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Ibagué, septiembre 28 de 2008
El jazz está sonando en Ibagué:
Ensamble del Conservatorio del Tolima
Por Nohora Ríos Garay
Camilo Rojas.
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bagué como ciudad musical ha sido tradicionalmente reconocida por poseer talento para la interpretación sinfónica, la música colombiana y los grupos corales; no había una manifestación interpretativa de jazz, a pesar de que existe un número importante de personas que conoce y ama este estilo con influencia occidental, americana y africana. Una nueva historia musical comenzó a escribirse cuando el Conservatorio del Tolima, que constantemente diseña y ofrece espacios artísticos musicales, realizó la primera versión del Festival de Jazz en mayo del presente año, con el apoyo de la Cámara de Comercio. Con una amplia acogida, el certamen convocó a muchos públicos que se dieron cita en el Parque de la Música para apreciar y disfrutar de este género. En el escenario cultural se dio a conocer con un rotundo éxito el Ensamble de Jazz de la facultad de Educación y Artes del Conservatorio, dirigido por el maestro Juan Carlos García Cabezas. La puesta en escena, la sonoridad, la compaginación de los instrumentos y hasta los arreglos musicales llenaron de euforia a aquellos seguidores y conocedores de jazz, que desde entonces reconocen en el ensamble a una agrupación con un carisma musical importante para la interpretación del jazz, con mucho futuro.
Sus integrantes
Son 12 los integrantes del Ensamble; todos estudiantes de diferentes semestres de los programas de maestro en música y dirección del Conservatorio, que tienen en común el gusto por el jazz. Ellos son: Diana Londoño Fuentes, en el bajo eléctrico; Óscar Javier Molina Molina, en la quena y flauta; Camilo Rojas, en el saxofón alto y tenor; Julián Puentes, en el trombón; Larry Murillo, en la guitarra eléctrica; Rafael Bernal, en la batería; Diego Hernán Molina, en las congas; Juan Sebastián Canal, en la percusión; Alonso Hernández, en el piano; Michael Salinas, en la guitarra eléctrica; Jorge Sánchez, en la guitarra y Álvaro Millán, en el bajo. Todos bajo la dirección del pianista y director, Juan Carlos García Cabezas. El ensamble fue creado a través del área musical electiva que deben seleccionar los alumnos del Conservatorio. “Al comienzo no fue fácil; el ca-
Óscar Javier Molina Molina. www.elnuevodia.com.co>Léalo.
Juan Carlos García Cabezas
rácter de los estudiantes, el desconocimiento de este género, la calidad de su interpretación, la responsabilidad y los compromisos fueron factores que en momentos no beneficiaron". Sin embargo, poco a poco se fueron adhiriendo jóvenes que utilizan la música como un instrumento de diálogo y comunicación para crecer; virtud que fue solidificando la agrupación. En el año 2007 con el compromiso de todos se empezó un proceso de formación muy importante, que llevó a realizar presentaciones en sitios como la Universidad del Tolima y el salón Alberto Castilla, lo cual permitió confianza musical en el escenario”, comenta Juan Carlos García. Agrega que definitivamente el Festival de Jazz realizado en Ibagué fue una prueba de fugo que le dio impulso con los buenos comentarios sobre su nivel interpretativo. “Es la libertad de improvisar, la aplicabilidad a otros géneros y la versatilidad, lo que nos ha cautivado del jazz. Es una música en la que se puede expresar lo que se siente”, dice Óscar Javier Molina, quien además gusta de la música andina.
Con arreglos
A pesar del compromiso académico que tienen estos estudiantes con el Conservatorio, y algunos, con sus fuentes de trabajo alterno, responden a los ensayos del ensamble, que de acuerdo con Juan Carlos García son exigentes. “Unos alumnos trabajan con agrupaciones en sitios comerciales para poder subsidiar sus estudios; sin embargo, esto no es motivo para dejar de preparar con dedicación las presentaciones, pues el ensamble ha logrado sustentar un repertorio importante y llevar a cabo arreglos que han gustado mucho”, dice. Juan Carlos García introdujo la quena al ensamble de jazz, un instrumento para interpretar música andina y experimental; en la agrupación le proporciona color y un contraste especial, manifiesta. Las obras que ha interpretado el ensamble pertenecen a compositores como Tito Puente; Arturo Correa, el dominicano Michel Camilo y Paquito D'Rivera, quienes fueron pioneros en fusionar el jazz, dice García.
Proyecciones
Este año es catalogado por el Director como
DIRECTOR:Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Miryam Páez PERIODISTAS: Nohora Constanza Ríos Garay y Monica Sáez Puerta COORDINADOR: Benhur Sánchez Suárez, Redacción cultural EL NUEVO DÍA, DIRECTOR GRÁFICO: Ernesto Lombana, ASISTENTE: Aura María Sanabria Mape. FOTOGRAFÍA: Jorge Cuellar, Ilustraciones: Obras del pintor Ángel Loochkartt, Colprensa. Carrera 6 No. 12-09 Tels. 2610966 Ibagué - Tolima - Colombia Apartado Aereo 5476908-K www.elnuevodia.com.co Todos los derechos reservados. Prohíbida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.
