facetas 14 de enero

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TAS CULTURA AL Dร A

Violeta se fue a los cielos

Entre el homenaje y la trivialidad

Jorge Ladino Gaitรกn

Premio de Pintura Julio Fajardo

Seguidores de un legado Hernรกn Camilo Yepes Vรกsquez Para tener en cuenta

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IBAGUÉ, ENERO 15 DE 2012

Violeta se fue a los cielos: entre el homenaje y la trivialidad

Por Jorge Ladino Gaitán Bayona* La “viola chilensis”, el “árbol lleno de pájaros cantores” (2010: 199), como definiera a su hermana Nicanor Parra en su poema Defensa de Violeta Parra (incluido en Otros poemas, 1950-1968), fue llevada al cine en 2011 bajo el título Violeta se fue a los cielos, cinta de 110 minutos de duración. Ha obtenido reconocimientos nacionales e internacionales, además de ser la representante de su país para el Oscar a mejor película extranjera de 2012. Su director es Andrés Wood, destacado cineasta chileno, conocido por películas como Historias de fútbol (1997), El desquite (1999), La fiebre del loco (2001), Machuca (2004) y La buena vida (2008). Sobre Violeta Parra (1917-1967), figura clave de la música popular latinoamericana cuyos temas han sido interpretados por Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Fito Páez, León Gieco y múltiples cantantes, se ha rendido homenajes desde las artes plásticas, la literatura, el teatro, la música y la televisión (el documental suizo Violeta Parra, bordadora chilena, filmado en 1964 y emitido en 1965). Desde el cine no se había efectuado una película sobre su vida y obra. Obviamente es importante que en la pantalla grande se focalice a una mujer fundamental en la historia latinoamericana no sólo por sus canciones (cargadas de poeticidad, de sabiduría popular y agudos cuestionamientos a la miseria y represión a que se ven abocados los pueblos de su país y el sur del continente), sino también por su labor de rescate del folclore -la fundación del Museo Nacional del Arte Folklórico Chileno en 1958 en Concepción y de La Carpa de la Reina en las afueras de Santiago en 1965- y sus exposiciones de arpilleras, esculturas en alambre y óleos. En relación con lo último, la cinta resalta con acierto que fue la primera artista latinoamericana en tener una exposición individual en el Museo de Artes Decorativas del Palacio de Louvre en París (1964). Se destaca en la película su factura técnica, el astuto entrecruzamiento de diversos planos y tiempos, la fuerza que

brinda en la banda sonora las mismas canciones de Violeta Parra y ciertas reflexiones sobre el arte que nace del dolor. Es estratégica para que nuevas generaciones se vean tentadas a conocer el legado de una artista a la que Pablo Neruda dedicaría sentidos versos en su poema Elegía para cantar (1970): “En vino

alegre, en pícara alegría, /en barro popular, en canto llano, /Santa Violeta, tú te convertiste, /en guitarra con hojas que relucen/ al brillo de la luna, / en ciruela salvaje/ transformada, / en pueblo verdadero,/ en paloma del campo, en alcancía” (recurso web). No obstante, el riesgo de los homenajes y de situar los productos estéticos

en la esfera de la memoria conmemorativa es que los tonos de exaltación y de “genialidad” terminan trivializando la complejidad de los seres (sus cualidades pero también sus angustias y defectos), las coordenadas de sus contextos históricos y los aportes de sus compañeros de ruta. En este aspecto, es cuestiona-


