Facetas 19 de julio de 2015

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Trío Tolima

Investigación y difusión de nuestros aires

Hernán Camilo Yepes Vásquez


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DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015 - IBAGUÉ

FACETAS El cuento

El violonchelo De manera especial, nuestros lectores siguen contribuyendo a que Facetas sea un espacio no solo de ilustración, sino también para recrear la imaginación a través de las letras. Aquí va una de las colaboraciones.

JOSÉ HILARIO YEPES La armonía de Saint-Saens penetra el ambiente de la sala de estudio con un instrumento hermano menor del gigantesco bajo, y que descansa entre las piernas del ejecutante. Arthur, con el arco de pelo de caballo en la mano derecha, desliza con delicada firmeza la yema de unos dedos largos por el trajín musical, en un recorrido sobre cuatro cuerdas entorchadas de tripa de cordero de un chelo. El Carnaval de los Animales es un tema musical recurrente para el público asistente: el abuelo, sembrado en una silla de ruedas a causa de un accidente de trabajo. Mudo y sordo, hace presencia en el concierto junto con Lorenza, una gata, a quien le fascina La Muerte del Cisne. El felino, de ojos redondos y tintes aguamarinos, mueve las orejas para captar mejor la música del violonchelo. Balancea la cabeza y mira de reojo la pica incrustada como soporte en la esterilla, con deseos incontenibles de jug ar,

tal como lo haría con un ratón atrapado, pero intuye que no es permitido molestar, o rozar las piernas del abuelo y el nieto, y, menos aún maullar y la musicalidad romántica de Saint-Saens la transporta a esferas gatunas. El anciano observa los movimientos vibrátiles sobre el diapasón y espera que Arthur tome una postura vertical, para hacer volar como palomas, las manos en tímidos aplausos. El violonchelo suena por la mañana, en horas de la tarde y a veces en las noches, cuando el abuelo ve la T.V., acompañado de Lorenza, dibujada con colores y manchas atigradas. El trabajo musical, lo ha practicado por un tiempo de cuatro años, con el propósito de participar en un Concurso Internacional, y la rutina diaria es de calentamiento del instrumento, junto a la afinación en quintas. El músico, poco frecuenta la calle, no dispone de amistades y una disminuida familia vive en lugares distantes, así, permanece al cuidado del abuelo. Prepara los alimentos y deja sobre una mesa, un termo colmado de café, junto a unos pocillos con arabescos y una cuchara dulcera para beberlo a capricho y antojo. Los sábados, juegan al parques y el domingo, Arthur saca al parque al abuelo, carreteado en la silla de ruedas entregada por el Estado. El abuelo, un lector compulsivo de novelas con aventuras de vaqueros, estuvo bajo el cuidado de la esposa, quien permanecía enclaustrada en la vivienda, mientras que el marido viajaba como topógrafo en el trazado arácnido de

caminos que se tejen en las ariscas montañas. La abuela, una artesana de “peluches”, ayudaba con los gastos del hogar y los estudios musicales del nieto, hasta que falleció, y el abuelo resolvió que su compañera continuara viviendo en el hogar, próximo a La Plaza de Banderas, y para ello, dejó la casa vestida de cojines tejidos de pájaros tal como la dejó la abuela, la ropa femenina guardada en el armario, la cama tendida, los zapatos de colores que calzaba la dama de sus

