Facetas 27 de marzo del 2016

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DOMINGO 27 DE MARZO DE 2016 - IBAGUÉ

FACETAS

El gazapo

JUAN SEBASTIÁN NIETO MARÍA FERNANDA VALENCIA ESPECIAL PARA FACETAS

Espacio dedicado para la buena lectura, las reflexiones del lenguaje y los usos correctos de diferentes expresiones. Abierto a las apreciaciones de los lectores y garante del respeto por nuestra lengua. Con iniciativas de poder establecer diálogos entre diferentes temáticas y la utilización del lenguaje. El Gazapo no es un diccionario de términos, ni muchos menos un material enciclopédico sobre lingüística, pero sí una carta abierta para navegar sobre las bases de nuestra escritura y los abismos de la oralidad.

-Cuando todos hubieron llegado, la fiesta inició. -Apenas hubieron pasado la sala, las luces se encendieron. Su segundo uso correcto se emplea para expresar una obligación, la cual debe estar acompañada de un verbo en infinitivo (con terminaciones en ar,er,ir). Como ejemplo:

El pobre “hubieron”

Es frecuente en las conversaciones cotidianas encontrar el uso de la expresión “hubieron”, y aún más recurrente escuchar la típica explicación: no se dice “hubieron”, se dice hubo. Es una especie de talón de Aquiles que no solo avergüenza al que hace el uso de la expresión, sino que se crea una falsa idea de su correcta utilización. Entonces, ¿cuál es el uso correcto del término? Como bien es sabido, las palabras de la Real Academia Española (RAE) están cargadas de tecnicismos y conceptos que no son fáciles de entender, o más bien, que no son de interés para el público en general. Por ello, se intentará dar una explicación comprensible del uso adecuado de la palabra “hubieron”. Como regla general que aporta la RAE, el uso de la forma “hubieron” nunca puede estar destinado para denotar la presencia de va-

-En el concierto de ayer hubo muchas personas -Hubo visitantes en la casa Y ahora, ¿cuáles son los usos correctos? La forma “hubieron” es correcta solo en dos casos: el primero, cuando se emplea como verbo auxiliar acompañado de una acción ocurrida en el pasado, por ejemplo:

rias personas u objetos, por ejemplo: -Hubieron errores en la lectura del texto -En el concierto de ayer hubieron muchas personas -Hubieron visitantes en la casa ¿Por qué son incorrectas? Cuando el verbo haber (de donde deriva hubieron) se usa para indicar la existencia de

algo, debe usarse en singular y no en plural. Esto ocurre porque el verbo al ser impersonal no puede estar acompañado por ningún pronombre –yo, tú, él, ella, nosotros, nosotras, ellas, ellos - por lo cual, ninguno de los anteriores sujetos mencionados concuerda con los elementos de la oración, (sustantivo, adjetivo, complemento) así

que debe conjugarse solo en la tercera persona del singular (él). Es importante recordar que hablar en tercera persona del singular es contar lo acontecido por otros, sin incluirse uno mismo en la narración. En estos casos lo correcto es decir: -Hubo errores en la lectura del texto

-El líder y sus compañeros hubieron de caminar muchas calles antes de encontrar los lugares propicios para su reunión -Los ciudadanos hubieron de salir a las calles para expresar su inconformidad Cabe recordar a nuestro lector que los dos usos correctos del “hubieron” han venido cayendo en desuso por los hablantes. Sin embargo, aunque se sigan utilizando otras expresiones dentro de la oralidad y se intente evadir el uso del “pobre hubieron”, esperamos que con estos ejemplos deje de ser un motivo de preocupación para los hablantes y se convierta en una moneda común de uso; eso sí, sin el temor de ser corregido. *Sugerencias, dudas e inquietudes, por favor escribir a: Twitter: @ElGazapo_

‘Corea: apuntes desde la cuerda floja’ (Fragmento) Invierno El bus salió a las siete de la mañana del terminal de Busan. Sentí que nos deslizábamos por la autopista de Gyeongby como un brochazo de pintura sobre una pared blanca. La carretera apenas si tiene curvas. Habíamos hecho el trayecto un par de veces en KTX, el tren rápido que atraviesa Corea del Sur, pero desde ahora la idea es ahorrar hasta el último centavo mientras conseguimos trabajo. Fueron cinco horas de trayecto hasta Seúl, con una parada de quince minutos. En uno de los puestos de comida, Cecilia pidió una orden de jumokbap. Le he tomado gusto a esas bolitas de arroz recubiertas por una capa de algas, con un corazón hecho de atún y mayonesa. La primera vez que las comí, mi mujer me contó que el jumokbap era un alimento común en los campos de refugiados después de la guerra de Corea. Comida fácil y rápida de preparar, quizás porque en aquel entonces la receta era solo una bola de arroz y sal. Pero yo quería algo grasoso para espantar el frío del invierno, así que elegí la versión local de un perrito caliente: una salchicha atravesada por un largo palillo y envuelta en una esponjosa masa de maíz. Al tiempo que le daba el primer mordisco a mi perrito caliente vi en una pantalla la temperatura. Era como escuchar una sentencia en un tribunal. Estábamos a 15 grados bajo cero. Llevaba puesto mi uniforme para esta batalla silenciosa contra el frío. Gorro de lana, dos pares de medias, botas de caña alta, saco, abrigo y, como si fuera poco, una camiseta interior hecha de una tela especial, regalo de mi suegra. Es brillante, se pega al cuerpo como si fuera una prenda interior fe-

