Fanzine kiosco volador. Número 4

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FANZINE 1 KIOSCO VOLADOR

No. 4



© Fanzine Kiosco Volador Ciudad Fray Bernardino de Sahagún, marzo 2021 www.kioscovolador.xyz Diseño editorial: Erick Alan Hernández Ortega @ erick_alan_hdez Corrección de estilo y recopilación: Aureliano Buendía Stheph Ledst


CONTENIDO 6

Editorial

8 Quincue Alan Maqueda (Valle del Mezquital, Hidalgo) 13

Mafalda también es protesta en LATAM Alan Maqueda (Valle del Mezquital, Hidalgo)

15

La vida perfecta, de un burdo sueño Itzel Dominguez (Pachuca, Hidalgo)

16

BITÁCORAS DE UN CORAZÓN ROTO Aline Fz (Hidalgo, México)

20

El Andy Marqs (Villa de Tezontepec, Hidalgo)

21

Ilustración digital Cholo con clase

26

Microfisuras de Ursulino Oximea Gilberto Valdez Valenzuela (Sonora, México)

32

El cuerpo es el paisaje más sublime de todos Clotilde López (Sinaloa, México)

38

EL MISIONERO Gilberto Valdez Valenzuela (Sonora, México)

39

Ilustración digital Erick Alan Hernández Ortega (Cd. Sahagún, México)

40 Poemas Gerardo Mejía Jiménez (Tepeapulco, México) 42

Escribir: la quimera del nuevo humano Sup Tupa (Oaxaca, México)

45 Portada Luis Ángel Temoatzin López Martínez (Pachuca, Hidalgo)



Editorial En este cuarto número del Kiosco Volador reunimos a exponentes de disciplinas como la narrativa y la ilustración de Hidalgo, además, contamos con la participación de autores de Sinaloa, Oaxaca y el Estado de México. Agradecemos la participación de quienes colaboran con su trabajo para sostener en pie esta publicación independiente. En este número que se publica a un año del surgimiento de la pandemia del COVID19, que a muchos ha puesto en situaciones difíciles, queremos acercarnos a ti mediante esta publicación y nuestro sitio en internet kioscovolador.xyz. Desde el equipo editorial nos mantenemos con este proyecto seguros de que el arte y la literatura nos ayudan contra la afrenta del día a día. Extendemos la invitación a otros formatos como el video, audio(podcast) y medios experimentales, para los creadores que deseen compartir sus trabajos en nuestras diferentes plataformas. Colectivo editorial Fanzine Kiosco Volador Cd. Sahagún Hgo. Marzo de 2021

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Quincue Alan Christian Maqueda Gálvez, originario del Valle del Mezquital y artista visual. Instagram: @maqueda.alan

I Ninguno de nosotros le creímos al Mirlo cuando llegó con la asombrosa noticia que en el cerro de El Maye había encontrado pirámides, dado que el Mirlo era bien grifo. Todo a raíz de un libro sobre plantas autóctonas de México, que el propio Rodrigo Sol le obsequió el día de su cumpleaños. Un engargolado de fotocopias manoseadas y en franco deterioro; era un texto de extraña paleografía, hurtado por Rodrigo Sol cuando visitó la Biblioteca Central del INAH. —Es neta Taro, créeme hay que ir— me espetaba el Mirlo, agitando mis hombros. Y casi derramó el pulque de mi jarrito. Qué molesto indio supersticioso. A pesar de que le mentimos que la reunión se había pospuesto para dentro de ocho días. El Mirlo corrió guardando la noticia entre las muelas, hasta dar con nosotros, pero nadie estaba en el ánimo de soportarlo. El Mirlo era el bufón del grupo, que sólo servía para mandarlo a comprar otro cartón de cerveza a la tienda, o para equiparar numéricamente una trifulca en cualquier pulcata. Me daba lástima el pobre ingrato, lástima e indiferencia que el muy animal confundía con amistad.