amores y una máquina de coser, a la espera que dientes enfilados mastiquen la tela prisionera. Arthur demoró en cierta ocasión cinco años preparando la Suite No. 6 de Juan Sebastián Bach, la cual podría permitirle abrir la puerta del éxito musical en un Concurso de Chelo, pero, en fecha cercana a la audición ocurrió el deceso de la abuela y el sueño de las notas musicales de la presentación, murieron con la abuela. Los abuelos fueron padres, ya que la progenitora, salió un día sin despedirse y misteriosamente no volvió. El padre de Arthur, tal vez, una aventura casual, y los abuelos guardaron silencio sepulcral sobre lo ocurrido. Los sonidos musicales en contrapunto (barroquismo) de Bach, recorren la casa. Los vecinos están habituados a las escalas musicales del instrumento, y saben que Arthur es un músico estudioso y persistente, y quien aprende de memoria los conciertos. El artista, continúa los ensayos, y se alista para una convocatoria dentro de cuatro años. Un Concurso Internacional, con gastos pagos, y, para tal motivo, selecciona el concierto para chelo de Eduard Elgar. Sin duda, una obra con mucha exigencia musical, y para tal motivo incrementa las horas de estudio. Escucha en el equipo de sonido una y mil veces la música, hasta que logra tararearla en un aprendizaje de memoria, y viaja, dejando un acompañante para el abuelo. El chelista, sueña en una sala literalmente colmada de público selecto, e inmerso en música de violines y cuerdas de una Orquesta Sinfónica. Arthur, es un músico consagrado al trabajo y aprendió inicialmente el violín, luego la flauta traversa, y en el piano interpreta Las Polonesas de Chopin, pero, se dio cuenta que el instrumento de sus amores es el violonchelo. El rey. El consentido. Amigo y confidente. Hablan en un silencio musical y se aconsejan. A veces discuten sobre los tiempos, tonalidades y la fuerza de las notas musicales. Cuando Arthur despierta en un país extraño, con dificultades en el idioma y sin la compañía del abuelo y el maullar de Lorenza, se acongoja y entra en el túnel oscuro de la depresión y no participa en el Concurso. El chelista, continúa los ensayos. El abuelo-padre, ha fallecido y Lorenza, descansa en el recuerdo de La Muerte del Cisne de Saint- Saens. Un músico en estado de decrepitud, rodeado de compañeros en un Hogar Geriátrico, toma el plato en donde le sirvieron la comida y lo ubica entre las piernas aprisionadas. En la mano, un tenedor como arco del violonchelo, en el vacío de la existencia, y de partitura musical una arrugada servilleta con el Ballet Cascanueces de Piotr Ilyich Chaiskovsky. Los veteranos, no comentan. No dan importancia a la acción simbólica de Arthur, ya que a la edad de 96 años, todo es permitido, todo, siempre y cuando estén protegidos con pañales. La enfermera y cuidadora de los ancianos, observa la acción del grupo de amigos, en un silencio de tertulia. Sabe que uno de ellos fue músico y quien mueve un tenedor frente al pecho; y, luego se encuentran en un mirada apagada y compasiva que permite ver un desfile de imágenes musicales del chelista, quien dedicó la existencia a la práctica musical y quien continuará eternamente interpretando el instrumento de sus sueños: el violonchelo. Un gato, con contorsiones del cuerpo, repasa las piernas de los abuelos. En el ambiente, se escuchan aplausos, oxidados por el orín de la vida. *Escritor Ibagué, Calle Gutenberg


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FACETAS Agrupación joven y con muchas ganas de explorar la tradición

Trío Tolima: investigando y difundiendo nuestra música HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ Sergio Guzmán, Ómar Cardona y Héiner Bernal de alguna manera se han encargado de llenar ese vacío que tenía la interpretación de la música instrumental en la región: crearon hace más de un año el trío Tolima. Llevan en su nombre, precisamente, ese compromiso de divulgar repertorio de compositores del Departamento, ya sea los que se recuerdan a toda hora o los que por alguna razón han dejado de sonar o tal vez no se conocía de su existencia.

Desde hace más de un año viene ganando su espacio progresivo en la música de la región esta unión de jóvenes, con el solo fin de divulgar esa música que nos ha caracterizado y que por una u otra razón ha dejado de sonar en emisoras y otros espacios.

Tiplista bogotano, pero criado en Cunday y ahora radicado en Ibagué. Tiene 26 años, Ha recibido clases de percusión y otros instrumentos, “que es un alimento en general”. En relación con otros proyectos, es bajista de Vox Fractal, Lyda Aguas & Ubuntu Sound, y Ostinato.

SERGIO Bandolista ibaguereño. Tiene 28 años. Licenciado en Música del Conservatorio del Tolima e ingresó a la música gracias al investigador Humberto Galindo. Su cercanía al instrumento se dio por la pertinencia de estas cuerdas en la estudiantina de la Universidad de Ibagué. Estudió guitarra eléctrica, y de hecho siempre ha estado vinculado al rock. Cursó estudios en la Escuela Fernando Sor, en Bogotá, y en esa ciudad formó proyectos como Power Trío y Madremonte, con fusión de rock y música andina colombiana, desde hace siete años. Hace parte también del grupo de Lyda Aguas.

Todo empezó...

