Escalando 32 by Revista Escalando

/ Neozelandeses en la Patagonia chilena / Prohibición de escalada en Armenia / Escalada en el río Loa / Destino: Chapada Diamantina / Portafolio: Dean Fidelman / Info_Montaña: San Francisco

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Contenidos 6 Editorial

16 N uevos Productos Juguetes, fetiches y novedades del mercado vertical.

52 R ío Loa El descubrimiento de una impresionante zona de escalada en el río Loa, donde las fisuras perfectas cortan la roca verticalmente, invitando a ser escaladas en el estilo más puro. Por Mateo Barrenengoa

18 R ecuento del Anticristo Desde lo más oscuro hasta el Olimpo del alpinismo y montañismo nacional. Un recuento que arde con las llamas del infierno, donde se castiga y premia al desempeño en esta temporada. Por Rodrigo Fica

60 D estino Chapada Diamantina En las cercanías de una ciudad declarada patrimonio histórico de la humanidad, en plena selva brasileña, se encuentra este paraíso de la escalada. Un lugar con alrededor de 140 rutas en no más de dos kilómetros. Por Pamela Quezada

26 C ine escalando: Autana Revisamos esta increíble película que nos muestra una expedición para abrir una ruta en el Tepui Autana. Desde las playas paradisiacas hasta el infierno de la selva húmeda y llena de bichos, la película nos hace sentir que somos parte de la expedición. Por Daniel Castro

66 P ortafolio: Dean Fidelman un Stone Master que ha dejado su huella desde los 70s nos muestra su trabajo fotográfico. Un recorrido de varias décadas, donde se plasma el arte de la escalada en la fotografía Por Camilo Castellanos

10 In-box La voz de nuestros lectores. Notas de la vida en la montaña.

30 Buscando la Cruz del Sur en la Patagonia chilena En los años 70 un grupo de neozelandeses realizó históricos ascensos que marcaron el montañismo en la Patagonia. Tom Clarkson, uno de sus protagonistas, nos relata estas aventuras. Por Tom Clarkson 42 E l Escalador que renunció a la roca para protegerla. Las columnas de basalto de Armenia se hicieron mundialmente famosas, pero fue prohibida la escalada en este sector. Un relato sobre el personaje que ayudó a abrir esta zona, para luego tener que cerrarla. Por Virginia Mendoza

76 I nfo_Montaña: San Francisco Conoce la historia del cerro San Francisco que lleva teniendo ascensiones desde 1930 y marcó un cambio en la mentalidad del montañismo chileno, hacia la búsqueda del estilo y la dificultad en la escalada. Por Elvis Acevedo 82 C iencia de Escalar: movilidad ¿Qué debemos hacer antes de escalar? Ciencia de Escalar responde esta pregunta con una guía de ejercicios de movilidad para activar el cuerpo previo a apretar. Por Paula Gálvez 84 C omparativa: Chaquetas livianas Toda lo que necesitas para elegir qué ropa usar para que el invierno no frene tu escalada. Por Ignacio Díaz

Las fisuras del río Loa están por todos lados, basta con dirigirse a las orillas del cañón para acceder a rutas de excelente calidad, como este diedro a pasos del campamento donde Juan y Diego Señoret se entretienen después del desayuno. Mateo Barenengoa Foto de portada. La sombra de Juan Señoret nos relata su escalada en las paredes ancestrales del río Loa, mientras prueba algunos de los duros pasos de El rayo, una fisura de mano ancha que quedó en proyecto. Mateo Barenengoa

No. 32 Agosto 2013

Pamela Quezada. La Pame es de esas mujeres que ama la naturaleza y el aire libre. Estudió Turismo Aventura y actualmente trabaja para la empresa Vertical. Amante también del deporte y la escalada, Pamela se tomó sus vacaciones esta vez en Brasil para ir a conocer las zonas de escalada más famosas de este país. En esta edición nos describe la escaldada en Chapadia Diamantina, un gran destino para aquellos que buscan buena roca y ambientes acogedores.

Agradecimientos: Luan Krug Alain Denis Tom Alves Karsten delap Nis-Joachim Vagner Alastair Lee

Virginia Mendoza creció en un lugar de La Mancha (España) paseando libretas y escuchando rock. Ahora, con veintiséis años, también pasea una mochila por aeropuertos y estaciones de tren con billetes de solo ida. Vive en Ereván, donde investiga sobre minorías étnicas establecidas en Armenia y escribe sobre todo lo que encuentra a su paso. Es periodista y antropóloga.

Mkhitar Mkhitaryan Álvaro Vivanco Benjamín Camus Eduardo Quezada Iván Vigouroux

Director de Arte Erick Vigouroux erick@escalando.cl

Carolina Fresno

Elvis Acevedo. Trabaja como Biólogo Molecular manipulando células y pedazos de ADN de un lado a otro. En sus ratos libres practica montañismo, reparte más de un centenar de cumbres en las cordilleras de Chile, Argentina, Perú y Bolivia, es miembro del Directorio de la Corporación Andeshandbook y además, bajista de los Piolets Bluseros. Amante de la noche y la bohemia escribe para revistas cuando algún buen amigo le pide que lo haga.

Mateo Barrenengoa ha enfocado su amor por la naturaleza, que alguna vez lo llevó a estudiar EcoTurismo, a la captura de imágenes, instantes, colores, figuras y movimientos a través del lente de su cámara. Con el pasar de sus imágenes y producciones vemos el surgimiento de un enfoque y sensibilidad que no sólo considera la belleza del deporte que realizamos, sino que también los escenarios en los cuales se desarrollan.

Dean Fidelman (57) Un escalador de la vieja escuela, parte del grupo conocido como Stone Masters que revolucionó la escalada en los años 70. Se inició en este deporte y la fotografía simultáneamente a los 15 años y desde entonces no ha dejado de tener una vida sencilla, de semi ermitaño, dando aportes a la comunidad escaladora a través de sus creaciones artísticas. Nos muestra una impresionante selección de sus trabajos donde se plasma parte de la historia de la escalada.

Editor de Montaña Rodrigo Fica aruficax@aruficax.cl Redacción Camilo Castellanos Paula López

Nick Groves

Armando Montero Tom Clarkson (67) es un científico neozelandés que realizó dos expediciones a la Patagonia chilena en la década del 70, a las cuales se suman a otras realizadas en su país, Perú y Europa. Posteriormente se involucró en actividades de socorrismo en su país hasta derivar en la creación de SARINZ, compañía que dirige y que es un centro internacional de entrenamiento de operaciones de búsqueda y rescate en ambientes rurales y urbanos.

Director Erick Vigouroux erick@escalando.cl

Dirección Comercial Christian Moscoso

Valentina Strappa Leonel Aguiera Rodrigo Celis María de los Angeles Medina Y a todos los que hicieron posible la realización de este número.

Esta edición de 1.500 ejemplares se imprimió en los talleres de World Color. Ediciones de Montaña Limitada. Representante Legal: Erick Vigouroux. Dr. Manuel Barros Borgoño 384, of. 21, Providencia, Santiago. Escalando es una marca registrada. Prohibido cualquier uso o reproducción total o parcial de la marca o de esta revista sin consentimiento previo. Las opiniones y publicidad contenidos en esta revista son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten o publican. La escalada es un deporte de alto riesgo que requiere instrucción especializada. Es tu responsabilidad conocer tus límites y escalar con seguridad.

Dirección de fotografía Claudio Vicuña Diseño Francisca Villalón Natalia Correa Columnistas Guilherme Zavaschi Rodrigo Fica Diego Tapia Paula Gálvez Ignacio Díaz Daniel Castro Fotografía Mateo Barrenengoa Francisco Herrera Ventas / Suscripciones suscripcion@escalando.cl Contacto / Colaboración contacto@escalando.cl Web www.escalando.org

Un equipo de montañistas neozelandeses descubríó en la Patagonia chilena un territorio repleto de cumbres virgenes de alto valor técnico. Con los medios que se contaba en los años ‘70 lograron ascensos que marcaron el montañismo patagónico. En la foto, Lauchie Duff desciende el largo #9 del su ruta en el cerro Palo luego de su primer ascenso el 4 de febrero de 1976. Tom Clarkson

Editorial Cada edición de Revista Escalando es una combinación de las experiencias de sus autores con una cuota de permeabilidad contextual y el filtro estético y narrativo de nuestra editorial que, en conjunto, forman un cuerpo de contenidos único y una pequeña muestra del momento en que vivimos. Esta edición en particular reúne en sus páginas algo más que deporte: refleja también el conflicto del hombre y su sociedad. Revisaremos historias de otra época, cuando la situación política de los países influenciaba fuerte y transversalmente todas las actividades humanas. Fue así como en los años 70 un grupo de neozelandeses visitaron la Patagonia chilena en sus dos períodos administrativos. Se encontraron con un país política y económicamente inestable y, quién sabe, quizá también con alguna complicación por el valor geopolítico de nuestras montañas, iniciado el conflicto limítrofe con Argentina. Al mismo tiempo, en el otro extremo del continente, los Stone Masters, en plena Guerra Fría, huían de la policía por el simple “delito” de exigir su libertad y derecho de uso de los espacios públicos en las rocas de Yosemite, Joshua Tree y otras zonas de los Estados Unidos. Algo que ha avanzado a una situación menos conflictiva, pero que aún sigue presente. Cuatro décadas más tarde, desde la pequeña comunidad atacameña de Tayra, cuatro escaladores revelan, entre líneas, el constante olvido en que se mantiene a los pequeños poblados y los frágiles ecosistemas adyacentes a grandes proyectos mineros del norte. Por su parte, en el viejo continente, en una acción radical por la conservación, el escalador Mkhitar Mkhitaryan impulsa el cierre definitivo de las columnas basálticas, que él mismo había abierto años atrás en la Garganta de Garni, Armenia; producto de las malas prácticas de los propios escaladores. Esfuerzos comunitarios como este se organizan cada día para hacer de su propio quehacer una actividad sustentable o para poner frente a proyectos que amenazan su espacio. Todo lo anterior es hacer política, y los escaladores, sin buscarlo, estamos nuevamente involucrados en ella. Aunque ahora el paradigma apunta también a la supervivencia del planeta y a la realización del ser humano. Asuntos como la conservación, la calidad de vida, el acceso a las montañas, la consulta ciudadana respecto a mega proyectos, el derecho a vivir de forma saludable, son temas de políticas públicas y nos atañen directamente. Mientras nosotros estamos pensando si despejará el fin de semana, en qué sector escalar o cuánto durará la nieve esta temporada, esta misma semana, los candidatos alternativos definen sus posibilidades de participar en las próximas elecciones. Ellos representan ideas esencialmente diferentes a sus rivales tradicionales. Algunos ni siquiera llegarán a la papeleta por falta de apoyo, quedando en el camino la promesa de un mundo mejor. Este es un llamado a no perder nuestras oportunidades y construir el lugar que nos permitirá vivir la vida que elegimos. En definitiva un llamado a informarse y votar en las próximas elecciones.

Erick Vigouroux Editor

La línea roja demarca el itinerario seguido por Alejandro Mora y Fransisco Rojas durante el ascenso del Contrafuerte Sur del Taullirajo.

Taulliraju, Contrafuerte Sur (600m, 70º85º, AI4+, M5)

pared propiamente tal, donde nos esperaban 400 metros de escalada técnica sostenida.

El Contrafuerte Sur del Taulliraju es un torreón ubicado entre el Taulliraju-Principal y el Taulliraju-Sur, al final de la quebrada de Santa Cruz, Cordillera Blanca, Perú. La única ruta que posee fue abierta el año 1998 y tiene muy pocas repeticiones.

Los primeros 2 largos fueron verticales en hielo delgado, donde los tornillos solo entraban hasta la mitad. Luego de un tercer largo sobre nieve dura, más fácil pero poco protegible, llegamos a un sector donde afloraba la roca, lo cual nos permitió armar anclajes más sólidos. Después vinieron 4 largos similares a los 2 primeros, es decir, hielo muy delgado bajo el cual había roca lisa sellada. Posteriormente escalamos el primer largo mixto de la pared, terminando el día en una pequeña terraza donde vivaqueamos (5.300 m).

Haciendo cordada con Francisco Rojas, comenzamos nuestro intento el 8 de julio, día que llegamos a nuestro campamento base de Taullipampa (4.200 m). Luego de un par de días usados para aclimatar, nos dirigimos a un vivac ubicado al pie del glaciar (4.800 m) para dormir el día previo a la escalada. Con un pronóstico de solo 2 días buenos, el día 12 salimos temprano del vivac y comenzamos a cruzar un agrietado glaciar. A eso de las 11 por fin comenzamos a remontar una rampa fácil de nieve que nos llevó a la

La fría noche transcurrió comiendo e hidratando, pues la altura se hacía sentir y la pérdida de líquido era muy grande. Al reanudar la escalada, ascendimos nuevamente 2 largos mixtos. Este sector, según la referencia que teníamos, presentaba tramos

Alejandro Mora

de artificial, pero escalamos en libre usando el escaso hielo existente y la roca, resultando en largos mixtos M5, aproximadamente. Luego vino un último largo fácil pero sobre nieve muy inconsistente. Finalmente, a las 2 estábamos en la cima del contrafuerte (5.400 m) y, luego de un pequeño descanso, comenzamos el descenso. Decidimos bajar solo hasta el vivac del día anterior y bajar con luz el día siguiente, pues teníamos que armar prácticamente todos los anclajes de bajada, tarea difícil pues la roca estaba muy sellada y no se podían hacer abalakovs por lo delgado del hielo. El 14 de julio en la tarde, y luego de armar cerca de 10 rapeles dejando un gran número de clavos y stoppers, volvimos a la base del glaciar en medio de las nubes, y de ahí bajamos directamente a nuestro campamento base junto con la llegada del mal tiempo. Alejandro Mora.

La cumbre del Morado recibió a Nicolás Gutiérrez, Sebastián Rojas y Cristóbal Señoret luego de realizar un ascenso ‘nonstop’ por su arista Suroeste en pleno invierno. Sebastián Rojas

Arista Suroeste del Morado.

el glaciar es largo y es necesario conocerlo bien. Llegaríamos al completar la hora 22.

La idea de realizar esta pared en invierno era con el fin de curtirnos para un viaje que iríamos a tener después, a Patagonia.

Usamos un rack simple, un juego de stoppers, un par de clavos. La ruta tiene 600 metros de largo y las dificultades encontradas fueron de V/6a, con roca mala.

Comenzamos el viernes 12 de julio a eso de las 22:00 horas, desde Baños Morales. Randoneamos durante la noche y a eso de las 8:30 de la mañana estábamos en la base de la pared Sur del Morado, pero seguimos hacia el col entre ésta y el San Francisco. Llegamos a las 12:00 al lugar donde dejaríamos los esquís y nos equipamos con el equipo de escalada. Comenzamos por un diedro tumbado lógico, cargándonos en todo momento hacia el Oeste, buscando la línea más obvia y fácil. Escalamos gran parte de la pared en simultáneo, realizando solo un par de largos en forma clásica. La llegada a la cumbre fue por un canalón con bastante piedra suelta. Una vez en la cima (4.647 m) nos felicitamos, un par de fotos, vídeos y para abajo, ya que aún quedaba mucha jornada por delante. El descenso lo realizamos desescalando, pero con dos rapeles de 60 metros; hasta llegar a los esquís. Nos tomaría toda la noche bajar a Baños Morales, lo cual no fue tan fácil ya que

El 27 de junio, el equipo del Club Andino Wechupún en la cima del Chopicalqui (6354m) Colección Club Andino Wechupún

Agradecemos a Tatoo Adventure, Mammut, The North Face Chile, K2 Chile, Universidad Andres Bello y Universidad Mayor. Cristóbal Señoret Nicolás Gutiérrez Sebastián Rojas Expedición - Chopicalqui 6354msnm - Club Andino Wechupún. 1/6 - Santiago Era la primera semana de junio y nos reunimos en casa del tío Lucho para celebrar su cumpleaños y planear lo que ya habíamos conversado algunos meses atrás: ir al Perú. Esa misma noche, en no más de una hora decidimos la fecha y el cerro que subiríamos. El objetivo sería el Chopicalqui. 23/6 - Huaraz Llegamos en la noche, nos acomodamos en el hotel y fuimos a tomar onces con nuestro buen

amigo Percy, quien ya nos había organizado todo el tema logístico. 24/6 - Campo Base A la 1pm ya estábamos camino hacia el Parque Nacional Huascarán y a eso de las 4pm llegamos a Cebollapampa. Coordinamos con los porteadores y proseguimos en el vehículo hasta donde comienza la aproximación al campamento base. 25/6 - Campo Morrena Solo llegaron la mitad de los porteadores y, por consiguiente, tuvieron que realizar dos viajes. A eso de las 4pm estábamos todos, carga incluida, en el Campamento Morrena. Era nuestro segundo día y ya estábamos a 4800 msnm. 26/6 - Campo Alto A las 12 partimos. Subimos la última parte de la morrena y llegamos al glaciar, el cual se encontraba muy agrietado. Sin embargo, contábamos con la ventaja de que otros escaladores ya habían marcado la ruta y por consiguiente se nos facilitó la progresión, aunque el riesgo de caer en grietas siempre estaba presente. Así fue como llegamos al campamento alto a las 3pm, un lugar soberbio, ubicado en medio del Chopicalqui y los Huascaranes, con una vista increíble hacia los Huandoy y el Chacraraju.