IBAGUÉ, ENERO 15 DE 2012 ble que la presencia de Nicanor Parra sea tan pasajera e, incluso, pueril: el niño sentando junto a Violeta que en la escuela no puede silbar una tonada y sus compañeros de curso se ríen (la historia real -no la de la película- habría de demostrar que el joven que no sería cantante como muchos de sus familiares: silbaba de otro modo; la lírica habría de revolucionar porque, en vez de la grandilocuencia de la poesía, prefería el humor y la lúcida coloquialidad de la antipoesía). El filme borra la importancia que ocupó el hermano, desdeñando lo expresado por Violeta Parra en varias de sus entrevistas. Ella, quien hizo música a varios versos de Nicanor, resaltó en agosto de 1958 cómo en el círculo familiar los consejos más atinados venían del antipoeta: “Musicalmente yo sentía que mis hermanos no iban por el camino que yo quería seguir y consulté a Nicanor, el hermano que siempre ha sabido guiarme y alentarme. Yo tenía veinticinco canciones auténticas. El hizo la selección y comencé a tocar y cantar sola. Después me exigió que saliera a recopilar por lo menos un millar de canciones. Tienes que lanzarte a la calle -me dijo-, pero recuerda que tienes que enfrentarte a un gigante, Margot Loyola” (Violeta Parra, hermana mayor de los cantores populares. En: Revista Musical Chilena, agosto de 1958. http://www.violetaparra.cl/). La película flaquea no sólo en la borradura de la impronta de Nicanor Parra en las formaciones culturales de Violeta, sino también en la manera como Chile se reduce a un cúmulo de imágenes sobre la cueca, los pájaros, el vino, la vida rural y el folclore, sin que se recree con suficiente atino sus conflictos políticos y la doble moral de una élite a la que la artista dirigía sus dardos en sus composiciones. De la arrogancia de las altas clases sociales queda apenas en pantalla una escena donde la cantautora que ofrenda una pequeña velada a distinguidos señores y damas, por más que se le reconozca sus triunfos en el exterior, se le desdeña por “campesina” e “india”, cuando no se le invita a la mesa principal sino a comer en la cocina (factor que, por supuesto, ella rechaza en abierta defensa de la dignidad del artista). Hay, además, demasiada dulzura en la cinta y efectismos que podrían resultar cargados de obvio dramatismo (la escena del suicidio mientras suena un canto de la chile-

na donde el gavilán destroza a la sufrida gallina). A pesar de que no es una mala actuación la de la escogida para el protagónico (Francisca Gavilán), las deficiencias del guión restan gravedad a un personaje de tanta complejidad como Violeta Parra, la real, no la imagen mediática del filme. No es casual que, en medio de fervores patrioteros, premios y bombos de la farándula, las críticas más fuertes a la realización cinematográfica provengan de la propia familia de la artista, donde son evidentes las tensiones entre varios de sus miembros. Nicanor Parra, quien se niega a ver la película, afirmó en una entrevista del 3 de diciembre de 2011 a El Mercurio que el título, aparte de empalagoso, no era el apropiado en correspondencia al pasado de la artista y que hubiese sido mejor que se titulara La Violeta Parra, en tanto el artículo “la” es el que se “estila en los barrios pobres donde crecieron. Él era ‘el Tito’; Roberto, ‘el Roberto’, y Violeta, ‘la Violeta” (recurso web). Cuando el entrevistador le replica que la película de Andrés Wood respeta el título del libro en el que se basa: Violeta se fue a los cielos, de Ángel Parra (hijo de Violeta), el antipoeta responde: “El Angelito es un buen niño, pero se enredó en las alfombras burguesas. ¿Entiendes eso o no?” (recurso web). Tita Parra, nieta de la cantautora, publicó la reseña “Una Violeta que no se lava, ni se peina ni se baña”, en la que cuestiona el manejo de estereotipos, el irrespeto de reducir

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REFERENCIAS PARRA, Nicanor (2010). Parranda larga, antología poética. Santiago de Chile: Alfaguara. NERUDA, Pablo (19 de enero de 1970). Elegía para cantar. En: Violeta Parra (sección documentos). http://www.violetaparra.cl/ PARRA, Nicanor (entrevista del 3 de diciembre de 2011). Un tinto con Nicanor. En: El mercurio, Santiago de Chile. http://buscador.emol. com/vermas/El%20Mercurio/Magazine/201112-03/79250f36-a7f1-4085-a50997e147b21eab/Un_tinto_con_Nicanor/

PARRA, Tita (diciembre de 2011). Una Violeta que no se lava, ni se peina ni se baña, Apreciaciones de Tita Parra sobre la película Violeta se fue a los cielos. En: http://www.violetaparra.cl/ PARRA, Violeta (Entrevista de agosto de 1958). Violeta Parra, hermana mayor de los cantores populares. En: Revista Musical Chilena, http://www.violetaparra.cl/ ROKHA, Pablo de (1964). Violeta y su guitarra expresa. http://www.violetaparra.cl/

