Romina Sampayo
Literatura Voces míticas, épicas y trágicas
IV
Llaves Serie
Proyecto y dirección editorial
Literatura IV
Raúl A. González
Subdirectora editorial Cecilia González
Directora de ediciones Vanina Rojas
Directora de arte
es una obra de producción colectiva creada y diseñada por el Departamento Editorial y de Arte y Gráfica de Estación Mandioca de ediciones s.a. bajo proyecto y dirección de Raúl A. González.
Jessica Erizalde
Edición Romina Sampayo Carla Plastani
Autoría Romina Sampayo Tamara Agazzi Mónica Beatriz Amaré Fulvio Franchi María Inés Indart Martina Jensen Matías H. Raia Luz Rodríguez María Elisa Vidal Ezequiel Vila
Ilustración Quieze
Corrección Sofía Inés Lunazzi
Tratamiento de imágenes, archivo y preimpresión Liana Agrasar
Secretaría editorial Lidia Chico
Producción industrial Lidia Chico Leticia Groizard
Fotografía Archivo Estación Mandioca; imágenes utilizadas conforme a la licencia de Shutterstock.com (uso editorial exclusivo: Manvmedia, Olga Popova, Keith Homan, Anton_Ivanov, criben, Shanti Hesse, jorisvo, sunsinger); Wikimedia Commons (Rufus46 [CC BY-SA 3.0]; PJ [CC-BY-SA-3.0 o CC BY-SA 2.5-2.0-1.0]). Las páginas web han sido consultadas entre marzo y agosto de 2016.
Diagramación Laura Martín Anabela Oviedo
Literatura IV / Matías H. Raia… [et ál.]. - 1.a edición para el alumno Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Estación Mandioca, 2016. 192 pp.; 28 x 22 cm - (Llaves; 1) ISBN 978-987-4113-08-5 1. Literatura. I. Raia, Matías H. CDD 407
© Estación Mandioca de ediciones s.a. José Bonifacio 2524 (C1406GYD) Buenos Aires - Argentina Tel./Fax: (+54) 11 4637-9001 ISBN: 978-987-4113-08-5 Queda hecho el depósito que dispone la Ley 11723. Impreso en Argentina. Printed in Argentina. Primera edición: septiembre de 2016.
Este libro no puede ser reproducido total ni parcialmente por ningún medio, tratamiento o procedimiento, ya sea mediante reprografía, fotocopia, microfilmación o mimeografía, o cualquier otro sistema mecánico, electrónico, fotoquímico, magnético, informático o electroóptico. Cualquier reproducción no autorizada por los editores viola derechos reservados, es ilegal y constituye un delito.
Romina Sampayo
Literatura Voces míticas, épicas y trágicas
IV
Índice
01 04 02 05 03
La literatura
C01
En busca de una definición.............................. 7
Pasaje de lectura. La tela de Aracne.....................................8 Punto de partida. Una aproximación
al concepto de literatura .............................................................. 12 Los textos / El texto literario Lenguaje y goce estético Géneros primarios y géneros secundarios / Relaciones entre textos / Ver el mundo a través de la literatura
Medios y crítica. Apuntes sobre la ficción........................16 Recta final ................................................................18
La epopeya
C02
El camino de los héroes ................................. 19 Pasaje de lectura. Ilíada, Homero ...................................... 20 Punto de partida. La épica.....................................................26 Características de la épica / Los héroes épicos La Ilíada: la guerra de Troya La Troya histórica y la Troya épica / La cólera de Aquiles
Pasaje de lectura. La Eneida, Virgilio................................. 30 Punto de encuentro. La Eneida y los
El héroe medieval
C04
Del cantar de gesta al romance ..................... 59 Pasaje de lectura. Cantar de mio Cid, anónimo ............. 60 Punto de partida. Los cantares de gesta ......................... 66
Los rasgos de la poesía heroica / Entre la historia y la ficción La estructura del Cantar Rodrigo, el héroe de la Reconquista Los tres cantares / La honra: el tema del Cantar
Pasaje de lectura. El romancero del Cid, anónimo ........70 Punto de encuentro. El romancero..................................... 74 Clasificación y temas de los romances
Medios y crítica. El héroe: un personaje que
cambia con el tiempo ....................................................................76
Recta final ................................................................78
orígenes de Roma ...........................................................................34 Eneas: de Troya a la tierra de Lacio / El descenso a los infiernos / El héroe victorioso, el héroe derrotado
Medios y crítica. Psicología y arqueología:
otra vuelta de tuerca a la épica ..................................................36
Recta final ................................................................38
La tragedia griega y su reescritura
C03
Heroínas que trascienden ...............................39 Pasaje de lectura. Antígona, Sófocles ............................... 40 Punto de partida. La tragedia griega................................. 46 Características de la tragedia La historia de Antígona Los temas de la tragedia / El poder, la justicia y la ley / El destino / La mesura
Pasaje de lectura. Antígona Vélez, Leopoldo Marechal ........................................................................ 50 Punto de encuentro. Multiplicidad de Antígonas ..........54 Intertexto, hipertexto, hipotexto / Intertextualidad en Antígona Vélez / Civilización y barbarie / Algunos recursos estilísticos
Medios y crítica. La tragedia: muerte o renovación
de un género .....................................................................................56
Recta final ................................................................58
Heroínas del teatro español
C05
Entre la comedia y la tragedia ........................79 Pasaje de lectura. La dama boba, Lope de Vega............ 80 Punto de partida. El Siglo de Oro en España .................. 84 El Renacimiento / El Barroco / El teatro clásico / El lugar de la representación El teatro de Lope de Vega Las damas de Lope
Pasaje de lectura. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, Federico García Lorca ............... 88 Punto de encuentro. La generación del 27: poesía y política ............................................................................. 94 El teatro de García Lorca y Doña Rosita…
Medios y crítica. Miradas sobre la mujer ......................... 96 Recta final ................................................................98
C06
C08
06 08 07 09
El héroe romántico
Entre el deber y la libertad ............................ 99 Pasaje de lectura. La cueva de la mora, Gustavo A. Bécquer ...................................................................... 100 Punto de partida. El Romanticismo ................................. 104 Características del Romanticismo / El Romanticismo en España La leyenda Las leyendas románticas, entre la tradición y la creación / Las leyendas de Bécquer / ¿Evasión o reflexión?
