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Senderos que hacen historia
from Revista EC 114
El camino recorrido con los proyectos de Educación Especial en Escuelas Católicas
Sonia Ramos F.I. Departamento de Innovación Pedagógica de EC
Ya desde el año 1957, nuestra institución auna esfuerzos para hacer realidad la misión evangelizadora de la escuela católica y para impulsar escuelas abiertas, innovadoras e integradoras. Nuestra misión nos lleva a ocuparnos y preocuparnos por potenciar e impulsar la evolución del alumno de cualquier edad y de cualquier ámbito. También el de la Educación Especial porque, si bien es cierto que la discapacidad, que debía vencer un muro de ignorancia y rechazo a lo largo de la historia, no era en ese momento muy visible, lo fue entonces de repente, cuando buena parte de las congregaciones religiosas que conformaban nuestra entidad naciente, sorprendieron al ámbito educativo mostrando un buen número de centros con historia -tal vez con un cierto enfoque asistencial, pero vivos y coherentes- destinados a ese objetivo preferencial del alumno con Necesidades Educativas Especiales (NEE), como las Hermanas Hospitalarias, la Orden de San Juan de Dios, las Franciscanas de la Inmaculada, etc.
Hoy, tras más de seis décadas transcurridas, en Escuelas Católicas hemos evolucionado y nos hemos adaptado a los nuevos tiempos educativos. Manteniendo siempre nuestro compromiso con una educación de calidad y con valores, ha sido causa e impulso de un tiempo en el que se han removido los cimientos del espacio educativo dando nuevo color a la Educación Especial. Se ha tomado conciencia de la necesidad de proporcionar un acompañamiento especializado con una perspectiva más amplia que integre los avances científicos y pedagógicos recientes, sin perder de vista la importancia de un desempeño docente adecuado que guíe tanto las actividades terapéuticas como las educativas, y en este empeño mantiene su actividad actual.
Tiempos de cambio
El siglo XX fue un período de grandes cambios y transformaciones en todo el mundo. Los conflictos políticos, los avances tecnológicos, científicos, médicos, neurocientíficos, neuroeducativos, económicos… reclamaron finalmente profundas transformaciones y movimientos sociales que forzaron poco a poco los cambios necesarios de la escuela, también de la especial, que debía preparar al alumnado para la inclusión en esta nueva realidad social. Nos parece oportuno recordar los rasgos esenciales de esos movimientos transformadores, porque han despertado un concepto distinto de la discapacidad y una valoración positiva y nueva del alumno con necesidades especiales:
En los años 70 se empieza a cuestionar el modelo de escuela tradicional y se plantea el beneficio de la inclusión, que supere la exclusión y respete la diversidad. Lentamente, se va consiguiendo que las líneas de políticas educativas admitan que la inclusión sea un derecho reconocido para todo ser humano, pero sin perjuicio de la atención especial imprescindible que muchas formas de discapacidad requieren.
Casi al mismo tiempo toma cuerpo en Europa el principio de normalización que propuso el derecho de la persona con deficiencia mental a llevar una vida tan próxima a lo normal como fuese posible. Y pese a sus limitaciones, hoy se clarifica y se hace más posible para un número mayor de alumnos.
Los avances de la Neurociencia nos acercaron día a día al mejor conocimiento del cerebro humano. Y al conocer y reconocer su potencial crecimiento y capacidad de aprendizaje durante toda la vida, se entendió de inmediato la apremiante necesidad de preparar al docente, de modo que pudiera ofrecer al alumno una acción educativa capaz de provocar los aprendizajes eficientes y significativos que necesita.
Y algo más. Finalizando el siglo XX, Jacques Delors planteó que la educación y la enseñanza deben centrarse en “preparar y hacer del alumno un aprendiz capaz de aprovechar las oportunidades de aprendizaje que se le ofrezcan, a lo largo de toda su vida”. Así, en lugar de conocimientos teóricos, se desarrollarán competencias clave que le permitirán adquirir habilidades y destrezas que proyectarán mejor su futuro, pese incluso, a una discapacidad (añadimos nosotros).
Para conseguirlo, la educación que la escuela ofrezca al alumno, más aún con NEE, debe estructurarse sobre cuatro pilares, “cuatro aprendizajes” fundamentales que harán posible ese real aprovechamiento de oportunidades concretas que le ayudarán a aprender a aprender y a recuperar espacios que la discapacidad y sus consecuencias pudieran anular o limitar.