lo rural a lo sucio (una Violeta que, por pasajes, luce desaliñada en su presentación personal) y el que no se haya hecho justicia con la vida de la artista: “Faltó profundidad en la dualidad pasión y dulzura, rabia y alegría, profundidad y finura que es parte esencial de la Violeta, tal como se puede apreciar en sus letras, en su obra visual, en su música (…) El contexto social y político de la época es pasado por alto completamente, como si en aquellos años sólo se tratase de un Chile lleno de tierra y de ahí uno se sube a un avión en Europa. Mucho trabajo para el próximo cineasta que se atreva” (Una Violeta que no se lava, ni se peina ni se baña: Apreciaciones de Tita Parra sobre la película Violeta se fue a los cielos, http://www.violetaparra.cl/). Aunque cada película sea el punto de vista de un director y la ficción no tiene por qué tener correspondencia exacta con hechos y personajes históricos, el filme, al pretender ser una biografía, se queda corto en sus alcances y en su verosimilitud. Incluso se contraria

porque si presenta a Violeta como una rebelde que desafía el orden patriarcal, no es creíble que en escena su suicidio luzca apenas como una consecuencia de un desengaño amoroso y no como una derivación de una melancolía que le venía de lejos, que se hace latente en sus canciones y que tiene que ver, tanto con reflexiones profundas sobre el sentido de la existencia, como también con un desencanto por el destino político de su país. Quizá aquellos que desconocen la impronta de la artista se vean motivados por la cinta a indagar en sus creaciones y así descubrir que su figura tiene más aristas que las mostradas por el séptimo arte. Sin embargo, aquellos que crecieron con sus canciones o que han leído de un arte latinoamericano que no da la espalda a su contexto preferirán otras miradas, distintos a Violeta se fue a los cielos. Acaso para estos últimos resulten más humanos y sugestivos los versos de Joaquín Sabina en su canción Violetas para Violeta, La Defensa de Violeta Parra de Nicanor Parra, el poema Elegía para cantar de Pablo Neruda o las lúcidas palabras del escritor Pablo de Rokha en París (1964) en Violeta y su guitarra expresa: “La gran placenta de la tierra la está pariendo cotidianamente, como a un niño de material sangriento e irreparable, y el hambre milenaria y polvorosa de todos los pueblos calibra su vocabulario y su idioma folklórico, es decir su estilo, como su destino estético y no a la manera de las categorías. Por eso es pueblo y dolor popular, complejo y ecuménico en su sencillez de subterráneo, porque el pueblo es complejo, sencillo, tremendo e inmortal, como sus héroes, criado con leche de sangre…” (http:// www.violetaparra.cl/). *Profesor de la Universidad del Tolima, Doctor en Literatura de la Universidad Católica de Chile. jlgaitan@ut.edu.co


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Gran variedad de propuestas, colores, temáticas y técnicas caracterizaron a la primera convocatoria del Museo de Arte del Tolima para reconocer a los mejores seguidores del legado del reconocido escultor de El Boga. El jurado estuvo conformado por Natalia Vega, historiadora, crítica de arte y museóloga colombiana; Rafael Alonso Pérez y Pérez, subdirector y curador mexicano, y Alfonso Álvarez Forero, artista y docente universitario bogotano. Por su concepto y su revisión pasaron 162 obras de todo el Departamento, de las que actualmente 32 son exhibidas en dos salas del recinto, entre las que se incluyen las ganadoras de los 12 millones de pesos destinados como premio. Uno de estos trabajos, elaborado por Raquel Paz Bermúdez (der.), recibió los 10 millones de pesos que estaban reservados para el mejor.

Los trabajos permanecen en el recinto artístico desde el pasado 20 de diciembre, y estarán en exposición hasta inicios de febrero próximo.

IBAGUÉ, ENERO 15 DE 2012

IBAGUÉ, ENERO 15 DE 2012

Premio de Pintura Julio Fajardo Los seguidores de un legado

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Junto con estas propuestas, están Monumentalis, con esculturas de Gustavo Vélez, y los ganadores del Segundo Concurso Departamental de Pintura Infantil.

La venus del mercado, de William Ospina (Óleo sobre lienzo)

La alfarera, de Eduardo Ferro Farah (Óleo sobre lienzo) Oryza Sativa II (ganador), de Raquel Paz Bermúdez (Óleo sobre lienzo)

Entre feministas y hombres perfectos, de Nicolás Andrés Lugo (Óleo sobre lienzo)

La convocatoria se desarrolló durante los últimos meses de 2011, y permitió que los participantes plasmaran diversidad de temáticas.

Julio Fajardo nació en 1910 y falleció en 1979, y fue uno de los artistas plásticos más prolíficos del Tolima y el país.

