Facetas 26 de abril de 2015

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Vida y obra

Carlos Pinzón, por un ibaguereño Hernán Camilo Yepes


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DOMINGO 26 DE ABRIL DE 2015 - IBAGUÉ

FACETAS Visión literaria entre escritores

Estado de coma de Jorge Ladino, un solfeo entre el

verde y el negro “Esperanza (personificación de la esperanza), es conducida a la sala de cuidados intensivos donde es víctima de prácticas sexuales por parte del enfermero, quien ya en el segundo poema se encarga no sólo de hacernos este relato descarnado, sino el de ubicarnos en ese hospicio donde permanecen quienes se encuentran en estado de postración (...)”.

NELSON ROMERO GUZMÁN* “No nos quedan más comienzos”. Con esta frase apocalíptica George Steiner inicia su libro ‘Gramática de la creación’ (2011). Su centro de reflexión es el absurdo y la paradoja de la esperanza en las utopías, a partir de los movimientos de progreso y de decadencia del siglo XX. Al cansancio de ese siglo le llama “la cronometría interior” que sólo ha revelado en la cultura occidental “fascinaciones por el ocaso”. Decrepitud, mortalidad, masacre, bestialización, “eclipse de lo mesiánico”, encierran los signos de una “oscura condición en la gramática”, pues “la esperanza y el temor son supremas ficciones potenciadas por la sintaxis” (p.16). Y es que Steiner entiende la gramática como una condición inherente al Homo sapiens que lo emparenta con un sueño del futuro, ya que las partículas potenciales del verbo “ser” como “-erá”, “ería” y “si”, son claves de la esperanza (p. 16). Así la teología, el arte, el marxismo, la filosofía platónica e incluso el cartesianismo, vienen a convertirse una “gramatología” de la esperanza. Una esperanza que ha venido perdiendo su aura de salvación, su fe en el comienzo y significado para el hombre. De ahí el enunciado contundente del escritor francés: “no nos quedan más comienzos”. El presente libro de Jorge Ladino Gaitán Bayona esconde en su trasfondo un relato trágico: el de la muerte de la Esperanza que la ficción poética anuncia desde REFERENCIAS Steiner, G. (2011). Gramática de la creación. Madrid: Ediciones Siruela. Gaitán Bayona, J. (2015). Estado de coma. Ibagué: Universidad del Tolima. Imagen de carátula: “Utopía en verde ocaso”, óleo sobre lienzo de Diego Fernando Céspedes.

su llegada al hospital. Por eso el primer poema se declara una “Ficha de ingreso” con los datos de la moribunda:

Nombre: Esperanza Edad: desconocida Condición: estado de coma Luego de elaborada esta ficha de ingreso, Esperanza (personificación de la esperanza), es conducida a la sala de cuidados intensivos donde es víctima de prácticas sexuales por parte del enfermero, quien ya en el segundo poema se encarga no sólo de hacernos este relato descarnado, sino el de ubicarnos en ese hospicio donde permanecen quienes se encuentran en estado de postración. Con esta primera escena del ingreso se nos está pintando un retablo del infierno. Lo que sigue es una danza macabra de sombras, seres en agonía y atmósferas oscuras alrededor del estado de coma de la paciente, quien desde su propia conciencia alucinada por el dolor reconstruye los episodios más duros de la humanidad, que a través de las guerras y las pestes, vio incumplidas sus deseos. Por eso, el libro “Estado de Coma” hace un ajuste de cuentas con los sueños del mañana y la muerte de la utopía como opción de libertad del hombre del presente que se obstina por obtener

respuestas de lo inmediato. Pero, sobre todo, el libro hace un relato poético valiéndose de la alegoría como recurso para dar vida a la esperanza (los sueños que aspiramos ver cumplidos), convertida ahora en Esperanza, mujer decrépita alucinando en el hospital, exiliada en su propia soledad, abusada por un enfermero, objeto de la burla y la ironía por parte de los demás enfermos, en fin, una paciente en perfecto estado de coma. Este relato poético está marcado por indicios bien precisos en su composición