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Pero ¿quién de nosotros le iba a creer? Ahí parado con su playera de los Caifanes raída por el sol, la piel tostada y cubierto de piquetes de hormigas por donde se alcanzara a ver. Además el cabrón andaba descalzo y traía espinas clavadas entre los dedos. No cabía duda, el tlatoani marinela se había metido otra chingadera allá en el cerro. Cuánto daño le hizo Rodrigo Sol obsequiándole aquel libro. La herbolaria tradicional mexica vino a terminar de sepultar cualquier indicio de actividad neuronal. Para la mala suerte del Mirlo, fueron más letales los hierbajos que escuchar por años rock en tu idioma o toda la leche de la CONASUPO, que bebió en su infancia auspiciada por el salinismo. Cuánto daño. Aún recuerdo su rostro partido de felicidad en el momento de recibir aquel libro. Fue encomendarle una misión trascendental al tiempo y el espacio, según él. Su encomienda fue probar todas las plantas, experimentando con dosis inusitadas. El Mirlo había estructurado una escala (empírica obviamente) de los niveles de toxicidad; es decir, si tal planta es buena contra los piquetes de zancudo y el mal del sapito, ésta pudiera de igual forma ponerte hasta las manitas. Valiéndole madre el códice de la Cruz-Badiano, el Mirlo mascaba tallos. Ya le iba a soltar un buen madrazo en la jeta, cuando Rodrigo Sol intervino a su favor: —A ver muchachos, vamos a darle un voto de confianza a este Mirlo. Ya Taro, deja de verlo así— y de tajo nos inclinamos 9 KIOSCO VOLADOR


a que existiera la mínima posibilidad de que el Mirlo tuviera la razón. Bebimos lo que quedaba de pulque y tomamos el sendero rumbo al cerro de El Maye: Mirlo, Rodrigo Sol, Beto Perdiz, el finado Mexín, Lilu y yo. Este era el gran hallazgo que siempre esperamos con ansia. Hartos de sentirnos excluidos de sucesos importantes, como un círculo de cal que traza el arcángel divino sobre la superficie de este país, mientras entona el himno nacional y que a nosotros nos excluye por el azar. Porque no tenemos algún acontecimiento que nos haga sentir orgullosos. Nada obliga a un niño de primaria para que memorice el nombre de nuestro municipio, porque aquí no pasó Villa, no tiró un gargajo Moctezuma, ni alunizó Cristóbal Colón. En su lugar, tenemos la casona donde nació un regente matón de estudiantes durante el 68; nuestra gloria local vive enmarcada en repujado y nos observa desde las oficinas del partido político vitalicio, mientras comitivas de campesinos gestionan un canal de riego de aguas negras. Aquel día caminé al borde del canal junto a Beto Perdiz, que también tenía sus dudas respecto al descubrimiento del Mirlo. Noté que ya se le habían subido los tres litros de pulque, porque se esforzaba por completar oraciones rimbombantes y casi tropieza por andar viéndole el culo a Lilu que caminaba enfrente. Con la voz áspera de un gallo enfermo, me dijo: — ¿Cómo lo ves triste Taro? El Mirlo salió con otra de sus jaladas. 10 KIOSCO VOLADOR


Pues parece muy convencido el ojete Pues te recuerdo que viene bien pacheco. Ese güey debería dejar de hacerle al etnobotánico y volver a los toquines... es un tarado el carnal, pero cómo raspa la lira. Nos reímos porque el sol hervía sobre nuestras cabezas, y El Mirlo al frente de la comitiva no dejaba de señalar al horizonte. Como si él pudiera cubrir en un abrazo a toda Aridoamérica para segmentarla y colocarla en una jerarquía de colores. El Mirlo se jalaba mechones de cabello y se rascaba la marca de nacimiento que tiene detrás de la oreja. Andaba tan exaltado, que casi golpea la cara de Rodrigo Sol cuando abrió sus brazos, pero éste no se inmutó. II Rodrigo Sol se tomaba muy en serio su trabajo de campo como historiador, sabía que así como la Comisión de Luz encontró a la Cuatlicue, él debía estar muy atento de los cabos sueltos que le extiende la casualidad. Rodrigo Sol fue y será recordado como un líder en su comunidad, perteneciente a un linaje de gobernantes del pequeño Runtitlán. Él había recibido el bastón de mando de manos de su padre y éste de su tío-abuelo, y así hasta perderse en los confines de la tierra hueca. Sólo que a diferencia de sus ancestros, Rodrigo Sol no dejaría descendientes. La supuesta misoginia con la que lo tachaban todas las maestras de la Escuela Secundaria Niños Héroes, ocultaba una fascinación por la carne más blanda. Y digo blanda, 11 KIOSCO VOLADOR


