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FACETAS TOMADA DE ELCOLOMBIANO.COM
Peter Kimani, keniano, es llamado el heredero de García Márquez en África La estrella literaria emergente Peter Kimani encontró en el nobel colombiano una “inspiración decisiva”. El realismo mágico de Gabriel García Márquez tiene un nuevo “heredero” keniano. Novelista, poeta y periodista, Kimani (Nairobi, 1971) no deja de recibir elogios desde que el año pasado vio la luz su tercera obra, Dance of the Jakaranda (El baile de la jacaranda), publicada en Reino Unido y Estados Unidos con gran éxito de público y crítica. La novela entró en la lista de los cien mejores libros de 2017 del diario The New York Times y optó a los premios Hurston/Wright, principal galardón para escritores negros de Estados Unidos, y People’s Book Prize, que patrocina el maestro británico del suspense Frederick Forsyth, autor de clásicos como Chacal. “Estoy gratamente sorprendido” por la acogida de la obra, comentó Kimani en una céntrica librería de Nairobi, tras firmar ejemplares de su libro a decenas de admiradores. Anclada en la tradición de la narración oral africana, Dance of the Jakaranda recrea el ascenso y caída del colonialismo británico en Kenia hasta su independencia en 1963, en el contexto de la construcción del ferrocarril que vertebró al país. La prosa creativa de Kimani, que relata historias personales de amor y tragedia en un contexto de jerarquías raciales y gobierno colonial, y su seductora combinación de realidad y fantasía “recordarán a los lectores la obra de Gabriel García Márquez”, según la revista Booklist, de la Asociación Americana de Bibliotecas. El autor keniano comparte esa opinión: “Aunque es un género latinoamericano popularizado por García Márquez, el realismo mágico evoca narrativas de mi propia comunidad”. El escritor colombiano “ha sido una gran influencia en mi forma de escribir (...). Su libro ‘Cien años de soledad’ es uno de mis preferidos. De hecho, recuerdo sus primeras líneas”, remarca. Kimani guarda entonces un breve silencio, aclara la voz y recita ese famoso arranque: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. El novelista, que anhela una “traducción al español” de su libro para cautivar a los lectores de España y Latinoaméri-
La historia de Peter Kimani
El “heredero” de García Márquez en África El poeta y autor keniano Peter Kimani ganó este año el más alto honor literario de Kenia, el Premio Jomo Kenyatta de literatura.
ca, también se inspira en su compatriota y amigo Ngugi wa Thiong’o, gigante de las letras africanas y eterno candidato al Premio Nobel de Literatura. “Crecí leyendo sus libros”, recuerda Kimani, quien reivindica para “Ngugi” el galardón de la Academia Sueca. “El primer y último africano (negro) en ganar el Nobel de Literatura fue (el nigeriano) Wole Soyinka en 1986. ¿El Comité del Nobel considera que África no ha producido nada en treinta y tantos años? No lo creo”, reprocha. ¿Y por qué el Comité del Nobel no reconoce a Thiong’o? “Todos los premios -responde- están creados para promover una cierta manera de pensar. Y Ngugi es un rebelde”. “Ha sido un rebelde desde el principio si se piensa en su giro para escribir en su lengua materna (tras abandonar el inglés por el dialecto kikuyo), lo que implica un rechazo del imperialismo europeo. Y este es un premio organizado por europeos”, explica. A su juicio, el idioma “transmite poder” y Thiong’o representa a “alguien que amenaza con subvertir la jerarquía de este poder”. Pese a todo, Kimani percibe, desde hace una década, un “mayor aprecio por la literatura africana” que se nota en el propio continente, donde triunfan nombres como la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, que es “muy leída aquí”. “Quizás hay un nuevo pensamiento sobre el continente. Y sus escritores tienen más aceptación que cuando los thrillers europeos dominaban librerías como esta”, explica el literato, quien ya trabaja en su cuarta novela, California, una trama sobre refugiados ambientada en un barrio homónimo de Nairobi. Antes del éxito de Dance of the Jakaranda, Kimani saltó a la fama en 2009, cuando fue uno de los tres poetas internacionales seleccionados para componer un poema en la investidura de Barack Obama como primer presidente negro de Estados Unidos. Obama, cuyo padre era keniano, “nos enseñó que todo es posible” y su llegada a la Casa Blanca supuso “un gran momento de esperanza para el mundo”, remarca Kimani. “Su sucesor es interesante. Constituye todo lo contrario”, dice el escritor, con cierta ironía, sobre el actual presidente estadounidense, el polémico magnate Donald Trump. Sin embargo, Kimani asegura haber extraído una lección de Trump: “Puedes tener todo el dinero, toda la influencia y todo el poder del mundo, pero eso no te convierte en un ser humano decente”.
