Una publicación de: arquitectura | interiorismo | sostenibilidad ARQUITECTURA INTERNATIONAL AIRPORT BEIJING Zaha Hadid Architects VIVIENDA UNIFAMILIAR Derroche de buen diseño Volumen 11. Año 11. No. 60
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Nacionales:
Arq. Trino Sanchez, Arq. Liliana Gutierrez, Arq. Edgar Solano, Arq. David Restrepo, Arq. Rafael Rincón, Arq. Julian Sarzosa.
Internacionales:
Zaha Hadid Architects, Arq. Cristiano Ceccato, Arq. Xavier Rosello, Space, Arq. Felipe Assadi, Arq. Frank Silvestre, Arq. José Roberto Garcia-Chavez, Arq. Luca Bullaro.
Fotografía:
Juan Antonio Monsalve, Diego Rojas, Juan Fernando Castro, William Sanabria, Llano Fotografía, Paul Czitrom, Hiroyuki Oki, Miguel de Guzmán, Rocío Romero, Salva López, David Restrepo, Henrique Guberek.
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Editorial
Printed in Colombia
ISSN. 2145 – 8669 Volumen 11. Año 11. Número 60. Mayo 2020
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Hace 10 años iniciamos un sueño, contar con la mejor revista de Arquitectura de Colombia y al final nos posicionamos como la única en el país, por su estilo y segmento.
Hoy pasamos del papel a la versión digital, con cierta nostalgia, pero adaptándonos a la tendencia del mercado. La revista seguirá evolucionando y llegando a nuevos mercados, principalmente a latinoamérica. Ahora la cobertura será más amplia lo que nos permitira aumentar el numero de lectores.
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A nuestros fieles seguidores, les agradecemos su acompañamiento a lo largo de todos estos años y desde ya les aseguramos que no seremos ajenos a la confianza depositada.
La Academia de Arquitectura y Diseño hace importantes esfuerzos para continuar con este logro, en pro de difundir lo mejor de la arquitectura local e internacional, por ello les invitamos a seguirnos en nuestros canales digitales y redes sociales, haciendo que la comunidad EXKEMA siga creciendo.
Y bien, entrando a la presente edición, dedicamos esta edición a casas unifamiliares, y como articulo central el Aeropuerto Internacional de Beijng, gracias a la colaboración del estudio de Zaha Hadid Architects, los cuales nos han colaborado a lo largo de estos años con sus mejores proyectos.
Espero disfruten esta edición y por favor escribanos y dejenos sus comentarios para mejorar.
Arq. Gerson
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Duplat
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China International Airport. Ed. 60
Una publicación de: arquitectura interiorismo sostenibilidad ARQUITECTURA INTERNATIONAL AIRPORT BEIJING Zaha Hadid Architects VIVIENDA UNIFAMILIAR Derroche de buen diseño Volumen 11. Año 11. No. 60
7 exkema® 07 introducción Índice arquitectura Frank Silvestre Arquitectos SPACE Arq.Trino Sanchez. Arquint 134 ÍNDICE / EDICIÓN No.60 China International Airport- Pág. 112 28 62 86 CASA DE LA BRISA. BREZZE HOUSE CASA ALD DISEÑO DE CALIDAD. SCHNEIDER. 46 78 100 CASA DE LA BRISA EL ALCARAVÁN POPAYAN CENTRO COMERCIAL. EL EDEN Saota Beyond Arq. Julian Sarzosa Arq. Edgar Solano 146 Hecho a Mano 142 interÉS Felipe Assadi Arquitectos 38 72 94 CASA H 56 112 Casa X.Ø BETA.Ø Architecture Office interioriSMo PAPEL DE LA LUZ NATURAL EN LA ARQUITECTURA. RELOJ BIOLÓGICO. Arq. José Roberto Garcia-Chavez 126 REVIVE 60 BARRANQUILLA 144 CASA H Arq. Xavier Roselló RESTAURANTE LOS POLLOS INTERNATIONAL AIRPORT BEIJING ZAHA HADID ARCHITECTS LA MONUMENTALIDAD MODERNA DE OSCAR NIEMEYER Una invención latinoamericana. Arq. Luca Bullaro RETOS DEL DISEÑO DE ESPACIOS INTERIORES DESPUES DE COVID 19 Arq. Liliana Gutiérrez Arq. David Macias 130 LA ROSA DEL DESIERTO Arq. David Restrepo inVeStiGación Y coLuMniStaS 148 ¿COMO CREES QUE VA A SER EL FUTURO DE NUESTRA INDUSTRIA... Arq. Trino Sánchez
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LOS (verdaderos)PILARES DE LA NEUROARQUITECTURA
Dr. Juan Luis Higuera-Trujillo - Dra. Carmen Llinares Millán Laboratorio de NeuroArquitectura, Instituto Universitario de Investigación en Tecnología Centrada en el Ser Humano (Universitat Politècnica de València)
No existen. Los pilares de la neuroarquitectura no existen. Confiamos en que esta aseveración debe haber sorprendido al lector, acostumbrado a encontrar este tipo de contenidos cada vez en más foros. Permítanos continuar sorprendiéndole en este –para nosotros– inusual artículo de opinión.
