2 minute read

La vatalla de Ampudia en la Guerra de las Comunidades

La reelección de D. Juan de Padilla como Capitán General, el 31 de diciembre de 1520, dio nuevos ánimos a los comuneros, que pensaron entonces en atacar la ciudad de Burgos, bastión del Condestable. Atacarían por el sur D. Juan de Padilla y el Obispo Acuña, mientras que por el norte lo haría el Conde de Salvatierra, D. Pedro de Ayala, adherido a la causa comunera.

Un movimiento táctico de los realistas vino a retrasar la proyectada operación sobre Burgos. El 15 de enero de 1521 un contingente de fuerzas realistas comandadas por el navarro D. Francés de Beaumont y el asturiano D. Pedro Zapata, salió de Tordesillas para tomar la villa de Ampudia, señorío del Conde de Salvatierra. Formaban el contingente unos mil trescientos asturianos y seiscientos peones, con ciento sesenta lanzas cedida por el Conde de Haro. Tras cruzar los Montes de Torozos, ocuparon la villa y el castillo de Ampudia sin mucha resistencia.

Advertisement

Reaccionaron de inmediato Padilla y Acuña aprestándose a reconquistar Ampudia. Las tropas de Padilla salieron de Valladolid la misma noche del 15 de enero, y el 16 se juntaron a las de Acuña en Trigueros del Valle. Sumaban en conjunto unos 4.000 hombres de a pie, algunos caballeros y abundante artillería entre la que destacaba un gran cañón llamado "San Francisco". El 17 de enero ya estaban todos en Ampudia y, tras derribar un trozo de la muralla vieja y de la nueva, emprendieron la conquista de la fortaleza.

[Publicado en LA MAR DE CAMPOS - Especial “Guerra de las Comunidades”. Abril de 2021]

Viendo que los comuneros eran superiores en número y que venían con ganas de pelear, Beaumont y Zapata salieron de Ampudia por un postigo falso y se refugiaron en la villa de Torremormojón, feudo del Conde de Benavente, dejando en el castillo de Ampudia al alcaide con sesenta hombres de a caballo.

Mientras Acuña seguía con el asedio a la fortaleza, Padilla salió tras los fugitivos y puso cerco a la villa de Torremormojón, donde los vecinos ofrecieron fuerte resistencia. Entre tanto, Beaumont y Zapata, aprovechando la tregua de la noche, prosiguieron la huida en dirección a Medina de Rioseco.

El 18 de enero, pese a la fuga de los jefes realistas, Padilla continuó con el asedio y ya amenazaba con prender fuego a las puertas, cuando los torrejanos, saliendo en procesión de súplica, negociaron su rendición.

Retornó entonces Padilla al asedio de la fortaleza de Ampudia, donde los hombres que había dejado en ella D. Francés de Beaumont seguían resistiendo los fieros ataques del Obispo Acuña que, protegido detrás de un enorme trillo arengaba a sus soldados diciendo: "Así, hijos, así, subid, pelead y morid, y mi alma vaya con la vuestra pues morís en tan justa empresa y en demanda tan santa".

Tras tres días de encarnizada lucha, el 19 de enero consiguieron por fin la rendición de los defensores del castillo, a los que se les permitió la salida de este con armas y caballos. Terminaba de esta forma la llamada "Batalla de Ampudia", con caracteres muy parecidos a los de la que un mes más tarde, se libraría en el castillo de Torrelobatón, aunque esta sea más conocida por ser el preludio de la derrota definitiva en Villalar.

Epifanio Romo Velasco

This article is from: