Fanzine #1 Kiosco Volador

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KIOSCO VOLADOR Editorial Fanzinera Independiente Ciudad Sahagún, Hidalgo, 2018 Si lo que quieres es contactar con nosotros, lo puedes hacer por los siguientes medios: Facebook: Fanzine Kiosco Volador Instagram: kiosco.volador Correo electrónico: elkioscovolador.zine@gmail.com

El cuidado de la edición estuvo a cargo de: Erick Alan Hernández Ortega Aureliano Buendía Stheph Ledst


CONTENIDO:

PRESENTACIÓN......................................................................................5 TODO ESTARÁ BIEN ..............................................................................7 AGUIRRE FLORES MARTÍN CARTA #1 A JACKE PANK SOBRE LAS HOJAS DE LIBROS..............8 EMILIANO PÁRAMO CICATRICES: POETUIS Y PENSAMIENTOS URGENTES ................10 JOSÉ DE JESÚS VERA OSORIO NO TENGO TIEMPO DE CONQUISTARTE..........................................11 CANCIÓN MC DORCK COLORES................................................................................................12 ALEX JUÁREZ ILUSTRACIONES....................................................................................14 EMITXIN POESÍA....................................................................................................16 GERARDO MALVIBROSO ESCRIBIR, ATACAR................................................................................19 JACKE PANK TÚ.............................................................................................................20 FRANCISCO NAVARRO PARA NUESTRO HERMANO BRUNO AVENDAÑO............................22 LA OBRA..................................................................................................25 LA EXTINCIÓN DE LAS 43 MILPAS......................................................26 TZAMANTHA MAYA IV...............................................................................................................28 PATRICIA MARTINEZ HERNÁNDEZ


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FANZINE KIOSCO VOLADOR #01 Este fanzine será como un kiosko, un ágora por donde transita la muchedumbre, donde puede mirarse caminar a las palabras dulces, casi melosas de los adolescentes descubriendo el amor en primavera o las del hombre gentil, sublevado de las costumbres que busca entre los libros la piedra filosofal. Ésta publicación pretende ser un crisol de la sabiduría del populacho, en donde transitan, como haces de luz en la penumbra, las palabras del merolico alumbrando la nueva maravilla o las de la insurgente declamando una oda a la liberación y la vida, de las mentes, las más ávidas, aquellas que se declaren listas para emitir (excretar) de sí la historia de sus tiempos, sean bienvenidos a colaborar. Editorial.

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“Algunas veces siento que los indios Esperamos la llegada de un hombre Que todo lo puede Que todo lo sabe, Que nos puede ayudar a resolver Todos nuestros problemas.” -MIGUEL LEÓN PORTILLA YANCUIC TLAHTOLLI: LA NUEVA PALABRA UNA ANTOLOGIA DE LA LITERATURA NÁHUATL CONTEMPORÁNEA (TERCERA PARTE)

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TODO ESTARÁ BIEN Todo estará bien… Un par de guiños de abandono generaron tan trágica hecatombe. No ha pasado nada. Todo estará bien.

Estará bien todo si al tenerte mi pecho es suave almohada para tu sordo oído que escuchará ignorante: “Todo estará bien”.

Todo estará bien… Mañana al desangrarse el alba recogeré los vestigios poco a poco, piedra a piedra, nostalgia tras nostalgia.

Todo estará bien en unos meses, aquí no hubo hecatombe, ni abandono, aquí no hubo rencores, falsos juicios.

Mientras tanto dormiré en mi roca de frágil esperanza un dulce sueño que borrará tristeza en las pupilas para ser testigo del mañana pues… Todo estará bien.

Aquí yacemos juntos en el lecho. Y mientras duermes, aquí, dentro de mí, en las noches el discurso de paz se vuelve propio.

Y mientras corren los meses a tu lado Todo estará bien por la mañana, mi oración se vuelve una plegaria. me verás renovado, sin rencores, Todo estará bien muy pronto, amor. feliz, palidecido por mi desvelo llano, Todo estará bien muy pronto, Martín. por mi común ensueño, mi peculiar tristeza. Todo estará bien por la mañana… Por la mañana nos nacerá un te amo y la tormenta interna se mirará en el cielo. No te prometo sol, ni trinos, ni canciones, pero te lo aseguro, todo estará bien. Todo estará bien cuando al mirarte me rinda a ti como antes sin recordar que herido llegaste arrepentida por tu piedra.