Pasaje de lectura. Los miserables, Victor Hugo ........... 108 Punto de encuentro. El Romanticismo francés ............ 114 Contexto histórico / Del contexto al texto / Romanticismo y realismo en Victor Hugo / Jean Valjean como héroe
Medios y crítica. El Romanticismo mirado
desde el presente ......................................................................... 116
Recta final ..............................................................118
El mito latinoamericano
C07
Entre lo real y lo fantástico ...........................119 Pasaje de lectura. Popol Vuh o Libro del Consejo, anónimo ...........................................................................................120 Punto de partida. Popol Vuh, el relato sagrado de los mayas ..................................................................124 Mito e historia / Características del mito / La cosmovisión indígena El mundo indígena en la literatura Indianismo e indigenismo: entre la nostalgia y la materialidad / La narrativa neoindigenista
Pasaje de lectura. La fiesta brava, José Emilio Pachecho ...................................................................128 Punto de encuentro. Nostalgia y ruptura en “La fiesta brava” ............................................................................134 Reconstrucción del pasado y niveles del relato / Los personajes: la construcción del antihéroe / “La fiesta brava” y el neoindigenismo
Medios y crítica. Lo fantástico: transgresión
de los límites ..................................................................................136
Recta final ..............................................................138
Heroínas de dos mundos
Entre la historia y la ficción ......................... 139 Pasaje de lectura. La cautiva, Esteban Echeverría ...... 140 Punto de partida. El Romanticismo en el
Río de la Plata ................................................................................146 La generación del 37 / Esteban Echeverría, el poeta político La cautiva: un amor trágico en la pampa María y la resistencia de lo civilizado / La rebelión romántica y el lenguaje poético
Pasaje de lectura. María, María Angélica Bosco ............150 Punto de encuentro. El relato histórico
y la visión de los vencidos..........................................................154 La narrativa histórica argentina / La cautiva de María Angélica Bosco
Medios y crítica. Desierto, cautivas y relecturas..........156 Recta final ..............................................................158
La literatura gauchesca
C09
Origen y escritura ..........................................159 Pasaje de lectura. Martín Fierro, José Hernández ....... 160 Punto de partida. El gaucho ................................................166 El gaucho y la organización nacional / La escritura del Martín Fierro Representaciones de la violencia La forma del Martín Fierro
Pasaje de lectura. El fin y Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874), Jorge Luis Borges ...................................................170 Punto de encuentro. Borges y su narrativa ................... 174 La reescritura del Martín Fierro / “El fin” / “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)”
Medios y crítica. La gauchesca: un ciclo
que se cierra y se abre ................................................................ 176
Recta final ..............................................................178
Voces académicas
Capítulo especial
Los textos académicos / Exposición y argumentación / Tipos de textos académicos / El informe documental / La monografía / El tema / Diferencias entre tema y problema / El plan provisorio / La redacción de borradores / Las partes de la estructura / Los paratextos / La bibliografía / Cómo citar un libro / La información digital y las normas para citar documentos electrónicos / Pautas de redacción y estilo / Pautas de presentación
¿Cómo funciona
este libro?
Apertura
Pasaje de lectura
Cada capítulo inicia con una imagen alusiva al género o a las obras que se trabajarán en él.
Textos literarios representativos, vinculados entre sí por una cosmovisión, un período de la literatura o un género literario.
Las voces…
Actividades para analizar la imagen y despertar saberes previos a través de citas textuales, frases populares y consignas de producción.
Voces en actividad
Consignas de comprensión para guiar la lectura de los textos.
Punto de partida y Punto de encuentro
Contenidos teóricos que contextualizan los textos literarios, proponen su análisis y la búsqueda de sus posibles significados en diversos planos: contexto sociohistórico, género literario, categorías narratológicas y biografía de los autores. Sobre el autor, Sobre el género y Sobre la época
Datos biográficos sobre los autores de los textos, características adicionales de los géneros literarios y una línea de tiempo para contextualizar cada género u obra en relación con otros eventos literarios, así como sucesos artísticos o políticos.
Voces en actividad
Consignas de análisis que buscan recuperar el texto literario leído y promover la relación con los contenidos teóricos desarrollados.
Medios y crítica
Recta final
Voces en actividad Consignas que apuntan a la reflexión sobre la crítica literaria.
Códigos QR
Textos del ámbito de la crítica y la teoría literaria o cultural sobre alguno de los aspectos desplegados en el capítulo.
Atelier de imágenes y Un motivo, otras expresiones
Secciones que proponen relaciones intertextuales con otras obras y lenguajes artísticos (música, cine, pintura, teatro).
Consignas finales que recuperan los contenidos trabajados desde la reflexión crítica y la producción de textos.
Enlaces a páginas web a lo largo de todo el libro para trabajar los temas analizados desde contenidos digitales.
Capítulo especial
Un capítulo especial sobre escritura académica, con sugerencias prácticas que apuntan al trabajo con los demás capítulos.
Capítulo
06 01
El héroe romántico Entre el deber y la libertad
Sátira del suicidio romántico, de Leonardo Alenza (1839).
La voz de la imagen en tres preguntas… 1. ¿Cuál consideran que es el tema de este cuadro? 2. ¿De qué manera creen que se relaciona la muerte con la heroicidad? 3. Según se explicita en el título de la obra, ¿por qué se tratará de una “sátira”? Pueden usar un diccionario.
La voz de un experto en una definición…
El héroe romántico por excelencia, dice Óscar López Pulecio, es aquel que “persigue un ideal y se le va la vida en ello sin conseguirlo”. 4. Propongan cuáles pueden ser, para una persona, los ideales que nunca logrará alcanzar.
La voz de la calle en una frase…
Se suele llamar romántica a la persona que se muestra sentimental y soñadora: “Martín me regaló un ramo de flores, ¡es tan romántico!”. 5. Propongan otras acciones consideradas románticas por la sociedad.
Tu propia voz en dos consignas… 6. Anoten palabras que, según su criterio, se relacionen
con el concepto de romántico. 7. Luego, utilicen esas palabras para redactar una entrada de diccionario. Con tal fin, revisen en la clase las características de este tipo textual.
99
[CAPÍTULO 06|El héroe romántico] • 99 •
Pasaje de lectura
La cueva de la mora Gustavo A. Bécquer Ejércitos cristianos avanzan sobre territorios dominados por los musulmanes. En uno de los enfrentamientos, un valeroso caballero cristiano se enamora de la más bella entre las jóvenes moras. Amor, heroicidad y muerte se cruzan en una leyenda que combina el elemento sobrenatural de las ánimas y una prosa típicamente romántica.
I
Frente al establecimiento de baños
de Fitero, y sobre unas rocas cortadas a pico, a cuyos pies corre el río Alhama, se ven todavía los restos abandonados de un castillo árabe, célebre en los fastos* gloriosos de la Reconquista por haber sido teatro de grandes y memorables hazañas, así por parte de los que lo defendieron como de los que valerosamente clavaron sobre sus almenas* el estandarte de la cruz. De los muros no quedan más que algunos ruinosos vestigios; las piedras de la atalaya* han caído unas sobre otras al foso y lo han cegado por completo; en el patio de armas crecen zarzales y matas de jaramago; por todas partes adonde se vuelven los ojos no se ven más que arcos rotos, sillares oscuros y carcomidos; aquí un lienzo de barbacana*, entre cuyas hendiduras nace la hiedra; allí un torreón, que aún se tiene en pie como por milagro; más allá los postes de argamasa, con las anillas de hierro que sostenían el puente colgante. Durante mi estancia en los baños, ya por hacer ejercicio que, según me decían, era conveniente al estado de mi salud, ya arrastrado por la curiosidad, todas las tardes tomaba entre aquellos vericuetos el camino que conduce a las ruinas de la fortaleza árabe, y allí me pasaba las horas y las horas escarbando el suelo por ver si encontraba algunas armas, dando golpes en los muros para observar si estaban huecos y sorprender el escondrijo de un tesoro, y metiéndome por todos los rincones con la idea de encontrar la entrada de algunos de esos subterráneos que es fama existen en todos los castillos de los moros. Mis diligentes pesquisas fueron por demás infructuosas. Sin embargo, una tarde en que, ya desesperanzado de hallar algo nuevo y curioso en lo alto de la roca sobre la que se asienta el castillo, renuncié a subir a ella y limité mi paseo a las orillas del río que corre a sus
100
• 100 • [LITERATURA IV]
pies, andando, andando a lo largo de la ribera, vi una especie de boquerón* abierto en la peña viva y medio oculto por frondosos y espesísimos matorrales. No sin mi poquito de temor separé el ramaje que cubría la entrada de aquello que me pareció cueva formada por la Naturaleza y que después que anduve algunos pasos vi era un subterráneo abierto a pico. No pudiendo penetrar hasta el fondo, que se perdía entre las sombras, me limité a observar cuidadosamente las particularidades de la bóveda y del piso, que me pareció que se elevaba formando como unos grandes peldaños en dirección a la altura en que se halla el castillo de que ya he hecho mención, y en cuyas ruinas recordé entonces haber visto una poterna* cegada. Sin duda había descubierto uno de esos caminos secretos tan comunes en las obras militares de aquella época, el cual debió de servir para hacer salidas falsas o coger durante el sitio* el agua del río que corre allí inmediato. Para cerciorarme de la verdad que pudiera haber en mis inducciones, después de que salí de la cueva por donde mismo había entrado, trabé conversación con un trabajador que andaba podando unas viñas en aquellos vericuetos, y al cual me acerqué so pretexto de pedirle lumbre para encender un cigarrillo. Hablamos de varias cosas indiferentes: de las propiedades medicinales de las aguas de Fitero, de la cosecha pasada y la por venir, de las mujeres de Navarra y el cultivo de las viñas; hablamos, en fin, de todo lo que al buen hombre se le ocurrió primero que de la cueva, objeto de mi curiosidad. Cuando, por último, la conversación recayó sobre este punto, le pregunté si sabía de alguien que hubiese penetrado en ella y visto su fondo. —¡Penetrar en la cueva de la mora! —me dijo como asombrado al oír mi pregunta—. ¿Quién había de atreverse? ¿No sabe usted que de esa sima* sale todas las noches un ánima?* —¡Un ánima! —exclamé yo sonriéndome—. ¿El ánima de quién?