Esos pilares son:
“Aprender a conocer”. La educación ha de provocar en el niño el desarrollo de las habilidades cognitivas y del conocimiento, desde los niveles más básicos, porque esos saberes son la base del aprendizaje a lo largo de la vida y son fácilmente lesionados por la discapacidad.
“Aprender a hacer”. Su educación debe favorecer la adquisición de habilidades prácticas correspondientes a la segunda fase del desarrollo evolutivo, aunque la edad del niño sea superior. Prepararle su saber y autonomía desde el punto en que se encuentre.
“Aprender a vivir juntos”. La educación debe promover también el desarrollo de las habilidades sociales y cívicas que favorezcan la normal actuación, el respeto y la madurez emocional que permitan la normal integración y convivencia.
“Aprender a ser”. La educación ha de poner los medios idóneos para promover el desarrollo de la dimensión integral y emocional de la persona porque el conocimiento no es un fin en sí mismo, sino solo un medio que contribuya a transformar su vida.
La influencia de la propuesta de Delors ha sido y continúa siendo relevante y válida. Pero si el siglo XX fue testigo de cambios vertiginosos, el XXI no se ha quedado atrás y continúa aportando novedades que provocan una sensación de permanente movilidad y cambio. Factores como la globalización, la tecnología, la digitalización, la inteligencia artificial, o el aprendizaje autónomo han surgido con fuerza inesperada y han modificado los objetivos diseñados por la enseñanza. Los elementos nuevos han pesado tanto en el discurso educativo, que los importantes principios anteriores han quedado, si no un poco olvidados, sí al menos opacados.
Sin embargo, aunque hayan experimentado una especie de olvido ante el impacto novedoso del hoy, esos movimientos continúan siendo un referente fundamental que aborda aspectos básicos en el desarrollo de la persona y marco de referencia para las nuevas estrategias requeridas por la educación. Tienen tanto peso y se han incorporado con tanta normalidad al pensamiento pedagógico, que su integración es una base común aceptada y siempre presente, aunque se nombren menos o no se nombren. Y no solo no desaparecen, sino que se fortalecen al actuar junto a los factores que aporta el siglo XXI y a su urgente llamada de atención a una educación que todavía no cumple su promesa de formar sociedades pacíficas, justas y sostenibles.
Aplicar esos principios en la Educación Especial
Esta evolución que ha provocado un cambio tan significativo en la educación no es ni mucho menos definitiva. Todo anuncia cambio. La Declaración Incheon de la UNESCO, Educación 2030, por ejemplo, propone alcanzar para ese momento una “Educación inclusiva y equitativa de calidad, y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos”. Es decir, los pasos de nuestra Educación Especial tendrán que continuar creciendo al ritmo que la realidad social exija para ser “inclusiva y de calidad”. En este tiempo, el compromiso de Escuelas Católicas por la guía y el acompañamiento de los centros con alumnos de Necesidades Educativas Especiales ha sido decidido y significativo. Desde hace ya algunos años mantiene un programa de participación en una convocatoria de proyectos “de realización de actuaciones dirigidas a favorecer la utilización de las tecnologías de la información y de la comunicación por parte del alumnado con Necesidades Educativas Especiales derivadas de discapacidad”, convocado anualmente por el MEFPD, lo que ha favorecido la mejora de las competencias clave (especialmente, la digital) de un importante número de alumnos y de la actividad de sus profesores, en un significativo número de colegios de inclusión y/o Educación Especial de las distintas comunidades autónomas.
En toda la actividad formativa y orientativa de programación y desarrollo de las intervenciones propuestas en estos proyectos, se han integrado los principios de los que venimos hablando de forma creativa, atractiva y eficaz, de modo que suponen un bagaje metodológico de estrategias de enseñanza muy interesantes para la formación e intervención práctica del docente en su aula y para estimular el aprendizaje de los alumnos, que desarrollan una participación colaborativa, motivada e interesada.
La experiencia acumulada en los proyectos realizados en años anteriores (“Funciones ejecuTICvas”, “Aprendizaje personalizado con TIC”, “Con-TIC-go”, etc.) nos permite concluir que en toda intervención pedagógica es importante -o tal vez imprescindible- integrar los principios de la enseñanza, inclusión, normalización, neurociencia y los cuatro pilares vistos anteriormente porque promueven y hacen posible:
La estimulación de las capacidades básicas del alumno.
La activación de las funciones ejecutivas y las competencias clave.
La equidad y justicia social al ponerlas al servicio de todo el alumnado.
La exclusión de la discriminación.