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Cerro Aguja

Cerro Gloria, Cara Sur Psycho Killer 800m, TD

Cerro Bastión

Arista 5.8/5.9 V1 Portezuelo IIº/IIIº Hielo morrena 35º

IIº IIIº/IVº Cascada hielo WI3/M3

En la foto, Psycho Killer (800m TD), la nueva ruta al cerro Gloria. Juan Rosen

27/6 - Cumbre Salimos a las 2am. Comenzamos a subir, el frío era bastante intenso pero se controlaba. Avanzamos por la arista a paso tranquilo pero continuo, tratando de perder el menor tiempo posible en descansos para no enfriarnos. Así fue como a las 4am llegamos al primer paso delicado de la ruta, “La Rimaya”, la cual se superaba escalando un corto tramo, muy vertical y muy expuesto a la caída. Lo pasamos y continuamos nuestro avance con mucha pendiente, salió el sol y nosotros aún no llegábamos a la cumbre, hasta que la divisamos a la distancia. Y así fue como llegamos al último punto a escalar, rápidamente armamos un anclaje para asegurar al escalador y en pocos minutos, luego de movimientos rápidos y precisos, estábamos felices llegando a la cumbre. La vista era espectacular, estábamos muy contentos, nos tomamos las fotos de rigor y bajamos con mucho cuidado, ya que la pendiente y el cansancio se hacían sentir. Así fue como alcanzamos el campamento y continuamos el descenso. De ahí en adelante todo fue alegría y diversión. Integrantes Carolina Flores , Vanesa Tobar, Alejandra Tobar, Cristina Orellana, Luis García, Henry Arce, Cristián González, Rodrigo Quezada, Héctor Hormazábal Psycho Killer, al Gloria Junto a José Rosen, en nuestro afán de explorar lugares nuevos, en abril del 2013 nos

dirigimos a la región de Aconcagua. Nuestro objetivo: escalar la Arista Sur del cerro Gloria. Después de varias horas de aproximación por el cajón del Peñón, llegamos a la base de la montaña, donde podíamos ver con más claridad la ruta. La opción más viable era subir por una canaleta que convergía en una pequeña cascada de hielo WI-3 de unos 15 metros y de ahí tratar de conectar la arista misma. Al día siguiente salimos a las 6 AM. En menos de una hora estábamos en la cascada, que después de una gran terraza nos llevó a una pared de unos 25 metros, cuya dificultad promediaba el V°. Después de seguir por hielo morrénico durante 3 horas, y uno que otro trepe que no superaban el III°, logramos montarnos en la arista (4.100), con pésima roca y difícil de proteger. Era como arenisca. Tras escalar los primeros 4 largos de III°, el quinto presenta el paso más exigente: un diedro-chimenea de V+, en roca de calidad regular. Fue el mejor. Seguimos escalando y, finalmente, llegamos al séptimo y último largo: una corta pared de basalto con una fisura cuya dificultad era entre III+ y IV°. Y, tras alrededor de 4 horas de escalada muy expuesta, ¡CUMBRE! ¡Lo habíamos logrado! “Psycho Killer” fue el nombre para la ruta. Nicolás Matus

Avalancha en el Volcán busca un nuevo record Corredores profesionales de todo el mundo se congregarán en esta carrera abierta, para intentar superar el récord de 3 minutos con 12 segundos impuesto por Cristóbal Díaz el año 2011, durante el descenso entre la cumbre del Volcán Villarrica y el Centro de Ski Pucón. Avalancha en el Volcán es un descenso íntegramente individual, donde los riders se lanzan uno a uno cada un minuto. No hay pista preparada, la nieve está en sus condiciones naturales, estás solo contra la montaña y contigo mismo. Tú elijes como bajas. Eso sí, gana quien lo haga en el menor tiempo posible. La actividad se realizará entre el 13 y 16 de septiembre de 2013, en el Volcán Villarrica, que tiene una forma cónica casi perfecta y más de 2800 metros de altura, es el escenario ideal para lograr la meta. Siendo uno de los volcanes más activos del mundo, el desafío no es solo contra el tiempo, sino también contra la naturaleza. Esto es, Avalancha en el Volcán, esto es el esquí en el sur de Chile. Inscripciones e información: www.avalanchaenelvolcan.cl www.facebook.com/AVALANCHAVOLCAN Fechas: Agosto Volcán Lonquimay, Centro de Montaña Corralco. 13 al 16 de Septiembre Volcán Villarrica, Centro de Ski Pucón.

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Período octubre 2012 – marzo 2013

Salió duro (el artículo). Mucho trabajo, flojera máxima… Pero en fin. Aquí estamos de nuevo. El recuento de los incidentes de la última temporada del montañismo chileno, aquella ocurrida entre octubre del 2012 y marzo del 2013. Las reglas del juego, para los imbéciles que recién llegan a leer este tipo de recopilaciones son las mismas de siempre: repaso total de los incidentes fatales, menciones cualitativas de los accidentes con impacto en nuestro medio, sólo ascensos o intentos de actividades con aporte deportivo, enfocado nada más que a los chilenos o extranjeros residentes y, no lo olviden, esto es acerca de andinismo, montañismo, y alpinismo. O sea, ¡climbing! Nada de boulderistas; que en la escala de la evolución sólo están un pelo más arriba que los surfistas. Basta de palabras, entremos al fuego del juego.

Nota del editor *Lamentamos informar que desde hoy las leyendas de las imágenes de este recuento serán narradas por el mismísimo Anticristo.

Volcán Villarrica La primera tragedia ocurrió en noviembre del 2012 en los faldeos del volcán Villarrica, con detalles que son confusos y donde es difícil separar la ficción de la realidad. Lo concreto es que Dmitry Sivenkov, ciudadano ruso de 35 años de edad que estaba viviendo en Pucón, hizo de anfitrión de Gillhem Bellon (francés de 25 años) y Luca Ogliego (italiano, de 24). Para que luego, juntos, intentaran el 7 de noviembre subir el volcán Villarrica. No se sabría mucho más de ellos, salvo que Sivenkov habría hecho llamadas por celular a su polola, la ciudadana china Vaini Wen, donde afirmaba que estaban a 20 minutos de la cumbre (sin especificar cuál), pero que debido al mal tiempo, harían un vivac arriba. Aquí las cosas se enredan. Los muchachos desaparecerían de la faz de la Tierra y, desencadenada la alarma, no se encontró registro de sus ingresos en ninguna de las casetas de control de CONAF. Lo que podría significar que optaron por entrar ilegalmente, o bien que, a propósito o por error, estaban físicamente en otro cerro. Lo que fuese, lo concreto es que a la fecha todavía no se ha dado con los restos de estos extranjeros. Cerro Cancana

Revista Escalando no se hace responsable del mal uso del lenguaje y todo lo que pueda surgir de su retorcida cabeza.

Dos meses después, el 6 de enero, tres turistas salieron a intentar el ascenso del cerro Canca-

na, uno de aproximadamente 4.100 metros de altitud que se localiza en la localidad de Cochiguaz, IV región de Chile. Eran el francés Frédéric Deltour y los argentinos Marcos Roldán y Mario Olivera. Ellos, tras varias horas de ascenso, decidieron regresarse debido al calor y la subsecuente falta de agua; pero Roldán optó por continuar. Momento que representaría el último instante que se le vería con vida. Pronto, con el pasar de los días, y como es la tónica en estas situaciones, se gatillarían diferentes operaciones de búsqueda distribuidas en el tiempo, a cargo de varias organizaciones civiles y policiales, pero sin resultado alguno. Cerro Marmolejo De los otros, accidentes sin resultado mortal, quizás el más recordado fue el ocurrido en el cerro Marmolejo, un poco después de lo acaecido en el Cancana. Esta montaña era objeto de un ascenso, por su ruta normal, de unos clientes suizos y alemanes a cargo del guía chileno Pedro Sermini, en un grupo que incluía también, además, dos asistentes. La actividad se desarrolló sin incidencias importantes, hasta que el 16 de enero se realizó el intento de cumbre propiamente tal. Sermini y dos clientes alemanes partieron temprano del Campo II (4.900 m), llegando a la cumbre en al-

Finalmente cayó. Tras años de intentos, Armando Montero e Ignacio Vergara realizan el primer ascenso nacional al cerro Palo, y el tercero absoluto, línea de ascenso que se muestra en esta fotografía tomada quien sabe de dónde. Colección Armando Montero.

gún momento antes de las tres de la tarde. Pero en el regreso encontraron el glaciar bastante cambiado, en parte debido al inusual calor que se experimentó en el área (17 grados a 5.500 m), en parte porque ya hace tiempo que el calentamiento global ha resquebrajado bastante los casquetes que rodean el Marmolejo. Lo que fuese, el grupo continuó bajando con piolets y crampones, pero sin encordarse; así, en algún momento del descenso, Sermini rompería un puente de nieve e iría a dar directo a una grieta. La caída, de aproximadamente diez metros, lo dejaría poli-contuso y momentáneamente inconsciente. Tras despertar y estabilizar la situación, lograría salir de la grieta por otro lado, pero teniendo que sacrificar en el proceso todo su equipo, mochila incluida. Ya reunidos y ahora sí encordados, el grupo trato de salir del glaciar, pero lo que antes había sido una muelle caminata, ahora se reveló como un peligroso campo de grietas. Momentos en los cuales Sermini logró establecer comunicación VHF con un bombero radioaficionado que se encontraba en la localidad de El Monte, cerca de Buin. Persona que al final terminaría por dar aviso a Carabineros de Chile y el Cuerpo de Socorro Andino, comenzando así un rescate que sería seguido al minuto por los medios de comunicación. En cuanto a Sermini, éste tomó la decisión de hacer un vivac en el glaciar para esperar a que se volviera a congelar la superficie. Casi sin

agua, de abrigo sólo una manta de emergencia y sin comida, pasaron una noche tipo Cancún. O sea, abrazados, sin dormir y que recordarán siempre. No hay infierno que dure. A las diez de la mañana del día siguiente arribarían al Campo II; esa misma tarde estarían en el Campo I (4.200 m), lugar preciso donde serían alcanzados por patrullas del GOPE y el CSA. En el Base al día siguiente, desde donde serían evacuados, indemnes, en helicóptero. Eh, eh, eh, palo, palito, palo es A diferencia de años anteriores, esta vez el epicentro de la actividad estuvo en la región XI de Chile, zona que está adquiriendo importancia creciente debido no sólo a sus espléndidas cordilleras, sino que a una creciente comunidad de montañistas que es hija de un mix genial: escaladores que han hecho de Coyhaique su hogar, junto a jóvenes locales que rivalizan en talento y pasión. En orden cronológico, lo primero que resalta es lo ocurrido en El Palo. No el tuyo ni el mío, sino que me refiero a ese torreón impresionante y enhiesto de aproximadamente 2.200 metros de altura localizado en la cordillera Castillo. Tiene tres cumbres principales y ha visto bastantes intentos, alguno de los cuales han sido reportados aquí antes. Pero, en términos de ascensos mismos, sólo cuenta con dos, ambos realizados por miembros de la expedición neozelandesa de

1976 (Clarckson y Duff, el 04/02; Groves y Searle, dos días después). Pero el tiempo pasó, los fallos se sucedieron y los deseos de realizar el primer ascenso nacional fueron aumentando. Especialmente después de dos intentos en especial; el de Manuel Bugueño y Rodericus Kaffi, que llegaron a escasos metros de la cumbre sur (devolviéndose al darse cuenta que no estaba conectada a la principal), pero especialmente el de Darío Arancibia Y Pedro Sermini (el mismo machucao del Marmolejo), quienes lograron dar con la línea del primer ascenso y estar a un tris de lograrlo, pero teniendo que regresarse por mal tiempo. Esa fue la situación que encontraron Armando Montero e Ignacio Vergara, escaladores que viven en la zona y que le hicieron un peque durante noviembre del 2012. En concreto, y tras abrir el 9 de noviembre la primera ruta de escalada que llega hasta la cumbre del cerro Mckay por su Cara Oeste (“Que jue lo que me dites”, 300 m, 5.10+/A1), se dirigieron dos días después a la Reserva Nacional Cerro Castillo, instalándose en el atardecer del 12 de noviembre en el campamento neozelandés. Al día siguiente, tras remontar el glaciar de la Cara Este, subieron una característica canaleta de nieve que los dejó en la vertiente norte. Aquí hicieron varios largos en roca mala, alternado entre terrazas y tramos verticales cortos de uno o dos largos de cuerda. Cuando ya llevaban sie-

Manuel Medina autofotografiándose en la cima del Palo, tras abrir una ruta nueva al Palo junto a Rodolfo Torrens, quien aparece más atrás. ¿Y la cumbre que se ve atrás? Ni idea. Manuel Medina

te en total, aproximadamente a las 13:30 horas, llegaron al crux de la ruta (también el punto más alto alcanzado por Arancibia y Sermini el 2011). Éste, corto pero vertical, lo superaron en artificial, para luego un largo fácil más y un acarreo simple y final que los dejaría aproximadamente a las 14:30 en la cumbre. Primer ascenso nacional y tercero del Palo. Bajaron sin problemas y llegaron al glaciar aproximadamente a las 18:30. Dos horas después en el campamento neozelandés, esa misma noche comiéndose un sándwich en Villa Cerro Castillo y después unos hermosos dulces sueños en Coyhaique. Truco y retruco Manuel Medina y Rodolfo Torrens, ambos hijos de Coyhaique, tenían hacía tiempo echado el ojo al cerro La Vieja, uno que se pensaba inescalado (pero que los Neozelandeses del 76 habían escalado), hasta que se dio la ocasión, climática y personal, en febrero de este año. Su plan era simple: en estilo alpino y sin considerar equipo de hielo, lo cual los iba a hacer moverse muy livianos pero completamente entregados a las condiciones que iban a encontrar. Pero eso, en vez de un problema, lo tomaron como una oportunidad, pues si no podían con La Vieja, al lado estaba la Pared Oeste del Palo también, que quizás fuese un buen plan B.

De Coyhaique partieron en la noche del viernes 8 de febrero. Pararon en campamento Porteadores, hicieron vivac y continuaron la marcha. Entraron por el valle “Estero Palo” por unas tres horas, teniendo siempre a su mano derecha la Cara Oeste del Palo, hasta que finalmente llegaron a La Vieja, encontrándola con tanta nieve que, game over, fue obvio que era mejor intentar el Palo. Dado que no sabían si bajarían por el mismo lugar, entraron con todo, aproximadamente unos 12 kilos de peso cada uno. Y así comenzó el partido. Canalón, pasos de 5.6, rampa, fisura de manos, placa sellada, chimenea y reunión. Después buena protección, mala protección, terraza, mucho aire, acarreo y verticalidad. Más tarde más roca, más mala protección, colgando, pared lisa, terraza, vuelta y, bingo, la ruta normal. De ahí dos largos más, un acarreo y estuvieron en la cumbre a las 7 de la tarde. Dada las dificultades encontradas, prefirieron bajar por la ruta “normal”, llegando al Neozelandés tras cuatro rapeles y su respectiva marcha. A su ruta la denominaron “Águilas con bastones”, resumiendo las dificultades en 5.10c, con 11 largos. Este sería el segundo ascenso nacional del Palo, el cuarto absoluto, la primera ruta abierta por chilenos, la segunda ruta al cerro y la primera travesía realizada al Palo. O sea, sácate un mérito.

