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Cambio y corto: cómo cuidarse y recargar baterías

Irene Arrimadas. Directora del Departamento de Innovación Pedagógica de EC

Imaginemos que ya es julio y estamos en los últimos días antes de cerrar el colegio hasta el curso que viene. Huele a verano y a una merecida desconexión. Ya no hay ruido en el patio, nuestros alumnos hace días que recogieron las notas y se marcharon a disfrutar de sus vacaciones. Las aulas están en silencio, las sillas apiladas en las esquinas y los pupitres vacíos. Los profesores, cansados, pero más tranquilos, ordenan los últimos papeles y se despiden hasta el próximo curso.

Los pasillos, que hace poco estaban llenos de bullicio y conversaciones, ahora están envueltos en una calma casi irreal. El olor a tiza y papel empieza a desvanecerse, dejando paso al calor que se cuela por las ventanas abiertas. En la sala de profesores se intercambian sonrisas y abrazos, algunos haciendo planes para reencontrarse durante las vacaciones, otros deseando un descanso reparador.

Recorremos los últimos rincones del colegio, asegurándonos de que todo esté en orden para el cierre. Pronto, el colegio se quedará completamente vacío, pero ahora mismo, en estos últimos instantes, aún se siente la presencia de lo que ha sido un año lleno de aprendizajes, desafíos y crecimiento. Las puertas se cierran lentamente, y con un último vistazo, los profesores se despiden de un ciclo más, dejando atrás las aulas en espera del próximo curso que traerá nuevas historias y experiencias. Es un momento de transición, de pausa, donde el tiempo parece detenerse antes de que el bullicio y la vida escolar regresen con el nuevo curso.

Ahora es el momento de descansar para poder reconectar en septiembre con energías renovadas. Las semanas que vienen están llenas de promesas, de días cálidos, de viajes y relajación, de momentos más largos con la familia y amigos... Es el tiempo de dejar atrás las rutinas y madrugones y de disfrutar de la libertad de tener mucho más tiempo para ti y los tuyos.

Si nos escribiéramos una carta de compromiso a nosotros mismos sobre cómo cuidarnos en vacaciones, ¿qué consejos nos daríamos? Si os parece, vamos a probar a hacerlo juntos.

Seguro que cada uno de nosotros dibujaría su propio itinerario. Algunos nos perderíamos en la lectura de un libro bajo la sombra de un árbol, otros explorarían nuevos lugares, y habría quienes simplemente se dedicasen al dolce far niente, a disfrutar de no hacer nada, recargando sus fuerzas de la manera más sencilla.

Creo que de lo primero que nos tenemos que convencer es de que el autocuidado no es un lujo, sino una necesidad fundamental para reconectar con nuestra esencia educadora y así poder servir mejor a los demás. Como docentes, estamos acostumbrados a poner las necesidades de nuestros alumnos por delante de las nuestras, pero para ofrecer lo mejor de nosotros mismos, debemos asegurarnos de estar en nuestro mejor estado físico y mental. Este verano, vamos a tomarnos el tiempo necesario para descansar, recargar energías y cuidar de nosotros mismos. Al hacerlo, no solo te beneficias tú, sino también las personas que te rodean.

Hagamos un esfuerzo consciente por aplicar estos consejos en nuestra vida diaria, y no solo durante las vacaciones, con la esperanza de que podamos transformarnos y ser fuente de bienestar para otros. Sabemos que para lograr el bienestar emocional necesitamos encontrar un equilibrio entre todos los aspectos de nuestra vida: física, mental, emocional y espiritual, y estoy segura de que muchos de los consejos que nos diríamos ya los conocemos, pero ¿cuántas veces los ponemos en práctica y con qué frecuencia? Este verano, te invito a convertir estas buenas intenciones en hábitos desde 10 claves con estrategias sencillas que podemos incorporar en nuestro día a día:

El autocuidado no es un lujo, sino una necesidad fundamental para reconectar con nuestra esencia educadora y así poder servir mejor a los demás

1. ¡Date un premio!

El primer paso hacia el autocuidado es reconocer el arduo trabajo que has realizado y celebrar tus esfuerzos. La educación es una de las profesiones más exigentes, y es importante tomarse un momento para reflexionar sobre los logros y avances conseguidos, tanto grandes como pequeños. Validar tus esfuerzos y celebrarlos te permitirá cerrar un ciclo y abrir el siguiente con una sensación de logro y satisfacción, en lugar de solo sentir agotamiento o frustración.