Hacía parte de la Real Academia desde 2012
La Rae tiene un nuevo director: el jurista Santiago Muñoz La Real Academia de la Lengua Española escogió al jurista como su nuevo director. Entrará a suceder a Darío Villanueva, quien estaba a la cabeza de la institución desde 2014. TOMADA DE ELCOLOMBIANO.COM
El abogado nacido en Córdoba, España, es uno de los mayores expertos en Derecho Internacional, Administrativo y Comunitario. En 2012 recibió la responsabilidad de ocupar la silla “R” en la institución y fue secretario de la RAE entre 2015 y 2017. Durante su participación en la Academia estuvo a cargo del Diccionario del español jurídico, una responsabilidad que compartió con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de gobierno de ese país. El nuevo director es académico de número de la Real Academia de Ciencias Mo-
rales y Políticas y ha recibido distinciones como los Premios Nacionales de Ensayo y el Nacional de Historia de 2018. Muñoz venció a otros dos contendientes por el título: Juan Luis Cebrián y José Antonio Pascual, quienes habían sacado la mayor cantidad de votos en una anterior votación en la que participaron 41 de los 46 miembros de la Academia el pasado 13 de diciembre. Villanueva, crítico y catedrático literario, anunció su retiro del puesto en octubre de 2018, fue el director número 30 que tuvo la institución en más de 300 años de historia.
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FACETAS A 250 años de fundado Alpujarra es un pequeño municipio de no más de 5.000 habitantes ubicado a 150 kilómetros de la capital, Ibagué, en el extremo sureste del departamento, limitando con el departamento del Huila en sus costados oeste, sur y este. POR: EDUARDO OSORIO UMAÑA ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA
El pasado 7 de abril se conmemoró el aniversario número doscientos cincuenta de su fundación en el año de 1768 por don Bartolomé Cardozo, por lo que se decidió redactar el presente artículo como homenaje a la fundación de dicho municipio, explicando y mencionando las circunstancias históricas por las que fue fundado y que son algunas desconocidas por la mayor parte de sus vecinos y de los historiadores en general: Las tierras comprendidas en el Valle de Neiva y sus cercanías fueron exploradas por el licenciado Gonzalo Jiménez De Quesada ya en 1538. Éste había salido desde Santa Marta a principios de 1536 con el título de teniente general del adelantado de Canarias y gobernador de Santa Marta, don Pedro Fernández de Lugo, quien le había comisionado para que emprendiera la búsqueda del nacimiento del Río Grande De La Magdalena y de una camino que comunicara con el Perú, misión para la cual se le asignaron seiscientos hombres para ir por tierra y otros doscientos, en cinco bergantines, para la exploración por el río (uno de ellos al mando de don Antonio Díaz Cardozo). Al cabo de más de un año de penurias y muertes, la expedición de Jiménez De Quesada, reducida a solo ciento setenta hombres, llegaría a las tierras del Zaque de Hunza (Tunja), lugar donde precisamente serían informados de que a muchas leguas de allí había un cacique llamado Neyva, el cual habitaba en un valle donde existía un “templo de idolatría” erigido sobre columnas de oro, y que había en los alrededores de aquella tierra muchas minas de oro y de plata que explotaban sus habitantes. Tomó la decisión Jiménez De Quesada que, antes de seguir con cualquier tipo de fundaciones o poblamientos, iría a los confines de las tierras del cacique Neyva, proyecto para el cual dividió sus tropas en dos grupos: uno mayoritario que se quedó en Suesca, dejando como comandante encargado a su hermano Hernán Pérez De Quesada, y otro menor integrado por diez hombres de a caballo y veinte infantes con él a la cabeza, con quienes emprendería tal expedición. Así fue que, siendo ya mediados de 1538, tomó como derrotero lo que conocemos ahora como la Cordillera Oriental de los Andes colombianos, pasando por páramos y lugares deshabitados de climas muy fríos, probablemente por lo que hoy es Pasca, Tibacuy, los páramos de Sumapaz y Ambicá, saliendo finalmente al Valle de la Tristura, cerca de Fortalecillas (Huila), donde encontró un bohío sostenido