Esquina Boxeo 11

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Jonathan Romero vs. Nathan Cleverly vs. Sergei Kovalev Kiko Martinez Daniel Geale vs. Darren Barker

Este 14 de septiembre Floyd Mayweather y Saúl Álvarez buscan establecer un nuevo paradigma de ganancias en el boxeo. Lo que suceda en el ring tendrá enormes consecuencias fuera de él. ¿Pero es realmente esta una pelea competitiva? ¿O ha vuelto Mayweather a hechizarnos como el ilusionista que es?

Tomoki Kameda vs. Paulus Ambunda Takashi Miura vs. Sergio Thompson

EDITORIAL

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Esquina Boxeo es una publicación mensual de Ediciones La Dulce Ciencia S.R.L. de C.V. Periodo de exhibición: septiembre de 2013. Reserva de derechos de título en trámite. Domicilio: Morena 1306, interior 303, colonia Narvarte, México, D. F., CP 03020. Ejemplar gratuito. Prohibida su venta. Publicidad: (044) 55 1513 2910 Redacción: (044) 55 2304 6897 e-mail: redaccion@esquinaboxeo.com Editor responsable: Rodrigo Castillo. Edición: Rodrigo Castillo, Rodrigo Márquez Tizano y Mauricio Salvador. Diseño: Juanjo Güitrón. Formación: Ana Laura Alba. Consejo editorial: Carlos Acevedo, Pablo Duarte, Luis Carlos Hurtado, Luis Felipe Ortega, Hilario Peña y Juan Manuel Vázquez.

ESTA REVISTA SE REALIZÓ CON APOYO DEL ESTÍMULO A LA PRODUCCIÓN DE LIBROS DERIVADO DEL ARTÍCULO TRANSITORIO CUADRAGÉSIMO SEGUNDO DEL PRESUPUESTO DE EGRESOS DE LA FEDERACIÓN 2012.


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Mauricio Salvador @mauriki

Tomoki Kameda vs. Paulus Ambunda 1 de agosto de 2013, Waterfront Hotel & Casino, Cebú, Filipinas PESO GALLO a sido una buena temporada para los mexicanos en el Lejano Oriente. Y la primera noche de agosto fue de toda felicidad para el Mexicanito, Tomoki Kameda, (Tokio, Japón, 1991, 28-0), que puso su nombre y el de su familia en los libros de récords. Primero se coronó nuevo campeón gallo de la OMB al vencer por decisión unánime a un aguerrido pero limi-

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tado Paulus Ambunda (Namibia, 1980, 20-1); después su nombre y el de sus hermanos, Koki y Daiki, entraron al libro de récords Guinnes por ser los primeros tres hermanos en ser campeónes mundiales de boxeo; y finalmente Tomoki se convirtió en el primer japonés en ganar un título de la OMB, organización que recién ha entrado a tierras japonesas.

Jonathan Romero vs. Kiko Martínez 17 de agosto de 2013, Atlantic City, New Jersey, EUA SUPERGALLO iko Martínez (Alicante, España, 1986, 29-4) estaba decidido a ser campeón del mundo. En Febrero había intentado ser campeón de Europa pero Carl Frampton lo noqueó en el noveno round. En esta ocasión Kiko no quiso dejar nada al azar y nada más sonar la campana se lanzó contra el colombiano Jonathan Romero (Cali, Colombia, 1983, 23-1),

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campeón de la FIB, quien desde ese momento sólo tuvo una preocupación, mantenerse alejado de las cuerdas y lanzar su jab a fin de aminorar la presión del español. No fue así. En el sexto una andanada de golpes hizo necesaria la intervención del réferi. Romero no protestó. Y España, por fin, tenía a un merecido campeón del mundo.

Takashi Miura vs. Sergio Thompson 17 de agosto de 2013, Plaza de Toros, Cancún, Quintana Roo, México peso superpluma adie puede negar la furia del japonés Takashi Miura (Yamamoto, Akita, Japón, 1986, 26-2-2). Contra Gamaliel Díaz fue un torbellino, clavando una y otra vez esa izquierda recta que recuerda al primer Manny Pacquiao, el que comenzó a devorar mexicanos antes de devorarse el mundo. Lo noqueó brutalmente y ganó el cinturón del CMB. Luego, aceptó venir a hacer su primera defensa y en Cancún se enfrascó en una batalla contra Sergio Yeyo Thompson (Cancún, Quintana Roo, 1983, 27-3) como si fuera no el campeón sino el retador. En el segundo round derribó a un aguerrido Thompson. Después, en

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el sexto, Yeyo pareció lastimar al japonés pero éste se recuperó y volvió a mandar a la lona al de Cancún. De ahí en adelante Yeyo ya no fue el mismo, a pesar de que logró mandar a la lona a Miura en el octavo, y el japonés, sin lograrlo, buscó el nocaut lanzándose hacia adelante como un kamikaze. Al final las tarjetas favorecieron al campeón, quien probablemente se las verá con otro mexicano, Daniel Ponce de León. Después de la pelea Miura fue trasladado al hospital, lo que hace honor al siempre peligroso poder de manos del mexicano, quien, por su parte, tendrá que esperar una nueva oportunidad de título mundial.

Daniel Geale vs. Darren Barker 17 de agosto de 2013, Atlantic City, New Jersey, EUA peso medio n su debut en los Estados Unidos, el australiano Daniel Geale (Tasmania, Australia, 1982, 29-2) no quería dejar dudas de su calidad. Así que desde el primer round decidió acabar con Darren Barker (Londres, Inglaterra, 1982, 26-1), quien venía de una derrota frente al argentino Sergio Martínez. Desde el primer round Geale fue muy asertivo pero Barker conectaba al mismo tiempo golpes exactos y bien medidos. En el sexto round Geale asertó un golpe perfecto en el hígado, que mandó a Barker a la lona retorcido de dolor. Parecía el final. Geale continuó el castigo y si Barker logró sobrevivir el

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round se debió no solo a su determinación sino al cansancio que se apoderó de Geale tras haber buscado infructuosamente el nocaut. A partir de entonces ambos peleadores tuvieron sus momentos y la pelea comenzó a apretarse, ya lejano el factor de la caída pues Barker regresaba golpe por golpe. Al final del encuentro las tarjetas fueron 116-111 y 114-113 para Barker y 114-113 para Geale. La primera tarjeta es un poco exagerada dada la competividad que reinó durante la pelea. Con esta victoria Darren Barker consiguió el cinturón de peso medio de la FIB.


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Mauricio Salvador @mauriki

Nathan Cleverly vs. Sergei Kovalev PESO semicompleto 17 de agosto de 2013, Motorpoint Arena, Cardiff, Gales, Reino Unido ara los puncheadores 2013 ha sido un gran año. Gennady Golovkin y Lucas Matthysse son ejemplo de ello. En las categorías pesadas el ruso Sergei Kovalev (Chelyabinsk, Rusia, 1983, 22-0-1) se ha demostrado como una fuerza de la

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otros resultados:

naturaleza, propinando 20 nocauts en 22 peleas. Y contra Nathan Cleverly (Gales, Reino Unido, 1987, 26-1) se mostró como tal. Lo atizó durante dos rounds, lo mandó a la lona un par de ocasiones en el tercero y no esperó ningún segundo para continuar la paliza en el cuarto, cuando el réferi final y misericordiosamente detuvo la pelea. Así Kovalev, quien además tiene la experiencia de más de 200 peleas como amateur, se pone en la mira de los campeones de la división, Bernard Hopkins y Adonis Stevenson.

peso mosca 12 de agosto de 2013, Tokio Japón. kira Yaegashi (18-3-0), quien en 2011 ofreciera una pelea para todos los tiempos contra el tailandés Pornsawan Porpramook, venció por decisión unánime al mexicano Óscar De la Renta Blanquet (32-6-1) con las tarjetas 116-110, 115-111 y 116-110. Así Yaegashi se mantiene como el campeón de los pesos mosca en nuestro ranking, seguido de Juan Francisco Gallito Estrada, Brian Viloria y Edgar Sosa.

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peso SUPERGALLO 17 de agosto de 2013. Cancún, Quintana Roo. elina Salazar (San Antonio, Texas, 1981, 5-1-2) venció por decisión unánime a la dos veces campeona en la división de los supergallo Ana Julaton (San Francisco, California, EUA, 1980, 12-4-1). Julaton fue a la lona en repetidas ocasiones y somplemente no tuvo respuesta ante la fuerza y rapidez de la texana.

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17 de agosto de 2013. Isla Verde, Puerto Rico. iovani Segura (Altamirano, Guerrero, 1982, 30-3-1) venció por nocaut en el cuarto round al puertorriqueño Jonathan Bomba González (Caguas, Puerto Rico, 1991, 13-1) y ganó el título Latino de peso mosca de la OMB. Fue una pelea fácil sobre un rival que no cuenta con la experiencia de Segura.

