Facetas - febrero 3 de 2019

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DOMINGO 3 DE FEBRERO DE 2019 - IBAGUÉ

FACETAS En la 91 edición de los premios que tendrá lugar el próximo 24 de febrero en Los Ángeles, Estados Unidos

Miles de personas piden sacar de los Óscar este cortometraje TOMADA DE EL COLOMBIANO

221.432 personas han firmado hasta el momento una petición en la plataforma change.org para retirar la nominación a mejor cortometraje en los premios Óscar de Detainment, un film sobre el asesinato del niño James Bulger en 1993. La película, basada en los interrogatorios reales a los dos niños de 10 años que torturaron y mataron a Bulger, de 2, ha hecho revivir en la sociedad británica un caso que conmocionó al mundo hace ahora 26 años. La madre del pequeño, Denise Fergus, ha denunciado públicamente que el director de Detainment, el irlandés Vincent Lambe, no consultó con ella ni con ningún otro miembro de la familia la realización del cortometraje. En un entrevista en la cadena británica ITV, Fergus, que confesó no haber sido capaz de ver la producción, señaló que esta “glorifica” el asesinato de su hijo a manos de Jon Venables y Robert Thompson. Fergus afirmó que la película “no merece un Óscar” y mostró su apoyo a la petición en change.org que solicita la retirada no solo de la nominación al Óscar sino del dominio público. Sin embargo, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas no retirará la candidatura pues, aunque considera “muy seria” la preocupación de los familiares del pequeño asesinado, mantiene una “posición neutra” en el proceso de votación, según declaró en un comunicado. Son los miembros de la Academia, señaló la organización, los que votan atendiendo a “su propio criterio” sobre

El cortometraje competirá con Madre, de Rodrigo Sorogoyen; Fauve, de Jeremy Comte y María Gracia Turgeon; Marguerite, de Marianne Farley y Marie-Héléne Panisset, y Skin, de Guy Nattiv y Jaime Ray Newman. los méritos de las películas. Por su parte, el director de la cinta aseguró que no pretendía mostrarse “irrespetuoso” con la familia al no consultarles y defendió que “Detainment”

se interesa por “entender por qué pasó lo que pasó” y “evitar que algo similar pueda ocurrir en el futuro”. El cortometraje competirá con Madre, de Rodrigo Sorogoyen; Fauve, de

Jeremy Comte y María Gracia Turgeon; Marguerite, de Marianne Farley y MarieHéléne Panisset, y Skin, de Guy Nattiv y Jaime Ray Newman, en la 91 edición de los premios Óscar que tendrá lugar el próximo 24 de febrero en Los Ángeles (Estados Unidos). El pequeño James Bulger fue secuestrado y posteriormente asesinado el 12 de febrero de 1993 en un centro comercial de Merseyside (norte de Inglaterra) por Venables y Thompson, que se convirtieron a los 10 años en los asesinos más jóvenes del Reino Unido.

EL CUENTO

Me he dado al duro trabajo de bucear en el fondo; allí mismo en la conciencia, arrojándome en ese vasto mar interior saturado de peces, espumas y sargazos que viajan abrazados al recuerdo del tiempo, hasta llegar a construir figuras de agua y viento episodios que permanecen sedientos en los vericuetos oníricos que se han adueñado de mis pensamientos y adheridos a la poesía y a relatos que navegan y forman parte de la imaginaria que habita en mi existencia peinada de luz de luna. Así, cuando nació Luisa Osorio, un día común y corriente, en las calles del pueblo no transitaba nadie, los callejones apretados de piedras o cantos de río, guardaban un silencio sepulcral y así era el tiempo, cuando el sol se echaba sobre sus espaldas el resplandor diario de la región. Pero ocurrió algo insólito, la niña tenía una espesa cabellera verde, del color del musgo con el cual se adornaban los pesebres en el mes de diciembre, fue algo que rompió en pedazos la rutina y el silencio poético del pueblo. La niña creció con una hermosa cabellera verde y así se hizo mujer, en su romance alcanzó a alumbrar tres vástagos que luego con el tropel de los años, se diluyeron en la vasta geografía, y Luisa se hizo modista de renombre en la región. Elaboraba unos bordados en máquina y a mano que eran solicitados por las damas en cinta, por otra parte el fuerte del negocio lo constituían las exportaciones al vecino país de Venezuela, a través de la frontera de Cúcuta. La máquina cabalga-