AGUIRRE FLORES MARTÍN

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Carta #1 a Jacke Pank sobre las hojas de libros Emiliano Páramo Mi abuela, que fue la pulquera más sabia que conocí, me enseñó a leer cuando ni siquiera había comenzado a hablar bien. Ella, en su modo sencillo de mirar la vida, decía que a los que habíamos nacido en cuna de pueblo sólo nos quedaban los libros como bastión para enmarañar la pobreza y vestirla de seda y luz. Pero yo nunca me entendí pobre mientras la abuela vivió, porque después de las letras que me enseñó con el “Libro Mágico” (viejo método de alfabetización para niños, muy usado en los años 70’s), compareció el milagro. En su juventud, la abuela trabajó como maestra rural en comunidades indígenas del Valle; hasta allá llegaron las ediciones de los clásicos con los que Vasconcelos intentó inundar de lectura nuestro país. Doña Jose los leyó y releyó muchas veces, pero aquellos libros complejos tomaron carta de naturalización en el alma de la abuela, y ella que era una palabrera de vocación cabal, nos contaba lo que leía a partir de lo que le provocaban las historias que se zampaba inagotables. Así, mi abuela cambiaba la dirección de los mares y ponía a Ulises Odiseo a navegar cerca de Veracruz, encantado por sirenas que cantaban igualito que la Lucha Reyes que tanto le gustaba. Penélope era en sus palabras, tan 10 KIOSCO VOLADOR

bonita como Blanca Estela Pavón, y Paris, hijo de Priamo, rey de Troya, que seguro era idéntico a Antonio Badú, le había dado la manzana a Afrodita por lo caliente que era, para que ella le entregara a Helena, la tan hermosa como Dolores Del Río. Desde los ojos de doña Jose, el Quijote es un charro manganero que bien sabe colear y echarles piales a los gigantes que se disfrazan de molinos de viento en el potrero. Así se las gastaba mi abuela, tropicalizando a Homero y a los otros que leía. De a poco sus lecturas se fueron haciendo mías, y ya no puedo volver a pasar por La Iliada y La Odisea sin imaginármelas como una película dirigida por el Indio Fernández y musicalizada por Silvestre Revueltas. Los libros que mi abuela leyó, se le fueron tan adentro, que ahí se mezclaron con lo muy suyo y se le volvieron entrañas. Después de cada lectura, lo que ahí bullía lo tomó para sí misma, y al final no encontraba la manera de poner a un lado y otro lo que vino y lo que ya estaba.


Yo siempre amé los ojos con que mi abuela miró los libros y el modo en que dejó que la habitaran, por eso he buscado página a página volverme infinito en el ejemplo lector de una señora que sabía leer para resistir. Un día, en el amanecer de mi adolescencia, mi hermana María y yo, fuimos al puesto amarillo de revistas viejas que estaba junto al mercado de mi pueblo a comprar mi primer libro pagado con dinero que yo mismo gané vendiendo naranjas. Hay pocas cosas que recuerdo bien de aquella época, pero el libro no se me ha borrado, a fuerza de relecturas y de improntas largas en el alma. María compró también un libro, pero nada recuerdo ni de la pasta ni de la historia; el mío fue uno de don Juan Sánchez Andraka que compré porque me gustó la foto de la tapa. “Debe amanecer” era el título, y yo que estaba ansioso de auroras, llegué a casa, me tiré de panza en mi cama, y no paré de leer hasta que me quedé dormido muy tarde. No entendía lo que había pasado: sí me gustaba leer, había leído otras cosas, pero nada como esa historia que con mis doce años y muchas sensaciones por estrenar, hizo que

se abrieran ventanas y dispusieran espejos en la novela que pasaba en un pueblo que bien pudo ser el mío. Ahí, en la novela, estaban todos: el presidente municipal, el director de la escuela, los maestros, las beatas y el cura, el dueño de la cantina y las putas, y también estaba yo, yo, yo, más de una vez con mis ganas de tragarme el mundo, de darle la vuelta y encontrar mi nombre en una penca de maguey y entre las piedras de la casa de mis abuelos. Ahí encontré por primera vez a la revolución, pero no aquella que sacan a orear cada 20 de noviembre, sino la que desde ese día aprendí a mirar cuando miro con esperanza la sangre de mi pueblo. No imaginé que un libro pudiera hacerme eso y llenarme de amor y rabia y ganas de levantar el puño. Pero apenas era un niño de doce años que creía que no tenía trinchera; entonces sólo dejé que la rabia me creciera y también los sueños. En la novela, uno de los personajes se va a la sierra y toma las armas; el otro regresa a su casa. Yo no he ido a la sierra levantado, pero hui de casa más de una vez. Después de más de 30 años sé que siempre he tenido trinchera y que ha sido levantada entre libros y palabras. Y desde ahí aprendí que también leyendo se hace la revolución.

