Facetas Feb 14

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FACETAS cultura al día

IBAGUÉ, 14 DE FEBRERO DE 2010

Burj Al Arab- Dubai. Hotel. La Torre de los Árabes.

Arquitectura y globalización


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Ibagué, FEBRERO 14 DE 2010

Tomás Eloy Martínez

Tomás Eloy Martínez

La Nación*

E

ste 31 de enero falleció, a los 75 años de edad, el periodista y escritor argentino Tomás Eloy Martínez, tras una larga lucha contra el cáncer. El autor de Santa Evita fue también columnista de los diarios La Nación, de Argentina, desde 1996, además de The New York Times, de Estados Unidos, y El País, de España. Martínez escribió, además, libretos de cine y televisión, y fue crítico cinematográfico; integró el equipo de dirección del se-

manario Primera Plana; dirigió La Opinión Cultural y la revista Panorama y formó parte del equipo creador del diario Página 12. Escribió su primer cuento cuando tenía menos de diez años para burlar el castigo de sus padres, que le habían prohibido leer. Más tarde empezó formalmente su carrera como corrector en La Gaceta de Tucumán, provincia que lo vio nacer en 1934. “Si cuidás el lenguaje, la ética viene en consonancia, porque la responsabilidad empieza por la herramienta que manejás”, había dicho en una entrevista publicada en El País a propósito de esa experiencia. Entre 1957 y 1961 fue crítico cinema-

tográfico de La Nación. Junto con Ernesto Schoo, renovó la forma en que se reseñaban las películas de esa época. El contexto era de por sí estimulante: las nuevas expresiones de la nouvelle vague y la nouveau roman, que derribaban las viejas formas del cine y la literatura, eran recibidas por algunos jóvenes de este lado del océano como gotas en el desierto. Entre ellos estuvo Martínez, que promovió ambas tendencias, con las que generó tanto adhesión como desconcierto. De la redacción de la revista Panorama sería despedido por publicar los sucesos de Trelew en la portada. Su relato periodístico La pasión según Trelew (1974), quemado durante la dictadura en una plaza de Córdoba, fue incorporado como prueba al expediente de la causa que investiga la masacre. También fue el primer director del noticiero Telenoche. Dirigió el suplemento cultural del diario La Opinión hasta 1975, año en que, amenazado por la triple A, debió exiliarse en Caracas. Allí fundó El Diario de Caracas, medio al que dotó de un completo libro de estilo antes de su salida a la calle. En 1991 participó en la creación del periódico Siglo XXI en Guadalajara, México, y del suplemento Primer Plano en Página 12. Dirigió durante muchos años el Programa de Estudios Latinoamericanos de la Rutgers University, de Nueva Jersey, y fue uno de los referentes de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por su entrañable amigo Gabriel García Márquez. Entre sus obras más destacadas se encuentran Lugar común la muerte (1979),

señalada como un aporte esencial al nuevo periodismo, La novela de Perón (1985), La mano del amo (1991) y la novela argentina más traducida de todos los tiempos que, a la manera del Facundo de Sarmiento, dinamitó la frontera entre fantasía e historia: Santa Evita (1995). En 2002 recibió el premio Alfaguara, uno de los más importantes concursos literarios en lengua castellana, por El vuelo de la Reina. Luego se publicarían la selección de ensayos y crónicas Réquiem por un país perdido (2003), Las vidas del general (2004) y El cantor de tango (2004). El Purgatorio (2008), su última novela, cuenta la historia de una pareja que, separada por el terrorismo de Estado en 1976, vuelve a encontrarse treinta años después, relato con el que intentó recuperar los años que vivió lejos de un país que nunca dejó de obsesionarlo. El diario madrileño El País le otorgó el Premio Ortega y Gasset de Periodismo el 22 de abril de 2009. El galardón distingue trabajos en español publicados en medios de todo el mundo. Poco después, el 24 junio de ese mismo año, fue incorporado a la Academia Nacional de Periodismo. “Es un gran honor que se debe, creo, a la persistencia con la que vengo trabajando hace más de medio siglo”, dijo. Desde su sillón en la Academia, Martínez bregó para que la calidad y confiabilidad de la información sean las herramientas indispensables para que el oficio se adapte a los nuevos tiempos. *Buenos Aires, Argentina.

LA PALABRA DEL DÍA Sismo, seísmo, terremoto Sismo, seísmo y terremoto son tres sinónimos perfectamente intercambiables que se aplican a los movimientos telúricos causados por el desplazamiento de placas tectónicas en el interior del planeta. Los dos primeros provienen del griego seismos (agitación, sacudida) y el tercero, del latín terraemotus, formada por terrae (tierra) y motus (movimiento). www.elnuevodia.com.co>Léalo.