—El ánima de la hija de un alcaide* moro que anda todavía penando por estos lugares, y se la ve todas las noches salir vestida de blanco de esa cueva, y llena en el río una jarrica de agua. Por la explicación de aquel buen hombre vine en conocimiento de que acerca del castillo árabe y del subterráneo que yo suponía en comunicación con él, había alguna historia; y como yo soy muy amigo de oír todas estas tradiciones, especialmente de labios de la gente del pueblo, le supliqué me la refiriese, lo cual hizo, poco más o menos, en los mismos términos que yo a mi vez se la voy a referir a mis lectores.
II
Cuando el castillo, del que ahora solo res-
tan algunas informes ruinas, se tenía aún por los reyes moros, y sus torres, de las que no ha quedado piedra sobre piedra, dominaban desde lo alto de la roca en que tienen asiento todo aquel fertilísimo valle que fecunda el río Alhama, ocurrió junto a la villa de Fitero una reñida batalla, en la cual cayó herido y prisionero de los árabes un famoso caballero cristiano, tan digno de renombre por su piedad como por su valentía. Conducido a la fortaleza y cargado de hierros por sus enemigos, estuvo algunos días en el fondo de un calabozo luchando entre la vida y la muerte hasta que, curado casi milagrosamente de sus heridas, sus deudos le rescataron a fuerza de oro.
Volvió el cautivo a su hogar; volvió a estrechar entre sus brazos a los que le dieron el ser. Sus hermanos de armas y sus hombres de guerra se alborozaron al verle, creyendo la llegada de emprender nuevos combates; pero el alma del caballero se había llenado de una profunda y extraña melancolía, y ni el cariño paterno ni los esfuerzos de la amistad eran parte a disiparla. Durante su cautiverio logró ver a la hija del alcaide moro, de cuya hermosura tenía noticias por la fama antes de conocerla; pero cuando la hubo conocido la encontró tan superior a la idea que de ella se había formado que no pudo resistir a la seducción de sus encantos, y se enamoró perdidamente de un objeto para él imposible. Meses y meses pasó el caballero forjando los proyectos más atrevidos y absurdos: ora imaginaba un medio de romper las barreras que lo separaban de aquella mujer; ora hacía los mayores esfuerzos para olvidarla; ya se decidía por una cosa, ya se mostraba partidario de otra absolutamente opuesta, hasta que al fin un día reunió a sus hermanos y compañeros de armas, mandó llamar a sus hombres de guerra, y después de hacer con el mayor sigilo todos los aprestos necesarios, cayó de improviso sobre la fortaleza que guardaba a la hermosura, objeto de su insensato amor. Al partir esta expedición, todos creyeron que solo movía a su caudillo el afán de vengarse de cuanto le habían hecho sufrir aherrojándole* en el fondo de sus calabozos; pero después de tomada la fortaleza, no se ocultó a ninguno la verdadera causa de aquella arrojada empresa, en que tantos buenos cristianos habían perecido para contribuir al logro de una pasión indigna. fasto. Celebración muy suntuosa. almena. Cada uno de los bloques de piedra que rematan la parte superior de una muralla defensiva. atalaya. Torre ubicada en un lugar alto para vigilar y dar aviso de lo que se descubre. barbacana. Obra de fortificación, avanzada y aislada, para defender puertas o cabezas de puente. boquerón. Abertura muy grande. poterna. En las fortificaciones, puerta menor que da al foso o al extremo de una rampa. sitio. Operación militar que consiste en rodear completamente el emplazamiento de un enemigo. sima. Pozo muy profundo que comunica la superficie con una caverna subterránea. ánima. Alma de un difunto. alcaide. Encargado de la guardia y defensa de un castillo o fortaleza. aherrojar. Atar a alguien con instrumentos de hierro.
101
[CAPÍTULO 06|El héroe romántico] • 101 •
El caballero, embriagado en el amor que al fin loLos moros se limitaron, viendo la inutilidad de sus gró encender en el pecho de la hermosísima mora, ni esfuerzos, a cercarlo estrechamente para hacer capihacía caso de los consejos de sus amigos, ni paraba tular* a sus defensores por hambre. mientes* en las murmuraciones y las quejas de sus El hambre comenzó, en efecto, a hacer estragos hosoldados. Unos y otros clamaban por salir cuanto anrrorosos entre los cristianos; pero sabiendo que, una tes de aquellos muros, sobre los cuales era natural vez rendido el castillo, el precio de la vida de sus deque habrían de caer nuevamente los árabes, repuesfensores era la cabeza de su jefe, ninguno quiso hatos del pánico de la sorpresa. cerle traición, y los mismos que habían reprobado su Y en efecto, sucedió así: el alcaide allegó gentes conducta juraron perecer en su defensa. de los lugares comarcanos; y una mañana el vigía Los moros, impacientes, resolvieron dar un nuevo que estaba puesto en la atalaya de la torre bajó a asalto al mediar la noche. La embestida fue rabiosa, anunciar a los enamorados amantes que por toda la defensa desesperada y el choque horrible. Durante la sierra que desde aquellas rocas se la pelea, el alcaide, partida la frente descubre se veía bajar tal nublado de de un hachazo, cayó al foso desde lo “El caballero, embriagado guerreros, que bien podía asegurarse alto del muro, al que había logrado suen el amor que al fin logró que iba a caer sobre el castillo la mobir con ayuda de una escala, al mismo encender en el pecho risma* entera. tiempo que el caballero recibía un golde la hermosísima mora, La hija del alcaide se quedó al oírlo pe mortal en la brecha de la barbacani hacía caso de los pálida como la muerte; el caballero pina, en donde unos y otros combatían consejos de sus amigos, dió sus armas a grandes voces, y todo cuerpo a cuerpo entre las sombras. ni paraba mientes en las se puso en movimiento en la fortaleza. Los cristianos comenzaron a cejar* murmuraciones y las Los soldados salieron en tumulto de y a replegarse. En este punto la mora quejas de sus soldados”. sus cuadras; los jefes comenzaron a dar se inclinó sobre su amante, que yacía órdenes; se bajaron los rastrillos; se levantó el puente en el suelo moribundo, y tomándole en sus brazos con colgante, y se coronaron de ballesteros las almenas. unas fuerzas que hacían mayores la desesperación y Algunas horas después comenzó el asalto. la idea del peligro, lo arrastró hasta el patio de armas. Al castillo podía llamarse con razón inexpugnable*. Allí tocó un resorte, y, por la boca que dejó ver una pieSolo por sorpresa, como se apoderaron de él los crisdra al levantarse como movida de un impulso sobrenatianos, era posible rendirlo. Resistieron, pues, sus detural, desapareció con su preciosa carga y comenzó a fensores, una, dos y hasta diez embestidas. descender hasta llegar al fondo del subterráneo.