porque él prefería meterle mano a jovencitos a los que el acné todavía no dejaba cicatrices en la cara. Muchachos ingenuos que siguieron al profesor bien buena onda hasta su casa, bajo la promesa de beberse un tequila a escondidas y ver raros códices pornográficos. Pero si el chavito se hacía el difícil, Rodrigo Sol bajaba más la voz y le decía al final de clase: “Oye amigo, ¿y no quieres ver la primera estatua de Santa Teresa, la que el nuevo sacristán quitó de la parroquia, porque descubrió que los artesanos indígenas le tallaron serpientes alrededor de la panocha?”. Es por ello que Rodrigo Sol era considerado un paria y encajaba perfectamente en nuestro grupo. Llegó autoexiliado de su comunidad, después de haberle prendido fuego a su casa y burlar a la policía comunitaria que custodiaba la calle principal de Runtitlán. Llegó a diseminar su conocimiento entre nosotros, jóvenes desesperados por el tiempo libre fruto de la huelga del 99 en la UNAM y claro, estaba el arrimado, el zoquete del Mirlo.

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Mafalda también es protesta en LATAM

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Dibujo Digital Medidas variables 2019 Alan Christian Maqueda Gálvez

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La vida perfecta, de un burdo sueño Itzel Dominguez Escritora de Pachuca, Hgo. Instagram: @itzel_domi

Al reclinar el cuello hacia la almohada, todo tiene orden, empieza el momento, se apoya el instrumento en el pulgar con sutileza, con la misma sutileza se eleva el rostro y un profundo sentimiento se deja reconocer, nostalgia, ¿eso es?, tal vez, tener ganas de gritar, salir huyendo, sería una opción, tal vez. Alentar, esperar el instante y entonces, danzar, danzar sobre nota tras nota, con el compás perfecto, la melodía exacta, tal vez. Sentir la belleza que se tiene al emitir y recibir el lenguaje de la música. Hasta que la esperanza y el ánimo cansado acaben con el cuerpo. La realidad retoma su momento, sí, la nostalgia ahora invade cada entraña del ser. Y sin saberlo la vida se ha ido y lo que ayer era la vida perfecta, hoy es solo un sueño burdo, tal vez. Pero solo tal vez no lo sea, porque en ese estrecho espacio del tal vez están los ecos de la vida perfecta.

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BITÁCORAS DE UN CORAZÓN ROTO Escritora de Pachuca, Hgo.

Aline Fz

Instagram: @unicornio_de_origami

1 ¿Cómo te despides de alguien que ni siquiera estuvo? Llega el final de la rutina, el silencio abraza y los pensamientos se vuelven sombras que caminan de aquí para allá. Camino por toda la casa como león enjaulado, me siento absurda intentando no mirar aquel rincón cuando claramente es el más grande y habitado. Apago la luz para intentar dormir, recuerdo la sensación de acurrucarme entre tus brazos y el nudo en la garganta me recuerda que hoy el único abrazo será el del hubiera. Sobrevivir al insomnio es lo que intento cada noche, sinceramente no sé que es peor, si las vueltas eternas en la cama mientras el fantasma de lo que pudimos ser me atormenta o lograr conciliar el sueño. Hace días que despierto con la sonrisa más triste por haberte soñado. Durante el día cuando la vida gira tranquila y cuando menos lo espero, sin previo aviso y azotando la puerta se aparece tu sonrisa, esa mirada y el eco de tu risa. Sonrío entonces por ti, por mí y porque alguna vez fuimos nosotros. 16 KIOSCO VOLADOR


