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Precursor de las comunicaciones
Manuel Murillo Toro, un gran legado para Colombia Ángela Muñoz Obregón
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FACETAS Bicentenario de un hijo ilustre del Tolima
Manuel Mu
espíritu sereno que de
Chaparral, en el Sur del Tolima, vio nacer hace 200 años a u grandes ideas generó cambios y avances en el territorio naci tad de prensa. Es un líder recordado como un grande.
La imprenta libre e independiente es una necesidad de primer orden para la marcha de los gobiernos honrados, para depurar el servicio y corregir los vicios y, por lo mismo, conviene sostenerla en su impunidad y apoyarla cuando se extravíe. Manuel Murillo Toro
El primero de enero de 1816, en Chaparral, nació Manuel Murillo Toro, uno de los hijos ilustres del Tolima, en un hogar modesto y humilde, como lo cuenta Hugo Patarroyo, politólogo e historiador. Creció entre Ataco, Chaparral y Coyaima, con grandes capacidades para su época. Su hogar fue “tan humilde como honorable”. Su padre, don Joaquín Murillo, y su madre, doña María Teresa Nieta, impulsaron sus estudios; aprendió sus primeras letras en la escula de su pueblo natal, luego pasó al colegio San Simón de Ibagué y años más tarde a Bogotá, donde comenzó a estudiar Medicina y, por último, siguió la carrera de Derecho. “El parroco de Ortega se dio cuenta de las capacidades que tenía Murillo Toro, lo ayudó para que fuera enviado al colegio San Simón de Ibagué. Él por sus capacidades económicas no pudo vincularse con matrícula al colegio, sino que fueron los profesores de la época los que se dieron cuenta de la gran lucidez mental que tenía y lo vincularon de una forma gratuita a sus clases”, contó Patarroyo. Su segundo apellido Toro, que él nunca usó, pero con el cual lo conoce la historia, lo tomó de una cariñosa madrina y protectora que lo cuidó en su infancia, luego de quedar huérfano de madre. La mujer era la ecónoma del colegio San Simón, lo cuidó y protegió durante su bachillerato.
Sus estudios
Al culminar su bachillerato en el colegio fundado por el general Francisco de Paula Santander, decidió irse a Bogotá, a instancias de su padre, la carrera de medicina, que nunca terminó al darse cuenta de sus preferencias por el Derecho. “Hubo una anécdota: cuando él estaba en sus dos primeros semestres de medicina fua a pasar vacaciones en Chaparral y allí un juéz le surigió que lo acompañara a una autopsia y contrajo una ictericia que lo acompañó toda la vida, fue en ese momento que decidió cambiarse al Derecho”, contó Hugo Patarroyo. Al darse cuenta de que la Medicina no era su vocación, Manuel Murillo Toro ingresó a la Escuela de Derecho del señor Gaspar Núñez, donde se caracterizó por sus ideas y escritos. Para su manutención en la capital se vinculó al equipo de trabajo de don Vicente Azuero, un abogado muy importante de la época. Fue tan precaria la situación del joven provinciano en la capital de la República, que por poco renuncia a sus estudios, pero gracias a Lino de Pombo, siendo ministro de Relaciones Exteriores de la administración de Francisco de Paula Santander, no tuvo que retirarse, pues fue nombrado oficial interno de la Cancillería; culminando así su carrera en 1836, cuando tenía 20 años.
Precursor de la liertad de prensa
Su lema al inciar su gobierno fue: ‘La paz con la libertad y por la libertad’, que obedecía a la principal preocupación del pueblo, que habían salido de una guerra civil y de dos administraciones ruda y bélicas.
Desde muy joven, Murillo Toro consideró que tenía cosas muy útiles para decir a sus conciudadanos, por lo que inició una brillante carrera períodistica, en la que mostraría sus dotes de comentarista y analista. “Murillo Toro se fue proyectando con sus escritos, le gustaba mucho el periodismo”, acotó Hugo Patarroyo. Se acercó mucho más al grupo santanderista cuando se erigió en crítico de la administración de José Ignacio de Márquez. Colaboró con los medios escritos de la oposición, en la Bandera Nacional, El Correo y El Latigazo, desde donde empezó a vislumbrarse como un ‘educador político’, como el ‘rey de la prensa’. Al caer el liberalismo en 1855, se unió a otros escritores liberales para fundar el periódico El Tiempo y fue el orientador indiscutido e incontrastable de la opinión liberal, centro al cual convergía la opinión pública nacional. Una hoja de papel y su pluma fueron las únicas armas de combate que Murillo Toro tuvo para dominar el vasto mundo en que le correspondió actuar, se impuso a todas las clases sociales, llegó a ser lo que suele llamarse un caudillo y alcanzó las más altas consagraciones que la democracia otorga.
