ENTREVISTA
REVISTA TDH 2015
PAG24 30/10/2015
17:31H
A ENTREVIST
JEAN-LUC IMHOF Responsable de Programas de África del Oeste de Terre des hommes-Lausanne
“una familia sin recursos en África acaba poniendo a sus hijos en una situación de vulnerabilidad a merced de su empleador”
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TDH: De acuerdo con el plan estratégico actual de Tdh para África, ¿en qué grandes áreas temáticas se van a centrar vuestros proyectos? R: Actualmente, trabajamos reforzando el sistema de protección de la infancia, concretamente protegemos a los niños y niñas acompañando a los que están en situación de movilidad y en procesos de migración, así como en conflicto con la ley con proyectos de Justicia Juvenil Restaurativa. Respecto a la salud materno-infantil, lo que hacemos es apoyar al Estado en el refuerzo del sistema de salud para mejorar las condiciones de higiene, agua y saneamiento y el acceso de las familias a los centros para que tengan una adecuada asistencia. Paralelamente, de acuerdo con la experiencia de Burkina Faso, nuestro deseo es incorporar la seguridad alimentaria en los proyectos de protección y salud. TDH: La estenosis caústica afecta en Guinea Conakry a cientos de niños y niñas cada año. Por esta razón, estáis realizando una gran campaña de sensibilización para familias y sobre todo, madres, que trabajan con esta sustancia tóxica. ¿Qué acciones concretas son las más efectivas y qué avances se han hecho hasta la actualidad? R: La sensibilización mediante spots televisivos está permitiendo a la población identificar los síntomas y conocer qué deben de hacer cuando detecten un caso. Una respuesta rápida permite al niño o a la niña cuidados médicos inmediatos y evitar una malnutrición que complicaría el tratamiento. Así mismo, se ha donado material médico para que lleven a cabo las operaciones que son necesarias en los casos más graves. TDH: Desarrolláis varios proyectos sobre protección de menores migrantes no acompañados. ¿Cuáles son los peligros a los que los niños y niñas deben hacer frente? y ¿cómo trabajáis en la protección de esos menores durante los desplazamientos? R: La migración es un fenómeno muy complejo, amplio e importante en África occidental. Gran parte de nuestro trabajo pasa por informar, formar y acompañar al personal estatal (social, de justicia, seguridad e interior) en la >>
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Tras veinte años de trabajo dedicados a Terre des hommes, Jean-Luc se declara un apasionado de retos en los que haya que lidiar con el Estado para mejorar la situación de niños, niñas y adolescentes. Jefe de delegaciones como Guinea o Benin, como coordinador de proyectos en Ruanda puso en marcha un centro de reeducación para menores de 14 años acusados de genocidio. Actualmente, es responsable de Programas de África del Oeste y, desde Lausanne (Suiza), coordina más de veinte proyectos de las delegaciones que le han visto crecer como profesional. Por LAURA SORIANO y ELSA MOYA
prevención de las migraciones de riesgo, en la preparación de un proceso migratorio seguro y en un entorno protector para esos menores. Es fundamental entender los mecanismos existentes y las medidas de protección de las comunidades respecto a estos menores. Tierra de hombres les acompaña para consolidar un entorno protector para los niños y niñas en movilidad. Por ejemplo, los menores migrantes conocen mejor su destino final y su proyecto personal. Gracias a nuestro trabajo, tienen un conocimiento sobre la comunidad de acogida e incluso un número de teléfono para acudir al centro adecuado que les proteja. TDH: Uno de los proyectos que tiene mayor impacto en España es el de las "Petites Bonnes" en Mauritania. En el marco de este proyecto, se lucha contra la explotación laboral de las niñas en el servicio doméstico que, además, son maltratadas e incluso a veces violadas e injustamente acusadas de robo. ¿Cómo llega el proyecto a reintegrar a estas chicas? R: El proyecto tiene como objetivo detectar a estas niñas en situación de explotación laboral y buscar una salida a su situación de vulnerabilidad. Negociamos tanto con los empleadores (explotadores), como con la familia que ha enviado a su hija a esa casa y con las autoridades locales. Se trata de una gestión para desarrollar un mejor proyecto personal para las niñas. Una de las demandas más solicitadas por las víctimas de explotación laboral es aprender a leer y a escribir. Se organizan por tanto clases de educación informal para posteriormente, mejorar su integración en el sistema escolar. TDH: ¿Cómo podemos evitar que las niñas se vean en esa situación cuando es su familia la que las envía a trabajar a las ciudades? R: Se trata de una realidad ligada directamente a la pobreza. Es difícil para una familia conservar a sus hijos e hijas de cara a la gestión cotidiana (educación, salud, alimentación). Es bastante evidente que enviar a sus hijas a esas casas reduce esa carga y ofrece esperanzas de ingresos y de educación. El problema es que la ma-
