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Koń, o sea, caballo Julia Kempa
KOŃ, O SEA, CABALLO
JULIA KEMPA
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¿Alguien podría imaginarse la historia de La pregunta sería, si el caballero polaco encontraría Polonia sin Kasztanka de Piłsudski, recuerun lenguaje común con el gaucho argentino. dos escolares sin “Nasza szkapa” (libro de Cómo es el caballo, todos lo ven Maria Konopnicka), o un mapa de Polonia sin Janów Podlaski? ¿Quiénes hubieran sido los Esta frase proveniente de la primera encicloSármatas, los ulanos, los húsares o el ejército polapedia polaca del siglo XVIII puede provocar nuestra co sin el caballo? ¿Y sin ellos, Polonia? Tendría que sonrisa, pero también lleva consigo la prueba de que ser el caballo, no el águila quien debería aparecer en el caballo en la antigua Polonia era el acompañante nuestro escudo nacional. Fue sobre un caballo que cotidiano siempre presente tanto para el trabajo coel polaco luchó por su patria, así como el gaucho mo en el campo de batalla, un compañero de sus argentino sobre su corcel criollo por la independendueños en las buenas y en las malas, de modo que el cia de Argentina. Y ¿qué hubiese sido de la pampa autor de la enciclopedia no vio la necesidad de cual–las más grandes praderas del mundo–sin los gauquier aclaración de esa definición. Si hasta un analchos y sin los caballos? Sería curioso contar si apafabeto, o quizás sobre todo él, el cuidador de cabarecen más caballos en “Pan Tadeusz” o en la epopellos en las caballerizas de los nobles, conocía lo que ya nacional argentina “El Gaucho Martín Fierro”… significa el caballo. Esta presencia universal del
Los aperos es todo el equipamiento que puede tener un caballo. En la antigua Polonia solía ser muy adornado y valer lo mismo que el caballo. Un caballo ricamente ornamentado solamente podía pertenecer a magnates o la nobleza.
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caballo en los últimos cien años permaneció hasta hoy gruesas botas de cuero en las regiones frías. De hecho quizás solo en la cultura polaca en la cual emerge la cada región de Argentina puede lucirse con su propio figura del caballo como un ser extremadamente valoratraje tradicional, con dibujos típicos cosidos en los pondo. Como dice un dicho polaco, al caballo regalado no chos y pañuelos. Cada elemento del traje de los gause le miran los dientes, ya que él es de por sí un muy chos, junto con los ornamentos de los caballos, en esta valioso regalo, o sea que no corresponde revisar en qué cultura son hechos a mano: monturas, espuelas, cuchimedida el regalo podría ser lastimado por el paso del llos con el mango labrado, rebenques, correas de cuero, tiempo (la edad del caballo se verifica por el examen de cinturones con incrustaciones de metal, protectores essu dentadura). Sin embargo, regalar a alguien un caballo peciales para piernas y caderas, estribos, bridas, cabezacon los aperos es gratificarlo con el mejor premio. Los das. En esta cultura nada tiene la etiqueta “Made in Chiaperos es todo el equipamiento que puede tener un cana”. Aquí, al montar un caballo, realmente se obtiene el ballo. En la antigua Polonia solía ser muy adornado caballo proverbial con los aperos de cuero hechas y valer lo mismo que el caballo. Un caballo ricamente a mano, bellamente terminadas con metal, cobre o inornamentado solamente podía pertenecer a magnates cluso plata. Y las cabezadas viejas y usadas, en lugar de o la nobleza. En estos días, todos los estribos, montuir a los museos, terminan en los mercados de pulgas en ras, cabezadas, pretales, arneses dorados, plateados, busca de nuevos dueños. En Argentina la economía incrustados con terciopelo, apoyada en gran medida en bordados con hilos de oro el trabajo de los caballos solo los podemos admirar en los museos como objetos „En Polonia la raza en el pastoreo del ganado, demostró que si se trata del de exposición o en cuadros de antiguos campeones. En de caballos hucuł es caballo, su historia es más bien contemporánea. Desde la actualidad, el cabalgante el momento en el que el deportista o recreativo puede también adornar su cabala que más se parece, caballo traído por los conquistadores españoles se llo ostentosamente, sin embargo, desde los tiempos de en varios aspectos, al adaptó a estos terrenos y comenzó a ser usado por “Pan Tadeusz” la moda en los aborígenes, desde el las cabalgatas evolucionó del mismo modo que la mocaballo criollo” momento en que surgió la raza de caballos criollos da de las carreras, al igual y la independencia de Arque la propia idea de cabalgentina, poco ha cambiado. gar. Como en casi todo el Viejo Continente, junto con la Los gauchos en sus caballos arrían el ganado en las revolución industrial, en Polonia el caballo de ser el pampas o las manadas de ovejas en la Patagonia o en acompañante en la vida diaria, en el trabajo en el campo los Andes. y en las batallas, se convirtió simplemente en un comCaballo de silla versus criollo pañero en la recreación, o sea, en el deporte. No obstante, un jinete contemporáneo sigue poniéndose las botas Argentina es nueve veces más grande que Polotipo soldado (en polaco oficerki), como si fuera un nia. El espacio y las distancias siempre provocan enorulano yendo a la guerra. Una vez más en el espíritu pomes impresiones en los recién llegados de la pequeña laco se conservó la historia, porque fue justo en la tradiy apretada Europa. La amplia pampa y libertad definen ción de la caballería de preguerra donde se desarrolló la la cultura de los