En el ámbito científico tenemos la norma de apoyar cualquier aseveración con una o varias referencias científicas. Aquello para lo que no existe una referencia de este tipo, es porque aún no se ha encontrado siguiendo métodos científicos. Esto no deslegitima otras vías para obtener conocimiento, pero un discurso sin este apoyo no puede ser parte de la ciencia; y, por consiguiente, tampoco de la neuroarquitectura. Es algo parecido a la presunción de inocencia, pero al contrario: si no hay una prueba científica, no podemos asegurar que exista. Con los “pilares de la neuroarquitectura” ocurre precisamente esto: hay mucho publicado en diversos foros, pero ninguna de estas referencias es de carácter científico. Por tanto, no podemos asegurar que estos pilares existan en ciencia.
Después de esta introducción, el lector tiene dos opciones antagónicas: (1) continuar creyendo en esos otros contenidos no-científicos y hacer un ejercicio de sensatez antes de someter a cualquier usuario a hallazgos pseudocientíficos; o (2) continuar leyendo este documento escrito por científicos y, desde su posición, hacer un uso adecuado y sensato del conocimiento científico sobre neuroarquitectura para intentar mejorar la experiencia de los usuarios. Sin más dilación: los que para nosotros podrían ser los (verdaderos) pilares de la neuroarquitectura.
PILAR 1: LA NEUROARQUITECTURA ES UNA CIENCIA
¿Qué es la neuroarquitectura? Cuando se plantea esta pregunta, por norma general, no surgen ideas contrapuestas. Se suele decir que la neuroarquitectura es la aplicación de la neurociencia a la arquitectura. Una definición algo inexacta por diversos motivos que no han de ser discutidos aquí pero que, al menos, cuenta con un consenso moderado entre científicos y no-científicos.
El punto en el que el consenso se rompe es cuando se habla de las implicaciones de la neuroarquitectura. Dado que es la aplicación de una ciencia (la neurociencia) a la arquitectura (una disciplina vinculada al arte y la técnica), lógicamente podríamos establecer dos derivaciones:
• Una disciplina científica (ciencia + técnica). Lo cual exige que sea estudiada y evaluada como tal: con preguntas comprobables y métodos estructurados. Esto implica que la neuroarquitectura no puede ser intuición, ni un proyecto arquitectónico; pero sí es un análisis riguroso, y la publicación en un medio científico de calidad contrastada (para lo que existen indicadores bibliométricos reconocidos por la comunidad científica).
• Una disciplina artística (ciencia + arte). Lo cual exige que la disciplina científica anteriormente recogida, esté formada y haya arrojado suficientes resultados. El punto clave en esta derivación es que la disciplina científica, en el momento en que escribimos estas líneas, aún no ha llegado a este hito. Por consiguiente, la neuroarquitectura aún no es un estilo, y aún no existen entornos enteramente diseñados con neuroarquitectura (algo que probablemente vuelva a sorprender al lector, porque fuentes pseudocientíficas suelen afirmarlo con frecuencia).
Indistintamente de la aproximación, algo que frecuentemente se olvida es la doble direccionalidad del término: es neurociencia aplicada a la arquitectura, pero también permitiría la aplicación de la arquitectura a la neurociencia. Esta última concepción, menos explotada en su producción científica. No obstante, es necesario reconocer que la primera inexactitud nace del propio término “neuroarquitectura”. Cabe poca duda de que no es el más apropiado (entre otros problemas: funciona mal a nivel de búsquedas informáticas; no representa a la neurociencia ni a la arquitectura; y no deja claro que los trabajos no basados en registros neurofisiológicos quedan excluidos). Sin embargo, funciona bien promocionalmente (lo que, sobre todo, ha resultado de utilidad para iniciativas mercadotécnicas fraudulentas) y existe una enorme cantidad de información utilizándolo. Probablemente, no exista otra opción factible más allá de aceptar el término e intentar generar una conciencia suficientemente crítica para evitar vincularlo a más malentendidos.