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17 de agosto. Cancún, Quintana Roo. rely Valente (Cancún, Quintana Roo, 1993, 12-1) ganó por decisión dividida a Yesenia Gómez (Cancún, Quintana Roo, 6-3) y se coronó como nueva Campeona Mundial Juvenil Mosca del CMB.

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peso SUPERPLUMA 10 de agosto de 2013, Cancún, Quintana Roo. n pelea eliminatoria Dante Crazy Jardón (México, DF, 1988, 24-3) noqueó en el octavo round a Gamaliel El Plátano Díaz (Nezahualcóyotl, Estado de México, 1981, 37-11-2). Fue una pelea accidentada, importante para ambos, puesto que la victoria significaba una oportunidad para pelear por el título del CMB, pero especialmente importante para El Plátano, que venía de una sufrida derrota en contra del campeón Takashi Miura. Ahora le toca a Jardón desafiar al temible japonés que ha castigado ya a dos sólidos peleadores mexicanos.

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peso GALLO 12 de agosto de 2013, Tokio Japón. l japonés Shinshuke Yamanaka (19-0-2) se mantiene en lo alto de la categoría de los gallos al noquear en el primer round al puertoriqueño José Nieves en defensa de su cinturón del CMB. Desde marzo de 2011 Yamanaka ha vencido a cinco sólidos peleadores, Ryosuke Isawa, Cristian El Italiano Esquivel, Vic Darchinyan, Tomás Gusano Rojas y Malcolm Tunacao.

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peso SUPERLIGERO 17 de agosto de 2013. Laredo, Texas, EUA. ras una ausencia de tres años Juan Baby Bull Díaz (Houston, Texas, 1983, 37-4-1) regresó al ring y venció por nocaut al brasileño Adailton de Jesús (Sao Paulo, Brasil, 1977, 30-8) en el quinto round.

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Carlos Acevedo @cruelestsport

Floyd Mayweather Jr. vs. Saúl Álvarez loyd Mayweather Jr. y Saúl Álvarez buscan establecer un nuevo paradigma de ganancias en el boxeo cuando se enfrenten este 14 de septiembre en el MGM Grand Arena en Las Vegas, Nevada, en un peso pactado de 152 libras. Esta es una pelea que puede recaudar 200 millones de dólares, una suma sorprendente para cualquier evento, ya no se diga para uno que involucra a dos hombres enfrascados en una pelea a golpes, una práctica cuya muerte se ha predicho década tras década. Además, Mayweather-Álvarez es uno de esos raros ejemplos en los que la lógica

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precede al boxeo, un cometido tan irracional que por momentos semeja una película de Luis Buñuel. Ni siquiera el encuentro entre Manny Pacquiao y Mayweather –posiblemente el evento de mayores ganancias en la historia del boxeo- pudo lograrse en esta atmósfera de locos que es el boxeo profesional. Como una siniestra matrioshka rusa, el boxeo revela un nuevo aspecto grotesco cada vez que el sentido común amenaza con hacer su aparición. A Mayweather le tomó diez años, Óscar de la Hoya, numerosos infomerciales en HBO y Showtime, y una devota alianza con la etiqueta del gueto, ganar su obsceno estatus de superestrella. Lúbrica síntesis de botín, fanfarroneo y golpetazos, Mayweather es perfecto para el sector demográfico de TMZ.com, para la generación del Milenio y para todos esos proxenetas del internet. Con una vida tan coreografiada como cualquier obra de Bob Fosse, Mayweather se ha convertido en una celebridad de paparazzi capaz de sacar buen provecho de esta era multiplataforma digital. Tanto así que Mayweather se convirtió incluso en una suerte de autor cuando se le permitió tramar el script de su propio biopic en Showtime. Para su siguiente pelea Mayweather debería de enviar su pseudo cinema verité al Sundance Film Festival. Como el atleta mejor pagado de Estados Unidos, sin embargo, Mayweather es el libra por libra incuestionable a la hora de crear ruido para la dulce ciencia. Sólo en semejante farsa puede un solo producto producir un tercio de sus ganancias –Mayweather-De La Hoya vendió más de dos y medio millones de Pago por Evento en 2007- y todavía poner de cabeza a toda una industria. El boxeo, en particular, es inmune al consenso crítico debido en parte a los numerosos fanboys que pasan por periodistas. Ningún otro deporte cuenta con un grupo de cobertura

mediática tan poco sofisticado. Así que no importa si Mayweather logra una decisión en contra de un peso ligero o vence a un peleador al que logró evadir durante años, uno sabe que el acontecimiento será engrandecido por las hordas de prensa que harán línea para conseguir un autógrafo de los atletas que aman. Sin embargo Mayweather semeja un meme con poder de permanencia, el Paris Hilton de los deportes, a diferencia de las carreras tipo Snapchat de Chad Ochocinco, digamos, o Jeremy Lin. Todo eso pareció cambiar un poco cuando Mayweather señaló a Robert Guerrero como el comienzo de un extravagante contrato por seis peleas con Showtime. En contra de Guerrero, Mayweather produjo reseñas variadas, al igual que un impreciso nivel de compras que palideció junto a los números producidos en su encuentro contra Miguel Cotto en 2011. Por supuesto, nadie conoce el número exacto de estas cifras porque con frecuencia el boxeo opera como el opaco sistema bancario. Se necesitaría de un Julian Assange o un Joe Valachi para tener transparencia en el negocio del boxeo, especialmente desde que la Muhammad Ali Act parece tener tan pocos dientes como un supercentenario. Un aburrido tango de 36 minutos con Guerrero hizo parecer al Tour de la Despedida de Mayweather como uno de los últimos chascarrillos de Judy Garland o Ella Fitzgerald. Sin que fuera sorpresa, varios en la prensa americana pensaron que Mayweather había ofrecido una clase maestra, olvidando mencionar que el estudiante, Guerrero, era el perfecto ejemplo de la promoción social en el boxeo. Alguna vez un sólido contendiente en peso pluma, Guerrero no tuvo ninguna oportunidad en contra de Mayweather en las 147 libras, no importa qué tan viciosamente haya apaleado a André Berto, el más sobrepagado peleador de club de todo Estados Unidos. Aunque su encuentro con Guerrero tuvo entre 850 mil y un millón de ventas (dependiendo a quién pregunte uno), fue la clase de fiasco -relativamente hablando, por supuesto- que no suele asociarse con el hombre que se cree el axis mundi de los deportes. Y entonces entra Saúl Canelo Álvarez, una de pocas y seguras atracciones de taquilla en el boxeo en Estados Unidos, escogido por Mayweather para revertir cualquier pérdida de derechos para fanfarronear. Al tratar de mantener su atractivo como superestrella, ¿se puede decir que finalmente Mayweather ha tomado el riesgo, del cual muchos lo han acusado de haber evitado durante la mayor parte de su carrera? A Álvarez hay que darle el crédito por haber ignorado su propio valor como producto a fin de buscar un reto. Como muchos peleadores hoy en día, Álvarez podía haber


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pasado uno o dos años más en la comodidad de la televisión por cable. Al rehusarse a seguir más por el camino de la menor resistencia Álvarez ha dado un ejemplo inusual en el mercado en el cual el Twitter es la herramienta de negociación y los maestros libra por libra atraen 384 espectadores con boleto pagado para una pelea de defensa de título. Hoy, al menos en Estados Unidos, la mayoría de las peleas están casi arregladas. Siempre que Gary Russell pelea, por ejemplo, es una pelea arreglada. Lo mismo para Deontay Wilder y André Berto, aunque Berto es único por haber sido incapaz de capitalizar las oportunidades que se le han ofrecido. Con la ayuda de los ejecutivos de las cadenas televisivas, los promotores, más que nunca, son los equivalentes deportivos de esos dictadores del tercer mundo que rellenan las casillas con votos debajo de las narices de los observadores de las Naciones Unidas. Gracias a su habilidad para hacer dinero en dos mercados, Álvarez también se ha enfrentado con los años a un buen número de peleadores con poca o ninguna posibilidad de vencerlo. Para alguien interesado en la “competencia” fue una desalentadora racha de victorias. De hecho, hasta que Álvarez se enfrentó a Trout, en abril, su mejor oponente a la fecha había sido Archie Solís. Tras vencer por puntos a Shane Mosley en 2012, Álvarez pareció querer mejor oposición. Pero lo que obtuvo, en cambio, fue a un valiente pero muy superado Josesito López en una de las peleas más disparejas de los últimos dos años. Incluso así, Álvarez mantuvo su atención en Mayweather. la primavera anterior, incapaz de conseguir una garantía de Mayweather, Álvarez decidió dejar su lugar en la cartelera de Pago por Evento de Mayweather-Guerrero y, en contra de los deseos de sus manejadores, escogió enfrentar al peligroso Austin Trout. Con esa pelea Álvarez arriesgó un colosal pago, pero venció a Trout y cuando Mayweather necesitaba de una nueva contraparte aceptó pelear en un peso pactado y firmar la pelea más grande su carrera. Álvarez tiene un gran reto el fin de semana de la Independencia de México, y lo sabe. A diferencia de la mayoría de las estrellas HTML de hoy, Mayweather tiene talento, montones de él. Uno de los más talentosos peleadores de los últimos 25 años, Mayweather está tan adelantado a sus torpes pares que simplemente parece practicar un arte por completo diferente al que ellos practican. Sin embargo, excepto por el alumno de Bailando con las estrellas, y caso perdido confirmado, Víctor Ortiz, hace mucho tiempo que Floyd Mayweather no se ha enfrentado a un peleador en plenitud y en su división natural. Sí, es una pelea en un peso pactado, pero esta pelea viene marcada con varios asteriscos. En cuanto a la pelea, será un interesante choque de estilos. Álvarez dio una pista de su estrategia cuando habló en Golpe a Golpe

