FA CE TAS CULTURA AL DÍA Reseña literaria
Mientras el tiempo sea nuestro Jorge Ladino Gaitán Bayona
Pequeños grandes trabajos
Trazos de pilos que identifican al Tolima El Pilo Díaz El cuento
Poeta nocturno
Rusvelt Nivia Castellanos
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IBAGUÉ, MAYO 19 DE 2013
Formas del tiempo y la memo
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El libro reseñado es Mientras el tiempo sea nuestro, antología poética. Lilia Gutiérrez Riveros, Nelson Romero Guzmán, Winston Morales Chavarro y Andrés Berger Kiss. Bogotá - Santa Marta, Colombia: Ediciones Exilio, 339 páginas. Por Jorge Ladino Gaitán Bayona*
Mientras el tiempo sea nuestro (2013) es una antología poética donde se recoge la obra de Lilia Gutiérrez Riveros, Nelson Romero Guzmán, Winston Morales Chavarro, Andrés Berger Kiss y Hernán Vargascarreño. Su bello diseño, adelantado por Ediciones Exilio, está disponible a los lectores tanto en pasta dura como en pasta blanda. Son 339 páginas dando cuenta de diversas relaciones con
el tiempo en los cuatro autores colombianos y el escritor húngaro: el tiempo del idilio en Lilia Gutiérrez; el de la creación pictórica y poética en Nelson Romero; el del mito en Winston Morales, el de las digresiones -sobre el viaje, los trenes y la palabra- en Hernán Vargascarreno; y el de la memoria en Andrés Berger Kiss.
LILIA GUTIÉRREZ RIVEROS La sección antológica de Lilia Gutiérrez Riveros se titula Inventario 1985-2012 (p.p. 21-81). Esta poeta, nacida en Macaravita, Santander, en 1956, ha publicado los libros Con las alas del tiempo (1985), Carta para Nora Böring (1994), La cuarta hoja del trébol (1997), Intervalos (2005) y Pasos alquilados (2011). El hilo conductor es la experiencia del tiempo como un idilio que lleva a la poeta a ser una con la naturaleza y la divinidad. Hay una visión panteísta en sus versos que le permite vivenciar misterios en cada forma circundante. Al respecto, la poeta -ganadora de varias distinciones literarias cuyo tema es la ecología- dice en su poema Planeta de bolsillo: “Recorro la elongación de un suspiro/ y protejo entre el bolsillo/ mi planeta de bosques y manglares/ sin ruidos en el aire/ y calma en las ciudades” (p. 58). Enaltece en sus textos lo sagrado de la libertad y la existencia: “la vida es un hilo/ en este paréntesis de eternidad” (p. 55). Esa eternidad la experimenta, sobre todo, cuando se abraza al mar, el gran útero inmortal. *Integrante del Grupo de Investigación en Literatura del Tolima, Universidad del Tolima jlgaitan@ut.edu.co.
NELSON ROMERO GUZMÁN
La sección de Nelson Romero Guzmán se titula Canción para un final (p.p. 83-143). Este poeta y ensayista, nacido en Ataco, Tolima, en 1952, es una de las voces más destacadas no sólo de su departamento, sino, también, de la lírica colombiana, no en vano su inclusión en varias antologías y sus premios recibidos. Sobresalen el Premio Nacional de Poesía Fernando Mejía Mejía (1992), el Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia (1999) y el Premio Nacional de Literatura -modalidad poesía- del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de la Alcaldía de Bogotá (2007). A nivel poético ha publicado Días sonámbulos (1988), Rumbos (1993), Surgidos de la luz (2000), Grafías del insecto (2005), La quinta del sordo (2006), Obras de mampostería (2007) y Apuntes para un cuaderno secreto (con la mexicana Kenia Cano, 2011). Desde Surgidos de la luz hasta el último de sus libros el poeta crea su belleza morando en otras bellezas: la de la propia poesía y la de la pintura. El arte es su casa y la fuente de sus versos, de ahí, por ejemplo, el recurso de la écfrasis (intertextualidad donde los poemas nacen como inspiración, recreación o resignificación de obras existentes en las artes visuales). La écfrasis le deja ponerse la máscara de Vincent Van Gogh en Surgidos de la luz, la de Goya en La quinta del sordo y la de otros pintores en textos líricos posteriores. Sus poemas no sólo son ricos en metáforas y figuras retóricas, sino, también, en propuestas estéticas donde los géneros literarios parecieran diluir sus fronteras cuando se cuentan historias desde el verso o la prosa poética. Su lírica imagina con intensidad los tiempos de la creación estética de artistas geniales y malditos a los que rodearon fantasmas, delirios, penurias y reproches. Las otras máscaras de la voz poética son las de Antonin Artaud, el Conde de Lautréamont, Jean Genet, entre otros. El poeta se desdobla, es otro, atormentado y visionario en la creación, tal como pareciera advertirse en el poema en prosa Carta devuelta: “En mi íntimo ser batalla otro ser, de negros apetitos” (p. 97).
