Revista enSalud junio 2022

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siempre saludable

Vilmary Ramos: mujer valiente y llena de vida

Por: Jaynnie A. Morales Rosado Redacción enSalud

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btener un diagnóstico puede cambiar la manera de ver la vida y este fue el caso de Vilmary Ramos: una mujer de 45 años, madre, esposa, trabajadora social, instructora de yoga y master de reiki. Este gran ser humano tuvo en su camino una enfermedad que le cambio el rumbo y que a pesar de lo difícil, no fue obstáculo para cumplir su propósito de vida. Una noche común, como bien expresó, procedió a realizarse un autoexamen para palpar sus senos y encontró especifícamente en el lado derecho “una masa grande y sólida”. Situación que despertó en ella una inquietud y presintió en su corazón que era cáncer. Antes de visitar a su médico, pensó y le dijo a Dios, “Yo presiento que esto es cáncer, pero si este será el diagnóstico que tengo que enfrentar será uno de aprendizaje y con algún propósito será. Solo te pido que pueda ver crecer a mi hijo y llevarlo de la mano”. Vilmary recordó que al momento de visitar a su médico primario, su seno ya estaba, “hundido, deforme y una masa sólida, la piel arrugada y secreción como un líquido verde claro”. Se realizó todo tipo de estudios y el 4 de febrero de 2015 recibió de manera oficial su diagnóstico de cáncer de seno. A pesar de que fue un momento duro, en su mente solo estaba su familia y su hijo. Además, pensó que otras personas estaban pasando por una enfermedad más compleja. Un recuerdo que tiene muy presente fue que al salir de la oficina ese día. Relató que tenía una sonrisa en el rostro e incluso las enfermeras al día de hoy la recuerdan y se sorprenden de como tomo tal noticia. Decidió entonces, visitar a su estilista para cortarse el cabello y no fuera un choque para su círculo verla cuando se le cayera. Cuando esto ocurrió su hijo tenía 10 años y tuvo que expresarle abiertamente los cambios que tendría y la condición. Debido a esto explicó que, “Su rostro cambió, pero nunca bajo las notas y fue de gran ayuda para mí. Él me ayudaba a bañar, estaba pendiente cuando vomitaba. Tengo un hijo muy especial”. Durante todo su proceso su familia, sus amigos y otros sobrevivientes fueron de gran ayuda, los considera ángeles en su vida. Un momento de tribulación que indicó Vilmary fue cuando decidió realizarse una mastectomía bilateral en donde se le retiraron ambos senos. Se dio la operación y le pusieron implantes de solución salina, circunstancia que no tuvo buen desenalce. Comenzó a sentirse mal, se le abrieron los senos y su cuerpo rechazó el implante. Tenía una enfermera que la visitaba dos veces al día y en ese caminar, le dejo saber que si podía comunicarle al médico que le retirará ambos implantes, porque sentía que, “Para mí los senos no son de importancia y no me hacen más bonita o más fea”. Su última operación fue el 31 de octubre de 2015 y ahí le puso fin a su proceso. Ramos manifestó que, “Desde mi última operación,

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mi vida comenzó a cambiar; todo era diferente. Veo mis heridas y veo una mujer guerrera, luchadora, agradecida con mi entorno, con el universo, con Dios, con mi hijo, familiares y amigos porque estoy aquí. Puedo ver a mi hijo encaminarse, el tener senos no me hace ni mejor ni peor que nadie y puedo ayudar a otros”. Cuando le comunicaron que era sobreviviente de cáncer de seno, comentó que fue un momento muy especial que no hay manera de describir. Asimismo, dijo “Sí, te puedo decir que volví a nacer, que soy otra persona llena de vida, empoderamiento y esperanza. Valoro más mi vida. Abrir los ojos cada mañana y saber que puedo ver a mi hijo crecer, es lo más maravilloso que me pudo pasar, tengo una familia especial que estuvo en todo momento ayudándome. Que puedo llegar a otras sobrevivientes o personas que estén pasando por eso”. De igual manera, hizo hincapié en que en su travesía con la enfermedad nunca permitió que personas fueran a su espacio con pesimismo ni negatividad. Siente que las personas que son pacientes de cáncer durante sus procesos no necesitan ese tipo de sentimiento, sino todo lo contrario: armonía y positivimismo. La sobreviviente de cáncer comentó que se debe visitar a su oncólogo cada seis meses y realizarse análisis de sangre, sonomamografías, entre otros exámenes. Todo con el propósito de monitorear como esta su cuerpo luego de la enfermedad. “Este proceso me enseño a ver la vida de otra manera, en creer en mí, amarme más y vivir con lo que tengo”, concluyó.


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