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Es la libertad de improvisar, la aplicabilidad a otros géneros y la versatilidad, lo que nos ha cautivado del jazz. Es una música en la que se puede expresar lo que se siente.
El JAZZ Cuando se trata de definir el jazz, siempre se encuentran multitud de opiniones. Se dice que el jazz es un género que emplea escalas no usuales en la música artística que nos vino de Europa; que es una música basada en un elemento africano que es el ritmo; que emplea colores instrumentales y vocales peculiares; que está basado en la música negra que se conoce como el blues; que es una música creada por quien la interpreta. Hay una característica, sin embargo, quizá común a toda clase de jazz y tal vez la que mejor lo define: La libertad. Libertad en el ritmo, en la melodía, en la armonía, en la técnica y forma de tocar los instrumentos musicales, en la interpretación de temas y canciones populares. Esto es lo que fundamentalmente distingue el jazz de otros géneros musicales. Geográficamente, el jazz surge en el estado de Luisiana, concretamente en la zona de influen-
cia de Nueva Orleáns, a donde llegaban grandes remesas de esclavos negros, fundamentalmente de la zona occidental de África, al sur del Sahara, la zona denominada costa de Marfil, costa del oro o Costa de los esclavos. En muchas áreas del sur de Estados Unidos, el batir de tambores estaba específicamente prohibido por la ley, de forma que los esclavos negros tuvieron que recurrir a la percusión mediante las palmas de las manos y el batir de los pies para disfrutar de sus fiestas y su música. La prohibición no tuvo rigor en la llamada place Congo (Congo Square) de Nueva Orleáns, en la que hasta la guerra de Secesión
muy importante, en el sentido de que ha dado a conocer al ensamble, y además, ha logrado buenos contactos que seguirá permitiendo el reconocimiento y la proyección del Conservatorio del Tolima. Anunció que estará atendiendo una invitación de la Semana Cultural de la Universidad Surcolombiana de Neiva, el 14 de octubre, y
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en Sevillajjazz, en el Valle del Cuaca. Igualmente, tiene algunos proyectos para los que deberá gestionar ayuda del Conservatorio y de la empresa privada de la ciudad, pues es un ensamble con empuje e interés de parte de todos sus integrantes, porque en Ibagué está sonando el jazz.
Diana Londoño Fuentes.
los esclavos tenían libertad para reunirse, cantar, y acompañarse de verdaderos instrumentos de percusión tales como calabazas resecas y rellenas de piedrecitas, el birimbao, las quijadas, el pia-
no de dedo pulgar o sansa y el banjo de cuatro cuerdas. Musicalmente, el Jazz nace de la combinación de tres tradiciones: La autóctona estadounidense, la africana y la europea.
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¿Qué está leyendo? Por Onofre Castells*
Mi mirada se alza fugazmente por encima del libro para contemplar el paso del tiempo que se deja ver en estas calles de la ciudad Condal. Sólo durante unos breves instantes soy capaz de apartar la vista de las hojas que leo repetitivamente sin cesar. Hace ya mucho tiempo, más de diez años, que soy prisionero de este libro que me obliga a deambular sin pausa por estas calles de Barcelona. Nunca me detengo, no siento hambre ni sed, el cansancio físico ahora sólo es un vago recuerdo. Día tras día recorro las mismas calles, guiado por la fuerza maléfica que emana de este libro. Mi recorrido empieza en una plaza de forma triangular, la plaza Urquinaona. Entonces desde ésta, enfilando la ronda Sant Pere, me planto en el paseo Lluís Companys. Dejo atrás las farolas modernistas que flanquean el paseo dedicado a la memoria del Presidente fusilado, y entonces, desde el paseo de Pujades, con el parque de la Ciutadella a mi izquierda, me dirijo a la calle Comerç. Una vez en esta calle, mis pasos se dirigen de nuevo al Paseo Lluís Companys, y vuelvo por donde vine a la Plaza Urquinaona. Día y noche, año tras año, sin interrupción realizo el mismo itinerario. Estoy preso en estas calles y sometido a los misteriosos designios del libro que me acompaña en este deambular perpetuo. Ando y leo contra mis deseos, mi voluntad ha sido aplacada por la oscura fuerza que proviene de este libro. No puedo hablar ni gritar, ni tampoco pedir auxilio a las personas que se cruzan en mi camino. Nadie ha intentado detenerme en todo este tiempo, sólo algún turista despistado me ha dirigido la palabra para preguntarme por alguna calle o algún lugar conocido, pero me ha sido imposible responder, soy un prisionero sin derecho a hablar con nadie. La gélida lluvia cae esta noche sobre la ciudad condal al mismo tiempo que vago bajo la mortecina luz de las farolas modernistas con mi cuerpo empapado. Y pese a esta lluvia, el libro permanece seco, cómo si estuviera protegido por una fantasmal e invisible mampara. Mi impávido rostro es golpeado por miles de gotas de agua que son empujadas por las fuertes ráfagas de viento que soplan inesperadamente desde cualquier dirección. No importa, sigo leyendo este libro sin cesar mientras continuo mi sempiterno recorrido. Y ahora, cuando vuelvo a llegar a la plaza Urquinaona, me viene a la memoria cómo empezó mi desdicha, hace ya diez años. Por aquél entonces trabajaba en una oficina de la Ronda de Sant Pere. En mis idas y venidas de la oficina, empecé a fijarme en un tipo flaco que veía frecuentemente por la calle con un libro en la mano. El hombre con la mirada pegada al libro siempre vestía un www.elnuevodia.com.co>Léalo.