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WISTON MORALES CHAVARRO
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La sección de Winston Morales Chavarro se titula ‘Selección de poemas’ (p.p. 145-206). Este escritor, nacido en Neiva, Huila, en 1969, ha ganado galardones como el del Concurso Nacional de Poesía Euclides Jaramillo Arango (2000), Premio Nacional de Poesía de la Universidad de Antioquia (2001) y Premio Nacional de Poesía Universidad Tecnológica de Bolívar (2005). En su obra poética figuran Aniquirona (1998), De regreso a Schuaima (2001), Memorias de Alexander de Brucco (2002), Camino a Rogitama (2010) y La ciudad de las piedras que cantan (2011). Su poesía, abundante en metáforas sugestivas, se funda en los tiempos del mito. Hechos y personajes de la Biblia son astutamente recreados en Memorias de Alexander de Brucco. En otros libros, busca músicas milenarias en pájaros, volcanes y aguas de lluvias, ríos y mares; músicas que lo llevan a Schuaima, “el reino del gran más allá”, donde el hombre es capaz de vivir plácido, incluso al saberse cercado por la muerte “como el rumor de un río” (159). El tiempo del mito griego se evidencia en Camino a Rogitama donde los mismos títulos de los poemas anuncian los dioses y héroes: “Hércules”, “Orfeo”, “Apolo”, “Ícaro”, entre otros.
HERNÁN VARGAS CARREÑO La sección de Hernán Vargascarreño tiene como título Palabra varia (p.p. 207-268). Este escritor, nacido en Zapatoca, Santander, en 1960 y conocido como traductor, tiene publicados dos atractivos libros de poesía: País íntimo (2003) y Piedra a piedra (2010). En el primero la dedicatoria al cuento El guardagujas, de Juan José Arreola, indica una de las obsesiones temáticas: el tren, no como símbolo del progreso, sino en su condición fantástica. La brevedad de sus textos líricos, eclosivos en sentidos y en miradas filosóficas, juega con el tema del viaje y el retorno, a partir de imágenes sobre el tren de los dioses, el tren del sueño, el tren del deseo, también trenes silenciosos, invisibles, locos y cuerdos. Hay un tren para cada ser y de eso dan cuenta los versos. El tiempo de las digresiones frente a la vida, sus viajes y despedidas, es también parte de Piedra a piedra, libro donde también se da la autoconciencia sobre el poder de las palabras, su condición mágica, su relación con la divinidad y la forma en que “guardan lumbre/ para otros tiempos más aciagos” (p. 239).
ANDRÉS BERGER KISS Cierra el libro la sección de este escritor húngaro, bajo el título Mientras el tiempo sea nuestro, justamente el nombre que asume la antología total. Este autor, nacido en Szombathely en 1927, ha nutrido su sensibilidad estética a partir de sus viajes (los primeros forzosos por la condición judaica de su línea paterna). Transitó por Colombia, Estados Unidos y otras geografías. Aparte de su labor como cuentista y novelista ha publicado los libros de poesía Voces de la tierra (1995, bilingüe, Voices from the Earth) y Mis tres patrias (2004). Esa condición judaica -donde son fundamentales la memoria, el exilio y el libro como morada- hace que su creación estética juegue con lo autobiográfico. El tiempo de la memoria no es sólo el de la evocación de la geografía colombiana y su infancia placentera en Medellín, sino también el de la rememoración dolorosa de la locura de su hermano internado en Sibaté, Colombia (Un poema para Piter) y el de los miedos y mutilaciones -de tierra, familia y afectos- a que se vieron sometidos sus padres, abuelos y allegados que abandonaron sus hogares por las cualidades de su sangre (a diferencia de los 17 miembros de su familia que sucumbieron ante los nazis durante el Holocausto). Esos poemas signados por la rememoración dolorosa son de buena factura poética por la mesura y poder sugestivo del verso al abordar realidades crudas sin caer en tonos quejumbrosos, así como se descubre en sus poemas En el tren del exilio y El día que comenzó nuestro exilio, donde se refiere que “el pueblo sin brújula ya iba por caminos inciertos” (p. 276).
