FACETAS 12 de Mayo

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FA CE TAS CULTURA AL DÍA Nació en Ibagué

Sobre el maestro Pedro Morales Pino

Hernán Camilo Yepes Vásquez Cuentos para apreciar

Pilos con imaginación y amor hacia el Tolima El Pilo Díaz El cuento

Un corcho, por favor José Hilario Yepes


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Pedro Morales Pino:

el ibaguereño de anonimato HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ

Al patrimonio de los nacidos en la Capital Musical de Colombia ha ingresado el bandolista y compositor Pedro Morales Pino; esto, sin pensarlo, pero tras una investigación juiciosa por parte del desarrollador musical caldense Jaime Rico Salazar. De este emblemático instrumentista y también pintor de antaño se tenía a Cartago, Valle del Cauca, como su lugar de llegada al mundo el 22 de febrero de 1863, que se sostiene a la par de toda la trayectoria por el país y el extranjero. Esta nueva y reveladora circunstancia se refleja en el libro ‘Pedro Morales Pino y la Lira colombiana con Wills y Escobar’, en el que se revelan testimonios sin fin de un recordado exponente de la música y de la pintura. Rico Salazar destaca que de Cartago como lugar en que inició a vivir “se viene hablando hace 150 años, pero fui allá hace 10 años y nunca encontré una partida de nacimiento, y pensé que probablemente estaba en Ibagué”.

Una de las partidas de bautismo encontradas es esta, que solicitó en 1904 desde Guatemala para casarse. “Él sabía que había nacido en Ibagué y aquí la solicitó”.

Jaime Rico Salazar indica que estos documentos aparecieron en una forma circunstancial para desarrollar la investigación.

En Cartago quedan testimonios de la vasta existencia del músico como el Conservatorio Pedro Morales Pino.


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Pedro Morales Pino falleció en Bogotá el 4 de marzo de 1926, tras el regreso de una de sus acostumbradas giras por el continente.

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La gente asimiló que nació en Cartago por tradición, pero el documento es importante en el contexto familiar.

Jaime Rico

Esta es la partida de bautismo suministrada por la Catedral a Jaime Rico Salazar.

Según Jaime Rico, tres de los pasillos más escuchados en sus presentaciones eran ‘El saltarín’, ‘Confidencias’ y ‘Chispazo’. Estos aún son tenidos en cuenta por músicos de nuevas generaciones. Esto, debido a que en esta ciudad habían nacido sus padres, José Morales y Bárbara Polanco, al igual que sus abuelos, por eso “fui a la Catedral. El padre Henao me llevó a los archivos de 1863 y ahí la encontré”.

Testimonio vivo

Partituras, letras de incontable cantidad de bambucos y pasillos, fotografías de la Lira colombiana que lo caracterizó y reportes de prensa sobre ese recorrido

Esto es claramente diciente. Jaime Rico

por el mundo recolectó Jaime Rico en su documento. Estas casi 300 páginas fueron reunidas gracias a un misterioso baúl familiar, conservado por una de sus nietas en Bogotá, al igual que pinturas en el Archivo Histórico de Cartago, a diferencia de lo escaso que en Ibagué se puede encontrar. Pedro José Pascacio de Jesús Morales Polanco, su nombre de pila, se habría establecido desde muy temprano en Cartago hasta los 12 años y de ahí se radicó otro tiempo en Bogotá, donde creó una academia para cantidad de músicos. En consecuencia, formó la llamada Lira colombiana, con la que viajó a casi toda América, destacándose Estados

Del maestro Morales, Jaime Rico concluye también que fue “un dibujante excelente en carboncillos y lápices, con experiencia desde muy temprana edad”. Uno de esos retratos es el de un director de la Biblioteca Nacional.

Este es un momento de la Lira colombiana, que llegó a tener 16 integrantes, según se recupera en la historia física.

