Narrativas Urbanas. Proyecto Académico “Plexo – Territorios Lúdicos”
Entregado: 26/12/2016
SINCRETISMO RELIGIOSO Y SU MANIFESTACIÓN TERRITORIAL EN JAPÓN
Inés Ghioldi, Felipe Juanicó, Lucrecia Lema Narrativas Urbanas. Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. Montevideo, Uruguay
Abstract Una de las características principales de la ciudad de Kioto es su gran cantidad de templos budistas y santuarios sintoístas, muchos de los cuales conforman el Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO. Estos espacios religiosos no solo atraen a gran número de turistas al año, sino que dejan ver la multiplicidad cultural de la ciudad. En nuestro planteo, tenemos como objetivo analizar el sincretismo religioso que se vive en Japón, enfocándonos específicamente en la ciudad de Kioto y reflexionar si esta manifestación cultural, artística y religiosa se refleja a nivel territorial. Keywords: Religión; sinergia, sincretismo, ritos; cultos; manifestación territorial.
1.
cantidad de japoneses aún hoy, tuvo que dar espacio al budismo introducido por China.
Introducción
El Imperio del Japón, conocido como el país del sol naciente, es un archipiélago dividido en cuarenta y siete prefecturas, cada una de ellas con un gobernador, poder legislativo y burocracia administrativa. Cada prefectura se divide a su vez en ciudades, pueblos y aldeas. Una de las prefecturas de mayor importancia es Kioto, cuya ciudad capital adopta el mismo nombre; Kioto, que significa “ciudad capital”, es una importante ciudad de Japón que se localiza en la parte central de la isla de Honshu. (https://es.wikipedia.org/wiki/Japón).
En Japón, la influencia china es tal que no sólo afecta las creencias religiosas, sino que afecta su cultura, el arte, la poesía y la literatura; la misma escritura nipona es derivada de la escritura china. (“Japón y China, historia de una enemistad”; http://japonjuste.blogspot.com.uy/ 2012/09/japon-y-china-historia-de-una-enemistad.html).
Tal como su nombre lo indica, la importancia de Kioto se debe principalmente en su historia y al rol que desempeñó como ciudad capital desde el año 794 cuando el Emperador Kammu movió la capital a Heian-kyō, actual Kioto, acogiendo la corte imperial y otras instituciones relevantes; se construyeron gran cantidad de edificios importantes, donde se destaca el Palacio Imperial, el castillo Nijo y varios templos y santuarios. Es así que esta ciudad fue la capital de Japón por once siglos, hasta que el emperador de la era Meiji decidió trasladarla a Tokio en el año 1868. (https://es.wikipedia.org/wiki/Kioto).
De ésta manera se ha mantenido por generaciones el equilibrio entre las tradiciones ancestrales, el avance tecnológico y el orden social.
Se destaca el gran contraste que se genera en Japón entre los templos milenarios que se conservan y las ciudades contemporáneas; este es un país de gran riqueza cultural donde se entrelazan no solo lo antiguo con lo nuevo, sino que a nivel social hay diferentes facetas que coexisten entre sí. Un ejemplo de esto es la religión. La religión primitiva de Japón es el sintoísmo, que a pesar de ser practicado por gran
En Kioto esta influencia se lleva a un nivel mayor aún, pues las bases urbanísticas de la ciudad se conforman según el modelo de ciudad ideal china, basada en las leyes de la naturaleza y el Feng Shui.
2.
Objetivo
Generar una aproximación a la cultura japonesa y la conjunción de sus múltiples facetas. Entendiendo a la misma como una mixtura de diferentes religiones, corrientes filosóficas y manifestaciones culturales. Abordando la temática al atender tanto el perfil urbano, religioso y arquitectónico de la ciudad de Kioto. Para acordar posteriormente si es posible extrapolar el sincretismo religioso de la sociedad japonesa a distintos sustratos de la cultura y a distintas escalas, obteniendo una lectura global basada en el mismo concepto.
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3. Desarrollo
(Extraído del artículo: “Arquitectura y ambiente. Una mirada renovada sobre los conceptos Ku, Oku y MA” de Keiko Elena Saito; 2014).