el pasado mayo: “Yo he visto que muchos —todos, la mayoría— le quieren arrancar la cabeza pero creo que por ahí no es, ¿no? Hay que empezar golpeando al cuerpo, obviamente muy inteligentemente porque es un peleador rápido, pero atacando el cuerpo y combinando arriba. Pero es por donde tenemos que atacar al principio.” Álvarez parece creer que puede quebrar la defensa de un peleador que cree, a su vez, que golpear y no ser golpeado debería ser uno de los Diez Mandamientos. Cómo es que Álvarez piensa lograrlo teniendo en cuenta su lento ritmo de trabajo, es difícil de imaginar. Al juzgar por la poca acción que mostró ante Trout, Álvarez deberá hacer un gran esfuerzo para imponer un ritmo que exija a Mayweather y que lo forze a permanecer a la defensiva. Trout es un zurdo habilidoso pero tiene con varias deficiencias técnicas, entre las que destaca su pobre balance. Álvarez estaba listo para contragolpear cada vez que Trout se abalanzaba, pero contra Mayweather le será mucho más difícil encontrar el timing. Desde la distancia larga, Álvarez podría intentar fintar a Mayweather para sacarlo de su posición y así entrar con combinaciones. Pero dado que los reflejos de Mayweather son tan buenos es improbable que caiga en ello siquiera una vez. A fin de conectar consistentemente al cuerpo, como lo quiere su plan, tendrá que ser el primero en atacar, y no hay mejor contragolpeador en el boxeo que Mayweather, que lanza derechas así como una Parabellum lanza sus balas. Mayweather no mostró efectos adversos en su pelea contra Guerrero tras pasar tres meses en la cárcel de Clark County. Hizo clinch más que de costumbre, sin embargo, un signo de que quizá sus piernas comienzan a flaquear. A los 36 años, y como todos nosotros, Mayweather tendrá que hacer concesiones al padre tiempo. Desafortunadamente Álvarez no es demoledor en la distancia corta y eso podría permitir a Mayweather permanecer fresco durante la pelea. Si Álvarez decide trabajar más duro en las trincheras podrá sacar a Mayweather de su zona de confort y cansarlo. Con sólo dos nocauts en sus últimas nueve peleas, es poco probable que Mayweather pueda lastimar a Álvarez, quien subirá al ring con una decisiva ventaja en el tamaño. Las diferencias de peso son de la mayor importancia cuando hay cierta paridad entre los contendientes. Pero mientras más amplia sea la diferencia de talento menos importa la cuestión del peso. No obstante hay otros factores que Mayweather tendrá que enfrentar el 14 de septiembre. Primero, Mayweather no ha

brillado mucho que digamos por encima de la 147 libras: Logró apenas la victoria contra De La Hoya en 2007 y recibió sus buenos golpes contra Miguel Cotto el año pasado. Segundo: peleará con guantes de 10 libras. Tercero, y más importante, Álvarez tendrá casi todas las ventajas físicas sobre Mayweather. Canelo es más joven, fuerte y fresco. Al final estas variables podrían, hasta cierto punto, reajustar la diferencia de talento. Pero con toda probabilidad no será suficiente. Mayweather deberá ser capaz de trabajar su jab desde fuera, conectar con uno-dos, rodear cuando Álvarez se acerque y crear una zona desmilitarizada gracias al clinch. Pero como Mayweather bien sabe, a veces uno juega a las rojas y las que salen son las negras.


8 Nombre de nacimiento:

floyd joy sinclair money/pretty boy APODO:

Fecha de nacimiento:

24 de febrero de 1977 (Edad: 36 años) Lugar de nacimiento:

grand rapids, michigan, eua. Ciudad de residencia:

las vegas, nevada, eua.

Estatura: Guardia: Alcance:

173 cm. Ortodoxa 183 cm.

Entrenadores: PROMOTORes:

floyd mayweather (anterior) floyd mayweather (anterior) roger mayweather (actual) james prince (anterior) al haymon (actual)

FLOYD MAY WEA THER JR.

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Nombre de nacimiento:

Lucas Martin Matthysse La Máquina APODO:

Fecha de nacimiento:

30 años) 27 de septiembre de 1982 (Edad:

Lugar de nacimiento:

Trelew, Chubut, Argentina Ciudad de residencia:

Junín, Buenos Aires, Argentina Estatura: Guardia: Alcance:

169 cm. Ortodoxa 175 cm.

Entrenador: PROMOTOR:

Luis Dionisio Golden Boy Promotions Barrera Y Al Haymon


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Nombre de nacimiento:

santos saúl álvarez barragán canelo/cinnamon APODO:

Fecha de nacimiento:

23 años) 18 de julio de 1990 (Edad:

Lugar de nacimiento:

tlajomulco de zúñiga, jalisco, méxico Ciudad de residencia:

juanacatlán, jalisco, méxico Estatura: Guardia: Alcance:

175 cm. derecha 179 cm.

Entrenadores:

josé reynoso y eddy reynoso

PROMOTORes:

Golden Boy Promotions Y canelo promotions

SAUL CANE LO VS ALVA REZ Nombre de nacimiento:

danny oscar garcia swift APODO:

Fecha de nacimiento:

25 años) 20 de marzo de 1988 (Edad:

Lugar de nacimiento:

Philadelphia, Pennsylvania, EUA. Ciudad de residencia:

Philadelphia, Pennsylvania, EUA. Estatura: Guardia: Alcance:

174 cm. Ortodoxa 174 cm.

Entrenador: PROMOTOR:

ángel garcía Al Haymon (padre)


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Ernesto Rodríguez @ephecto

Entrevista con Lucas Matth

pocos días de la unificación del CMB superligero ante Danny García, el boxeador del momento cuenta su historia: su relación con la fama, su amistad con el Chino Maidana y cómo su hija le pidió que no colgara los guantes. Hay boxeadores que impresionan por su vigor físico. Otros, por su confianza excesiva e histriónica. En el caso de Lucas Martín Matthysse, lo distintivo es su mirada. Sobre el ring, sus ojos son dos puñales negros que traspasan al oponente; no importa que sea un rival en combate o el entrenador en sesión de manoplas. Abajo, las facciones del chubutense de 30 años, se aflojan y el campeón superwelter CMB interino muestra su lado más tierno mientras contempla la tapa de la última revista The Ring en la que se lo ve en guardia. Adentro, el título del reportaje de diez páginas (“Más fuerte que las palabras”) sintetiza bien su carácter. “A mí, mientras menos me rompan los huevos,

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mejor. No me interesa que me conozcan. Si no, vas a un bar y te hablan de boxeo; vas al kiosco, más boxeo. Me siento cómodo así”, reconoce. El próximo 14 de septiembre, Matthysse se enfrentará al estadounidense Danny García para unificar la corona CMB de los 63,500 kilos en el prestigioso MGM Grand de Las Vegas, como semifondo del choque entre Floyd Mayweather y Saúl Alvarez. “Haber estado en cadenas no tan conocidas hizo que el que no es del ambiente no me conociera tanto; tal vez si hubiera estado en TyC Sports por ahí me conocían más. Yo hice mi campaña en Space, en DirecTV. Después me fui a pelear afuera. Ahora, por suerte, soy reconocido a nivel mundial. Tal vez nadie lo sabe, pero yo ya peleé en el MGM Grand de Las Vegas. El día previo a MayweatherDe la Hoya se hizo un festival y yo gané ahí (NdeR: fue el 4 de mayo del 2007 y GKO1 al dominicano Ramón Durán). Pocos lo saben, pero yo ya peleé en Las Vegas el día previo a Mayweather-De la Hoya. Para mí es lo mismo pelear ahí que cuando entro al gimnasio de Arano, acá en Junín. El estadio es lindo, pero lo que importa es lo que pasa en el ring. No me vuelve loco el brillo”, explica relajado.