2. Establece límites y desconecta

Las vacaciones son un tiempo para desconectar de las responsabilidades laborales. Establecer límites claros entre el tiempo laboral y el tiempo de descanso es esencial para evitar el estrés. Trata de no revisar correos electrónicos del trabajo ni planificar el próximo curso durante este período. La desconexión total durante unos días puede parecer difícil, pero es crucial para permitir que tu mente y cuerpo se recuperen por completo. También es importante que controles el tiempo de uso de dispositivos electrónicos; te recomiendo disfrutar de un tiempo al día en “modo avión” y desconectarte de las redes sociales, esto te ayudará a reducir el estrés y a estar más presente en el momento, promoviendo la liberación de oxitocina y reduciendo los niveles de cortisol. Como estrategia para lograr el hábito, establece horarios específicos para revisar tus dispositivos y usa aplicaciones que te ayuden a controlar el tiempo de pantalla. Empieza con pequeñas metas, como desconectarte durante una hora al día y ve incrementando el tiempo gradualmente.

3. Practica la autocompasión

La autocompasión es una práctica poderosa que implica ser amable contigo mismo, especialmente en momentos de dificultad. En lugar de criticarte por lo que crees que no lograste, habla contigo mismo de la manera en que lo harías con un amigo cercano que necesita apoyo. Esta actitud positiva no solo mejora tu bienestar emocional, sino que también te prepara para abordar futuros desafíos con una perspectiva más saludable.

4. Cuida tu cuerpo

Ya sabemos que el bienestar físico es fundamental, pero durante el curso escolar es fácil que nos descuidemos en estos aspectos. Ahora es el momento perfecto para restablecer hábitos que nos beneficien con la comida, el ejercicio físico y el sueño:

  • Alimentación: opta por una dieta equilibrada y mantente bien hidratado. Comer de manera saludable puede aumentar los niveles de serotonina y dopamina, proporcionando la energía necesaria para disfrutar del verano. Planifica tus comidas con antelación e intenta incorporar nuevos alimentos cada semana, para no caer en dietas aburridas que enseguida abandonamos.

  • Ejercicio: practicar deporte funciona igual que un antidepresivo, ayuda a ser más creativo, a potenciar la memoria y a tener una mayor capacidad de concentración. Encuentra una actividad física que disfrutes, ya sea caminar, nadar, practicar yoga o cualquier otra forma de ejercicio y, si es al aire libre, mucho mejor. Ya ves que el movimiento no solo mejora la salud física, sino que también libera endorfinas que elevan el ánimo, despejan la mente y reducen la ansiedad; y aumenta los niveles de dopamina y serotonina, mejorando tu estado de ánimo y bienestar general. Para consolidar el hábito, programa tus sesiones de ejercicio como citas inamovibles en tu calendario. Encuentra una actividad que realmente disfrutes (¡bailar también sirve!) y que puedas hacer de forma regular. Empieza con sesiones cortas y aumenta la duración y la intensidad progresivamente.

  • Sueño: dormir bien es esencial para tu bienestar físico y mental, y hay que protegerlo especialmente, pues es cuando se realiza la limpieza de nuestro sistema nervioso. Además, el envejecimiento celular se potencia si dormimos pocas horas. Establece una rutina de sueño regular y crea un ambiente propicio para el descanso. Ajusta tu horario de sueño para asegurar que descansas lo suficiente; elige una rutina relajante antes de dormir, como leer un libro o tomar un baño caliente o una infusión; mantén un horario de sueño regular, incluso los fines de semana, y evita el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarte, porque la exposición a la luz azul emitida por las pantallas puede interferir con el ciclo normal de sueño-vigilia. Todo ello te ayudará a regular la melatonina, una hormona crucial para lograr un sueño reparador.