PILAR 2: LOS AVANCES EN NEUROARQUITECTURA LO DESARROLLAN LOS CIENTÍFICOS
Si el lector acepta que la neuroarquitectura –hoy día– es una disciplina científica, no podrá estar en desacuerdo con que la neuroarquitectura esté (y deba estar) respaldada por científicos. Es cierto que todos los científicos no vestimos bata blanca, pero todos los científicos tratamos de publicar en medios científicos de calidad contrastada (esto no incluye otros canales que pueden ser útiles para otros fines, como las redes sociales). Animamos al lector a hacer una búsqueda en portales científicos (por ejemplo: Scopus, y Web of Science) y buscar el término “neuroarchitecture” o “neuro-architecture” (dado que la mayoría de contenidos científicos se publican en inglés). Lo primero que le sorprenderá es algo de lo que ya hemos hablado: la inexactitud del término, debido a la cual en la búsqueda aparecerán referencias sobre otras áreas de conocimiento como la inteligencia artificial. La segunda sorpresa será encontrar pocas referencias científicas. Si se toma el tiempo, tendrá muchas y muy variadas sorpresas sobre las que ya está avisado. Por ejemplo, que no aparecen los “pilares de la neuroarquitectura” ni el término “neuroarquitecto” (un irrisorio término cada vez más usado con extraños objetivos), y que hay pocos científicos a nivel internacional trabajando en ello. De hecho, uno de los
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Imagen 1. Estímulo de realidad virtual de una sala de espera hospitalaria. Fuente: Higuera-Trujillo, J. L., Llinares, C., Montanana, A., & Rojas, J. C. (2020). Multisensory stress reduction: a neuro-architecture study of paediatric waiting rooms. Building Research & Information, 48(3), 269-285.
problemas a los que se enfrenta la ciencia en general es que existe una –¿deliberada?– confusión sobre qué es ciencia y quiénes son científicos; lo cual tiene una traducción directa a nuestra disciplina. Cabe destacar que esto no habla negativamente de aquellos que, alejados de la ciencia, contribuyen a la divulgación de la neuroarquitectura: un papel fundamental (para el que los científicos rara vez encontramos el tiempo y la forma de hacerlo) dado que uno de los objetivos finales del conocimiento científico es su transferencia a la sociedad.
PILAR 3: NEUROARQUITECTURA EXPERIMENTAL Y NEUROARQUITECTURA BASADA EN LA LITERATURA
Lo siguiente que el lector puede estar pensando es, si se están generando ciertas referencias científicas sobre neuroarquitectura, ¿cómo se aplica? Dado que ha llegado a esta línea de texto, entendemos que no tiene la intención de ejecutar una de las dudosas iniciativas pseudocientíficas, sino una aplicación rigurosa accesible desde su posición. En tal caso, desde nuestro punto de vista existen dos enfoques diferentes: neuroarquitectura experimental, o neuroarquitectura basada en la literatura científica.
• La neuroarquitectura experimental es la que desarrollamos los grupos de investigación. Actualmente somos pocos a nivel internacional. Esto se debe a que es una disciplina relativamente emergente (por ejemplo, nosotros llevamos más de 10 años) y a que la neuroarquitectura necesita de una particular infraestructura tecnológica y científica (no es sólo tener los dispositivos; es tener los conocimientos para aplicar el método científico adecuadamente). Hoy por hoy, no es posible desde un despacho de arquitectura. Como las disciplinas científicas pueden avanzar deprisa, el lector puede asegurarse buscando si los miembros de ese despacho cuentan con artículos científicos sobre neuroarquitectura en los anteriormente mencionados
portales académicos. A nivel práctico, con el enfoque de la neuroarquitectura experimental, todo el espacio podría ser adaptado a las necesidades cognitivo-emocionales de sus usuarios concretos. Un hito, no obstante, que aún no ha sido reportado científicamente a pesar de que –entre otros objetivos–los grupos de investigación trabajamos en ello.
• La neuroarquitectura basada en la literatura científica es la que se fundamenta en los resultados que los grupos de investigación han publicado. En ocasiones estos contenidos disponibles en medios científicos, pueden ser extrapolados en directrices de diseño. Aunque no es la forma usual de trabajar y aún es poco frecuente, cada vez más arquitectos y diseñadores pueden recurrir a estas directrices de diseño. A nivel práctico, con este enfoque (que no debería suponer un coste añadido, dado que se fundamenta en conocimiento libremente accesible), algunas partes del espacio podrían ser adaptadas a las necesidades cognitivo-emocionales de los usuarios en general
PILAR 4: LA NEUROARQUITECTURA ES INCIPIENTE
Probablemente, el lector esté extrañado sobre cómo algo “relativamente incipiente” puede tener más de 10 años. En ciencia, los tiempos funcionan diferente. A veces incluso de manera paradójica: un descubrimiento científico puede resultar remoto habiendo sido identificado hace 5 años (en algunas disciplinas esto es especialmente acusado), y una disciplina científica puede considerarse incipiente con varias décadas de desarrollo. En neuroarquitectura ocurre lo mismo.