traje oscuro y unos zapatos negros e impolutos. Pasaban los meses y no había día que fuera a trabajar y que no viera al misterioso tipo. Me parecía muy extraño y misterioso ver al tipo flaco cada día por la ronda de Sant Pere con su libro en la mano, leyéndolo sin prestar atención a su alrededor. Fueron pasando los meses, y aquel tipo me traía de cabeza. Bajo un sol inmisericorde de Agosto, al mediodía, el hombre misterioso se cruzó conmigo cuando me dirigía a un restaurante para comer algo. Me detuve y me volví para observar al tipo flaco que se alejaba, preguntándome qué estaría leyendo. Siempre que me cruzaba con él llevaba el mismo libro de tapas rojas con título en negro; Oitcidelam. Indagué esta palabra en Internet, pero los buscadores no me devolvían ninguna referencia respecto a Oitcidelam. Realmente estaba intrigado, me preguntaba que debía estar leyendo. Cada día que pasaba se acrecentaba mi deseo de averiguarlo. Era una mañana otoñal con el cielo azul y cristalino cuando observé al tipo flaco acercarse a mí leyendo el misterioso libro. Tragué saliva y esperé a que el hombre vestido de negro llegara a mi altura. –Buenos días, permítame una pregunta –Dije cuando ya lo tenía frente a mí. El tipo me miró fugazmente con sus ojos oscuros e inescrutables y continuó su marcha sin decirme nada. Su mirada me impresionó, provocándome una inmensa tristeza. Me volví y corrí tras él. –Perdone que le moleste, por curiosidad… ¿Qué está leyendo? –Pregunté cuando ya casi alcanzaba al tipo flaco en la plaza Urquinaona. El hombre vestido de negro se detuvo y se volvió exhibiendo una sonrisa canina al mismo tiempo que me observaba con sus ojos insondables. Me quedé petrificado ante aquélla mirada y fue entonces cuando el tipo se desvaneció frente a mí mientras el libro de tapas rojas caía al suelo. Impresionado y sin saber que había sucedido, recogí el libro. Miré la tapa frontal y el título Oitcidelam desapareció lentamente al mismo tiempo que surgía un nuevo título: Maledictio. Aterrorizado ante la lectura del nuevo título, sentí una fuerza fría y brutal que me transmitía el libro que asía con mis manos. Pude observar cómo mi vestimenta había cambiado, ahora vestía cómo el tipo flaco. Quise soltar el maléfico libro, pero éste me dominó y me obligó a caminar por la ronda de Sant Pere haciéndome leer su primera hoja. Soy prisionero de una maldición y vago por las calles de esta ciudad, día y noche. Soy un alma en pena que sólo espera liberarse de este maleficio por medio de una pregunta que alguien tiene que formularme en la plaza Urquinaona: “¿Qué está leyendo?” * (Escritor español)
Desmesuras
de la inocencia
Por Roberto Burgos Cantor*
Un periódico español preguntó a cien escritores, en su mayoría de literatura, cuáles eran los diez libros que habían cambiado su vida. Como tantas tonterías que se le ocurren a la gente en estos tiempos, donde la entretención tiene el mismo rostro que el aburrimiento, la pregunta carecía de precisión. ¿Se trataba de diez libros que en distintas diez ocasiones cambiaron la vida? ¿O se trataba de un cambio acumulativo que se producía en la vida después de haber leído los diez libros escogidos? Además: qué es la vida para un escritor cuando a lo mejor su escritura es el encarnizamiento diario por saberlo, por encontrar un sentido. Si la vida de un escritor es su obra debería quizá entenderse que los cambios en su vida se refieren a su estética, a la posibilidad de su estilo, a las felicidades o desgracias de su intuición artística. También se podría conjeturar, al aceptar la ingenua creencia de una ilustración caduca, que los libros sirven para cambiar la vida. Está por verse. ¿Y en qué dirección? Hay quienes siguen pensando que la sangre hace entrar la letra. Ello es una advertencia de la dificultad y no una apología de la violencia como se ha creído. Pero los escritores consultados se lanzaron a responder. Cien por diez, no hubo ninguno que dejará de haber leído diez que le cambiaron la vida, da como resultado mil libros. Alguien podrá examinar el periódico y revisar cuántos títulos se repitieron, cuáles de estos más, número de autores en lengua española, franceses, ingleses, rusos, alemanes y tendrá un buen proyecto de monografía para su grado. Por supuesto tampoco nadie dijo de qué manera cambio su
vida con la lectura. Y si se sigue el antecedente conocido, Don Quijote, la lectura de los libros escrutados por el cura, lo condujeron a la locura. Es decir su vida cambió en tanto se volvió loco. Todo un cambio. Otro caso cuyo expediente clínico reposa en el servicio médico de la Universidad Nacional es el del alumno de Derecho que tomaba el curso de literatura rusa y clase tras clase se fue convirtiendo en Raskólnikov. Lo salvaron del crimen los compañeros que lograron quitarle a la anciana de una tienda de empeños y prestamos de usura a la cual ahorcaba detrás de la iglesia de Las nieves. Le cambió la vida: de regular aspirante a abogado a héroe de Dostoyevski. Los escriUna vida tores no se tomano alcanza ron el trabajo de destacar cuál era para diez el episodio, las lícambios, neas, el secreto, ni por los que los conmovió hasta la transforlibros. mación. Asunto interesante en las obras complejas, disímiles que citaron algunos. Por ejemplo, los que inflaron pecho o panza, depende de la técnica respiratoria, para anunciar su descubrimiento universal: ¡La Biblia! A propósito nadie mencionó El Corán, prefirieron el saber aceptado y sin riesgos de Mil y una noches. No se detuvieron en los profetas o en el Génesis o Job o Jonás (ni siquiera los que nombraron a Moby Dick) o El cantar o el excelente periodismo del evangelio de Mateo. Los escritores prefirieron la pose de lectores sin peligro. Una vida no alcanza para diez cambios, ni por los libros. Y para los hombres ni por las mujeres. Diez: qué barbaridad. * (Escritor colombiano)