Pasillo colombiano fue la primera obra que se grabó en Estados Unidos, el 11 de marzo en 1907. Unidos, Panamá, Costa Rica, Guatemala y otros países, trayecto que quedó inmortalizado por la prensa. Junto con la agrupación, enfocada en la intervención instrumental, el dueto Wills y Escobar, formado por el tiple y la guitarra de Alejandro Wills y Alberto Escobar, que hacía lo suyo en la ejecución coral. TOMADO DEL PORTAL VERDADABIERTA.COM

Aquí no sabíamos de él. Jaime Rico


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El soñador, de Darwin Felipe Castro (Ibagué) Una mañana, mientras él caminaba buscando algo nuevo, pensaba: “No es posible que los días pasen y pasen y no ocurra nada. Seguía caminando y mientras pensaba una atmósfera lo envolvía de una manera mágica, más y más hacia adentro... De repente, sus ojos se volvieron más grandes porque vio delante de ellos una belleza inigualable llena de coloridos; eran árboles, flores, prados que relucían ante el hermoso Sol que alumbraba. Asombrado se encontraba frente a la naturaleza que tenía ante sí, sus sentidos la podían tocar e inhalar, y a todo aquello que había en ese lugar. Cuando estaba tan admirado, volvió en sí al escuchar una música tan suave que parecían voces angeli-

cales, “caminé hacia donde salía ese sonido, quedé más asombrado al darme cuenta de que esas armoniosas voces venían de una gran colmena de abejas que cantaban mientras hacían su labor. “Pero, de repente, me hallaba en otro sitio; fui transportado por las alas de millares de abejas que me llevaban a ese lugar que yo soñaba; esos pequeños animalitos parecían como si me conocieran; al bajarme, varios de ellos dijeron: ‘Ve ahora y cumple tus anhelos’. Quedé completamente solo en un lugar desconocido; de repente, a mi lado estaba un abejorro gigante que me habló diciendo: ‘Sígueme’. Fui a preguntar algo y me dijo: ‘Enmudece’. “Caminé mucho por piedras, lugares espaciosos,

espinos Cuando mientra tu llegad sentía t cias nue llamaba cázar, si “Al bastante zando; de much do. Una un indio

Pilos con imagina y amo Tolima, belleza, mitos, naturaleza, música: palabras que identifican a una región agradable, próspera y pujante y que inspiraron a los niños del Departamento, esto reflejado en los trabajos del Concurso de Cuento y Pintura Pilo Díaz. Este es el segundo grupo de narraciones que cautivaron al jurado calificador de la primera convocatoria, desarrollada en conjunto entre EL NUEVO DÍA, la Dirección de Cultura del Tolima y el Museo de Arte del Tolima.

El próximo domingo, publicaremos en esta misma separata el segundo grupo de los mejores trabajos en la categoría pintura.

La vaca y su belleza, de Freddy Andrés Peña (Líbano) Había una vez una vaca llamada Princesa, que vivía en el Sur del Tolima y se creía la más bella entre la naturaleza. Ella decía que no podía comer mucho porque se podía engordar y perder su figura, que más bien disfrutaba del agua para su belleza y su digestión. Al día siguiente invitó a sus amigas a una fiesta en donde se disfrutaría de platos especiales como pasto, agua y miel y muchas delicias más. Poco a poco, fue perdiendo su figura, empezó a engordar debido a que permanecía de fiesta en fiesta y no podía evitar comer aquellas delicias. En cambio, sus amigas disfrutaban de la buena música y de aquellos platillos sin tanta vanidad; en aquellas

reuniones contaban mitos y escuchaban su música favorita. Con el tiempo, la vaca Princesa se enamoró de un toro llamado Ñoño, con el que tuvieron dos hijos. Ella, al comienzo vivía muy triste porque su figura estaba cambiando, pero cuando nació Pepe ellos se pusieron felices, Princesa pensó y dijo que de nada serviría tener una figura moldeada y una belleza única sin poder escuchar que la llamaran mamá, que lo más hermoso que le había pasado era tener sus dos hijos sin importar que su figura se hubiera perdido. Ella se adaptó a su nueva vida y junto con su esposo, Ñoño, y sus dos hijos vivió muy feliz y todos eran el ejemplo de su manada.


sos y arenosos que no eran muy transitables. o parecía que llegábamos volvió a dirigirse a mí, as volaba: ‘Estoy aquí, ya vuelvo. Voy a anunciar da’. Por mi mente pasaban muchas cosas, pero tranquilidad. Al fin de cuentas quería experienevas. Escuché de nuevo esa voz, pero ahora me a por mi nombre y apellidos: ‘Sebastián de Belaligue’. entrar en ese lugar, vi un letrero que me llamó e la atención: ‘Mito’. Seguía avanzando y avanya no iba acompañado, pero sí sentía la mirada hos ojos ocultos, que me producían mucho miea puerta apareció de la nada, entré por ella y noté o Pijao que por su cinta logré identificar.