menina. Lo importante es que cumple su cometido a la perfección. El problema eran las piernas, sobre las que sentí por momentos horribles dentelladas. Nunca me ha mordido un perro pero asumo que la sensación debe ser parecida. Mientras fumaba después de acabar mi salchicha, recordé lo que me contó un veterano de la guerra de Corea, una historia sobre la que escribí alguna vez. Fue hace unos cinco años, durante mi primera temporada en este país. El sargento Yu me estaba esperando al final de uno de los tantos callejones del distrito de Eul Ji-ro, la zona de Seúl donde se consiguen baldosas, tubos, espejos, todo lo necesario para remodelar un apartamento. Llevaba una gorra con escudo de su regimiento, un cinturón con una chapa conmemorativa y una tira de cuero azul al cuello que hacía las veces de corbata. En ese entonces lo contacté a través de la asociación que depende del Ministerio para Veteranos, una organización gubernamental dedicada a los asuntos de los ex-combatientes. Quería cerrar un círculo, hablar con un coreano que hubiera estado más de sesenta años atrás en el mismo terreno lleno de nieve por el que había caminado el cabo Danilo Ortiz, un veterano que conocí hace una década. Ortiz hizo parte del contingente que envió en 1951 el gobierno colombiano a pelear en la guerra de Corea. Pasó la mitad de los tres años que duró el enfrentamiento con un radioteléfono al hombro y el resto del tiempo en un campo de prisioneros administrado por los chinos. Recuerdo que tenía un tigre de color azul tatuado en el antebrazo y una timidez algo sombría. Esta mañana en la estación, con el frío atacando por oleadas, pensé otra vez que Yu y Ortiz compartían muchas cosas. Ambos habían nacido en pueblos pequeños y habían llegado al ejército muy jóvenes, después de terminar el colegio. La pobreza los había arrastrado a las filas. Ambos habían formado parte del escuadrón de comunicaciones. Yu había perdido en la guerra de Corea la falange superior de su índice izquierdo y Ortiz el ojo derecho. Al final de la contienda, el sargento Yu había estado a punto de quedarse sin los dedos de los pies, congelados por un frío de 15 grados bajo cero, pero una prisionera norcoreana, que pasó una noche entera con ellos entre sus manos, se los salvó.

Este es un fragmento de la novela con que el bogotano Andrés Felipe Solano ganó hace algunos meses el Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana.


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DOMINGO 27 DE MARZO DE 2016 - IBAGUE

FACETAS

La Banda es grande, por la disciplina que tiene.

HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ Son más de 680 artífices de un mejor país, con la música en la sangre y una estricta disciplina como bastiones del trabajo que los ha llevado a triunfar en escenarios nacionales y del extranjero. En esto y algo más se resume la Banda Musical de Baranoa (Atlántico). A Ibagué una gran parte de ese gran elenco ha venido en dos ocasiones (2011 y 2016) y ha encantado con sus interpretaciones de folclor de diversas regiones del país, en algo que se ha forjado más en ser un estilo de vida, de la mano de Hilton Escobar, su director. ¿Qué es Baranoa? Primero que todo, Baranoa es un municipio del Norte del departamento: allí nació esta fundación en 1995, con solo 25 integrantes, pero hoy, como por arte de esa magia que solo el arte y una buena trayectoria pueden poseer, la expansión ha llegado hasta alcanzar los 680 menores, de esa y otras poblaciones aledañas incluida Barranquilla. “Gracias a lo que inventamos de una banda de guerra que se hizo en 1995, con la que concursamos incluso en encuentros en Ibagué, nación, y en día es esto”, comenta Escobar, creador de la Banda. Visiblemente emocionado por la acogida que ha tenido su agrupación por el éxito recogido en el paDATO

Mil millones de pesos recibe de la Gobernación de Atlántico la banda, que les hace ser “la máxima representación del Departamento en el país”.