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Mutis Por Jorge Enrique Lozano Pinzón* La ciencia nunca es imparcial, “pura” o “neutra”. Detrás de toda investigación científica hay intereses comerciales o políticos y por consiguiente ideológicos, así el investigador no sea consciente de ellos. El caso más extremo es el de las investigaciones en cohetería iniciadas en Alemania, que unidas a las investigaciones en física atómica condujeron al genocidio “industrialmente eficiente” de los norteamericanos en Japón. Las expediciones científicas organizadas por los españoles a fines del siglo XVIII, también estaban enmarcadas dentro de un proyecto político y comercial que buscaba alinderar fronteras del imperio, racionalizar las rutas comerciales y en el caso de las expediciones botánicas, fomentar el conocimiento, cultivo y el comercio de las plantas medicinales que se habían convertido en un negocio lucrativo. En el caso colombiano, Mutis sí era conocedor de los intereses de la corona española, y se aprovechó de ello para poder realizar su trabajo investigativo. Durante varios años le estuvieron pidiendo de España que enviara sus informes sobre la quina y sus propiedades, sobre la manera de cultivarla y explotarla. El demoró estos informes o enviaba datos incompletos, aduciendo que estaba trabajando sobre el asunto y que “ya casi voy a terminar”. Mientras tanto realizó con su equipo de ayudantes los inventarios, clasificación, análisis y dibujos de las especies vegetales. Primero en La Mesa y luego en lo que quedaba del arcabuco (bosque) de los primitivos Panches en Mariquita. De lo que no fue consciente Mutis, es del aporte que hizo a las teorías biológicas y botánicas que influyeron sobre las teorías arquitectónicas que se debatieron durante el siglo XIX. Linneo era un botánico de laboratorio, que se inventó un
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y la Arquitectura Orgánica
método de clasificar las plantas, que como es lógico, resultó ser un poco arbitrario, ya que en el laboratorio se conocen las especies pero no el medio natural de donde se obtuvieron. El recibía en Europa las plantas, dibujos y descripciones que le enviaban Mutis y los miembros de las otras expediciones y las iba clasificando según sus órganos sexuales. Mutis que se embarraba y se arremangaba la camisa para trabajar, ordenaba las especies según el clima, la altura, latitud, y morfología, es decir de acuerdo a su medio natural. Esta clasificación le gustó mucho a otro botánico que vino por esa época a la Nueva Granada de apellido Humboldt, quien compartió y admiró el trabajo que se estaba realizando. Humboldt después de intercambiar experiencias con Mutis regresó a Europa con una cantidad de ideas respecto a la clasificación de las especies y otras como por ejemplo la descripción de los puentes colgantes que los indios fabricaban con bejucos que inspiraron a los ingenieros para la invención de los puentes con cables de acero. Peter Collins en su libro Los ideales de la arquitectura moderna nos cuenta: “La teoría biológica de Alexander von Humboldt se oponía a los métodos académicos de Linneo, y sugirió una clasificación de las plantas de acuerdo con el clima en el que se encontraban, más que de acuerdo con características determinables en el museo”. Decía Humboldt que cada latitud posee la fisonomía natural particular de cada paisaje y las plantas se corresponden entre si y con el “entorno”. Estas ideas a su vez influyeron en la teoría de la evolución de Darwin y en los arquitectos que empezaron a ver que había unas edificaciones que estaban muy de acuerdo con el medio natural en donde se encontraban, mientras que había otras que “chillaban” con él. Los acalorados debates teóricos que se dieron entre los arquitectos durante la segunda mitad del siglo XVIII y durante el siguiente, se iban alimentando argumentalmente con los avances, retrocesos y descubrimientos que se daban en el campo de la investigación de las ciencias naturales. Y como este tema es tan extenso, me voy a referir solo a algunas de las acepciones de la palabra “orgánico” que se han utilizado en arquitectura, basadas en las analogías biológicas. De todas maneras en el libro que cité atrás se encuentran casi todas, por si alguien quiere profundizar en el estudio de la teoría arquitectónica. El arquitecto Louis Sullivan de la ciudad de Chicago fue un estudioso del biólogo H. Spencer: Así como las partes de una planta responden a la función que desempeñan: la hoja ancha y orientada al sol para realizar la fotosíntesis, el tallo tubular delgado sirve de conducto de los líquidos alimenticios; un edificio también debe “expre-