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¿Cómo llegaste al boxeo? Yo empecé a ir al gimnasio a ver entrenar a mi viejo (Mario, ex rival del Roña Castro). También mi tío (Miguel Steimbach) boxeaba. Y hasta mi mamá (Ruth) hizo una pelea para ver qué se sentía. Mis hermanos Walter y Soledad pelearon por el título mundial. Así que la cosa es de familia. Es más, mi hermana está casada con Mario Narváez, uno de los hermanos de Omar. Y mi sobrino, el hijo de Walter ya boxea. Así que somos una familia de boxeo.

¿Antes hiciste algún otro deporte? De chico practiqué fútbol, karate, básquet. Me ponían sólo porque era el que iba siempre, todos los días. Si entraba era porque faltaba uno. Corro atrás de la pelota. Juego de 11, de 4. Por ahí ni sabía a dónde iba. Me invitaron a jugar los Narváez y terminábamos ganando porque éramos boxeadores, metíamos pecho y ganábamos.

¿Cuándo te pusiste por primera vez los guantes? A los 10 u 11 años empecé a entrenar con Bernabé Méndez en Trelew. Estuve con él hasta los 14 años, hasta hice tres exhibiciones con Daniel Narváez, uno de los hermanos de Omar. Fui a Tierra del Fuego. Cuando mi mamá se separó de mi papá me fui con


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ción de cuatro lo teníamos a Priotti que era el que más hinchaba las bolas. Con el Chino estábamos bien. Vivimos muchas cosas juntos desde pibes y nos respetamos. Cuando dicen que nos quieren ver en el ring yo les contesto que no tengo drama, que si tenemos que pelear vamos a pelear. Pero ninguno de los dos quiere hablar mal del otro. Hay un montón de boxeadores para pelear, para qué romper las bolas con nosotros. Además, nos conocemos mucho. De amateur peleamos cuatro veces. Me ganó tres veces y empatamos otra. Y en el Cenard hicimos muchos guanteos; Tengo hasta videos de eso. Como los dos fuimos al piso, sé cuánto pega el Chino y él me conoce la mano. Sé qué piña me va a tirar a fondo, cómo va a hacer un movimiento.

¿Fue el que más fuerte te pegó? No. La Zorrita Soto fue el que me hizo sentir la mano. Pero se ve que tengo buena mandíbula porque nadie se dio cuenta.

¿De la época amateur te quedó alguna deuda? Yo quería ir a los Juegos Olímpicos. No llegué, pero pude representar a la Argentina en torneos panamericanos, fui tres veces a Cuba en donde aprendí un montón. No estoy arrepentido de nada.

¿De Cuba te trajiste el nombre de tu nena?

hysse mi hermana Jennifer y ella a Esperanza. Ahí estuve con ella trabajando en el gimnasio de los Paniagua. Después me fui a Rafaela y estuve un año y de ahí pasé a Vera, a vivir con Juan Keller, que era loco lindo, un verdulero que quería tener boxeadores. Me trató como mi papá, yo era uno más de la familia y siempre les agradezco todo lo que hicieron. Yo iba cada tanto a ver a mi mamá, porque estaba a cinco horas, porque seguía en Esperanza. Y ellos me contuvieron mucho. En esa casa lo conocí al Chino Maidana.

¿Cómo? A Keller lo ayudábamos con la verdulería. Ibamos a buscar verdura con el camión al Mercado Central, a descargar y a vender en los dos negocios que tenía. Y después agarrábamos el camión jaula y salíamos por los pueblos. Primero vendíamos la verdura y después peleábamos en los clubes. Antes ya había hecho peleas en Rafaela. Ahí peleé con otro nombre porque tenía menos de 16 y no me daban licencia. Yo era José Acebal. Lo loco era que en el pecho tenía un tatuaje que decía Lucas. Ese año fui a un campeonato nacional en Mendoza y aunque perdí en la final con el sanjuanino Amílcar Funes, me llamaron para venir a la Selección al Cenard. Así que como había hecho otras veces, no miré para atrás, agarré mis cosas y me fui a Capital.

¿Qué le metías al bolso cada vez que te ibas? Lo poquito que podía juntar y arrancaba. Alguna foto de mi familia, si tenía... Al principio era difícil tener fotos. Mi vieja laburó mucho y me regaló una cámara de fotos a los 16 años, por eso yo tengo recuerdos de ese tiempo. Eso siempre va conmigo.

¿Cómo fue la vida en el Cenard?

Era complicado por el desarraigo. Pensá en una pieza estábamos con el Chino Maidana, el Cotón Reveco, que era de Mendoza, y el cordobés Sergio Priotti. Eramos muy pibitos. A veces mi mamá venía a visitarme, nosotros distraíamos al conserje del hotel y la metíamos en la pieza. Y ella se quedaba allí, un fin de semana, hasta una semana se quedó. Y para todos era como su mamá, le contaban cómo se sentían, cuánto extrañaban. Para que comiera todos pedíamos un poco más de comida en el restaurant y con lo que ponía cada uno le armábamos el plato.

¿Seguís teniendo esa relación con tu mamá? Seguro, yo soy muy compañero con ella. Ahora viene a la concentración y yo duermo abrazado a ella. Es mi vieja y la amo; le agradezco que siempre esté conmigo.

¿Cómo fue la convivencia con el Chino? Tranqui porque los dos no somos de hablar mucho, ja. Por suerte en la habita-

Sí, Yaneisi. Se llama Priscilla Yaneisi y ni sé bien cómo se escribe, pero un día la escuché a una señora que llamaba a su hija y me encantó. Primero hice que se lo pusieran a mi sobrina y cuando nació mi hija, se lo puse.

¿Alguna vez pensaste en dejar el boxeo? Un montón de veces. Hay cosas que te pasan en la intimidad, en lo personal que te hacen pensar en dejar todo. Los de afuera no lo saben, pero a vos no te dan ganas de seguir. Y después cuando perdí con Zab Judah me sentía cansado. Y cuando me dieron perdedor con Devon Alexander me pasó lo mismo. Pensaba tal vez no en dejar de pelear sino dedicarle más tiempo a mi familia, a disfrutar un poco de la vida. Porque era perder un año con tantos combates. Pero mi hija me dijo: “Papá, vos seguí que peleás bien”. (se ríe) Y seguí porque me lo pidió ella. A mí no me importa lo que digan los otros, me entra por acá y me sale por acá (señalándose las dos orejas). Lo que me dicen mi hija y mi mamá me queda adentro.

¿Por qué hubieras tomado la decisión de dejar la carrera: porque te consideraba robado, por el tiempo que habías perdido? Un poco de eso hay. Además, en la de Judah me quedé mal porque había un cinturón en juego (NABO superligero) y lo quería ganar. Yo tengo algunos y lo veía y decía. “Puta, no me puedo llevarlo a casa”. Los boxeadores peleamos por cinturones y yo quería tenerlo para poder colgarlo en


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casa y disfrutarlo. Eso me dolía más que haber perdido.

Si no te hubiera pedido tu hija, ¿qué hubieras hecho? Tal vez no hubiera dejado de boxear, pero me hubiera dedicado menos y habría agarrado peleas sin preocuparme tanto. Tal vez habría sido carpintero. Cuando era pibe aprendí a hacer cosas con las herramientas. Y me gustan también los tatuajes. De chico empecé con tinta china y la aguja a los me hice las iniciales en el brazo. Como no me dijeron nada me hice un corazón en la mano y después seguí. Hice la maquinita casera y aprendí. Y después me compré la profesional. Ahora tengo todo el equipo para hacer tatuajes. En la Selección los tatué a todos: a Reveco, a Maidana, a Brizuela. El primer tatuaje que tuvo Maidana en la espalda, cerca del cuello, que es un puño, se lo hice yo.

sobre los extraterrestres. A veces me prendo con películas de guerra; las de terror a veces dan un poco de miedo, ja. Si hay cosas que no me impresionan, cambio.

Al final sos un tierno... Jajaja, sí. Me transformo, soy otra persona. Arriba cambio porque está el futuro de mi hija, de mi familia, de mi equipo. Cuando bajo del ring vuelvo un pichoncito.

Monzón decía algo parecido. Decía que el rival era un ladrón que le iba a robar el pan a los hijos y por eso lo odiaba. En el ring estoy como en otro lado. Cuando a mí me avisan que hay que caminar para el ring, me transformo. No me preguntes qué me pasa; no veo nada. Después miro los videos de lo que hago en pelea. Y cuando me veo en el ring me doy miedo. Me asusta cómo voy al frente, cómo pego. Yo miro mis videos, no tanto a los rivales. Me miro a mí para ir corrigiéndome.

Pasemos al boxeo, ¿si le ganás a Danny García...? ¿Tenés cábalas? (corta) Le voy a ganar.

