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El priordon Antonio de Otazo

Este magnífico escudo, que se conserva en buen estado en el número 24 de la Calle del Agua (la casa de los Pereira) pertenece a los Otazo y su origen hay que buscarlo en D. Antonio de Otazo, que llegó a ostentar una de las cinco dignidades que poseía la colegiata de Ampudia, la de prior, que representaba el cargo más importante después del abad.

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El porqué de venir a nuestra villa está en el hecho de que era hijo primogénito de D. Juan Antonio de Otazo quien, además de caballero de la orden de Santiago, era Comisario y Mayordomo Mayor del Excmº Duque del Infantado, el cual ostentaba en aquel momento, tras varios y largos pleitos con otros potenciales herederos, el patronato de nuestra iglesia colegial de S. Miguel, cuyo cabildo le tuvo que reclamar, en 1717 desde Ampudia y en 1718 desde Madrid, varias anualidades de la dotación habitual de los 1.000 ducados que desde su fundación había determinado el Duque de Lerma.

D. Juan Antonio de Otazo, que había nacido en Alcocer (Guadalajara)1 de donde fue alcalde en 1687, asimismo había servido de Teniente de Corregidor en la villa de Mancha Real (Jaén) y en otros muchos lugares, persiguiendo con hombres a caballo y otras gentes del lugar a ladrones, homicidas y facinerosos, sobre todo a una cuadrilla que andaba por Sierra Morena, condenando a buen número de ellos a galeras e incluso a la pena capital, e igualmente había sido Regidor de Guadalajara desde finales de agosto de 1713 a 1719.

1 Fue bautizado el 13 de mayo de 1652.

Se había casado primeramente con Dª Francisca Tendero, con la que tuvo tres hijos: a nuestro prior, D. Antonio de Otazo, a D. Diego (religioso) y a sor Fabiana. Al enviudar, contrajo matrimonio con Dª Eugenia de Porras con la que tuvo a D. Basilio (caballero y hermano de la orden hospitalaria de S. Juan)2, a Dª Isabel, a D. Juan (caballero también de S. Juan)3, a fray José María (igualmente caballero de S. Juan), a

2 D. Basilio había nacido en Sacedón (Guadalajara) donde fue bautizado el 6 de julio de 1688 (VICENTE DE CADENAS Y VICENT, Caballeros de la orden de Calatrava que efectuaron sus pruebas de ingreso durante el S. XVIII, Tomo II, Madrid,1987, pág. 172 = 350-351).

3 A D. Juan Inocencio Otazo, que fue canónigo de dicha orden, le vemos en Ampudia junto a su hermano Basilio durante el verano de 1708 (APA, nº 16 de Legajos de Provisorato = 5-C Matrimonial del organista Custodio Díaz y Dª Justina de Castro; 1 de julio de 1708).

Dª Manuela, a sor Paula, a Dª Mª Teresa y a Dª Francisca de Otazo4

Pues bien, D. Antonio de Otazo, llamado igual que su abuelo, debió nacer, como su padre, en Alcocer (Guadalajara), asentándose hacia 1683 de bachiller en cánones por la universidad de Alcalá.

En junio de 1703, siendo “clérigo residente en Madrid”, fue elegido para ocupar una canonjía de la abadía ampudiana, la que había quedado “vaca” o disponible por haber ascendido a la dignidad de chantre su último poseedor, D. Diego Cerecinos de la Torre, tomando la posesión el día 18 por medio de un representante, el prior D. Gaspar Montiano5

Este, ante el Sr. abad D. Pedro Fletos y ante el cabildo, reunido según su costumbre en la Sala Capitular (junto a la sacristía), exhibió el título despachado en Madrid el 22 de enero de 1703 por el Sr. Duque del Infantado y refrendado por su secretario D. Francisco de Tapia; a continuación, puesto de rodillas ante un crucifijo, hizo el habitual juramento de cumplir los estatutos y defender la Inmaculada Concepción de la Virgen María y, después, acompañado de dos canónigos, se fue al coro donde abrió y cerró las puertas, se paseó por él, se sentó en la silla correspondiente, dijo la oración que empieza por “Omnipotens Sempiterne Deus...”, derramó moneda y volvió con los demás capitulares para poner en manos del Sr. abad “un doblón de a dos escudos” (moneda de oro que equivalía a 2 escudos o 32 reales con 6,77 gr. de peso), en señal de que se le acudiría con los frutos de su prebenda ganándolos; finalmente, se sentó en su silla y dio las gracias al cabildo.