La aplicación eficaz de estrategias de enseñanza más efectivas y personalizadas.
El conocimiento neuroeducativo de los docentes, que potenciará la efectividad de sus prácticas pedagógicas.
Y el fomento del desarrollo integral y continuo de las habilidades cognitivas, prácticas y socioemocionales del alumno, que propician la integración social.
En el ámbito escolar se dan muchas oportunidades de aplicar estrategias y hacer vitalmente eficaz la enseñanza
El trabajo continuado en esta línea supone una transformación fundamentada de los modos de desarrollo competencial. Tiene en cuenta además la individualidad del alumno para atender los vacíos y limitaciones provocados por la discapacidad y/o sus efectos, y busca los mejores “revulsivos” a sus capacidades residuales. Con el uso creativo de los procedimientos de estimulación básica, las metodologías activas y las eficaces herramientas digitales, se hace posible un trabajo escolar capaz de despertar en el alumno la autoconciencia de su ser, sus potencialidades y sus derechos.
Es hacer posible el objetivo del desarrollo personal, sin ponerle límite. La realidad ya se encargará de cortar aspiraciones.
Como esta experiencia que me contaron hace un tiempo. Hace poco me ha sorprendido un muchacho de 18 años, ciego y con discapacidad ¿intelectual?, abandonado por su familia que emigró al extranjero sin él, por su discapacidad, que ha creado “una empresa de encargos” en su aldea americana. Hace pequeños recados a los vecinos, por los que cobra, con eso vive - ideando un conjunto de sonidos diferentes que hace con su boca y la posición de sus manos, para indicar si va a recoger algún paquete, a entregarlo, a cobrar, a dar un encargo… ¡Todo un logro creativo!
Estos principios constituyen los objetivos que fundamentan todas las acciones, ya que responden a las necesidades esenciales del individuo y promueven la mejora de su calidad de vida. En el ámbito escolar se dan muchas oportunidades de aplicar estrategias y hacer vitalmente eficaz la enseñanza. A continuación, detallamos algunos procedimientos:
Provocar y fomentar los prerrequisitos del lenguaje para despertar paralelamente la atención, la mirada, la audición, la memoria, la observación… tal y como hace una madre al estimular el despertar de su bebé.
Desarrollar las capacidades del desarrollo básico, cognitivas, lingüísticas y motoras acompañando al niño en su evolución durante sus primeros años.
Promover competencias clave: fortalecer la comunicación, la creatividad, el pensamiento crítico, la expresión oral o alternativa, la estructuración del lenguaje, y los medios de comprensión como la lectura, la escucha y la mirada que ve y la audición que oye, la observación…
Estimular la imaginación y el sentido estético: fomentar la creatividad, el pensamiento abstracto, la apreciación de la belleza, la expresión de los deseos, lo imaginario…
Provocar, acompañar y enseñar el control emocional y la interacción social.
Para conseguir estos profundos desarrollos hay herramientas prácticas y eficaces. Existen tres amplísimas que destacan por su propia diversidad y potencialidad y no pueden quedar en el olvido:
Estimulación temprana o tratamiento estimulador del niño con discapacidad, tomando como punto 0 la edad en que se inicie.
El uso creativo de las metodologías activas, que potencian y mejoran los aprendizajes de manera extraordinaria.
El uso pedagógico de la robótica y las tecnologías de la información y la comunicación.
Y, además, otra “muy especial”: la creatividad y la confianza del maestro en la potencialidad del alumno.
El Proyecto: Aprendo, creo y comparto con robóTICa
En Escuelas Católicas seguimos dando pasos para acercar todos estos principios innovadores a los alumnos de NEE, y durante el curso 2023-24 los llevamos a la práctica con el Proyecto “Aprendo, creo y comparto con robótTICa”. Para la realización hemos involucrado a 53 profesores y entusiasmado a 273 alumnos de nueve centros educativos que, aunque diversos entre sí, comparten el objetivo común de la educación de alumnos con NEE en modalidad de centros específicos o inclusivos. A lo largo del proyecto, de un curso escolar de duración, los alumnos han tenido la oportunidad de aprender mientras disfrutaban del proceso.
Conscientes una vez más de la capacidad de aprendizaje del cerebro humano a lo largo de la vida, Escuelas Católicas planteó este proyecto desde la experiencia previa de alguno de los tutores de su equipo, que reafirmaba la hipótesis de la efectividad de la robótica como instrumento estimulador en el proceso de aprendizaje, al combinar elementos de forma innovadora, creativa y atractiva.