por una columna gigante que era, según las versiones de los indígenas, cubierto usualmente con láminas y chagualas de oro que los nativos extraído después de conocer que la expedición española, famosa por su ambición de oro, se acercaba. Fue así muy poco lo que halló y, para su infortunio, todos los que con él iban cayeron enfermos, razón por la cual decidió regresar a Suesca donde se hallaba el resto de la tropa, fundando al poco tiempo la ciudad de Santafé de Bogotá. Debido a que no existía un nombre común por el cual los indígenas denominaran al conjunto del país recién descubierto y, siendo la mayor parte de los miembros de la expedición andaluces de origen como el propio Jiménez De Quesada, quien al parecer notó las similitudes entre las fértiles y
Historia de la fundación de Alpujarra, Tolima labradas montañas y planicies cundiboyacenses con las tierras en las que nació y fue criado, por las que acompañaba junto a sus hermanos a su padre, el licenciado cordobés don Luis Jiménez De Quesada, como juez para las causas moriscas, viajando por diversos puntos de la geografía del sur de España para ejercer su oficio, por lo que denominó a las tierras desde lo que es la actual Vélez (Santander) hasta las de los dominios del Zipa de Bogotá y de las tribus panches como Nuevo Reino de Granada. Probablemente el nombre del territorio donde se fundaría siglos después el municipio de La Alpujarra (como se le denominó originalmente) date de esta época, bien sea porque Jiménez De Quesada al ir camino del Valle de Neiva haya visto un parecido notable entre las sierras ubicadas entre los ríos Magdalena y Cabrera con la región circundante a la Sierra Nevada en las actuales comunidades autónomas de Granada y Almería (España), denominadas como la región de La Alpujarra, o bien porque don Martín Yáñez Tafur, hidalgo cordobés, miembro de la expedición de Jiménez De Quesada y a quien se le asignarían posteriormente las encomiendas de Guambayma, Riorrecio y Tocayma, lo hiciera ya en la década de los cuarenta del siglo XVI, observando dicho parecido entre ambas regiones. Cuatro décadas después, el ya entonces adelantado Jiménez De Quesada mantendría conversaciones con el capitán Alonso de Olalla Herrera para que continuase con las conquistas y descubrimientos por él emprendidos en la Gobernación del Pauto y Papaneme, pero dicha expedición no se pudo llevar a cabo debido a la muerte repentina de Jiménez De Quesada a finales del mes de febrero de 1579, quien había testado con anterioridad en la ciudad de Mariquita el seis de dicho mes. Al año siguiente, Alonso de Olalla juntamente con sus hijos Juan López de Herrera y Antonio de Olalla, es comisionado por la Real Audiencia para que ir al descubrimiento y conquista de los indios sutagaos quienes estaban siendo exterminados por los indios pijaos, dándosele el título de gobernador, a su vez que se le encomendaba la fundación de tres pueblos los cuales fundó y llamó Nuestra Señora de Altagracia del Sumapaz, San Juan de Yeima y Espíritu Santo del Caguán; siendo tales territorios los que compondrían su gobernación y a los cuales se añadieron, posteriormente, las tierras del Valle de la Plata y San Juan de los Llanos (hoy en día, San Juan de Arama, Meta). El territorio sometido a don Alonso Olalla Herrera tenía como límites en su mayoría los que después serían asignados a la Villa de la Purificación de Nuestra Señora, población funda-
da el 25 de mayo de 1664 por el gobernador y capitán general don Diego de Ospina Maldonado, en la ribera occidental del río Magdalena en un sitio llamado la Mesa de la Palma, repartiéndosele solares a veinticuatro vecinos, para que de esta manera se asegurasen las ciudades de Ibagué y Neiva que eran continuamente hostigadas por los indios pijaos, además de que era de vital importancia preservar lo que hasta ese momento había sido conquistado y pacificado. Para el año 1700, dicho territorio figuraría como propiedad de solo cuatro grandes terratenientes: Don Antonio De Cuéllar; el capitán Alejandro Valdés; el doctor y presbítero don Juan Francisco Rodríguez De Campos y; don Matías De Espinoza. La región permaneció prácticamente despoblada durante la primera mitad del siglo