Uno de quienes ‘propiciaron’ esta unión fue el maestro César Augusto Zambrano Rodríguez, según recuerdan sus integrantes: el 17 de marzo de 2014, por sugerencia de este connotado músico y compositor, se unieron en el homenaje a los Valores que le rendía la Fundación Musical de Colombia. Ellos, rockeros de hace tiempo, no dudaron en tomar el tiple, la guitarra y la bandola -instrumentos que también dominan desde antes- y cumplieron su labor. “No fue precisamente como trío, pero sí haciendo parte de una orquesta”, menciona Sergio, al recordar que antes para un proyecto musical de la Gobernación se había pensado en el trío. De todas formas, en ese punto inició la curiosidad y la aplicación de disciplina por seguir integrando los sonidos típicos en un formato estrictamente instrumental. “Nace de una necesidad por difundir los aires tradicionales de nuestra región, así como fomentar la música y el trío típico colombiano”, añade Guzmán, también reconocido entre sus amigos como ‘El Mexicano’. De hecho esta es la unión entre un ibaguereño (Sergio), un quindiano (Héiner) y un bogotano (Ómar), pero todos ellos amantes y defensores de la música tradicional desde su individualidad y su formación académica. Por eso la han investigado, recurriendo a maestros como Zambrano Rodríguez,

ÓMAR

HÉINER Guitarrista y egresado de Maestro en Música, tiene 26 años y trabaja como docente de la Escuela de Música del Conservatorio y codirige el Taller de Guitarra de la Universidad del Tolima. Desde hace mucho tiempo vive en Ibagué. Hace parte del grupo Taza Púrpura, al que ha incorporado sonidos típicos colombianos, “esas raíces innegables de ser colombiano”.

Sus luthiers a la hora de tener instrumentos de calidad son: Orlando Pimentel (la bandola de Sergio), Tobías Bastidas (la guitarra de Hénier) y Fernando Estrada (el tiple de guadua de Ómar).

cercano a la historia de todos esos grandes compositores, y a bibliografía y partituras que reposan en el Banco de la República. “Él es quien mejor conoce esos documentos”, subraya Bernal Vanegas, de 26 años,

maestro en Música del Conservatorio del Tolima y codirector del Taller de Guitarra del Centro Cultural de la Universidad del Tolima.

Logros, poco a poco

Estos tres músicos vienen

Aunque el hecho de participar en un concurso signifique cambiar el repertorio, los integrantes lo ven más como una oportunidad de mostrar obras que no se conocen.

de una vida complementada por el rock, las guitarras eléctricas, los bajos y las baterías, por cuanto haber incursionado con éxito en este formato de trío instrumental ya es considerado como un atractivo y un logro. No obstante, Héiner menciona que en lo local el trío Tolima ya ha sido invitado a encuentros como el Seminario Iberoamericano de Guitarra, el Festival Gentil Montaña y el Festival Nacional de

la Música Colombiana y el Festival de Música Sacra. Pero también fue merecedor de un reconocimiento otorgado por la comunidad de Coyaima en virtud de su labor difundiendo los aires tradicionales, algo que recuerdan con orgullo. Y en cuanto a concursos, una etapa que sus integrantes quieren cruzar paso a paso y a su debido tiempo, pues “somos unos niños”, en concepto de Ómar, cabe destacar las Olimpiadas Musicales de la Cultura Universitaria, en cuya tercera edición (2014) ganaron en la categoría de Mejor versión de obra andina colombiana. “El trío ha tenido una muy

DATO

El trío Tolima ha incorporado repertorio de maestros como Fulgencio García, Milciades Garavito, Gonzalo Sánchez, Gentil Montaña, Jaime Romero, Pablo Libardo Martínez y Eleuterio Lozano. buena recepción en la gente, en los colegas y en los conciertos, no sé exactamente si es por el nivel musical o por la propuesta, que solo al ser un trío es llamativa, y el hacer música de aquí suma aún más”, considera Bernal.

El EP (trabajo de pocas canciones) es el objetivo a corto plazo; de hecho, el Trío espera publicar un disco compacto con más obras y una edición especial de partituras. UNA IDENTIDAD CLARA Héiner aclara que aunque el trío ha logrado explorar repertorios de fuera de la región, la prioridad es el Tolima. “No es lo único, pero sí nuestro objetivo, nuestra misión, difundir música que en algún momento, años 1930, 40 y 50, estuvo presente en el lenguaje musical del país, y que por la llegada de todo lo que se ha hablado se empezó a perder”, enfatiza. Para este trabajo, además, se contempla utilizar el método de escritura musical de Diego Fallon, que es diferente al tradicional, sobre cómo se lee las obras. “Hay tanto que trabajar que a veces no sabe uno por dónde empezar, por ahora estamos en el repertorio”. Y ese listado de obras que ya los hacen identificar como trío está conformado por composiciones como ‘El espinaluno’, ‘La guabina tolimense’, ‘Mariquiteña’, ‘Que siga la fiesta’ e incluso intermezzos de Luis A. Calvo y obras como ‘Michel’, ‘Carito’, estas últimas del boyacense Lucas Saboya. “No es solo hacer música colombiana, sino instrumental, ya que se ha perdido en nuestra ciudad, cuna de muchos aires y muchos músicos”, sostiene Sergio Andrés.