102
• 102 • [LITERATURA IV]
III
Cuando el caballero volvió en sí, tendió
a su alrededor una mirada llena de extravío, y dijo: —¡Tengo sed! ¡Me muero! ¡Me abraso*! Y en su delirio, precursor de la muerte, de sus labios secos, por los cuales silbaba la respiración al pasar, solo se oían salir estas palabras angustiosas: —¡Tengo sed! ¡Me abraso! ¡Agua! ¡Agua! La mora sabía que aquel subterráneo tenía una salida al valle por donde corre el río. El valle y todas las alturas que lo coronan estaban llenos de soldados moros, que una vez rendida la fortaleza buscaban en vano por todas partes al caballero y a su amada para saciar en ellos su sed de exterminio: sin embargo, no vaciló un instante, y tomando el casco del moribundo, se deslizó como una sombra por entre los matorrales que cubrían la boca de la cueva y bajó a la orilla del río. Ya había tomado el agua, ya iba a incorporarse para volver de nuevo al lado de su amante, cuando silbó una saeta y resonó un grito. Dos guerreros moros que velaban alrededor de la fortaleza habían disparado sus arcos en la dirección en que oyeron moverse las ramas. La mora, herida de muerte, logró, sin embargo, arrastrarse a la entrada del subterráneo y penetrar hasta el fondo, donde se encontraba el caballero.
Este, al verla cubierta de sangre y próxima a morir, recuperó su razón; y conociendo la enormidad del pecado que tan duramente expiaban*, volvió los ojos al cielo, tomó el agua que su amante le ofrecía, y sin acercársela a los labios, preguntó a la mora: —¿Quieres ser cristiana? ¿Quieres morir en mi religión, y si me salvo salvarte conmigo? La mora, que había caído al suelo desvanecida con la falta de la sangre, hizo un movimiento imperceptible con la cabeza, sobre la cual derramó el caballero el agua bautismal, invocando el nombre del Todopoderoso. Al otro día, el soldado que disparó la saeta vio un rastro de sangre a la orilla del río, y siguiéndolo, entró en la cueva, donde encontró los cadáveres del caballero y su amada, que aún vienen por las noches a vagar por estos contornos. Bécquer, Gustavo Adolfo. “La cueva de la mora”, en Leyendas, Buenos Aires, Huemul, 1981.
no parar mientes. No prestar atención a algo. morisma. Conjunto de todos los moros o musulmanes. inexpugnable. Imposible de conquistar o vencer. capitular. Rendirse aceptando las condiciones estipuladas por el enemigo. cejar. Retroceder. abrasarse. Quemarse, reducirse a brasa. expiar. Sufrir un castigo, debido a una falta, delito o culpa.
Voces en actividad } Comprensión 1. En el relato se distinguen dos niveles de narración: el marco narrativo y un relato insertado o enmarcado. A partir de esto, resolvé.
3. Respondé: ¿quién dirías que es el héroe del relato? Justificá tu respuesta.
a. Indicá dónde comienza el relato enmarcado. b. Explicá qué cambios se producen al pasar de un nivel a otro (tené en cuenta el escenario, el tiempo narrado y los personajes que participan).
mora convertirse al cristianismo antes de morir. Señalá cuál fue la respuesta de la mora. Justificá con una cita extraída del texto.
2. Completá el siguiente párrafo sobre el contexto his-
tórico del relato enmarcado.
El relato enmarcado transcurre durante la , un proceso histórico de ocho siglos, en el de la península que los reinos , que se enfrentaron a los reinos controlaban la región, hasta apoderarse de ella.
4. Hacia el final del relato, el caballero le propone a la
La mora aceptó sin dudarlo. La mora rechazó la propuesta del caballero. La mora no llegó a responder claramente.
5. Escribí un nuevo final para el texto considerando que la respuesta de la mora hubiera sido otra. Luego respondé. a. ¿Ese nuevo final contempla elementos que escapan a nuestra realidad?
103
[CAPÍTULO 06|El héroe romántico] • 103 •
sensibilidad
Punto de
partida
Gustavo A. Bécquer (Sevilla, 1836 - Madrid, 1870)
autor…
• Nació en la ciudad española de Sevilla en 1836. A los 11 años quedó huérfano. Tuvo una relación muy estrecha con su hermano Valeriano, quien se convertiría en pintor. Bécquer descubrió muy pronto su afición por la escritura: su primer texto poético lo escribió a los 12 años. En 1854 se mudó a Madrid para probar suerte como literato. Pero la vida allí no sería sencilla. Para ganarse el pan, escribió todo lo que pudo: trabajó para varios diarios y revistas e hizo algunas traducciones. También ocupó durante un tiempo el cargo de fiscal de novelas. Fue en Madrid donde escribió sus rimas, leyendas y narraciones: las leyendas, entre 1858 y 1864. En 1857 contrajo tuberculosis, una enfermedad que lo acompañaría el resto de sus días. Murió pobre y joven, a los 34 años. • Si bien publicó en vida algunos de sus textos, fue recién luego de su muerte, cuando sus amigos reunieron y publicaron sus Obras completas, que Bécquer alcanzó la fama y el reconocimiento. Se cuenta que unos días antes de morir, le pidió a un amigo que publicase su obra diciéndole: “Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo”. Y así fue.
obras del
104
Romanticismo
subjetividad
La vida por un ideal…
Sobre el
Otras
inconformismo
desgarro
El Romanticismo A fines del siglo xviii, surgió en Europa un movimiento artístico y cultural que se extendería durante toda la primera mitad del siglo xix. Este movimiento se llamó Romanticismo. El Romanticismo es un fenómeno cultural que abarca una diversidad de manifestaciones. Aunque tuvo un desarrollo especial en la literatura, este movimiento se proyectó en otras esferas de la cultura: la pintura, la escultura, la música, la filosofía y la arquitectura. También su difusión geográfica fue amplia: surgido en Alemania, se extendió por el resto de las naciones europeas —sobre todo en Francia, Inglaterra y España— y llegó hasta América.