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Poetuits y pensamientos urgentes Por:

José de Jesús Vera Osorio

Voy a venderle la historia de mi vida amorosa a la Rosa de Guadalupe… Tú serás la flor y también las espinas; yo sólo soy el aire… Si tú me vieras llorar todos los días hasta quedarme dormido, si tú comprendieras por qué escondo mis brazos, si supieras por qué escucho música a todo volumen, te arrepentirías de haberme causado tanto daño. Sé que no soy lo mejor para ti, pero si quieres, lo mejor de mí te espera entre mis brazos. Lo peor no es morir; lo peor es vivir y sentir a la muerte habitándonos por dentro.

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MC DORCK @McDorckOfficial McDorckOfficial

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Colores

Cuando empezó no había luz, era color negro y apenas se lograban distinguir fractales sombríos. Luego fue el sueño, explosiones inexplicables y de ahí brotaron esos destellos; cal, fuegos artificiales que inundaron una habitación con colores que ningún hombre jamás había visto ni verá. El encuentro prosiguió y fue un tono morado la página de la intriga y el nerviosismo, aceptando el viaje en los pantanos de lo onírico. El verde lo acompañó al poco tiempo, como el color de un jardín de infancia y las hojas del árbol a un costado, un refugio. Un recuerdo femenino lo atacó. ¿A qué sabían aquellos labios? Eso, es secreto confidencial. Llegó el color de las playas del paraíso y se transmutó a un color turquesa, el color favorito de ella. Romance entre azul y verde, romance que segregó la adrenalina y después la calma; felicidad, no habrá más soledad en ninguna parte, en ningún recoveco, no habrá más soledad. ¿Qué sería de toda historia sin el rosa? El color de L´amour, imprescindible, la época en la que todo era estable, y eso que nunca estuvieron juntos bajo los árboles de Sakura en abril. La sangre, el color rojo de la pasión, noches y días del más explosivo sexo, de la entrega de los cuerpos, la unión de las almas, ese acto de intercambio de fluidos y poesía. Alfa y Omega eran uno. Al igual que el cielo, vino el azul en distintas tonalidades, 14 KIOSCO VOLADOR


tonos celestes que reflejaban la espiritualidad de ambos, tonos marinos reflejando tormentas cuando el mar estaba a flote, tonos cristalinos que decían que habría paz, tonos nocturnos donde habitó el silencio. Las nubes nunca serán siempre del mismo color blanco, también las hay grises, y esas son las que volvió todo en tristezas, son esas épocas en las que tú eres una casa y sólo sientes las gotas de lluvia deslizarse por tus ventanas, donde sólo te quedas inerte en tu cama y tu cuerpo, sólo esperas caer dormido escuchando la lluvia golpear, los cristales de tus ojos. La tormenta está en tu cabeza y la lluvia cesó en una almohada de tu habitación. Fue el momento en el que todo se combinó, fueron meses en los que el color negro tornó para hacer presencia, pero, ya no era como la primera vez, ahora es un tono más abisal, más cruel, ya no hay nada y sólo te quedaron recuerdos de los colores pasados como el papel tapiz color ocre, la habitación de junto color lila, la almohada de un blanco desgastado, el tono claro-blando de su piel. Pero, aun así, esos tonos no logran llenar el vacío. Ahora, armado con su caja de 36 colores, agarra un lienzo en limpio, para empezar de nuevo, pintando otras formas, colores alegres que se sienten, dibujar algo es vivir, utilizará colores del pasado, pero con nuevos significados, para construir el futuro, sus paredes acromáticas experimentarán nuevas capas de pinturas, apreciará cada color como único. Por mi parte, a punto de terminar la obra que lleve al ocaso, observo el último color que me queda, el último tono, ese será el santo y seña de lo que una vez fue la inspiración de tan enferma creación que hice al borde del abismo y a punto de saltar, observo como ha quedado mi última pintura y con ese color café pienso despedirme, el ultimo trazo, ver por última vez el café de sus ojos. Alex Juárez, (2018) After Her…, Hidalgo, México