sar” las diferentes funciones que desempeña. En la foto vemos dos edificios, uno de Sullivan y otro en Ibagué, en donde el cambio en la fachada insinúa que dos actividades distintas ocurren en su interior. En el caso de nuestro edificio, la parte inferior está destinada a oficinas y la superior a viviendas. El arquitecto Alvar Aalto que trabajaba al norte Europa, hacía otra forma de arquitectura orgánica: la que se integraba al paisaje y a la tradición constructiva de esa región, aunque sus edificios son muy modernos, respiran el ambiente de los países nórdicos por utilizar los materiales locales, la fría piedra y la cálida madera. Además la forma y volumen de sus construcciones no sigue la ortogonalidad racionalista de la primera arquitectura moderna sino que se adapta a la topografía o a las necesidades de asoleación de sus edificios, o sea que tienen una FORMA orgánica. No sobra recordar que las construcciones en Bahareque y hojas de palma de nuestros antepasados prehispánicos eran totalmente orgánicas en casi todos los significados que se le puedan atribuir a este término. Así como los organismos vivientes crecen de adentro hacia afuera, el proceso de diseño que usaba el arquitecto Wright, partía de la creación de los espacios interiores de la vivienda, para finalizar con el diseño de la envolvente y los volúmenes que generaba el estudio del espacio interior. Wright escribió: “Por arquitectura orgánica entiendo la que se desarrolla de dentro hacia afuera en armonía con las necesidades, diferenciándose de la que se aplica desde el exterior”. Primero concebía al pollito y después le colocaba la cáscara, no como hacen algunos arquitectos posmodernos y estudiantes de arquitectura que primero diseñan el volumen del edificio (la cáscara) y después le embuten como puedan el programa de un proyecto arquitectónico. Lo que me recuerda un cuento del arquitecto Rem Koolhas, según el cual un personaje, una especie de Frankenstein, diseñó una cama a la cual se adaptaba a todo el mundo: si el cliente no cabía pues le cortaba la cabeza o las piernas. Respecto a la discusión entre los arquitectos modernos y los posmodernos sobre si la forma está antes o después de la función, el botánico Lamarck escribió lo que se convirtió en un argumento de los modernos: “No fueron los órganos -es decir la forma y carácter del cuerpo del animal- los que hicieron sus hábitos y propiedades peculiares, sino que, por el contrario, los hábitos y manera de vivir y las condiciones de vida de sus antepasados fueron los que con el paso del tiempo hicieron las formas de los cuerpos, los órganos y sus cualidades”. Por último debemos aprender de la Expedición Botánica y de Mutis quien, aunque nació en España, era más patriota y defendía los intereses de los neogranadinos mejor a como lo hacen los actuales gobernantes que pretenden entregar nuestras riquezas naturales al imperio, usando los leoninos tratados de libre comercio.
“Por arquitectura orgánica entiendo la que se desarrolla de dentro hacia afuera en armonía con las necesidades, diferenciándose de la que se aplica desde el exterior”
* Arquitecto (http://usuarios.lycos.es/arquibague/) www.elnuevodia.com.co>Léalo.
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Aquelarre. Carta del editor
Gloria Cepeda Vargas (Escritora colombiana)
Las estrellas de diciembre Las estrellas de diciembre vienen del mar transparentes como globos de cristal las estrellas del diciembre de Caracas huelen a lo que huele el mar.
Por Julio César Carrión Castro*
Ante la precariedad teórica y conceptual que, con respecto a nuestra historia, se vive en el actual mundo universitario, subordinado al imperio de las modas, a la manipulación mediática y a los estragos del pensamiento único que promueven los organismos nacionales e internacionales de poder. Con profesores, académicos e intelectuales entregados a la cómoda indiferencia, a la pasividad y a la mansedumbre, cuando no al trepadorismo y a la estrategia oportunista de la renuncia acrítica a todo tipo de ideales; con la presencia de sectores populares envilecidos, que literalmente marchan conformes tras sus opresores; con una juventud comprometida solamente con el consumismo, la venta de sí misma y un oneroso presentismo que les impide ver hacia el futuro. En este decadente ambiente intelectual y político, queremos insistir en la validez de esa conciencia utópica e independentista que siempre caracterizó a nuestra América Mestiza. Nuestro propósito es restablecer entre las juventudes universitarias el proceso de construcción de una reflexión crítica y plural que, fundamentándose en los estatutos del pensamiento emancipatorio acumulado -por varios siglos de reflexión y de acción política y social-, pueda ayudar a contrarrestar las maniobras transculturizadoras que se imponen por sobre la identidad latinoamericana. Aun conscientes de que toda selección es arbitraria, porque siempre los excluidos son más que los caprichosamente preferidos, hemos decidido presentar esta muestra de expresiones rebeldes que, al abrigo de sueños y utopías, se han ido forjando cuidadosamente en la América Latina. Se trata de un mosaico de “intelectuales integrales”, consecuentes y comprometidos, quienes cobijados por la ferviente pasión del patriotismo -entendido no como esas lacrimosas emociones que incitan a fatuas lealtades