IBAGUÉ, SEPTIEMBRE 26 DE 2010
FA CE
TAS CULTURA AL DÍA ENSAYO
Los nombres del juego Fabrizio Mejía Madrid ENSAYO
La Ruta Mutis
Rodrigo Castañeda Cuento
El gato
Andrés Elías Flórez
FACETAS
IBAGUÉ, SEPTIEMBRE 26 DE 2010
Los nombres del juego Por Fabrizio Mejía Madrid*
Cuando entras a Estados Unidos dejas de ser mexicano, colombiano, cubano, y te conviertes en “latino”. Antes, las autoridades de Estados Unidos nos llamaban “hispanos”, una denominación de la lengua y no de la piel. Usado por primera vez por Richard Nixon en un discurso, el nombre “hispano” fue incluido por Jimmy Carter en el censo de 1980. Un año antes, Carter fue atacado por un conejo -eso dijo- en un pantano, mientras pescaba. El conejo trató de subir a la barca y el Presidente se defendió a golpes de remo. El incidente conocido como el de “the killer rabbit” fue usado como burla, pero nadie recordó que Hispania quiere decir precisamente “tierra de conejos”. Ya se vislumbraba el cambio a “latinos” para 2000, los latinoamericanos en Estados Unidos habían crecido casi el 60 por ciento en sólo 10 años, que parecían ahora más presentes y, a veces, amenazantes. Con Bill Clinton ya no se trataba de hablar español, sino de una etnia morena, de labios suculentos, traseros increíbles, capacidad para bailar, apegados a la familia y al trabajo, en el supuesto de que Jennifer López, Shakira, Salma Hayek y Penélope Cruz vengan del mismo lugar. Pero los “latinos” también son violentos, pandilleros que
se niegan a aprender inglés, narcotraficantes. Y yo, que quería ser inocuo frente a la afroamericana de la aduana en Nueva York, pensé que una explicación sin palabras de a qué iba yo a Nueva York era ofrecerle un ejemplar de la revista de arte Review -la de David Rockefeller-, que iba a presentar al día siguiente. La abrió justo en un autorretrato del artista Daniel Joseph Martínez en el que alguien le dispara en la sien derecha con un revólver. La afroamericana de Homeland Security abrió los ojos y me
mostró la imagen: -¿Qué es esto? -preguntó a punto de presionar el botón que abre la compuerta por la que sales de Estados Unidos despedido al desierto de Ciudad Juárez-. -¿Arte? -me hundí. Después de ver los sellos en mi pasaporte, la afroamericana se detiene en los de la República Bolivariana de Venezuela -así dice- y Ecuador. Desde esos países se ha recreado en los últimos años ese término inventado por los franceses para justificar la invasión de Napoleón III a México: América Latina. Mi-
chel Chevalier lo acuñó en 1837 cuando conoció a Andrés Manuel del Río en las minas mexicanas creyendo que habían aislado un elemento nuevo: el eritronium. Enviaron el rojo mineral a Europa, pero fue rechazado como descubrimiento hasta que, con Chevalier y Del Río muertos, los químicos alemanes aceptaron el elemento pero con otro nombre, vanadio, sacado de una diosa del sexo escandinava (el mineral parece un corazón estallando). La historia equívoca de ese hallazgo, con otro nombre, es la de la invención francesa de América Latina: un territorio cuya moral se opone al simple egoísmo de la “América Sajona”. Desde entonces, hablar de América Latina es oponerla a Estados Unidos y no, como era la intención de Simón Bolívar, a una España “feudal” y opresiva que no nos dejaba a los americanos más ruta que la guerra independentista. De todos modos, todo llevaba a París y a los derechos del ciudadano. Eso, antes de que la propia Europa nos llamara “sudacas”, con el sospechoso orgullo de sentirse arriba del Ecuador. Pero no ahora, a casi doscientos años de la Carta de Jamaica de Bolívar (1815), cuando América Latina invoca, simplemente, la defensa preventiva de un vecino armado que no voltea más al Sur, sino al Medio Oriente. La América Latina de Hugo Chávez es como pasearse delante de una mujer que no nos voltea a ver. Es como defender la caballerosidad de Chevalier cuando