El Imperio del Japón tuvo desde tiempos inmemoriales gran influencia cultural de China. Tanto es así que no solo sus costumbres, arquitectura, religión y escritura tienen un antepasado común, sino que en el urbanismo japonés aparecen varias ciudades construidas en las bases de la ciudad ideal china. Un claro ejemplo es Kioto (fundada como capital de Japón en 794 con el nombre de HeianKyo por el emperador Kammu y desempeñando su rol como tal hasta la restauración de Meiji en 1868), una ciudad diseñada originalmente siguiendo el trazado ortogonal de las capitales chinas. Como explica Olimpia Niglio en su trabajo “Kyoto y el modelo chino de la ciudad ideal”: “En la cultura china la capital perfecta está en el centro del universo donde se encuentran las zonas cósmicas del cielo y de la tierra. La orientación respecta los principales puntos cardinales, así como su forma geométrica regular. La centralidad del lugar representa el punto donde está la universal columna que une la tierra al cielo y que mira la Estrella Polar. En el corazón de la composición está el emperador, asociado a la Estrella Polar gran mediador entre la Tierra y el Cielo. En la cultura china la capital de un país representa el punto de transición ontológica entre el divino y el mundo profano”.
Se conforma así Kioto como el principal centro de la arquitectura religiosa y civil de su época, donde los jardines proyectados entre los siglos VIII y XVII aún hoy son considerados de gran relevancia y belleza. La ciudad desempeñó un papel decisivo en el desarrollo de tradición y cultura japonesa. A su vez, al sobrevivir a los bombardeos de la segunda Guerra Mundial, Kioto conforma un patrimonio invaluable de arquitectura tradicional nipona reconocido y valorado alrededor del mundo.
Al igual que en las ciudades chinas, el diseño arquitectónico y de paisaje está relacionado a la influencia del Feng Shui. El Feng Shui, que significa en chino “viento y agua”, es la energía vital que rodea todas las cosas y se le conoce normalmente como “chi”, pudiendo ser tanto positivo como negativo.
Como se visualiza en la figura 1, según datos extraídos en el año 2012, el sintoísmo tiene unos 107,2 millones de creyentes, mientras que los budistas 91,3 millones, otras religiones 9,9 millones y los cristianos únicamente 2,6 millones de creyentes. Esto nos da un total de 211 millones de creyentes, cuando Japón cuenta con una población total de 127 millones de habitantes. (Alfonso Gallardo Nieto, 2012)
Urbanismo
En el universo existen, según el Feng Shui, fuerzas opuestas que se mantienen en equilibrio y se complementan, apareciendo el Ying y el Yang. El Yin corresponde a la fuerza receptiva, femenina, oscura y pasiva, que se complementa con el Yang, que es la fuerza creativa, masculina, clara y activa. (Extraído del artículo “Evolución del urbanismo chino y japonés” DE Susana Campo; 2010).
Religión Según Alfonso Gallardo Nieto (2012), si hablamos de religión, debemos tener en cuenta que la clave para comprender esta cultura japonesa es el sincretismo, es decir, la coexistencia de diferentes religiones, doctrinas, filosofías y pensamientos diferentes. En Japón existe una gran sinergia entre diversas corrientes filosóficas y culturales, se produce una convivencia armónica de creencias, lo que conlleva a una religiosidad muy variada, y un punto clave es el hecho de que cada persona puede profesar su fé a diferentes religiones de modo simultáneo y asistiendo a sus diferentes ritos.
Pese a la existencia de muchos cultos diferentes y sectas dentro de cada uno de ellos, en Japón dos religiones se destacan por sobre las demás: Sintoísmo y Budismo. El cristianismo es una religión minoritaria en este país. (Alfonso Gallardo Nieto, 2012)
El orígen de la concepción urbana de Kioto es la capital de la dinastía Tang, Chang´An, actualmente conocida como Xian. En cuanto al paisaje de Kioto, puede observarse como tres montañas rodeaban la ciudad mientras que de oeste a este corría un río y al sur aparecía un estanque. La ciudad se disponía a modo de damero regular, con una avenida principal que cruzaba de norte a sur, conectando el palacio imperial con la puerta Rasho (actualmente desaparecida). Dentro de las construcciones más importantes de la ciudad se destaca la residencia imperial en el interior de la ciudad. Se trataba de un recinto de importantes dimensiones rodeado de las residencias de gobernantes y nobles. Aparece también a los lados de la imponente puerta dos importantes templos con sendas pagodas: el Saiji (templo del oeste) y el Toji (templo del este).