Sismo y seísmo fueron incorporadas en 1947 al diccionario de la Academia, aunque ya habían aparecido en 1918 en el de Rodríguez Navas, tras haber llegado a nuestra lengua desde el francés séisme, empleado desde la segunda mitad del siglo XIX. Terremoto, en cambio, que aparecía en diccionarios castellanos desde 1505, a veces bajo la forma tremoto, es

la palabra que realmente se emplea en el uso corriente, con excepción de la prensa y los textos de geólogos. Y no olvidemos la expresión sinónima temblor de tierra, registrada en todos los diccionarios castellanos, que heredamos directamente del latín tremor terrae, ya empleada por Plinio con su denotación actual.

Ilustraciones: Obras de la pintora colombiana Neiffe del Valle


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Las de Caín de José Saramago Por JOSÉ M. VALLEJO*

A

sus 87 años de edad, el nobel de la literatura José Saramago no pertenece al grupo de escritores, que amparados en la fama, se inclinan por los temas triviales o insubstanciales, tendencia, hoy en día, animada por la narrativa ligera y sesgada a la frivolidad, puesta en boga por Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa después de sus éxitos iniciales con la novela social. Cambio trágico y desafortunado donde prima el significado mercantilista de la producción literaria. De acuerdo con este enfoque divergente entre los literatos citados, vemos que en su reciente libro Caín, el profundo escritor portugués vuelve a cogerse de la Biblia y de la religión para mostrarse irónico, impío y mordaz, todo ello en consonancia a su declarado ateísmo practicante. La versión bíblica del asesinato de Abel por parte de su hermano Caín, ambos habiendo ofrecido a Dios lo mejor de su realización, en el caso del muerto las mejores crías de sus ovejas y en el del fratricida los mejores frutos de sus cosechas, es llevada magistralmente al ridículo. Se explota ahí al máximo el absurdo de una concepción de resentimiento celoso, de enojo superfluo, hasta llegar a la envidia criminal. La preferencia de Dios por Abel, sin motivo aparente, contra Caín es aprovechada en la narración con la finalidad de demostrar que el justo Señor, el Ser Supremo de la bondad, de la equidad y la rectitud, no era de fiarse. Pero el fondo del asunto es, como en el caso de Adán y Eva, la desobediencia y el castigo correspondiente, esencia desde el principio de una domesticación del ser humano, a través de un poder abstracto omnipresente representado por Dios y por extensión por la iglesia y la jerarquía eclesiástica, los representantes divinos en la tierra. En tales circunstancias, Saramago, rescata a Caín de los castigos celestiales, en tanto acusa a ese Dios bíblico como el autor intelectual del crimen cometido. No es la primera vez, ya hace una veintena de años, el nobel portugués se ingenió un ataque a la religión cristiana, madre ideológica del mundo occidental, a través de su muy discutido libro “El Evangelio según Jesucristo,” cosa que le valió la censura de los católicos y un veto del gobierno de su país para competir en el Premio Europeo de Litera-

José Saramago

tura. La insistencia en el tema religioso, primero, mediante un punto de vista irónico de los evangelios de Marcos, Mateo, Juan y Lucas (Nuevo Testamento) y ahora utilizando a Caín para traerse abajo el Antiguo Testamento de los judíos y libro sagrado de los cristianos como referencia histórica, persigue, no cabe duda, la desmitificación de la Biblia. Las definiciones de Dios, el demonio, la dicotomía entre el bien y el mal, y sus consecuencias de pecados y perdones, de glorias purificadas y fuegos eternos, son temas tratados en función del dominio ideológico. Temas inventados por los hombres, asevera el escritor Saramago y, por consiguiente, despojados de toda divinidad, son manejados humanamente hasta demostrar la existencia de una acumulación de absurdos. En realidad, inventando milagros nuevos y profecías, ridiculizando los mensajes y los salmos, las negociaciones entre Dios y el diablo o entre el hombre y el diablo como el pacto de Mefistófeles con el doctor Fausto en la obra del poeta Goethe; y observando de manera natural que fue María Magdalena quien desvirgó a Jesús de Nazareth, Saramago se engolosina literariamente con la fantasía, la imaginación, el sueño y la invención. Especialista en los escenarios fantásticos, descritos en largas sentencias, estilo torrencial de cierta manera vocalizado, José Saramago explota casi siempre una perspectiva subversiva acerca de los eventos históricos y contra el orden establecido. A los temas polémicos, el día a día de la humanidad, con un lenguaje sencillo como el utilizado en sus libros “El año de la muerte de Ricardo Reis,” “La balsa de Piedra,” “Ensayo sobre la Ceguera,” “Ensayo sobre la Lucidez,” “El Viaje del Elefante”, entre otras obras célebres, se suma el tema religioso. Y precisamente con su nuevo libro Caín trata de despojarle a la Biblia el carácter de abecedario sagrado, más aún cuando la mayoría, sin haberla leído, la acepta como palabra divina o la voz de Dios. Esta intención de desmitificación bíblica subsiste con ironía y humor a lo largo de la narrativa, tal si fuera un complemento necesario de la visión escéptica postulada en “Los evangelios según Jesucristo.” Para el escritor lusitano desmitificar a la Biblia no constituye una tarea difícil. El ingenio en el manejo de la sátira cumple con creces la tarea impuesta, pues se comienza y se termina con una secuencia de descubrimientos de situaciones absurdas, donde la recurrencia a Dios a fin de explicar lo inexplicable resulta risible cuando desaparece la lógica del razonamiento elemental y se le reemplaza por el dogma con la finalidad de exponer la fantasía como realidad aceptable. La secuencia de descubrimientos, en cuyos relatos simples destaca lo absurdo y fantasmagórico, se aproxima a la concepción de lo “real maravilloso” perteneciente al escritor cubano Alejo Carpentier. La Biblia a fin de cuentas termina sin línea demarcatoria entre lo real y lo fantástico, en una atmósfera surrealista donde lo supernatural es de representación absolutista y no resulta divulgada como cuestionable.

