AME-Viaje hacia la vida
REVISTA TDH 2015
PAG14 30/10/2015
17:31H
Atenciones Médicas Especializadas -“Viaje hacia la vida”
20 años de cadena solidaria Fátima, Ibrahima, Moha, Hawa, Ismail, Francoise, Clarisse, Abbas, Mamadou, Tresor, Thiam, Ramata, Souhaila, Loris, Yassine, Hiba, Aminetou, Samir, Basitu o Stelle son algunos de los 686 niños y niñas que han recibido tratamiento en España gracias a "Viaje hacia la Vida" y a la gran cadena solidaria creada en torno a este programa sanitario. Algunos hoy son jóvenes que están empezando a construir su propia vida, recuperados de la enfermedad que padecían; otros, debido al deterioro de su estado, no lograron superarla pero muchos aún esperan su oportunidad para disfrutar ese derecho que todo niño y niña debe tener: la salud. Por ELSA MOYA Y LIDIA VILLANUEVA
F
lorence Juliette, una pequeña de 7 años, llegaba a Madrid en 1995, convirtiéndose en la primera beneficiaria del programa "Viaje hacia la Vida" de Tierra de hombres-España. Gracias al acuerdo de colaboración que la Fundación firmó con Sanitas, Florence pudo ser operada de una grave cardiopatía en el Hospital La Zarzuela. Tras pasar varios meses de post operatorio con una familia de acogida en Madrid, "la niña azul", como se la conocía por los síntomas que muestran las personas que padecen tetralogía de fallot, regresó a Benin con su familia biológica.
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Lamentablemente, su corazón estaba tan cansado que al poco tiempo murió, pero la Fundación Tierra de hombres no desistió en su empeño e ilusión por devolver la salud a otros niños y niñas, y hoy, con un 99% de éxitos, son ya 686 los menores que han podido recibir un tratamiento en España. Cuando aterrizan en el aeropuerto, casi todos los niños y niñas lo hacen con miedo. Su cara asustada ante un país y unas personas desconocidas con las que tienen que marcharse, suele ser común en sus primeros días. Aunque
hay algunos, como Seydou, que muestran su pillería desde el minuto uno: "Cuando llegó al aeropuerto, apareció en silla de ruedas y pensamos que ni siquiera podía caminar, pero la voluntaria que le acompañaba nos dijo que nos estaba engañando porque había estado dando saltos aunque tuviera los pies zambos. Ahí ya descubrimos que era un terremoto", cuenta Juan Carlos, su padre de acogida. Para que los niños y niñas se integren lo antes posible, las familias se las ingenian para adaptarse y hacerles sentir bien. Por ejemplo, cuando Fátima llegó, no quería dormir en la cama porque estaba >>