Para justificar su relativa novedad, habría que presentar dos cuestiones. La primera, que el estudio sobre los efectos del entorno en el ser humano se ha abordado desde diferentes aproximaciones; algunas involucradas incluso en el origen de la neurociencia. Entre ellas la geometría, la fenomenología, la
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psicología ambiental, el diseño basado en la evidencia. Pero no son neuroarquitectura. Cada vez resulta más frecuente encontrar malentendidos derivados de esto: considerar que todo es neuroarquitectura (una reducción tan desatinada como pensar que todo es neurociencia o arquitectura), o que cualquier investigación sobre los efectos emocionales del entorno es de neuroarquitectura. La segunda, que la neuroarquitectura debe basarse en un registro neurofisiológico. Existen formulaciones muy ilustrativas que anticipan la neuroarquitectura. Pero para la aparición de la neuroaquitectura, determinados avances tecnológicos eran necesarios: las herramientas de neuro-imagen (ver Imagen 1), y las herramientas de simulación ambiental (como la realidad virtual) actuales (ver Imagen 2). En conjunto, proporcionan el marco para nuevas investigaciones y trabajos profesionales que, más o menos acertadamente, quedan englobados bajo este término. Así, en los últimos años hemos asistido a una evolución desde meras declaraciones de intención, a estudios verdaderamente experimentales de neurociencia aplicada directamente a la arquitectura.
PILAR 5: LA IMPORTANCIA DEL CONTEXTO
En caso de que el lector desee ejecutar una aplicación de la neuroarquitectura basada en la literatura científica, la principal recomendación que le podemos ofrecer es la siguiente: atienda al contexto. El contexto de la referencia científica define su alcance. Se debe tener en cuenta que los resultados de cualquier investigación científica (entre ellas las de neuroarquitectura), están asociados a un contexto concreto (en neuroarquitectura, entre otras cuestiones, una población y un espacio concreto). Por consiguiente, para aplicar una directriz de diseño derivada de una publicación científica de neuroarquitectura ha de hacerse en los mismos términos. No tendría sentido, por tanto, confiar en que los colores fríos y poco saturados (algo que recientemente hemos encontrado que potencia la atención y la memoria de estudiantes universitarios (referencia artículo: Llinares, C., Higuera-Trujillo, J. L., & Serra, J. (2021). Cold and warm coloured classrooms. Effects on students’ attention and memory measured through
psychological and neurophysiological responses Building and Environment, 196, 107726) pueda contribuir en el proceso de enseñanza-aprendizaje si los usamos en las paredes de un aula de infantil. Esto no significa que no pueda ayudar: simplemente no ha sido evaluado. De hacerse, sería intuición y no neuroarquitectura.
El conocimiento científico, a veces, tiene la capacidad de alimentar estas especulaciones tangentes. A medio camino entre la intuición y la ciencia, generan un debate interesante pero no dejan de ser ejercicios de reflexión. En unas ocasiones, son formulados por perfiles científicos de manera exploratoria; pero en otras, son formulados por perfiles menos informados con una intención de practicidad prematura. En estas últimas ocasiones, frecuentemente acaba en pseudociencia. Útil para ciencia-ficción y para fines de mercadotecnia, pero peligroso para la ciencia y para el posible usuario final. Lo mismo ocurre con la neuroarquitectura. Sepa el lector cuidarse de ello.
EL FUTURO DE LA NEUROARQUITECTURA
Tras la lectura de este texto, el lector puede haber perdido su entusiasmo en la neuroarquitectura. No era nuestro objetivo. Nuestra opinión es que la gran mayoría de los involucrados tenemos un alto grado de compromiso y pasión sobre el avance de la neuroarquitectura. Probablemente mucho de los malentendidos sobre neuroarquitectura no sean malintencionados y se deban, simplemente, a la presteza que marca el contexto contemporáneo. No obstante -para calmar este desánimo- recuerde el lector que, aunque se tardarán años en diseñar proyectos utilizando por completo los principios y conocimientos derivados de la investigación en neuroarquitectura, hoy podemos tomar medidas para mejorar la respuesta cognitivo-emocional en la arquitectura. Quizás los próximos grandes arquitectos sean aquellos que sepan abrazar, sin prejuicios ni malentendidos, estas nuevas posibilidades. Recupere el lector su entusiasmo. Nos une el mismo espacio y el mismo sentimiento.
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Los secretos del cerebro creativo
Publicado el 14 de Abril de 2021 por Ana Mombiedro en Archiimpact. Cedido a EXKEMA.
No se sienta sobrecogido con complejas definiciones que intentan explicar qué es la creatividad. Una gran parte del pensamiento creativo es, sencillamente, reorganizar ideas de manera inteligente. La clave está en conocer cuáles de estas ideas son las que le ayudan a manipular y buscar nuevas formas de organizar su conocimiento. ¿Cómo funciona un cerebro creativo? Aquí la respuesta.