En estos tiempos de mezcolanza sincrética entre lo pagano y lo religioso, cuando la Navidad ya no pertenece sólo a los cristianos sino se hizo universal y por ejemplo, en Norteamérica, es la más grande fiesta mercantil y comercial habida, con sus luces de colores, pintorescos árboles adornados de regalos, Santa Claus y trineos musicales, Caín ante el olvido de que esta fiesta se debe al nacimiento de Jesús y no a la parafernalia del consumismo desenfrenado, resulta un libro creyente mirando el nuevo mundo que se avecina. Ya tenemos también un avance en este camino con las difundidas novelas de Harry Potter, donde se destaca un mundo sin iglesias, sin cleros ni fe religiosa. La Biblia desmitificada parece ser la búsqueda de Saramago, más todavía cuando ridiculiza los textos asombrosos y los hechos extraordinarios, imbuidos de fantasía en su totalidad, presentados como sucesos concretos ocurridos en el tiempo y el espacio. Rechazo, en realidad, a la creación de un grupo de hombres de inventiva, cuyas versiones mágicas en la mayoría de sus aspectos sirven a un propósito: el ejercer dominio sobre los hombres no pensantes. Se valen de esta manera de los misterios de la existencia misma, rodeados de información elaborada con el fin primordial de impartir la dominación mental. Saramago en Caín no explica su ateismo, se vale de él para tratar de explicarse irónicamente por qué la gran mayoría es creyente sin importarle el ridículo de aceptar absurdos extravagantes, además sin darse la oportunidad de explicarse lo desconocido. El escritor toma distancia punzante y mordaz respecto a la fantasía y lo mágico, puesto que lo supernatural bíblico no se explica sino se acepta por venir de Dios. De ahí que, el Nobel de la literatura convierte a la Biblia, por segunda vez, en una especie de novela “mágico realista” escrita por muchos autores sin acuerdo entre ellos, una obra digna de los cuentos infantiles por la simpleza de sus inverosímiles argumentos. * Toronto-Ontario/Canadá. La Gaceta Literaria. www.elnuevodia.com.co>Léalo.


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Arquitectura y globalización Burj Kalifa, el edificio más alto del Mundo (818 metros), en Dubai.

ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA Por: ALFONSO CARRERO HERRÁN ARQUITECTO SCA

En la década de los 80 del pasado siglo, cuando aparece el fenómeno de la globalización cultural y la internacionalización económica, el ejercicio de la arquitectura comienza a experimentar una serie de cambios apoyados en los adelantos de la informática y el uso generalizado del computador (PC); se ofrecen nuevas posibilidades de diseño al permitir una gran cantidad de formas nunca imaginadas, pero sin suplir el ingenio o la inventiva del arquitecto error en el que caen muchos colegas y diseñadores. A diferencia de la arquitectura convencional en donde se aplican y respetan todos los fundamentos de la teoría, del urbanismo, de la funcionalidad y www.elnuevodia.com.co>Léalo.