Por su parte, D. Antonio de Otazo no tomó personalmente la posesión de su cargo hasta la mañana del sábado 1 de noviembre de 1704 en una ceremonia que se desarrolló de forma análoga a la efectuada por su apoderado el año anterior6.

Y en menos de dos años, al fallecer el que había sido su poderhabiente, D. Gaspar Montiano, obtuvo la dignidad de Prior, tomando la posesión el 26 de junio de 1706, a través de su “podatario” o representante, el canónigo D. Marcelo Martín, ya que D. Antonio de Otazo se hallaba, al menos desde marzo de este año, en la localidad de Cea (León), donde permaneció varios meses ocupado en cobrar lo que se debía del Patronato de la Colegiata, con la indicación expresa por parte del cabildo de vender los granos embargados y llevarles en efectivo, aunque todo se complicó cuando la parte contraria recusó a todos los abogados de 20 leguas a la redonda, excepto a los de León.

Como consecuencia de ello D. Antonio tuvo que apelar a la Real Chancillería de Valladolid y regresar a nuestra villa, donde llegó a mediados de junio, tomando en persona la posesión de su priorato, como ya se ha dicho, el 26 de junio de 1706 tras leerse en la Sala Capitular los pertinentes despachos del Excmº Sr. Duque del Infantado y Lerma7.

No obstante, antes de acabar el mes, se le mandó a Madrid para seguir reclamando la cobranza de los 1.000 ducados de la dotación de la colegiata más los atrasos de varios años, lugar donde permaneció varios meses, a pesar de que desde Ampudia, tanto su abad como el cabildo, le habían mandado regresar, máxime teniendo en cuenta que, de acuerdo con los estatutos colegiales, al no haber hecho aún el juramento de residencia como Prior, allí no ganaba nada de su nueva prebenda.

Finalmente, el 20 de octubre del mismo 1706, regularizó su situación como Prior ju-

4 Archivo General de Indias, Méritos, Juan Antonio Otazo, Indiferente, 132, N.136 y “Oligarquia urbana y gobierno de la ciudad de Guadalajara en el siglo XVIII (1718-1788)”, Volumen II, Tesis doctoral de Félix Salgado Olmeda (Universidad Complutense de Madrid).

5 El 6 de julio de 1701 el prior D. Gaspar había representado igualmente al 11º abad ampudiano, D. Pedro Fletos, cuando tomó la posesión de la abadía, al frente de la cual estuvo hasta el 28 de enero de 1707 en que murió.

6 APA, nº 233 de Acuerdos Capitulares, fols. 176v. y 192 v. (cabildos de 18 de junio de 1703 y 1 de noviembre de 1704).

7 APA, ibidem, fols. 209 y ss. (cabildos de 17 de marzo, 30 de abril, 28 de mayo y 3, 12, 17 y 26 de junio de 1706).

8 APA, nº 233 de Acuerdos Capitulares, fols. 212 v. y ss. (cabildos de 30 de junio, 1 y 28 de julio, 26 de agosto, 20 de octubre y rando su nuevo cargo en persona y en la forma acostumbrada, aunque a los pocos días tuvo que volver a Cea8.

Hay que aclarar que, a la vez que actuaba en nombre del cabildo contra el Sr. Duque del Infantado, igualmente representaba a éste, tanto en este largo litigio que continuó durante más de una década, como en otros que habían surgido por los mismos motivos, como en el de la Correduría de Estameñas y Peso Público de Ampudia o en el pleito contra los fabricantes locales de tejidos9.