XVIII, no obstante se evidenciaba la incipiente aparición de algunos caseríos y rancherías que darían origen a las actuales poblaciones de Fortalecillas, Tello, Baraya, Villavieja y Colombia (fundada sobre los territorios de San Francisco y San Miguel), en el departamento del Huila; Alpujarra, Dolores, Prado, Purificación, Villarrica, Suárez, Cunday, Carmen de Apicalá, Incononzo, y Melgar, en el departamento del Tolima y; Cabrera, Venecia, San Bernardo, Pandi, Arbeláez, Pasca, Tibacuy y Fusagasugá, en el departamento de Cundinamarca. Las tierras de lo que hoy es el municipio de Alpujarra (Tolima), pertenecían hacia el año de 1685 a un globo de tierras conformado por las haciendas Nuquia, Venugas y La Punta. Estas tierras pertenecían al capitán don Fernando González De La Pava y por causa de una deuda de 250 patacones, compromiso contraído por dicho don Fernando junto a su suegro don Francisco de Esquivel con el capitán Domingo Álvarez De La Bandeira, fueron rematadas, en calidad de traspaso, estas haciendas a un tercero llamado don José Rodríguez de Vargas, alguacil mayor de Tocaima, quien se las vendería a su hermano carnal, el doctor don Juan Francisco Rodríguez De Campos, en manos de quien quedarían finalmente. También hacían parte de estas tierras cuatro caballerías de las antiguas pertenecientes a doña Ana Gámez De San Juan y su hijo Francisco Bautista De Los Reyes, quienes las vendieron por la suma de 914 patacones a don Antonio Cardozo Rodríguez, esposo de Doña Sebastiana Tafur De Olalla y, a la otra banda del río de Juan Cabrera, ocho estancias de ganado mayor de las modernas, las cuales compraron en 364 patacones de a ocho reales dicho don Antonio Cardozo Rodríguez y su mujer a don Gonzalo Valdés y su esposa doña Juana Suárez, el 9 de abril de 1692, ante Baltazar De La Arena Guarnizo, escribano público. Cinco
años después, en 1697, don Antonio Cardozo fallecería. Los verdaderos orígenes del municipio de La Alpujarra se encuentran en la voluntad testamentaria de la viuda Sebastiana Tafur de Olalla, quien en su testamento, firmado en “el sitio de La Alpujarra” a 21 de mayo de 1733, en el ítem número 18 se expresa lo siguiente: “Declaro que en mi poder y en las tierras y demás bienes, tengo una capellanía de mil pesos, mando que de lo mejor y más bien parado se saque y mando que quinientos pesos se saquen en tierras y quinientos en hacienda y las tierras sean de La Punta para mi posesión de La Alpujarra” y, en el ítem número 38 se dice: “Mando que la capellanía se le entregue a mi hijo Bartolomé”. De tales ítems se concluye que, sin ningún lugar a dudas, en algún momento entre 1695 y 1733, doña Sebastiana había adquirido junto a su marido, don Antonio Cardozo, la hacienda de La Punta a don Juan Francisco Rodríguez De Campos y que ya había decidido establecer en ésta un asentamiento; que de antaño el lugar donde figuraría ese asentamiento ya se conocía como “La Alpujarra” y; que es doña Sebastiana la real gestora de la fundación del municipio, mientras su hijo, Bartolomé Cardozo, estaría simplemente ejecutando la voluntad a título póstumo de su señora madre. De acuerdo a lo dispuesto por voluntad de doña Sebastiana Tafur De Olalla, el asentamiento se llevó a cabo en la Mesa de la Alpujarra, conocida hoy en día como la hacienda Alpujarrita, lugar donde permaneció hasta el año 1741, fecha en la cual debió ser trasladado debido a las carencias de acuíferos suficientes para mantener una población numerosa. El traslado es ejecutado por don Bartolomé Cardozo Tafur de Olalla, hijo menor de don Antonio y de doña Sebastiana, quien figuraba, ya como se dijo anteriormente, como persona responsable de la Capellanía, al lugar llamado La Manga. El 3 de agosto de 1741 el presbítero doctor Don Ignacio Díaz Quintanal, cura de la Villa De La Purificación, quien con anterioridad había pedido autorización al Reverendo don Fray Diego Fermín De Vergara, levanta capilla y casa de cura, además de unas pocas casas pajizas, en el sitio llamado La Manga, caserío que se le llamó “La Alpujarra” y se constituyó como viceparroquia con la advocación de “Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá”. Bajo disposición testamentaria de don Bartolomé Cardozo Tafur De Olalla y, debido a que el sitio de La Manga, pese a poseer suficientes fuentes hídricas a diferencia del anterior de La Mesa De La Alpujarra, solía ponerse arcilloso y resbaladizo bajo los efectos de los fuertes inviernos, se decidió trasladar el 7 de abril de 1768