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-‘¡Bienvenido a este lugar, olvidado por el hombre, pero revivido en la mente de aquellos que como tú siempre quieren ir más allá de lo común; nosotros fuimos guerreros que no nos entregamos o doblegamos ante nadie. Allá en el mundo, de la historia del hombre dicen que somos extraordinarios, que solo fuimos sometidos mediante extinción. -‘Te hice venir aquí porque quiero que veas esto. Ven conmigo, asómate por esta ventana. Ve estas tierras, puedes leer este letrero. Sí, dice Tolima. Dame la mano, porque solo a través de ella podrás disfrutar con tus ojos lo que es hoy en día el Departamento que te vio nacer. “A lo lejos escuché la voz de mi madre que me llamaba: ‘¡Sebastián, Sebastián!’. Volví en mí, corrí en casa. Cuando llegué conté todo a mi mamá y riéndose me dijeron: ‘Hijo, últimamente has visto muchas películas. Mejor ven y desayuna’. Solo hasta la noche pude escribir esto que viví.

ación or por su tierra (II) La niña que representó al Tolima, de Brenda Michel Vargas (Líbano) Había una vez una niña que se llamaba Cornelia. Vivía con su familia humilde y sencilla, pero muy feliz. La niña desde muy pequeña tenía un gran talento con la música. Su sueño era ser una gran violinista para sacar a su familia adelante. Su mamá la quería mucho y la admiraba por el gran talento y belleza. Fue pasando el tiempo y Cornelia se fue especializando con la música y aprendió a tocar el violín. Cornelia creció y formó su grupo musical, pero aún así no era muy feliz, ya que quería viajar y dar una serenata a su mamá, ya que estaba muy enferma. Con el pasar de los años, Cornelia cono-

ció a un señor don Jacinto, representante musical. Don Jacinto propuso a Cornelia ser su representante, llevarla a la fama y ganar mucho dinero. Cornelia ilusionada aceptó y así fue. Se convirtió en una gran estrella, viajó por todo el Tolima, conoció gran variedad de naturaleza y tuvo mucho dinero, tanto así que se olvidó de su mamá. Un día tuvo que salir de viaje, y dijo a su mamá que volvería en tres meses y le daría la serenata que tanto quería. Cornelia viajó y dio sus dos conciertos y estaba muy feliz. De un momento a otro, recibió dos llamadas. Una, porque tenía dos conciertos más, y la otra,

porque su mamá estaba muy enferma y quería verla, pero Cornelia estaba tan enceguecida por la fama y el dinero que decidió dar sus conciertos y dejó a su madre a un lado. Cuando terminó sus conciertos, para visitar a su madre y contarle lo bien que le había ido y que le iba a dar la serenata que tanto deseaba, pero fue demasiado tarde, pues su madre había muerto esperando esa gran serenata y deseando verla. Cornelia, arrepentida, le dio la serenata el día del entierro. No volvió a tocar un instrumento en su vida, dejó el grupo musical y se olvidó por completo de todo y pasó a ser un mito más de la música.


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Juan y el grito de desespero, de Esteban Alberto Calderón Cruz (Líbano) En las orillas del río Magdalena se sentían los cantos de los pájaros que viajaban en el aire; se sentía la naturaleza vibrar. Me encontraba con un amigo que se llamaba Juan, me contaban los mitos de este majestuoso río, cuya tranquilidad era impresionante. Esuchamos un grito estremecedor que me hizo temblar. -Vamos a ver qué pasó- dijo Juan. Nos fuimos pero nos tuvimos que entrar en el monte, caminamos con apuro y el grito se adentraba al centro. Nos perdimos. Teníamos sed, no habíamos tomado agua en horas, se estaba volviendo de noche y se escuchó un grito en el árbol de la derecha. -Era un pájaro grande y de color azul- dijo Juan. No se contemplaba la belleza de esta especie de pájaro, pero, sin embargo, ya era de noche y tuvimos que quedarnos bajo un árbol grande, en el que dormían ciertos de pájaros. Decidimos quedarnos ahí, por lo que se