Y, ah, sí, lo olvidaba. Torrens tiene 16 años. Molido austral Hubo tres meritorias actividades más. El regreso de Marco Poblete y Eduardo Jara, a fines de diciembre, a la cordillera del Emperador Guillermo, donde realizaron el primer ascenso de la Punta Rincón (aprox. 1.915 m), tras dos días de aproximación y superar expuestos pasajes aéreos, palas de nieve, gateos sobre roca mala y un murallón de 5.7, el cual precisamente guarda la cumbre. Más tarde, en la segunda quincena de marzo, Salvador García y Elena Godet (españoles), y Hugo Espinoza y Armando Montero (chilenos), se movieron en la zona del río Turbio, Cordillera Castillo, logrando Godet y Montero la primera escalada del torreón más grande (4 largos de dificultad máximo 5.8), uno de aproximadamente 2.100 metros de altitud, llamándola El Turbio. Y finalmente el primer ascenso nacional, a manos de Felipe Cancino el 14 de marzo, del cerro Kristine (2.350 m), una cumbre localizada en la cordillera Jenimeni (ribera sur lago General Carrera) y que había sido escalado por primera vez en el 2008 por Yvonne Chouinard, Rick Ridgeway, Douglas Tompkins y Jeff Johnson.

Marco Poblete, Eduardo Jara y la aguja del Rincón. Que no se llama así en honor a Mónica Rincón, ni a la araña homónima, sino porque se localiza en el glaciar del Rincón. Marco Poblete

Patagonia express Cambiemos de área, pero sigamos todavía en el sur de Chile, Patagonia para ser más precisos, y entremos de lleno al espantoso accionar de Cristóbal Señoret y Sebastián Rojas. Una lata para mí, por la envidia. Estos chilenos dirigieron sus pasos al Parque Nacional Torres del Paine, con la intención inicial de escalar la Torre Central. Pero una vez instalados en el vivac, a tiro de cañón ya, una tormenta inesperada los conminó a buscar un objetivo más apropiado para las condiciones que enfrentaban.

Algunos, me incluyo, ya se hubieran dado por satisfecho y se habrían regresado a comer papas fritas. Pero no ellos. Qué va. Se quedaron para probar otra cosa: la Torre Sur, por la ruta Aste (5.11+, 1.000 m). Cinco días después, también desde la base de la canaleta respectiva desde el Valle del Silencio, partieron a las 04:00 AM, en lo que los hechos demostrarían ser otro banquete. Ya que llegarían a su cumbre y bajarían sin más incidentes que cuerdas atascadas en los rapeles, para estar de regreso en el canalón ¡aún con luz! Y listo. ¿Con eso para la casa?

Por eso se fueron hacia la Torre Norte, metiéndose el 28 de diciembre, con mucho frío y nieve, a “Taller del Sol” (5.10+, 600 m). Ruta que deglutieron completa, llegando a la cumbre lógica de la vía, pero no a la principal. Tras respirar un par de fotos y alegrarse, pum, para abajo, sin problemas.

No. Jamás.

Pero no habían olvidado la Torre Central, la cual querían acometer por la Bonington–Williams (5.11, 800 m). Así es que dos semanas después le hicieron un intento. Partiendo desde la base del acarreo, a las 5 de la mañana, literalmente la ruta se la zamparon completa (otro verbo culinario), llegando de vuelta al mismo vivac a las 02:30 horas del día siguiente.

¿Entonces ahora sí para la casa? Nop. Querían probar el Torre.

Se fueron para la cordillera del Fitz Roy. Donde partieron calentando las manos con la escalada de la aguja Guilloumet por la Brenner (5.10, 500 m); esta vez acompañados por los también chilenos Juan Señoret y Jonas Fredas.

Como ahora ya no están los bolts de Maestri, los grupos le hacen esfuerzo a la Ragni (90°, M4, 600 m), vía del primer ascenso, la realizada por los italianos Chiappa, Conti, Ferrari y Negri, en 1974. Una que va por la Pared Oeste del Torre, esencialmente vinculada al Campo de Hielo Sur,

y cuyo ascenso, debido a que queda más a trasmano que la Maestri-Bridwell, es más bien un proceso. Uno que para nuestros amigos comenzó el 17 de febrero, cuando partieron temprano desde Chaltén en dirección hacia el paso Marconi. Al día siguiente estuvieron en la base de la montaña, tras recorrer el respectivo glaciar. El 19 partieron con clima mediocre, pero menos viento. Tras un par de largos de mixto, superar un glaciar y algunas ramplas de hielo, uf, ¡ahí sí que quedaron a pie de vía! El 20, junto a otras cordadas que también estaban intentando lo suyo, se metieron con todo y fue tanto que llegaron justo hasta dos largos debajo de la cumbre. Lamentablemente, como no quedaba mucha luz y estaban cansados (sí, también se cansan), optaron por bajar. Lo cual involucró varias cosas, entre ellas, regresarse los 55 kilómetros que lo separaban de Chaltén. En dos días. ¿Y ahora sí? ¿Para la casa? Ni cantando. Les quedaba el Fitz Roy. Sí. El Fitz Roy. Por la Afanasieff (5.10+, 1.600 m), que es la más larga, además, una que parece ser especialmente adorada por los chilenos. Y apenas tres días después de llegar hecho pedazos del Torre. Ahora acompañados de un tailandés, cuyo nombre nadie sabe. Salieron a las 7 de la mañana de

Otro autoretrato. Esta vez, de Sebastián Rojas y Cristóbal Señoret en lo que sospecho es la cumbre de la Torre Sur del Paine. Como que me llamo Purto. Sebastián Rojas

Chaltén, alcanzaron a meterse a la ruta antes de anochecer y al día siguiente llegaron al vivac del largo 10. Luego, escalar, escalar, escalar; en el largo 22 no se detuvieron a dormir, sino que forzaron 3 más, luego de lo cual durmieron, desayuno y cumbre. A las cuatro de la tarde. Suena fácil. Estas son las aventuras de verdad, boulderistas pajeros chupa kojacs. Imposible no extenderse Lo realizado por Señoret y Rojas, al César lo que es del César, es de lo mejor que se ha visto en mucho tiempo. Y, como es habitual cuando ocurren actividades trascendentes, de ellas se derivan varias lecturas que merecen ser comentadas como corresponde. Por ejemplo, lo rápido que escalaron, como se ve en que hicieron la Bonington limpiamente en el día; es decir, en menos de 24 horas, partiendo del acarreo. Que también de paso demuestra que a veces no es tan buena idea hacer estilos alpinos a tontas y locas; como es partir caminando del campamento Torres, o Japonés, pues, a menos que se sea MUY, pero MUY bueno y rápido, las largas aproximaciones

quitan energía y tiempo, horas que después se revelan necesarias para, por ejemplo, alcanzar la cumbre de la Torre Central; y no devolverse en la antecumbre. También Señoret y Rojas fueron los primeros chilenos en intentar el Torre por la Ragni, casi terminándola (les faltó poco). Fueron la primera cordada íntegramente chilena en escalar la Torre Central (Arancibia y Fuentes llegaron a la antecumbre; Zegers lo hizo con el estadounidense Schneider; Kusanovich con el español Cifuentes, Labarca con Bascue, también de USA; y Gutiérrez-Gamboa al final se unieron a una cordada extranjera); y los primeros chilenos en hacer en una temporada el Fitz Roy, la Torre Central y la Torre Sur. ¿Y no las tres torres? No. Lo cortés no quita lo valiente. El no haber llegado a la cumbre principal de la Torre Norte, y luego negarles ese mérito, no es más que aplicar la misma regla estricta que he usado antes (sin cumbre es intento), una que a veces causa escozor, pero que el tiempo no ha hecho más que validar (una de la cual incluso los mismos Señoret y Rojas pueden ahora beneficiarse, pues en el pasado también negué, por las mismas razones, el logro de la Torre Central a Edwards,

Moraga, González Donoso, Arancibia, Fuentes y Morales). Ahora, tema aparte, es que yo insisto en que en realidad el desafío de las Tres Torres del Paine en realidad está incompleto. Pues deja afuera al Peineta, aguja que en rigor es una Torre del Paine más, una que es torpemente olvidada por ninguna razón válida. Lo que significa que, a la fecha, ningún chileno ha subido las CUATRO Torres del Paine (Arancibia estuvo a un tris de hacerlo, pero la antecumbre de la Central no cuenta como ascenso absoluto). Recorridos dietéticos Luego tenemos el intento de Andrés Zegers por realizar la travesía integral entre la Paloma y el Plomo. Nuestro amigo partió muy temprano desde el bike park de La Parva el 25 de febrero. Alcanzaría la cumbre del Plomo, el primer objetivo, a las 9 y media de la mañana. De ahí se fue al Littoria, pero en vez de seguir al Fickensher, y aquí es donde se me complican las cosas para entender, optó por descender la Cara Norte de este cerro y se fue en demanda del Altar, donde falló pues la

Lo que Elvis Acevedo hizo en realidad es el Colmillo Este del Diente del Diablo. Pero repetir tanto molar confunde. Bueno, lo que fuera, se trata de una de las tres agujas rocosas que se encuentran en el filo que une el Diente del Diablo con el Retumbadero Alto. Las dificultades registradas hablan de pendientes fáciles y un largo de 5.8. Colección Elvis Acevedo

ruta de subida que pretendía no estaba en buenas condiciones. Esta contrariedad lo obligó a dar un largo rodeo de penitentes para quedarse en posición, ya de noche, para subir ahora la Paloma. En su cumbre estaría de madrugada y, de ahí, para abajo rápido, hasta llegar a Villa Paulina a las 9 de la mañana, completando un tiempo total de 30 horas y 53 minutos. Un rendimiento sobresaliente, ¿cierto? Entonces, ¿cuál es el problema? Simple. En tratar de catalogar esto de una manera que, por un lado, le haga justicia y, por otro, que no soslaye el hecho que por más méritos que tenga subir y bajar por 30 horas, por terrenos apestosos y a veces delicados, no representa logro objetivo alguno. Toda vez que no se cumplió la integral ni tampoco lo hizo en el día. Tienen que considerar además que unir la Paloma con el Plomo se ha hecho muchas veces, de varias formas y estilos distintos. Incluso tampoco el de Zegers fue el primer intento directo non-stop, pues, apuesto luca a que ya se les olvidó, tenemos como antecedente el esfuerzo de Ralf Jaiser en el 2007. Exactamente. Jaiser, utilizando un esquema distinto, partió del refugio Federación a las 2

de la mañana del 19 de diciembre, para llegar a la cumbre del Plomo a las 5:30 horas (¡tres horas y media!) y de ahí el Littoria, el Fickensher y el Osiecky en diez horas. A las dos de la tarde estuvo en el glaciar Olivares, y de seguro habría terminado con el Altar y la Paloma, si no hubiera sido detenido por un ejército de penitentes traga extranjeros veloces. Uno que lo mojó, demolió y escupió de tal manera, que Jaiser eventualmente abortaría en su intento de hacer en el día la travesía. Bajaría por detrás del Falso Altar y estaría en Villa Paulina a las 11 AM del día siguiente; o sea 29 horas. En resumen. Dejémonos de circunloquios y formalicemos esto. Los esfuerzos de Jaiser y Zegers deben ser vistos como intentos de la vieja y atractiva idea de terminar en el día la línea Plomo Littoria- Fickensher-Osiecki-Altar y Paloma.

veces uno piensa que están agotadas. Primero realizó, junto a Ulises Espinoza, el primero ascenso del Colmillo Este del Diablo; dos semanas después, participó en el primer ascenso del Puntón Amarillo, junto a Juanita Guerra, Álvaro Vivanco y Max Beckmann y finalmente realizó, el 15 de diciembre, el primer ascenso, solo, por la arista suroeste del cerro Cinco Mil, probablemente el cerro con el nombre más inepto que se pueda imaginar. En Patagonia chilena, Darío Arancibia y Francisco Rojas intentaron abrir, a mediados de febrero, una nueva vía en la Hoja, desde el valle del Francés. También hay que mencionar los movimientos de Felipe González Donoso, que habría realizado un intento a la Hoja y otro a la Cara Este del Cuerno Este del Paine, escalando 400 metros, de hasta 5.11-, junto a Ronny Keller (terminando donde comienzan los esquistos negros).

Molido Terminemos esto por favor. Ya no quiero hacer un recuento más en toda mi maldita vida. De lo que va quedando por mencionar, hay que referirse a lo hecho por Elvis Acevedo, quien, como ya es un hábito, sigue buscando y rebuscando líneas en cumbres que de tan clásicas a

Por último, no puedo dejar afuera a Ignacio Vergara, un prácticamente desconocido escalador chileno que en enero de este año (antes que Rojas y Señoret), junto al estadounidense Jeffrey Haab, escaló también la Afanasieff (elevando a 7 los chilenos que han probado con éxito esta ruta: Rada, Fercovic, Leiva, Vera, Vergara, Rojas y Señoret).

salon de la fama La hora de la verdad. La premiación de los mejores. Y, como dicta la tradición, en cuatro categorías.

Para la Mejor Expedición (Brújula de Uranio para que no se pierdan), nadie. Void. Nope. De hecho no hubo expedición alguna. Nada de Antártica, Campos de Hielos, Himalayas u otros. Pobre temporada por aquí. Con respecto al Mejor Ascenso Técnico (Jeringa de Plutonio, para inyectarse la vena con estilo), nadie; de nuevo. Hubo proliferación de actividades de estilo alpino, las cuales son valientes y representan la cresta de la ola, pero normalmente eso va en desmedro de vencer grandes dificultades. Nada por aquí entonces. El tercer premio, el de Mejor Deportista (Ajo de Molibdeno, para que coman bien sanito), para Cristóbal Señoret y Sebastián Rojas. O sea, creo que esta vez no debería ni siquiera argumentar las razones, pues lo realizado por los muchachos, tanto en su forma como fondo, es extraordinario para nuestro medio.

so de formación de escalada deportiva de la Escuela Nacional de Alta Montaña de Chile. Este es un pequeño reconocimiento, pero el punto de partida para otros que deberían ir agregándose en los próximos semestres. ¿Y qué persona es la responsable de este éxito y, por lo tanto, la que debe recibir la Colchoneta de Tungsteno? Pues, como estamos hablando de un proceso, extendido en el tiempo (desde fines del 2008), y donde ha habido cambios, está el potencial de ser injustos y olvidar sin querer a algunos. Que no es la idea.

Y finalmente, la Mejor Iniciativa (Colchoneta de Tungsteno, para acostarse cómodo a dormirse en los laureles), y considerando lo que ha ocurrido estos últimos años, ¿desierto de nuevo?

Entonces, tratando de ser cuidadosos, creo no equivocarme al decir que los grandes primeros impulsores fueron Fernando Millar y Alberto Pérez, personas que, con creatividad y desde diversos puestos, lograron convencer, implementar y dirigir, a veces desde un plano secundario, esta causa. También, algo no menor, lograron arrancar la ENAM de la nefasta influencia y pésimo liderazgo de Claudio Lucero, uno que mantuvo a esta institución en un desastre que casi duró toda la década anterior.

Pues no. Curiosamente ahora sí que encontré un hecho indesmentible, formal, incuestionable. El cual, más allá de lo que puede pasar en el futuro, ha representado un hito en la historia de la educación del montañismo en Chile. Me refiero, por supuesto, a la certificación entregada por la UIAA al proce-

A ellos hay que agregar evidentemente a Andrés Jorquera, quien por esos años tomó la dirección de la ENAM, ayudando y complementándose con la entonces recién creada Dirección Técnica (cuyo primer director fue precisamente Pérez). Y de ahí se fueron congregando variados liderazgos que continua-

ron el trabajo realizado. Entre ellos habría que mencionar a Diego Tapia, Gastón Oyarzún, Roberto Albornoz, Matías Prieto, Carlos Liendo, Felipe González Donoso y, el actual Director de la Dirección Técnica, Darío Arancibia. Bravo a todos los anteriores. Ya. Terminamos. ¡Y no puede ser! Algo malo debe haber ocurrido. Hoy finalizo la columna con algo positivo.