yoría de las veces no son conscientes de dónde van a parar sus hijas y en qué situación van a estar. Una familia sin recursos en África acaba poniendo a sus hijos a merced de su empleador en una situación de vulnerabilidad. El fenómeno de la explotación de menores trabajadores debe ser combatido desde los gobiernos. La sociedad civil y las ONG hacen un importante trabajo recordando esta obligación pero los progresos son milimétricos. TDH: ¿De qué forma se puede cambiar la cultura de un país en el que la sociedad permite sacrificar la educación de los menores para que trabajen y proporcionen recursos a sus familias? R: El cambio se realizará mejorando las condiciones de vida y reduciendo la pobreza. En una sociedad que acaba de salir de la esclavitud tradicional sustituyéndola por una esclavitud moderna, es preciso entender que los padres, como los niños y niñas, tienen el reto de no volver a caer en el mismo sistema de sometimiento a los amos. Estos últimos se hacen cargo de ellos para su alojamiento, alimentación y ciertas cargas sociales. Una forma de establecer una esclavitud disfrazada de trabajo remunerado. TDH: El proyecto "AME-Viaje hacia la vida" se lleva a cabo en Guinea, Mauritania, Benin, Marruecos, Senegal y Togo. Con el fin de evitar la separación entre la familia y el niño cuando debe de viajar a Europa para ser operado, ¿no se deberían promover más proyectos que reformasen y fortaleciesen los sistemas de salud de los países y la capacidad de sus profesionales? R: Las misiones quirúrgicas entre los centros hospitalarios de Lausanne y Ginebra que se desarrollan anualmente en Benin y Senegal son proyectos reales. Las infraestructuras y las competencias se confirman para llevar a cabo operaciones conjuntas. En lo que respecta al refuerzo del sistema sanitario de países como Mauritania, Guinea, Mali, Burkina Faso, Togo, no es factible en este momento. Ni el sistema sanitario, ni el personal están cualificados. En los últimos años se ha vivido el desmoronamiento de sistemas sanitarios de Sierra Leona, Liberia y
Guinea por el Ébola. Numerosos países de esta zona dedican menos de un 5 % de su PIB anual a su sistema sanitario. TDH: En Togo, se lleva a cabo, entre otros, el proyecto "Protección de niños y niñas víctimas de trata y abuso" dentro del cual, Terre des hommes ha creado una red de familias de acogida. ¿Cuál es el funcionamiento de esta red? R: Esta red de familias de acogida ha sido formada en colaboración con el Ministerio de Acción Social. Las familias asumen los gastos y se ocupan de los menores entregados por Acción Social que han pasado por el Centro Nacional de Tránsito. Los menores suelen tener entre 7 y 14 años y han sido víctimas de explotación o maltrato. Antes de reintegrarse en sus familias y en las comunidades de origen, los niños y niñas se benefician de un entorno de protección que les permita reconstruir sus vidas dentro de una familia amable y atenta durante varias semanas. Una vez que el menor ha recuperado la confianza y ha desarrollado su proyecto personal con la ayuda de los trabajadores sociales, se organiza la reintegración TDH: ¿Cuál es el mayor logro alcanzado por Terre des hommes en la lucha contra la trata y contra la explotación de niños en Togo? R: El traspaso al Gobierno del Centro Oasis (refugio para los niños víctimas de explotación, trata y maltrato) que ha sido gestionado durante más de diez años por Tdh. Pocos estados expresan la voluntad de retomar una estructura gestionada por una ONG. En un proceso de transferencia progresiva de poderes al Gobierno, ha sido necesario trabajar tres años para la transferencia definitiva. Desde 2012, el Centro es gestionado exclusivamente por el Ministerio de Acción Social. El centro acoge a todos los menores durante un corto periodo. Dependiendo de las circunstancias, una alternativa de apoyo está dirigida a las organizaciones no gubernamentales que tienen centro de acogida e incluso hacia el propio Tdh que cuenta con una red de familias de acogida.
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