de la normatividad, en esta nueva propuesta se ignora el contexto, la escala climática y los determinantes como condicionantes del diseño permitiendo concebir proyectos con libertad, provistos de toda clase de líneas desde curvas hasta diagonales y volúmenes entrecortados, segmentados y superpuestos. La nueva generación de arquitectos se cansa de las referencias del pasado e inicia la búsqueda de nuevas formas espaciales que se muestran por primera vez en la “Deconstructivist Architecture” (arquitectura deconstructivista), en exposición organizada por Philip Jonson y Mark Wigley en el Museo de Arte Contemporáneo de New York en 1988. Allí, exhiben sus obras Frank Ghery, Daniel Libeskind, Peter Eisenman, Zaha Hadid y Bernard Tschumi. Este

movimiento se caracteriza por las ideas de fragmentación y manipulación de una estructura o su fachada de tal manera que sirvan para distorsionar o “dislocar’ algunos de los elementos. La visión final de los edificios deconstructivistas exhibe varios estilos, una estimulante impredecibilidad y un caos controlado. Posteriormente, en 1995, en el mismo Museo se cuelga una nueva exposición con el nombre de Light Construction o construcción ligera, con nuevas formas de expresión en contraste a las formalidades que aún presentaba el constructivismo y de paso, según algunos críticos, se descubre la fuerza estética de las formas ligeras, transparentes sencillas y monolíticas que originan una arquitectura simple, sin mayor significado y sin identidad que se puede construir en cualquier lugar del mundo. Esta arquitectura considerada “la de la globalización”, en buena parte basa su importancia en ella misma y en los recursos económicos sin límites. Igualmente se caracteriza por dejar de lado las reglas de la modernidad que sus adeptos juzgan como limitantes: “la forma sigue la función”, “la pureza de la forma” y “la fidelidad de los materiales” La globalización con sus avances tecnológicos cambia

Edificios más altos del mundo

además de la arquitectura, las bellas artes; propicia el consumo y la homogenización de las culturas y hábitos de comprar, vestirse, comer y de esta manera las identidades regionales se van perdiendo por una “identidad global”. Igual sucede con la arquitectura al irse perdiendo la vernacular, cambiándose por lo que se conoce como la de la era global En respuesta a estos consumos y tendencias generalizados, surgen los grandes complejos comerciales que se inician con los famosos “malles americanos” (en nuestro medio el primero fue el de Unicentro en Bogotá) que se pueden en-

contrar en todas partes de mundo, pudiéndose considerar como la primera época de la globalización en la arquitectura. En los países con economías débiles y cuyas defensas son sus raíces culturales, entre ellas la arquitectura, ceden ante las tendencias y modas de los países desarrollados dentro del modelo neoliberal y del capitalismo salvaje, asimilando su estilo de vida y apropiándose de las edificaciones y soluciones arquitectónicas; se pierde así la identidad de lo propio “del ser nacional” que es lo que hace la diferencia con los demás pueblos. Si aceptamos que una tipología arquitectónica es la manifestación de la identidad social-cultural de una nación, podemos entender la problemática de la arquitectura de inicio de siglo que genera una

Guggenheim Bilbao-museo. Deconstructivismo.


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Burj Al Arab- Dubai. Hotel. La Torre de los Árabes.

arquitectura neutra, sin significado y sin apegos; la forma no está relacionada con la función (aunque según Le Corbusier el funcionalismo no es arquitectura, puede ser de cualquier tipo y se puede situar en cualquier parte del planeta). En resumen, podríamos calificar la arquitectura de la globalización como indiferente, indefinida, ilimitada, independiente del medio

y sin mayor contenido. Esto no quiere decir que no haya aportado algunos cambios tecnológicos y de materiales de avanzada (cristales, recinas, p.v.c., aluminios estructurales etc.). En Colombia, la arquitectura de globalización no ha sido ajena; muestra de ello son los innumerables centros comerciales que se repiten en la mayoría de las ciudades intermedias, tomados

del ejemplo ya señalado (Unicentro) donde el concepto es reunir en una sola planta física una serie de actividades (locales comerciales, parqueaderos, bancos, cines, sitios de comidas rápidas, zonas de diversión etc.). Igualmente se manifiesta con hoteles de alta categoría en zonas turísticas exclusivas, pero muy lejos de la escala y dimensión de la hotelería de los Emiratos Arabes Unidos (Dubai) y Las Vegas (EE.UU.) que se convierten en lo más demostrativos de este movimiento globalizador. Aeropuertos, puertos marítimos, instituciones bancarias son igualmente ejemplo de estas tendencias universales que se repiten a diario. Pero quizás el ejemplo de mayor resonancia de este nuevo movimiento lo constituyen los Emiratos Arabes Unidos y más exactamente en Dubai con sus grandes complejos en materia hotelera (Burj Al Arab), sus faraónicos proyectos aprovechando el área marina y el nuevo edificio: el “Burj Califa” (La torre Califa), el más alto del mundo de 818 metros de altura, una estructura de hormigón armado y acero de 166 pisos destinados a apartamentos, oficinas, un hotel, un mirador y un observatorio. Tuvo un costo de cuatro mil millones de dólares y un peso de siete millones de toneladas. Fue inaugurado

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Hotel Habita en Ciudad de México. Arquitectura Light .