Te miro a la distancia y un suspiro me recuerda el aliento que me robaron tus besos. Cierro los ojos tomando una fotografía con mis pupilas, quizás no vuelva a verte, pero eso ya no es lo que esta noche me ha impedido dormir sino esta maldita duda: ¿Cómo te despides de alguien que ni siquiera estuvo? 2 Algo duele, arde, punza y me inmoviliza. He dicho todo y he recibido un silencio que grita tu indiferencia, que la evidencia aún más. Se me acabaron las excusas para disculparte sin que siquiera lo sospeches. Me duele pensar en aquel último día en que mirarte y volver a sentirte cerca me bastó pero que para ti fue como contar una estrella más en el cielo, que mientras miraba el universo en tus ojos tú ni siquiera reparabas en los míos. Pienso en cada noche que guardé tu lugar en la cama con la esperanza de volver a dormir entre tus brazos cuando tus tormentas cesaran sin saber que ibas por ahí dejando desiertos en otras camas. Miro la única fotografía que existe, el único registro que atesoré como si se tratase de un vestigio lunar y me pregunto ¿cómo se puede confiar tan ciegamente y lanzarse al espacio teniendo fe en que el cohete no va a estrellarse? Las dudas crecientes se desvanecen al mirar que te desdibujas, que no te reconozco pero que ahora puedo entender lo que fingiste ser y debo admitir que te salió tan bien. Me dolió la carta que nunca llegó, la respuesta que jamás recibí, el “Lo siento” que nunca escuché y la indiferencia después de aquella tarde que sentí llegar a las estrellas entre tus brazos, pero ahora 17 KIOSCO VOLADOR


entiendo que te dejé mirar cada parte de una galaxia en la que solo estabas de paso y que no te importaba más que tomar un par de estrellas para tu colección. Algo duele, arde, punza y me inmoviliza…realidad, le llaman. Hoy te he mirado por lo que haces y no por lo que dices. 3 Estarás bien. Me quedo pasmada, pensando que la manera más cobarde de lastimar a alguien es utilizando la frase trillada “No quería lastimarte” y uno se queda sonriendo con incredulidad mientras piensa “No me imagino si hubieras querido”. El corazón late de prisa, como si estuviera dándole vuelta a unos de esos casetes antiguos, para regresar la cinta al punto en que todo sucedió... Sabes que ya no tienes derecho a pedir explicaciones, en realidad nunca lo has tenido. El amor es libre, uno decide desde su libertad el lugar que da a cada persona. “Todo sucedió tan rápido” la frase que te hace pensar en qué estás haciendo mal para que el dolor no pase así de rápido. Piensas en cada noche de insomnio mientras ya ni siquiera recordaban tu nombre... comienzas a atar los cabos sueltos, la indiferencia y la distancia cobran sentido. Por un momento te detienes a odiar las circunstancias y buscas justificar los hechos, pero no te engañes, sabemos la verdadera razón. El amor o es o no aún con todas sus variantes, no se termina en un par de semanas de confinamiento.

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Te miras al espejo y te sorprendes riendo entre lágrimas, te sientes patética e incluso te odias por haber sido tan ciega. Sé que parece el fin del mundo, que el dolor te impide respirar y el corazón se sale del pecho, pero cuando todo esto pase habrás de conocer un amor increíble, el mismo que quizás ahora no ves porque has empañado el espejo de tanto llorar. Vas a salir de esto, vas a estar bien, te lo prometo. A veces uno necesita estrellarse para entender por qué ese viaje no tenía destino.

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El Andy Marqs

Originario de Villa de Tezontepec, Hidalgo. Contacto: aamsarts@gmail.com Instagram: @el.andy.marqs

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Cholo con clase

Cholo con clase es un proyecto de ilustración digital y denuncia social que se mueve en las calles de la metrópoli, conformada entre otros, por el Estado y la ciudad de México. Reivindican los principios de hermandad y comunidad de la subcultura de los cholos, no así la violencia fratricida y el machismo practicado por algunas pandillas.

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La cultura que expresan los cholos nació como la reivindicación del orgullo México-americano, surgido entre la diáspora de migrantes mexicanos, que durante la primera mitad del siglo XX migraron a los Estados Unidos para trabajar como jornaleros en los campos de California, mientras las tropas estadounidenses se preparaban para intervenir en la segunda guerra mundial.

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Indio, cholo, chudo, chuntaro, son algunos de los adjetivos con los que los patrones estadounidenses se referían a los indios recién traídos para levantar la cosecha o lavar los platos, pero también eran usados entre las comunidades latinas para referirse a alguien de origen campesino. Más tarde, los hijos que nacieron otro lado del Rio Bravo tomaron esas palabras y le dieron un significado de orgullo, se empezaron a vestir “tumbados” y a portar símbolos de su origen mexicano, los primeros cholos se reclaman sucesores directos de los pachucos, quienes vestían con exageración y elegancia.