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POEMAS

Gerardo Malvibroso SOY YO Somos: La María que se escondió en lo opuesto Y en un puente roto construyó su mansión Con aires de vagabundo y un decálogo trunco; Vil de sus maldiciones. Somos la imperfección hecha alma, errante decía: Dibujito controversial… Y estoy chispando mi engranaje, En un puerto de color semidesértico, Convertido, casi postrado, Ante ti, Ante tus ojos de anís, Ante tu Rojinegra bandera, Ante todo lo que tus canciones melosas me huelen. Mi cuna fue el petate y un cuaderno llamado cielo, Yo soy María y soy Tlachiquero, No me gustan las ciudades y me encanta la mar. Sin embargo no sé nadar, no aprendí, Volé sobre terrones de azúcar. Yo soy este pendenciero y trasnochado sueño, Soy tu encanto y tu epitafio, Siempre al final…

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TEPITSIN ¡Y gritó! Tepitsin desde muy lejos y nadie lo oyó, El Tepitsin corrió jadiando y excitado. Yo lo mire correr perplejo y anonadado Y de pronto las nubes, cayeron, el sol cayó; Koatl y Masatl lloraron. Era el Tepitsin nuestro destino, nuestro sueño Y ahora todo se convertía en mecanismos grises Ya no viviríamos felices y libres, Ahora yacía en el lugar de los muertos El pobre Tepitsin. Y aquella que gritó era la madre, el padre y el hermano El Ikniuhtli, la Ilamatl, éramos todos El Kuautli, el Koatl y Masatl. Todos nos sentíamos extraídos, cansados y desgarrados Pero a la vez que gritábamos íbamos construyéndonos Llenos todos de libertad. Y ahora no habrá montaña que no podamos trepar No habrá árbol que no podamos escalar Y ningún Tepitsin morirá jamás Porque ahora vive con nosotros nuestra amiga libertad.

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ESCRIBIR,

ATACAR

I Voy a escribir como acto incendiario salir, gritar y arder. Llamamiento a muchas voces, en contrasentidos y contrariedades.

¡Que retorne el barrio popular! Voy a portar como estandarte a la poesía y apuntar mis palabras al pecho extendido de lo cotidiano. II Corazones indomables que van construyendo la utopía, con puño y letra, despuntando amarguras que nos va dejando el día a día. En una consigna como la unión hace la fuerza. III Juntos resistiremos a cualquier embate y seguiremos mentando madres a la máquina de ideas, moviéndonos en las profundidades como un ruido de cumbia, de punk, de lo underground y que broten los revoltosos culturales. -Jacke Pank KIOSCO VOLADOR

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Recoges la gabardina color hueso que está tirada a un lado de la cajonera. Lleva algunas semanas sin lavar pero así la usas. Enciendes la lámpara de estudio, esa que está sobre la mesita de madera pintada con cera rústica. Bajo la modesta luz que proyecta hay un libro abierto en la página 129 que lees en voz baja. No soportas el bochorno. Abandonas la lectura. Caminas hacia la ventana del balcón. Desplazas el vidrio corredizo. El viento de la noche entra. Bienvenido, dices. Vuelves a sentarte. Ahora estás en la página 139. Apagas la lámpara. Te diriges hacia el balcón. Luego hacia el clóset. Hacia la puerta. Luego hacia la cama. Hacia el centro del mundo. Ahí te detienes. Pareces una felina en acecho. Tus movimientos son lentos como la reproducción de una película a cuadro por cuadro. Desabrochas el primer botón de tu gabardina con una sola mano porque la otra está ocupada quitándote el broche en forma de flor que se atoró en tu cabello enmarañado. Desabotonas el segundo, el tercero... la gabardina cae a tus pies. Tu silueta luce desnuda. Ninguna prenda interviene entre tu piel y el viento nocturno. Nada impide que tu figura de lunas y soles superpuestos iluminen nuestra penumbra. Eres un astro y todo lo demás gira a tu al rededor. Caminas acercándote a mí. Te metamorfoseas en decenas de criaturas. Apenas cobras forma definida tu siguiente paso la deshace. Todavía no lo sabemos, pero esas figuras en un futuro cobrarán un significado mayor del que ahora tienen y serán lo único que atesore de ti. Pero todavía no lo sabemos. Así que quita esa cara y deja de mirarme con ojos de nostalgia adelantada, quién sabe, quizá sea al revés y seas tú la que guarde lo que ahora soy, lo que recuerdes que yo era.

Francisco Navarro.

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San Francisco Tetlanocan, Tlaxcala.


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PARA NUESTRO HERMANO BRUNO AVENDAÑO Mi hermano ha desaparecido, Fue arrancado de la tierra, Esa que lo vio nacer, Esa que lo vio crecer.

No queremos uno más Ni un desaparecido Unámonos en un grito Todos somos bruno.

Nuestro hermano desapareció, Ahora, ¿cómo le digo a mamá? ¿Cómo le explico a la gente? Que simplemente no está.