veía seguro, y pensamos que ningún animal nos atacaría. A la mañana siguiente, nos despertó la música que nos hacían los pájaros, seguimos caminando para el norte o el sur, no sabíamos distinguir entre el sur, el norte, el este y el oeste. Caminábamos perdidos sin saber dónde estábamos, nuestros papás estaban buscándonos y no habíamos comido nada, hasta que encontramos fresas silvestres. Comimos hasta que nos llenamos, pero llevamos unas para el camino. -Sabemos que estamos lejos de nuestras casas- me dijo Juan muy preocupado, pues habíamos caminado cuatro días alimentándonos de frutas silvestres y raíces de árboles. De lejos vimos un camino. Juan corrió hasta el camino. Le dio alegría, caminamos hasta el lado izquierdo el camino, pasó un señor en un carro, Paró y nos recogió y le preguntamos dónde estábamos, y contestó: ‘En un corregimiento de Lérida, Tolima’, y teníamos que ir hasta Ambalema.

Nos montamos en el carro, el señor nos iba a llevar hasta Lérida, pero se varó el carro, así que tuvimos que caminar y fuimos a la estación de Policía para poder llamar a nuestros padres y que no se preocuparan por nosotros, que estábamos bien, los pudimos llamar. El comandante de Policía oyó lo que había pasado y porque nos habíamos perdido nos ofreció si queríamos que nos llevara hasta Ambalema y dijimos que sí. Juan estaba nervioso de que lo castigaran y yo también, y entonces, llegamos y les contamos la historia de lo sucedido. Ellos comprendieron y no nos castigaron, nos alegramos al escuchar esto, pero nos regañaron por el susto que les habíamos dado. Al otro día, Juan me dijo que estaba feliz, pero me dijo que nunca más volviéramos a ir sin pedir permiso. Desde entonces, supimos que no debíamos ser desobedientes con nuestros padres, que eran un tesoro incomparable.

La belleza del Tolima, de Camilo Stiven Benavides (Líbano) Un niño llamado Esteban vivía en Bogotá, era muy juicioso en el estudio, tan juicioso que sus padres decidieron llevarlo de paseo al departamento del Tolima, que él no conocía. Cuando llegaron, se hospedaron en Líbano. A Esteban le fascinaba ver televisión, se la pasaba frente al televisor y no salía a conocer el Departamento. Estaba muy aburrido, mantenía diciendo que no le gustaba Líbano, que el Tolima no era agradable, cuando decía esto, lo escuchó un campesino que pasaba por el lado del hotel donde se hospedaban Esteban y sus padres. Esto le molestó al campesino y dirigéndose hacia Esteban le dijo: “Conoce mejor estas leyendas y verás que no son para nada aburridas, te darás cuenta de que sí son agradables”. Al otro día Esteban salió a cono-

cer el municipio y comenzó a darse cuenta de que la gente era muy agradable y muy tranquila. Luego fue con sus padres al campo a conocer los cafetales, Esteban vio que la naturaleza era muy hermosa, en Líbano sus cafetales, sus árboles y sus frutos: todo esto era muy hermoso, finalmente se dio cuenta de que estaba equivocado al decir que el Tolima no era agradable, y pidió disculpas a sus padres por hablar mal del Tolima. Cuando ya se iban a ir Esteban y sus padres a Bogotá, pasó el campesino. Esteban corrió hacia él y le pidió discuplas por haber dicho cosas malas del Tolima. Esteban quedó con la mentalidad de que el Tolima tenía una belleza inigualable. El campesino le dio como regalo por haberse disculpado cantándole música que compuso y contándole mitos del campo.

El Pilo Díaz recomienda que los padres y docentes acompañen a los niños en su proceso educativo, para un mejor manejo de la narración y la ortografía.