La naturaleza proporciona un entorno tranquilo que puede ayudar a mejorar el estado de ánimo y aumentar la sensación de bienestar

5. Conecta con la naturaleza

Pasar tiempo al aire libre tiene múltiples beneficios para la salud mental y física. La naturaleza proporciona un entorno tranquilo que puede ayudar a mejorar el estado de ánimo y aumentar la sensación de bienestar, pues tiene efecto calmante y rejuvenecedor. Ya sea una caminata por el parque, un día en la playa o una excursión a la montaña, busca oportunidades para reconectar con la naturaleza. Programa salidas regulares en tu agenda, y si además invitas a amigos o familiares, ¡el efecto beneficioso se multiplica!

6. Fomenta relaciones sociales positivas

El apoyo social es un componente clave del bienestar. Las relaciones personales de calidad son fundamentales para tu bienestar emocional, ya que aumentan la oxitocina, también conocida como la hormona del amor y la conexión social. Dedica tiempo para estar con familiares y amigos que te brinden alegría y apoyo; abraza con amor y exprésales tu agradecimiento. Las relaciones positivas actúan como un colchón emocional que proporciona un apoyo esencial. Sé proactivo en planificar actividades sociales y organiza encuentros regulares con amigos y familiares que te recarguen las baterías emocionales.

7. Practica actividades creativas

Las vacaciones son el momento ideal para redescubrir hobbies y actividades lúdicas que quizá hayas dejado de lado durante el año escolar. La creatividad y el ocio son vitales para el equilibrio mental. Pintar, leer, escribir, cantar, tocar un instrumento musical o cualquier otra actividad que te apasione puede ser extremadamente revitalizante. Aprovecha el verano para leer esos libros que has querido leer durante todo el año o para aprender una nueva habilidad. Estas actividades pueden estimular la dopamina, manteniendo tu mente activa. Dedica un tiempo específico cada día para la lectura o el aprendizaje de una nueva competencia, aunque sean solo 15-20 minutos. Establece metas alcanzables, como leer un capítulo al día o completar un pequeño proyecto semanal.

8. Reflexiona y planifica (con moderación)

Si bien es importante desconectar, también puedes usar un poco de tiempo para reflexionar sobre el curso pasado y planificar el próximo, pero hazlo de manera equilibrada. Dedica un pequeño bloque de tiempo para pensar en tus objetivos y aspiraciones profesionales, pero evita que esta tarea consuma tus vacaciones. La clave es encontrar un equilibrio entre la reflexión productiva y el descanso reparador.

9. Practica la meditación

Encontrar momentos de meditación son fundamentales para fortalecer nuestra fe, renovar nuestro espíritu y conectar profundamente con nuestra esencia espiritual y con Dios. Dedicar unos minutos al día a practicarla puede ayudarte a mantener la calma y el equilibrio emocional, mejorando la concentración y la conciencia del momento presente. Encuentra un tiempo tranquilo del día donde puedas practicar sin interrupciones. Llegará un momento en el que no puedas pasar sin estos minutos de recogimiento al día.

10. Pide ayuda

Y, por último, no dudes en pedir ayuda si te sientes desbordado por el estrés, la ansiedad o el agotamiento. Un terapeuta o coach puede proporcionarte herramientas y estrategias para que tú mismo encuentres la manera para mejorar tu bienestar general. No te sientas obligado a asumirlo todo tú y además en soledad. 

Sabemos que se requiere de un proceso de 21 días para crear un hábito, pero muchas veces la rutina y las responsabilidades nos impiden encontrar la diferencia entre lo urgente y lo importante. Este es el momento perfecto para afianzar estos hábitos y priorizar tu bienestar. Este verano, te animo a que hagas un esfuerzo consciente por llevar a la práctica estos consejos en tu vida diaria.

Así que ahora, mientras cerramos las puertas y apagamos las luces, nos despedimos con la certeza de que este autocuidado es necesario. Sabemos que el tiempo volará y, antes de que nos demos cuenta, estaremos de vuelta, listos para enfrentar nuevos desafíos, aprender más y continuar creciendo juntos. Pero, por ahora, es tiempo de disfrutar del presente, de sumergirnos en el verano y de encontrar la tranquilidad que nos preparará para un emocionante regreso en septiembre.

Y, mientras tanto, nuestro colegio también se tomará su respiro. Los pasillos silenciosos y las aulas vacías aguardarán pacientemente nuestro regreso. Volveremos con historias que contar, nuevas ideas y un entusiasmo renovado para comenzar otro año escolar.

¡Felices vacaciones! Cuidaos mucho.

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