Figura 1: Creyentes en Japón según los grupos religiosos 2012
En palabras de Keiko Elena Saito, profesora de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán, se lee que “Si bien, el origen de la ciudad de Kioto se trata de una excepción, su evolución fue la misma que en otras ciudades, donde el espacio urbano crece con una estructuración diferente, más orgánico, natural; una gramática espacial no lineal”.
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Sintoísmo “Todo el arte sintoísta, es manifestación de la fé primitiva del pueblo japonés en las divinidades que dieron origen al país y que mantienen su existencia”. (Fernando García Gutiérrez, Laboratorio del Arte 17, 2004). El Sintoísmo es la religión autóctona de Japón, una manifestación enteramente original, a través de la cual se veneran las divinidades que habitan la naturaleza. De acuerdo con Mizuo Hiroshi: “la naturaleza misma es la morada de los dioses en Japón”. Según Fernando García Gutiérrez, los sintoístas creen en el destino, en la naturaleza salvaje como pilar central y el ser humano como parte de ella; para ellos hay un Kami, un dios, en todos los elementos de la naturaleza, como el sol, la luna, las estrellas, el agua, los animales y los ríos. La unión entre el hombre y la naturaleza, es muy fuerte; en contraposición con occidente, donde el hombre se posiciona sobre la naturaleza y la domina; los Kami son fundamentales en esta religión. Este término se utiliza luego de la llegada del budismo para diferenciar las deidades nativas, haciendo referencia a unos seres espirituales de un orden inferior al de los budas. A través de festividades, denominadas Omatsuri, se le rinde culto a los Kami y en las que en algunos casos se procesionan Omikoshi, unos pequeños altares u ofrendas. Los Omikuji, cintas de papel que indican buena o mala suerte y que tras leerlas se deben anudar a las ramas de un árbol, generan una estampa muy característica.
Dentro de los rituales sintoístas con un cierto soporte arquitectónico, encontramos el temizu (a veces también viculado al budismo), el cual consiste en la ceremonia de ablución que se realiza en manos y boca para ingresar a la mayoría de los santuarios y para su realización se pueden encontrar pequeñas construcciones y fuentes llamadas mitarasi. También se marcaban determinados lugares como nexos con el plano espiritual, los cuales podían ser simplemente piedras o árboles, llamados yoshihiro, y se marcaban con elementos propios de su superstición, como las cuerdas shimenawa. Por otro lado, los Koma inu son dos grandes perros de piedra que actúan como guardianes, flanqueado los accesos uno a cada lado del camino. Tienen origen en el sintoísmo, aunque se pueden encontrar tanto en santuarios como en templos budistas. A partir de la era Meiji (1868 - 1912) se construyen nuevos templos sintoístas debido a la separación de esta religión del budismo y a la creencia de que el hombre se convierte en Kami tras su muerte. Entre estos santuarios se destaca el santuario dedicado al emperador Meiji y el consagrado al general y héroe de guerra Nogi Maresuke. (Hashizume Daisaburo, 2014). Si bien existen templos diferentes, según a quién estén dedicados, podemos agruparlos en estas categorías:
Dentro del Sintoísmo encontramos tipos diversos, tales como Koshitsu Shinto, (rituales imperiales), Jinja Shinto (adoración en santuarios y festivales), Shuha Shinto (adoración a un solo kami) y Minzoku Shinto (relacionado con el folclore y las supersticiones). El recinto del santuario sintoísta, incorpora como lugar sagrado a todo el entorno natural, se utilizan los Torii (figura2) o Koma inu como elementos delimitadores entre lo terrenal y lo sagrado. Los Torii, son arcos de madera encargados de indicar que un determinado espacio es sagrado, en donde el Kami de una región o clan es venerado; también existen moradas de los dioses que abarcan todo el paisaje y únicamente están señalizados por un Torii, aunque algunos de ellos no solo tienen la finalidad de delimitar un recinto sagrado, sino que son utilizados como amuletos.
Figura 2: Torii del acceso y recorrido montaña arriba del Santuar Fushimi Inari.