nadie nos la solicitó. La afroamericana me mira detrás de sus anteojos. Estamos en los días de la ley que convierte en delincuentes a los inmigrantes en Arizona sólo por su aspecto de no pertenecer a ese desierto. Muchos de los “latinos” estaban ahí antes de que existiera Estados Unidos: justo ahora, de día, en el lado mexicano, fluyen las mercancías trabajadas por los empleados de salarios bajos. De noche, los asalariados cruzan la frontera por salarios menos bajos. Decido atizar la culpa de la burócrata de Homeland Security: -No se aplica sólo a los “latinos” -se defiende. -¿A poco detienen holandeses porque usan zapatos de madera? No se ríe. Me hundo otro poco. Tras veinte minutos de interrogatorio, finalmente, la afroamericana me deja entrar a Estados Unidos, a Nueva York -que es una tercera parte puertorriqueña, dominicana, mexicana y colombiana- y llego a la puerta de la Americas Society en Park Avenue, donde los inmigrantes morenos no cargan muebles, ni riegan jardines, ni bailan tango, ni hacen películas con Tarantino, sino que pasean perros minúsculos, peinados, pulcros, perfumados. Le digo mi nombre a la recepcionista. -¿Italian? -sonríe. No logro más que encogerme de hombros. *Periodista mexicano. Madrid, España, El país, sección Babelia.
Palabra del día Pedigrí Es el documento en el que figura la genealogía de un animal. Si uno quiere adquirir un perro de raza, el pedigrí es condición indispensable para tener certeza del origen del animal. En el caso de
los canes —como en el de los gatos y caballos—, las asociaciones locales de criadores emiten este documento reconocido internacionalmente en el que figuran la genealogía del animal hasta la tercera
generación y los premios, si los hubiera, de cada uno de sus antepasados. Este control es hoy más riguroso que en los primeros tiempos, cuando los criadores ingleses de caballos usaban un méto-
do mucho más primitivo: se limitaban a marcar en el animal tres segmentos de recta, alineados de tal forma que parecían las patas de una grulla. Por esa razón los franceses lo llamaron pied de grue ‘pata
de grulla’. ¿Puede imaginar a un inglés intentando pronunciar pied de grue? Bueno, pues los ingleses adaptaron la palabra a su lengua como pedigree, que en español se convirtió en pedigrí.
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Sensaciones Gloria Díaz Salom
Esta Antología personal nos comprueba por qué la poesía de Gloria Díaz Salom tiene su acento principal en la brevedad. Con ella logra, de manera sutil, precisar al máximo lo esencial de los fenómenos que han conmocionado de múltiples maneras su vida en los últimos años, bien el amor, la relación filial, la amistad o la muerte. En esta economía de palabras hay una búsqueda espiritual que caracteriza su necesidad de unirse con el todo y de la cual surgen imágenes muy cercanas a los sentimientos que impulsa nuestra cotidiana relación con la
Ocultos incidentes Yesid Morales Ramírez
Los setenta y seis poemas que integran esta selección personal, parte de los cuatro libros publicados por el autor a lo largo de dieciocho años, conforman una muestra imprescindible de su persecución a las palabras y a las profundidades de la vida. ¿Qué elementos interiores se requieren para elegir y rescatar algunos textos destinados a una antología? ¿Acaso los caprichos, los afectos que permanecen, las obsesiones que subsisten son los que sobreviven? Lo único cierto es que aquí están, uno tras otro, en un concierto auténtico donde no prevalecen los pretextos para una sonata y ni siquiera los presagios porque el amor es una fiesta así sea la de la nostalgia. No son los diversos y significativos premios los que ofrecen como condecoraciones su calidad, sino los ofrecidos por el lector alucinado, atrapado en sus imágenes y en sus voces, en su sentido y en su atmósfera.