Algo predominante en las personas que trabajan con procesos creativos es la búsqueda de inspiración, y este es un buen punto de partida para entender cómo funciona la creatividad. Pese a que todos los seres humanos nacemos con el mismo cerebro, y todos lo utilizamos de una forma parecida, las personas creativas están a menudo embebidas “en algo más”. Este “algo más”
no sólo se refiere a una atmósfera determinada, sino también a toda la información que tenemos en la cabeza. Todos esos conocimientos que poco a poco hemos ido adquiriendo crean un ecosistema de ideas que lleva a nuestro cerebro a funcionar de manera menos ortodoxa, saliéndose de las líneas habituales de pensamiento y así obteniendo resultados innovadores. Todo esto es un trabajo cognitivo que llevamos a cabo gracias a nuestro cerebro.
En las últimas décadas se han desarrollado técnicas de neuroimagen que han permitido un entendimiento más profundo de cómo funcionan determinadas regiones del cerebro. Hay equipos de científicos que están trazando los caminos que siguen los pensamientos creativos, algo así como mapas neuronales tridimensionales de los recorridos que hacen nuestros pensamientos. Estos caminos surgen porque se produce un pensamiento brillante que da lugar a una cadena de ideas relacionadas que desemboca en la idea creativa. Este primer pensamiento brillante es lo que se conoce como el momento “aha”. Es importante puntualizar que el pensamiento creativo no es algo que podamos planificar, o que podamos utilizar a conciencia. Estos momentos “aha” vienen sin avisar. Es por ello que decimos que el pensamiento creativo surge de manera espontánea y en momentos inesperados. Quizá ahora entienda mejor la famosa frase de Pablo Picasso “la creatividad tiene que encontrarte trabajando”.
Para entender cómo es este mapa del pensamiento creativo (cuándo empieza esa chispa que desencadena el camino hacia la idea innovadora) es necesario entender cómo pensamos y qué consecuencias tiene. En psicología se dice que hay dos maneras de solucionar problemas, la primera es desarrollando una respuesta lógica y la segunda es cuando la respuesta simplemente aparece. Así, podemos resumir que hay dos tipos de pensamiento; el analítico y el intuitivo. Si hablamos de creatividad nos interesa el segundo. El pensamiento intuitivo nos hace sentir
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bien, porque cuando el cerebro llega a una solución creativa, surge una respuesta neuronal de recompensa materializada en una sensación de sorpresa y satisfacción. Una sensación de bienestar que nace en nuestro sistema límbico y se reparte por todo nuestro cuerpo. Podemos decir que el pensamiento creativo nos hace sentir bien. Es por esto que la creatividad está fuertemente ligada al entusiasmo.
Técnicas de neuro-imagen han enseñado que cuando la respuesta a un problema es intuitiva, el electroencefalograma muestra una subida de actividad en el lóbulo temporal derecho. Esta región del cerebro tiene un papel importante en procesos relacionados con la comprensión del lenguaje auditivo y visual (por ejemplo, el reconocimiento de rostros).
Estos descubrimientos han venido de la mano de John Kounios, profesor de ciencias del cerebro en la Universidad de Drexel. El trabajo de este profesor se ha centrado en encontrar los momentos “aha”, él los llama “el factor Eureka” y son esos momentos que desencadenan la red de pensamientos que llevan hasta una idea innovadora y creativa. Durante sus experimentos se dieron cuenta de que en el momento delw boom creativo durante unos instantes pierdes cierta conexión con el entorno en el que estás, hay restricción sensorial y la información que escuchas y ves pasa a un segundo plano. Lo que sucede en nuestro cerebro mientras damos forma a una idea es que estamos trazando caminos neuronales, conectando ideas, buscando soluciones. Estas ideas van y vienen y se construyen sobre conocimientos que ya tenemos. Como bien dice el neurocientífico Francisco Mora: ‘La creatividad es la capacidad humana de producir cosas o ideas «nuevas» que nacen, tienen su raíz, en ideas preexistentes en la cultura en que se vive o en la historia de nuestra humanidad.
Nada nace de la nada’
Dentro del marco de pensamiento creativo hay muchos psicólogos (quizá el más relevante sea Scott Barry Kaufman) que establecen tres redes cognitivas diferentes que conectan regiones cerebrales necesarias para los procesos creativos. Estas tres redes neuronales son: La red ejecutiva-atencional, la red imaginativa y la red saliente.
En las publicaciones de Kaufman, se refiere a estas tres redes como: executive-attention network, imagination network y salience network.
El equilibrio entre estas tres redes puede depender del tipo de pensamiento creativo que estemos llevando a cabo. Kaufman ha escrito mucho sobre cómo las personas creativas tienen determinadas áreas del cerebro especialmente conectadas para crear. Comenta que las personas creativas son especialmente buenas ejercitando la activación y desactivación de estas áreas cerebrales y, aunque se estima que esto puede tener su raíz en los genes, hay claros indicios de que el entorno en el que crecemos tiene también un papel en como aprendemos a pensar, y, por lo tanto, en cómo aprendemos a utilizar estas áreas del cerebro. Una vez que desarrollamos esta capacidad creativa, los vínculos entre las regiones cerebrales que forman las redes de Kaufman se hacen cada vez más sólidos y se puede crear con mayor soltura. De aquí que la creatividad sea algo que podemos aprender y practicar.
