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La creatividad se puede entrenar
from Revista EC 96
¿Qué entendemos por creatividad? ¿Nacemos creativos o nos hacemos creativos? ¿Se puede entrenar la creatividad?
César Poyatos Dorado @cpoyatos Asesor del Departamento de Innovación Pedagógica de EC Profesor de Tecnología Educativa en la Universidad Autónoma de Madrid
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Antes de definir conceptualmente la creatividad, vamos a emprender un viaje en el tiempo para desvelar sus secretos a lo largo de la historia. Encendemos el condensador de fluzo, ¡preparaos, vamos a retroceder más de 2.500 años! Ponemos rumbo a la Grecia clásica. En esta época, la creatividad y la genialidad venía inspirada por las hijas de Zeus y de Mnemósine, las Musas. Calíope (musa de la elocuencia), Euterpe (musa de la música) y Talía (musa de la comedia), al igual que sus otras seis hermanas, tenían el poder de inspirar a algunos privilegiados en las principales ramas artísticas y de conocimiento. En esta época de la historia, la creatividad tenía un componente 100% divino.
Avanzamos en la dimensión temporal y viajamos a la Antigua Roma. Esta civilización fue una copy and paste mejorada de Grecia, por ello, se siguió un patrón similar en cuanto a la creatividad. Se creía que todos los hombres nacían con un guardián inspirador, un genio. Las mujeres tenían su juno, un espíritu protector que las cuidaba y aportaba energía vital.
Agarraos fuerte que el salto que vamos a dar nos va a llevar a un movimiento cultural revolucionario en la historia de la humanidad. Nos colamos en el siglo XV sin pasar por la gris Edad Media. Durante esta época todo se humaniza, incluso la creatividad. Se pasa de un don con un componente 100% divino a una característica 100% humana. Nacemos creativos, pero no todos. La genialidad estaba destinada a unos pocos, a una proporción muy pequeña de la población. El genio, el creativo nace, no se hace. En este período de la historia, la creatividad tenía un componente 100% genético.
Abandonamos el Delorean y nos subimos al Beagle para conocer al primo de Darwin, a Galton. Inspirado en la teoría de la evolución de las especies de su primo, investigó y publicó su obra “El genio hereditario” (Galton, 1984) donde nos habla de la controversia herencia-ambiente. Derrumbamos la barrera del Renacimiento. Galton parte de la premisa de que para ser creativo influye la carga genética, pero también los estímulos del ambiente. Una persona parte de un potencial inicial, un talento dado, pero a lo largo de su desarrollo vital recibe estímulos de su entorno más próximo: los libros que lee, las personas con las que se relaciona, los lugares que visita, etc. Todo ello moldea a la persona y desarrolla la creatividad de cada individuo.
Volamos hasta el final del siglo XX para descubrir en el libro “Origins of Genius” de Simonton que la creatividad en el ser humano depende un 20% de la carga genética y un 80% de los estímulos que tengamos. Esta es una excelente noticia ya que la creatividad depende principalmente del entrenamiento que tengamos.
Según la RAE, la creatividad es la facultad de crear. Para poder crear tenemos que ser capaces de generar ideas nuevas que aporten valor añadido y tener la valentía de ponerlas en práctica. Vamos a ver siete notas musicales para entrenar nuestras habilidades creativas:
DO) Fluidez: en creatividad la cantidad es importante. Según Linus Pauling, “la mejor manera de tener una buena idea es tener muchas ideas”. Cuando estamos generando ideas no sabemos cuál será la más valiosa, la tercera, la quinta o la décima. Por ello, cuantas más ideas tengamos, mejor. Para ello, tenemos que activar el “modo niño”, entrar en divergencia. En esta fase todo vale, aplazamos el pensamiento analítico. No juzgamos las ideas para garantizar un flujo constante de ellas. En divergencia no descartamos ideas, apuntamos todas las que se nos ocurran por muy locas que parezcan; no analizamos las ideas de los compañeros, construimos sobre las aportaciones de los demás. Posteriormente, en una fase convergente analizaremos, sintetizaremos, descartaremos y catalogaremos las ideas generadas en la fase divergente.
