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DEVOCIÓN EN TIEMPOS DE PANDEMIA

DEVOCIÓN en TIEMPO de PANDEMIA

En marzo del 2020 cambió la vida radicalmente para los guatemaltecos debido a la llegada del COVID 19 a nuestro país , inmediatamente la noticia del primer fallecido desencadenó una serie de medidas entre ellas la cancelación de los cortejos procesionales, noticia que en medio del miedo, la incertidumbre por algo que ni nuestros abuelos habían vivido llenó de tristeza a los devotos sin saber todo lo que teníamos que enfrentar durante estos ya dos años de pandemia a nivel familiar, a nivel personal, a nivel laboral a nivel educación, a nivel salud, lo más duro y difícil nuestras iglesias cerradas sin poder recibir la santa eucaristía y la fortaleza que nos brinda cada vez que la recibimos y los que somos devotos de una imagen sufrimos además el no tener el consuelo de visitarla los viernes devocionales o en un momento de prueba poder buscar la cercanía con Dios a través de esa visita y en época de cuaresma el dolor de no poder verla por las calles, ese sentimiento que únicamente nosotros entendemos como devotos, esa tristeza al vivir una cuaresma y semana santa sin nuestras tradiciones que aunque son bastante atacadas realmente son una forma de acercarnos al Dios que sufre, al Dios que fue hombre, al Dios humano que sintió lo que nosotros sentimos cuando estamos tristes, cuando perdemos a un amigo, a un ser querido, esa cercanía con el Dios de los cielos al derramar lágrimas al llevarla en hombros y poder decirle en nuestra oración interior lo que sentimos y que El lo entiende y nos regala el consuelo que necesitamos tanto

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Fotográfias: 22 Aniversario de Consagración de Nuestra Señora de Soledad, Mayo 2021, Mario Roberto Masaya • superior 72 Aniversario de Velación y Procesión del Señor Sepultado, Noviembre 2021, Danny Gamboa • arriba

que al finalizar la cuadra de nuestro turno nos sentimos más livianos y con más fe para poder seguir adelante o el sentimiento al encontrarla en una boca calle en medio del calor intenso y del olor a corozo y sentir su mirada sobre la nuestra y su amor incondicional por nosotros, por la humanidad y que a pesar de nuestros pecados El nos sigue amando.

Las restricciones impuestas no fueron impedimento para que como devotos pudiéramos demostrar el amor por nuestro Dios al llevarle ofrendas a las puertas cerradas de nuestras iglesias el día que no podíamos llevar en hombros a nuestra imagen de devoción; el realizar altares en nuestros hogares que nos hacían sentir cercanos a Dios, el ver por las redes sociales o por la televisión las celebraciones eucarísticas, el vivir el Triduo Pascual de la misma manera, el viernes santo acompañar espiritualmente a nuestras imágenes de devoción con el turno de oración al que nos invitó la Hermandad de la Escuela de Cristo; demostraciones que nos hicieron llevar en el corazón nuestras tradiciones y que en medio de las restricciones y la pandemia pudimos poner una iglesia dentro de cada uno de nuestros hogares.

Esta pandemia nos ha dejado muchas lecciones como humanos, nuestra fragilidad, aprender lo que es realmente importante en la vida, aprendimos a confiar más en Dios aunque no entendiéramos lo que estaba pasando, pero en cuanto a nuestra devoción la pandemia no pudo acabar con ella pues encontramos otras formas de poder demostrarla y de poder sentirnos cercanos a El que es en sí la finalidad de nuestras tradiciones cuaresmales; al contrario nuestra devoción está más fuerte y más viva al igual que nuestra fe en que esto va a pasar y vamos a poder volver a las calles a vivir nuestras tradiciones y a vivir nuestra fe en su máximo esplendor.

Fotografía: Viernes Santo 2021, Leonel [nelo] Mijangos • arriba

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