El Anticristo anticristo@aruficax.cl

En Octubre del 2013 será publicada “Crónicas del Anticristo”, por Ediciones Digital. La recopilación completa y revisada de las primeras 100 columnas del Anticristo, incluyendo estos recuentos. Versión completa de la columna de hoy, así como las anteriores, se encuentran en el blog del Anticristo en la página web de Revista Escalando. Recuento realizado gracias a la ayuda y colaboración constante de LIPPI, PETZL, EASTON, PUNTO.BAT y DAV CHILE.

CINE ESCALANDO Por Daniel Castro

Autana Autana, una realización del director Alastair Lee, con 10 filmes y más de 60 premios internacionales a su haber, es una producción que trasciende el género de la escalada y se posiciona como una de las mejores películas de aventura del último tiempo. Todo comienza en un bar en la playa… en realidad todo comienza miles de años antes (como nos relata Lee de modo ilustrativo y sintético), cuando en una batalla de dioses, el árbol de la vida fue cortado dejando como testimonio el Tepui de Autana. Una formación rocosa en medio del Amazonas de más de 1.370 metros de altura.

Director:

ALASTAIR LEE Productor:

POSING PRODUCTION Idea original: LEO HOULDING Cámara: ALASTAIR LEE DAVID REEVES Modelación 3D:

Con el afán de abrir una nueva ruta por la cara este del Tepui, Leo Houlding y sus compadres: Jason Pickles y Sean “Stanley” Leary, se reúnen en una playa de Venezuela para coordinar la logística y tomarse un último trago de paraíso, antes de internarse en el infierno selvático que les espera.

SHREWD APE MEDIA Sonido: BOX MEDIA Música: TOM ENO & JACK TO PHONO Duración:

55’:00’’

Cara este del Autana Tepui, la ruta sigue una lĂnea por el medio de la pared. Se logra ver la densidad de la selva, que parece absorber la roca, por donde tuvieron que pasar a punta de machete estos escaladores. Alastair Lee

El mundo perdido. Esta es la vista desde la cueva, que está en el medio de la pared, donde vivaquearon estos escaladores. Un lugar al que probablemente solo ellos han llegado y que los alejó de las inclemencias de la selva. Alastair Lee

El contrapunto entre la música caribeña, las chicas en bikini y los protagonistas en guayaberas es perfecto como punto de referencia para poder sopesar la opresiva humedad de la selva amazónica infestada de insectos. Y si la fiesta en el lanchón, donde recorren la costa para practicar deep water soloing, es la cara alegre de la distorsión, la propuesta visual que ofrece Lee del viaje psicodélico que experimentan los escaladores en la choza del chamán, que les debe dar la venia de la comunidad indígena para que puedan subir al Tepui, es la cara más obscura que se puede llegar a conocer. Me atrevo a decir que en casi todos los viajes de escalada, como dicen los protagonistas del film, no se trata sólo de la escalada, sino

que de toda la experiencia que la acompaña. Lo interesante y maravilloso de Autana es que logra capturar y transmitir eso al espectador. Porque una parte importante del metraje está dedicado a la aventura que significa llegar hasta el Tepui. Desde la logística y contactos con los locales, pasando por sobornos en pasos fronterizos y viajes clandestinos por la ruta fluvial de tráfico de combustible, hasta días y días con una nube personal de toda clase de insectos alados y baños de talco para poder estar seco por lo menos un par de minutos. Lo importante es que todas las penurias y sacrificios no son taaan terribles finalmente, o al menos el buen humor de Leo y sus secuaces hace que así parezca. Los escala-

dores son recompensados cuando llegan a la base del gigantesco morro. Si bien, los primeros largos parecen más una labor de jardinería, con los friends colgando de un lado del arnés y el machete para cortar cuanto arbusto aparece por delante. A medida que van ganando altura, la vegetación va perdiendo terreno y finalmente los escaladores se sienten a sus anchas en una vía que, ascendiendo por un diedro, llega hasta el mejor spot para vivaquear de la historia. Una caverna que recorre todo el interior del Tepui, como un gran queso. Vistas de la tupida selva y un cielo que cautiva a cualquier hora son más que suficientes para convencerse que las miles de picadas de mosquitos y sacos de tierra en la cara han valido la pena.

Arriba, Leo Houlding y Sean Leary se alistan para iniciar una travesía en “Yopo Wall”. El verde de la vegetación estuvo presente a lo largo de toda la ruta. Abajo, Leo Houlding preparado para escalar estos largos que llevaron al límite su cuerpo y cabeza. Alastair Lee

Es también esta caverna la que marca el punto de inflexión en la vía bautizada como Yopo Wall, en honor a la experiencia alucinógena previa a la escalada, de la cual Alastair tira “flashazos” otorgando así resonancias de estados alterados durante la dura ascensión que, conforme avanza, comienza a ofrecer una roca más fracturada y de calidad incierta. Como si no fuera suficiente, la aparición de unos grandes techos horizontales, que sólo pueden ser superados con pasos realizados en artificial, le da más adrenalina a todo el asunto. Una vez en la cima, todo es felicidad. Como siempre en las películas de Alastair, la factura y fotografía son impecables y la banda sonora ha sido seleccionada y compuesta con mucho cariño. Trate de verla en una buena pantalla y sea generoso con el volumen. No se arrepentirá.

Buscando

la cruz

del sur en la patagonia chilena Por Tom Clarkson Traducción por Rodrigo Fica Con la colaboración de Armando Montero

La historia de los neozelandeses que escribieron una página de oro en la historia del

montañismo patagónico chileno. Una que ha

permanecido injustamente

olvidada y que ahora llega a

nosotros en forma exclusiva,

relatada de primera mano por uno de sus protagonistas.

6 de febrero de 1976. Tras realizar el segundo ascenso al Palo, Mike Searle involucrado en uno de los rapeles. Zapatos de cuero, guantes de lana, mochila con armaz贸n de metal y otros tantos detalles que nos hablan de tiempos heroicos. Nick Groves.

Tom Clarkson, autor de esta nota, tratando de calentarse un poco tras tener que bajarse del largo final en el Castillo, en lo que sería su tercer y último intento a esta cumbre. Colección Tom Clarkson

Quizás muchos de ustedes no me conozcan, pero visité Chile hace cierto tiempo y estuve muy vinculado a unas fantásticas montañas que existen no muy lejos al sur de Coyhaique. Me refiero por supuesto a Cordillera Castillo, un conjunto de torreones de roca y glaciares espectaculares que incluso puede ser visualizada desde la ribera sur del lago General Carrera. Si bien es cierto que su altitud no impresiona, sus picos son muy estéticos y frecuentemente fotografiados. En el presente, la zona se sitúa dentro de la Reserva Nacional Cerro Castillo. Yo soy un neozelandés que desde 1963 he tratado de escalar en cada oportunidad que he tenido. Bueno, en realidad, lo que mis amigos y yo hacíamos era otra cosa: “tramping”. Que es un tipo de actividad muy propia de Nueva Zelandia (NZ) y que consiste en seguir valles, cruzar ríos, atravesar montañas, encontrar pasos, escalar riscos e incluso esquiar. Déjenme decirles también que es habitual que los escaladores neozelandeses realicen expediciones a otras partes del mundo, típicamente Himalaya y los Andes Peruanos, estableciendo una reputación internacional como escaladores bien capaces. Yo en mi caso, supe de Patagonia tras leer las historias de Eric Shipton y otros escaladores neozelandeses que habían estado en los Campos de Hielo Patagónicos, específicamente el Norte. Y me picó la curiosidad.

Buscando, traté de encontrar un área que requiriera estilos de escaladas muy similares a aquellos que me eran familiares en NZ, algo a lo cual nosotros nos pudiéramos adaptar rápidamente. Yo no estaba particularmente atraído por el concepto clásico de “expedición”, con una organización grande, de meses o años de planificación, y que involucrara seleccionar integrantes y con gran gasto de dinero. ¿Por qué no mejor hacer una especie de viaje de escalada a la neozelandesa? Es decir, juntar un grupo de amigos y simplemente ir. Y si no teníamos éxito, ¿qué más daba? Habríamos explorado un lugar nuevo y lo pasaríamos bien. Pues bien, sin saberlo, esa motivación original me llevó a realizar dos viajes en la década del 70, a un Chile bastante diferente del que ustedes conocen hoy.

Castillos equivocados El primer encuentro ocurrió en 1972, cuando decidimos venir al Campo de Hielo Norte y escalar algunas montañas; quizás el San Valentín. Éramos cinco y, como en aquellos años Chile estaba políticamente inestable y económicamente en crisis, tuvimos que planificar cuidadosamente la logística ya que sabíamos que habría escasez, por lo que empacamos suficiente comida como para tres meses de escalada.

Magn铆fica vista de la cara este del Palo, donde los glaciares aparecen negros, con muy poca nieve, debido a los efectos de la erupci贸n de 1971 del volc谩n Hudson. Colecci贸n Tom Clarkson

Teníamos diferentes metas para el viaje. Yendo desde escaladas técnicas serias, hasta oportunidades por explorar nuevas áreas salvajes, principalmente valles y portezuelos. Es decir, estábamos transfiriendo nuestra experiencia a un nuevo país, esperando encontrar versiones más extensas que las existentes en nuestras cordilleras montañosas. Aprendimos algo de español y salimos en un barco de Wellington hacia Punta Arenas, en una navegación que duró 10 días. En Punta Arenas nos las arreglamos para importar nuestra comida y equipo, y volamos a Balmaceda asumiendo que nuestra carga nos seguiría al día siguiente. Pero no llegaron, lo cual obligó a hacer cambios a nuestra planificación. Pero no todo fue malo. Acampamos al lado de la base de la Fuerza Aérea en Balmaceda y, más tarde, en una casa vacía en Chile Chico, haciendo amigos y recibiendo una hospitalidad que fue abrumadora. Prácticamente cada día con un asado con una familia distinta. Estando ahí, en Balmaceda, pudimos ver perfectamente las montañas de Cordillera Castillo. Espectacular. Pero no sabíamos nada de ella, ni de las rutas de quienes habían escalado ahí. Así es que, mientras esperábamos por nuestra carga, nos imaginamos que podríamos ir por unos pocos días y escalar su cumbre principal, el Castillo, pues teníamos con nosotros suficiente equipo básico de escalada. Organizamos algunos viajes en camiones locales, miramos el mejor mapa IGM que pudimos encontrar y el 11 de diciembre de 1972 estuvimos ya acampando en el Estero del Bosque, mirando a las cumbres más altas de lo que el mapa nos decía era el Castillo. Junto a Dave Bamford y Geoff Spearpoint, nos fuimos directamente a ella, lo que involucró cruzar un glaciar bastante agrietado. La escalada no fue técnicamente difícil y el filo de roca a la cumbre necesitó de la cuerda sólo por dos cortos largos empinados y con hielo. Que nos dejaron en un portezuelo aproximadamente 150 metros debajo de la cumbre. Tras algunas maniobras, alcanzamos la cima a las 6 de la tarde, tras 8 horas de ascenso. Lo único malo fue que, al estar ahí, confirmamos que ciertamente no era la más alta del área y sólo años más tarde sabríamos que, sin querer, habíamos realizado el primer ascenso del cerro Peñón. Trece días después, el 27 de diciembre, nuestro equipo arribaría, lo cual nos daría opciones para ir a lo que originalmente era nuestra primera idea: el Campo de Hielo Norte. Así es que dejamos por un tiempo Cordillera Castillo y nos fuimos a una aventura que duraría prácticamente enero y febrero, terminando con Geoff y yo realizando el segundo ascenso absoluto del Hyades (3.100 m), en una escalada épica y que quizás otro día se las contaré. En marzo regresamos otra vez para un nuevo intento al verdadero Castillo, esta vez desde Estero Parada y acompañado de nuevo por Dave Bamford. En dicha oportunidad, el 8 de marzo, tuvimos que escalar varias cascadas congeladas para acceder a una arista principal

que llegaba cerca de la cumbre, pero por el sur. Sin embargo, la última sección de la montaña nos involucraba sortear roca y hielo sobre vertical, que evidentemente estaba fuera de nuestras opciones en aquel entonces, así es que nos devolvimos. Tiempo después abandonaríamos Patagonia, pero no sin llevarnos la inquietud de regresar otra vez por más acción.

Cerro Palo Tres años después la vida me sorprendía viviendo en Aberystwyth, en una época donde mis habilidades de escalador en roca habían mejorado ostensiblemente. Y mi ambición no le iba en zaga, pues en las paredes de mi oficina yo tenía un par de fotos del Palo, del viaje del 73. Unas en las que no se apreciaba una ruta obvia, no importando cuánto la mirara yo. Así es que no me quedó otra que hacer planes para ir de nuevo y ver si podía ser escalada. El grupo en esta oportunidad estuvo compuesto por los ingleses Nick Groves, Mike Searle y John Mayrick; más mi compatriota Lauchie Duff, mi señora Amber Clarkson y yo. Llamándonos a nosotros mismos como la Expedición Anglo-NZ, algo bastante pretencioso. Estuvimos en Chile a principios de 1976 y la hospitalidad se repitió. Volvimos a ver a nuestros amigos de tres años atrás y un empresario local nos ofreció un sitio para acampar debajo de su casa, al lado de un río, el cual sería nuestro campamento base. Y nos preparamos para un viaje de 20 días a Cordillera Castillo. Dejamos Coyhaique el 31 de enero. Nos la arreglamos para irnos en camiones hasta las cercanías de Ibáñez y de ahí con algunos geólogos hasta Estero Parada. Al siguiente día entramos al valle desde el lado este, bien arriba del río para evitar la quebrada, y establecimos nuestro campamento en medio de un bosque que tenía el Palo por un lado y el Castillo por el otro. Finalmente, tras un reconocimiento, decidimos que la cara norte del Palo nos daba la mejor chance, así es que el 4 de febrero, Lauchie y yo fuimos a por él. Dos horas nos tomó alcanzar un portezuelo que da acceso a la base del Palo. Allí dejamos nuestros crampones y piolets. Hicimos 11 largos, 3 de los cuales fueron lo suficientemente difíciles como para tener que escalarlos sin mochilas. La roca fue, en general, bastante linda, dando protección y relevos buenos, con sectores podridos sólo en los canalones. Eso sí, en dos largos necesitamos clavos para superar los pasos en artificial. Estuvimos en la cumbre antes de las 5 de la tarde. Es decir, nos tomó 7 horas escalarlo. Dejamos una nota en un pedazo de papel y luego nos demoramos 3 horas en llegar a los piolets y 45 minutos más para bajar por la nieve a nuestro campamento, bien antes que anocheciera. Una escalada muy satisfactoria.

Tom Clarkson y la Cara Oeste del Palo. La toma permite apreciar claramente como la verdadera cumbre es el torre贸n que se localiza a la izquierda de un tajo que la separa de otra menor, la de la derecha. La cual es precisamente aquella que se ve desde la Carretera Austral e induce a confusi贸n. Colecci贸n Tom Clarkson

Primer ascenso de la vieja y Lauchie Duff negocia el descenso por los campos de nieve somitales. El pico mรกs alto que se ve atrรกs es la cima del Castillo (2.675 m). Colecciรณn Nick Groves.

Lauchie Duff en la cumbre de la Vieja. Montaña que no ha visto repeticiones hasta la fecha de hoy Nick Groves

Cerro Castillo Mientras nosotros estábamos en el Palo, Nick and Mike habían partido para el Castillo, en parte porque nos había parecido una mala idea meternos las dos cordadas en la misma ruta al mismo tiempo, debido al riesgo de caída de piedras. Pues bien, ese día ellos estuvieron de regreso en el campamento un poco más tarde que nosotros, a las 11 de la noche, con “casi” éxito total, pues sólo Nick había podido escalar los últimos 10 metros del torreón somital, logrando con ello su segundo ascenso absoluto (el primero había sido realizado en 1966 por los chilenos Oyarzun, Latorre, Marcel y Aguilera). Dos días más tarde, el 6 de febrero, intercambiamos objetivos. Lauchie, John y yo nos fuimos al Castillo, el cual sería mi tercer intento (si es que se considera el esfuerzo del Peñón como el primero) mientras

que Nick y Mike iban por lo propio al Palo. En esta oportunidad nosotros tuvimos la ventaja de la experiencia de Nick y Mike e hicimos un buen tiempo hasta el largo de la cumbre, definitivamente el crux. Estábamos seguros que podríamos escalarlo, pero justo en ese instante llegó una violenta tormenta. Rápidamente la roca se cubrió con hielo. Yo traté unos pocos movimientos en la roca, arriba de un viejo clavo y, si bien parecía posible forzar la sección clave de no más de 10 metros, iba a tomar tanto tiempo en condiciones para nada placenteras que preferimos bajar. Una pena. Y, mientras nosotros estábamos en el Castillo, al otro lado del valle, Nick y Mike realizaron el segundo ascenso de la escalada al cerro Palo, también en malas condiciones meteorológicas.