Los Shinmei zukuri, en los cuales vemos una extrema simplicidad, suelos elevados y tejados inclinados con frontispicios en forma de cruz como los graneros, ya que imitan las construcciones originarias de Japón. El ejemplo más importante de este tipo de santuario es el Santuario de Ise, el lugar más sagrado del sintoísmo. Se trata de un gran complejo de 125 santuarios ubicados entre arboledas, campos de arroz, factorías de pescados, museos y bibliotecas. El santuario principal de este complejo, el cual no es visitable, sufre un proceso de reconstrucción mediante el cual este santuario se destruye y se vuelve a contruir cada 20 años en el solar adyacente como un proceso de purificación. (Gallardo Nieto, 2011) El Taisha zukuri es el estilo más antiguo, el cual comparte algunos elementos con el Shinmei, como su parecido formal y determinados componentes tales como el pilar central (shin bashira) y las formas decorativas de la cumbrera del tejado (chigi y katsuogi). La diferencia con los santuarios de Shinmei se encuentra en su elevación y el uso de grandes escalinatas. Como ejemplos, podemos ver los santuarios Izumo Taisha y Fushimi Inari Taisha. El Sumiyoshi zukuri es el menos habitual y se basa en los antiguos palacios. Tiene un mayor espacio interior y un ornamento mayor a los otros santuarios sintoístas. Por ejemplo, vemos el templo Funtama Jinja.
Los santuarios sintoístas tienen un pilar central llamado kokoro-no-mihashira que significa "el pilar del corazón" y da soporte a toda la estructura. En las culturas primitivas, significaba el Axis Mundi, el símbolo de la unión de los tres mundos de la realidad sagrada; este espacio funciona como ombligo y punto de partida del mundo. También simboliza la comunicación de la divinidad con la tierra y los hombres.
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Tras la llegada del budismo, en el año 552, con sus complejos de templos de gran tamaño, el sintoísmo comienza un proceso de renovación y comienza a construir santuarios de mayor tamaño y complejidad, en los que podemos distinguir dos zonas fundamentales: Honden o edificio recibidor principal, donde se encuentra el símbolo del Kami del santuario. Haiden, edificios recibidores secundarios donde se pueden realizar ofrendas o adoraciones. Aunque el sintoísmo es la religión primitiva en Japón, se encuentra presente en la sociedad, casi en la misma cantidad que el budismo y en muchos casos comparten adeptos. Budismo Acorde con Fernando García Gutiérrez, en el año 552 llega el budismo a Japón, a través de Corea y junto con los monjes budistas llegaron también los artistas y comienza la iconografía de la nueva religión. A pesar de no haber tenido gran cabida durante los siglos VII y VIII, tanto la emperatriz Suiko, quien cumplió su rol entre los años 593 y 628, como la clase gobernante utilizaron el budismo como un medio para unir clanes. Posteriormente, esta doctrina es incorporada en el nuevo código de estado en el año 604 y se estableció en el país entero. El budismo es una doctrina tanto filosófica como religiosa, no fundamentada en la existencia de deidades, sino en la liberación del hombre de los deseos, las pasiones y el dolor para llegar el supremo conocimiento y el nirvana. Tiene conceptos básicos, como la existencia del sufrimiento, el karma como relación de causa y efecto en todos los actos y el ciclo de la vida de renacimiento, que solo puede cesar alcanzando el nirvana mediante la meditación. Los cultos que más se asocian a esta doctrina son los funerales y cultos a los difuntos. (Alfonso Gallardo Nieto, 2012). La festividad O-Bon, mediante la cual se honra a los espíritus de los antepasados, es mundialmente conocida por las imágenes de faroles y hogueras que se celebran en la ciudad de Kioto. En los templos budistas se siguen las reglas del feng shui en su construcción, desde la elección de la ubicación hasta la disposición de los edificios dentro del complejo. Estos templos son grandes complejos con diversas edificaciones, entre las que se destacan la pagoda, el gran salón kondo y el salón de estudio monacal kodo. Aunque existen diversas disposiciones para las edificaciones, las más comunes suelen ser en forma de palacio chino en torno a uno o dos patios. Suelen tener dos zonas diferenciadas, una laica para el acceso al culto de los creyentes y otra monacal.