gauchos. Los caballos criollos, raza que costumbre de la equitación deportiva en Polonia. nació en América del Sur, son caballos adaptados al Bombachas, alpargatas y polainas trabajo junto al ganado o a travesías por los difíciles terrenos de montaña. Es una de las razas equinas más En oposición al cabalgante polaco, el actual gauresistentes en el mundo. No sin motivo en Argentina se cho argentino no se diferencia mucho de sus antepasarealizan las carreras de caballos más difíciles, en las que dos de hace cien años: con la misma boina –su inseparael criterio es la resistencia: en dos semanas se recorre ble protector de cabeza frente al sol–, sus bombachas, una distancia de 750 km. Los caballos criollos son muy sus alpargatas y sus coloridas polainas, las que se envalientes, pero también dóciles y fáciles de moldear, cuentran en el caluroso clima del norte del país, o bien además durante todo el año viven pastoreando, –tal co-
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mo los gauchos–en armonía con la naturaleza. Los caballos condenados a pasar casi toda su vida en caballerizas, como sucede frecuentemente en Polonia y toda Europa, pueden asustarse del gorrión más pequeño que vuele bajo sus cascos. Por supuesto, esto es un gesto natural de un animal para el cual la única forma de defensa frente a un depredador es escapar. El caballo criollo se asusta si presiente un depredador en las cercanías, pero está acostumbrado a otros sonidos de la naturaleza. En Polonia la raza de caballos hucuł es la que más se parece, en varios aspectos, al caballo criollo. El nombre de esos pequeños caballitos montañeses proviene de hutsules, montañeses de la región de Hutsúlschisna, ̶ actualmente localizada en el sudoeste ucraniano–y como los criollos pasan todo el año en la pampa, tal los hucuły en los pastos de las montañas europeas, y solo durante inviernos muy severos encuentran refugio en establos primitivos. Tales condiciones duras de vida bajo el cielo limpio y frecuentes largas caminatas con cargas pesadas formaron en ellos su buena salud, resistencia y carácter equilibrado. Por estas virtudes justo los hucuły en Polonia (en especial en Bieszczady) y los criollos en Argentina son ideales guías turísticos durante excursiones de varios días a caballo, las que se están convirtiendo cada vez más en una forma de turismo de aventura. No solo son los caballos más seguros para cabalgar, sino también tranquilos y bien educados. Perdonan varios errores incluso a los inexpertos cabalgantes, y, como son resistentes, se adaptan a cada condición del terreno y a cada variación meteorológica. Y lo más importante: sobre su lomo se puede llegar a lugares inaccesibles y desiertos. Los caballos de raza hucuł ciertamente son solo una pequeña parte del mundo de los caballos en Polonia, sobre todo es un mundo de caballerizas recreativas o deportivas, pequeñas carreras regionales o los cada vez más populares grandes eventos deportivos como Cavaliada o la permanente celebración de la fiesta de San Huberto, patrón de los cabalgantes y cazadores.
Las cabalgatas también en Argentina tienen diferentes facetas. Además de la pampa, existe un imponente hipódromo en Buenos Aires, donde casi todos los
Foto: Izabela Kamińska
días se realizan carreras de caballos, existen varios clubes de polo con los mejores jugadores del mundo, y caballerizas administradas en el espíritu europeo. Sin embargo en Argentina todo comenzó en la pampa, y en todos lados donde haya caballos, también está presente la cultura gauchesca. Y junto con ella, la guitarra y las canciones folklóricas tradicionales, el asado y el compartir el mate junto al fogón y, sobre todo, el respeto y el amor a sus mayores compañeros de aventuras en la pampa y en la vida: los caballos.
El ulano y el gaucho
Si se encontraran en un imaginario mundo en algún lugar a mitad de camino sobre el Atlántico, es posible que se entendieran. Como dice un fragmento de uno de los poemas de los ulanos: Porque cuando ponés el corazón de un ulano en la palma de la mano En primer lugar la novia –antes que la novia, solo… el caballo. A lo que el gaucho podría contestar con una famosa frase de la poesía gauchesca: Mi caballo y mi mujer viajaron para Salta. El caballo que se vuelva, mi mujer que no me hace falta.
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A pesar de que se diferencian tanto, uno en uniforme, y el otro en bombachas y boina, uno podría lucirse en un rodeo gaucho, o sea jineteada, y el otro con sus conocimientos de lanzamiento de lanza; uno lanzaría el lazo y las boleadoras (especie de pelotas atadas a una soga usados para cazar), y el otro haría malabares con su espada, todos podrían enorgullecerse del conocimiento de sus caballos. El gaucho no solo es el jinete, sino el criador, veterinario y también herrero, todos en uno. Los ulanos también día y noche tenían que cuidar de sus compañeros de batallas de vida a muerte. Y por las noches también junto al fogón canturreaban sus canciones. Hoy, cuando las guerras se terminaron, los tiempos cambiaron, quedaron solo en estas canciones, y nosotros, los contemporáneos cabalgantes aventureros, solo podemos valorar esta tan importante parte de la cultura de Polonia y admirar el rico y fascinante mundo de los gauchos que perduró hasta hoy y, sobre todo, aprender de ellos que el caballo, tal como es, no cualquiera lo aprecia.
Julia Kempa (en las fotos) –dirige Stajnia Chojnów un centro de equitación con un restaurante de comidas argentino-polacas. Su pasión es viajar, sobre todo a países en América Latina.