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Aquellos que se movían en ambos lados de la frontera fundaron las primeras pandillas de cholos en Tijuana y Cd. Juárez, en los años sesenta y setenta, pasaron de reivindicar su origen proletario a convertirse en seguidores de una moda que se adaptó a los barrios pobres de las periferias, e hizo un caldo de cultivo con la pobreza y las drogas. Las pandillas de cholos proliferaron en los años ochenta tratados como remanentes de población dispuesta a vender su vida en las maquilas y se diseminó como una moda de los marginales entre las periferias en todo el país, insertándose en la cultura popular a la par de expresiones como el hip hop o la cumbia la colombiana en Monterrey.

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Hoy en día, el cholismo es parte de las expresiones culturales de las comunidades mexicanas en Estados Unidos, en donde hay quienes fundan clubes para modificar sus autos o quienes se organizan en torno a la lucha antirracista. Mientras en México, han pasado de ser una moda entre los parias a permearse y reinventarse como una expresión de diferentes grupos de la población, entre los que se encuentran los colectivos barriales, quienes desde el arte reivindican el ser cholo. Es así como desde el Cholo con clase te dicen: ¡Tira barrio homs, no tires la toalla!

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MICROFISURAS DE URSULINO OXIMEA Autor: GILBERTO VALDEZ VALENZUELA

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Esta historia que abro, no es idéntica al laborioso rasgueo de una guitarra para que la llame canción, tampoco es el preciso ámbito de la infancia feliz. Se trata de una escena de perplejidades, negando la vida en un laberinto en expansión. Todo comienza siendo como una cabalgata a paso muy lento pero que avanza gradualmente a una carrera cruel, irónica y adolorida. incertidumbre y miedo. De estas cosas sufría mi hermano Ursulino. Tenía el epígrafe perfecto, la conclusión acertada para darle a sus impresiones el matiz de una verdad. Si los planes fallaban recurría a los gestos sutiles y a los rasgos más frágiles, incluso al llanto. Una vez, mejor dicho, muchos años se encerró bajo los poderes de un hechizo, su habitación fue su cárcel. Adentro de esos muros comenzaba el mundo, un mundo demonio que solo le da desasosiego. Allí lo vimos encerrar el tiempo en tiernos ademanes. La arterioesclerosis había hecho su pesar un poco leñoso. Experimentaba tal endurecimiento que ni el arrepentimiento logra hacer llorar su dolor seco. No, no tenía ningún problema mental, ni asumía militancia drogata. Simplemente, el mutismo y la huevonada lo llevó a privilegiar el cultivo de la bella caligrafía 26 KIOSCO VOLADOR


del silencio, y este silencio era la desgracia en la que se arriesga todo: no existir, ni pensar, ni hablar.

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¿Qué le pasa a Ursulino? Se vuelve un dardo expresando la voluntad de quienes, pulsando todas las cuerdas, ciertas o escondidas nunca da en el blanco. Cierto, la de mi hermano no es una vida de protagonista, no ha tenido la obsesión de la intervención, ni la preocupación de las candilejas, pero ha sido capaz siempre para llenar un vacío, una ausencia, una falta de sentido a la vida. Y eso explica también el comentario del cual mana el antiguo veneno: “Ursulino ha perdido la capacidad de convivencia”, como afirmó aquel siquiatra egresado de la Universidad Patito, aquella del lema Cervantino, “nacimos para vivir muriendo”. Descartaremos esta opinión porque es el resultado de la anamnesis inadecuadamente arrancada con una sesión de tortura en el antro de Trofonio. A Ursulino se le pudo reconocer a partir de una letanía que pronunciaba insistentemente: “me estoy saliendo de mí mismo”, “me doy miedo a mi mismo”. Después le asaltaba la inesperada propuesta de convertirse en un vegetariano célibe o abrazar la doctrina ciceroniana del deber, abordando “temas grandes” poco conversados: la eutanasia, el suicidio, la locura, la relación entre arte y vida… De hombre de abundante alegría, mi hermano descompuso el cuadro convirtiéndose en un homo calamitosus. Paradójicamente deseaba la muerte con la misma intensión que huía de ella. Estuvo 27 KIOSCO VOLADOR


preso dentro de una experiencia que lo perseguía día tras día: emulaba de Jacopone da todi1, su mente, su expresión corporal, su voz, sus hábitos, sus sueños… pero sus preferencias sádicas, fueron más crueles, más perversas. Su egodistonía le apuraba sentirse en muerte.