Todo ese universo que se conserva en los precipicios del pensamiento y que expresan un festejo inclusive a la tristeza, logran despertar aquí, sin esfuerzos, nuestra desbordada complicidad. Es la magia que habita sugerente en la poesía de Yezid Morales, quien además nos lleva a la reflexión por encima de los encantamientos. El poder de sus palabras, en apariencia conversacionales, tienen la virtud de ser escritas y proyectadas como si nunca las hubiéramos visto y simultáneamente como si las invenciones pertenecieran a nuestro más recóndito inventario. Algo inefable siempre está sucediendo en sus historias, permitiéndonos a cada instante enriquecernos. La memoria de los viejos momentos se eterniza y los rostros y sensaciones que fueron, regresan con su figura de desamparo o de alegría entre el olor de los años esfumados. La verdadera poesía habita en este libro
vida y con la muerte. Esta búsqueda también refleja su lucha permanente entre la poesía, su condición de psíquica y el periodismo, oficios en los cuales ha demostrado su dedicación como guía espiritual, como investigadora y comunicadora en temas esotéricos y paranormales que, en su obra, se imbrican y complementan. Leer a Gloria Díaz Salom en esta forma, de su última producción poética a la primera, es una experiencia enriquecedora, máxime cuando la actitud que ha guiado su permanencia en la tierra ha sido la entrega al bien estar espiritual del otro.
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De los Senderos del Indio, al Camino Real ,
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hoy, la Ruta Mutis Por: Rodrigo Castañeda G.
El siguiente texto hace parte del proyecto: “Ensamblado en Colombia: producción de saberes y construcción de ciudadanías”. Grupo de Estudios Sociales de la Ciencia, la Tecnología y la Medicina – GESCTM. La Universidad de Ibagué participa, a través de la investigación sobre la Ruta Mutis. Presentación Las distintas concepciones de las ciencias sociales, en particular, de la historia y la ciencia política, coinciden en destacar al Estado “Moderno” como el hito que define parámetros axiológicos, en la relación de este, con la
población, tanto de forma individual como colectiva. De todas maneras, es cierto que en nombre de lo moderno, (modernismos, modernidad, modernización) y, a partir de sus elementos constitutivos: población, territorio, soberanía y poder, se definen “modelos”, “sistemas”, y aunque población y territorio, a primera vista, aparezcan como elementos tangibles, al igual que el poder y la soberanía, terminan por definirse bajo los fundamentos de la construcción social. La recurrente idea, de la condición territorial, y el fantasma de la identidad, desglosan en la historia un péndulo entre Estado y Nación, términos que frecuentemente se utilizan
en la academia, con más recurrencia en la Ciencia Política, para caracterizar fenómenos que involucran a los seres humanos, en sus “proemios”, y explicar según algunos, aproximarse según otros, a “lo que fue y será una porquería, ya lo sé. En el 506 y en el 2000 también” ya vamos en el 2010, se quedó corto el lunfardo Para muchas personas, incluyendo académicos muy serios, los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX, resultaron determinantes para sociedades como la nuestra, al momento de establecer los parámetros con los cuales se estructura un modelo de pensamiento universalista fundamen-
nía y el más determinante, el de territorio, que por la época colonial coincide con la idea de “expedición”, de reconocer e inventariar ese espacio, que da lugar a la génesis de esa diáfana y a veces inexplicable idea de territorialidad. En estas circunstancias, el trazado de vías, a lo largo de la historia se concibe como un hecho, ante todo de carácter político y económico. La historia colonial, en sus registros, describe el proceso, administrativo, que incluye presupuestos onerosos, a la ejecución, en tiempos del despotismo ilustrado,
tado en la racionalidad. Aunque en Europa René Descartes desde el siglo XVII definió los argumentos centrales del pensamiento racional y con esto los postulados epistemológicos de la ciencia moderna; en la Nueva Granada sólo hasta 1761, con la llegada del “sabio” Mutis, se puede hablar de ‘Ilustración’ en los términos europeos, que desde España tratan de sintetizar la racionalidad francesa, el método sueco, la matemática alemana, en un intento de aproximarse al fulgor que los ingleses alcanzaron luego, en el apogeo de la revolución industrial, sustentados en el empirismo, como premisa científica.