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FACETAS
urillo Toro,
ejó huella en Colombia
un gran ejemplo nacional, Manuel Murillo Toro, quien con sus ional. Precursor de las comunicaciones, siempre lideró la liber-
‘La paz con la libertad y por la libertad’ Manuel Murillo Toro llegó al poder a la fresca edad de los 48 años, en la que tuvo a bien lucir toda su capacidad de hábil político, espíritu sereno y visión progresista, para desarrollar una de las más plausibles gestiones ejecutivas de la historia colombiana. “Murillo Toro gobernó en dos períodos, estas eran las vigencias de la Constitución de Rionegro, que el período presidencial era de dos años solamente y fueron dos períodos presidenciales de paz política, religiosa y, sobre todo, de tolerancia, lo que le hace tanta falta a Colombia en este momento”, precisó Hernando Bonilla, historiador. En 1864 es elegido como presidente de los Estados Unidos de Colombia; Murillo Toro estaba en Estados Unidos, siendo Embajador, estableciendo amistad con el presidente Abraham Lincoln. “Estando de embajador fue elegido Presidente de Colombia, Lincoln lo mandó en un barco, que le puso a disposición para llegar a su posesión”, explicó Hugo Patarroyo. Por Murillo habían votado los estados de Antioquia, Cundinamarca, Magdalena, Panamá, Santander y Tolima, respaldo suficiente para inciar una labor de gobierno sustanciosa y optimista; a la vez, sería el primer gobernante del liberalismo radical. Su gobierno fue y es considerado uno de los más progresistas de la historia de Colombia. Permitió la libertad de cultos y que los estados manejaran sus asuntos sin demasiada intervención del Gobierno, encargándose solo al monopolio del orden y la justicia. Manuel Murillo Toro es recordado por ser el fundador del Diario Oficial, instrumento de divulgación de la gestión pública del Gobierno, y publicación que a la fecha se conserva vigente como un documento histórico que recoge día a día el discurrir legal de la Nación. Hasta que volvió a ser elegido, esta vez al mando ejecutivo de 1872 a 1874, siendo entonces el primer civil en ocupar por segunda vez la primera magistratura; durante este nuevo mandato, Murillo trató con éxito el preblema de la deuda interna y externa de la nación. “Murillo Toro en sus dos gobiernos trajo mucho desarrollo al país, se consolidó más el estado colombiano, fue dando un modernismo al Estado acorde con las necesidades del momento para que la sociedad colombiana fuera progresando”, rememoró Hugo Patarroyo.
Fallecimiento
Manuel Murillo Toro murió el 26 de diciembre de 1880 en Bogotá, dejando un importante legado que, de acuerdo con su biografía incluida en la Gran Enciclopedia de Colombia, lo describe como un hombre que “gracias a su espíritu sereno, a su tacto de administrador y a su enorme visión progresista, pudo desarrollar uno de los mandatos ejecutivos más célebres de la historia colombiana”.
IMPORTANTES APORTES DE MANUEL MURILLO TORO De sus obras de los gobiernos se puede resumir en su primer mandato que: fundó el Diario Oficial como instrumento básico para la divulgación de los actos más importantes de la gestión. Intrudujo el telégrafo al país, uno de los pasos más trascendentales para el progreso nacional; Murillo Toro fue el encargado de inaugurar este, el primer servicio de telecomunicaciones en Colombia. Para dicha celebración, el primero de noviembre de 1865 el presidente Murillo Toro envió un mensaje desde el Convento de Santo Domingo, en Bogotá, hasta la población de Mosquera (Cundinamarca). Ordenó la elaboración de los primeros mapas del territorio colombiano, basándose en los últimos trabajos de la Comisión Corográfica; introdujo, de igual forma, el eucalipto, traído de Europa. En su segundo gobierno, adelantó la navegación por el Magdalena, inició la construcción del ferrocarril de Buenaventura, y Bogotá contó con iluminación pública de gas.
DATO
El predio en que estaba ubicado el Convento Santo Domingo fue el lugar escogido para homenajear a Manuel Murillo Toro seis décadas después de su muerte. Por orden del presidente Eduardo Santos, el Convento fue demolido a finales de la década de los 30 para dar paso a la edificación bautizada en su momento como Palacio de las Comunicaciones, nombre que posteriormente fue reemplazado por edificio Murillo Toro y que ha servido para albergar a más de un centenar de ministros que han liderado las políticas de las comunicaciones en Colombia.
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FACETAS El poema
Poema desde un caracol Gabriel García Márquez*
Yo he visto el mar. Pero no era el mar retórico con mástiles y marineros amarrados a una leyenda de cantares. Ni el verde mar cosmopolita -mar de Babel- de las ciudades, que nunca tuvo unas ventanas para el lucero de la tarde.
que perdiera su corazón en una partida de naipes.
que aprendíamos a navegar en los mapas elementales.