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FACETAS El poema

Ni al colibrí, ni a la rosa Luis Enrique Perdomo Sánchez* No tengo cuentas por saldar, ni al colibrí, ni a la rosa, ni a esa arena melodiosa que nos habla de otros días. La fantasía de mi tiempo se está yendo, entre las hojas que fueron y el dolor de sus angustias. Nadie sabrá quién la sembró ni de quién serán sus cenizas que huyen escondiéndose. Las piedras resistirán los desvelos, preguntando por la rosa de los vientos, que ayer callaron y hoy dan pena. Hago señales, en esta tarde que inclina, para que no las recuerden. *Escritor chaparraluno (del libro Flores y otoños’, publicado en 2015) Stephen Ferry, de la serie ‘El Río Magdalena’ (2015) - Impresión cromogénica. Presente en la exposición Valenzuela Klenner Galería, inaugurada en Bogotá este jueves.

EL AMOR DE FIDEL

BÚSQUEDAS EN EL VACÍO BOGOTÁ, COLPRENSA Fue testigo de primer orden del convulsionado Siglo XX. Nació en la Alemania nazi en 1939, siendo internada en un campo de concentración, de niña fue víctima de violación. A los 20 años, con su padre, llegó a La Habana revolucionaria, y vio cómo un grupo de barbudos se tomó el barco en que viajaba, y allí conoció y se enamoró de Fidel Castro, por lo que tan sólo semanas después se convertiría en la amante del jefe máximo de la revolución, en un amor intenso del cual quedó embarazada de un bebé que la Revolución no permitiría que naciera. El dolor de madre fue aprovechado por la CIA, quien la convenció de volver a Cuba y asesinar a Castro, pero no completó su misión, al seguir enamorada de él.

Editorial: Ariel Título: Yo fui la espía que amó al Comandante

Autor: Marita Lorenz Páginas: 270

BOGOTÁ, COLPRENSA Vuelve el escritor antioqueño Álvaro Robledo, tras casi diez años de no publicar, tiempo que no desperdició, y lo muestra en la forma narrativa dinámica y profunda que logra en esta nueva historia, en que recuerda al lector la importancia de reírse del dolor. El protagonista es un hombre que lleva a cuestas un vacío tras la pérdida de su madre, por lo que inicia un viaje que en el recorrido halla un viaje interior que lo lleva por las distintas disciplinas del espíritu, para entender que ese vacío nunca se irá, pero que puede hacerlo soportable. Robledo presenta en tan sólo 196 páginas, a manera de vitrina, las más curiosas búsquedas espirituales que son protagonistas en este tiempo, que van desde el zen hasta el new age.

Editorial: Seix Barral Título: Que venga la gorda muerte

Autor: Álvaro Robledo Páginas: 196

La palabra del día

Palacio Rómulo y Remo, los míticos fundadores de Roma, instalaron la Ciudad Eterna sobre la margen izquierda del Tíber, en una planicie ondulada conocida como campagna romana, en la cual se destacan siete colinas: Capitolio, Quirinal, Viminal, Esquilino, Celio, Aventino y Palatino. Fue alrededor de esta última colina que Rómulo trazó con el arado los límites de la ciudad (v. urbe), cumpliendo

así un antiguo ritual etrusco. Sobre el Palatino se hallaba la cabaña de Rómulo, y fue allí donde se construyeron, siglos más tarde, los palacios de Tiberio, de Julio Cesar y de Nerón, que así se llamaron debido al nombre de la colina. Desde la palabra latina palatium, se adoptó el nombre palatinos para designar a los miembros de la corte romana, de donde proviene tam-

bién el sustantivo hispánico paladín, a través del italiano paladino, para referirse a los funcionarios del palacio del emperador. A partir de palatium, se formó en alemán la palabra Pfalz para nombrar los palacios y, más tarde, a los condes palatinos, que los emperadores ponían al frente de esos palacios como representantes del Imperio. *Elcastellano.org

GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Ximena Andrea Villalba C. EDITOR: Óscar A. Varón B. DISEÑO: Néstor Iván Pérez FOTOS: Colprensa. Internet. Suministradas. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: Cultura El Nuevo Día - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.


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