OK, le ganás a García y empiezan a llover los grandes nombres. ¿Hasta dónde vas a poder bancar esto? Voy a seguir siendo el mismo. Por ahí se me va a complicar un montón de cosas cotidianas. Que la gente vas y te quiere hablar todo el tiempo de boxeo. Mi carrera va a cambiar, no yo. Estoy agradecido que todos sigan lo que hago y soy rebuena onda con todos. Pero, si por mí fuera, me gustaría que no me conociera nadie. Voy a un lugar a comer y me presentan “Lucas Matthysse, el campeón”, no voy más. O si voy a un kiosco a comprar algo y me dicen: “Llevalo, campeón”, me siento mal. Yo laburo como laburan todos. Me gusta pagar por lo mío, no que me regalen. Me gusta que la gente me diga Lucas, no campeón. Mi mamá me puso Lucas Martín, ese soy yo. Campeón soy arriba del ring, abajo soy yo. A veces en el gimnasio joden para calentarme con eso.

¿Cómo sos en tu casa? Yo estuve en pareja con la mamá de mi hija seis o siete años. Ahora se te complica porque son otros los intereses. Ahora capaz que me ven rubio y de ojos celestes. Ya va a llegar, si llega. No me tiene que romper las bolas, je. Yo soy tranquilo, soy recasero. No soy de ir a los boliches. Me gusta estar tranquilo en casa, con mi perro, mirando la tele. Me gusta que respeten eso. Me gusta escuchar música (NdeR: en su celular conviven Almafuerte, Los Piojos y la cumbia) y miro la tele. Ahora que tengo una tele grande miro muchos documentales. Me cuelgo dos o tres horas con documentales de animales o

En el gimnasio siempre usamos un cajón de frutas para llevar todas mis cosas; en casa es la mesita de la compu del Colo Fernández. Yo digo que es mi bolso; hasta le hicimos las tres tiras. Para las peleas me llevaba siempre una remera de Almafuerte pero en la última pelea me la olvidé. La foto de la nena. Y los rosarios que me regala Meneca, la mujer de Mario Arano.

una experiencia rebuena. También trabajé con Maravilla Martínez. Pero yo me siento en casa acá, en Junín. Tengo todo lo que necesito. Un grupo lindo con mi gente y los pibes que vienen al gimnasio a dar una mano. En Junín estoy hace ocho años y tengo a mi promotor (Mario Arano), a mis entrenadores (Cuty Barrera y Darío Fernández), al profe (Gerardo Pereyra) y al doctor (Edgardo Leguizamón). Estoy cómodo si estamos acá en el gimnasio o vamos a concentrar a la Laguna de Gómez, que está cerquita. Cuando puedo me traigo a mi nena; viene mi mamá, no me falta nada.

¿Sentís que sos casero porque durante mucho tiempo pasaste de casa en casa? Acá tengo mis cosas y disfruto mucho de lo que pude lograr. No tuve mucho durante mucho tiempo y ahora disfruto lo que tengo. *** No le preocupan las amenazas de Danny García. “Yo voy a salir a darle y no me va a aguantar”. Lucas ya tiene la cabeza puesta en el plan para el 14 de septiembre. “Ya la tengo clara. Voy a salir a buscar mi pelea. No me importa que Danny García boxeé o tenga un buen gancho de izquierda. Yo voy a salir a darle y no me va a aguantar. El otro día soñé cómo terminaba, pero no lo voy a decir. No en qué round, sino cómo. Terminaba bien, je”.

Hablando de miedo, ¿le viste la cara a Danny García el día que noqueaste a ¿Cómo te cae que Dannny García y el Peterson? padre digan que te va a ganar? Sí, en los videos y algunas fotos. Le cambió la cara. Más de uno fue a verme perder. Y García también. Antes de la pelea estaba canchero, saludando en el ringside. Y después que lo puse, cuando lo enfocaron estaba pálido, miraba para otro lado. Uno lo tocaba para marcarle que estaba en cámara y él se hacía el gil. Si yo me pongo en su lugar, se me llena el culo de preguntas. Porque si voy a ver a un futuro rival y noquea como lo hice estaría tan preocupado como él. *** Tras andar por todo el país, Matthysse se siente en casa en Junín. “Tengo todo lo que necesito”. Si bien a otros boxeadores (Maravilla Martínez, el Chino Maidana) irse al extranjero les permitió crecer, a Lucas no le cierra demasiado irse afuera “Cuando me voy afuera sufro. Lo hago porque es mi trabajo. Extraño ir a comprar al kiosco, porque ni hay kioscos en Estados Unidos. Me gusta ir, entrenar un poco, pelear y venir. Yo estuve en Big Bear dos meses tapado por la nieve. Me entrené con Shane Mosley, fue

No sé, porque está todo en inglés. No me preocupa. Sé que el padre me dio con un caño. Que diga lo que quiera, total arriba del ring voy a estar yo con el hijo. Sé que ahora vamos a ir y me va a bardear en la conferencia de prensa. Es puterío eso, no me interesa. Yo no hablo; pego. Mi trabajo es pelear y ganar.

Tras este combate, ¿a que rival querés? Hablan de Floyd Mayweather, Adrien Broner, el mexicano Juan Manuel Márquez. Yo nunca elegí rivales. El que venga, no tengo problemas de pelear con nadie. Tengo 30 años y mi idea es seguir hasta los 32 ó 33. A mí me encanta el gimnasio y trabajar, pero es mucho tiempo haciendo lo mismo. Quiero disfrutar a mi familia. Yo sé que si gano estas peleas le aseguro el futuro a mi hija.

¿Cuál va a ser el festejo? Allá no creo que mucho, porque termina la pelea, vamos a cenar y me vuelvo al hotel a armar el bolso. Acá sí, quiero un buen asado. Y capaz que me tomo un buen vino.


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Rodrigo Márquez Tizano @rmtizano

la historia de Beau Jack l Hotel Fontainebleau fue construido en 1954: por ese entonces Beau Jack volvía del retiro para calzarse los guantes cuatro veces más, las últimas. Morris Lapidus cortaba el listón rojo de su obra maestra y a Beau Jack el cuerpo le decía: ha sido suficiente, campeón. Durante su época de esplendor, el semicírculo de espejos y granito levantado justo al centro de la avenida Collins era considerado la joya de la arquitectura modernista de Miami, que corría desde la playa norte hasta el bulevar Biscayne en pleno centro. Hoy, toda aquella ostentación se mira a través de un cristal empañado. La zona ha sido restaurada y transformada en patria del nuevo rico pero en 1978, luego del escándalo del Black Tuna Gang y la red de narcotráfico que operaba desde una de las suites, el hotel cayó en una banca rota sentimental de la cual nunca pudo reponerse del todo. El brillo se apagó de pronto: no se dejaban ver más por ahí Frank Sinatra, Elvis Presley, ni ninguna de las luminarias que alguna vez formaron parte de la selecta cartera de huéspedes del Fontainbleau. Sólo permanece ahí el viejo Beau Jack, fuera de sitio, casi desenfocado, como una de esas columnas de marfil que sostienen los vestigios de un lobby desierto. Está sentado en un pequeño banco de madera con los pies sobre la caja para lustrar zapatos, quieto, el cepillo en la mano, el betún a un costado. Sonríe, mostrando ese maxilar que años antes resistió el castigo de monstruos como Bob Montgomery o Ike Williams, y ahora tiene algunas piezas dentales de menos. “El público veía mi nombre en el cartel y abarrotaba la arena”, dice Jack. “Un chico del sur. Sí señor. No es gratuito, ¿sabes? Yo peleaba cada segundo de cada round y jamás me rendí. Fui amigo de Sinatra,

E

de Martin, de Marciano”. La parábola imperfecta que ha sido la vida de Beau Jack se precipita sobre él como un chubasco: esa curva intermitente lo devuelve al inicio de todo. “Termino donde comencé. Todo lo que viví en medio ha sido una bendición”. Mira el cajón de bolero con una sonrisa, en estado de paz. Y comienza a hurgar entre los fárragos de la memoria: es incapaz de recordar la primera vez que alzó los puños. No era el más grande ni el más veloz. Tampoco era un anestesista nato ni pretendía hacerse pasar por científico en el ring. ¿Qué fue entonces lo que hizo al antiguo limpiabotas nacido en Waynesboro, Georgia, convertirse en uno de los más grandes pesos ligeros de los cuarenta y el mayor éxito taquillero del Madison Square Garden, en una época donde había que pelearse las palmas –y bolsas– con leyendas como Joe Louis o Willie Pep? Su enorme corazón, primero. Nada parecía hacer frente a esa determinación para recomponerse ante cualquier adversidad. No fue hasta 1947 que alguien –Tony Janiro– consiguió pararle un combate. Podía caer pero siempre se levantaba. El público adoraba a Beau Jack: lo consideraba una infatigable máquina de guerra, un peleador consagrado a quienes pagaban boleto, el atleta espectáculo. Su volumen de golpeo era abrumador. El único modo de paliar la talla mínima era ése. Cuando W.C. McGeehan bautizó el estilo de Harry Greb como “El viril arte del asesinato modificado” vaticinó, décadas antes y sin querer, la irrupción de Jack, el pequeño dinamitero que podía disparar un heterogéneo arsenal desde cualquier ángulo, a velocidad de trueno. Era una máquina, sí, pero anárquica, guiada únicamente por el instinto de provocar dolor. Un molino de viento cuyas violentas aspas parecían mode-