La apropiación social del conocimiento, la construcción de conceptos, en sus distintas definiciones y acepciones, al igual que los imaginarios colectivos, están estrechamente regulados por los procesos de formación académica, con la impronta eurocéntrica. Para el caso de la entonces Nueva Granada, la “Ilustración” es un sincretismo, en el que se integra y tienen cabida los conocimientos de la población nativa, al igual que la descendencia africana, y que se expresa en una identidad que gira en torno a lo “criollo”. Bajo estos parámetros, desde la academia se acuñan conceptos como: Nación, ciudada-
en cabeza de Carlos III, a la ejecución de proyectos de apertura de caminos, y al presentarse fallas y errores administrativos, terminan por debilitar económicamente a la corona española, que, en la pretensión de “modernizar” las colonias, le asigna a estos proyectos grandes recursos, los cuales son dilapidados en una incipiente corrupción administrativa, pues en la realidad no alcanzaron sus objetivos . En el caso del los caminos reales, la inversión quedó supeditada a la ampliación de los senderos, que ya los indios
por heredad recorrían desde milenarios tiempos, a la medida del carruaje y la valesa española; no hubo estudios serios de: geología, mucho menos de ingeniería y cartografía, como los realizados años después por Humbolt, Bomplant y que fueron determinantes, en el trazado de las rutas de la independencia. Quizá, el definir una senda, un camino, una carretera, sopesa una serie de circunstancias complejas, que siempre se asocia con el manejo de poderes. Me imagino, en los períodos precolombinos, al
Zipa y al Zaque concesionando sus senderos. Nemequeme, Tisquesuza, Guatavita, pensando en intereses particulares, en sus tejidos, en la sal, que llegó a cambiarse por el oro hábilmente trabajado por las comunidades asentadas en los valles interandinos. Esta última apreciación que hago es producto de la sensación que deja ver cómo en la actualidad se entregan concesiones a la madrugada para asignar los contratos, alrededor de la red vial, o de rutas eufemísticamente “históriturísticas, que se apellidan co - culturales”·.
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El cuento
El gato
Por Andrés Elías Flórez Brum*
¡Oye Cristo, Cristóbal! A veces se piensa o piensa uno, que el gato tiene siete vidas. Y lo ve uno o lo vemos todos caminar en puntillas por el tejado o resbalar de la escalera y caer ileso sobre sus almohadillas. O entrar al bar y ovillarse en la silla de la barra con una cerveza en la mano. O también va y se sienta en el rincón del bar y pide un whisky doble a la espera de un amor, o espera a su Blanca, quién quita, o a otro amor, o a dos amores al tiempo, todo es posible… Y desliza sus patas en su andar lento por las mangas del gabán y aparece al anochecer o al amanecer y se toma un caldo con cilantro en el comedor junto a las persianas que suenan al pasar la cola entre ellas. Y se dice a vox pópuli, “el gato tiene siete vidas”. Otras veces lo ve el señor
Poesía Fugacidad Basta un parpadeo para que el rayo ya no ascienda al cielo como escalera. A veces basta una pregunta para fulminar cualquier argumento. No es suficiente un abrazo para sentir que nos amamos los unos a los otros. Una mirada nos basta. Así como una explosión de llanto nos basta para saber que la Tierra ha dado
Alirio Quimbayo Durán Poeta tolimense *
a luz otro hombre de barro. El ropaje de las palabras El agua habla sin cesar y nunca se repite Octavio Paz Las palabras son ideas vestidas de sonidos. Se cansan de habitar entre los árboles y se lanzan al abismo como frutos que alcanzaron ya su madurez.
La piel de las palabras es canto y su pulpa jugoso cuento. Los niños las comen como frases cuando los abuelos pelan sus relatos. Así, las palabras semillas germinan en los no espacios y aguzan sus siete sentidos para sobrevivir en la jungla del silencio. Se repiten para derrotar el olvido. Las palabras son ideas vestidas de sonidos.