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Nadie se baña dos veces en un mismo río, de Andrés Alarcón (Óleo sobre lienzo) Los hijos del campo, de Mario Fernando García C. (Óleo sobre tela)


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Las tres gracias, de Gustavo Rico Navarro (Óleo sobre lienzo)

Río, de Daniel Mantilla (Óleo sobre lienzo) Taller de calzado, de Juan Carlos Vargas (Óleo sobre lienzo)

Lo bueno y lo malo del año 2011, de Esteban Sánchez (Óleo sobre lona)

Insectum, de Carlos Fernando Castro (Óleo sobre lienzo)


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En la mayoría de los trabajos se usó óleo sobre lienzo, aunque se destacan grabados como Mapa, de Ricardo Carrrillo. María, llena de amor, de Azucena Rodríguez (Óleo sobre lienzo)

Soledad en ruso, de Santiago Cuartas Mayolo (Óleo sobre lienzo) Desplazados, de Martha Emilia Osorio Díaz (Óleo sobre lienzo)

Vinotinto y oropel, de Felipe Cifuentes (Óleo sobre lienzo)

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Editorial: Villegas Editores Título: Aves en Colombia Autor: Varios Páginas: 552 Bogotá, Colprensa

Con fotografías de Murray Cooper y textos de Benjamin Freeman, este libro de lujo es un elogio a la diversidad que se encuentra en Colombia, siendo un lugar bendecido con una gran cantidad de especies de aves que pocos conocen a plenitud. El número de especies puede llegar a dos mil, lo que hace que el país ocupe uno de los primeros lugares en el mundo en este campo. Por eso, Villegas Editores, con el patrocinio de la empresa Gran Colombia Gold, presentan este libro hermosamente ilustrado y lleno de color. Es el resultado de los grandes esfuerzos de sus autores y de las circunstancias propicias que se dieron para su elaboración. Sin duda, se trata de un muestrario único de la fauna alada del país, un libro que se estaba necesitando.

Editorial: Debate Título: Redentores: Ideas y poder en América Latina Autor: Enrique Krauze Páginas: 500 Bogotá, Colprensa

En este extenso libro, Enrique Krauze hace un repaso por las biografías de quienes él considera son los principales redentores de América Latina: José Martí, José Vasconcelos, José Carlos Mariátegui, Octavio Paz, Eva Perón, Ernesto ‘Che’ Guevara, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Editorial: Llosa, Samuel Ruiz, Subcomandante Marcos y Hugo Plaza & Janés Chávez, entre otros. Llama particularmente la atención el anáTítulo: lisis histórico, aunque para algunos crítiJuego de tronos cos faltó la biografía de Augusto Pinochet, quizás para una segunda edición. Autor: George R. R. Martin La gran mayoría de los redentores aquí incluidos son marxistas, guerrillePáginas: 800 ros y comunistas. Son muchas las voces contradictorias en torno a esta puBogotá, Colprensa blicación, en especial porque el autor parece haber decidido Con la primera temporada de Juego de tronos no tocar nada de la democracia liberal que impera en el convertida en un suceso televisivo en el mundo, era de mundo, lo que para muchos ha sido una grave falta. esperarse una reedición de la obra literaria en la que los productores de HBO se inspiraron para dicha historia, más en los mercados de América Latina, donde estas piezas literarias son poco conocidas. Por eso, se acaba de publicar en español su primer volumen, Canción de hielo y fuego, la fantasía épica del novelista y guionista estadounidense, George R. R. Martin, quien la comenzó a escribir hace dos décadas atrás publicándose por primera vez en 1996. Canción de hielo y fuego transcurre principalmente en los Siete Reinos de Poniente, un continente aproximadamente del tamaño de Sudamérica con una historia que se remonta a 12 mil años atrás. La historia cuenta cómo siete reinos acabaron dominando este continente, y después cómo estas naciones fueron unificadas. Una historia de la que se conocen cinco libros y aún se esperan dos más inéditos. DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales COORDINACIÓN: Redacción cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Hernán Camilo Yepes Vásquez EDITOR: Óscar A. Varón B. DISEÑO: Carlos Augusto Delgado Gutiérrez FOTOS: Camilo Yepes. Colprensa. Internet. TELS.: 2770050 - 2610966 Ibagué - Tolima - Colombia. Apartado Aéreo 5476908-K www.elnuevodia.com.co - culturales@elnuevodia.com.co - Twitter: @culturaend. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.


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