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No quería vivir la odiosa vejez que vuelve al hombre malvado y feo… sin dientes e impotente. Como la aguja rayando el disco, justo a los 50, insistía que no quería dejar la vida, aunque se le acababa el hilo de las parcas. Sostenía como un principio básico declarado que pertenecía a una especie turnia, de congresos, manifestación y bandera. He aquí, porque el uso de gafas negras por parte de Ursulino tiene una explicación subversiva. La escritura toma aire de jeroglífico en el cuaderno de Ursulino. Nadie lo sabe, ni siente, ni pueden imaginarse, pero dicen que en las manos de mi hermano vive un demonio terrible, Titivillus le llaman. Él se remonta con dos alas y con una repetición rítmica le provoca errores ortográficos. 1 Jacopo de Benedetti, más conocido como Jacopone da Todi (Todi, 1236 Collazzone, 1306) está considerado uno de los más célebres autores de loas religiosas de la literatura italiana. Los críticos lo consideran uno de los más importantes poetas italianos de la Edad Media. Su composición más conocida es la denominada Stabat Mater.

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En cada clase, Ursulino está realizando el más grande esfuerzo cultural. Él escribe por los tremuleos o sismos del corazón. Son las irrigaciones de los nilos que imbricadamente animan el humus de la carne, los suberbaja pulmonares que con uniformidad lo arrojan a los ríos humanos de la vida. Las interjecciones del maestro para descuatrapear alumnos atrasados, le hacen a Ursulino lo que el viento a Juárez. Letras, números o cualquier ilusión filosófica no pueden ser valores abstractos. Ursulino hace surrealismo, cultura Bretoniana sin saberlo. Difícilmente puede hablar y su inteligencia es de onda lenta. Todo lo registra con retraso. Con tan serios lastres, mi hermano anuló los plumíferos deslices y aprendió a leer y escribir. Fue una campana de libertad construyendo música del lenguaje.

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Según el pungitivo testamento verbal, Ursulino nació así por culpa de los excesos de las agruras del aguardiente cabrío consumido por mi padre. Mi madre que lo era de modo múltiple, educada en la esclavitud reproductora, ejerció plenamente su condición amorosa. Nada, ni los fríos, ni lluvia calabobos, la detenía, como dijo el poeta: “juntos vivimos en círculos en llamas”. Los ejercicios cotidianos de curación, llevaban al infierno a Ursulino. Una vez, le suministraron un medicamento que no era otra cosa 29 KIOSCO VOLADOR


que una receta con sugestiones verbales. Lo cierto es que esto de los placebos y nocebos le movían muchas moléculas en el cerebro. Recuerdo nítidamente (cuando mi hermano tenía otros modos de sentir, pensar y vivir) una conversación con otros jóvenes acerca de aquella idea de reacción cínica, “neutral”, de la literatura. ¡Bah! El mito de la nada, otro Helesponto que franquear, escribió Ursulino. Y afirmó: la literatura, toda la literatura es una literatura de clase que siempre está teñida por una situación. Nunca es pura, jamás es solamente arte. Quien escribe libra un combate por la fidelidad y por la fidelidad acoge la cólera, acompaña al hombre en desgracia, en una palabra, lucha contra todo lo que constituye un obstáculo a la vida. Si escribo se libera la praxis y no la esperanza ojalatera (ojalá esto, ojalá lo otro) del tibio diletantismo que tanto alardean.