Cerro Puntudo Luego nos abocamos a uno de los picos más altos de la Cordillera Castillo, el cerro Puntudo, uno que no es difícil técnicamente y que cualquiera que pueda persistir caminando varias horas a través de nieve profunda, será capaz de subirlo. Nick y Lauchie prefirieron enfocarse en otro pico, La Vieja, así es que al Puntudo fuimos Mike, Amber, John y yo. Tratamos de tomar una ruta directa desde nuestro campamento, a través de las pendientes inferiores del cerro Palo, pero aún así tuvimos que descender un largo trecho por un enorme pero suave campo de nieve para alcanzar el Puntudo. Tres horas reptando en un sol caluroso para acceder al filo de roca que lleva a la montaña. Uno con pasadas de rocas, no muy empinado, y con grandes bloques de granito en la parte superior, donde tuvimos que usar la cuerda por dos largos. Cuando llegamos a la cumbre fue perfecto y pudimos sentarnos por un buen rato. Sin viento, cielo azul y una vista perfecta. Con todas las cumbres a nuestra vista. Desde donde también pudimos apreciar que Lauchie y Nick no la tendrían fácil en La Vieja al día siguiente, una escalada que es mejor que el mismo Nick la relate para nosotros.

Cerro La Vieja (por Nick Groves) Con el Castillo y el Palo ya exitosamente escalado en la primera semana, Lauchi y yo nos decidimos por este pico después de haberlo vislumbrado desde estas montañas. El 8 de febrero establecimos un campamento al pie de la montaña y al día siguiente salimos alrededor de las 8 de la mañana, en una partida que parece bastante tarde, pero quizás nosotros pensábamos que la escalada iba a ser más fácil (de lo que al final sería). El día anterior habíamos estudiado la gran cara norte del pico, y encontramos una ruta posible que eludía las partes más empinadas y de probable mala roca, pues parecía seguir una serie de sectores con nieve que iban a dar al nevero final de la cumbre.

El autor de esta nota desplaza su escaso centro de gravedad con delicadeza sobre las pequeñas regletas de El verijero (5.12d - 7c). Martín Arteaga. Al Frente, el alemán Danny Tröger sufre en El Martirio (5.10d - 6b) en el sector del Maitenal. Eduardo Navarro

En la sombra de la mañana, las pendientes inferiores resultaron firmes y ofrecieron un fácil progreso con crampones, pero pronto el sol estuvo sobre nosotros, la nieve se fue poniendo progresivamente más blanda y no de una forma homogénea. Infortunadamente los neveros no se conectaba entre sí como pensábamos, lo que nos llevó a movernos sobre aterradora secciones de roca mala, sin buenos anclajes y que, si bien no fueron técnicamente difíciles, nos llevó a escalar sin protecciones adecuada. Finalmente alcanzamos una rampa colgante, con peligro de avalanchas, que atravesamos cuidadosamente debajo de las torres somitales, hasta encontrar una canaleta de nieve que nos llevó al roto filo somital. Un largo final empinado de 60 metros de pasadas de roca nos dejó en la cumbre de La Vieja, a las 5 de la tarde, en un día cálido y soleado. Perfecto. Dejamos un montículo en la cubre y bajamos. Pero...

Testimonio dejado por Tom Clarkson y Lauchie Duff en la cima del Palo, y que fue retirado 37 años después por Armando Montero e Ignacio Vergara, cuando realizaron el tercer ascenso. Armando Montero

Teníamos la esperanza de dar con una vía de descenso más fácil por el otro lado; sin embargo solo encontramos empinados paredones que caían directamente al glaciar que estaba abajo de nosotros. Por lo que preferimos bajar por donde vinimos, pero eludiendo los neveros, muy blandos ya, y, para peor, en medio de un mal tiempo que llegó súbitamente. Contábamos

Para acceder a la cumbre del Castillo, es necesario escalar 12 metros verticales, en roca mala y que no siempre est谩 en condiciones aceptables. Como lo demuestra Tom Clarkson, quien trata de encontrar la forma de montarse, a pesar del hielo y viento. Colecci贸n Tom Clarkson

La expedición Anglo-NZ en Puerto Ibáñez, febrero de 1976. De izquierda a derecha: Amber, Mike, John, Lauchie, y Tom. Nick Groves

sólo con una cuerda corta de 35 metros y 3 clavos. Pero lenta y cuidadosamente, Lauchie y yo logramos bajar, aunque en una parte fuimos forzados a hacer una desgastante serie de descensos asegurados, en diagonal, para alcanzar un sistema de terrazas. Lo último que hicimos fue empotrar un nudo como anclaje para alcanzar la seguridad de unos acarreos en la base de la montaña e iniciar nuestro regreso.

Epílogo (continúa Tom Clarkson) Hasta ese día, habíamos experimentado buen clima la mayor parte del tiempo. Sin embargo, nuestro siguiente plan de escalada, para una cumbre que estaba entre los dos pasos que daban acceso al valle, nunca ocurrió. Una fuerte lluvia comenzó el 10 de febrero, justo cuando nos disponíamos a partir para la escalada. Y no amainó. Casi todas nuestras carpas fueron destruidas, así es que, cuando el 13 amaneció lloviendo y con frío también, decidimos empacar e irnos. Para terminar, una curiosidad. Sólo dos años atrás vine a saber que nuestro campamento, aquel que utilizamos tanto para nuestro segundo intento al Castillo, y también para el segundo viaje del 76, se denomina actualmente “Campamento Neozelandés”. Algo que no tengo idea como llegó a plasmarse y que me fue contado por el embajador de NZ en Chile, quien había estado de vacaciones en la zona y lo había visto señalado en el mapa.

RESUMEN

Primer ascenso Peñón, 11 de diciembre de 1972: Tom Clarkson, Dave Bamford, Geoff Spearpoint. Primer ascenso Palo, 4 de febrero de 1976: Tom Clarkson, Lauchie Duff. Segundo ascenso Palo, 6 de febrero de 1976: Nick Groves, Mike Searle. Segundo ascenso Castillo, 4 de febrero de 1976: Nick Groves. Segundo ascenso Puntudo, 8 de febrero de 1976: Tom Clarkson, Mike Searle, Amber Clarkson, John Mayrick. Primer ascenso La Vieja, 9 de febrero de 1976: Nick Groves, Lauchie Duff.

Bueno, en todo caso, han pasado 37 años desde aquellos instantes. Período de tiempo que no ha logrado que me olvide de este tremendo y hermoso lugar de torreones y glaciares.

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Mkhitar Mkhitaryan ha infuenciado muchísimo el desarrollo de la escalada en Armenia. De manera constructiva a ayudado a formar una comunidad de escaladores activa, promoviendo las buenas prácticas en áreas silvestres, realizando encuentros y abriendo nuevos sectores como las columnas basálticas en la Garganta de Garni. Sin embargo, fue él mismo el impulsor del posterior cierre de esta magnífica escuela. En la foto Mkhitar escala Spitak is Rescued (5.10a). Nis-Joachim Vagner

EL ESCALADOR QUE RENUNCIÓ A LA ROCA PARA PROTEGERLA Por Virginia Mendoza

Sobre estas líneas, una vista general de las columnas de Garni, que otrora albergaban decenas de rutas y hoy es un área protegida, así como todas las columnas basálticas de Armenia. Karsten Delap Al frente, el protagonista de esta historia, Mkhitar Mkhitaryan moviéndose como por su casa en Thongs of Virtue (5.8), antes de la clausura definitiva del lugar. Karsten Delap

La primera vez que Mkhitar Mkhitaryan escaló, era un niño de diez años encaramado en un poste del tendido eléctrico en Gyumri, una ciudad armenia arrasada por un terremoto. Esa era su montaña y la ascendía con la tranquilidad que da disponer de un par de horas de electricidad a la semana. No sabía lo que era escalar. Cuando lo descubrió, años después, tras ver un vídeo de Patrick Edlinger que emitió la televisión armenia, se colgó solo de una pared de piedra sin cuerda, sin haber trazado una vía y sin conocer la roca. Se cayó y supo que aquello no era volar cuando se vio solo en el suelo con el dolor de doce metros en el cuerpo. Logró salir de allí con la ayuda de una familia que pasaba el día en el campo. Tras meses de hospital, con el cuerpo destrozado por dentro y la sangre campando a sus anchas, conoció a un grupo de rescate soviético al que se unió. Hace una década la escalada en Armenia no sólo no era popular, era prácticamente inexistente. Los nuevos amigos de Mkhitar le prestaron unas cuerdas, algunas levas y fisureros artesanales; compró un par de chanclos y, más terco que Sísifo, volvió a la montaña con la confianza que su recién estrenada segunda vida y unas viejas cuerdas le dieron. Celebró la vida como casi la pierde: escalando. Un aura casi religiosa envuelve a Mkhitar: rapado y con barba, de voz melosa, lenta, pausada. Si la paz tiene una cara ha de parecerse a la de

él, que refleja montañas desconocidas cuando imagina viajes a lugares remotos. “Me gustaría ir a tu ciudad, ¿allí se hace psicobloc?”, pregunta entusiasmado. Le gusta el rock y se declara fan de The Rolling Stones, como si su amor por las piedras fuese extensible a los sonidos. Nada lejos de la realidad, su lugar favorito para escalar en Armenia se conoce como “La sinfonía de las piedras”: una agrupación de columnas basálticas custodiada por la Garganta de Garni. A Mkhitar se le dibuja una sonrisa de niño y se le achinan los ojos cuando habla de escalada y piensa en las columnas de basalto de Garni. Es su pasión y ha renunciado a ella para proteger el elemento que la sustenta. “La mayor parte de mi vida ha transcurrido allí”, señala Mkhitar. Le brilla la mirada cuando recuerda que ya no volverá a subir por las columnas de basalto porque él mismo promovió su prohibición. “Ahora, cuando salgo a la montaña, lo primero que echo de menos son las columnas. No sabes lo difícil que es para mí. A veces tienes que hacer lo que está bien y no lo que quieres. Cuando sabes que algo no es bueno tienes que dejarlo, independientemente de lo que quieras. Quizás yo quiero llevarme este coche porque es muy bonito, pero no puedo y supongo que su dueño tendrá algo que decir”, dice señalando un Mercedes negro. Mkhitar se graduó en psicología, pero no ejerce porque le aburre y porque ser guía de montaña le permite trabajar y soñar a la vez. Entre sus

clientes se encuentra el hombre cuya contabilidad secreta sacó a la luz la basura del gobierno de Mariano Rajoy y la propia: Luis Bárcenas. “Yo no sabía quién era. Pero cuando conté a mis amigos españoles que acababa de tener un cliente español y que se llamaba Luis, pronto sacaron conclusiones y me convirtieron en la noticia de la semana”, bromea. Desde que Mkhitar fundó el club de escalada Up The Rocks en 2008, deporte de montaña y protección medioambiental han ido de la mano en Armenia. Aunque el turismo de escalada en el país caucásico no ha alcanzado su apogeo, durante los últimos años las montañas armenias y, especialmente, las columnas de basalto han atraído a escaladores extranjeros tras la publicación de reportajes en revistas de escalada a nivel internacional, lo cual además se potenció con las impactantes imágenes del escalador y fotógrafo francés Sam Bié y el festival de escalada que organiza Up The Rocks, que recientemente acogió a escaladores de diferentes partes del mundo en su tercera edición. Ya el año pasado las columnas de basalto fueron excluidas en la programación del festival, por lo que Mkhitar no cree que la prohibición vaya a afectar al turismo de montaña, pues confía en que los escaladores encontrarán muchos otros sectores en Armenia de los que podrán disfrutar. A pesar del número de escaladores que llegan a Armenia atraídos por las columnas de basalto, Mkhitar está convencido de que los armenios no lo han promovido mucho a nivel turístico. “Como producto turístico no existe. A los escaladores no les gustan los servicios, son exploradores que llegan y buscan donde escalar. Así que no es lo que las agencias venden.” La sinfonía de las piedras A veintitrés kilómetros de Yereván, la capital de Armenia, se encuentra el principal y más conocido conjunto de columnas basálticas del país. “La sinfonía de las piedras”, conocida así por su forma de órgano, tiene un especial interés turístico por conformar el paisaje en el que se ubica el templo de Garni, una edificación pagana del siglo I d. C. de influencia helenística y similar al Partenón griego. No obstante, existen otras formaciones de este tipo en Armenia, aunque menos conocidas y menos atractivas para los escaladores, a las que es extensible la prohibición de escalar por considerarse todas ellas monumentos naturales.

Sin considerar su valor estético, las columnas de la Garganta de Garni no solo impresionan por su cantidad y regularidad, sino también por su tamaño y bajo espesor, lo que las hace presa fácil para los canteros, una de las razones para su protección. En la foto otra vista de Thongs of Virtue (5.8). Nis-Joachim Vagner

Las columnas de basalto son chorros de lava que se fueron enfriando y agrietando a lo largo de miles de años a medida que descendían y que dieron lugar a pilares hexagonales. Para que este tipo de formaciones se den, es necesario, que un glaciar, un río o el mar erosione la lava en descenso. El río Goght fue dando forma a estas columnas muy lentamente: la longitud de cada formación depende de la velocidad del enfriamiento y en Garni hay formaciones de más de cien metros. El resultado es un paisaje tan geométrico e inusual que parece artificial. Al igual que en Armenia, estas formaciones existen en otros lugares, aunque no son comunes. Las columnas basálticas más famosas se encuentran en España, Estados Unidos, Japón, Irlanda e Islandia.