Cada kit de robótica encierra, además, un potencial atrayente para el alumno -y para el adulto-: la aparente capacidad para cumplir nuestras órdenes y la autonomía para tomar decisiones por su cuenta, lo que la hace especialmente interesante para la simulación de situaciones reales y, por lo tanto, para que la necesaria repetición sea siempre nueva.
Presentada la convocatoria, tomaron parte muy interesada nueve colegios: San Rafael, de Granada; Sagrada Familia, de Tarazona (Zaragoza); La Purísima, de Zaragoza; Virgen Reina, de Gijón (Asturias); Nuestra Señora de la Luz, de Badajoz; y los centros San Rafael, Ponce de León; María Corredentora y Santa María del Pilar, todos ellos de Madrid.
Estos fueron acompañados y formados por los tutores expertos: María Bueno, María Victoria Calvo, Noelia Cebrián, Fernando Morales y Rafael Molina, y contaron con la coordinación del Departamento de Innovación Pedagógica de EC (Rafael Molina, Jacobo Lería, Irene Arrimadas y Sonia Ramos).
El Proyecto tiene el objetivo de experimentar una ambiciosa propuesta de intervención educativa basada en la aplicación de la robótica y el pensamiento computacional para favorecer el desarrollo de competencias clave en los alumnos. Para ello, persigue tres objetivos específicos que marcan tres pasos importantes:
Activar la capacidad del alumnado para diseñar soluciones a problemas mediante el pensamiento computacional y competencia digital, tanto en formato analógico como digital, con el fin de desarrollar las competencias personales y sociales y aprendizaje autónomo.
Incrementar la motivación de los alumnos para participar en actividades de evaluación y autoevaluación, adaptadas a su nivel de participación.
Mostrar los avances y logros obtenidos por los estudiantes en el desarrollo de sus habilidades de pensamiento computacional a través de las actividades realizadas.
Para posibilitar y garantizar el alcance del proyecto se implementaron diversas estrategias:
Capacitación docente presencial del profesorado de los centros participantes, en una sesión de formación específica en robótica, y el posterior acompañamiento de los tutores expertos, en sesiones de seguimiento y orientación.
Orientación personalizada online: asesoramiento a cada centro por parte de su tutor experto sobre estrategias de estimulación por medio de la programación y robótica adaptadas a la discapacidad, edad y circunstancias de cada alumno.
Desarrollo de sesiones de aula semanales: se han llevado a la práctica más de 127 sesiones de aula en total según la programación de cada grupo de alumnos de cada centro participante.
Evaluación on-line trimestral de la actividad de aula, en reuniones por videoconferencia, con autoevaluación de cada docente y revisión por el tutor de cada centro.
Intercambio de experiencias: fomento del intercambio de ideas y buenas prácticas entre centros y docentes, sobre la evolución de las actividades pedagógicas realizadas.
Aprendizaje entre iguales: en los dos últimos meses, los alumnos con mayor habilidad guiaron a sus compañeros de cursos inferiores, en sesiones de aprendizaje colaborativo, con la orientación de sus profesores y alto valor de protagonismo para los alumnos.
Informe final y vídeo resúmen de cada centro y un informe global elaborado por EC.
Para facilitar el trabajo de aula durante el proyecto, todos los centros han utilizado herramientas digitales variadas, como ordenadores portátiles, robots (Bee-Bot, Ratón robot programable, Supr Doc Robot, Lego We Do 2.0; etc.) y aplicaciones (Scratch Manipulativo, Mit 3.0, Canva, Box Island).
Los resultados obtenidos han sido altamente satisfactorios y reflejan un crecimiento significativo en el aprendizaje de las competencias clave de los alumnos. Aunque cada colegio ha llegado a sus propias conclusiones, las observaciones generales son similares y positivas. Todos los centros coinciden en aspectos importantes, pese a la gran variedad de edad y diversidad personal de los alumnos. Destacan la capacidad de la robótica para captar la atención de los alumnos, el despertar de su curiosidad y fomentar un aprendizaje activo y participativo.
Pese a las diferencias entre los niños, el 99,9% mostraron mejoras significativas, que lo son incluso cuando parecen muy pequeñas, porque suponen cambios positivos inesperados en la actitud de algunos alumnos menos dotados. Tan solo se destaca el caso de un niño sin ninguna mejoría.
Áreas como la planificación, la resolución de problemas, el trabajo en equipo, el control de la frustración, el pensamiento crítico y habilidades en cálculo y las Matemáticas aparecen destacadas en los informes de todos los colegios.