* Premio de poesía Quijote de acero 2010.
de al lado pavonearse debajo de una falda o de la luna llena como si los huesos no le cupieran en el gabán y le dice: “¡Poeta, poeta, la marquilla de la lavandería en el gabán!” Pero cuando se va a la Palermo y la convierte en “Clínica de Espejos” al lado de una tierna enfermera, y más tarde, al paso de los meses, vuelve, y se aparece luego en la Clínica de la Mujer, donde se siente más a gusto por aquello de mujer, complicado ahora en su ser, aunque, ¿las vidas y la mujer? Diría Kundera, Milán, una definición de ella, la vida. Entonces uno se dice, uno cree que el gato tiene siete vidas. Pero… es el amo, él, Cristo, Cristóbal, Cristóbal Valdelamar Moreno, el de las siete vidas y… ¡cómo las lleva a cuestas!
*Escritor colombiano.
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Ensayos de La Media Luna, de César Valencia Solanilla Por Carlos Alberto Castrillón*
En este libro, que recoge sus ensayos recientes, César Valencia Solanilla presenta nueve propuestas de lectura que van desde la reflexión teórica hasta el texto que se ofrece como solidario de otro y a cuya lectura invita. En los años en que he tenido el placer y el honor de trabajar con César Valencia Solanilla, he admirado siempre el respeto por el trabajo intelectual de los otros y el respeto mayor por el rigor con que ese trabajo se asume. Tanto en este como en sus anteriores libros, leemos a un ensayista y crítico de amplia tradición y densas y disciplinadas lecturas, pero aún asombrado, que quiere llevarnos de la mano por los textos que descubre, comenta y desentraña. La divisa y el procedimiento que lo acompañan como lector son los mismos que adivinamos cuando volvemos al maestro de ensayistas, Alfonso Reyes: nunca decir la última palabra sobre nada; defender una idea con la pasión del convencimiento y luego dejarla como si nos pareciera extraña, para proponer de inmediato otra idea, tal vez no mejor, pero sí más atractiva para el espíritu de la curiosidad que no se sacia. No parece haber mejor forma para abordar la literatura como arte, como propuesta de sentido. Desde el título, Ensayos de La Media Luna, este libro es un homenaje al espacio personal y a ese espacio mayor de Rulfo, de cuyas criaturas César Valencia se ha sentido vecino y hermanado, y de quien se le reconoce en Latinoamérica como uno de sus más importantes estudiosos. El ensayo dedi-
cado a los aspectos biográficos de Rulfo en relación con su obra literaria es, para decirlo con las palabras del placer de la lectura, sencillamente “delicioso”. Lo importante de ese homenaje es que se extiende a los demás autores, en especial a Augusto Monterroso y a Germán Espinosa. La bella definición de Monterroso como ensayista, que será sorpresa
para muchos, muestra las posibilidades paradójicas de la ficción de los grandes maestros, que siempre está más allá de los intentos de explicación y excede las caracterizaciones genéricas. Por su parte, el estudio de la compleja relación entre historia y ficción en la obra de Germán Espinosa muestra cómo es posible asumir un asunto de tanta importan-
cia para la cultura y para la literatura latinoamericanas por fuera de los modelos que se han propuesto desde diversas tendencias y que con frecuencia reducen el problema a la superposición de un esquema sobre otro. Destaca en este libro, además, una reflexión crítica sobre la novela Los Ejércitos, de Evelio José Rosero, un autor con cuya solidez la
FACETAS crítica literaria colombiana pareciera sentirse incómoda y que con frecuencia pasa desapercibido para los lectores. Un valor adicional es la posibilidad de conocer aquí la versión original y completa del importante ensayo sobre “La psicología quijotesca de Dostoievski”, que se publicó en un libro de celebración de los 400 años de la obra de Cervantes. Para la producción intelectual en el ámbito de la Maestría en Literatura los ensayos de César Valencia Solanilla son doblemente importantes: son a la vez propuesta y ejemplo de lectura. El autor demuestra, como lo ha hecho a lo largo de su obra de reflexión y crítica, que la literatura sólo soporta los asedios respetuosos con el arte en los que el conocimiento está al servicio de las obras y no del lucimiento personal. Por eso, como si el libro tratara de definir su método, al abrirlo nos recibe una aproximación al ensayo literario, máximo ejemplo de esa ductilidad, de lo que queremos leer y soñamos con escribir. En los estudios literarios que se promueven en la academia los peligros son múltiples y casi todos excusables. Pero hay uno, el más común y difícil de erradicar, al que César Valencia define en este libro como el abuso de “los metalenguajes vacíos y autocomplacientes”, de los análisis asépticos que asumen la obra literaria como texto, al autor como fantasma y a los personajes como puntos anónimos de un esquema, que son formas discursivas en sí mismas y prometen el éxito académico inmediato y sin mayor esfuerzo, pero que poco tienen que ver con la literatura porque nada tienen que ver con la lectura. Para nuestro trabajo, los Ensayos de La Media Luna son un buen ejemplo y un oportuno llamado de atención. *Escritor y docente colombiano.