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ladas por la figura del viejo Hurricane Hank Armstrong, ídolo de Jack, a quien finalmente enfrentó en abril del 43 y venció en las papeletas. Para ambos, el único credo era no darle espacio al oponente, sofocarlo y jamás mostrarse desocupado. Desde que Chick Wergles le consiguió el primer contrato para pelear en Nueva York, Beau Jack estableció una inusual comunión con los aficionados: aún hoy mantiene el récord como el peleador que más veces ha colgado el cartel de “No hay entradas” en cualquiera de las encarnaciones de la antigua Meca del Boxeo. No siempre fue Beau Jack el predilecto del Garden. Antes de los campeonatos y la promesa de una vida mejor que nunca llegó, Beau Jack peleaba por un espacio en el mundo. Ni siquiera se llamaba así. Nació como Sidney Walker en 1921, y al abandonarlo su madre aquel espacio se ensanchó hasta transformarse en barranco. La balada de la orfandad lo llevó hasta Augusta, a casa de Evie Mixom, su abuela, quien lo crió y rebautizó con el mote que años después corearían más de un millón de gargantas a lo largo de ciento veintiún noches de linimento y baños de sal. Nadie supo jamás por qué, ni siquiera el propio Sidney, pero aquel había dejado de ser su nombre para siempre. Evie solía preguntarle qué sería de su vida cuando ella no estuviera cerca y él le contestaba que sería predicador o peleador. No se equivocó en nada. Por aquel entonces, el joven Beau trabajaba como limpiabotas en la esquina que forman Broad y la Novena, justo donde se levanta ahora el Consejo de Educación del Condado de Richmond y en aquel tiempo era poco más que un cruce baldío por donde pasaban a diario los empresarios algodoneros de la región. Todos las madrugadas Beau Jack se levantaba a las cinco y colocaba su banquito en esa esquina. Era el mejor sitio y había que ganárselo, igual que hicieron luego Gatica o Pambelé. A puñetazos. Fue así que los otros boleros supieron quién era en verdad aquel pequeñajo retraído, y fueron también enterándose, conforme Beau Jack se hacía un nombre, de algo que él mismo supo desde el primer momento en que se encontró a solas: un lugar no es algo que se hereda o se posee de nacimiento. Hay que buscarlo y ponerse en guardia. Luchar por él. Y nunca dejar de moverse. Lo sabía entonces y lo demostró cada vez que la ocasión se presentó. En aquel combate contra Janiro, por ejemplo, con la rodilla hecha pedazos. Se había roto la articulación tres meses antes durante un entrenamiento en Chicago y aún así convenció a su manejador para que no lo sacara del cartel. Los tres primeros rounds estuvo, como nunca, cauteloso. Luego llegó el cuarto y la rodilla se transformó en un ente aparte. No: cinco entes. El dolor, intratable. Fue en un izquierdazo: la cadera acompañó la órbita del gancho pero su pie quedó atorado en un pliego suelto de la lona y el hueso se botó. Beau avanzó en una pierna hacia su oponente, saltando y combinando volados como un animal arrinconado. Pero sonó la campana y Jack intentó quitarse al réferi de encima. Era tarde: habían parado el combate. La gente aplaudía de pie mientras Beau Jack descendía del cuadrilátero, cabizbajo, ayudado por su esquina. Y luego de la ducha, en los vestidores, se echó a llorar junto a Sinatra, en silencio, porque se puede perder un combate, lo tenía claro, pero nunca abandonarlo. A los quince años Beau Jack contrajo matrimonio con Josephine Walker y echó a andar la fábrica que trajo al mundo una quincena de hijos. También a los quince Beau Jack participó en su primer combate ilegal. Obtuvo tres dólares por ganar su primera pelea frente a un hombre treinta libras más pesado. Cinco billetes por la segunda, diez por la tercera. Una noche su hermano John Henry volvió a casa con ochenta dólares en el bolsillo y Beau le preguntó cómo diablos había hecho para conseguirlos. En un “Battle Royal”, contestó John. Entonces Beau hizo cálculos y decidió probar suerte en las veladas secretas que se organizaban cada veinte días en el Hotel Bon-Air. El lamentable espectáculo consistía en enfrentar hasta a diez peleadores afroamericanos –a mano limpia y vendados de ojos– hasta que sólo quedaba uno en

pie. A diferencia de la práctica pre-abolicionista donde el esclavo era tasado por su habilidad con los puños y no recibía pago alguno por la sangre derramada, en los años treinta el ganador podía ver algunas monedas como recompensa por su esfuerzo de hombre libre. Como aquel era un pasatiempo habitual entre la oligarquía sureña, pronto Jack llegó a los altos círculos del Club de Golf de Augusta, donde combinó su labor como caddy con las peleas clandestinas. Beau tenía dos trucos bien aprendidos: en el green marcaba las suelas de los zapatos de cada jugador con un gis, para distinguirlos; y en el ring solía esperar contra las cuerdas y aguzar el oído: cada que sentía la cercanía de un bulto soltaba un mandoble con toda la potencia que era capaz de destilar. Los tipos caían como lozas. Se cuidaba la espalda y evitaba meterse en el enjambre. Nadie era capaz de vencerlo. Cada noche tras verlo volver a casa, Mamma Evie le rogaba a Dios para que convirtiera a su muchacho en religioso y lo sacara de aquella espiral de violencia. Pero el camino estaba trazado. La abuela de Beau falleció seis meses antes de que él decidiera abandonar Augusta. Entonces tomó rumbo al norte. Un grupo de caballeros, todos miembros del Club, cooperó con una suma importante para costear el viaje de Beau a Massachusetts, quien a partir de ese momento iba a someterse a un entrenamiento formal de boxeo. Sólo pasaron dos años desde que Beau Jack dejó el oficio de limpiabotas hasta convertirse en campeón. Fue en el invierno del 42 cuando le bastaron tres rounds para noquear a Tippy Larkin y levantar el cinturón que lo acreditaba como titular del orbe para Nueva York y Nueva Jersey, en la categoría de los ligeros. Dicen que no descansó ni un solo día y que a la mañana siguiente de haber obtenido el campeonato ya se entrenaba en Stillman’s para su siguiente compromiso. Dicen que las peleas con Fritzie Zivic fueron brutales y que cuando a Beau le informaron que su tercera defensa sería frente a Armstrong, se negó a pelear. “Es Henry Armstrong, Sid”, dijo a su entrenador. “Ese hombre es una leyenda”. Pero finalmente Hurricane le mandó un telegrama y convenció a Jack de que en el ring las amistades no funcionan. Luego apareció Montgomery. El título fue, vino y volvió a esfumarse. De las cuatro ocasiones que se vieron sobre el ring, Beau Jack logró imponerse en dos: la última, un par de días después de haber sido reclutado por la armada de los Estados Unidos, fue a beneficencia del frente. Los hombres en casa, sedientos de violencia, pagaron con bonos del ejército y retacaron el Garden generando una lucrativa bolsa de la que los peleadores vieron apenas dos dólares. Venció a Juan Zurita y Al Bummy Davis antes de pasar un año en Fort Bennet. Ese mes llenó tres veces el Madison Square Garden. Tras la lesión, Beau Jack volvió y venció a Janiro en la revancha. Tuvo una oportunidad más de pelear por el título: 1947, contra Ike Williams. Su rodilla, sin embargo, nunca volvió a ser la misma. El primer adiós sucedió cuatro años después. Por ese entonces, Beau Jack no peleaba más en el Garden y se dedicaba a conseguir pleitos menores en pequeños auditorios. Volvió en el 55. No tenía un duro. De los millones que dejaron en sus arcas todos aquellos fanáticos de su boxeo rocoso y a prueba de pretextos, no quedaba nada. Se enfrentó una vez más a Williams en Augusta, rascando la jubilación. Fue el último combate para ambos. Beau Jack perdió por nocaut técnico: el réferi no lo dejó pararse del banquillo al inicio del noveno round. Esta vez no derramó una sola lágrima. Estaba en casa, al fin. Beau Jack despacha desde su modesto trono en el salón del Fontainebleau. A veces se pasa por el Doral o el Douville, en temporada baja, cuando los turistas caros se doran poco bajo el sol hiriente de Miami. Beau acepta la noria de su vida en gran parte gracias a los recuerdos que aún viven en su cabeza. Maneja el cepillo con la habilidad de un hombre que conoce su oficio pero sobre todo, con el buen ánimo de quien lo disfruta. Ritmo y precisión, como con el jab, es todo. Estamos en1961 y sobre Beau