Características del Romanticismo El Romanticismo significó el surgimiento de una nueva sensibilidad global. En Curiosidades estéticas, Charles Baudelaire decía que no se trataba de una elección de temas, sino de una“manera de sentir”. Esta sensibilidad romántica se expresa en una serie de características:
•
Exaltación de la subjetividad: se impone una negativa a separar la razón del sentimiento, lo real de lo irreal, el realismo de la subjetividad. No se trata de rechazar la razón, sino de expandirla. Frente a la universalidad postulada por la imitación de los modelos clásicos, los románticos defenderán el estilo, la individualidad del artista. La naturaleza se presenta como un medio para la comunicación de esa subjetividad.
•
Inconformismo y rebeldía: los románticos se rebelan contra el orden establecido, contra la sociedad de su tiempo. Esto los lleva a una situación de aislamiento, de soledad, y, muchas veces, a la evasión del presente hacia el pasado histórico y las tradiciones folclóricas.
•
Amor, dolor y muerte: el amor ocupa un lugar clave en el Romanticismo y se expresa en diversas instancias: el amor a una mujer, el amor a un hombre, pero también el amor hacia un ideal. Pero este amor siempre está ligado al dolor, a lo imposible, a lo irrealizable; conlleva un desgarro interior. Y la contradicción entre deseo e imposibilidad solo puede resolverse a través de la muerte. El modelo de héroe del Romanticismo encarna los valores y características propios del movimiento: melancolía, rebeldía, amor trágico, individualidad, imposibilidad. Sus deseos son irreconciliables con los valores de la sociedad. Esta contradicción esencial lo conduce a destinos trágicos.
Fausto Johann W. von Goethe
1807
Don Juan Lord Byron
18191823
Los novios Alessandro Manzoni
1827
libertad interior amor Romanticismo muerte El Romanticismo en España Como sucede con la mayoría de los movimientos y corrientes artísticas, el Romanticismo surgió como reacción a una tradición anterior. En este sentido, los románticos rompieron con el orden y con los valores culturales y sociales de la Ilustración y el Neoclasicismo. Frente a la exaltación de la razón, la imitación de los modelos clásicos y la imposición de reglas fijas que regían la cultura hasta ese momento, el Romanticismo postuló en sus creaciones la libertad como ideal. El Romanticismo llegó a España a través de distintos canales. Uno de ellos fueron las traducciones al español de las obras de los románticos extranjeros. Por otro lado, los intelectuales españoles que habían estado en otros países de Europa, como Inglaterra, Francia y Alemania, habían tomado contacto con quienes ya adherían a la estética romántica; a su regreso, difundieron las ideas que habían conocido. Finalmente, el movimiento terminó de adquirir forma en España a partir de una serie de estudios teóricos sobre el Romanticismo literario. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió en los otros países, en España el Romanticismo no significó una verdadera renovación literaria. Allí, el Romanticismo no encarnaba lo nuevo, sino la restauración de la tradición nacional: ser romántico significaba recuperar las características del Siglo de Oro español, de los siglos xvi y xvii. En este período se encontraban ya muchos de los rasgos que luego retomaría el Romanticismo. Además de Gustavo A. Bécquer, entre los autores románticos en España se destacan José de Espronceda, José Zorrilla, Mariano José de Larra, el Duque de Rivas y la poetisa Rosalía de Castro.
Voces en actividad } Análisis 1. Escribí un informe breve donde expliques por qué “La cueva de la mora” es un texto romántico. Utilizá como guía las siguientes consignas. a. Rastreá las características del Romanticismo presentes en la leyenda de Bécquer. b. Indicá la manera en que se expresa cada una de esas características en la leyenda.
c. Ejemplificá con citas extraídas del texto.
2. Explicá cómo se aplica la siguiente afirmación al caballero cristiano: El héroe romántico se encuentra en una encrucijada entre sus anhelos individuales y los valores de la sociedad, y esto lo conduce a un destino trágico.
El estudiante de Salamanca José de Espronceda
El matadero Esteban Echeverría
18371840
18391840
Sobre el
género…
• Los autores del movimiento romántico emplearon diversos géneros literarios (leyenda, novela histórica, teatro, poesía). En todas las producciones prevalece un tipo de héroe, al que llamaremos romántico siguiendo a Mijaíl Bajtín en su obra Estética de la creación verbal. Allí Bajtín distingue dos tipos de héroe: el clásico y el romántico. La heroicidad clásica se construye como destino, como algo dado, y la vida del héroe, como la realización de ese destino, de ese lugar que le tocó ocupar, tal es el caso de Aquiles, protagonista de la Ilíada. Por su parte, el héroe romántico se forja a sí mismo. La identidad del héroe ya no está determinada por el linaje, sino que es él mismo quien sale a buscar el sentido de su existencia. Esa búsqueda puede adquirir formas diversas, como el amor o la realización de aquello que considera como verdad. Pero el héroe romántico ya no es, como era el clásico, un modelo positivo, de cuyas proezas se desprende su gloria y fama. El héroe romántico busca a contracorriente de una sociedad que no lo comprende. • El primer héroe romántico surgió a comienzos del siglo XVII, con el personaje de Cervantes, Don Quijote, que fue tomado por los románticos como el prototipo de héroe.
El cuervo Edgar A. Poe
1845
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realismo fantástico folclore tradicionalización
leyenda
Un género romántico…
La leyenda
El motivo de las figuras femeninas (ninfas, sirenas, espíritus) que atraen a los hombres hacia el fondo de las aguas es habitual en las leyendas. También en Bécquer está presente lo sobrenatural expresado en la asociación mujer-aguamuerte. En su leyenda “Los ojos verdes”, una mujer que habita un lago despierta tales sentimientos en un joven que, “atraído como por una fuerza desconocida”, sigue su llamado hasta perderse para siempre en el fondo de la fuente.
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Las leyendas románticas, entre la tradición y la creación Si bien las bases del género se encuentran en los relatos populares de circulación oral, la mayoría de las leyendas escritas durante el Romanticismo son producto de la creación del artista. El romántico se inspira en esos relatos, pero utiliza esta base folclórica como instrumento para su expresión. Este es el caso de Bécquer. Aunque se trate de leyendas no tradicionales, el autor romántico busca construir sus relatos como si fueran tradicionales. Uno de los procedimientos de “tradicionalización” es trasladar al narrador a un ambiente lejano o exótico y atribuir la fuente de lo narrado a un habitante de ese lugar. En efecto, la fuente declarada del relato legendario es siempre popular: el narrador dice haberlo recogido de lo que oyó. Esto supone la estructuración de la leyenda en dos niveles:
MARCO REALISTA
Hylas y las ninfas (1896) Autor: John W. Waterhouse
• Presente de la narración. • El narrador aparece como un viajero al que se le cuenta una historia referida a algún elemento del lugar que visita. • El agente transmisor de esa historia es un habitante local, generalmente de origen popular. • El narrador declara que solo se limita a transcribir el relato oído.
RELATO INSERTADO FANTÁSTICO
Atelier de imágenes
Los orígenes de la leyenda son remotos. Desde siempre el ser humano a contado historias que buscan explicar los fenómenos que lo rodean. Sin embargo, hubo un grupo de intelectuales que sistemáticamente recogieron estos relatos de la cultura popular y los incorporaron a su literatura: ellos fueron los escritores del Romanticismo. La leyenda es un género sobre el que se ha teorizado poco. Los mismos escritores del Romanticismo no hacían una distinción clara entre cuento, leyenda, fábula o narración. En Leyendas y arquetipos del Romanticismo español, Robert Sanders define la leyenda como un relato tradicional de origen oral que comunica “valores sociales relativos a un lugar y época específicos a través de una historia”. Los conceptos desarrollados por Juan Molina Porras en Leyendas del siglo xix completan esta definición. Allí, Molina señala que la leyenda se caracteriza por ofrecer una explicación de un hecho del pasado: el nombre de un lugar (una ciudad, un monte, etcétera), un acontecimiento histórico, un suceso considerado milagroso. Estos relatos tienen predilección por el misterio, la fantasía o el terror, e incorporan elementos o seres sobrenaturales: demonios, ángeles, fantasmas. Borran, así, los límites entre razón e imaginación.