al sitio de El Madroñal, situado un poco más arriba, y para el cual don Bartolomé dispuso “media estancia de tierra de ganado mayor para la fundación de Alpujarra y que en ella se pueda avecindar quien así lo estime conveniente sin costo alguno de terraje”. Por escritura de fecha de 1 de octubre de 1770, treinta y cinco habitantes, de La Alpujarra, sitio del Páramo, varones adultos, dan poder al doctor don José Joaquín de Zapata y Porras, procurador de número de La Real Audiencia, para que los represente y pueda llevar a cabo las diligencias judiciales para la creación de la parroquia. Se destinó lugar para la iglesia y casa cural, cárcel y lugares para construir las primeras casas, todas ellas pajizas. Además, se trazaron calles y se obligaron a constituir tres cofradías a saber: La del Señor Sacramentado, la de su Santísima Madre y la de Las Animas. Fue su primer cura, elegido por la comunidad, don Joseph Hilario Gómez y, así mismo, cada familia se obligó a pagar 1 peso cada año para el sostenimiento del sacerdote y de los ornamentos. Tal como consta en escritura pública del 11 de julio de 1771, los nombres de los 35 fundadores, varones adultos todos ellos, fueron: Alejandro Cardozo y Pava, Juan José De Rivas, Agustín Cardozo y Pava, Francisco Peralta, Pedro Nolasco Cardozo, Juan Ignacio Cardozo y Pava, Juan Bautista Cardozo, Juan De Castro, Félix Otálora, Pedro José Cardozo, Pedro José Peralta, Antonio Bocanegra, Pedro José Durán, Nicolás Benavides, Pedro Pava, Faustino Peralta, Gregorio Esquivel, Alejandro Cardozo, Juan Benancio Cardozo, Juan Otálora Cardozo, Julián Pedraza, Antonio Martínez, Andrés Posada Cardozo, Agustín Juan Cardozo y Pava, Juan Rogelio Manrique, José Manrique y Pava, Narciso Barrios, Gervasio De Roa, Francisco Antonio Miranda, Juan José Benavides, Juan Francisco Jiménez, Francisco Javier Calderón, Nicolás Mayor, Isidro Narváez y Rodrigo Tovar De Rivera. Posteriormente, al municipio se le anexarán los partidos llamados Cabrera (hoy Colombia, Huila), integrado por 246 familias que sumaban un total de 1.374 personas, y la Iglesia del Páramo de San Antonio Abad (hoy Dolores, Tolima), compuesta por unas mil familias que sumaban unas 5.000 almas. Dichos partidos se convertirán en municipios, a su vez, en la segunda mitad del siglo XIX, cuando paulatinamente se irá desmembrando el territorio del municipio. A las tierras del Alto del Arado (La Arada) se les llamaba así ya para 1635 y pertenecían al capitán Fernando González de La Pava. Posteriormente, en 1694 el maestro, doctor y presbítero Juan Francisco Rodríguez de Campos las adquirió, y en donde construyó casa y corrales y era una de sus haciendas. Más tarde, en 1697, las heredaron don Juan González, esposo de doña María de La Peña y Saldaña y don Felipe González y su esposa doña Andrea de Algarate. Los hermanos González eran hijos de crianza de la Casa del Maestro Juan Francisco en Santafé. Luego, en fecha del 2 de febrero de 1910 La Arada se fue poblando cuando se terminó de Construir la Capilla, la cual se Inauguró y fue bendecida por el sacerdote Manuel Calero en 1911. Fue don Aniceto Alarcón quien dio la casa del cura en los terrenos que donó por escritura pública don Ignacio Narváez, llamándole “El Socorro” en advocación a la Virgen del Perpetuo Socorro. En el año de 1948 se dio comienzo al nuevo templo, siendo el Síndico el señor Emiliano Vergel Leal, nombrado por decreto No. 237 del 4 de marzo de 1948, quien remplazó al señor Celiano Hernández. La nueva parroquia fue constituida canónicamente el 2 de octubre de 1963 por decreto 150 de ese año, siendo nombrado como su primer párroco el presbítero Arturo Triviño, nombrado por decreto 151 de la misma fecha, aunque antes de él había estado el sacerdote Honorio Ospina. Consta La Arada de las siguientes veredas: El Carmen, Los Ameses, El Guarumo, Los Alpes, Las Mercedes, El Maguesal, El Salado, Llano Largo y Llano Galindo.