RE) Conocimiento: saber más para crear mejor. Según Sócrates, “solo sé que no sé nada”. El conocimiento es el motor de las ideas. Por muchas técnicas de creatividad que conozcamos (SCAMPER, lluvia de ideas, ideart, etc.), sin conocimiento vamos a ser incapaces de generar ideas. Veamos un ejemplo: tomamos papel y bolígrafo y anotamos todas las ideas que se nos ocurran sobre métodos analíticos de determinación de fenoles totales en aguas residuales por espectroscopía de absorción atómica... tenemos libertad para utilizar las técnica de creatividad que queramos. Supongo que a no ser que tengas conocimientos avanzados de química analítica, no se te habrá ocurrido ninguna idea. Por ello, todos los proyectos comienzan con una fase de investigación/ indagación.
MI) Flexibilidad cognitiva: tener la capacidad de ampliar la mirada. Según Edward de Bono, “la creatividad implica romper patrones establecidos para mirar las cosas de otra forma”. Cuando se nos plantea un problema solemos ir por caminos conocidos (esto siempre se ha hecho así) y solemos ir a soluciones que nos son familiares, costándonos mucho abandonar las vías conocidas. Para evitar la fijación cognitiva tenemos que tener flexibilidad de pensamiento para conectar ideas que aparentemente estaban inconexas, y flexibilidad cognitiva que nos permita explorar nuevas vías de resolución de problemas. ¿Cuántas veces se nos han ocurrido ideas cuando estábamos duchándonos, paseando por el campo, en el coche o a punto de dormirnos? Eso tiene una explicación: cuando estamos relajados, nuestro cerebro procesa la información con el pensamiento difuso, en segundo plano (Bárbara Oakley, 2012). Cuando en el aula proponemos nuevos temas con alta complejidad, es necesario dejar tiempos de relax, de reposo, para fomentar el pensamiento difuso y facilitar la comprensión de esos contenidos.
FA) Error: fuente creativa. Thomas Alva Edison, tras la invención de la bombilla, dijo: “No he fracasado. He encontrado 10.000 maneras que no funcionan”. El error es un indicador procesual de que lo estamos intentando. Jean Piaget decía que el aprendizaje no es un estadio al que se llega, el aprendizaje es un proceso de mejora continua. Durante ese proceso vamos a cometer numerosos errores que han de ser disparadores de aprendizajes. Hay una máxima del Design Thinking: equivocarse rápido y barato. Por este motivo, en todos los procesos creativos trabajamos con prototipos, con borradores, para detectar rápidamente posibles errores y tomar medidas para mejorar nuestras soluciones.
SOL) Equipo: el poder de la co-creación. Según Tina Seeling, “trabajando juntos, compartiendo éxitos y fracasos, un equipo creativo traspasa los límites inherentes al trabajo individual”. Cuando creamos en grupo es esencial apartar el ego en beneficio del grupo. Ya lo decían los hermanos David y Tom Kelley, padres del Design Thinking, “no hay nadie más inteligente en un grupo que el propio grupo”. Si componemos grupos heterogéneos, interdisciplinares, la calidad de las ideas será mayor porque tendrá visiones muy diferentes y enriquecedoras.
LA) Espacios: que inviten a crear. Para Tom Kelley, “si deseas que un equipo de personas inteligentes y creativas haga cosas extraordinarias, no las coloques en un espacio ordinario y monótono”. Espacios físicos que estimulen la exploración y la generación de ideas. Espacios de seguridad psicológica que generen un clima de confianza, donde haya independencia cognitiva de los participantes, donde los aportes y los errores no se penalicen y sean fuente de aprendizaje.
SI) Actitud: catalizador creativo. Para Henry Ford, “tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”. La perseverancia, la fuerza de voluntad nos hace crecer, salir de nuestra zona de confort y crear.
La creatividad se puede entrenar y sabemos cómo hacerlo, con fluidez y conocimiento, con flexibilidad y error como fuente de aprendizaje, en equipo y en espacios que fomenten la ideación, pero sobre todo con actitud de mejora constante. No esperemos más y llevemos la creatividad de nuestros centros educativos, alumnado y profesorado al siguiente nivel.