recientemente y se puede divisar a 95 kilómetros de distancia. Todo esto gracias a la determinación de una dirigencia que quiere alcanzar resonancia mundial y que dispone de inmensos recursos derivados de la industria petrolera; recordemos que los Emiratos Árabes Unidos es uno de los mayores productores de tan preciado fósil. El gran reto para la arquitectura contemporánea colombiana es no olvidar en sus propuestas nuestra realidad social-cultural y valores estéticos y espaciales como los logrados con materiales propios

como el ladrillo, para no sucumbir ante la avalancha de nuevos materiales, formas y estilos globalizantes. Con esta nueva tendencia que lleva ya algunos años, habrá que esperar si con el correr del tiempo se convierta de verdad en un nuevo estilo arquitectónico que se aclimatará en el “entorno mundial” o si simplemente era un capricho de virtuosos arquitectos que con el respaldo del gran capital y dentro de un modelo neoliberal permitieron la realización de este tipo de obras. Imperial War Museum North, en Manchester. Deconstructivismo

Torre del Banco de la China (367 metros). Arquitecto Ming Pei.


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POESÍA

Jesús Alberto Sepúlveda Haiti 7 a 8

Era necesario que temblara la tierra de la isla antillana de 7 a 8 en la escala de Ritcher para descubrir que nos necesitamos, para sentir que nuestras manos apretadas podrían ser una sola. Tuvo que sobrevenir el sismo para caminar juntos abrazados dando saltitos sobre los cadáveres de tantos negros huérfanos de cielo para encontrar nuestro amor en la desolación de la tierra boquiabierta. Tuvo que estremecerse el suelo bajo nuestros pies desnudos y perdidos para encontrarnos a las puertas de la muerte y descubrir que sin estar unidos nunca estuvimos separados. Unos instantes duró apenas el inicio de la tragedia inacabable para mordernos los hambrientos labios entre el espanto y el horror de la desgracia, para sentir el vibrar en nuestros pechos más allá del temblor en esta tierra. ¿Era necesario sacudir el universo y reducir a escombros tantos sueños para sucumbir en la desgracia, para encontrar los fragmentos de este amor bajo el pálpito iracundo y embrujado de esta isla a mediodía, para saber que aún nos tenemos uno al otro y empezar de nuevo…? ¿Era preciso entonces que nos temblara esta tierra tan adentro…? www.elnuevodia.com.co>Léalo.

> EL CUENTO

Delincuento

Por FRANCISCO DE PAULA PESTAÑA PARRAS*

Que quede claro que lo que voy a contar no es por arrepentimiento. No todo lo que admitimos los criminales tiene por qué ser una confesión. Lo que sí es cierto es que yo no elegí acabar así. Al principio eran apenas travesuras, escribía frases en los márgenes de la libreta o en la pizarra, entre clase y clase, antes que el profesor la borrara. Otra veces no me quedaba más remedio, llegaba el cumpleaños de un amigo y debía hacerle algún regalo, como yo no tenía dinero para comprarlo, tenía que escribirlo. Así poco a poco seguí delinquiendo hasta convertirme en un relatero de poca monta. Ahora tengo un socio aunque no trabajamos de la misma forma, él está especializado en cometer poesía. Yo no sirvo para eso, no tengo aptitudes, mis dedos son muy torpes y no sería capaz de hacer lo que él hace. Se acerca a alguien y sin que se dé cuente le mete la mano en el pecho y se hace con lo que lleve. El tipo sigue caminando y cuando comienza a palparse el corazón sintiendo que le falta

algo, mi amigo ya está muy lejos. Yo actúo de manera distinta, con más bajeza. Me apoyo como distraído en la pared y observo. Entonces reparo en alguien, aunque mejor si es una pareja –el botín acostumbra a ser mayor-, y les sigo. Hay que saber elegir, si empiezan a andar por avenidas o por sitios iluminados me doy la vuelta. Esos no suelen llevar gran cosa, lo he comprobado. Prefiero los que caminan por calles estrechas, los habituales de callejón. Voy tras ellos con cuidado de que no sospechen porque entonces se inquietan, se apresuran, comienzan a actuar cautelosos y ya no hay nada que hacer. Pero con suerte y si los has estado observando lo suficiente, hay veces que consigues desvalijarles una historia con la que ir tirando unos días. Cuando un trabajo se te ha dado bien puedes esconderte un tiempo y descansar en ese frío familiar de las guaridas. Si vives con alguien le dices entonces que te ha salido bien una inversión o que os ha tocado un pellizco en algún sitio. Es mejor si no sabe que te dedicas a esto. Así si alguna vez aparecen buscándote y la interrogan, cuenta