¿Es cierto que el espacio condiciona el aprendizaje? Más concretamente, ¿Podemos, como arquitectos, diseñar un espacio en el que los alumnos sean más proclives a escuchar, atender o realizar una actividad concreta?
Una vez más, encontramos la respuesta en los vínculos entre la arquitectura y la neurociencia. Campo que avanza a pasos agigantados gracias a las aportaciones que se hacen en los simposios organizados por la ANFA, en San Diego. Allí los investigadores más punteros del mundo dan a conocer sus experimentos sobre la interacción entre el cuerpo y espacio teniendo como denominador común el cerebro. Esto no es más que inicio de un universo que se nos viene encima a los profesionales del diseño y que, hoy más que nunca, tenemos la posibilidad de estudiar con detalle.
Entender cómo nuestro cerebro percibe el mundo que le rodea, no sólo es fundamental para arquitectos y diseñadores. Cada vez son más los profesionales que se suben al carro de conocer qué podemos hacer para que nuestros pequeños y nuestros mayores, tengan una mejor experiencia del espacio.
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En el caso de arquitectura educativa [1] encontramos el ejemplo más relevante en el Salk Institute de Louis Kahn, Centro de Investigación a las afueras de San Diego. La historia detrás de esta obra es realmente apasionante:
Jonas Salk ha pasado a la historia por ser quien descubrió la vacuna contra la polio [2]. Este descubrimiento vino en un momento muy concreto de su vida; tras muchos meses de investigación y trabajo, el científico americano decidió hacer un viaje de retirada espiritual a una basílica italiana. Fue allí, en la Basílica de Asis, donde encontró la inspiración, y logró dar con la solución al tema de la vacuna. Cuando regresó a Estados Unidos, se puso en contacto con el Instituto Americano de Arquitectos (AIA por sus siglas en inglés), pidiendo explícitamente que se investigaran cómo la disposición de la arquitectura influye al cerebro y, consecuentemente, al comportamiento humano. Salk estaba plenamente convencido que el entorno de la basílica le ayudó a conectar pensamientos y llegar así a la solución.
Después de esta petición al AIA, Jonas Salk se puso en contacto con el arquitecto Louis Kahn, pidiéndole explícitamente que diseñara un edificio que tuviera la capacidad de generar lo que él había experimentado en Italia. Este edificio era el gran proyecto del científico, una gran sede de investigación, donde los investigadores pudieran encontrar la inspiración necesaria para solucionar los enigmas de la ciencia que persiguen en sus laboratorios.
Así nació el Salk Institute. Un lugar donde las mentes creativas encuentran el alimento necesario para generar respuestas. Donde la relación del edificio con su entorno es el elemento clave para conseguir este estado de concentración y creatividad que tanto busca la arquitectura educativa del s.XXI.
El edificio del Salk Institute se inauguró en el año 1965, pero encontramos otras obras anteriores de arquitectos que, sin necesidad de haber recibido un encargo explícito de Jonas Salk, diseñaron edificios que condensan estos principios de concentración y creatividad como medio para afianzar el aprendizaje. Posiblemente es esto lo que sucede con la arquitectura funcionalista de los años 40.
Durante esta escueta primera mitad de SXX, los arquitectos funcionalistas de la Bauhaus pasaron años diseñando espacios cuyo principal cometido era propiciar el entorno idóneo para
que las actividades se llevarán a cabo con éxito.
Algunas de estas joyas de principios del s.XX son el conocido edificio de la Bauhaus de Walter Gropius, o la no tan conocida Baudenkmal Bundesschule (literalmente “edificio monumento”) de Hans Meyer. Estos dos ejemplos son ideales para ilustrar algunos de los principios de la neurociencia aplicada a espacios educativos.
Nuestro cuerpo en el entorno construido
Como la experiencia nos ha demostrado, nos sentimos más o menos cómodos en diferentes espacios según el momento del día en el que nos encontremos, según la intensidad lumínica del espacio o según los objetos que tengamos a nuestro alcance. Pero, aunque nuestra experiencia haya moldeado nuestro cuerpo de acuerdo a estos parámetros espaciales invisibles, es poco habitual que seamos conscientes de ello.
El éxito educativo de estos edificios viene en gran medida dado por la disposición de sus estancias, por los materiales utilizados y por la interacción que estos dos elementos generan con el usuario. Esta tríada, en consonancia con nuestro cuerpo, que alberga un sistema nervioso clave en el desarrollo de la percepción, forma la estructura que desde la neurociencia estudiamos. Abogando que el conjunto es más que la suma de sus partes.