grupales y al unanimismo de rebaño, sino como clara manifestación de los intereses libertarios de los pueblos-, han estado insistiendo permanentemente, con honestidad y clara conciencia anticipatoria, en la vindicación de nuestras naciones. Intelectuales insumisos, insurrectos, rebeldes y hasta desesperados, que han desbrozado con sus ideas y sus comportamientos, caminos de esperanza. Esos postulados, contestatarios e incluso subversivos, se inauguran con la repulsa expresada por Fray Bartolomé de las Casas en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias de 1552, donde se hace el recuento de las atrocidades cometidas en el nombre del Cristianismo y de la Corona Española, a lo largo y ancho de la geografía del Nuevo Mundo. Allí, como en la Divina Comedia del Dante, se nos muestran las razones del descontento y de la ira de estos pueblos conquistados y colonizados por “insignes carniceros y derramadores de sangre humana” que dieron a nuestros aborígenes un trato que ni siquiera estaba al nivel del que se da las bestias, pues los indígenas, a quienes se les negaba hasta el alma, eran considerados “como menos que el estiércol de las plazas”, y el único interés que movía a los recién llegados, era la búsqueda del oro y las riquezas. Codicia y ambición luego heredada por otras metrópolis, y peor aun, por las propias oligarquías vende patrias de las nacientes repúblicas supuestamente independizadas. Se vivió luego una dolorosa etapa -antecedente de la “independencia” y que la historiografía oficial retoca y edulcora-, de guerras y confrontaciones al poder, a ese poder establecido primero en el nombre de Dios y después encarnado en “el derecho y sus instituciones”. Insurrecciones que se inician con las protestas y levantamientos de las “gentes de color”, indígenas, esclavos y comuneros, como Tupac Amaru en las tierras del Inca, José Antonio Galán en la Nueva Granada y la de los negros esclavos de Haití que erigieron www.elnuevodia.com.co>Léalo.
el primer país libre de América, en lucha contra Francia, la orgullosa cuna de las “libertades” y madre pudorosa de los “derechos humanos”. Luego tendríamos toda esa historia negra de represión y de persecución a los movimientos populares, de criminalización y judicialización de la protesta. Historia que no cesa y se mantiene, al amparo de vacuas ideologías y mentirosos conceptos, que siempre han estado al servicio del poder. Pero la América Latina insurgente y revolucionaria, también ha persistido. Aquella América creada por la imaginación de Simón Bolívar, preclaro precursor del antimperialismo, hoy se yergue con sus guerreros, con sus intelectuales, sus masas populares y sus inmortales héroes -como Emiliano Zapata, Augusto César Sandino, Ernesto “Che” Guevara o Salvador Allende-, a pesar de la fragmentación territorial, económica y administrativa, superando vagas nociones y viejas teorías eurocéntricas -la ideología de la Ilustración entre otras- y las acechanzas, ultrajes y pretensiones imperiales del peligroso vecino, que en sus ansias de hegemonía, empleando inversiones e invasiones, y esgrimiendo engañosas tesis como las de la doctrina Monroe, la “política del gran garrote”, el llamado “destino manifiesto”, el “Big brother”, la farsa sangrienta de la “ayuda” que representó la “Alianza para el progreso” o fungiendo hoy como distribuidor imperial de los derechos humanos, muestra sus reales intenciones de constituirse en policía del planeta. Todas estas nuevas expresiones y elaboraciones teóricas y discursivas que presentamos, han sido defendidas durante los varios siglos de explotación, de colonialismo, de neocolonialismo y de indebida injerencia sobre nuestras frágiles e inciertas soberanías y nacionalidades, obedeciendo a las diversas lógicas epocales y generacionales, pero signadas siempre por la impronta de la angustia, por la euforia, por el amor patrio y los irreversibles anhelos integracionistas y unitarios, con la precisión bolivariana de que “para nosotros la patria es América”. Estos propósitos de reorientación y reordenamiento cultural y político buscan, como lo hemos dicho, convencer a la juventud y a todos esos “hombres-ciudad” del naciente siglo XXI de que, como dice Alejo Carpentier, “tienen el deber ineludible de conocer a sus clásicos americanos, de releerlos, de meditarlos, para hallar sus raíces, sus árboles genealógicos de palmera, de apamate o de ceiba...”. Y, comprendiendo los profundos imaginarios colectivos y el realismo mágico de lo latinoamericano, puedan desengañados ya de pretendidos universales ideológicos como el “progreso”, la “soberanía”, la “democracia” o los “derechos humanos para todos”, enfrentar con renovado idealismo la construcción de la utopía americana, que inventaron y soñaron los colosos de nuestra identidad. Hoy, cuando languidece en los estertores del fracaso la farsa democrática inventada por las oligarquías y los imperialismos, esa democracia fascista ya mundializada, que honra a los victimarios -sicarios, paramilitares, genocidas o grandes capitalistas-, mientras degrada y humilla, aun más, a las clases populares, debemos entender como lo dijera José Martí, que “Bolívar tiene que hacer en América todavía”. * Director Centro Cultural Universidad del Tolima. Director de la Revista Aquelarre.