lo que cree que es cierto sin dudar y resulta más convincente. Nosotros no tenemos amantes, tenemos coartadas. Más tarde me levanto mientras duerme y voy al salón. Paso allí casi toda la madrugada. Llevo años urdiendo un golpe importante. En una libreta apaleada de garabatos lo tengo casi todo: quiénes participarán, el lugar y cómo debería desarrollarse el delito. Si lo he retrasado tanto es porque no tenía valor para el final planeado. Ahora sí, este oficio me ha envilecido tanto que sé que ya no vacilaré cuando tenga que traicionarlos. Yo escaparé por una página entreabierta, pero ellos no podrán salir de allí. Se quedarán dentro, desesperados, mientras afuera los rodean y los observan por siempre. A alguno incluso tendré que eliminarlo por la espalda con un navajazo cobarde de bolígrafo. Sólo espero tener el pulso necesario para que no sufra y que se desangre en apenas un párrafo. Aunque este plan todavía no está terminado. Me faltan varios detalles, pero es que últimamente me obligan a dedicarle menos tiempo y regresar antes a la cama. Cada vez más, ella se da cuenta que no estoy a su lado y me llama entre sueños. Me llama con un gemido triste. Un gemido que no es muy distinto a los que a esas horas se oyen, como confesiones, en las noches sin luna de las cárceles. *Granada/España. Gaceta Virtual


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Del Cine y la Literatura (II)

Salida de los empleados de la fábrica

POR BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ*

Hay que tener en cuenta que el cine, si tomamos como base la primera proyección pública en el Grand Café de París, el 28 de diciembre de 1895, de Salida de los empleados de la fábrica, de los hermanos Lumiere, es un género artístico que apenas supera los cien años de existencia, ciento cuatro para ser exactos. En cambio el primer libro impreso, la famosa Biblia de Gutenberg, data de 1457, sin contar que la literatura en general supera los dos milenios. Quiero decir que el cine es un arte demasiado joven para ser tan maduro. Pero bueno, su juventud no debe hacernos olvidar la historia del cine y por qué hay que tener en cuenta sus inicios, como cuando abrevó en la literatura para buscar su propio camino y adquirir la adultez. Y que de espectáculo que copiaba un instante de la realidad, para asombro de sus primeros espectadores, pasó a ser autónomo, a tener sus propias normas y mecanismos y en últimas logró en muchos casos convertirse en una obra arte. Razón por la cual terminó siendo considerado el séptimo arte. Sin embargo, no hay que olvidar que no toda película es arte como tampoco toda novela es literatura. ¿Cuándo pasó el cine a ser arte? Cuando abandonó en sus inicios la copia de la vida cotidiana para crear obras de ficción. Es decir, cuando creó su propio guión. Este escribir previo de una historia, por su similitud con la literatura, lo emparenta aún más con ella que con otros géneros artísticos. Hay quienes piensan que Hitchcock está en la categoría de artistas como Dostoievski o Poe o como Picasso. El cine tomó prestado de la lite-

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ratura la forma de crear una historia ficticia, quizá con mejores posibilidades de hacerla parecer más a la realidad que la literatura porque es más fácil ver la imagen en la pantalla que elaborarla en la imaginación a partir del texto escrito. Y tomó prestado el lenguaje. Recuerden que en sus inicios, cuando el cine todavía era mudo, la incorporación del lenguaje se dio con la inclusión de bocadillos de texto, mientras un pianista amenizaba el desarrollo de la cinta. Ese texto hacía evidente lo que decían los protagonistas, con el pianista a bordo, y significó el trabajo de escribir y ordenar los parlamentos. Desde entonces, y es algo maravilloso, la música se tornó en elemento indisoluble de la imagen cinematográfica. No puede uno imaginarse una escena de terror sin el crescendo y la explosión que agrega la música al momento culminante que sobrecoge nuestro espíritu. O a una escena de amor, que nos ablanda el piso y nos hace votar agua por los ojos. ¿Quién no ha vuelto a recordar al enmascarado aquel y su indio acompañante, rememoración de don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza, cuando la música de Guillermo Tell, compuesta por Giocchino Rossini, resuena en un recinto? Tal vez hoy la obra musical, al ser escuchada, remita más al Llanero Solitario que al compositor italiano y sean muchos los que ignoren su autoría. Con seguridad hoy nadie recuerde la banda sonora de Ben-Hur, compuesta por Miklós Rózsa, uno de los genios de la música para el cine. Con la aparición del sonido, por supuesto el cine echó mano del diálogo y se apoyó aún más en la literatura. Había que “escribir la película” y el apoyo de la literatura fue fundamental por su ya legendaria