que ayudan a resignificar la intención del libro. Así, el autor recurre a una distribución de los apartados que por sí solos nos señalan el espacio preciso donde tiene suceso el drama final de Esperanza: La ficha de ingreso como registro y antesala, el primer subtítulo “Puertas adentro” como la entrada de a moribunda a sala de cuidados intensivos, el segundo subtítulo “Puertas afuera” como un memorial de las tragedias de la humanidad, y el tercer subtítulo “Puertas adentro y afuera” como la muerte de Esperanza. El final del libro tiene un cierre sorprendente a partir del uso vanguardista de un rectángulo negro en mitad de la página, como ícono poético para sugerir visualmente la idea de la muerte; color negro que es el minuto de silencio con el que cínicamente la naturaleza ce-

SEGUNDA VISIÓN En otro escala de lectura de “Estado de coma”, Jorge Ladino Gaitán acogió en el poema a la paradoja como mirada apocalíptica para tejer desde la Esperanza un relato desesperanzador: el de su muerte, como la muerte de Dios en Nietzsche y el fin de la metafísica. Por la forma como la esperanza muere en el libro “Estado de coma”, es sintomática la pérdida de su aura sagrada, de su ideal de salvación, pues los valores que forjaron la modernidad se encuentran en estado de coma dado el proyecto inconcluso y fracasado de las utopías y el ocaso de la creencias. De ahí estos versos: “Los profetas caen de las torres”. Ante este vacío, el enfermero se convierte en el héroe caído de un erotismo mundano, ocupando el sitio del hombre posmoderno que perdió la fe en un Ideal y su capacidad de fantasear con lo porvenir. Entonces, al sentirse burlado por los incumplimientos de la Esperanza a lo largo de los siglos, la somete a la injuria de sus apetitos carnales en una sala de cuidados intensivos, para así atestiguar su muerte física y moral. De ahí que resulte claro su amordazamiento sexual en el poema VI: “A medianoche, / un enfermero con cremallera abierta, / apaga la luz y todo pasa sin saberse”. En ese sentido, este libro es una respuesta poética visceral, limítrofe de la muerte a las preguntas planteadas hoy por la filosofía posmoderna y apocalíptica de “la muerte del aura”. En adelante es la Naturaleza la que vuelve alzar su trono en medio de las ruinas de la Esperanza. Ella es la encargada de anunciarnos su final en el antepenúltimo poema del libro: “Nadie más difamará el verde y su pureza, / Esperanza ha muerto”. Lo que sigue es la blasfemia a su ritual mortuorio. Abordado más de cerca el asunto de este libro, tenemos que el creador de estos textos ha recurrido al escenario de los agonizantes (el hospital) como territorio de la enfermedad, la degradación, el suplicio y la muerte; a la vez se crean otros escenarios en el que se incrustan pequeños relatos que le otorgan fisonomía poética el libro. No sólo se da el encuentro con el enfermero, sino con la sombra del viejo agonizante con quien la Esperanza entra en un diálogo desafiante. El clima creado en el hospital es el de un mundo de espectros donde el viejo y la Esperanza entran en juego con su propia desgracia, apostando a quién muere primero. La sombre del viejo le habla en burlas a su compañera paralítica, entregándole la silla de rueda “que nadie empuja”, además de retarla a morir: “Nos decías que eres verde y tienes color de noche en vela, / de saber cuántos te esperan y no caminar. / Te prestaría la silla de ruedas que nadie empuja, / el grito y la súplica de un tiro de gracia”. Está también la partida del “último ajedrez” donde “Esperanza perdió sus torres y caballos”. Los demás microcosmos poéticos en torno a la esperanza se van entrecruzando para reconstruir la memoria de las tragedias: los naufragios históricos, los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial, las muertes por Peste Negra, los motines de las cruzadas, el llanto de las madres en la Plaza de Mayo, etc. Pero también el fútbol como un detonante de la violencia: “Cada guerra te sabía a Mundial”. El último solfeo de la esperanza es la “música verde para idiotas”. También el libro se matiza con otras muertes metafóricas como la de la poesía misma (el sueño frustrado de las vanguardias de inicios del siglo XX) y del poeta romántico que prefiguró la modernidad: “Tarde o temprano / los poemas de amor avergüenzan a sus dueños”. Otros, los hijos de la esperanza que perdieron su retorno a casa, ya sean aquellos que renunciaron a sus sueños: “los hijos bobos vuelven a casa para siempre” (XIII), o los que fueron derrotados por la muerte: “algunos hijos vuelven en cofres silenciosos” (XV). El último episodio de este solfeo entre el verde y el negro, corresponde a la muerte de la Esperanza: “Nunca Esperanza imaginó este hospital”. Su muerte es descrita en forma casi realista, como correspondería a un informe: “Bostezo de aguja en la muñeca. / Los cables se deslizan por la boca como serpientes. / La cama y la silla meditan la escena” (VI). “Estado de coma”, del poeta Jorge Ladino Gaitán Bayona, no podría ser otro que un libro de los finales, el término al que ha llegado el hombre de inicios del siglo XXI envilecido por la esperanza, la que ve morir con todas sus promesas.

