamos la zona, nos tocó jugar contra Dabeiba, Frontino, Mutatá, la otra zona, y pasamos esa ronda. Fue allí, donde mi vida comenzó a revolucionar, porque nos tocó jugar la final en Medellín, contra los campeones de las otras regiones del departamento. La liga en esa época reunía más o menos 20 representantes de cada región, más de 100 muchachos y la mayoría de esa ciudad, yo era el único ‘negrito’, en un mes depuraron ese grupo y sacaron la selección, fue ahí donde apareció mi nombre en un periódico”, cuenta con entusiasmo el ex mundialista y goleador turbeño.
Cumpliendo sueños:
Coroncoro viajó a Medellín solo, a una pre selección, al torneo más importante que ha tenido el futbol colombiano a través de subdivisiones menores juveniles, que son esos torneos departamentales.
Después de hacer un torneo clasificatorio, jugó la final en el ‘Atanasio Girardot’, “había cumplido mi primer logro; jugar en un estadio con público: dos finales, contra ‘El Bagre’, y contra ‘Cisneros’”, expresa el jugador. Por otra parte, en esa época, varias empresas patrocinadoras y veedoras, contrataban a los mejores jugadores y los reclutaban para jugar con sus equipos, y fue en enero de 1982 que le hicieron la invitación para que fuera a la preselección de Antioquia, “comenzaba a cumplir mis sueños; salir inscrito en el Diario El Colombiano, jugar por primera vez en el Estadio Atanasio Girardot y jugar luego en la Selección Colombia Juvenil a los 19 años”, comenta el ex mundialista. Aunque esta fue una