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TÍTULO: ¿Quién mató el cambio? AUTOR: Ken Blanchard EDITORIAL: Norma
TITULO: Dalia AUTOR: Carolina Sanín Paz EDITORIAL: Norma
Las dalias son flores de muchos pétalos. Viven en los campos y en los jardines. Hay dalias rosadas, rojas, blancas, amarillas, anaranjadas y moradas, algunas de dos colores y otras que son casi negras. Hay una dalia que viaja en el viento y en el mundo de la imaginación. Pero la Dalia que protagoniza este cuento es una perra salchicha que sueña, salta y corre como cualquier otro perro. Este bonito relato de Carolina Sanín nos hace pensar en lo que está en el mundo de la imaginación y en el mundo real, y cómo a través del lenguaje se unen las experiencias de los dos mundos. Con un ritmo cuidadoso y musical, este libro ilustrado con mucho humor hará felices no sólo a los más pequeños, sino a los grandes también.
Ken Blanchard regresa con una nueva y fascinante fábula de negocios. Presenta una “novela policiaca” enmarcada dentro de una empresa, en la cual han asesinado al señor cambio. Y es urgente encontrar quién ha sido el autor material e intelectual de este crimen. El autor, a través de una narración ágil y voraz, va dejando capítulo tras capítulo enseñanzas sobre la importancia de identificar aquellas personas enemigas de los cambios dentro de las empresas. Ken Blanchard, presidente y director espiritual de The Ken Blanchard Companies, ha tenido un impacto extraordinario en la gestión cotidiana de millones de personas. Honrado por Amazon como uno de los veinticinco autores de libros más vendidos de todos los tiempos, entre sus éxitos están The One Minute Mana-
ger, Leadership and the One Minute Manager, Clientes incondicionales, ¡A la carga! y, más recientemente, Liderazgo al más alto nivel, obra que acompaña a este libro.
TITULO: Tanja AUTOR: León Valencia y Liduine Zumpolle EDITORIAL: Norma
La historia de Tanja Nimeijer, una joven holandesa que decidió ingresar a las filas de las FARC, se conoció públicamente en septiembre de 2007, después de que un comando de las fuerzas especiales del Ejército irrumpiera en el campamento de Carlos Antonio Lozada. Tanja nació en 1978. Entre el 2000 y el 2002 visitó varias veces Colombia hasta que estableció los contac-
tos necesarios para ingresar a las FARC. Con pequeños encargos y participaciones en operaciones urbanas, poco a poco Tanja fue admitida en la organización y fue destinada a una unidad en la selva. Allí, al poco tiempo, su ideal sobre la guerrilla empezó a desmoronarse, reflexiones que consignó en sus diarios, luego incautados por el Ejército. A interior de las FARC, comenzó también un doloroso juicio a Tanja. No obstante, vieron que mantenerla con vida era útil para su estrategia internacional, y por esta razón decidieron conservarla dentro de la estructura. Sin embargo, a la fecha, el paradero de Tanja es un misterio. Este libro es su historia.
DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales COORDINADOR: Benhur Sánchez Suárez, Redacción cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Nazly Johanna Pita López EDITOR: Billy Edison Zúñiga Valencia DISEÑO: Freddy Herrán ILUSTRACIONES: obras pintor colombiano Ismael Rivera Colarte.com FOTOS: suministradas, Internet, EL NUEVO DÍA. Carrera 6 No. 12-09 Tels. 2770050 - 2610966 Ibagué Tolima - Colombia Apartado Aéreo 5476908-K www.elnuevodia.com.co Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.