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FACETAS El verdugo
EL CUENTO
Autor: A. Koestler.
Cuenta la historia que había una vez un verdugo llamado Wang Lun, que vivía en el reino del segundo emperador de la dinastía Ming. Era famoso por su habilidad y rapidez al decapitar a sus víctimas, pero toda su vida había tenido una secreta aspiración jamás realizada todavía: cortar tan rápidamente el cuello de una persona que la cabeza quedara sobre el cuello, posada sobre él. Practicó y practicó y finalmente, en su año sesenta y seis, realizó su ambición. Era un atareado día de ejecuciones y él despachaba cada hombre con graciosa velocidad; las cabezas rodaban en el polvo. Llegó el duodécimo hombre, empezó a subir el patíbulo y Wang Lun, con un golpe de su espada, lo decapitó con tal celeridad que la víctima continuó subiendo. Cuando llegó arriba, se dirigió airadamente al verdugo: - ¿Por qué prolongas mi agonía? -le preguntó-. ¡Habías sido tan misericordiosamente rápido con los otros! Fue el gran momento de Wang Lun; había coronado el trabajo de toda su vida. En su rostro apareció una serena sonrisa; se volcó hacia su víctima y le dijo: - Tenga la bondad de inclinar la cabeza, por favor.
Una nueva novela de la prestigiosa autora argentina que desvela el lado más inquietante de las nuevas tecnologías.
Antonia Scott es especial. Muy especial. No es policía ni criminalista. Nunca ha empuñado un arma ni llevado una placa, y, sin embargo, ha resuelto decenas de crímenes.
Editorial: Literatura Random House Título: Kentukis Autora: Samanta Schweblin
Editorial: Ediciones B Título: Reina roja Autor: Juan Gómez-Jurado
NOVEDADES LITERARIAS
Una historia absorbente que nos habla sobre la culpa, la venganza, el peso de la conciencia y los fantasmas que nos persiguen y condicionan nuestras decisiones.
“Me encantan los relatos, las historias pequeñas de tres a ocho páginas, que te hacen pensar, reír, llorar o emocionarte. Un buen relato puede alegrarte un mal día porque las historias pequeñas en ocasiones resumen un gran sentimiento que reside en nuestro interior y que se convierte en nuestra mejor medicina”.
Editorial: Finales que merecen una historia Título: Grijalbo Autor: Albert Espinosa
Editorial: Plaza & Janés Título: Tú no matarás Autora: Julia Navarro
La palabra de la semana
Enciclopedia A lo largo de la historia, hubo diversas iniciativas para crear obras que reunieran todo el conocimiento humano alcanzado hasta el momento de su ejecución. Aristóteles, entre los griegos, y Varrón en Roma produjeron algunas que pueden ser consideradas de carácter enciclopédico, así como la Historia natural, de Plinio el Viejo. En la Edad Media también se registraron trabajos del mismo tipo, como los Veinte libros de los orígenes, de Idisoro de Sevilla. Sin embargo, la primera obra ade verdadero carácter enciclopédico fue la Enciclopedia francesa, que publicaron en Francia Denis Diderot y
Jean le Rond D’Alembert entre 1751 y 1766, formada por veintiocho volúmenes, once de ellos de ilustraciones, más un suplemento de cinco tomos en 1777. Además de los mencionados, participaron en la obra algunos de los principales ideólogos de la Revolución francesa, tales como Montesquieu, Rosseau, Voltaire, Quesney y Lamarck, entre otros. La palabra enciclopedia se formó a partir del latín medieval encyclopedia ‘curso de educación general’, vocablo construido a partir del griego en-’sobre’, ‘acerca de’, kyklos ‘círculo’, ‘ciclo’ y paideía ‘educación’, ‘instrucción’.
GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Alejandra Caviedes DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Suministradas. Internet. Colprensa. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: El Nuevo Día - Colombia - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.