Banda que ha encantado dos veces al público de Ibagué

En Baranoa hay 680 artistas y toda una nación Con los mil millones de pesos anuales que recibe de la Gobernación de Atlántico cada año esta talentosa agrupación, alcanza para los 680 niños a los que Hilton Escobar, su director, busca formar en todos los aspectos.

sado Festival Nacional de la Música Colombiana, explica que esta es una fundación sin ánimo de lucro, que acoge a niños de escasos recursos, y que, más que hacerlos músicos y artistas, los hace “personas de bien”. Escobar recalca que esta condición implica “salvarlos de la droga, el alcoholismo, de toda la violencia que tiene Colombia, y más que en vez de empuñar un arma ellos empuñan un instrumento, para alegrar a la gente”. El énfasis de su grupo es trabajar con mucha disciplina y observación del entorno en que se desenvuelven

Sensibles, espirituales, proactivos, responsables, honestos, creativos, dinámicos, productivos, visionarios, comprometidos y amantes del arte son los niños. los muchachos. “Les vigilamos la casa, el colegio y la calle, hablamos mucho con sus padres de familia. El 90 por ciento viene de hogares de madres cabeza

de familia y los entrenamos cada 15 días, también a sus padres y sus madres”, cuenta Escobar. Y agrega que parte de esa rigurosidad también radica en lo estético: “no se puede utilizar cortes (de cabello) extravagantes sino militares, no pueden usar tatuajes, ni tener novios (as) en la institución. Esta banda es grande por la disciplina que tiene”. Cada minuto vale La filosofía de Baranoa es aprovechar cada tiempo disponible, para garantizar un aprendizaje continuo:

que cada eslabón de esa gran cadena llamada aprendizaje sea fuerte. “Trabajamos mucho, todos los días. Lo importante es que el niño no tenga un minuto libre, que siempre esté ocupado. Cada día trabajamos diferentes aspectos y los fines de semana ensamblamos la banda con 400, 500 o los que vayamos a viajar”, comenta. La Banda no ha parado de viajar por el país y algo del extranjero. Entre sus destinos han figurado Estados Unidos y bastantes festivales en Colombia, como el Iberoamericano de Teatro, el del Porro, el del Divi Divi, el del Bambuco, el Vallenato, el del Porro, el del Hombre Caimán y el del Sombrero Vueltiao. “Deben cumplir requisitos grandes para viajar con la Banda a diversas partes”, señala Escobar, quien se refiere a unas presentaciones que harán 140 de sus muchachos en Daytona Beach, y para el que han tenido entrenamiento fuerte. “Esto es p’a que los muchachos vean lo importante que es la música colombiana, ya que eso no se ve en la costa Atlántica. Tocamos jazz y otras cosas, pero lo más importante es la música colombiana”, resume. ¿QUIÉN PILOTEA ESTA NAVE? Hilton Escobar es técnico de aviación, y aunque no es músico profesional, toma el ‘volante’ de este grupo con tal dedicación que se ha merecido que la Gobernación le dé un aporte de mil millones de pesos mensuales, que alcanza para presentaciones, viajes, trajes y todo lo que implica tener una agrupación de estas características. “Trabajé 10 años en aviación (dos años en tierra y ocho volando). Armé la Banda, me hizo retirar y hoy me dedico única y exclusivamente a los 680 niños que tengo”, exclama. Y añade que además del aporte oficial, la Banda se ha constituido como una industria. “Tenemos restaurante, estudio de grabación y orquesta comercial, y hacemos un Festival de Orquestas al que entran unas 19 mil personas; hacemos cosas para sostenernos, nos estamos volviendo autosostenible”, cierra.


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DOMINGO 27 DE MARZO DE 2016 - IBAGUÉ

FACETAS Los poemas

José Martí*

(Domingo triste) Las campanas, el sol, el cielo claro me llenan de tristeza, y en los ojos llevo un dolor que el verso compasivo mira, un rebelde dolor que el verso rompe ¡y es, oh mar, la gaviota pasajera que rumbo a Cuba va sobre tus olas! Vino a verme un amigo, y a mí mismo me preguntó por mí; ya en mí no queda más que un reflejo mío, como guarda la sal del mar la concha de la orilla. Cáscara soy de mí, que en tierra ajena gira, a la voluntad del viento huraño, vacía, sin fruta, desgarrada, rota. Miro a los hombres como montes; miro como paisajes de otro mundo, el bravo codear, el mugir, el teatro ardiente

de la vida en mi torno: ni un gusano es ya más infeliz: ¡suyo es el aire, y el lodo en que muere es suyo! Siento la coz de los caballos, siento las ruedas de los carros; mis pedazos palpo: ya no soy vivo: ¡ni lo era cuando el barco fatal levó las anclas que me arrancaron de la tierra mía! (Con la primavera) Con la primavera viene la canción, La tristeza dulce y el galante amor. Con la primavera viene una ansiedad De pájaro preso que quiere volar. No hay cetro más noble que el de padecer: Sólo un rey existe: el muerto es el rey.