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Trazos de pilos que
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identifican al Tolima (II) La revisión de los cientos de trabajos estuvo a cargo de la maestra María Márgareth Bonilla, directora del Museo de Arte del Tolima, entidad colaboradora en el concurso. Lápices y colores siguen uniéndose en trazos que identifican los sitios más emblemáticos del Tolima, que generan identificación de los niños y que les hacen sobresalir en convocatorias como el Concurso Departamental del Pilo Díaz. Alrededor de dos meses fueron suficientes para que los niños hasta los 12 años de edad plasmaran con toda su ima-
ginación esos lugares, y de paso asumieran el compromiso de cuidarlos para el futuro. En esta ocasión, presentamos el segundo grupo de ganadores en la categoría pintura, todo tras un concurso que adelantaron la Dirección de Cultura del Tolima y EL NUEVO DÍA, con su personaje característico de los domingos.
Maira Alejandra Rodríguez Otálora, de Ibagué.
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Juan José Correa, de Líbano.
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Andrés Guillermo Soto Ciprián, de Ibagué.
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Yazmín Adriana Murillo Hernández, de Saldaña.
Maira Alexandra Vanegas Bravo, de Líbano.
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EL CUENTO
Poeta nocturno Por Rusvelt Nivia Castellanos* El poeta lee el libro de Esperanza. Se deja arrastrar por los versos que perduran en esas hojas. Son todos poderosos como oleadas de fuego. Impactan en el alma. Estos pronto lo meten a él en una fantasía infinita. Allí claramente resurge lo inmortalista. Se despliega lo espirituoso. En crecida, las fulguraciones lo deslumbran según como estas conciertan la eternidad. Ve volar a su momento cosas increíbles. Y él sigue adelantando las palabras rompientes. Las degusta bajo la noche, poblada de sueños. Luego el poeta, vestido de negro, llora. La traslucidez ahí condensada en la obra, abre su sentir susceptible, tan querido. De frente al cosmos, comienza a verter lágrimas
de amor. Ilusionado y entre un sendero, va descifrando el poemario que tienen en su mano. En total es estético como hermoso. Esa magnificencia de alegorías, le impregna azules hasta darle la limpieza. El hombre de letras; respira a la vez fragancias, cual agradables y frescas. En su interior colige la paz. Con sorpresa, descubre esta verdadera felicidad. La encuentra apenas acaba de comprender los trasfondos de la poesía. Entre lo otro preferido, José como se llama este artista, coge para su casa. Atraviesa las varias calles. Decidido, sigue caminando ahora bajo unos faroles. Va a paso normal según como rebosa la noche. Ya esquiva por ahí a un transeúnte. Lo precisa ebrio, lo
deja atrás y sereno voltea en la próxima esquina. Al poco tiempo, ingresa a la casa donde vive. Como de costumbre, cierra la puerta. De seguido, pasa a su cuarto estudio. Allí de una sola, se ubica en una silla, mirando de frente al escritorio. Resuelto, toma la pluma suya y un papel. El poeta se pone entones a escribir el poema de su vejez. Por inspirado, susurra que lo humano es hacer literatura o revolución, la confía esta iluminación con sabiduría, además dice que el componer renace a costa de sacrificios. Pasa bien a soltar un poco de colores por el arte. Le pone su imaginación a las metaforías. Emana hasta la misma supremacía. Y en el otro instante, fija la armonía del firmamento nocturno,
LA PALABRA DEL DÍA
Alcatraz
El alcatraz o piquero es un ave pelecaniforme (del orden de los pelícanos) que vive en las regiones tropicales y subtropicales de todo el planeta. Se cree que su nombre en español se deriva del árabe gattâs ‘águila marina’ o del árabe qadus ‘balde’, debido a la forma de recipiente que tiene la parte inferior del pico de los pelícanos. Hacia el siglo XVII, alcatraz pasó al inglés como alcatras, pero como nombre de otra ave, de plumaje blanco,
bastante diferente del pelícano. Por el influjo del color de esta última ave, la palabra se alteró en inglés a albatross, por asociación con el latín albus ‘blanco’. Y como ocurre con frecuencia en la historia de las palabras, albatros acabó por ingresar al castellano en la segunda mitad del siglo XIX para designar a este pájaro diferente del alcatraz, según podemos ver en este texto de Morsamor, de Juan de Valera, edi-
tado en 1864: Ya aparecían en los peñascos voraces lobos marinos, ya se veían revolando y cerniéndose a grande altura águilas o buitres de mayor tamaño y pujanza que los de Europa, ya seguían o cercaban la nave bandadas de enormes albatros, hostigados por el hambre y buscando alimento.