lebra el ocaso de Esperanza, quien durante siglos difamó su verde. Luego se le iza una bandera blanca en la cama, creando una bella sugerencia de contraste entre el código visual y verbal. Entonces podemos hablar de un libro que también propone una lectura desde sus símbolos secretos. Así es como “Estado de coma” tiene un inicio contundente, unos intermedios que lo complementan y una simbología de la muerte que marca su cierre. Estos recursos expresivos hacen dueño al conjunto de los poemas de una composición poética propia. A propósito, Mijail Bajtin en su ensayo “Estética de la creación verbal” (1998), se refiere a tres momentos claves de enunciación que pueden aplicarse a una obra artística: el contenido temático, el estilo y la composición. Este último rasgo, el de la composición, es al que se recurre con más frecuencia en la novela desde Cervantes y escasamente lo hace la poesía. Este hacer hablar al texto desde su organización intencional, es asunto que también incumbe a la creación, además que un libro así le crea unas mayores resonancias de sentido a la lectura si el lector las sabe aprovechar para hallar las claves de su propuesta temática y disfrutar de un significado mucho más enriquecedor. Sin embargo, la temática por sí sola es lo que menos debe interesarle a un lector de poesía; es el lenguaje y sus sugerencias poéticas lo que

en últimas viene a darle forma al significado, a la emoción estética, a la reflexión y a todos los registros verbales sonoros, metafóricos o simbólicos en la lectura. En el caso de Jorge Ladino, como ya se dijo, también cuenta la manera como el poeta entrelaza los elementos de su composición para armonizarlos con el conjunto interno de los poemas. Digamos mejor que cada autor hace distintos los mismos temas en poesía o en cualquier expresión del arte, que en esencia no han cambiado mucho desde Homero hasta hoy. Así George Steiner en su “Gramática de la creación”, desde una escritura literaria de tono elegiaco con legado filosófico, da su propio testimonio del poder que tiene el hombre de soñar con el futuro a partir de una gramática que también da cuenta del “estado de coma” de los credos hasta el siglo XX; la literatura y en general las producciones artísticas no han hecho más que forjar los diálogos ocultos de las culturas en el tiempo, desde el inconsciente de la creación. Mi mención a Steiner no es bajo ninguna circunstancia forzosa para leer este libro de Jorge Ladino, sino un capricho de azar y una manera de conectarse cada lector con sus referentes propios en un campo intertextual. *Premio Casa de las Américas 2015, Poesía Profesor Universidad del Tolima


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DOMINGO 26 DE ABRIL DE 2015 - IBAGUE

FACETAS Trabajo que será presentado en la Feria del Libro de Bogotá

Carlos Pinzón, contado

por un ibaguereño

El trabajo ‘Carlos Pinzón, el Comunicador Social’ será presentado en la 28a. Feria Internacional del Libro de Bogotá.

HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ Del hombre que ha marcado varias generaciones de los medios de información en

Colombia hay muchas historias que contar: esa es la misión del ibaguereño David González en su más reciente libro, ‘Carlos Pinzón: el co-

municador social’. “Colombia entera debería recordar, agradecer y valorar la vida y trayectoria de este pionero de la radio y televisión colombianas”, comenta el autor de este trabajo. Por eso don Carlos representa esa necesidad de que las nuevas generaciones tengan referentes y buenos ejemplos por seguir. “Él, con su amplio legado, nos deja una huella imborrable de cómo los medios masivos de comunicación pueden y deben ser utilizados para el servicio social”, agrega el escritor.

Carlos Pinzón también dirigió Radio 15, emisora en la que presentó con éxito el espacio Kilometro Cero, por el que recibió en 1966 el reconocimiento a mejor programa de la radio colombiana.

la llamada ‘pantalla chica’. “Los homenajes se deben hacer en vida y no después de que las personas especiales parten”, es el convencimiento de este periodista y músico ibaguereño, que dedicó dos años de trabajo a pormenorizar cada detalle de su trabajo editorial. De este libro reciente no se podía quedar por fuera, por obvias razones, que don Carlos Pinzón también fue un hombre de radio. Su paso lo comprueba su participación como locutor y director de la emisora Nuevo Mundo (Bogotá), así como director General de Caracol Radio, director de la emisora

Nueva Granada (Bogotá), director Nacional de Relaciones Públicas de RCN y subgerente de R.T.I. Televisión. Entre las anécdotas que se acuña en esta publicación, también se hablará de su labor como primer director y cofundador de ‘Monitor’, programa bandera de Caracol, que se emitía los sábados entre las 8 de la mañana y las 12 del mediodía. “En su época dirigiendo a Caracol -narra también González-, Carlos Pinzón realizó una verdadera hazaña del periodismo colombiano: La primera entrevista para América Latina, con el líder chino Mao Tsé Tung”.

Homenaje en vida

RECONOCIMIENTO “Que estas líneas escritas con el único deseo de honrarle en vida, sirvan para que las generaciones actuales y las venideras recuerden que Carlos Pinzón Moncaleano fue un pionero de la radio y televisión colombianas, que fue el precursor de las primeras y grandes campañas de amor y servicio al prójimo en los medios de comunicación de Colombia, que fue un trabajador incansable, innovador y creativo de las comunicaciones, un hombre con una huella única y un inmenso legado para recordar, admirar y seguir. Don Carlos, ha sido un verdadero honor redactar y recopilar estas líneas en su honor. Colombia entera y unánime le dice: ¡Carlitos, muchas gracias!”.

Largas horas de entrevistas en Orlando (Florida), en Bogotá y un viaje de periodista y entrevistado hicieron a Zipacón (Cundinamarca), pueblo donde -apunta Gonzálezdonde dejó una huella cultural sin precedentes hicieron parte de la investigación. ¿Quién no recordará, por ejemplo, sus 15 años liderando y presentando la recordada Teletón? También fue maestro de ceremonias del programa ‘Esta es su vida’, que obtuvo premio del Ministerio de Comunicaciones a Mejor Programa, en 1964. El homenaje en vida contempla también esas añoranzas de los tiempos en programas como ‘De gancho con los Pinzón’ y ‘Los Hermanos Pinzón’, que marcaron época en la década de los 70. ‘Desfile de éxitos’, ‘El Precio es correcto’, ‘Usted vale lo que pesa’, ‘Domingos Circulares’, ‘Telestrellas’ y, no menos importante, ‘El Club de la Televisión’, son otras de las huellas de don Carlos en

Don Carlos Pinzón Moncaleano nació el 24 de octubre de 1927 en Choachí, Cundinamarca. Fue pionero de las transmisiones radiales para Colombia de ceremonias y procesiones religiosas, desde Jerusalén, Israel. Al igual que de los concursos nacionales de Belleza desde Cartagena de Indias.