Obra de Marc Chagall

BOGOTÁ, COLPRENSA Este libro es fruto de una historia de la vida real. Estando en la cima del éxito, Arianna sufrió un colapso que afectó seriamente su salud. Tras un sinfín de estudios médicos que parecían no llevarla a ningún lado, descubrió que las causas no eran otras que el cansancio acumulado debido a la vida estresante que llevaba.

Editorial: Aguilar Título: La vida plena

BOGOTÁ El siglo XXI no resulta ser un gran siglo. Los abusos de un sistema formado por ricos cada vez más ricos y jodidos muy jodidos están a la orden. Siguen soñando las pulgas con comprarse un perro y los nadies con salir de pobres. En esta obra, que terminó un año antes de morir, Eduardo Galeano sale a cazar en esa jungla para mostrarnos -con crudeza, con humor, con ternura- el mundo en que vivimos.

Editorial: Siglo Veintiuno Título: El cazador de historias Autor: Eduardo Galeano Publicación: 4 de abril

Editorial: Aguilar Título: El secuestro de los Born Autor: María O’Donnell Páginas: 352

Autor: A. Huffington Páginas: 210

NOVEDADES LITERARIAS BOGOTÁ, COLPRENSA Es el relato de un mundo amenazado por el cinismo, la ambición, la miseria moral y la violencia, en el que ofrece un retrato del Perú de los 90 y crea un mural en el que personajes de distintos ambientes sociales se ven afectados por el pavor provocado por el terrorismo de Sendero Luminoso, el periodismo amarillista y la corrupción asociada a las esferas de poder durante el gobierno de Alberto Fujimori.

Editorial: Alfaguara Título: Cinco esquinas

Autor: Mario Vargas Ll. Páginas: 280

BOGOTÁ, COLPRENSA La narrativa argentina es bien conocida en el mundo de la literatura, pero ahora, esta se nutre, cada día más, en la fuerte realidad que ha tenido que vivir en las últimas décadas, siendo la época de la dictadura un lugar y momento perfecto para encontrar allí historias reales que parecen de ficción. Este es un thriller que atrapa y en el que se mezclan dinero y política, misterios y traiciones.

La palabra de la semana

Guillotina

Guillotin murió en 1814, en su casa, con la cabeza firmemente unida al pescuezo y lamentando hasta el último de sus días que el siniestro instrumento hubiera pasado a la historia con su nombre.

No es verdad que el doctor Joseph Guillotin la inventara ni, mucho menos, que lo hayan ejecutado con ese dispositivo. En los años turbulentos del Terror que siguieron a la Toma de la Bastilla, muchos franceses perdieron la vida decapitados por la guillotina de los revolucionarios, pero este método de ejecución no era tan original como suele creerse; ya había sido ensayado un dispositivo parecido doscientos años antes en Italia, bajo el nombre de mannaia. Tal como tuvo su auge en Francia en la Revolución, fue inventada por los herreros Tobías Schmidt y Charles Henri Sanson, y probada con unos carneritos por Antoine Louis, quien luego la ofreció a la recién creada Asamblea Nacional. En 1789, en los primeros días de la Revolución, el asambleísta Guillotin hizo suya la idea y sugirió que todos los reos fueran ejecutados mediante el mismo método, desde un villano ladrón hasta la propia María Antonieta. La Asamblea Nacional aprobó la idea en 1792 y miles de cabezas rodaron desde entonces durante varios años.

El soborno del cielo (Lisandro Duque Naranjo) “Dice el comunicado de prensa de la película que la acción tiene lugar en los años 70, aunque las vestimentas de los muchachos parecen situarla un par de décadas antes. Esta falta de definición no es leve: termina por darle un carácter caprichoso y, en últimas, inconsecuente al conflicto central (de haberlo situado en alguna década quedarían más claras las implicaciones y riesgos de chocar contra el párroco; no era lo mismo enfrentarse a uno durante la Violencia que durante el Frente Nacional). “Jaramillo en su interpretación del párroco, exagerada y gozosa, casi caricaturesca, es una figura inflada y autosatisfecha, una estatua de ceguera y arrogancia, mientras que García convierte su arrogancia juvenil en una altanería pícara pero discreta. “En una coincidencia que la película no aprovecha a fondo, se pueden pensar los dos personajes como versiones de la misma figura, a pesar de estar en extremos opuestos del espectro religioso. Ambos tienen la misma sed de reconocimiento, el aire de superioridad y la distracción ante las presencias femeninas. Lo que los diferencia es la etapa de la vida que habitan, pero es fácil imaginarse a Alfer algunas décadas después, convertido en un tipo tan dogmático y satisfecho como el párroco”, publica Manuel Kalmanovitz en la revista Semana.

GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Hernán Camilo Yepes Vásquez EDITOR: Óscar A. Varón B. DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Colprensa. Internet. Suministradas. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: Cultura El Nuevo Día - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.


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