La disposición de las estancias y los materiales utilizados
Algo tan a priori sencillo como la permeabilidad visual o el recorrido, son factores clave para que el alumno, al hacer uso del espacio educativo, pueda generarse un mapa mental de dónde está en cada momento y qué puede hacer. Surgen situaciones interesantes cuando tenemos en cuenta que el usuario del espacio educativo no sólo es el alumno sino también el docente. Esta superposición de capas de funcionalidad se resuelve en el caso de la Bauhaus con líneas rectas para los recorridos y vidrio para las conexiones visuales.
Existen evidencias científicas que demuestran que reaccionamos de manera diferente según la geometría del espacio [3] y de ahí que, si nos rodeamos de formas curvas, que evocan la naturaleza, nuestras capacidades cognitivas sean diferentes que si nos rodeamos de formas angulosas. Dentro de las posibilidades del diseño podemos evocar formas de la naturaleza o introducir la naturaleza propiamente dicha en los espacios arquitectónicos.
En el caso de la Baudenkmal, la inmersión es absoluta. Hay conexión visual directa con el entorno desde casi todos los puntos del edificio. Baudenkmal Bundesschule, Bernau, Agosto 2017 ©Ana Mombiedro
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Interacción espacio – usuario
Tanto docentes como alumnos, estamos constantemente expuestos al flujo de información que emana de nuestro entorno. Aquí es donde entra en juego la teoría de las Affordances del científico James Gibson, que declara que un objeto/espacio tiene un número de grados de libertad, de posibilidades de interacción. Un ejemplo sencillo para entender la aplicación de las teorías de Gibson [4] al diseño sería la diferencia entre un juguete amorfo, de madera, sin colores ni formas concretas, y un coche de carreras que funciona con radiocontrol. En el primer caso, la pieza de madera puede ser lo que nuestra imaginación necesite, incluso del color o tamaño del que lo necesitemos. En cambio, el cochecito teledirigido, difícilmente podría hacerse pasar por un edificio o un teléfono. Los objetos de nuestro entorno están, por lo tanto, generando un diálogo invisible con nuestra imaginación, y, por ende, desencadenando una serie de comportamientos.
A la pregunta con la que arranca el texto de si el espacio condiciona el aprendizaje, ya podemos contestar que sí, y mucho. A la pregunta de si podemos diseñar un espacio en el que los alumnos sean más proclives a tener ciertos comportamientos, la invitación es a investigar sobre nuestra propia experiencia, pues ahí se encontrará la respuesta.
Extendiendo estas reflexiones fuera del ámbito encorchetado como “educativo”, gracias a los últimos –o no tan últimos–avances de la neurociencia, sabemos con certeza que la plasticidad neuronal es una realidad, y que no dejamos de aprender si no que cambia la eficiencia con la que lo hacemos. Los espacios que frecuentamos nos están enseñando algo, nos estamos comunicando con nuestro entorno de manera continua y constante. Tomar conciencia de este diálogo enriquece nuestras vidas y, si conseguimos aprehenderlo, pasará a ser una herramienta fundamental para que diseñadores y arquitectos construyamos un mundo mejor.
[1] El término arquitectura educativa es muy amplio. En este caso me gustaría referirme a arquitectura para aprender y poner en práctica el conocimiento.
[2] Mind in Architecture, Neuroscience, Embodiment, and the Future of Design,MIT Press, 2015, London.
[3] Space and Human Perception – Exploring Our Reaction to Different Geometries of Spaces. Avishag, Shemesh, Moshe Bar, Yasha Jacob Grobman.
[4] “Seeing” and “feeling” architecture: how bodily self-consciousness alters architectonic experience and affects the perception of interiors. IsabellaPasqualini, JoanLlobera and OlafBlanke.
El cuerpo, una puerta para ver el mundo
“Nada que esté vivo es, o puede ser, absolutamente perfecto… esas irregularidades y deficiencias son signos de vida y fuentes de belleza.”
En su charla TEDx, Santiago de Molina habló sobre las puertas como elementos de cambio. No parece sencillo deshacerse de esta idea cuando además, el orador, hizo referencia a las llaves, los móviles e incluso las tarjetas de crédito, como puertas. Nos abren las posibilidades del mundo.
Puesto que me dedico a la investigación, mi disciplina consiste en aunar teorías y descripciones dentro del mundo de la arquitectura. Enlazo esta de Santiago de Molina con una de las ideas que el profesor Juhani Pallasmaa nos transmitía con cariño en sus clases en la Aalto University. El hecho de que la arquitectura es el escenario que sustenta nuestras vidas.
Como él mismo dice en sus conferencias “Todo espacio, sitio y situación, está afinado de una manera específica y proyecta un entorno que promueve determinados estados anímicos y sentimientos” Dejando muy claro que vivimos en sintonía con el mundo que nos rodea y es sólo a través de la arquitectura que podemos hacer tangible este diálogo invisible que sabiamente llama “resonancia”.