• Salto hacia el pasado o analepsis. • El narrador transmite lo que oyó. • Si bien el relato legendario suele tener una base histórica, esta es deformada por la incorporación de elementos fantásticos o sobrenaturales. • En general, esos elementos son los que explican el hecho del pasado en el que se centra la leyenda.
verosímil
pasado
presente reacción seres sobrenaturales
Las leyendas de Bécquer
Un motivo,
Esta estructura, característica de las leyendas románticas, es la habitual en las leyendas de Gustavo A. Bécquer. En “La cueva de la mora”, el marco, en efecto, es realista: presenta la descripción minuciosa y verosímil de las ruinas de un antiguo castillo moro —ubicadas en un lugar de existencia real: se trata de los baños de Fitero, en Navarra, España—. Este lugar está ligado a una situación histórica también real, la llamada Reconquista española, en la que los españoles recuperaron los territorios en poder moro durante ocho siglos. Por su parte, algunos elementos presentes en “La cueva de la mora” son de tinte biográfico: al igual que el narrador, Bécquer realizaba permanentemente viajes ligados a su estado de salud. La base histórica permanece luego en el relato insertado, pero la explicación sobrenatural de los hechos produce un efecto de vacilación o duda propio de lo fantástico: ¿es posible que por ese lugar se paseen en la actualidad, realmente, las ánimas de los amantes?
¿Evasión o reflexión? Los mentados inconformismo y “evasión” hacia el pasado propios de los autores del Romanticismo esconden un gesto casi militante: forman parte de la reacción de estos hombres a la sociedad de su tiempo. De hecho, la elección de la leyenda como género no solo tiende a recuperar una tradición, sino también a reflexionar sobre el presente. En el caso de “La cueva de la mora”, esta leyenda encierra toda una visión sobre diversos conflictos humanos y las luchas entre naciones, las diferencias entre las razas, los conceptos de religión y de aquello que es considerado como “lo nacional”. Incluso las tendencias más conservadoras del Romanticismo, como la de Bécquer, en su anhelo por mantener esas antiguas estructuras sociales que buscan al volver su mirada hacia el pasado, hablan de su presente en plena y profunda transformación, y, de ese modo, se oponen activamente a él.
otras expresiones
Drácula, de Bram Stoker (1992), dirigida por Francis Ford Coppola. El motivo del héroe trágico romántico es retomado por Francis Ford Coppola en su adaptación fílmica de la novela irlandesa de 1897. Allí, Coppola le otorga a la monstruosidad del personaje una motivación romántica: se convierte en quien es por la muerte trágica de su amada. Esta explicación, ofrecida en la primera escena, es un agregado de Coppola que condiciona la interpretación del personaje. Lo transforma en un ser sobrenatural consagrado a la búsqueda a través del tiempo de su amada perdida: leyenda, amor trágico, rebeldía.
Voces en actividad } Análisis 1. Seleccioná dos párrafos de “La cueva de la mora” que permitan identificar el relato como leyenda. Analizalos a partir de las siguientes pautas. a. Subrayá en ellos todos los elementos propios de la leyenda. b. Justificá la clasificación del relato como leyenda. c. Ejemplificá tu argumentación con los fragmentos subrayados en el punto a.
2. Releé en la página 106 la definición de leyenda de Robert Sanders. ¿Cuáles creés que son los valores sociales españoles que recupera “La cueva de la mora”?
3. Respondé las siguientes preguntas. a. ¿Quién es el agente transmisor de la leyenda en “La cueva de la mora”? b. ¿Qué otros recursos utiliza Bécquer para construir su relato como tradicional?
4. Relacioná la sonrisa del narrador ante la mención de las ánimas por parte del campesino con la oración final de “La cueva de la mora”. a. ¿De qué manera se manifiesta en el relato la vacilación propia de lo fantástico?
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Pasaje de lectura
Los miserables Victor Hugo En este fragmento de la primera parte de la obra, se presenta a Jean Valjean, un “miserable” enfrentado a una sociedad donde el pasado es una condena sin redención. Comienza con el diálogo entre la señora Magloire y Baptistina. Es el año 1815.
La prudencia aconseja a la sabiduría Antes de la cena, la señora Magloire le comentaba a Baptistina que mientras hacía las compras había oído hablar de un sujeto de mala catadura que acababa de llegar a la ciudad, una especie de vagabundo. Se decía que era conveniente cuidarse esa noche y no andar por las calles; y que más valía cerrar bien las puertas. (…) —Hermano, ¿oyes lo que dice la señora Magloire? —preguntó la señorita Baptistina. —He oído poco y mal. ¿Qué sucede? ¿Nos amenaza algún peligro? La señora Magloire comenzó de nuevo su historia, exagerándola un poco: que un gitano, un desharrapado* que mendigaba y amenazaba a las personas, se hallaba en la ciudad. Que había tratado de quedarse en la posada, donde no se lo quiso recibir. Que se lo había visto vagar por las calles al oscurecer. Que era un hombre que daba miedo de solo verlo, con un morral y un bastón. (…) En ese momento se oyó llamar a la puerta con violencia. —¡Adelante! —dijo el obispo. Era el viajero (…). Entró, dio un paso y se detuvo. Llevaba el morral a la espalda; el palo en la mano y un gesto agrio, cansado, violento, casi siniestro. (…) —Me llamo Jean Valjean. Estuve preso los últimos diecinueve años y me dejaron libre hace cuatro días. Me dirijo a Pontarlier*. Vengo caminando desde Tolón*. Hoy anduve doce leguas* a pie. No me recibieron en dos posadas, supongo que a causa de mi pasaporte amarillo*, el que presenté en el Ayuntamiento*, tal como ordena la ley. He ido a la cárcel y el carcelero no me abrió. Pedí permiso a un vecino para dormir en su cobertizo y me negó hasta un vaso de agua, mientras me amenazaba con su escopeta. Me metí en una
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perrera, y el perro no me pidió pasaporte, pero igual intentó morderme. Me acosté sobre un banco de piedra en la plaza y ahí una buena señora me convenció de golpear esta puerta. ¿Es esto una pensión? Puedo pagar, tengo dinero que gané en el presidio con mi trabajo. Sépalo, estoy muerto de hambre y de cansancio. El obispo, serenamente, solo dijo: —Señora Magloire, hará falta un cubierto más. El hombre dio unos pasos y sacó una gran hoja de papel amarillo: —Quizá no me entendió. Mire mi pasaporte: soy un presidiario. Esto sirve para que me echen de todas partes. Vea, se lo puedo leer, aprendí a leer en la escuela de la cárcel: “Jean Valjean, presidiario cumplido, ha estado diecinueve años en presidio: cinco por robo con fractura*; catorce por haber intentado escaparse cuatro veces. Es hombre muy peligroso”. Como ve, todo el mundo me teme. Me conformo con un establo. Pagaré. Pero antes, necesito comer, por favor. —Señora Magloire —dijo el obispo—, necesitaremos también sábanas limpias en la cama de la alcoba. La señora Magloire salió sin chistar a ejecutar las órdenes que había recibido. El obispo se volvió hacia el hombre y le dijo: —Caballero, acérquese al fuego, tome una silla; dentro de un momento cenaremos, mientras su cama lo espera. La dura expresión del viajero finalmente mutó a otra, de completa sorpresa y alegría. —Hace diecinueve años que no me acuesto en una cama. ¿Quién es usted? ¿Cómo se llama, señor posadero? El obispo se rio: —No soy un posadero, sino un sacerdote que vive aquí. —(…) ¡Oh, un buen sacerdote! (…) ¿Cuánto me cobrará?