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Jack aún no se abalanza la vejez con toda su saña. La pobreza es menos áspera, las lagunas mentales casi imperceptibles. El Madison, por otro lado, tiene un nuevo dueño: un peso completo llamado Floyd Patterson. Los diarios dicen que flota sobre el cuadrilátero. Que el presidente Kennedy lo recibió en la Casa Blanca hace unos meses. Ahora se entrena en Miami para su tercer combate frente a Ingmar Johansson. Nadie tiene cómo saber que Patterson llevaba ya guardados en la valija el bigote falso y las gafas oscuras que utilizaría luego de perder con Liston, un año después. Tenía pavor al ridículo. A la humillación. Nadie lo sabía todavía, ni siquiera él. Cus D’Amato tampoco. Es su manager, entrenador, casi padre. Cus D’Amato entra al Fontainebleau oliendo a colonia. Ha quedado con dos promotores para hablar sobre el futuro de su chico. Cuando atraviesa el salón con dirección al bar, un hombre menudo pero de constitución fibrosa le pregunta si quiere una lustrada. D’Amato observa al hombre: sus facciones talladas a puños, sus orejas desprendidas. Es el rostro de un boxeador. Pero no de cualquiera. “Tú eres Beau Jack”, le dice D’Amato. “Yo te vi pelear en el Madison Square Garden

unas cien veces! Eras incansable. Una máquina.” Beau sonríe. Escucha su nombre siendo coreado. Las luces cenitales. La voz aceitosa del presentador. El olor de los habanos quemándose. Le gusta que lo reconozcan. Cuando Sinatra visita Miami, pasa sin excepción por el hotel y entonces abraza a Beau y todo mundo se queda mirando cómo el gran ídolo de América estrecha al bolero con auténtico amor fraterno. “Fueron sólo una veintena, jefe”, responde, volviendo de la ensoñación. La gente comienza a arremolinarse alrededor de ellos. “Beau Jack, tú nunca me vas a limpiar los zapatos a mí, ¿entendiste?”. Y entonces D’ Amato obliga a Beau a sentarse en el sillón y saca los enseres de la caja de madera y comienza a embadurnar de betún negro las calzas gastadas del ex campeón del mundo. Luego talla con la franela. Talla hasta dejar los zapatos del peleador tan brillantes como el cinturón que conquistó en los cuarenta a punta de agallas y determinación. Beau Jack observa su reflejo desde lo alto. Desde su lugar natural en el mundo. El lugar por el que peleó y nunca se dejó vencer.


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Steve Kim. Traducción de David Aguilar Vázquez.

comienza un nuevo capítulo l 12 de octubre, Juan Manuel Márquez se enfrentará a Tim Bradley, campeón peso welter de la WBO, en el Thomas and Mack Center de Las Vegas, Nevada. Márquez siempre estará ligado a Manny Pacquiao, con quien sostuvo una histórica rivalidad de cuatro peleas. Su más reciente encuentro se llevó a cabo el pasado diciembre y terminó con Márquez exorcizando demonios del pasado al dejar al legendario “Pac-Man” boca abajo y exánime sobre la lona con un contra-derechazo perfectamente calculado.

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Fue tan brillante como sorprendente. Y para Márquez, quien había estado insoportablemente cerca de derrocar al ícono filipino en tres ocasiones anteriores, fue catártico. La mayoría de los observadores creyeron que el nocaut conllevaría invariablemente a un quinto encuentro. Después de todo, su última pelea fue un emocionante, dramático y reñido acontecimiento. También habría podido ser el combate más lucrativo para cualquiera de los dos. Entonces, ¿por qué Márquez se enfrenta a Bradley este otoño?

De acuerdo con él, es muy sencillo: “Sí, cerré ese capítulo en esa quinta pelea con Pacquiao. Me gustan los nuevos retos. Este es un nuevo reto.” Es difícil creer que, en un deporte en el que lo fundamental casi siempre impera, Márquez esté dispuesto a dar la vuelta y dejar el dinero sobre la mesa. Hay una razón por la llaman prizefighting al boxeo. Aun así, él se mantiene firme en su decisión. “No estaba interesado en eso en lo absoluto”, insistió a reporteros en una rueda de prensa en el ostentoso Hotel Beverly Hills a mediados


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de junio, al anunciar su combate contra Bradley. “¿Por qué enfrentarme a Bradley? Él tiene algo que yo quiero. Ese cinturón [de la WBO] me pertenecía; me lo debieron dar después de la tercera pelea con Pacquiao, y ahora está ahí otra vez... así que vengo por mi cinturón.” De hecho, tanto Bradley (quien recibió una decisión muy impopular contra Paqcuiao el año pasado) como Márquez rechazaron revanchas contra Paqcuiao. El promotor Bob Arum, quien representa a este trío, se sorprendió por sus decisiones; para él, era inusitado que los boxeadores no aceptaran ofertas que representaran mucho más dinero. Cada uno está restando literalmente la mitad de lo que hubieran recibido contra Paqcuiao a fin de enfrentarse el uno con el otro este otoño.

El dinero, aparentemente, no siempre es lo que habla más fuerte. “Debido a que son peleadores, tienen un alto grado de profesionalismo y orgullo en lo que hacen”, dijo Arum al tratar de racionalizar sus decisiones. Arum, por cierto, no ha perdido la esperanza en Pacquiao-Márquez V. “No, eso es por ahora, las cosas pueden cambiar. Pero debo decir, se le ofreció mucho dinero para pelear contra Pacquiao y lo rechazó, y tomó mucho menos para pelear contra Bradley.” Tal vez sea orgullo personal o simplemente pura obstinación lo que ha llevado a Márquez a tomar esta decisión. Pero se podría argumentar que son estos mismos atributos los que llevarán a Márquez a Canastota, Nueva York, y al Salón Internacional de la Fama del Boxeo. El orgullo es la razón por la que un peleador que perdió su debut profesional (por una cuestionable descalificación contra Javier Durán el 29 de mayo de 1993), que hizo terceras a Marco Antonio Barrera y Érik Morales durante años, que perdió en una decepcionante pelea contra Freddie Norwood en su primera oportunidad al título, y que fue tumbado tres veces en el primer round contra Pacquiao en 2004, haya sido capaz de acumular semejante récord. Esta no es la primera decisión financiera cuestionable que Márquez ha hecho durante su carrera. En los momentos inmediatos a su primer encuentro con Pacquiao (un empate bastante reñido), Márquez se rehusó a la revancha, creyendo que los $750,000 dólares que le ofrecían (los mismos que a Pacquiao) no eran una oferta digna. Después de sus defensas de título contra Orlando Salido y Víctor Polo —y mientras su mánagerentrenador Nacho Beristáin disputaba con Arum— Márquez no tuvo más remedio que llevar sus cinturones de peso pluma de la IBF y la WBA a Indonesia, en 2006, para enfrentarse a Chris John. Márquez fue

vencido en una pelea que muchos comentaristas creyeron que ganó. El peor insulto, sin embargo, fue que su paga por tal excursión estuvo en la cercanía de unos miserables $30,000 dólares. Pero incluso después de ese revés, Márquez fue capaz de perseverar y, eventualmente, reanimar su rivalidad con Pacquiao. Muchos pensaron que hizo lo suficiente para derrotarlo en el segundo y tercer encuentros en 2008 y 2011, respectivamente, antes de finalmente poner las cosas en sus propias manos el año pasado. Pero definir a Márquez solo por sus peleas con Pacquiao sería rebajar su carrera en general. Hubo un tiempo en que Márquez fue ridiculizado como un contra-golpeador cauteloso que no tomaba riesgos. Esta era una importante razón de por qué durante años fue eclipsado por sus compatriotas Barrera y Morales (que nunca se atrevieron a combatir a Márquez durante sus años más exitosos como peleadores); pero ahora que ha envejecido y sus reflejos se han hecho un tanto más lentos, hemos descubierto que Márquez es tan rudo como elegante. Luego de la madura vejez de los 35, se enfrentó a Juan Díaz y Michael Katsidis —dos jóvenes y apasionados pugilistas en su plenitud— y, después de pasar aguas turbulentas en un inicio, pudo enderezar el barco y detenerlos en forma memorable. También tuvo la suficiente arrogancia como para creer que realmente podría dar problemas a Floyd Mayweather, Jr. como un peso welter, para ser dominado por 12 rounds en 2009. Hoy, después de Pacquiao, reta a un peleador invicto diez años más joven. “Esta es una gran oportunidad para mí”, dijo Márquez, de 39 años, quien ahora habla inglés tan fluidamente como arroja un gancho izquierdo. “Como siempre, pienso que si quiero ser el mejor, necesito vencer al mejor. El mejor es el campeón. Bradley es un campeón, y estoy listo para esa pelea. La gente verá el 12 de octubre otro gran combate porque su estilo y mi estilo hacen un gran enfrentamiento. Estoy entrenando muy duro, me siento muy concentrado para esta pelea y estoy listo para el 12 de octubre.” No es tanto que Márquez quiera derrotar a Bradley, sino el hecho de que Tormenta del Desierto posee el título que él piensa le pertenece. “Todo mundo recuerda lo que pasó en noviembre de 2011 [contra Pacquiao]; este cinturón [de la WBO] debería ser mío, pero el 12 de octubre volveré por él. Esta es mi motivación, y me siento muy contento por esta oportunidad.” Si emerge victorioso, Márquez será el primer boxeador mexicano que gana títulos importantes en cinco divisiones diferentes. En ese punto, Márquez se perfilaría simplemente como el mejor peleador de México. Arum dice: “Juan Manuel sabe que en unos años, cuando la gente pregunte quién es el mejor peleador mexicano de todos los