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EL CUENTO

Un corcho, por favor Por José Hilario Yepes* Cuando incómodo dormía en una guarida debajo de un puente, despertó con un ruido en la cabeza, poblada con cabellos grasientos y llenos de liendras y piojos. No se explica qué está ocurriendo. Piensa en las ratas que merodean por el lugar. El ruido proviene de un oído, el izquierdo, y provoca un dolor intenso. Se introdujo uno de los dedos, tratando de calmar algún vuelo próximo de mariposa. Un fuerte pinchazo electrizó el cuerpo. Sintió un colmillo penetrar la carne. Una sangre cálida resbaló por la mano. Descartó la presencia de mariposas. Tal vez sea un insecto, un escarabajo, ataviado con cauchos para asustar incautos. Tomó su bolsa repleta de cartones y metales,

que negocia en una esquina cercana a la galería, para atenuar con marihuana y bazuco el dolor de existencia, el frío, el hambre que canta en sus tripas, la falta de afecto, el abandono y la tristeza de vivir. Sacó un trozo de espejo, y con una linterna oxidada y rescatada de una caneca, miró en la confusión del dolor provocado por algo misterioso. Una cabeza negra con colmillos afilados se asomó. Exclamó: “¡Ay! Es un coscorrio de vampiro que encontró una guarida”. Al tratar de sacarlo, el animal volvió a hundirle los colmillos y la sangre corrió por un brazo. Envuelto en la oscuridad de la noche, decidió quedarse quieto y el vampiro se reacomodó, hundiéndose en la ca-

verna del oído. Pensó: “Me ve como un enemigo y perturbador del sueño vampiresco. Extrajo de un bolsillo del pantalón un polvo arenoso, color ladrillo, y lo regó como lluvia sobre la picadura de un cigarrillo y luego de armar el bareto, lo fumó para calmar el dolor. El hombre eludió la presencia de otras personas, ya que temía ser víctima de burlas y risas. Permaneció oculto, alimentando al vampiro con moscas que atrapaba en el lugar. Al animal con lengua larga y pegajosa se le adherían las moscas que revoloteaban en un frasco de vidrio, pegado al parietal. Se dio cuenta de que el vampiro tomaba leche de cabra y miel de abejas, alimentos que ofrecía ‘Lápida’, como llamaban al hombre de la Avenida. Pasaron días y noches y no lograba dormir en paz, ya que los dolores no los mitigaban la marihuana ni el bazuco, y sentía que le taladraban el

cerebro. El dolor fue creciendo a pesar de que el animal era alimentado tres veces al día. Finalmente, no soportó más la angustia y el dolor, y huyó enloquecido, pateando puertas y vehículos, con ojos como tizones incandescentes, dando la impresión de demonio suelto en la ciudad. Horas después, fue atrapado por la autoridad e internado en un sanatorio, donde le amarraron una camisa de fuerza, y lo formularon con drogas para locos. La historia clínica dice que un paciente sin nombre e identificación ni carné de salud llegó con un episodio psicótico agudo y de difícil recuperación. Agrega el escrito que solicitó un tapabocas, audífonos grandes y un corcho, que se lo introdujo por la retaguardia, para no permitir que otros vampiros encuentren guarida en su cuerpo, oloroso a cueva de murciélagos. *Escritor colombiano

LA PALABRA DEL DÍA

Samba El samba es un género musical brasilero de raigambre africana, considerado el estilo musical más típico de Río de Janeiro (hoy también en São Paulo). Cultivado inicialmente en los barrios pobres cariocas desde fines del siglo XIX, adquirió creciente popularidad desde los años veinte y treinta del siglo pasado, cuando surgieron las primeras escuelas de samba que en pocos años se convirtieron en la principal atracción del carnaval de Río. En el diccionario de la Academia Española samba aparece como sustantivo del género femenino, tal vez por confundirlo con la zamba argentina, pero lo cierto es que el uso preferido en los países hispanohablantes del Mercosur es masculino, calcando el género que tiene en portugués brasilero. La etnolingüista brasilera Yeda Pessoa de Castro, que estudió durante cuarenta años la influencia de las lenguas africanas en el portugués de Brasil, afirma que i>samba era una ceremonia religiosa del rito afrobrasilero macumba y que en las lenguas kikongo y kimbundo significa ‘orar’, ‘rezar’. www.elcastellano.org

Vida indígena del Tolima, óleo sobre lienzo de Julio Fajardo (1910 - 1979)