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Desde entonces reconocen su historia entre las historias de los demás. Nadie puede olvidar la respuesta mezquina de los hombres de letras. De él hablaron mal, a boca llena unos, con melindre el no querer queriendo algunos, bastantes con la alevosía del puñal trapero muchos haciendo circular la moneda falsa de la calumnia. Quisiera que las cosas fueran de otra manera. Hoy recibimos una sorpresa de Ursulino. Era día de limpieza general. Sonaba insistentemente la puerta, los golpes parecían vagas señales. Sabíamos que quería Salir. La clave fue cuando encendió la luz interna. Yo me dirigí a la puerta de blanca madera. Luego aparece semidesnudo. Me dispara preguntas irracionales: ¿Quién eres? ¿Cómo te llamas?

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Su mirada me desarma. Se hallaba triste y enfermo. Yo lo observo con ojo múltiple. Ursulino volvió a preocuparme. Aun con el exiguo cuerpo nadie le convence dejar la manía incómoda de practicar el trote y las pataditas de un caballo mesteño. Despide vaho de orines y a cada rato hace conatos de vómito. Su consigna de mudez me alarma que, de tanto no hablar vaya a perder el tacto. No en balde somos mellizos del mismo infelizaje. A mí también se me ha encargado en la mollera que necesito aturdirme con gritos vocingleros y eliminar humanos, de esos que se pagan un niño o una niña en una playa tailandesa o brasilera.

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Por si el lector quiere saber algo más del personaje. Ursulino Oximea Bacasegua, añadiré los siguientes datos: tiene los ojos turnios, por su mirada retadora y marina, ha tomado como divisa, unas gafas negras con destellos verduzcos. Usa “mata” con flecos oblicuos desde las sienes hasta la nuca. Usa también fajas de cuero en las muñecas, bolso de vaqueta. Viste todo de Levis, calza zapatos de minero y siempre trae un libro en las manos. Vive en perpetuo descontento y dónde lo ven derrama sensualidad y facilonería de su patrimonio cultural, por eso, su profesión es desbaratar montones de ignorancia. Su estatura llena por completo los quicios de las puertas. A menudo se protege con un cubre bocas, para impedir las porquerías del ventarrón capitalista.

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El cuerpo es el paisaje más sublime de todos de Cleotilde López

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EL MISIONERO (poema intertextual al Ché Guevara) Gilberto Valdez Valenzuela

Caen los muros, los dogmas y el santoral que los sostiene y entre los jóvenes surge el deseo de conocer las personas rebeldes. Desde la utopía, el che - aquí y allá - se hace presente. La Chemanía le dicen o el resumen tedioso de lo mismo. No es que sea popular, el Ché es un símbolo, incluso entre aquellos que no quieren saber nada del marxismo. El Ché fué un hombre de religión, un caballero, un misionero fundamental, moderno y antiguo a la vez, un combatiente de concepciones dogmáticas procastristas, pero vivió con honestidad. El Ché nunca predicó la resignación sino la lucha: SU REINO SÍ ERA DE ESTE MUNDO.

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Erick Alan Hernández Ortega Ciudad Sahagún, Hgo. Instagram: @erick_alan_hdez 39 KIOSCO VOLADOR


ABREVADERO Y DESTINO Gerardo Mejía Jiménez Escritor de Tepeapulco, Hgo.

Instagram: @gerardomalvibroso

Son varias las monedas que perdí, aislantes de corrientes distantes, me gasté el discurso de protagonista y uno que otro lápiz gris. Gris como mi anacrónico ser gris como la arena de un día diez bajo este velo de rudo semblante tengo mil maneras de matar mi ser, una de ellas; un revólver apuntando a mi cien, otra es una sobredosis de metadona y miel. Bajo el blues en do sin guitarra ni sol mayor con un verso de igual porte tengo una cartera vacía y un re menor. Me gasté tantos centavos en tequila y amor que ahora no se si vengo o junto al diablo estoy, me quedo con el recuerdo de tu calor y tus piernas de gacela, soy sólo un esquema matemático sin ton ni son. ¿Qué si voy a morir? seguro que sí o talvez un viernes no, pero de que voy viviendo aturdido sin remordimientos eso no lo dudes hoy. Soy sólo una coyote que perdió la manada y un error que nadie jamás cometió. 40 KIOSCO VOLADOR


PIEDRA MELANCOLÍA Gerardo Mejía Jiménez Escritor de Tepeapulco, Hgo.