¡Cómo brillan en el hondo firmamento! ¡Cómo giran en el viento! ¡Cómo en círculos de espuma que no es dado percibir nos enseñan el abscóndito misterio del nacer y del morir! Sobre el Ávila que guarda la ciudad las estrellas de diciembre se levantan y nos dejan en los labios sabor de sal. Más allá del impalpable alhelí más allá de la menguada arboladura del ¿dónde voy? ¿qué hago aquí? Las estrellas han venido emergiendo del abismo que respira detrás del verde alminar ¡Qué lejanas! ¡Qué imponentes! ¡Qué inasibles esas flores tan azules que en la clara soledumbre de la noche retan nuestra desnudez y nimiedad! No sabemos quiénes somos esta noche de diciembre mientras caen en los cerros de Caracas las estrellas que han venido desde el mar. Caminando Ayer anduve toda la tarde. El cielo oscuro era pequeño y quieto los árboles de siempre los viejos de sombreros arrugados la esquina de los cines -rostro de caramelo contraído sobre las losas grises de la tarde¡Todo era tan distante! Anchos pliegos de cera derretida al paso trepidante de los buses y mis manos jugando a no encontrarte en este laberinto de Caracas a las cinco, de rojos y amarillos en las mujeres que huyen extraviadas en los hombres clavados en la acera jugando a no mirarte comiendo chocolate de ceniza rompiendo las vidrieras tomándome a hurtadillas el último destello del cielo de las cinco jugando a no escucharte tratando de quitarme de las suelas mojadas las últimas estrellas.
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Alberto Ruy Sánchez,
Muchos de los lectores de las obras de Alberto Ruy aseguran que son ideales para leer en la cama. Fotos Marina Maldonado / Colprensa / EL NUEVO DÍA Por Sergio Villamizar D*
“La mano de fuego” es la quinta obra con la cual cierra su saga sobre el deseo.
L
Bogotá, Colprensa
chando historias y nutrirse para un nuevo proyecto. Todo con el fin de dejar un verdadero legado literario sobre el deseo. La trama de estas historias se desarrollan en una de las más bellas poblaciones de la costa atlántica de Marruecos, Mogador, el escenario ideal para dejar fluir el deseo sin culpas y sin rasgos de pecado alguno.
as últimas dos décadas de la vida de Alberto Ruy Sánchez han girado en torno al deseo. Se la ha La saga del deseo - “La mano del fuego” es el quinto libro de pasado escuchando pacientemente y al detalle historias de mujeres y hombres que se han deja- una saga de novelas. ¿Cómo ha sido el desarrollo do llevar por el deseo. Algunos con éxito, otros con y gestación de esa saga? Ha sido mi vida. He dejado pasar varios años desdichas, pero siempre dispuestos a volver a inentre novela y novela, porque cada una tiene una tentarlo. Con este material, apoyado por una intensa in- arquitectura especial para hablar sobre el deseo, en vestigación bibliográfica, Ruy inició la arquitectura cada uno de los elementos de la naturaleza, terminando donde debía, con de una serie de libros, saga el fuego. que este año llegó a su final Fui encontrándocon “La mano del fuego”, la me con los elementos quinta de estas novelas, del deseo en el aire, el también conocida como “El agua, la piel de la tierra, Kamasutra involuntario”. hasta llegar al tacto, Una labor agotadora en con un libro que se titula construcción de cientos la “La mano del fuego”, de páginas sobre la expero que dentro de mis ploración del deseo y sus lectores a adoptado el equívocos, que empezó con nombre “El Kamasutra la primera novela, “Nueinvoluntario”. ve veces el asombro”, “Los Es curioso, pero nombres del aire”, siguió aunque 20 años no son con “En los labios del agua” poco y ya estoy viejo, y “Los jardines secretos de siempre que termino Mogador”, para finalizar un libro siento que es con “La mano del fuego”. preparación para el siTodo lo hace sin afán. guiente libro, porque Escribe una novela, la deja aprendí algo que no sacircular mientras viaja por El deseo ha sido el tema constante en la obra de Alberto Ruy Sánchez. bía. el mundo para seguir escu-
escritor de los rituales del deseo - ¿Desde el comienzo tenía clara la saga del deseo? Sí. Tenía una arquitectura planeada, preocupándome de que dicha estructura no limitara las novelas. Como suele suceder, la vida se me metió con más fuerza y vitalidad de lo que yo había planeado. Desde el primer libro empezaron a aparecer muchas voces de personas que me escribían con sus historias. Me di cuenta que para cada libro era necesario dejar un espacio entre novelas para que se encontraran muchas voces y poder escribir más cercano a mis lectores. - Entonces. ¿Existe una relación muy cercana con sus lectores? Ellos son pieza fundamental en la escritura de estos libros. Además, me animaron mucho para seguir esta ardua tarea, al contarme historias y anécdotas entorno a la lectura de mis novelas. Una de ellas, es que mis libros les ha servido para encontrar las palabras necesarias para declarar un amor o manifestar un deseo. En el libro anterior (Los jardines secretos de Mogador), en la portada, aparece una chica con un tatuaje. Pues esto en México se ha puesto de moda y me envían fotos de ellas con sus tatuajes en diferentes partes del cuerpo. Algunas de ellas no podría publicarlas, pero todas muy bellas. - ¿El deseo se ha transformado en el ser humano? El deseo es el mismo, y si cambia es por las circunstancias sociales. En los países donde está el fundamentalismo, por ejemplo, el deseo es clandestino, prohibido en espacios sociales, pero eso no significa que no exista. Allí, las mujeres lo desarrollan en espacios íntimos, generando una forma de deseo distinta a la nuestra. Pero no si sólo miramos la época de nuestros abuelos, quienes se excitaban al ver un tobillo o parte del cuello, pues vemos que nosotros hemos camwww.elnuevodia.com.co>Léalo.