Con cariño: Tú Hermano Alejandro

Un camarada de la nada, Dejó de pisar sus pasos No hay rastros Lo buscamos sin cesar. ¿Es posible el precepto? De que alguien desaparezca, Sin más, sin huellas, D e s a p a r e c i ó. ¿Cómo darle esos abrazos? Esos besos, esos te extraño ¿Cómo decirle a los poderosos Que un ser no desaparece? Hermano Bruno Donde quiera que estés No descansaremos Hasta encontrarte. ¿Cómo aliviar el sufrimiento De todos tus seres queridos? Y explicarle al estado su estúpido precepto De la reparación del daño. 24 KIOSCO VOLADOR

Por todos nuestros hermanos desaparecidos, por todas las familias que buscan a sus seres, por todos los camaradas avasallados: ¡NO A LA DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS! EXIJAMOS AL ESTADO HAGA ALGO PARA ACABAR CON ESTE FENÓMENO #BuscamosABruno #FueEnTehuantepec #DondeEstaBruno


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Lukas Avendaño

Foto: Mario Patiño, 2015

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LA OBRA Dices que mi obra es sublime Dices que mi obra es única Dices que mi obra es auténtica Dices que mi obra es digna de admirarse Dices que mi obra merece el mundo conocerla Yo solo te puedo decir Que está hecha de mis cicatrices De mis dolores y amargura De mis frustraciones y desventuras De mis desamores y desesperanzas Son piezas tejidas de soledades y otros pedazos engrapados. Me conociste con bolsas de plástico Ramas en la cabeza y botes de la basura Y aunque hoy pueda ostentar monedas de oro Encajes, seda y plisados holanes siguen vistiendo el mismo dolor sigue siendo el mismo cuerpo que se duele por la misma herida y que ninguna cara producción puede detener esta hemorragia y desencanto del mundo y no así viviere sonriendo burlándome de mi misma soportando el dolor en soledad y al final del día una pastilla me trae el sueño otra pastilla el hambre dos inyecciones la salud y tu de necio diciendo que soy el “gran” ¿cuál gran gran cosa?, si acaso la gran mierda y nos mantendremos de pie Aun sea por la raíz de los dientes, De pie por las raíces de mis cabellos Y aun cuando las raíces se carcoman y pudran Nos mantendremos de pie desde lo pedazos que nos quede. Seguiremos Buscando a Bruno.

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La Extinción de las de 43 milpas (Fragmento):

II Son tiempos oscuros. Hace tiempo que subí a los cerros a enterrar tu nombre. Apagué las velas en la lluvia del último crucero donde me dejaste. Chacales que hoy buscan en los rastros aprendices del odio y sus lecciones. ¿Quién si no un militar para estrujar corazones? Deber y virtud: juntas estallan en el plomo de las balas. Vinieron por mí esta noche. Corrí y corrí pero me emboscaron. Así termina la conciencia en este país cayendo por alcantarillas donde todo se vuelve negro. No me hagas tabú. Porque están ganando.

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No quiero ser y ser y ser la historia empapada en llanto. Y si no fuiste con jueces si nunca escuchaste deja de negar que tengo cadenas que podrían volverme a encerrar en jaulas. Que hoy, me dicen como a los mutilados, como a los indios, como a los criminales de tres litros de leche, como a los negros del Bronx , como a las mujeres iraníes, como a sus propias madres en Ayotzinapa, en Ecatepec y en Argentina, como todo entrega a domicilio en este país frente a sus pantallas:

Fuiste tú quién te lo buscaste.

TZAMANTHA MAYA (Ciudad de México, 1989) Antropóloga // Auxiliar en letras // Ayudante de gatos

Ha escrito textos de narrativa y poesía. Ha sido publicada en algunas revistas como Castálida, Siembra, La rabia de Axólotl y Círculo de Poesía. Además de antologías por parte de Textosterona Editorial; Sampler, por el Instituto Tlaxcalteca de Cultura y en dos antologías de la editorial Molino de Letras. Actualmente, participante del taller Viaje Inmóvil, impartido por Ábel Romero.

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IV Ser parte de todo, De todo lo que sucede en un momento... De lo traslucido del rayo que cruza la habitación, De la calidez de su luz, Ser las esporas suspendidas en él Y saber como se sienten al contacto con el dorso de mi mano. Quería ser ellos; el rayo, la calidez, la habitación Queria ser yo y todo lo que fuimos en el mundo En algún momento. (escrito por Patricia Martinez Hernández)

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