—No —dijo el obispo—, guarde su dinero, caballero. ¿Cuánto tiene, de todos modos? —Ciento nueve francos y quince sueldos*. —¿Y cuánto tiempo le llevó ganar ese dinero? —¡Diecinueve años! El obispo suspiró profundamente. (…) No abandonó ahí los honores para el invitado. Pidió a la señora Magloire que encendiera los candelabros de plata. —Es usted demasiado bueno. Enciende las velas, no me pide dinero, me brinda el calor de su casa, la comida y una cama y, sin embargo, yo no le mentí, le dije de dónde provengo y mi nombre. El obispo le tocó suavemente la mano: —No importa quién eres. Esta no es mi casa, es la casa de Jesucristo. Esa puerta no pregunta nombres, sino dolores. Y el hambre, la sed y el frío son dolores. (…) ¿Ha sufrido mucho? —Los perros enfermos han sido más felices que yo. Imagine: la cadena al pie, la chaqueta roja, una tabla para dormir, calor, frío, palizas de los guardias, calabozo por nada, y con fiebre y tos… siempre encadenado. Así pasé diecinueve años; ahora tengo cuarenta y seis y un pasaporte amarillo. (…) Al fin de la cena, (…) el obispo instaló a su huésped en la alcoba. Una cama blanca y limpia lo esperaba. (…) —Descanse usted. Mañana temprano, antes de partir, tomará una taza de leche de nuestras vacas, bien caliente. —Gracias, señor cura. Pero apenas hubo pronunciado estas palabras de paz, súbitamente, sin transición alguna, (…) se volvió bruscamente hacia el anciano, cruzó los brazos, y fijando en él una mirada salvaje, exclamó con voz ronca: —Señor cura…, ¿no ha pensado que yo podría ser un asesino? El obispo respondió, inmutable en su tranquilidad: —Ese es problema de Dios. (…)
Jean Valjean (…) Jean Valjean pertenecía a una humilde familia de Brie. Cuando creció, tomó el oficio de su padre: podador en la ciudad de Faverolles. De pequeño había perdido a su madre, que murió de una fiebre láctea* mal cuidada; y también a su padre, al caer este de un árbol. Huérfano, solo tenía a una hermana, viuda y con siete hijos, que lo crio mientras vivió su marido. Cuando tenía veinticinco años reemplazó al difunto en cuanto a la manutención de la humilde familia. Los niños tenían entre uno y ocho años. Cuando se acababa la época de poda, trabajaba como segador, peón de albañil, mozo de bueyes o jornalero. Trabajos duros y mal pagos, que consumían su juventud, sin dejarle tiempo para enamorarse. Jean era un hombre sufrido, algo brusco, silencioso. Tenía, sin embargo, un buen corazón. Por las noches llegaba hambriento, pero dejaba que su hermana le quitase del plato el trozo de carne o de tocino para darle a alguno de sus siempre hambrientos hijos. (…) Aunque la hermana también trabajaba, los niños vivían siempre con hambre. Todo empeoró un invierno muy crudo: Jean no consiguió empleo. La familia no tuvo pan. ¡Ni un bocado! ¡Siete niños, entre hombres y mujeres!
desharrapado. Persona vestida con ropa desprolija, sucia y rota. Pontarlier, Tolón. Es el nombre de dos ciudades francesas. La distancia entre ellas es de aproximadamente 600 km. En Tolón estaba ubicada la cárcel donde debió cumplir su pena Jean Valjean. legua. Una legua es una medida que indica una distancia de 4,83 km. pasaporte amarillo. Era un documento de ese color que identificaba la condición de expresidiario de quien lo portaba. Ayuntamiento. Se llama así al organismo encargado de administrar y gobernar una localidad. robo con fractura. Robo en el que se rompe una puerta, una ventana, etcétera, con el fin de acceder al lugar del que se quiere sustraer algo. sueldo. Fracción equivalente a un veinteavo de franco, antigua moneda francesa. fiebre láctea. Enfermedad que solía presentarse en las mujeres luego de haber dado a luz y durante el período en que se iniciaba la lactancia del bebé.
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Un domingo por la noche, en la panadería de FaveEl interior de la desesperación rolles, frente a la plaza de la iglesia, el panadero oyó el Si hay un responsable del triste derrotero* de Jean estrépito de un vidrio roto y vio que una mano sacaba Valjean, es la sociedad. Era un hombre ignorante, pero un pan y luego desaparecía. no un imbécil. Había una luz natural dentro de él, y toLo corrió con un arma y encontró al ladrón a poca das sus desventuras lo hicieron reflexionar. Preso, se distancia: había soltado el pan, pero su mano estaencerró en su conciencia y juzgó todo lo que le había ba ensangrentada. Esto pasó en 1795. Jean Valjean pasado. Se constituyó en su propio tribunal y reconoció fue juzgado por los tribunales y acusado de “robo con que no había sido inocente. Pensó que robar el pan no fractura, de noche, en casa habitada”. estuvo bien, que acaso si lo pedía se lo hubieran dado, (…) Fue declarado culpable. Las palabras del código que, en todo caso, terminó siendo más dañino para los eran terminantes. Jean Valjean fue condenado a cinniños lo que hizo. En fin, había obrado mal. co años de presidio. Después se preguntó si había sido el único en obrar (…) [Jean Valjean] Parecía que no comprendía nada mal. ¿Acaso no era grave que él, un trabajador, carede su posición, tan solo que era horrible, y bien podía ciese de trabajo, de pan? Había reconocido su falta y discernir que había en su pena algo excesivo. Miensin embargo el castigo fue feroz. ¿Estaba bien? ¿No tras que a grandes martillazos remachaban detrás era acaso un abuso de poder del fuerte contra el déde él la bala* de su cadena, lloraba y decía: “Yo era bil? ¿No lo transformaba al culpado en víctima? ¿No podador en Faverolles”. Varias veces alzó su mano y se había cometido contra él un crimen, día tras día, la bajó gradualmente siete veces, como si tocase suun crimen que duró diecinueve años? cesivamente siete cabezas a desigual altura: con este Se preguntó si era justo que la sociedad tratase así gesto quería indicar que lo que había hecho era para precisamente a aquellos de sus miembros peor dotaalimentar a siete criaturas. dos en la repartición casual de los bienes y, por lo tanPor fin partió para Tolón, (…) con la cadena al cueto, a los miserables más dignos de consideración. llo. En Tolón fue vestido con la chaqueta roja; y entonPresentadas y resueltas estas cuestiones, juzgó a la ces se borró todo lo que había sido en su vida, hasta sociedad y la condenó. La condenó a su odio. La hizo su nombre, porque desde entonces ya no fue Jean responsable de su suerte, y se dijo que no dudaría en Valjean, sino el número 24.601. (…) pedirle cuentas algún día. (…) Muchas veces intentó fugarse y en todas volvieron Jean Valjean no tenía, como se ha a encarcelarlo y en cada una le fueron visto, una