Ni el mar que rompe contra el [muelle una canción irremediable que llega al pecho de los días sin emoción, como un tatuaje.
En el mar de los caracoles, mar prisionero, mar distante, que llevábamos en el bolsillo como un juguete a todas partes.
Ni el mar de Ulises que tenía siete sirenas musicales cual siete islas rodeadas de música por todas partes.
Ni el mar puntual que siempre tiene un puerto para cada viaje donde el amor se vuelve vida como en el vientre de una madre.
Ni el mar inútil que regresa con una carga de paisajes para que siempre sea octubre en el sueño de los alcatraces.
Que era mi mar el mar eterno, mar de la infancia, inolvidable, suspendido de nuestro sueño como una paloma en el aire.
Ni el mar bohemio con un puerto y un marinero delirante
Era el mar de la geografía, de los pequeños estudiantes,
El mar azul que nos miraba, cuando era nuestra edad tan frágil que se doblaba bajo el peso de los castillos en el aire. Y era el mar del primer amor en unos ojos otoñales. Un día quise ver el mar -mar de la infancia- y ya era tarde. *Premio Nobel colombiano
Espirales, de Marisa Herzlo (México)
SOLO OCURRIRÍA EN OTRO MUNDO
PARA EXPLORAR NUEVAS VIRTUDES
IBAGUÉ En un futuro próximo, después de una gran tormenta, comienza la Era de la Extrañeza. Un jardinero descubre que sus pies no tocan el suelo. Un dibujante de cómic se convierte en superhéroe. Un bebé identifica a los impuros marcándolos con erupciones en la piel. Descienden de unas criaturas mágicas y caprichosas conocidas como yinn. Su mundo se ha mezclado con el nuestro y ellos, los elegidos, deberán luchar en una batalla entre la luz y la oscuridad que durará dos años, ocho meses y veintiocho noches, es decir, mil noches y una más. Ésta es una fascinante novela que mezcla historia, mitología y amor eterno, una gran narración que muestra los monstruos que se liberan cuando la razón se rinde y el fanatismo reina. Salman Rushdie ha escrito una obra maestra, un cuento moderno sobre los grandes conflictos de la humanidad y un testimonio atemporal del poder de las historias.
Editorial: Seix Barral Título: Dos años, ocho meses y veintiocho noches
Autor: Salman Rushdie Páginas: 396
IBAGUÉ Muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente el resultado de nuestro crecimiento interno y que éste requiere del tiempo suficiente. Seguro la impaciencia en muchos que aspiran resultados a corto plazo es un arma de doble filo, pues abandonan súbitamente la tarea emprendida, justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta, sin pensar que el Momento oportuno llega de un momento a otro. La editorial busca, con trabajos como este, promover el bienestar del hombre, con el eje de nuestra vida a la Palabra del Señor, difundir sus enseñanzas y estar abiertos a todos los hombres y mujeres por igual con profundo espíritu ecuménico.
Editorial: Santa María Título: El momento oportuno
Coautores: varios Páginas: 96
La palabra del día
Nimio La raíz ne era usada por los pueblos prehistóricos indoeuropeos, como adverbio de negación, que significaba ‘no’. Sin embargo, al unirse con otras partículas adquiría diversos significados; con la raíz mei-, que significaba ‘pequeño’, se formaba ne-mei y más adelante ni- mi, que equivalía a ‘nopequeño’. En latín, lengua derivada del indoeuropeo, adoptó la forma nimium = ‘grande, enorme, abundante, excesivo’. En portugués, nimio significa hoy ‘demasiado, que excede, desproporcionadamente grande’, definición que aparece en una de las acepciones del diccionario de la Academia Española (RAE). En español, curiosamente, la palabra tuvo una evolución diferente: se invir-
tió el significado porque –según la RAE– fue “mal interpretado” por los hablantes, que pasaron a usarlo con la denotación de ‘insignificante, sin importancia’. ¿Por qué cambian tan radicalmente los significados de las palabras? El etimólogo catalán Joan Corominas observa que la palabra era desconocida en tiempos del Quijote, y que se tornó frecuente hacia fines del siglo XIX, cuando fue adoptada principalmente en textos de religión. Según él, en expresiones estereotipadas como nimio ciudado o afectación nimia, “al vulgo, letrado o iletrado, pero ignorante del latín”, se le ocurrió la idea de “minuciosidad” y, de ahí, la de “pequeñez”.
GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Ángela Muñoz Obregón EDITOR: Óscar A. Varón B. DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Colprensa. Internet. Suministradas. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: Cultura El Nuevo Día - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.