Instagram: @gerardomalvibroso

Quise verte y terminaste vertiendo mi luz en un maizal te fuiste al alba mientras la luna hilaba usanzas siempre fuiste Pedregal. Sólo usaste mi cuero para tapar la hortaliza jamás quisiste comer helado de calabaza y mucho menos a las seis de la madrugada, entonces aquí estoy varado en sílabas consonantes. Hoy, día tranvía, recuerdo tus pies descalzos tu estómago de aguamiel y tus desentonados gestos de rabia. Estoy aquí echo una penca de melancolía recordando como tu clítoris fue mi guía desnudo ofrendo tu recuerdo al viento y callo y duermo...

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Escribir: la quimera del nuevo humano «Algo de ficción y algo de experiencia real» Luz María Sepúlveda Por: * Sup Tupa

No hay modo de negar que hemos cambiado. La (re) evolución llegó desde hace tiempo y no sólo hemos adaptado nuestros cuerpos, alimentos, costumbres y relaciones a la modernidad tecnológica; también aceptamos – incluso sin saberlo – nuestra inminente desaparición como humanidad para crear algo que hasta este momento no tiene ni pies ni cabeza. Tal vez lo que se asoma no sea el apocalipsis de la saga The Terminator, donde las máquinas emprenden la aniquilación humana, muy al estilo del cine gringo. En un panel de periodistas y cronistas realizado a principios de este año, se decía que la llamada Inteligencia Artificial (IA) había alcanzado al mundo del periodismo. Se dijo que en estos momentos de la historia ya hay algoritmos tecnológicos operando en las grandes empresas españolas, mismos que podrían elaborar la nota, noticia o crónica con información que se les suministre.

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Los ponentes no lo decían, pero había preocupación, no sólo por la inminente pérdida de empleos, sino porque se asoma la imagen agónica del oficio de escribir. La conclusión de ese hecho es que la acción escribir como un acto humano pierde sentido y fuerza ante un algoritmo informático. ¡Eso no va a pasar! Dicen los optimistas que detrás de su postura hay un ensombrecido rostro de intranquilidad. Lo mismo se dijo ante el inminente ocaso de la televisión y la radio ante su poderoso oponente el internet. Es innegable reconocer que leemos menos, por supuesto cada vez también son menos los que escriben y la calidad de lo que se escribe naufraga en un mar de incertidumbres. Hace tiempo en México se decretó que teníamos que seguir la ruta para ser un «País de lectores»; una gran campaña de dinero se desplegó en anuncios y llegaron a los estantes de editoriales y librerías, propuestas de lecturas descafeinadas. Ninguna de las dos industrias sobrevivirá – editoriales y librerías – sino hacemos una pausa seria, para repensar esos dos propósitos: leer y escribir. ¿Desaparecerá el oficio de escribir como lo conocemos? sí. ¿Las máquinas y su IA nos reemplazaran? sí. ¿Debemos quedarnos sentados a que suceda? no. Como en la mayoría de las distopías conocidas siempre habrá un grupo que se opone a los designios de la tragedia que se avecina. Recuerdo con cierta penumbra la distópica novela de Ray Bradbury, Fahrenheit 451, en la que retrata a una cofradía clandestina de lectores que se oponía a la extinción y eliminación de los libros, decisión que 43 KIOSCO VOLADOR


emanó de un gobierno que buscaba la felicidad por medio de la igualdad. Tal vez en un futuro no muy lejano habrá que irse a la clandestinidad para poder escribir. Alea iacta est - Sepulveda, Luz María, (2004), La utopía de los seres posthumanos, Fondo Editorial Tierra Adentro, México Sobre el autor: Soy creyente de Dios y el Chamuco, fan de los ovnis, de la literatura mamila y los tacos de suadero. Mis opiniones suelen ser tan irrelevantes que nadie las revindica. Las malas lenguas dicen que fui a la escuela, pero lo niego rotundamente. Sigo en espera de trascender las barreras de los likes

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El balcon Tecnica mixta 120 x 130 cm 2020 Autor: Luis Ángel Temoatzin López Martínez, artista visual con énfasis en escultura y pintura, originario de Zumpango Estado de México, egresado de la licenciatura de Artes Visuales, por el Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Instagram: @temoatzin.00

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