tiempos, si gana este quinto título mundial, mucha gente dirá el nombre Juan Manuel Márquez así como dirán Julio César Chávez.” Bradley, quien llega con un récord de 30-0 (12 KO’s) es muy respetuoso de Márquez y sus habilidades. Pero también cree que enfrentará a alguien que estuvo al borde de la derrota en su último encuentro. “Nunca he visto a Márquez recibir tantos golpes”, dijo a un grupo de reporteros. “Pacquiao lo estaba agarrando con unos buenos porrazos antes de que Márquez lo noqueara. Honestamente, si no lo hubiera noqueado, él habría sido el noqueado en el siguiente par de rounds, pero Pacquiao iba a matar y acabó siendo aniquilado. Eso es lo más importante del boxeo: un golpe puede cambiarlo todo.” Añadió: “Le estaba dando con todo. Vi un poco de vulnerabilidad en Márquez durante la pelea y me dije: ‘Hmm, tal vez tenga una oportunidad.’” Bradley tiene un buen punto. Luego de lograr mandar a la lona a Pacquaio en el tercer round gracias a un tremendo volado de derecha, Márquez tocó la lona en el cuarto y fue apaleado durante la mayor parte del quinto y sexto rounds. Ensangrentado e hinchado parecía que las cosas sólo se pondrían peor antes de que conectara su golpe perfecto. Bradley-Márquez es una pelea intrigante. Bradley viene de una masacre con el tosco Ruslan Provodnikov en marzo, en donde lucho por mantenerse de pie en los últimos segundos de un agotador combate. Beristáin dice sobre este próximo encuentro: “Es una pelea interesante para nosotros, reconocemos la calidad del campeón y reconocemos la manera en que su entrenador lo maneja. Creo que va a ser una lucha complicada, pero creo que tenemos el derecho de pensar que vamos a ganar esta pelea.” Un aspecto fresco de este duelo es que es un nuevo emparejamiento. Sí, PacquiaoMárquez es un antagonismo histórico, pero el público ya lo había visto antes. Tal vez una quinta vuelta es ya demasiado de algo de por sí bueno. “Todos imaginamos cómo se desenvolverá”, dice Bob Arum. “Si los peleadores han peleado antes, esa sorpresa se ha ido. La hemos visto develarse. Pienso que Bradley está buscando afirmar su legado, lo que significa que peleará hasta las últimas consecuencias, y Márquez responderá de regreso. Creo que verán un encuentro muy entretenido.” Sí, es un nuevo capítulo para Márquez, quien al parecer ha cerrado el libro de Pacquiao. Uno pensaría que retirarse ahora hubiera sido un final de cuento de hadas. Pero el boxeo no tiene nada de eso, desafortunadamente. Y Márquez, recordemos, es obstinado. “Porque, sabes qué, me motiva el quinto título”, explicó Márquez. “Creo que es importante, histórico, tener cinco títulos. Ningún mexicano ha conseguido eso.”


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País: Filipinas Récord: 31-2-0 (20 KOs)

Román González

País: Nicaragua Récord: 35-0-0 (29 KOs)

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País: Argentina Récord: 51-2-2 (28 KOs)

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País: Cuba Récord: 12-0-0 (8 KOs)

7 País: Ucrania Récord: 60-3-0 (51 KOs)

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CADA MES ENCUENTRA ESQUINA BOXEO EN: Distrito Federal: ☞ MUSEOS: Museo Tamayo / Museo de Arte Moderno (mam) / Museo de Antropología / Archivo General de la Nación / Museo Universitario del Chopo / ccu Tlatelolco / mujam / Centro de Cultura Digital Estela de Luz / ExTeresa Arte Actual / Mide / Museo del Estanquillo / Bellas Artes / San Ildefonso / Museo Archivo de la Fotografía / Centro de la Imagen / Templo Mayor / Museo del Tequila / Munal / Museo de la Ciudad de México / Museo de la Caricatura / Biblioteca José Vasconcelos / Museo Palacio de Minería / Museo Carrillo Gil / Anahuacalli / Casa Azul, Frida Kahlo / Museo Nacional de la Acuarela / Centro Nacional de las Artes / muac / Laboratorio Arte Alameda / Casa del Lago / Galería de Arte José María Velasco / Museo Casa de León Trotsky / Museo Experimental El Eco / Sala de Arte Público Siqueiros ☞ ESCUELAS Y UNIVERSIDADES: Universidad de la Comunicación / Escuela de Periodismo Carlos Septién García / ibero / Escuela Nacional de Artes Plásticas / uam Cuajimalpa / ifad (Instituto de Fotografía Arte y Diseño) / Centro Universitario de la Comunicación Janette Klein / Escuela Activa de Fotografía / ccc / Universidad del Claustro de Sor Juana / part / Escuela de Fotografía “George Eastman” / Discoteca / Gimnasio de Arte y Cultura / Cenart La Esmeralda ☞ Gimnasios: Barby Gym / Barrera Gym / Bodega 54 / Club Carroñeros / Chango Casanova / Díaz Mirón (Camellón Eduardo Molina) / Gimnasio Gloria / Nuevo Jordán / Pancho Rosales / Recaum (Reunión de campeones) / Ring Central /Romanza

País: EUA Récord: 44-0-0 (26 KOs)

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Guillermo Rigondeaux

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BOXING

colaboradores de SEPTIEMBRE STEVE KIM Escritor de boxeo y columnista del sitio especializado maxboxing.com. Actualmente vive en Los Angeles California. @stevemaxboxing

ERNESTO RODRÍGUEZ Especialista en boxeo y columnista del Diario Olé, de Argentina. Actualmente vive e Buenos Aires. @ephecto

☞ CENTRO: Cuauhtémoc: Felina Bar / La Cebolla Morada / Café Nuestra Tierra / 180 grados / Café Emir / Capote / La Pulquería Insurgentes / Librería Foro Shakespeare / Astral Freaks (20 de noviembre) / Hostal Moneda / Pasagüero / Vinyles Chiles / Casa Vecina / Casa del Cine / Centro Cultural Rayarte / Barracuda / Frutos Prohibidos / Café La Gloria / La Mexicana de Arte y Diseño / La Ostra / Garage Ink / Ocho Store / Café Ocho / Pizza Amore / Salón Mala Fama / Vestal / Videodromo / Rock Shop / Centro Cultural Bella Época / Colegio Americano de Fotografía “Ansel Adams” / La Reforma / Chiquito Café / Remedios Mágicos / Cafebrería El Péndulo / aavi Río Sena / Energy Fitness / Cucurucho Café / Club Fotográfico / ies moda (Casa de Francia) / La VampStore / delirio / El 52 / Fashion Lovers Store / Flor y Barro / Galería Trouvé / Lucky Bastards / Upper Playground / Galia Gourmet / Estudio 184 / Gurú / Destructible / La Belga / Lemur / Shelter / Taquería El Faraón / Vértigo / Border / Cine Espacio 24 / Cine Tonalá / El Eco / Zinco Jazz Club / La Terraza cce / Hostería La Bota / Cafetería Gabi’s / Tienda Gimnasio Jordán ☞ SUR: Benito Juárez: Telecápita / El Convite • Coyoacán: Galería Estación Coyoacán / Séptimo Pizza / Aztlán / Casa Galería / Rippin Kitten / Taco Life / Tattoos / Fondo de Cultura Económica / La Bipo / Dermafilia / Café La Selva • Álvaro Obregón: Bar La Alcantarilla / Cafetería Garko / Los Tulipanes / Soma México / Cinemanía Loreto ☞ ORIENTE: Venustiano Carranza: Circo Volador • Iztapalapa: Faro de Oriente • Iztacalco: Casa Juventud Iztacalco / Delegación Iztacalco ☞ PONIENTE: Miguel Hidalgo: Centro / Colección Jumex / Common People PUEBLA: Profética Casa de la Cultura


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