El incremento de escaladores en las columnas de basalto de Armenia y, especialmente en Garni, puso en alerta a Mkhitar, quien ya estaba en contacto con ecologistas de la zona. “Ellos ya estaban preocupados por esto. Yo les dije que lo haríamos de forma conservadora con un escaso impacto. Cuando vi que era imposible, quise ser honesto y se lo comuniqué”, comenta decepcionado. “Antes de esto ya habíamos intentado maximizar el nivel para que viniesen menos escaladores, pero vimos que no se podía controlar, por lo que la única opción que quedaba era prohibir”, dice. Desde Up The Rocks se propuso un estilo de escalada más conservador: una escalada limpia, con solo seguros removibles, que no perjudicase una roca tan frágil y de semejante valor. Pero, como se lamenta Mkhitar: “Ni los escaladores de alto nivel respetan las reglas”. Entonces ya era ilegal escalar en las columnas de basalto de la Garganta de Garni, “pero las autoridades miraron hacia otro lado”. Posteriormente, este mismo año, y con el apoyo de organizaciones ecologistas y de expertos

medioambientales, decidieron recurrir al empleo de los anclajes puente de roca. “Es una forma de dañar menos la roca y hacer menos agujeros. Llevamos esta propuesta al Ministerio de la Naturaleza y organizamos un foro para permitir este sistema de forma legal. Lo bueno de esto es que al ser más peligroso, reduce el número de escaladores. Pero vimos que no les preocupaba y que seguían poniendo expansiones. Era demasiado tentador”, explica. Mkhitar pensó que fomentando una escalada limpia los escaladores podrían seguir disfrutando de la roca sin dañarla: “La escalada tradicional no destroza la roca, cuando terminas limpias la ruta y ya. Pero a veces no puedes controlar cuando otros abren nuevas vías. Si las expansiones se usan a menudo, cada veinte o veinticinco años tienes que cortarlos y hacer otros dos agujeros. Y no sabemos cuántas más generaciones lo harán. Imagina las columnas llenas de agujeros dentro de cien años”. Ante semejante descontrol, Up The Rocks, junto con otros movimien-

tos civiles como Save Teghut y Trchkan y ONG medioambientales como Pan-Armenian Environmental Front y Jermuk Development Center decidieron firmar recientemente un manifiesto conjunto que publicaron en Internet con la intención de que llegase al gobierno armenio, así como a la comunidad escaladora internacional, en el que se apelaba a la prohibición de la escalada y en el que Up The Rocks se comprometía a retirar todos los seguros en las rocas de basalto. “Ya hemos limpiado algunas zonas y a lo largo de las próximas semanas limpiaremos el resto”, dice Mkhitar. Una ley incompleta Anna Shahnazaryan es una joven menuda y nerviosa que siempre dispone de tiempo para implicarse en cualquier causa y que te clava los ojos con la mirada encendida, tan convencida de lo que dice que cuesta recriminarle algo. Reconoce que los escaladores son los que menos impacto provocan en las columnas de basalto y critica duramente la actitud del gobierno a la hora de emprender acciones de protección

medioambiental. “No hacen nada”, sentencia. Forma parte del movimiento civil Save Teghut: una iniciativa que surgió para oponerse a la deforestación del mayor bosque armenio en beneficio de la minería y a la que se sumó el cantante y activista de origen armenio Serj Tankian, conocido por ser el vocalista de System of a Down. Save Teghut ahora firma este manifiesto conjunto para proteger las columnas de basalto por “solidaridad medioambiental”, explica Anna. “Vimos cómo la gente se grababa y hacía fotos rompiendo las rocas, principalmente para la construcción. Mkhitar decidió que había que protegerlo, no sólo de vándalos, también de escaladores y nosotros nos unimos a esta iniciativa”, explica. Altos cargos como el Portavoz de la Asamblea Nacional de Armenia, Hovik Abrahamyan, y el Director de la Galería Nacional Armenia, Paravon Mirzoyan, fueron acusados de utilizar roca basáltica procedente de las columnas para construir iglesias y residencias de verano. Fue entonces cuando la destrucción de La Sinfonía de las Piedras pasó a

A la Izquierda, Mkhitar dándole un pegue a Doudouk (5.10d), un itinerario de Karsten Delap continuos 35 metros de fisuras y aristas. Si estás pensando en viajar a Armenia, no te desalientes. Aunque es cierto que ya no es posible escalar en las columnas, también existe un sinnúmero de sectores de caliza perfecta como el sector de Hell. En la foto de abajo, vemos a Mkhitar pocos días antes de encadenar su ruta Hell’s Diamond (5.11c).

juzgarse por el Código Criminal. Tras las presiones de ecologistas y periodistas, en 2008, el gobierno armenio incluyó las columnas de basalto de la Garganta de Garni y de la Garganta de Arpa en la lista de monumentos naturales del país caucásico. Según explica Anna: “El manifiesto que firmamos no es exactamente una prohibición, sino una llamada a la prohibición, una forma de apelar al Gobierno a hacerlo. Hasta ahora no estaba prohibido, pero tampoco permitido. La policía puede actuar porque hay una ley y, aunque no especifique, las columnas de basalto en algunas zonas están consideradas monumento natural. Prohibirlo está en la lógica de la ley de protección natural”. Además añade: “La legislación medioambiental en cuanto a protección es incompleta. La ley tiene que detallar este tipo de cosas. El gobierno recibe dinero para esto, pero está claro que no está haciendo su trabajo.”

A Mkhitar no sólo le preocupaba la roca de basalto, sino su entorno y la repercusión de la escalada en la vida animal. “Además de proteger la roca, también nos preocupaban las aves. Es una zona en la que viven, sobre todo, águilas. Si por ejemplo, dos mil personas escalan durante todo el verano, haremos que desaparezcan. Y no tienen por qué migrar por nosotros. Ese es su lugar”, dice. Mkhitar seguirá escalando. Aunque ya no pueda hacerlo en el que para él es “el mejor lugar del mundo”. Le tranquiliza pensar que vive en un país de geografía accidentada en el que el llano es la excepción. También seguirá promoviendo los deportes de montaña de su país por todo el mundo y organizando festivales internacionales de escalada. Como canta Nacho Vegas, Mkhitar está: “empeñado en subir para luego bajar”. Su vida está en las alturas.

Las columnas basálticas de Armenia recibieron la visita de cientos de escaladores de todo el mundo, como la escaladora estadounidense Paige Marta Skiba, quien disfrutó de la curiosa escalda de Garni. En la foto, la vemos probar los empotres de Thongs of Virtue (5.8). En la página del frente, su amigo Marius combina placa y fisuras en Snake Skin (5.8). Karsten Delap

Por Mateo Barrenengoa

Diego Se単oret en Loa Crack, la fisura estrella de este viaje, un duro y sinuoso itinerario de cosntantes empotres anchos. Mateo Barrenengoa

Sobre estas líneas, con el volcán San Pedro de fondo y el cielo más limpio del planeta, Juan Señoret apunto de concluir su escalada en la ruta Tayra. Mateo Barrenengoa

Llegada Bajarse de un avión en Calama es sin duda una experiencia, no sé si la recomiendo, pero en fin una experiencia más en la vida.

Es sin duda una llegada difícil y que no reflejaba para nada la experiencia que se vendría.

Pleno invierno y el sol quema, quema y seca todo en su camino, partiendo por los labios.

Esa tarde salimos en busca de las fisuras perfectas del río Loa. Pero al cabo de unas horas por el desierto y ya de noche, el recorrido en nuestro GPS parecía más un plato de tallarines que un recorrido propiamente tal, por lo que decidimos dormir al lado del camino en un lugar que no mostraba más que estrellas.

Es una camioneta roja la que nos llevara a nuestro destino, tiene una banda amarilla a todo lo largo y un foco flexible en el pickup, luego de un rato caminando por Calama no sabes a cuál de las 350 camionetas igual a esa subirte. Así pasa con la onda minera, nos ofrecen flyers de Chicas Hot por la ventana del auto, andamos por un taco de 20 minutos en 2 cuadras, se escucha todo tipo de reggaetón y cumbia andina adaptada a las necesidades del minero promedio y caminamos sin parar entre malls, Jumbos, Homecenters, Easys y estacionamientos gigantes capaces de almacenar la enorme flota de autos calameños, todo para abastecernos de lo necesario para la expedición. Esto a más de 1200 km de Santiago y en medio del desierto más árido del mundo.

En la mañana mientras descongelábamos el agua que teníamos para tomar, empezamos a ver las características físicas del lugar y bastó con dar una vuelta para ponerse el arnés, cual patas negras infraganti, vistiéndose en el acto partimos corriendo a abrir las primeras líneas. Nunca entendimos bien cómo durante la noche y en medio de la oscuridad total dimos con el lugar soñado ¿habrá sido casualidad? ¿Destino? Nunca lo sabremos pero es algo que nos llamó mucho la atención.

El río Loa oculta un fértil valle secreto rodeado de paredes de arenísca fisurada, perfecto para la escalada tradicional de un largo. Sin embargo sus aguas, el tesoro del desierto, se encuentran contaminadas con arsénico, un metal pesado altamente Mateo Barrenengoa tóxico.

El Lugar El cañón del río Loa fue seguro uno de los lugares más utilizados y habitados por distintas culturas atacameñas, hoy en día basta con caminar un poco por las paredes del cañón para ver los vestigios por todas partes. Cientos de animales, personas y símbolos extraños adornan el lugar de manera impresionante, en forma de pinturas rupestres, petroglifos o incluso podemos descansar un poco a la sombra de sus casas. Esto genera un plus y una riqueza asombrosa al lugar, pero también requiere el doble de respeto y cuidado, tanto por su fragilidad medioambiental como por su increíble patrimonio arqueológico. El río Loa es un oasis constante de más de 400 km en el desierto, es de esperar que toda la vida se reúna allí. El panorama es sobrecogedor, un río cristalino, rodeado de vegetación, pasto aves y algunos zorros nos visitaban curiosamente y sin miedo. Esto dentro de un cañón perfectamente surcado por el agua durante millones de años. Siempre con la vista al monstruoso volcán San Pedro, pero bastaba con subir la quebrada para ver al menos 10 volcanes más en el horizonte. Es sin duda un lugar de una belleza extraordinaria, digna de cualquier parque nacional.

Diego Señoret en un elegante diedro en el sector de Gran Monstruo. Disfrute copleto para manos y pies. Mateo Barrenengoa

La escalada Veníamos con la idea de encontrar algunas fisuras para poder registrarlas y generar el material necesario para la expedición auspiciada por ADIDAS OUTDOOR. La verdad las expectativas nunca fueron muy altas con respecto a la roca, habíamos visto algunas fotos por Internet pero nada muy bueno. Aún así nos adentramos en el cañón y la sorpresa fue más que grata, nos vimos frente a cientos o probablemente miles de fisuras perfectas, cuando digo perfectas y miles es enserio. No eran muy altas, rondaban entre los 15 y los 25 metros, pero su calidad era, para nosotros, algo nunca antes visto en Chile, solo en fotos o videos gringos. Juan y Diego Señoret, como embajadores de Adidas Outdoor Chile, se encargaron de escalar la mayor cantidad de líneas y, por lo general, luego de cada escalada no tenían palabras para explicar la calidad de este tipo de roca: rojiza, muy dura y de líneas geométricas; diedros y fisuras para todos gustos y tamaños. Se utilizaron Camalots desde el #000 hasta el #6. En general terminaban muy cansados después de cada pegue, los 3000 msnm y la falta de hidratación hacían lo suyo, también ellos optaban en general, por rutas que entregaban una escalada bastante exigente. En fin las fotos hablan por si solas, es que yo también me quede sin palabras.

Sin duda la apertura de algunas vías marcó el viaje, por ejemplo LOA CRACK abierta por Juan y Diego Señoret, un rayo perfecto absolutamente vertical de unos 23 metros donde lo que no era fisura era cerámica roja pulida, o empotras o empotras.. Filmar esas escaladas desde arriba era impresionante, la perfección de la fisura, el color de la roca, la textura y una escalada muy estética, hacían el trabajo más fácil y gratificante. La ruta parte en mano ancha perfecta y gradualmente se hace más grande, terminando en un off width bastante duro y cansador, las manos rotas y el extremo cansancio al momento de llegar al top lo reflejaban muy bien. La temperatura era perfecta durante el día, te permitía escalar tanto al sol como en la sombra sin ningún problema. Y la luz para hacer fotos es algo inexplicable. La idea fue hacer escalada de mínimo impacto y es por esto que después de 6 días, sólo quedó una chapa en el top de una fisura; ya que muchas de ellas te permiten salir caminando por arriba, pero en otras teníamos que desescalar. También se decidió no escalar algunas fisuras por tener petroglifos en sus bases. Este componente muestra la fragilidad del lugar, por lo que hay que ser extremadamente cuidadoso, con las basuras, desechos, papeles, incluso la erosión de nuestras pisadas.

Muy ancho para mano, muy angosto para codo... Diego SeĂąoret empotrando todo lo que puede en Loa Crack. BenjamĂn Camus

Juan Señoret protegiendo el Gran Monstruo, un amenazante offwidth cerca del campamento. Benjamín Camus Página del frente. Arriba: Diego Señoret resolviendo el próximo movimiento de pies en una de las estéticas fisuras del Loa. Al centro: el arte rupestre que acompaña la escalada en el río Loa, es una muestra de una intesa actividad ancestral. Es también Sa sit, Enis aam, nonecto yrectiunt quiam pratati quos nost, te omunsae. llamado la reflexión el respeto por solore nuestros nimus, velitisoriginarios. dolupta temolore, od enem quidenis re, cum eos apidenis aut pueblos Abajo: Diego señoret se toma Fugiatiorro magnihitas experio voluptatur un descanso entre unexrebaño de este llamas en una deam sita ipsant aut expliciur, corpor sinverspient Autor de la foto las comunidades vecinas.haria.Mateo Barrenengoa

Conflicto Está demás decir quien genera el conflicto en esta zona, tuvimos la increíble oportunidad de conversar con los locales de la Comunidad Atacameña de Tayra y quedamos asombrados con su entereza, fuerza y convencimiento con el que enfrenta a las mineras que atentan contra el maravilloso equilibrio del rió Loa. Miles de litros por segundo son sacados del Loa para abastecer al gran monstruo, como dice la señora Luisa. Mientras que su hija Sandra (presidenta de la comunidad) nos explica como nuevos proyectos mineros y energéticos amenazan aún más este tremendo lugar, es una pena ver como las zonas de escalada en Chile se ven amenazadas por alguna fuerza mayor, en este caso es extremo. Sandra ha sido sobornada muchas veces con grandes cifras de dinero y ha sabido decir que no con tal de proteger su tierra. Si bien la fuerza de las mineras es tremenda y el daño que ya hacen es terrible, ella es un gran ejemplo para muchas otras personas y comunidades a lo largo de todo Chile. Finalmente, y al margen de estos conflictos, estar acá es un privilegio. Es increíble, hoy en día, poder visitar lugares de esta magnitud y prácticamente vírgenes para un escalador, conocer su cultura, admirar su naturaleza y maravillarse con sus bondades. Solo nos queda agradecer a Adidas, por su aporte en el desarrollo de nuevas zonas de escalada. Y por su puesto agradecer a los escaldores Andres Zegers y Sebastián Rosende por haber recomendado este cañón que mide cientos de kilómetros. La magia está en encontrar tu pequeño paraíso en medio de la inmensidad y !a escalar!

Brasil

Chapada Diamantina Por Pamela Quezada

Chapada Diamantina se encuentra en el centro del estado de Bahía, su sierra va de norte a sur, con una altura promedio de más de 1.000 metros sobre el nivel del mar. El parque Chapada Diamantina se creo en 1985 para proteger y preservar el lugar y se extiende por 38.000 kilómetros cuadrados que cubren áreas de Lençóis, Andaraí Mucuge, Palmeiras y Ibicora. Es aquí donde los escaladores encontramos un paraíso de roca y de naturaleza.

Chapada tiene un potencial muy alto de escalada. Actualmente hay 3 sectores principales: Igatu, donde hay más de 100 rutas y el lugar tiene un potencial inmenso para desarrollar, la roca es de muy buena calidad, la escalada es dura, pero su mayor potencial es el búlder. Otro sector es Ibicoara, con alrededor de 120 vías repartidas en varias zonas, la primera, ubicada a 1 hora, y la segunda a 3 horas y media de la cuidad de Lençois. Esta última zona es la más accesible, donde la comunidad a explotado más el deporte y de la cual me voy a referir en este relato.

Renata Vasconcelos en la ruta Asa Branca (5.9), en Lençóis. Un curioso conglomerado de cuarcita que, sumado otros tipos de roca, le Tom Alves da a Chapada un estilo de escalda muy heterogeneo.

“

En 1973 la ciudad fue declarada patrimonio histórico y cultural de la nación por el Ministerio de Cultura. Desde entonces, las antiguas casas que se encontraban en un estado de deterioro, tuvieron reformas y remodelaciones. Este fue un paso importante hacia la adopción del turismo como una actividad económica que hoy maneja más del 90% de la ciudad.”