Unos años después, sufrió un altercado con otro prebendado colegial; así, el día de Nª Señora de las Nieves, 5 de agosto de 1709, al concluir la misa mayor que había oficiado en compañía de cuatro caperos, al acudir con las especies sacramentales hasta el coro para recibir la bendición del capitular más antiguo que era el racionero D. Antonio Pérez Ramírez, éste se negó a corresponder haciendo la acostumbrada venia.

Por ello, tras desvestirse en la sacristía y volver al coro para reprocharle su comportamiento, junto a la pila “del agua bendita y mesa de las Ánimas”, el racionero le golpeó y lastimó, a pesar de ser su superior, produciéndose gran escándalo por las voces que hubo, por lo que allí mismo, a través del notario Lupercio Diez que se hallaba presente, se notificó al clérigo alborotador que quedase preso y confinado en la sala del órgano, usada habitualmente como cárcel eclesiástica por los señores abades10.

En cuanto a la vivienda donde colocó las armas de su familia podemos afirmar que se estaba terminando de construir en 1715, ya que en mayo de aquel año D. Antonio de Otazo presentó una demanda judicial ante el tribunal abacial para que se despacharan censuras generales por si alguien había visto o sabía algo de unos carros de piedra que le faltaban.

5 de noviembre de 1706).

Por lo visto, a mediados de diciembre del año anterior, había contratado a seis hombres para que sacaran la piedra necesaria para arreglar la casa que tenía comprada en la calle del Agua, pagándoles 4 reales a cada uno por día trabajado y, además, había ajustado dos carros de bueyes para traer los materiales desde la cantera, abonando dos reales por cada carro.

Ahora bien, de las 430 carretadas que quienes las traían dijeron haber entregado y según el cálculo que el mismo prior había realizado, se había advertido que faltaban 30 carros, por lo que dicha pérdida junto con el coste del correspondiente labrado, más el gasto de volver a sacar y transportar dicha cantidad para finalizar la obra y considerando que, al estar empezando el verano, el precio sería mayor, calculaba que el daño había ascendido a más de 800 reales11.

Anteriormente había habitado en renta unas casas que tenía el cabildo, heredadas de Pedro Vicente Cavallo “en la calle que llaman de las Callejuelas que hazen esquina a la calle dela torre”, las se vendieron en 1712 y disponían de bodega, caballeriza, pajar horno y corrales12.

Por otra parte, a últimos de marzo de 1718, ejerciendo de provisor, tuvo que actuar en el procedimiento judicial del mozo soltero Domingo Fernández, natural de “Arisin en el reino de Francia, obispado de S. Beltrán” (cerca de Tolosa), que había fallecido en el ampudiano Hospital del Espíritu Santo que se hallaba en la c/ de la Torre, sin haber hecho testamento, aunque afirmando que varios individuos le debían en total unos 450 reales. Como resultado, sus compañeros tuvieron que declarar, con la dificultad de hablar en francés, acerca de lo que se le adeudaba.

De esta forma, se comprobó que, entre los deudores se hallaban Tomás González, caldere-

9 APA, nº 11 de Legajos de Provisorato = 4 (El Duque del Infantado contra el cabildo de Ampudia, 4 de enero de 1719 y Cuentas de las Corredurías y Peso de la villa de Ampudia, 20 de febrero de 1719).

10 Esto ya se comentó en mi publicación “El convento de S. Francisco, Ampudia”, Palencia, 2017, fols. 87-91.

11 APA, nº 14 de Legajos de Provisorato = 5 (2 de mayo de 1715).

12 APA, nº 13 de Legajos de Provisorato = nº 4-B (Diversas posturas y remates, 12 de julio de 1712) y nº 21 de Legajos de Provisorato = 7-B.

