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Una vida en carrera

Julio Fossat corre en auto desde los 20 años y, a sus 65, no piensa ni un segundo en “abandonar”. Hoy en día, se prepara para seguir compitiendo en rally a nivel provincial y nacional, mientras repasa su trayectoria y su visión del deporte con El Milenio.

Villa Allende

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Muchas veces la edad se convierte en un condicionante para seguir cumpliendo sueños. En el deporte, hay actividades donde el paso del tiempo va limitando la práctica activa y, ni hablar del alto rendimiento o la profesionalización.

En Villa Allende, el caso de Julio Fossat es excepcionalmente emblemático. Deportista de toda la vida, empezó a los 20 años y hoy, a sus 65, todavía se mantiene activo. Teniendo en cuenta que su disciplina es el automovilismo, se podría decir que “sigue en carrera”.

“Se puede correr hasta la edad que uno quiere”, afirma Fossat en diálogo con El Milenio, marcando el camino de una charla donde recorrió su trayectoria en el deporte motor.

El Milenio: ¿Dónde empezaste a correr?

Julio Fossat: Yo soy de Concordia, Entre Ríos, y empecé a correr allá, en Fiat 600, por el año 82. En realidad, mi primera carrera fue en Uruguay, en Salto, que está justo al frente, cruzando el río. Nos invitaron a correr y fui de navegante o copiloto.

He corrido durante todo este tiempo en pista, en Turismo Nacional y en rally. Me apasiona el rally porque es más humano. En pista tiene que ser todo perfecto. Pero en rally, los caminos son permanentemen- te distintos, así vayas por la misma ruta que pasaste antes, en la segunda vuelta, es distinta. Te parece más desafiante.

EM: ¿Cómo nació tu pasión por el automovilismo?

JF: Mi padre era piloto de avión de la Fuerza Aérea y en una oportunidad me llevó a ver una carrera al autódromo Oscar Cabalén, acá en Córdoba, calculo que debe haber sido de Turismo Carretera. Yo tenía 7 u 8 años y sencillamente me encantó.

EM: ¿Y se convirtió en una pasión para vos?

JF: Exacto. Y una cosa que es importante: todos los deportes tienen sus formas, su dedicación y su pasión, pero uno hace un modo de vida de acuerdo al deporte elegido. Me considero una persona absolutamente deportista. Hago spinning y natación dos veces por semana. Es un modo de vida.

Además, es fundamental mantener la conducta y tener un esquema. Si no tenés un orden, un objetivo, una visión, es muy difícil. Últimamente estoy viendo que se me pasó la vida muy rápido, pero no siento que tenga la edad que tengo realmente.

EM: ¿Tenés algún referente en el mundo automovilístico?

JF: Me gusta mucho la gente que se destaca, pero no porque sea exitosa, sino porque se destaca. Como el futbolista dice, me gusta Messi. Sí, porque se destaca. A mí me gustó mucho

Ayrton Senna. Lo conocí personalmente y luego he ido a llevarle flores al cementerio de Morumbi, en San Pablo.

EM: ¿Qué función te gusta más la de piloto o copiloto?

JF: Fundamentalmente he sido piloto, pero también copiloto. En realidad, el copiloto es parte del rally. Siempre digo que tiene un 25% de la función cada uno. Tiene el 25% el piloto, 25% el equipo, 25% el navegante o copiloto y el 25% el auto. Si vos lográs amalgamar esas cuatro cosas, se puede alcanzar el éxito.

“Lo mejor que me dio el automovilismo son las personas que he conocido. Podés ganar, podés abandonar, pero el mayor logro siempre es la amistad de la gente. Lo demás es deportivo” dos por Carlos Sainz y todos los pilotos europeos. Salí tres veces segundo y tres veces tercero, las demás veces abandoné. En el rally vas muy expuesto, permanentemente. No es como en la pista que vos sabés por donde venís, dónde tenés que doblar y el recorrido es siempre igual. En rally es todo distinto, así vuelvas a hacer el mismo circuito, es distinto. el mayor triunfo es tener una presencia en el mundo del deporte que, donde me vean, me abracen y me digan “Hola Julito” (me siguen diciendo Julito, je).

EM: ¿Este año en qué categoría vas a correr?

EM: ¿Cuáles son tus objetivos para este 2023? ¿Qué te motiva a seguir corriendo este año?

EM: ¿En qué categorías corriste?

JF: He participado en el rally nacional durante muchos años y en el rally provincial de distintas provincias. También he tenido la fortuna de correr a nivel sudamericano en Uruguay, Paraguay, Bolivia, Perú, Chile y Brasil.

EM: Y también te tocó correr el Rally Mundial cuando se hacía en Córdoba, ¿no?

JF: En diez oportunidades, siempre como piloto, de las cuales gané en el año 90 en mi categoría y llegué décimo primero en la general. Eso significa que, con un auto de inferior potencia a los otros, de 150 inscriptos, llegué al puesto once. Y atrás de siete autos que eran los Lancia, los Toyota, maneja-

JF: La RC2 Sport, que es la categoría de los autos un poco más grandes. Corremos con un Mitsubishi, pero tuvimos un accidente donde lamentablemente Matías, mi compañero de equipo, se quebró algunas costillas, así que tendrá que estar tres meses sin correr.

Estoy buscando algún navegante que tenga experiencia para seguir compitiendo. El jefe de equipo es mi hermano Carlos. Estamos con Morano y Schroeder, que son dos equipos importantes. Ellos nos preparan el auto.

EM: ¿Cuáles considerás que son tus mayores logros en el automovilismo?

JF: El mayor logro es la amistad de la gente, los valores humanos que uno va sumando. Lo demás es deportivo. Podés ganar, podés abandonar, pero

JM: Me motiva participar con un auto 4x4 con mucha potencia. Realmente se siente la aceleración. Me entusiasma la nueva categoría y es un sueño cumplido para mí. Empecé con Fiat 600, Citroën, pasando por Fiat 128, 147, 1500, el rally mundial. Después Regatta, Gol GTI 2000, corrí con Subaru de navegante. Pero, el ser piloto con este auto, me motiva mucho.

EM: ¿Por qué te sigue gustando el automovilismo después de tantos años corriendo?

JF: Es una gran pasión y una motivación de vida. Es lo que me gusta. Además de trabajar en la parte comercial de Toyota y ser piloto de rally, soy ciclista. Me apasiona la bicicleta tanto como el automovilismo. He hecho travesías en Europa, como el Camino de Santiago de Compostela. Mil kilómetros en diez días cruzando los Pirineos. Pero el beneficio más grande que me dio son las personas que conocí y las amistades que tengo. En toda Sudamérica, en todo el país. Gente que cuando me ven, se alegran, me abrazan, me quieren. Eso, es lo más importante.

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