experiencia para dialogar en el papel. Además, si la literatura usaba los planos narrativos para romper la linealidad, este fue un préstamo esencial para el desarrollo del cine ficcional. Lo que para la novela eran dos planos con el “mientras tanto” de por medio, por ejemplo se está narrando una escena pero hay que explicar que “mientras tanto” está sucediendo otra, para el cine los recursos utilizados fueron las disolvencias o extrapolaciones con las cuales logró moverse entre lo remoto y lo presente, entre lo simultáneo y lo continuo, recursos tomados de la experiencia literaria. Pero entre el cine y la literatura no sólo han existido esas dependencias sino también varias diferencias. La primera diferencia que uno encuentra es la del tiempo. En la literatura el tiempo es pasado. Siempre se escribe sobre algo que ya sucedió, así el texto esté en presente. En el cine lo que se muestra siempre es presente, así sea una escena antigua. Está sucediendo en este momento frente al espectador. Otra diferencia es la síntesis. Mientras el texto escrito requiere de varias páginas, a veces muchas páginas, para definir un escenario o un personaje, el cine nos da esa información en una sola toma o sea en un instante. El cine no describe porque los personajes, los paisajes o los ambientes están ahí, son esos y a través de su accionar demuestran lo que son. La literatura requiere de la narración y de la descripción para lograr el objetivo de entregarle al lector la claridad de lo que quiere comunicarle. Una diferencia más: la ideología. El cine es más directo y más penetrante en la sociedad que la literatura. Es decir, no se necesita ser culto para ver cine. Esto ha sido aprovechado por la sociedad para forman corrientes de opinión. Por ejemplo, el cine norteamericano durante décadas formó una manera de pensar y de sentir, sobre todo después de la segunda guerra mundial. Por él muchos terminaron por norma odiando a los alemanes o a los indios, siempre los perversos y los malos en sus películas frente a los héroes gringos, prototipos de la verdad y de la justi-

cia en el mundo. Esa certeza los llevó a crear el estereotipo de los superhéroes, los rambos, etc., que a través de la diversión del cine generaron inclinaciones políticas y comportamientos sociales. No debemos olvidar tampoco el aporte de la ciencia al cine, que permitió el avance en los efectos cinematográficos para producir algo que la literatura no puede hacer y es la elaboración sensorial, como lo ha dicho Susan Sontag en alguno de sus libros. El cine no es ciencia pero se apoya en ella para ennoblecer su desarrollo visual. Pero, bueno, ya está bien de esa dependencia del cine con la literatura, innegable en sus inicios como queda dicho. Ahora detengámonos un poco en el aporte que ha hecho el cine a la literatura, puesto que hoy es mucho lo que le debemos los escritores al cine. Tal vez sea algo de lo que me he perdido por no ser cinéfilo. El aporte más importante del cine a la literatura es la reducción de la descripción a lo estrictamente necesario para darle prioridad a la narración. Es decir, con la facilidad con que el cine muestra un escenario en una sola toma, a la novela le corresponde seleccionar el lenguaje para lograr el mismo efecto, y entonces debe buscar esa síntesis. Cambia la perspectiva narrativa. Las tediosas descripciones de personajes y escenarios han cedido espacio al predominio de la acción, como nos lo ha enseñado el cine. Muchas características de un personaje se dan no porque se enumeren y describan sino porque actúan y lo demuestran a través de su comportamiento. Entonces el lenguaje se torna más contundente, más preciso, más claro y directo. El otro aporte es que el cine, al achicar el mundo, o sea, al ponernos en contacto con cualquier geografía, ha eximido a la literatura de bautizar las cosas, hacerlas visibles, y tener que explicar por qué son esto o aquello, qué utilidad tienen, con descripciones muchas veces obligatoriamente extensas para un escenario o para tantos objetos que sería dispendioso dar a conocer sin la imagen. Para las nuevas generaciones, presas de la rapidez y la velocidad, una película puede ser más intere-

sante que un mamotreto de quinientas páginas. No hay duda. Así que la narrativa breve, de auge hoy en el mundo, sea una alternativa de permanencia de la narrativa en la sociedad. Posiblemente la literatura del futuro tenga su perspectiva en el cine o en una variedad de él, qué se yo. Puede ser que ya no se escriba para el papel sino para la imagen. Retorno entonces al inicio. Si la película Ben-Hur desplazó a la novela Ben-Hur y ya no me baste con decir que me llamo como la película, mucho menos como la novela, y tenga que deletrear mi nombre cuando me preguntan cómo me llamo, tal vez sea la demostración de un cambio que puede darse, tarde o temprano, en el ámbito cultural contemporáneo. Bien puede ser que estemos cerca a la obra total, que combine todas las formas y los géneros artísticos en uno solo. Esta puede ser el cine, como se pretendió que lo fuera la Ópera en el despertar decimonónico. Aunque, viéndolo bien, siempre se necesitará quién escriba la historia. En realidad no son los escritores los que están en peligro de extinción frente a tantas posibilidades actuales de comunicación. Son los soportes de las historias, esas que, de todas formas, la humanidad necesita que le cuenten, ya sea en imágenes o en palabras, en oralidad cotidiana o en texto escrito. *Escritor y pintor colombiano. Ibagué, Altos de Piedrapintada, 2009 Texto leído en el Museo de Arte del Tolima, MAT, durante la realización del Festival Audiovisual del MAT, noviembre 19, 2009.