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Ibagué, septiembre 28 de 2008
biado nuestra forma de ver el deseo.
El señor de los sentidos
- En “La mano del fuego” el tacto es el protagonista... Quería finalizar con el tacto como protagonista, al ser una dimensión que incluye a todos los demás sentidos, sustituyendo funciones, porque puedes ver y oler con las manos. Por eso, el protagonista es un alfarero, creador de arte a través de las manos, quien por su oficio no ha olvidado el poder de los sentidos. En una primera línea está un personaje que trata de escribir un Kamasutra, mientras conoce a un alfarero que no se propone escribir nada, pero que termina haciendo “El Kamasutra involuntario”, aplicando todo lo de su oficio a su vida intima con su pareja. Todo el oficio del alfarero es metáfora del erotismo. Un oficio relacionado con el fuego. Qué mejor metáfora para el amor. La otra idea es sobre lo que la gente piensa en los manuales para el amor, donde presenta más de coreografía que posiciones estáticas. Es como bailar. - ¿Siente que el ser humano ha olvidado el uso de sus sentidos? Parte de la inscripción de las sociedades en la modernidad se ha formulado como una desaparición de las diferencias y también una prioridad del contenido sobre la forma. Esto tiene que ver con el auge del protestantismo como civilización. A veces es visto como antiguo o antimoderno este tipo de manifestaciones, como la importancia del tacto, pero es nuestro destino el defender las dimensiones de la vida que la modernidad nos castra, como el propio derecho al deleite del tacto. - ¿Qué tanta investigación requiere este tipo de trabajos? Siempre hay áreas que faltan. Yo
hice una investigación sobre el erotismo en las mujeres embarazadas. También reuní personas para preguntarles quién era su mejor amante. El peor de una era el mejor de la otra. Fue bastante interesante.
Manuales del amor
- ¿Cree en los manuales para el amor como el Kamasutra? El Kamasutra se escribió para dar unos consejos básicos, comenzando tocando el tema de la incompatibilidad, el tamaño de los cuerpos y las mejores formas para evitar lastimar a la pareja. Es una guía de solución de problemas prácticos. La diferencia está en que el Kamasutra propone una dimensión espiritual, la misma que aparece en mis novelas, porque el amante hace un ritual cuando hace el amor, como si fuera una oración, donde la amada se convierte en una diosa. Esa sacralización de la persona amada es algo que está implícito en los verdaderos manuales del amor más interesantes, en especial los más antiguos. - Al finalizar la saga, y haber pasado 20 años inmersos en ella. ¿Cómo ve la obra en su totalidad? Me siento tranquilo y satisfecho, en especial a ver que son novelas de mucha relectura. Son libros que se pueden releer en su totalidad o por partes y se puede disfrutar. Me encanta cuando me dicen que son libros que se leen en la cama. Las parejas se leen fragmentos, que es algo que no planeas cuando lo escribes, pero es maravilloso que suceda. También he conocido a psicólogos de pareja que hacen terapias del deseo con mis libros, y al final, envían a la pareja a Mogador, en Marruecos. - Luego de la saga. ¿Qué escribirá? Encontré la historia de una mu-
Ahora trabaja en la historia de amor entre la secretaria privada de Trosky y su asesino.
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La palabra Feligrés del día
“La mano de fuego” es la quinta obra con la cual Alberto Ruy finaliza su saga literaria sobre el deseo.
jer que en 1938 fue seducida por un hombre, quien solo la quería para acercarse a un personaje histórico: Trosky. Esa historia no se ha contado, pues esa mujer no era bonita, no había tenido éxito con los hombres y de pronto llega un galán que se las daba de Playboy y es su gran amor por dos años con el fin de asesinar al jefe de
ella. Lo curioso, es que dicho agente ruso enviado por Stalin, era mandado por su mamá, quien era su superior en la organización. Es una historia de amor y de dolor, pues ella fue internada en un instituto de salud mental, y sólo 20 años después, cuando el asesino salió libre, ella volvió hablar del hecho.
Feligrés es aquel que asiste y participa en los cultos de una determinada iglesia (en el sentido de templo o parroquia). Esta palabra apareció por primera vez en nuestra lengua en el siglo X, bajo la forma filiigleses y con su forma actual en 1245. Proviene del bajo latín fili eclesiae (hijos de la iglesia). En esta expresión fili eclesiae, la segunda palabra es la forma vulgar del genitivo el genitivo eccleasiae, procedente del griego ekklesia (asamblea) . En portugués la palabra adoptó la forma freguês, que se refiere no sólo a los fieles de una iglesia, sino también a los clientes habituales de un determinado comercio.
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