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DOMINGO 26 DE ABRIL DE 2015 - IBAGUÉ

FACETAS El poema

Canto al poeta Tola Ribarola* Los poetas solo somos como los fantasmas. Solo estamos entre las grietas de la existencia. Nos duelen los hierros que nos persiguen, y siempre estamos enfermos. Nuestras citas son nocturnas, nuestras amantes las palabras, nuestras cifras los versos. Solo deseamos para nosotros un pequeño seg-

mento de polvo donde acompañar nuestras citas de ausencia. Los poetas somos pequeños dioses que lloran los destrozoa guarecidos en sus pupilas. Los poetas somos itinerantes, lejanos lunáticos y soles oscuros. Los poetas solo somos como la noche Y las noches... Solo son como nosotros. *Escritor tolimense

DE LA MANO CON LA HISTORIA

MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

BOGOTÁ, COLPRENSA Idelfonso Falcones es bien conocido por una variada gama de novelas de largo aliento y de corte histórico, entre ellas el best seller ‘La Catedral del Mar’ y ‘La mano de Fátima’, ahora vuelve con ‘La reina descalza’, con una historia de amistad, mucha pasión y algo de venganza en las voces de las mujeres que buscan libertad en la España del siglo XVIII. Es una oportunidad para conocer, a través de la novela, el mundo, la historia y el dolor de los gitanos, por lo que la obra se desarrolla entre Sevilla y Madrid, en encuentros y desencuentros entre contrabandistas y cómicos, nobles y villanos. Ildefonso Falcones nos propone un viaje a una época apasionante, teñida por los prejuicios y la intolerancia.

Editorial: Grijalbo Título: La reina descalza

Autor: Ildefonso Fálcones Páginas: 750

BOGOTÁ, COLPRENSA Uno de los autores invitados a la Feria Internacional del Libro de Bogotá será Eben Alexander, autor del best seller ‘La prueba del cielo’, y en Colombia lanzará este nuevo libro. Cuando el doctor Eben Alexander decidió escribir sobre su experiencia cercana a la muerte, cientos de lectores en el mundo lo contactaron para compartirle qué tan profundamente sus propias historias resonaban con la suya. Así, encontró que contar su historia permitía a las personas redescubrir lo que los antepasados tenían por seguro: que hay algo más allá de la vida y del universo que nuestra existencia terrenal. ‘La Geografía del Cielo’ muestra cómo la fe y los descubrimientos científicos hacen eco en nuestra existencia espiritual.

Editorial: Diana Título: La geografía del cielo

Autor: Eben Alexander Páginas: 270

La palabra del día

Dolmen

Dolmen de Stonehenge, en el Reino Unido, construido hace cuatro mil 600 años.

Monumento megalítico prehistórico hallado en varios países de Europa y de áfrica, y en Japón, cuyo mayor exponente es el conjunto llamado cromlech de Stonehenge, en Salisbury (Inglaterra). El dolmen, considerado como la manifestación arquitectónica más avanzada del período neolítico, está formado por una larga piedra achatada dispuesta horizontalmente sobre otras piedras verticales que la sus-

tentan. Historiadores y antropólogos no se han puesto de acuerdo sobre la finalidad para la que fueron construidos: unos sostienen que servían como abrigo, otros aseguran que eran lugares de contemplación religiosa, mientras algunos creen que eran cámaras mortuorias. La palabra nos ha llegado del francés, pero su fuente primigenia fue la lengua celta en la cual men significa

‘piedra’, como en menhir ‘larga piedra’. Es menos claro el origen de la primera sílaba (dol-), que puede haberse derivado de la palabra bretona taol ‘mesa’, del mismo origen que table, o del galés de Cornuailles tol ‘agujero’. En el primer caso, significaría ‘mesa de piedra’ y en el segundo, ‘agujero en la piedra’, como referencia a la abertura existente entre las dos piedras verticales.

GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Ximena Andrea Villalba C. EDITOR: Óscar A. Varón B. DISEÑO: Néstor Iván Pérez FOTOS: Colprensa. Internet. Suministradas. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: Cultura El Nuevo Día - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.


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