Arriba, el paisaje de la zona: una mezcla de selva y rocas, donde se ve el potencial de escalada que tiene. Alain Denis. Derecha, Cascada da Invernada uno de los spot donde la gente se puede ir a refrescar del calor infernal que hay en el norte de Brasil. Región de Itaetê (Chapada sur). Tom Alves. Izquierda, la Plaza Horácio de Matos de la Ciudad de Lençóis el corazón de la Chapada y su principal ciudad. La arquitectura transmite la historia de minería de la zona. Tom Alves

Lençois. Principal cuidad de Chapada, representa una arquitectura colonial, una memoria viva de la riqueza de los diamantes que hizo de Brasil el primer productor mundial de esta piedra durante los comienzos del siglo 20. La ciudad fue construida alrededor del gigantesco boom del diamante en la región, en la mitad del siglo 19. En 1973 fue declarada patrimonio histórico y cultural de la nación por el Ministerio de Cultura. Desde entonces, las antiguas casas que se encontraban en un estado de deterioro tuvieron reformas y restauraciones. Este fue un paso importante hacia la adopción del turismo como una actividad económica que hoy maneja más del 90% de la ciudad. Después de unos días de bastante lluvia y poco sol en la playa de Itacaré, las ganas de escalar y conocer un nuevo lugar eran muchas. Un día de viaje en bus desde Salvador de Bahía y ¡ya nos encontrábamos en Lençois! Al llegar de noche no pudimos observar mucho, es un pueblo pequeño y evidentemente turístico. Al día siguiente había que descubrir cómo llegar a los sectores de escalada que por comentarios sabíamos

que no estaban lejos. Nuestro primer objetivo era contactar algún escalador para que nos pudiera dar “los papeos” de la zona. Gracias a información obtenida en el camino, resultó bastante fácil poder llegar. ¡Y así fue! contactamos a una pareja de escaladores locales muy hospitalarios, quienes nos ayudaron en todo y nos presentaron a la comunidad escaladora de Lençois, que siempre estuvo dispuesta a escalar con nosotros y mostrarnos las vías clásicas. Al descubrir la cantidad de roca del sector quedamos impresionados. Un recorrido por las diferentes zonas nos motivaron a escalar y no parar en los próximos 5 días. El lugar concentraba alrededor de 140 rutas en un radio de no más de dos kilómetros, todas muy cerca las unas de las otras, y a orillas del río ¡que mejor! La tónica diaria se convirtió en escalar y un “chapuzón” para pasar el caluroso clima del norte de Brasil. La roca que predomina en está zona es conglomerado y en su mayoría vías desplomadas deportivas de aproximadamente 15 a 20 me-

Henrique Gironha se camufla realizando psicobloc sobre el río en el cañón de Mixila, donde la roca se mezcla con la selva en Chapada Diamantina. Alain Denis

tros. El grado varía desde cuartos hasta novenos, predominando los séptimos y octavos. Una escalada bastante física que al final de la jornada te deja sin brazos. En el primer día de escalada solo bastó con cuatro “pegues” para que los brazos necesitaran un descanso y dejar energías para los días que quedaban por delante. Se puede escalar a toda hora, pues siempre existen sectores de sombra. Escalar al sol es casi imposible, sus fuertes rayos no permiten progresar con claridad y la sensación de agobio es sofocante, la alternativa a los valientes es refrescar el cuerpo tranquilamente en las frías aguas del río, sin hacer nada de nada. Para los sectores con exposición norte hay que escalar muy temprano en la mañana o ya en la tarde cuando el día se acaba. Uno de estos sectores al sol, se llama “Cuarcito Rojo”, muy aconsejable por sus buenas vías. Por el contrario, en el sector del “Corredor” que cuenta con excelentes

Luan Krug escalando Emboscada (5.12a) en Lençois. Se puede ver el desplome y la cuarcita rosada que predomina en las rutas del sector. Alain Denis

rutas, es posible escalar durante todo el día por estar casi siempre bajo la sombra. Desde el pueblo solo se camina 20 minutos por un sendero que va por la orilla del río, el cual lleva el mismo nombre del pueblo, y que lo cruza completamente. Si bien, a los sectores de escalada no llega mucha gente, a diario algunos paseos turísticos a las cascadas cercanas o a las rutas que están en ellas, permiten la presencia de espectadores que no llegan a molestar. Asimismo, un poco más abajo, al inicio de la caminata, vemos un punto de encuentro de familias donde los niños jueguen mientras las madres lavan la ropa. Tradición que hasta el día de hoy se mantiene en Lençois. El paisaje montañoso que rodea a Lençois y que sobresale en toda Chapada, es realmente increíble, constituido por vegetación verde y

destino lo que debes saber abundante, y por un gran número de ríos que forman cavernas y saltos de agua inmensos. Vale la pena realizar paseos de varios días para conocer este mágico y sorprendente lugar. Brasil me llamaba la atención por ser un país tropical, cercano y sin la necesidad de gran equipaje; además permite una amplia posibilidad de buenos sectores para la escalada y al mismo tiempo poder disfrutar de unas vacaciones con playas y cultura interesante. Desde ya me encantaría volver y conocer otros sectores en compañía de su gente y buena onda. En palabras sencillas, vivir Brasil, el país de la “beleza”.

Cómo llegar Lençois, principal cuidad de Chapada, se encuentra a 412 kilómetros de Salvador de Bahía. La empresa de buses que realiza este servicio es “Real Expreso” y sale desde el terminal principal de Salvador, es un viaje de 7 horas con los siguientes horarios diarios: 7:00 / 16:30 / 23:00 horas. Y los viernes también a las 23:30 horas. El valor del pasaje es de R$59 (aproximadamente). En auto desde Salvador se puede acceder a través de la BR-324 hasta Feira de Santana, hay dos posibilidades para elegir, entre la BR-116 hasta el cruce con la BR-324 (Bahia - Brasília) o BA-052 hasta Ipirá, siguiendo a través BA-488 hasta Itaberaba. A partir de ahí el camino es el mismo, siempre a través de la BR-242. A continuación, una carretera nacional con 12 kilómetros lleva a Lençóis. También hay vuelos regulares los días martes, jueves y domingos a las 10:45 am, es un vuelo de 45 minutos y el aeropuerto de Chapada se encuentra a solo 20 minutos de Lençois (No olvides confirmar modificaciones en estos horarios).

Cuándo ir La temperatura media anual local es de 25 º C. La mejor época para visitar “La Chapada” es entre los meses de marzo y octubre, cuando llueve poco. Los meses lluviosos son diciembre a marzo.

Tabita Souza buldereando sobre los sólidos suelos de cuarcita pulida por el agua en Chapada Diamantina, Brasil. Alain Denis

Abastecimiento y comida Hay múltiples variedades de comida en Lencois, desde restaurantes caros, hasta la típica “picada” de comida casera del lugar. En la plaza, frente al banco hay muchos restaurantes de pizzas y comida típica brasilera y, si solo quieres algo para beber, en este mismo lugar se puede disfrutar de frías cervezas y ricos jugos naturales. Los fines de semana es habitual la presencia de música en vivo que entrega un grato ambiente al lugar. Y todos los días viernes en la tarde noche (después de escalar) se puede ir a la barra de Nequinha a comer “acarajé” comida típica de la región de bahía. Este lugar se convierte en un grato ambiente familiar, muchas veces con bailes de capoeria. Un imperdible, después de un día duro de escalada, tomar un helado de “Açaí”, fruto tropical que viene de una palmera que crece al norte de Sudamérica y es un alimento muy nutritivo.

Dónde alojar Hay diversos tipos de alojamiento en la ciudad, desde hoteles muy buenos y lujosos, hasta sencillos y limpios campings, algunos de los cuales son en las mismas casas de los escaladores locales. Un hotel para recomendar es “Pousada da Trilha”, propiedad de una destacada escaladora del lugar. www.pousodatrilha.com.br

Cambio La moneda de Brasil es el Real. 1 Real es más o menos $225 pesos chilenos o USD$0,45. Los valores de alojamiento y comida son similares a los de Chile.

Topos Durante el mes de mayo se estaba terminado la “Guía de escalada”, lo más seguro es que ya este disponible y se puede obtener con los mismos escaladores del lugar o en la agencia “Fora da Trilha”. www.foradatrilha.com.br/escalada-na-chapada/

Lençois

Stone Masters P O R TA F O L I O /

Dean Fidelman

Por Camilo Castellanos Era 1970 y un grupo de hippies rondaba por el parque natural de Yosemite, escapándose de los rangers que no les permitían acampar donde ellos quisieran. Pelos largos y desordenados, bandanas en la frente, ropas destruidas y casi siempre sin polera, era común ver a este grupo de extraños escaladores subirse en libre a rutas que nadie había tocado antes. Entre pitos de marihuana, cerveza y escaladas extremas, estos jóvenes, conocidos como los Stone Masters, comenzaron a revolucionar la escalada. Tal vez sin darse cuenta y lo más probable es que nunca haya sido su propósito. Dean Fidelman era parte de este selecto grupo y uno de los más jóvenes. Grandes nombres como Jim Bridwell y John Long también. Entre ellos revolucionaron lo que se conocía de la escalada hasta esa época, alejándose de la escalada artificial e instaurando la búsqueda de la dificultad y el búlder como disciplina. “Comencé a escalar y a hacer fotografía cuando tenía quince años en el Valle de San Fernando cerca de Los Angeles. Mi primera zona de búlder fue Stony Point, viajaba en mi bicicleta unos 16 kilómetros después del colegio y me iba a jugar en los bloques de arenisca hasta que anocheciera…”, cuenta Fidelman sobre sus inicios en la escalada. En esa misma zona de Stony Point conoció a John Bachar. “Un flacuchento de 16 años. Él tenía un auto y yo tenía el dinero para la bencina, así que nos dirigimos a Joshua Tree, donde le presenté a John Long y el resto de los Stone Masters”, señala Dean Fidelman. Su vida se dividía entre los meses de calor, donde vivían en Yosémite escapando de los rangers y con la enorme pared del Capitán, que parece la nariz de un gigante acostado, como paisaje de fondo. Luego en invierno se trasladaban a Joshua Tree para hacer búlder. “Una de las razones por las que decidí dedicarme a hacer fotos es que no era

un escalador tan bueno como mis compañeros y, como todos aportaban algo a la comunidad, pensé que yo podría aportar con mis fotos”, cuenta Fidelman. “He documentado la vida y escaladas de las diferentes generaciones que han pasado por Yosemite. Como escalador/ artista, siento que al devolverle a la comunidad te vuelves parte de su importancia. En 2009, John Long y yo publicamos The Stone Master Book el cual fue seguido por The Valley Climbers y Stone Nudes”, este último libro al que se refiere Dean, es una colección de fotografías de desnudos de personas escalando. Él cuenta que la idea surgió luego de fotografiar a tantas personas para marcas de ropa, donde lo que se buscaba era vender. Es por esto que él quiso realizar fotos donde no se vendiera nada y solo se buscara plasmar el arte del movimiento.

Dean ha conocido las diferentes generaciones de escaladores que han pasado por Yosemite. Solo como ejemplo, uno de sus grandes amigos es Chris Sharma, con quien se siente identificado y de quien dice que habría podido ser uno de los de su grupo cuando era joven. Actualmente tiene 57 años y sigue viviendo en Yosemite, “abajo en el río” como el describe su dirección. Escapando de los rangers que quieren que acampe solo en las zonas permitidas. En estos días se encuentra trabajando en un nuevo libro llamado The Iron Age, The Birth of Yosemite´s Walls con Steve Roper. “Es un honor estar trabajando con mis héroes y entregar algo al Arte de la Escalada” Puedes ver más de su más reciente trabajo en: www.stonenudes.com

1 Las manos de John Bachard. 2 Solo integral de John Bachard en Illusion Deweller (5.10b), Joshua Tree, EEUU. 3 El fot贸grafo Dean Fidelman y la escaladora Lynn Hill. 4 Lynn Hill.

5 John Yablonski (Yabo), freesoleando Spider Line (5.11d), Joshua Tree 6 John Long. 7 Yabo en Planet X (V6), Joshua Tree, EEUU. 8 John Bachar.

9 John Bachar. Freesolo Up 40 (5.11b). 75

info_montaña

San Francisco Por Elvis Acevedo • Ilustraciones de Erick Vigouroux

Varias son las montañas en el mundo que tienen la “mala fortuna” de estar al lado de algún cerro “famoso”, lo que las hace pasar a un segundo plano por mera cosa de ubicación, o estética. Como es el caso de esta clásica cumbre localizada en el corazón mismo de los Andes Centrales chilenos, una que insospechadamente también guarda historias notables dignas de mejor suerte.

Reconocible fácilmente por el característico glaciar que hace una curva de arriba a la derecha hacia abajo, a la izquierda (aunque en la actualidad ha retrocedido tanto que entrar escalando a él no es tan fácil como otrora). Vertiente que da hacia el Cajón de Morales, área que en la actualidad pertenece al Monumento Natural El Morado, administrado por CONAF. Iván Vigouroux

La primera ascensión del San Francisco fue hecha en 1931 pero no está claro quienes formaban parte de la cordada. Desde luego Albrecht Maass, pero en las fotos (como la que aquí compartimos con ustedes) se ven más personas, probablemente también germano parlantes, cuyos nombres se han perdido en el tiempo. Foto: colección DAV. Colección DAV

Fotografía tomada por Meier en diciembre de 1945, poco antes de acometer lo que sería una de las más importantes actividades del montañismo chileno de todos los tiempo: la primera escalada de la Pared Sur del San Francisco, junto a Luis Krahl. Eberhard Meier - Colección Dav

Para el San Francisco, estar al lado de un cerro como El Morado, no fue nada bueno. Pues vio cómo las grandes historias de escaladas y ascensiones se escribían en las paredes y pendientes de su compañero.

ción. Lo que le dio buenos réditos pues en 1931, incluso antes de que Kruckel y Pfenniger lograran encontrar la ruta al Morado (1933), se apuntó el primer ascenso del San Francisco, siguiendo una ruta larga, sin dificultades técnicas, por la vertiente oeste de la montaña.

Pero logró superar esa jugarreta del destino y escribir con páginas brillantes una historia tan rica como la de su vecino inmediato, para convertirse en una de las ascensiones clásicas de nuestros Andes. Historia que ha sabido de grandes éxitos y épicas ascensiones y, también, de fatalidades. Además, el San Francisco puede jactarse de ser la montaña donde el montañismo chileno dio un giro, un cambio de mentalidad, después de que en un lejano diciembre de 1945, dos montañistas revolucionarios para su época comprendieron la premisa de que no solo importa la cumbre, sino también el cómo se llega a ella. En términos geográficos, tiene una altitud aproximada de 4.400 metros y se encuentra ubicado dentro de los límites del Monumento Natural el Morado. Es una montaña completamente visible desde el camino vehicular que va desde Santiago a Baños Colina, pasando por Villa del Valle (más comúnmente conocida como Baños Morales) y muy reconocible debido a su Glaciar Colgante localizado en la Cara Sur.

Esta vía caería en el olvido y desuso luego de que el año 1964, Omar Vigouroux y José Ambrus accedieran a la cumbre por la Quebrada de Placetas Altas, que nace aproximadamente en el kilómetro 9 del camino que va al embalse El Yeso. La ruta también por la Cara Oeste, y es de dificultades similares, pero presenta una aproximación mucho más corta. Es la más usada en la actualidad y se le considera la Normal al cerro. Un hito histórico “La esencia misma del deporte alpino está no sólo en la ascensión de una cima, sino en la lucha por remontar las dificultades” Mummery; 1881 “Actualmente el Andinismo se ha convertido en ponerse una mochila a la espalda y caminar; creo que el valor se halla en la lucha por superar cada metro para alcanzar la cumbre” Luis Krahl.

Primer ascenso y ruta normal Quizá alentado por las constantes exploraciones que se hacían al cerro Morado por el Valle del Estero Cortaderas, antes de 1930, Albrecht Mass decidió intentar el San Francisco usando la misma aproxima-

Un 7 de diciembre de 1945, dos de los mejores montañistas de la época, Luis Krahl y Eberhard Meier, dieron un golpe a la cátedra, anteponiendo el “cómo” antes del “por qué” y ascendieron el San Francisco por su Pared Sur, en una rápida y alpina escalada de 3 días, con un

Fines de los 80’s, un escalador fotografiado por Iván Vigoroux en los diedros de entrada a la ruta Manke. El equipo técnico ha cambiado, pero lo esencial se mantiene: crampones, las dos herramientas y una mochila alpina. Iván Vigouroux

1. Filo Sur, 1964 2. Ruta Krahl-Meier, 1945 3. Manke, 1966 4. Checa, 1969 5. Ruta Directa, 1967

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solo vivac en la Pared, bajando por el oeste hacia el camino que va al embalse El Yeso. Cabe recordar que en aquella época, con cuerdas de cáñamo, bototos de cuero y vestimenta que estaba muy lejos del Gore-Tex, polipropileno y otras telas modernas a las que estamos acostumbrados, pensar en un ascenso de este tipo, y además con un vivac, era casi una insolencia. Fue acuñar un concepto completamente revolucionario para ese entonces, pensar en una escalada de esas dificultades con los implementos disponibles en esos momentos. Se abría una nueva época para el montañismo chileno: esa de buscar rutas de mayor dificultad a los cerros que ya habían sido ascendidos innumerables veces por sus rutas normales. Rutas por el Sur El año 1964, además de abrirse la ruta de Placetas Altas (mencionada antes), Iván Vigouroux en solitario abre el Filo Sur del San Francisco. Ascendiendo por las laderas de nieve justo al sur del cerro

Chacaya, alcanza la arista y continúa por ella. En una de las puntas más destacadas del filo encuentra una pirca con un testimonio (C. Laurentz), quien subió desde el Valle del Yeso y que, como no le dio nombre a ese punto en particular, Vigouroux la bautizó Punta Sin Nombre (quizás debería rebautizársele como Punta Laurentz). Continuó su ascenso pasando por la cumbre de la Punta Canaletas (segunda ascensión y primera desde el sur) llegando a eso de las 16:00 horas a la cumbre del San Francisco. Descendió usando el mismo itinerario. Dos años después, en el periodo de Semana Santa de 1966, un grupo formado por Rubén Lamilla, Gregorio González, Julio Garreaud e Iván Vigouroux, abrieron otra ruta por la Pared Sur. Ascendieron por la banda rocosa justo a la derecha del ventisquero por donde subieron Krahl y Meier. La ascensión fue lenta y debieron vivaquear separados e incómodos. Al día siguiente lograron alcanzar el Glaciar Superior y, desde ahí, conectaron con la ruta del año 45. Aún así tuvieron que hacer un segundo vivac en la Pared, mucho más cómodo que el anterior, y luego, al día siguiente, salir de manera casi directa a la cumbre por una pared vertical de roca de mediana calidad. La bajada la harían por el Filo Sur, ya recorrido por Vigouroux dos años antes.

