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Un reseteo mental

Las barras de access son 32 puntos en la cabeza que, al ser presionados gentilmente, ayudan a liberar pensamientos, emociones y creencias limitantes. Esta herramienta se ha vuelto muy popular como parte de las terapias alternativas que ayudan a la salud mental. En diálogo con El Milenio, Silvana García, vecina de Villa Allende, explicó de qué se trata esta disciplina y cómo sirve para mejorar la calidad de vida.

VILLA ALLENDE

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Hace años fue el reiki, después fue el turno de las constelaciones y ahora es el tiempo de las barras de access. Su nombre completo en realidad es “access consciousness” y se trata de una de las disciplinas más novedosas dentro de las terapias alternativas que apuntan a la sanación desde lo espiritual.

Básicamente lo que sostiene esta propuesta es que existen 32 puntos de energía en la cabeza que, al presionarlos con las manos, liberan cargas electromagnéticas asociadas a los pensamientos, ideas, actitudes, decisiones y creencias que pueden limitarnos en diferentes aspectos de la vida.

Las barras serían algo así como las autopistas por las que esa energía transita, que muchas veces se bloquean con pensamientos o emociones que impiden su buen desplazamiento. Lo que se busca en las sesiones, es liberar y equilibrar esos puntos, que a su vez corresponden a distintas áreas de la vida.

Al funcionar desde una mayor consciencia se abre un abanico de posibilidades para la persona. “Es como cuando una computadora se tilda muchas veces y uno la resetea, toca alguna tecla y de repente se acomoda el monitor y empieza a andar correctamente. Bueno así funciona esta terapia”, ilustró con soltura Silvana García, terapeuta de barras desde 2019.

Tras recorrer diversos caminos con distintas terapias alternativas, Silvana llegó a las barras de access en un momento particular de su vida y quedó gratamente sorprendida con su impacto. “A mí las barras me dieron un resultado espectacular. Empecé yo misma haciéndome las sesiones porque estaba en un momento difícil de mi vida personal y creo que es una de las mejores decisiones que tomé”, comentó a El Milenio. “En cada sesión me quedaba dormida y salía renovada, sensación que me encantó y me motivó a seguir hasta el día de hoy”, agregó.

Así, la vecina de Villa Allende no sólo se convirtió en facilitadora de access bars, brindando este servicio a las personas en su casa, sino que además comparte su conocimiento y da clases a quienes se quieran introducir en esta herramienta terapéutica.

“El conocimiento sobre esta disciplina se va transmitiendo de profesional a profesional, no es que exista un colegio o algún curso intensivo sobre barras”, explicó García y agregó que con una jornada completa de instrucción ya se puede empezar a trabajar y brindar sesiones.

Las mismas suelen durar alrededor de una hora en adultos y entre 20 y 30 minutos aproximadamente en el caso de los niños. Esto es así porque ellos “son mucho más limpios de juicio, entonces es un trabajo más rápido”, resaltó García y agregó que ha visto “resultados espectaculares en niños”.

“De igual manera cada paciente requiere diferentes tiempos. A veces yo siento que el paciente necesita más tiempo y eso hago, no se trata de cronometrar las sesiones. De la misma manera, hay personas que con un encuentro están bien y otros que necesitan dos, tres o hasta cuatro”, aclaró la facilitadora. El costo de la sesión varía según el facilitador: puede partir desde los 5000 hasta los 7000 pesos.

“La terapia de barras es como cuando una computadora se tilda y uno aprieta un botón para resetearla”, ilustra Silvana García. Foto El Milenio.

Remover los juicios

Según la terapeuta, cuando funcionamos de modo automático no elegimos por nosotros mismos, sino que seguimos lo que está socialmente impuesto y lo que históricamente creemos que debe ser. En este sentido, esta herramienta terapéutica permite eliminar la carga energética de los juicios y las limitaciones que hemos ido creando y sosteniendo a lo largo de la vida.

“En nuestro devenir cotidiano todo es blanco o negro, drama o alegría. Lo que hace esta terapia es instalar una escala de grises para tener más apertura mental y emocional, lo que te transmite una gran sensación de liviandad”, comentó Silvana.

En este sentido, llamó la atención sobre un detalle en particular: “A mí me sorprende que, cada vez que termina una sesión, existe una necesidad muy clara tanto mía como del paciente de tomar agua. Esto sucede porque al tocar todos estos puntos se genera un movimiento del campo electromagnético que generan nuestras emociones y, cuando eso se va descargando, el cuerpo pide agua para limpiarse”.

Entre las devoluciones que escucha más frecuentemente, García refiere que “te regulariza el insomnio, te saca esa sensación de estar pesado o encorvado y te da mucha tranquilidad”, aunque aclaró que “cada uno va a recibir lo que elija recibir”.

“Mucho del impacto de la terapia va a depender de cuán dispuesta a recibir está la persona, porque básicamente es eso, relajarse y conectar con el recibir, olvidarse del afuera. Pero pasa que hay mucha gente que no sabe recibir”, señaló la facilitadora y concluyó: “Siempre hay gente que no le cierra, que no pasan la terapia por la mente y ojalá algún día puedan abrirse y salir del juicio porque realmente está bárbaro”.

Los orígenes del access bars

La terapia de access bars fue creada en 1991 por Gary Douglas, un gurú norteamericano de la transformación personal. Su teoría se basa en el acceso a la conciencia para que cada persona pueda ser quien está destinada a ser y no quien está condenada a ser por condicionamientos inconscientes.

“Douglas canalizó este proceso pasándolo por su cuerpo, de manera casi mágica o telepática, como en estado de trance. Luego empezó a investigar estos 32 puntos que había vislumbrado y se dio cuenta que había como un mix de distintas corrientes de pensamiento, occidentales y orientales”, explicó Silvana.

Como suele pasar con varias de estas terapias, muchas celebridades de todo el mundo la adoptaron y la empezaron a difundir en sus redes sociales, lo que despertó el interés de muchos de sus seguidores. Actualmente esta disciplina se encuentra disponible en más de 170 países en el mundo a través de 10.000 facilitadores certificados para impartir la técnica.

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