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El arte de jugar con el poder mágico de la imagen: Las caricaturas

Por MAGDA ROCHA EL NUEVO DÍA

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a caricatura es un género artístico que ha existido desde la antigüedad. A finales del siglo XVI aparece por primera vez su concepto en Bolonia gracias a la familia Carraci. En principio se consideraba como la exageración burlesca de las partes más marcadas de la cara de modo que el parecido con el personaje se conservara; hoy la definición más moderna es: “La caricatura es la hija bastarda del arte y de la prensa”, como lo expresó Beatriz González, crítica e historiadora de arte. A Colombia llegó de manera tardía, debido a las dificultades de la industria de impresión, pues los periódicos no publicaban ilustraciones porque la técnica del grabado era desconocida. La primera caricatura de carácter político de nuestra historia fue Las Nuevas Aleluyas de 1828 que representó la lucha entre los partidarios de Bolívar y de Santander

Carlos Romero, caricaturista de El Nuevo Día y ganador del premio C.P.B, trabaja en la publicación del libro “La Pluma es mi Arma” en el que recopilará sus 300 mejores dibujos.

durante la convención de Ocaña. De esta manera, desde José María Espinosa y Pepe González, quién logró que la caricatura se convirtiera en una forma natural del periodismo en Colombia, han sido muchos los se han sumado a la lista y de manera crítica e ingeniosa cuentan la historia nacional desde una óptica distinta. La caricatura es importante para la sociedad ya que persuade la opinión pública. “El caricaturista convierte la noticia en gráfica, descifra el mensaje en un dibujo” dijo Beatriz González y recalcó que aunque se exagera, en un dibujo se dicen lo que el periodista no se atreve a contar.

El Tolima Aunque nuestro departamento no tiene plasmada la historia de esta expresión artística, se recuerda a Manuel Bonilla, un joven de la alta sociedad ibaguereña de los años 70 que bajo el seudónimo de “Matoño” dibujaba a familiares y amigos. Por supuesto no se puede dejar de nombrar a Jairo Barragán (Naide), ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en 1980, galardón que recibió cuando trabajaba en la revista Diners y quien fue comparado con Fontanarrosa, Mingote o Rendón, no sólo por sus monachos sino por la calidad de los textos. Hoy vive en Estados Unidos donde realiza ilustraciones para diarios y revistas. Otro de igual importancia para el desarrollo de esta en el Tolima es Carlos Romero, ganador del premio del Círculo de Periodistas de Bogotá, CPB en 2009 por su trabajo “Reelección enmarañada”, publicada en

El Nuevo Día el 31 de diciembre de 2008. Este ibaguereño, que desde hace 11 años se dedica al oficio, describe al caricaturista como un artista innato porque “esto se lleva en la sangre, nace con el don, si se estudia es para perfeccionar la técnica”. Así mismo piensa que un buen caricaturista, además de humor, “debe tener formación cultural, conocer la historia y mantener actualizado y no pensar sólo en dinero”. Razón por la cual ve difícil la continuidad de este arte en la región porque “a los jóvenes no les gusta leer y el dinero para ellos es una prioridad. Con esta profesión no se consigue dinero”, añade. Romero se describe como un crítico radical de la realidad colombiana, admite que no le da miedo la censura y reconoce que “este es un trabajo de 24 horas, piensa en la noticia, la des-

cifro, busco la ironía y finalmente la plasmo en el papel, labor nada fácil”, agrega. Otro conocido entre los nuestros es Luis Avendaño o mejor Luis K. Este libanense que desde pequeño dibujaba a compañeros y profesores del Instituto Técnico Industrial, actualmente es profesor de inglés y tallerista de Lecturi-caricatura del Banco de la República. Reconoce las dificultades de la profesión. “Es difícil vivir de la caricatura en Ibagué, que se convierte en hobbie”. Piensa que el país está tan polarizado que es una “profesión peligrosa”. A las nuevas generaciones le recomienda cultivar sus aptitudes, tener paciencia y mejorar la técnica. Así es en nuestro departamento, la historia de esta forma de humorismo puro que se convierte para muchos en un tonificante psicológico.

DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales COORDINADOR: Benhur Sánchez Suárez, Redacción cultural EL NUEVO DÍA DISEÑO: Ingrid Johanna Bustos. FOTOGRAFÍA: Obras de la pintora colombiana Neiffe del Valle, fotos suministradas, internet/ EL NUEVO DÍA. Carrera 6 No. 12-09 Tels. 2770050 - 2610966 Ibagué - Tolima - Colombia Apartado Aéreo 5476908-K www.elnuevodia.com.co Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8. www.elnuevodia.com.co>Léalo.


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