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Un emprendimiento que hace agua la boca

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Por amor al pueblo

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Las crisis son momentos difíciles para cualquier persona, pero también pueden ser una fuente de oportunidades para aquellos valientes dispuestos a innovar. Agua la boca es un emprendimiento familiar que nació hace más de 20 años, en plena crisis económica. Comenzaron haciendo dulce de mora y hoy elaboran una amplia variedad de productos gourmet con ingredientes naturales del monte cordobés.

AGUA DE ORO

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La adversidad se suele presentar como un momento difícil, pero también puede ser una fuente de oportunidades por descubrir. La clave es estar preparado, ser creativo y estar dispuesto a tomar medidas audaces para aprovechar las ocasiones que surgen en los peores momentos.

Una crisis económica. La falta de empleo. Un árbol de moras gigante casi olvidado en el patio. El resurgimiento del trueque como opción de economía circular para salir adelante. Se dice que en los momentos de mayor dificultad surgen las verdaderas oportunidades para emprender y así nació Agua la boca, un emprendimiento familiar de productos artesanales elaborados a base de plantas autóctonas del monte serrano.

Marcos y Anabel Arcazza son los creadores de estas delicias gourmet que hoy se exponen en ferias internacionales. Comenzaron con esta idea hace casi 23 años, justamente a partir de la crisis económica de 2001, por una cuestión de necesidad. Ella daba clases de inglés y Marcos se dedicaba a otras tareas, pero el dinero no alcanzaba.

La oportunidad fue ese árbol de moras gigante en una casa de Villa Rivera Indarte y el legado de las recetas de las abuelas. Así comenzaron a elaborar mermelada de moras para llevar a las ferias de trueques, una forma de intercambio económico que volvió a surgir en Argentina durante la debacle económica de principios de este siglo.

Pero las cosas no quedaron ahí. Con el correr del tiempo, Agua la boca siguió creciendo y ampliando la oferta de productos. Sumaron jaleas, chutneys, licores, cremas de chocolate y hasta fernet. “Ahora tenemos un montón de productos de muchos sabores. Pero lo que valoramos de esta historia es haber podido convertir una situación difícil en una oportunidad, y no pensarlo como un obstáculo. Si eso no nos hubiese sucedido, no se nos hubiesen abierto las puertas de lo que somos hoy”, confiesa Anabel.

La elaboración de los productos se realiza en una cocina independiente en la casa donde viven actualmente, en Agua de Oro. El emprendimiento cuenta con la habilitación municipal y el Registro Nacional de Establecimientos (RNE), es decir el certificado que las autoridades sanitarias jurisdiccionales otorgan a una empresa elaboradora de productos alimenticios o de suplementos dietarios para sus establecimientos.

Para todos los gustos

El principal diferencial de los productos de Agua la boca es la innovadora combinación de ingredientes y el origen de los mismos, ya que el principal almacén de este emprendimiento es el mismo monte serrano que rodea la vivienda de Marcos y Anabel.

Para los vecinos de Agua de Oro, la gente que opta por sus productos busca “alimentos que le despierten aromas, sabores y emociones, y un equilibrio con lo natural”. Por eso, sostienen, lo fundamental es “hacer las cosas con respeto y pasión”.

Lo cierto es que un chutney de pasionaria, no se ve en todos lados. Acá lo elaboran con mburucuyá, flor de la pasión, pasionaria azul o simplemente pasionaria, una especie de planta trepadora que crece de forma silvestre y que se distingue por su bella flor.

También hacen un licor cremoso de chocolate picante, con una receta azteca donde el protagonista es el ají chile. Además, elaboran chocomole, una crema de chocolate picante y crema con naranjas abrillantadas. El frutilate es crema de chocolate con frutillas, ideal para el postre.

Las jaleas y los dulces no pueden faltar, elaborados con la propia pectina de la fruta y azúcar orgánica. El de lavanda con cáscaras de limón es una perlita y al de menta con arándanos no se le resiste ningún paladar.

“Nos gusta hacer cosas raras”, confiesa Marcos. Y reconoce que el monte produce todo lo que necesitan, por eso lo conservan tal cual lo encontraron. Lo que falta, saben dónde buscarlo: “La mayoría de los frutos con los que elaboramos los productos son agroecológicos en un 80%. Y el azúcar, un ingrediente fundamental en lo que hacemos, también es orgánica, la única que se consigue en el país”.

El más vendido es el licor cremoso de dulce de leche granizado con pedacitos de chocolate, aunque para Anabel y Marcos, su producto estrella y más representativo de su emprendimiento es el fernet, porque, en sus palabras, “lleva las 30 hierbas del monte serrano que amamos”.

Cada botella de ese producto encierra la esencia y el espíritu de Agua la boca. Por eso, en lugar de tomarlo con coca, la pareja recomienda “tomarlo con soda, jugo de limón, agua tónica o gaseosa de pomelo para no tapar el sabor propio de las hierbas”.

Explosión de sabor

De forma metafórica, la expresión popular “hacerse agua la boca” significa que algo nos gusta mucho. A nivel biológico, esto sucede porque cuando tenemos mucha hambre, la boca empieza a llenarse de saliva, una reacción natural del cuerpo humano que se prepara para recibir comida.

De ahí nació el nombre de este emprendimiento con base en Agua de Oro y la receta del fernet que elaboran, con 30 hierbas. También producen licor de peperina, de hierbas, de palo amarillo y vinagres con flores silvestres.

Toda la materia prima la obtienen del monte cordobés, el mismo que tienen al alcance de la mano, rodeando el lugar de producción. Y Anabel es una agradecida de esa espesura que les dan las Sierras Chicas.

“Valoramos lo que nos da la tierra. Muchos usan la palabra yuyo para referirse a algo que no sirve, pero en realidad yuyo es un vocablo quechua que significa ‘planta que cura’. El monte nos ofrece todas esas plantas con propiedades y nutrientes”, explica la vecina.

Redacción: Matías Candoli . periodico@elmilenio.info

Producción: Milagros Postay y Jerónimo Aliaga (4to IMVA). Miel Vizzo y Morena Torres Allende (4to IENM).

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