La máquina de sueños Autor: José Hilario Yepes, Ibagué ba perpetuamente y todo moría en el pueblo, todo era un sueño que se introducía por las rendijas de las ventanas, las puertas y las ojadas. En las madrugadas se podía percibir el hilvaneo de las costuras y en medio del humo de los cigarros, Luisa aparecía como una locomotora de carbón acelerando los engranajes de una máquina Singer. Con mi abuelo Abel Quintero, en medio de silbos, fuimos a verla y ahí estaba ella con una hermosa sonrisa y su extraña cabellera verde que no le dejaba casi ver a nadie; no alzaba la vista del olán, y la aguja recorriendo el paisaje de la tela, construía figuras de pájaros con pico largo que a veces cantaban al amanecer, morroyas de colores, flores diversas, en las cuales era posible alcanzar a vislumbrar el aroma característico de acuerdo a la especie y el color. Una vez hizo un tejido con unos ángeles encaramados en unas nubes, ¿cuál sería la sorpresa?, que uno de ellos decidió emprender su fuga al cielo de las costureras.

En el pueblo decían que había una modista maga y dedicada a construir los sueños terrígenos. Una madrugada y mientras cantaban los gallos con unas notas alargadas y melancólicas, no se por qué, Luisa Osorio detuvo el pedalear para siempre, sus pupilas negras no quisieron ver más, y así quedó completamente metida en un túnel oscuro como en una mina de carbón. Las exportaciones de encajes se interrumpieron y los nuevos nacimientos de los niños del pueblo ya no tuvieron en sus cunas los adornos de pelotas de colores, los vistosos payasos con pantalones anchos y remendados de risa. Luisa empezó a saborear el agrio de la derrota, la pérdida de la vista; y así vivió de mendrugos que la solidaridad y el cariño le brindaban en aquellas calles vecinas como la del Carretero y la Humareda, vecinas a su vivienda. Con mi familia fuimos a vivir a la capital del país. Mi madre: Nena Quintero, no se olvidó de Luisa y ya con muchos años a cuestas y la hermosa cabellera converti-

da en blancas lanas como los algodones en el Tolima, fue trasladada a mi hogar porque estaban operando de caridad a las personas de bajos recursos, en una campaña para recuperar el Hospital San Juan, de Dios y en donde estudiaban Medicina los jóvenes Dagoberto y Jesús Alejo Duran. Mientras tanto, vi la recuperación de la ceguera de Luisa quien veía solamente a través de unos espejuelos con lentes gruesos como de rabo de botella; los ojos se le observaban como un par de huevos fritos. Cuando Luisa se logró ver en un espejo del baño, quedó desencantada de su figura y hasta se atrevió a pronunciar con un grito de terror: - ¡Esa no soy yo!- ¡Esa persona es otra!Y, a continuación se echó a llorar, mi madre la consoló y le recomendó que no llorara más. - ¡Luisa perderás la operación. Cálmate!Ya recuperada totalmente, la modista no pudo coser más por el peligro de volver a quedar en penumbras, así al convertirse en parte de la familia, mi madre la llevaba al hospital a los chequeos; Luisa se reía con nosotros y nos metía en unas historias escalofriantes de muertos y fantasmas que fueron nuestros compañeros de sueños. Mientras tanto mi padre, Dumas Yepes, nos regañaba, ya que no podíamos conciliar el sueño y nos daba susto quedar dormidos y que nos halaran los pies; no obstante, con Himera y Amparo, le insistíamos en más historias, que han permeado los años y atravesado el tiempo y que hoy después de tantos calendarios vividos, aún conservamos el mismo susto de niños con los cuentos de Luisa Osorio, quien nos enviaba en misiones a las calles del barrio La María en Bogotá para recoger colillas de cigarrillos que ella se fumaba en humos de construcción de fantasmas y apariciones que hoy navegan en mis cuentos. Y un día, se fue para siempre Luisa en medio de pájaros pintados, pelotas rojas y ángeles con piel de durazno, mientras un fantasma de color verde en un cuarto en tinieblas, pedalea una máquina de sueños.


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