En febrero de 1967 se abre la única vía que no pasa por el glaciar, una directa que es obra del francés Phillippe Grenier, del Club Alpino Francés, junto con Mario Alfaro e Iván Vigouroux. Lograron la escalada realizando un solo vivac en la pared, para luego descender hacia el valle del Yeso y, si bien es más directa y vertical, su dificultad global es similar a las otras rutas de la Pared. El año 1969, Chile recibe la visita de una expedición checoslovaca del Club Alpino Ostrava. Los checos llegan a Santiago a preparar su expedición a Patagonia y, mientras, realizan algunas ascensiones en las zonas de Lo Valdés, Morado y Marmolejo. El grupo formado por Pavel Klimsa, Ludvik Zaho¬rawsky y el chileno Roberto Serey intentaron abrir una nueva ruta por la cara sur del San Francisco. Subieron por el segundo pilar rocoso a la derecha del glaciar colgante (el primero es el de la Ruta del 66). Con pasos de IV y V grado. Después siguieron por un angosto espolón bordeando el glaciar colgante hasta conectar con la ruta Mañke, a una altura aproximada de 4.300 metros, siguiendo desde ahí hasta la cumbre por terreno conocido. Otras primeras C

Abiertas la mayoría de las posibles líneas de ascenso por la Pared, o las más evidentes, siempre vienen otros desafíos como la primera ascensión en solitario, la primera invernal o la siempre esperada primera femenina.

Fue Claudio Gálvez, quien un 28 de enero de 1979 realizó la primera escalada en solitario de la Pared, recorriendo para ello la vía Checa.

CMY

Con respecto a la primera femenina, ésta corrió por cuenta de Karin Eitel, acompañada de Claudio Gálvez, también por la ruta de los checoslovacos. En febrero de 1979, un mes después de la solitaria escalada de Gálvez. La primera invernal llegó el 6 de septiembre de 1980, nuevamente Claudio Gálvez. Esta vez acompañado de Gastón Oyarzun y Dagoberto Peña. En 36 horas y con un solo vivac, también por la Checa, menos expuesta a avalanchas en esta época que la de Krahl y Meier. En la actualidad hay que admitir que las opciones para abrir nuevas rutas al San Francisco son pocas y que la época de descubrimiento ha quedado en el pasado. Pero estas mismas características lo convierten en un estupendo campo de acción para aprender, entrenar y perfeccionarse. Además es relevante comentar que el Glaciar Colgante del San Francisco, donde antes era una continuidad de nieve y hielo que llegaba a pie de pared, ahora ha retrocedido tanto que es bastante más difícil acceder a su sección superior, teniéndose que sortear una cascada de seracs cada año más inestable y vertical.

Ciencia de Escalar

Antes de escalar: movilidad P o r P a u l a G á lv e z • I l u s t r a c i ó n p o r F r a n c i s c a V i l l a l ó n

Esta rutina que vamos a exponer es para antes de escalar. Su misión es activar la musculatura, mejorar el rango articular, evitar lesiones y optimizar los movimientos. Es fundamental hacerla cada vez que se vaya a escalar. Se debe partir con alguna actividad que aumente la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal como trotar, pedalear, remar, saltar la cuerda o lo que más los acomode por al menos 5 minutos. Hay que procurar que los movimientos sean amplios, armoniosos y con suficiente espacio.

Movilidad hombros: rotaciones hacia adelante y atrás. 10 veces.

Abrazos: movimiento amplio, abriendo las manos a la altura de los hombros al terminar el movimiento. 10 veces.

Subir y bajar con extensión completa terminando en punta de pies. 10 veces.

Péndulos arriba abajo subiendo la pierna. 10 por pierna.

Laterales, girando para acompañar el movimiento, en punta de pies. 10 por pierna.

Doblando piernas hasta sentadilla completa tocando el suelo con las manos, luego subir en dos tiempos. 10 veces.

Talón con talón, separar rodillas con los codos y juntar manos para elongar los antebrazos. 10 segundos.

Sacudir manos lo más rápido posible y tirar los dedos hacia atrás con dedos hacia arriba. 10 segundos.

Con palma mirando al cuerpo, tomar el dorso de la mano y empujar hacia el antebrazo. 10 segundos.

www.escalando.cl/ciencia Algunos consejos: Busca estar cómodo antes de escalar y cuando hagas los ejercicios de movilidad. Asegúrate de contar con suficiente espacio y estar en un ambiente lo más relajado posible. Con esto, además de preparar tu cuerpo, encontrarás la concentración necesaria. Intenta mantener un buen estado físico y un peso adecuado siempre. No olvides la importancia de la relación peso-potencia. Aplica los principios de la teoría del entrenamiento: individualidad, especificidad, progresividad y alternancia. No todas las personas son iguales, ni sus progresos o intereses. El entrenamiento no es una receta de cocina, hay que aprender a conocerse y ver lo que le sirve a cada uno. Cuida tu cuerpo: come bien, descansa bien, hidrátate. Recuerda que no es una máquina capaz de reciclarlo todo. 10

Cuello, rotaciones cambiando de lado cada vez que se llega al centro. 10 veces.

A este ejercicio lo llamo “estacionamiento de bicicleta”. Se parte tocando punta de pies con las manos con piernas extendidas, se lleva el cuerpo hacia atrás (por eso el nombre) hasta tocar con punta de pies y se vuelve. 10 veces. 12

Saludo al sol abreviado: talones al suelo pegando la pera al pecho, bajar en posición de cobra mirando al frente, volver atrás y frente al suelo. 5 veces.

Comparativa de Productos

Actividades de invierno:

Chaquetas livianas Por Ignacio Díaz

Llega el invierno y con ello cientos de actividades que podemos practicar en estas condiciones: esquí, randonee, escalada en hielo, montañismo invernal y tantos otros más. Pero junto con las bajas temperaturas, llegan las complicaciones, flojera o exceso de comodidad que nos impiden disfrutar de ese deporte al cual le dedicamos tantas horas, ¡la escalada! En esta edición revisaremos ropa que nos facilita disfrutar de la escalada en esta fría época, ya que junto con la baja en el termómetro, viene un alza en las buenas condiciones para practicar nuestro deporte. Sobre el Test*: Buscamos ropa de abrigo que nos sirva para desarrollar la escalada en óptimas condiciones, tomando el clima de invierno e inicios de primavera como referente de la comparativa. Respirabilidad: cualidad que hace posible la evacuación de las moléculas de vapor desde el cuerpo hacia afuera, permitiendo que estas salgan y no condensen en nuestra ropa. Movilidad: debido a la amplia gama de movimientos y elongación que la escalada demanda, se requiere una prenda que por una parte sea ajustada al cuerpo, pero que no restrinja los movimientos ni disminuya la flexibilidad; permitiendo una amplia movilidad sin que se dé un desplazamiento incómodo de la prenda. Termo regulación: si bien lo que buscamos es mantenernos abrigados, no todas las prendas térmicas nos sirven. Por termo regulación, entendemos la propiedad de una prenda de ropa de otorgarnos calor en la medida en que lo necesitamos y en relación al esfuerzo físico que estamos realizando, permitiendo una sensación de confort sin sofocarnos.

* Hemos fijado la escala de 1 a 7

Claudio Vicuña

R1 Hoody

Radiant Hybrid Hoody

Aconcagua Jacket

Baseline Hoody

Mammut (Suiza)

Rab (Inglaterra)

www.patagonia.com

www.outdoorresearch.com

www.mammut.ch

www.rab.uk.com

Especificaciones Precio: $86.000 Tela: Polartec Power Dry Ajuste: medio cierre, fijación pulgar Peso: 357 gr

Especificaciones Precio: $44.900 Tela: Radiant Fleece (propia de OR) Ajuste: medio cierre, fijación pulgar Peso: 412gr (talla L)

Especificaciones Precio: $95.900 Tela: Polartec Power Stretch Pro Ajuste: cierrecompleto,fijaciónpulgar Peso: 435 gr

Especificaciones Precio: $59.900 Tela: Polartec Power Dry Ajuste: medio cierre, fijación pulgar. Peso: 340gr

Evaluación: Respirabilidad: Movilidad: Termo Regulación:

Patagonia (USA)

Outdoor Research (USA)

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Pros: Polar de calce ajustado, muy respirable gracias a su tela ranurada, excepcional compresión. Esta versión viene con un gorro de cierre alto diagonal, lo que permite que al cerrar este, quede en la mejilla y no en la boca o nariz logrando una balaclava en la misma prenda. Tiene una extensión de Capilen 3 en la cintura, lo que permite mantenerlo dentro del arnés o pantalón. Contras: al ser una prenda altamente respirable, en condiciones de mucho viento puede ser fría. Mejor Uso: montañismo, escalada en todas sus modalidades. Comentario: es una prenda especial para actividades aeróbicas, muy respirable y cómoda. El detalle de la balaclava/gorro es ideal para el uso de casco. Posee bolsillo Napoleón.

6,3

Puntos

5 6 5

Pros: Polar fabricado con distintas densidades, más grueso en pecho y espalda, más delgado en brazos y costado, permitiendo otorgar calor donde necesitas y concediendo una mayor respirabilidad en las zonas de más calor. Este modelo tiene un gorro de buen calce para el uso de casco. Contras: puede ser un poco corto a la hora de movimientos muy amplios con el uso de arnés, la tela tipo Power Strech genera piling con la abrasión. Mejor Uso: escalda, montañismo. Comentario: muy buen calce, ajustado y cómodo, podría ser un poco más largo para que quede ajustado al arnés. Buena capacidad térmica, pero no tan óptimo en la respirabilidad.

5,3

Puntos

5 7 6

Pros: excelente chaqueta térmica, interior suave y térmico, incluye bolsillo en el pecho. Tiene un excelente calce, lo que permite gran comodidad para actividades de gran aliento y amplios movimientos, el cierre completo lo hace más cómodo a la hora de ventilar o sacar y poner la prenda. Según el fabricante la tela posee un revestimiento de nylon que disminuye el pilling por abrasión. Contras: si bien tiene una gran capacidad térmica, esto mismo la hace especial para bajas temperaturas. Primavera quizá no es su mejor época, ¡se extraña el gorro! Mejor Uso: montañismo, escalada en pared, varios largos, deportiva en invierno. Comentario: excelente calce, lo que otorga gran comodidad sintiendo la prenda pegada a la piel, el cierre completo también lo hace más cómodo; puede ser demasiado térmico si el frío no te acompaña.

Puntos

6 4 5

Pros: segunda capa cómoda y térmica, la fabricación en Polartec Power Dry otorga gran respirabilidad a la hora de estar en actividad. Posee gorro, lo que la hace especial para uso de casco. Contras: si bien es una prenda técnica, su calce podría ser un poco más ajustado. El medio cierre es recto, por lo que estando cerrado este queda en la boca y nariz. Mejor Uso: trekking, montañismo, escalada. Comentario: es una buena opción a la hora de elegir una prenda de escalada, pero en exposición a mucho viento puede tornarse un poco fría, gran respirabilidad.

Puntos 85

Alpinist Tech

Wolf Jacket Cipher Jacaranda Power Stretch Hybrid Hoody Zip Top

Marmot (USA)

Grifone (España)

The North Face (USA)

Lippi (Chile)

www.marmot.com

www.grifone.com

www.thenorthface.com

www.lippioutdoor.com

Especificaciones Precio: $54.900 Tela: Polyester Grid 100Wt (Marmot) Ajuste: cierre completo Peso: 439.4gr

Especificaciones Precio: $44.900 Tela: Polartec Power Stretch Ajuste: cierrecompleto,fijaciónpulgar Peso: 400gr

Especificaciones Precio: $119.000 Tela: Soft Shell Gore Windstopper Ajuste: cierre completo e invertido, ajuste a la cintura. Peso: 640gr

Especificaciones Precio: $21.990 Tela: Thermpro First Layer 100 (lippi) Ajuste: medio cierre Peso: el fabricante no entrega datos

Evaluación: Respirabilidad: Movilidad: Termo Regulación:

5 4 6

Pros: chaqueta altamente térmica, construida en un Polar cuadriculado logrando una alta respirabilidad sin perder calor. Liviana, tomando en cuenta que consta de dos bolsillos laterales más uno en el pecho. Contras: el tipo de diseño puede ser demasiado urbano cuando buscamos ajuste que nos otorgue mayor comodidad Mejor Uso: trekking, escalada. Comentario: es más bien una segunda capa para trekking o montaña, puede ser un poco suelta si lo que buscamos es mayor libertad de movimientos.

Puntos 86

Pros: chaqueta fabricada en Polartec Power Stretch, otorga un excelente calce además de estar construida en dos densidades distintas, más gruesa en pecho y espalda, más delgada a los costados, logrando una muy buena evacuación del calor. Tiene dos bolsillos laterales. Contras: no tiene gorro, lo que podríamos extrañar en esta excelente prenda, y no hay que olvidar que las prendas stretch generan pilling con la abrasión. Mejor Uso: escalada, varios largos, montaña, trekking. Comentario: por precio calidad es una de las mejores opciones, muy buen calce, muy cómoda y térmica en la medida justa para actividades que demanden esfuerzo físico. Además la podemos encontrar en otra versión construida en termal pro, lo que la hace más térmica, para montañismo invernal.

Puntos

6 6 6

Evaluación: Respirabilidad: Movilidad: Termo Regulación:

5 7 5

Pros: excelente chaqueta técnica, buen ajuste al cuerpo. Buen detalle el doble cierre que permite un buen uso con arnés. Tiene gorro ajustado, lo que otorga comodidad con el casco. Si bien tiene membrana Windstopper, esta se encuentra en el pecho y espalda, permitiendo una buena respirabilidad en las zonas de más calor. Contras: buscamos una prenda térmica (el softshell en sí mismo no lo es), gracias a que esta chaqueta tiene partes con membrana corta viento, logra mantener el cuerpo aislado del viento y por tanto del frío. Mejor Uso: montañismo, escalada, trekking. Comentario: chaqueta con un muy buen diseño, con detalles técnicos tanto en el ajuste como en los materiales de construcción. Integra paneles elásticos, permitiendo libertad en los movimientos.

5,7

Puntos

Evaluación: Respirabilidad: Movilidad: Termo Regulación:

7 5.5 4

Pros: primera capa altamente respirable, de buen calce, ajustada y cómoda. Confeccionada en un micro Polar texturizado, que permite una buena evacuación del vapor, incluye gorro. Contras: es demasiado delgado como para escalada invernales, si lo que buscamos es una sola capa. Mejor Uso: montañismo, escalada en todas sus modalidades, trekking. Comentario: buena primera capa, cómoda y se agradece el gorro. Es una muy buena opción a la hora de escalar en primavera, pero fría para invierno. Puede ser una buena elección combinándola con alguna de las chaquetas sin gorro que revisamos en esta comparativa.

5,5

Puntos

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