En este punto parece inevitable hacer la conexión del cuerpo como puerta al mundo. Es gracias a nuestra piel, nuestros ojos, nuestra nariz, nuestra boca y nuestros oídos, que construimos la realidad que a través de ellos recibimos. ¿Qué sucede entonces en nuestro cerebro cuando toda esa información llega? En cuestión de milésimas de segundo, excita al sistema sensorial.
Una manera sencilla de entenderlo es como si fuera una carretera por la que viaja energía. A través de las neuronas conectadas a nuestrosw órganos (distribuidas por todo el cuerpo a través de una red de nervios) recibimos energía del exterior, que viaja por el cuerpo excitando, a su vez, a otras neuronas (según la intensidad de esta excitación, las respuestas sucederán, o no) llega a nuestro cerebro, se procesa y se realiza la acción. Así, la energía está en tránsito continuo en nuestro cuerpo y es gracias a ello que podemos interactuar con nuestro entorno. Y aquí entra en juego la arquitectura.
El diseño de los espacios que rodean al cuerpo, sus características; olor, reverberación, color, temperatura. Son los agentes que emitirán la energía que irá a parar a nuestro cuerpo. Será nuestro cerebro el encargado de sintonizar todos esos impulsos hasta componer la imagen del mundo.
Existen en la actualidad varias líneas de investigación tangentes a este campo concreto, la mayoría de ellas más vinculadas con la cognición por un lado, y por la neurociencia por otro.
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Hotel Nodo
Arq. Pablo Redondo OArquitectos Chile
Nodo es un Hotel por definición “Urbano” orientado a un publico joven y dinámico, donde la conectividad y la sociabilización son pilares fundamentales en la propuesta.
Era importante fortalecer el concepto de ciudad, en este caso Santiago, sin caer en un pobre desarrollo del concepto.
"Decidimos unir Santiago a la red global de Urbes a través de un lenguaje universal y transversal, que es el diseño por excelencia." Así es como se tomó la decisión de usar muebles de diseñadores connotados a través del último siglo.
En este particular Lobby encontramos una propuesta de diseño única en Chile. Estamos en presencia de piezas como Up de Gaetano Pesce, la Mademoiselle de Phillip Stark, vestida por Lenny Kravitz y Naoto Fukasawa entre otros, la lista es bastante amplia.
También incorpora líneas sinuosas y naturales a través de las lámparas del neozelandés David Trubridge. Su colección INMERSIÓN inspirada en organismos submarinos, nos deslumbra con Navícula y Coral (Biofilia).
Un Lobby pensado mas que para acceder, es un punto de sociabilización, ocio y trabajo. "Así es como creamos un espacio dinámico donde se mezclan constantemente las actividades del hotel con las de un lounge y Co-Work."
El espacio de Co-Work tiene un especial cuidado con la acústica, el tratamiento de cielo muros y pisos se complementa con mobiliario especial para la absorción de sonido y las cabinas Framery para temas de privacidad y transmisión (Acústica).
En la totalidad del espacio se ven texturas y formas que provienen de la naturaleza (Biofilia) lo cual nos hacen sentir más
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cómodos y menos estresados. Se trabajaron los colores, alturas, y dinámicas de agrupación e iluminación, con la asesoría del Instituto de Neuroarquitectura y Diseño (NAD) para lograr mayor confort y sincronía.
Así mismo se trabajaron las habitaciones y pasillos. También había necesidad de incorporar el concepto de territorio mas amplio que solo la ciudad, por lo que se decidio incorporar texturas e imágenes modificadas de nuestros atributos geográficos.
Montaña, Mar, Desierto y Bosques son los temas que fueron abordados, con alfombras impresas en los pasillos y trabajos de texturas al interior de las habitaciones (Navegación).
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Se destaca el trabajo logrado con el muro del televisor el cual guarda una mesa y una silla que se despliegan del panel, así como un closet retráctil que modifica y hace mas eficiente el espacio de la habitación (Proporciones).
FICHA TÉCNICA
Materiales nobles y extremo cuidado con el medio ambiente son el principal sello de este hotel, su fachada tiene la característica de absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno, siendo equivalente a una hectárea y media de bosque (Sustentabilidad).
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NombRE dEL PRoyECTo: Hotel Nodo. oFICINA: OARQUITECTOS. ARQUITECTos soCIos: Pablo Redondo. CoLAboRAdoREs: Igor Belosapkin. mANdANTE: Inmobiliaria Suecia. UbICACIóN: Providencia Santiago. CoNsTRUCToRA: Interhaus. mATERIALEs PREdomINANTEs: Laminam, Alfombras Shaw. ILUmINACIóN: Jaime Valenzuela. sUPERFICIE CoNsTRUIdA: 7000m2. Año: 2020.