En el año 607, la emperatriz Suiko y el príncipe Shotoku Taishi fundan el templo Horyu-ji (Figura 3), cerca de Nara, siendo éste uno de los más importantes del budismo japonés. En este templo, tal como en los demás, el edificio más simbólico del conjunto es la pagoda, la cual se construye para guardar una reliquia de un santo budista. En sus orígenes este edificio se ubicaba en el centro del conjunto, ya que representaba al mismo Buda. Este elemento, como podemos observar en la figura 4, es una torre de madera que tiene cinco pisos con sus aleros correspondientes; estos pisos simbolizan los cinco elementos: tierra, agua, fuego, viento y cielo. La función de la pagoda, es la representación simbólica del universo, con una base cuadrada desde la que surge y sobre la que se sostiene un pilar central que la atraviesa, representando el Axis Mundi; en su conjunto representa la supremacía de la naturaleza de Buda. (Fernando García Gutiérrez, 2004) En general, la construcción de los templos budistas se caracteriza con altas y gruesas columnas de madera sobre bases de piedra, todo culminado con cubiertas inclinadas de tejas con remates en las esquinas, ornamentados al estilo de la arquitectura china. El color rojo es predominante en los templos budistas, era el más utilizado por ser el más económico de los pigmentos, ya que eran obtenidos de la misma tierra. Aunque este color también es característico en el sintoísmo. En los templos budistas, es habitual encontrar estatuas y representaciones, a diferencia de los sintoístas. Se pueden apreciar tanto en altares, como en las estatuas niō, dos figuras guardianas situadas a los laterales de la puerta principal del templo como defensores, las cuales se pueden asociar a las Koma inu del santuario sintoísta. Se marcaban determinados lugares como nexos con el plano espiritual. Estos nexos de unión, podían ser simplemente piedras o árboles, llamados yoshihiro, y se marcaban con elementos propios de su superstición, como las cuerdas shimenawa. Salvo en contadas ocasiones, el culto se realiza de forma individual y autónoma, permitiendo un flujo de personas libre y aleatorio, unido a la alta integración de la vida social en estos espacios dada la gran cantidad de actividades, no excluyentemente religiosas, hacen que se conviertan en los espacios públicos de la ciudad.
Figura 3: Vista aérea del templo de Horyu-ju
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Figura 4: Esquema e imagen de Pagoda del templo Horyu-ju
4. Reflexiones Contemplando a nivel territorial la gran influencia de la cultura china en la conformación de la ciudad de Kioto a la vez que se introduce y adopta la religión budista. Sumado a la arquitectura, que si bien en las primeras edificaciones de ambas religiones, podemos encontrar claras referencias a sus orígenes, también podemos ver que, con el paso de los años y la convivencia de ambos cultos y creyentes, los elementos de cada una de ellas se han ido difuminando y convirtiéndose, en ocasiones, en elementos compartidos entre si. La coexistencia de ambas religiones ha alcanzado una gran compatibilidad en Japón, dados sus preceptos no excluyentes. Ambos cultos se compenetran a tal punto que ritos y festividades se han distribuido entre ambas. Por ejemplo, en la festividad de año nuevo es normal que la gente acuda a los santuarios sintoístas y que para los funerales el rito sea budista. (Calero, 2015). Donde los diferentes escenarios capturados por el turista, como observamos en la figura 5, capases de reunir y contemplar tanto la tradición ancestral del pueblo japonés con la aceptación e incorporación de nuevas religiones estableciendo un equilibrio en conjunto con la naturaleza son visibles transversalmente en todo ámbito de la cultura. Podemos establecer entonces que del mismo modo en que se apreciar la mixtura que profesan los japoneses entre creencias y tradiciones provenientes del sintoísmo y el budismo y la mezcla entre, doctrinas y filosofías diferentes, se puede leer un mismo concepto que abarca distintos nivel y escalas, permitiendo concebir una lectura única, sincrética y multiescalar de la cultura japonesa.
Figura 5: Vista del templo Kinkaku-ji
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Bibliografía
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PÁGINAS WEB CONSULTADAS
- https://www.ovpm.org/es/japon/kyoto - https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Jap%C3%B3n - https://faculty.berea.edu/faculty/richeyj/MAPPING%20HEIAN-KYO.pdf - https://es.wikipedia.org/wiki/Kioto - https://es.wikipedia.org/wiki/Prefectura_de_Kioto - https://faculty.berea.edu/faculty/richeyj/MAPPING%20HEIAN-KYO.pdf - https://japonismo.com/blog/viaje-a-japon-el-santuario-fushimi-inari-en-kioto - http://www.city.kyoto.lg.jp/tokei/cmsfiles/contents/0000057/57538/2shou.pdf
IMÁGENES
BONILLA, Diego, Viaje de Arquitectura Rifa 2017, UdelaR. PEDRAGOSA, Francesc, Interior/exterior en el espacio arquitectónico japonés. GARCÍA GUTIÉRREZ, Fernando, Los Espacios Sagrados de Japón: santuarios sintoístas y templos budistas. Laboratorio del Arte 17. 2004.
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