Pedro Vicente Cavallo, que había sido Teniente de Corregidor y Alcalde Ordinario, también dejó al cabildo su huerta de hortali- ro de Palencia, el herrero de Melgar de Fernamental, un labrador de Monasterio de los Barrios “llamado Antonio que tiene una hija casada con un arriero de Prádanos” y unos mercaderes franceses que vivían en la calle de la Correría de Vitoria donde había numerosos pellejeros, uno de los cuales envió una carta a nuestra villa, fechada el 27 de julio de 1718, explicando que Domingo le había dejado en depósito 300 reales para que, en el caso de que le ocurriera algo, arreglara sus asuntos ante los posibles herederos, por lo que reclamaba los 150 reales de los otros deudores, para que, después de restar 120 reales que el muerto debía de 15 días de posada y cama, gastos de botica, cirujano y asistencias de las noches, pudiera enviar a la madre de Domingo que vivía en Francia, los 330 reales que quedaban.

A modo de curiosidad sabemos que, por estos mismos años, D. Antonio de Otazo remitió a su padre, como regalo y por medio del arriero de los Barrios, Francisco García, “una @ de Pescado Truchuela y un cubeto de escaueche de Vesugo que pessa con Madera tres cuartos de Arroua”13 Finalmente, en 1719, nuestro prior falleció, siendo enterrado capitularmente el 14 de noviembre “vespere” (por la tarde). Esta modalidad de entierro era la más cara pues costaba 10.200 maravedís (300 reales de vellón), de los cuales 9.836 eran para el cabildo, que asistía al completo, mientras que los 364 restantes se destina- ban a pagar la misa, al sochantre, al organista, a los niños de coro, las asistencias y los vestuarios. Por supuesto que el conflictivo racionero D. Antonio Pérez Ramírez fue el único que faltó a la totalidad de las ceremonias fúnebres (1ª vigilia del mismo día 14, 1ª misa del día siguiente de cuerpo presente y, luego por la tarde, la 2ª vigilia; y al día siguiente, la 2ª misa capitular y, por la tarde, la 3ª vigilia terminando al día siguiente con la 3ª misa capitular y los laudes)14

Como único heredero había nombrado a su padre, D. Juan Antonio de Otazo, por entonces vecino de Madrid, por lo cual surgieron ciertos conflictos de jurisdicción, ya que al no ser eclesiástico estaba sujeto a la autoridad real y jueces civiles de Ampudia, por lo que estos pidieron al Sr. abad que se inhibiera en la disposición de los bienes.

No obstante, la autoridad religiosa, en abril de 1720, hizo saber a los vecinos que el canónigo D. Manuel Pérez, como apoderado del padre del difunto prior, había despachado un primer edicto, fijándolo en la plaza en el sitio acostumbrado y dando 9 días de plazo, para que los posibles acreedores presentaran y justificaran sus reclamaciones para cobrar las deudas que hubiere, quedando todos los bienes del muerto bajo la custodia de José Carpintero. A pesar de ello, en mayo de 1725, aún quedaban vecinos que reclamaban a la viuda de éste, María Gijón, el pago de algunas fanegas de trigo y cebada15 zas de la Godona, que tenía árboles y una noria y estaba protegida por una cerca y rodeada de arroyos.

13 APA, nº 16 de Legajos de Provisorato = 5-C (Inventario sobre el ab intestato de Domingo Fernández; 28 de marzo de 1718).

14 APA, nº 39 de Entierros, fol. 155 v.

15 APA, nº 13 de Legajos de Provisorato = 4B (Luis Vicente, acreedor al concurso del difunto prior D. Antonio de Otazo), nº 16 de Legajos de Provisorato = 5-C (30 de abril de 1720), nº 13 de Legajos de Provisorato = 4B (9 de diciembre de 1723) y nº 17 de Legajos de Provisorato = 6 (Demanda de Jacinta Villerías, viuda de Manuel Rodríguez Tobalina, contra María Gijón, 16 de mayo de 1725).

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