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CONTRA LA CORRUPCIÓN

Editorial: Ediciones B Título: ‘El poder de la corrupción en Colombia’ Autor: Luis B. Carvajal Páginas: 264 BOGOTÀ, COLPRENSA El título de este libro no podría ser más claro y directo. El autor, reconocido por su trayectoria en el sector público, presenta cómo la corrupción, uno de los flagelos más grandes del mundo, han hecho en Colombia, junto a la violencia, un círculo letal para toda la sociedad. En este libro, Luis B. Carvajal abarca temáticas como el fracaso en la lucha contra la corrupción, así como una argumentada explicación de la corrupción que se mantiene históricamente dentro de los partidos políticos colombianos. Pero el texto no se queda solo en el diagnóstico y crítica al problema, sino que también plantea una serie de alternativas para combatirla en serio, que vale la pena conocer y analizar.

LA NUEVA SENSACIÓN

PARA EL BOLSILLO

Editorial: Norma Título: ‘Los distintos’ Autor: Stefan Bachamann Páginas: 284

Editorial: Random House Mondadori Título: ‘Necrópolis’ Autor: Santiago Gamboa Páginas: 442

BOGOTÀ, COLPRENSA Los medios de comunicación han calificado a Stefan Bachamann como el nuevo Rowling, apellido de la escritora de la saga ‘Harry Potter’, pues con ‘Los distintos’, este joven de 19 años ha logrado seducir a miles de lectores en Estados Unidos, y ahora se edita en español. Esta es una historia de ciencia ficción con una energía especial y original, aunque esté inspirada en la antigua hechicería, que no deja de ser una fuente inagotable de historias asombrosas, esta vez desde Bath, un pequeño pueblo de Inglaterra en plena época de la Revolución Industrial. Por cosas del cosmos, las hadas terminan en el mundo de los humanos, lo que hace que deban convivir en medio de la desconfianza y como es natural, se encuentran y se reproducen entre sí, generando una nueva raza llamada ‘Los Distintos’.

BOGOTÁ, COLPRENSA Con esta novela, en 2009, el escritor bogotano Santiago Gamboa logró el Premio ‘La Otra Orilla’, una ficción que nace de uno de sus viajes; esta vez por Jerusalén, una ciudad que lo marcó y a la cual, siempre que puede, invita a conocer, una urbe sitiada por la guerra. Ahora, se reedita en una hermosa edición de bolsillo, como parte de su colección de 11 libros publicados, como una oportunidad para encontrarse con la historia de un escritor, quien tras una larga enfermedad es invitado a un congreso de biógrafos en Jerusalén. Es una de las más interesantes novelas del escritor bogotano, que sorprendió a todos con ‘Perder es cuestión de método’, ratificó su talento con ‘El síndrome de Ulises’, y con ‘Necrópolis’ empieza a consolidar su propio proyecto literario.

EN SU AÑO POÉTICO

Editorial: Fondo de Cultura Económica Título: ‘Los días que ahora son sueños’ (Antología) Autor: Eduardo Carranza Páginas: 324 BOGOTÁ, COLPRENSA El Ministerio de Cultura declaró 2013 como el Año de Eduardo Carranza, en el natalicio de uno de los más grandes poetas colombianos, y qué mejor inicio de esta celebración que con una completa colección de sus mejores poemas reunidos en ‘Los días que ahora son sueños’. Con prólogo de María Mercedes Carranza, esta obra aparece 28 años después del fallecimiento de Eduardo, quien, además, fue director de la Biblioteca Nacional. Es una antología para conocer una buena parte de lo mejor de la poesía del siglo XX. Además, el Ministerio de Cultura adquirió mil 500 ejemplares para distribuir por la red de bibliotecas públicas, mientras que la Biblioteca Nacional producirá un libro digital con la vida y obra de Carranza con poemas que alguna vez escogiera el propio autor.

GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITORA GENERAL: Martha Myriam Páez Morales COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Hernán Camilo Yepes Vásquez EDITOR: Óscar A. Varón B. DISEÑO: Andrés Cubillos Callejas FOTOS: Archivo. Suministradas. Colprensa. Internet TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: Cultura El Nuevo Día - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.


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