La comunicación verbal se fortaleció de manera espontánea durante las actividades, facilitando el intercambio de ideas y experiencias al aceptar de manera natural el trabajo compartido y la necesidad de relacionarse y entenderse…
A pesar de los logros obtenidos, se reconoce que este es solo el comienzo de un proceso que requerirá tiempo, experiencia y una programación continua para consolidar y expandir los beneficios de la robótica en la educación de estos alumnos.
Todos los colegios han optado por incluir la programación y robótica como actividades curriculares del curso 24-25.
La robótica así utilizada ha demostrado ser una herramienta eficaz para motivar y comprometer a los alumnos en su proceso de aprendizaje
Impacto en la Comunidad Educativa
El Proyecto “Aprendo, Creo y Comparto con Robótica” no solo ha beneficiado a los alumnos directamente integrados, sino que también ha tenido un impacto positivo en la comunidad educativa en general. Los profesores participantes han adquirido habilidades y conocimientos nuevos, de los que han informado a los claustros, lo que influirá positivamente en la actividad futura de los colegios.
Las familias han seguido el proyecto con curiosidad e interés, sobre todo, en algunos casos de mayor complejidad, se han manifestado emocionados al ver las respuestas y satisfacción de sus hijos. Esta involucración familiar en estas oportunidades es altamente positiva también.
Conclusiones
De los informes finales de los nueve centros extraemos, por su valor, las cinco conclusiones coincidentes de todos ellos.
El lenguaje computacional se basa en bloques secuenciales de programación, tal como lo hace el lenguaje hablado. Esta característica permite utilizar la robótica para crear situaciones lingüísticas estructuradas, espontáneas y autónomas de contenido comunicativo.
Con respecto al desarrollo perceptivo, favorece la memoria, atención, programación, manipulación fina, trabajo cooperativo, control inhibitorio…
La robótica así utilizada ha demostrado ser una herramienta eficaz para motivar y comprometer a los alumnos en su proceso de aprendizaje, fomentando la creatividad, el pensamiento crítico y las habilidades digitales.
Han aprendido a trabajar en equipo, a pedir ayuda a sus compañeros, a ofrecerla también, a expresarse en sus relaciones de forma espontánea, a trabajar con ilusión y disfrutar con sus logros.
Permite aplicarlo al ámbito curricular y rehabilitador de manera autónoma, divertida, atractiva y desarrollar habilidades sociales y comunicativas.
Al releer estas páginas, al reflexionar sobre las realidades que las ocasionó a lo largo de los tiempos, de los cambios, de las búsquedas y de los logros, entiendo que no se pueden cerrar estas líneas sin destacar el elemento más potente que ha hecho y hace posible cuanto se narra, cada sueño conseguido: EL PROFESOR presente en todo tiempo, en toda búsqueda y conquista.
LOS PROFESORES COMPARTEN SU EXPERIENCIA
Así se han expresado los profesores participantes, en algunas frases de sus informes:
“La participación en el proyecto ha servido como herramienta perfecta para trabajar la abstracción, la imaginación, la planificación y sobre todo para la expresión espontánea de las ideas”.
“Nos encantaría que todos los profesores tuvieran formación en este sentido, no solo los de los alumnos con NEE, sino que cualquiera pudiera tener acceso a este material tan enriquecedor”.
“Ha sido especialmente útil para nuestros estudiantes, ya que les ha permitido ver y tocar lo que están aprendiendo, facilitando la comprensión de los conceptos abstractos”.
“La experiencia ha resultado muy positiva. El alumnado ha disfrutado un montón en las sesiones, pero nosotras más viendo sus caritas de felicidad cuando conseguían alcanzar el objetivo propuesto”.
“Participar ha sido muy positivo y enriquecedor ya que hemos podido hacer partícipes de este tipo de actividad a nuestro alumnado con pluridiversidad funcional motora”.
“El uso de la robótica educativa en el contexto de la discapacidad ofrece una serie de beneficios que pueden apoyar su desarrollo integral”.
“Podemos asegurar que ha sido una experiencia altamente satisfactoria y que continuará en el próximo curso como una parte más del trabajo diario de nuestro alumnado”.
"La robótica se ha convertido en una herramienta pedagógica valiosa en nuestro centro. Su implementación ha permitido alcanzar objetivos curriculares y competenciales de manera creativa y significativa".
"Entre los aspectos positivos hay que destacar la motivación del alumnado hacia las tareas y materiales utilizados. Además, han trabajado la expresión oral y la autonomía personal".