www.elcastellano.org
dando cierre a la última versación. Más, cuando recobra las nociones del presente, José ya se encuentra con Esperanza en el mundo espiritual. *Escritor colombiano
Acuarela sobre papel del tolimense Darío Ortiz Robledo (2013)
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EL REGRESO DE ARIAS Y TROLLER
LEYENDA SOBRE NIÑOS PERDIDOS
PARA BUEN BOLSILLO
DESPUÉS DEL PREMIO
Editorial: Diana Título: Listomanía Autor: Eduardo Arias y Karl Troller Páginas: 160
Editorial: independiente Título: Ñatausqui Autor: Ángel María Prada
Editorial: Prisa Título: Mataron a Gaitán Autor: Hebert Braun Páginas: 350
Editorial: Alfaguara Título: Las Reputaciones Autor: Juan Gabriel Vásquez Páginas: 230
BOGOTÁ El dúo Eduardo Arias y Karl Troller ataca de nuevo y lanza este repaso, a su manera, sobre lo bueno, lo malo y lo feo de ser colombiano, con el humor ácido que siempre los ha caracterizado. Todo se desarrolla con las preguntas ¿quiénes somos? ¿Cuántos somos? ¿Dónde vivimos? ¿Cómo vivimos? ¿De qué vivimos? ¿Cómo nos vemos? y ¿Cómo nos divertimos?, que se responden con el ánimo de entender la idiosincrasia de un país tan complejo y diverso como Colombia. Es un retrato de nuestra forma de ser y de pensar a través de datos y cifras sobre temas tan variados como la economía, el consumo, el trabajo, la educación, los deportes, la política, la salud, el entretenimiento y los medios de comunicación.
IBAGUÉ Niñas de Alvarado, municipio del centrooriente del Tolima, extrañamente comienzan a desaparecer. Valentina, una joven de la gran ciudad, pasa las vacaciones escolares de mitad de año en esa tierra cálida y alegre. En compañía de sus amigos, Amacay, Danilo, Dianalú y Daniela, Valentina se ve envuelta en la más escalofriante historia de terror, en la que cobran vida mitos tradicionales como la Madre de Agua, el Mohán y la Llorona. Todos se entremezclan con la ciencia y juegan en un mundo medio para recibir al más tenebroso de los espíritus perdidos: Ñatausqui, el hijo perdido de la Llorona, que volvió de la oscuridad tras 100 años de quietud.
BOGOTÁ Al cumplirse 65 años de su magnicidio, se lanza la edición de bolsillo de este libro como un homenaje literario al gran líder liberal de la época de los 40 en Colombia: Jorge Eliécer Gaitán. Esta es una exhaustiva investigación de Herbert Braun, historiador colombiano, hijo de alemanes, quien por primera vez la publicó hace 25 años, y desde aquella época la ha venido ampliando con nuevos datos que ha encontrado. En dicha obra, la vida de este líder liberal y la tarde del 9 de abril de 1948 son narrados desde la visión de los propios protagonistas. Las voces oficiales y las de los historiadores pasan a un segundo plano. Este libro lleva a redescubrir a Gaitán como persona y como político.
BOGOTÁ Tras ganar el Premio Alfaguara de Novela, reaparece el escritor colombiano radicado en España, Juan Gabriel Vásquez, con Las Reputaciones, calificada como la novela más íntima del autor. Es su cuarta novela, en la que Vásquez cuenta la historia de Javier Mallarino, el caricaturista más influyente del país, “capaz de causar la revocación de una ley, trastornar el fallo de un magistrado, tumbar a un alcalde, y eso con las únicas armas del papel y la tinta china”. Vásquez es autor de la colección Los amantes de todos los santos y de las novelas Los informantes e Historia secreta de Costaguana. También publicó la recopilación El arte de la distorsión, que incluye el ensayo ganador del Premio Simón Bolívar en 2007, y una breve biografía de Joseph Conrad.
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