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Directo al corazón. "Agrandar el nosotros... también con los de cerca"
from Revista EC 101
DIRECTO AL CORAZÓN
Ana María Sánchez García _ Presidenta de EC
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"AGRANDAR EL NOSOTROS… TAMBIÉN CON LOS DE CERCA"
En la historia reciente de nuestras instituciones encontramos múltiples factores que nos han hecho pasar del “nosotros” pequeño de nuestro colegio a un “nosotros” más grande. El nacimiento y consolidación de formas de gestión coordinadas (fundaciones, equipos de titularidad…) nos ha dado la oportunidad de abrirnos a una mayor relación y trabajo conjunto entre los centros de la misma institución. Para muchos, los proyectos educativos ya no se enmarcan solo en el ámbito del propio colegio, sino que se formulan contando con un horizonte más amplio y común.
Los avances de nuestro tiempo, especialmente el desarrollo espectacular de las nuevas tecnologías, nos han posibilitado el trabajo en red con centros e instituciones que están en otros países y continentes. Proyectos compartidos, programas de intercambio, hermanamientos entre centros…
Escuelas Católicas es también un espacio que nos facilita el encuentro y colaboración con otros. Personalmente, tengo experiencias muy positivas de haber sido ayudada y de haber podido ayudar a otras instituciones.
Todas estas, y muchas otras, sin duda, son oportunidades que nos hacen agrandar el “nosotros”. Las tenemos que reconocer, agradecer y celebrar.
Nos resulta relativamente fácil reconocer la riqueza que supone el colaborar con otros cuando hay “distancia larga” de por medio. Pero, ¿qué nos pasa en las “distancias cortas”? ¿Por qué, a veces, centros educativos que están en la misma ciudad, o en el mismo barrio, incluso en la misma calle se perciben unos a otros y se relacionan más bien como competidores? ¿Por qué a veces nos ignoramos, nos desconocemos, nos miramos como extraños?
En este momento en la Iglesia tenemos llamadas fuertes (la sinodalidad, el Pacto Educativo Global…) que nos urgen a salir de nuestra autorreferencialidad y cambiar el modo en que nos relacionamos, a construir una fraternidad auténtica que refleje con coherencia el Evangelio que queremos anunciar.
Me parece que nuestra adhesión al Pacto Educativo Global no puede limitarse a un trabajo ad intra o como mucho compartido con quienes ya nos resultan conocidos. Tiene que llevarnos a salir de nuestros límites, a tender puentes y construir alianzas que hagan posible esa “aldea global” que eduque a las nuevas generaciones. Por supuesto, esto va mucho más allá de las instituciones propiamente educativas, pero también las incluye. ¿Cómo vamos a abrir a nuestros alumnos al horizonte de una fraternidad universal, si no reconocemos y reconstruimos los lazos de fraternidad entre nosotros?
Ojalá sepamos escuchar, acoger… y ponernos en camino. Miremos a nuestro alrededor y preguntémonos a quién tendríamos que incorporar a nuestro “nosotros”. Si cada uno se arriesga a salir y acercarse a otros, quizá nos encontremos a mitad de camino.