naturaleza malvada. Aún era aumentando la pena hasta llegar a un “Pensó que robar el pan bueno cuando entró en el presidio, pero total de diecinueve años. Por haber no estuvo bien, que acaso allí se educó en el odio al sistema que roto una vidriera y robar un pan. Jean si lo pedía se lo hubieran lo había maltratado tanto. Valjean entró al presidio con lágrimas dado, que, en todo caso, Nunca reía (…). Parecía estar siempre en los ojos; salió impasible. Entró desterminó siendo dañino ocupado en contemplar algo terrible. esperado; salió taciturno. para los niños lo que hizo”. Tenía una inmensa fuerza física; en la ¿Qué había pasado en su alma? prisión podía hacer el trabajo de cuatro hombres normales. No sin razón su pasaporte lo calificaba de “hombre muy peligroso”. Año tras año, su alma se fue secando y se olvidó de que alguna vez había llorado. Al día siguiente de su libertad, en el pueblo de Grasse, vio delante de la puerta de una destilería* de flores de naranjo a un grupo de jornaleros que descargaban fardos. Se ofreció y lo aceptaron. Todo estaba de maravillas, el empleador contento ante la fuerza y la agilidad de ese hombre, hasta que vino un gendarme y le pidió sus papeles. Le fue preciso mostrar el pasaporte amarillo. Hecho esto, volvió a su trabajo, pero el empleador vio el pasaporte amarillo y, al momento de abonarle el
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trabajo, le rebajó el pago a la mitad. Como Jean Valjean protestó débilmente, le respondió: “Esto es suficiente para ti. Ah… ¡y cuidado con la cárcel!”. La excarcelación no es la libertad. Se acaba el presidio, pero no la condena. (…)
El hombre despierto Daban las dos en el reloj de la catedral cuando Jean Valjean supo que no volvería a dormirse. Lo había hecho por más de cuatro horas: era suficiente para su cuerpo desacostumbrado al confort de una cama. Una idea lo atormentaba. Le llamaron la atención los cubiertos de plata que la señora Magloire puso en la cena. Plata antigua, maciza. El cucharón, nomás, valdría el doble de lo que él había ganado en diecinueve años. Se puso de pie. Todo era silencio. Tomó su morral (…) y, descalzo, abrió la puerta del cuarto. (…) Entró a la habitación del obispo (…): había observado a la señora Magloire guardar allí los cubiertos. (…) Tomó el cesto con la platería y, sin más, volvió a su cuarto, se puso los zapatos, guardó lo que había robado en el morral, tiró el cesto cerca de un cantero y escapó por la ventana. Al día siguiente, monseñor se paseaba por el jardín, cuando la señora Magloire lo interrumpió: —Ay, Vuestra Grandeza, ay, que no veo el canasto con los cubiertos. —Acabo de encontrarlo. Estaba aquí en el suelo —dijo monseñor. —¡Pero está vacío! ¡El señor que vino anoche lo robó! ¡Robó sus cubiertos! —¿Acaso eran míos? La señora Magloire se quedó sin palabras, y el obispo añadió: —Señora Magloire, ese hombre es un pobre y hace tiempo que esa riqueza se la debería haber dado a los pobres. —Ay, señor… ¿y con qué cubiertos comerá ahora? —Pues, existe el hierro y el estaño y, si no…, ¡cubiertos de palo! (…) Poco después golpearon la puerta: tres gendarmes traían a Jean Valjean del cuello, un cuarto tenía los cubiertos de plata en la mano. Un cabo saludó a monseñor haciéndole el saludo militar: —Monseñor… —dijo. Al oír esta palabra Jean Valjean, que estaba silencioso y parecía abatido, levantó estupefacto la cabeza y dijo: —¿Monseñor? ¿No es el cura? —Silencio —dijo un gendarme—. Es el obispo.
—Ah, estás de vuelta —dijo el obispo, mirando a Jean Valjean—. Me alegro, porque también te había dado los candelabros de plata… ¿por qué no los llevaste? Inútil describir la expresión de sorpresa en el rostro del apresado. Un gendarme, también sorprendido, dijo: —¿Entonces es verdad lo que dice este hombre? ¿Podemos liberarlo? —Sin duda. Pueden retirarse en paz. Este hombre fue mi invitado anoche —dijo el obispo, mientras iba por los candelabros. Los gendarmes se fueron. En cuanto se quedaron solos, el obispo le dijo a Jean Valjean: —Nunca olvides que me prometiste emplear este dinero para convertirte en un hombre honrado. Ya no perteneces al mal, amigo, sino al bien. Acabo de comprar tu alma para que la entregues a Dios. (…)
¡Vete, Gervasillo! Jean Valjean salió del pueblo como si huyera, colérico, pero… ¿contra qué? ¿Contra quién? Así andaba por los campos, sin saber si iba o venía, sin comer, sin sentir hambre. A tres leguas de Digne, se sentó detrás de un matorral: ya caía el sol y todo estaba bañado de un resplandor rojizo. Mientras meditaba, oyó cantar a un niño saboyano, de unos diez años, que venía con su gaita al hombro. Sin ver a Jean Valjean, se detuvo cerca para jugar con unas monedas: las arrojaba al aire y las atrapaba con habilidad, pero una de ellas, la más grande, rebotó en el dorso de su mano. Era una moneda de plata de cuarenta sueldos. Rodó hasta donde estaba el hombre, que le puso el pie encima. (…) —Señor… ¡mi moneda! —dijo, pues había visto cómo el desconocido la tapó con su zapato. —¿Cómo es tu nombre? —le preguntó ásperamente Jean Valjean. —Gervasillo, señor. ¿Me da mi moneda? (…) —¡Vete ya! —dijo el hombre, agitando su palo. Gervasillo se alejó asustado, sin mirar atrás. (…)
bala. Bola metálica y pesada que, sujeta con una cadena a los prisioneros, les impide escapar. derrotero. Camino hacia un lugar determinado. destilería. Establecimiento industrial en el que se obtienen los perfumes.
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Comenzó a soplar un viento frío. Jean Valjean se se zambulló en el fuego y salvó la vida de dos niños, acomodó la gorra y se puso de pie para abotonarse que resultaron ser los hijos del capitán de gendarmería. la chaqueta. Entonces vio aquel objeto que brillaba, Por tal motivo, nadie le pidió pasaporte. El hombre dijo semienterrado por el peso de su cuerpo. Era, precisallamarse Magdalena y desde entonces fue para todos mente, la moneda de cuarenta sueldos que el muchael señor Magdalena. Era un hombre de unos cincuenta cho le reclamaba y que él pareció haber olvidado en años, bueno y de pocas palabras. sus oscuras meditaciones. Gracias a los rápidos progresos de aquella industria, Algo pasó por su espíritu, una especie de luz. el pueblo se había convertido en un pujante centro de Tomó súbita conciencia de lo que había sucedido un negocios. En la fábrica había dos talleres muy amplios, rato antes, corrió por la llanura (…). uno para hombres y otro para mujeres. Todo el que tuvie—¡Gervasillo! ¡Tengo tu moneda! ¡Gervasillo! ra hambre, allí encontraría trabajo y pan. Solo se exigía Pero fue inútil. Nadie lo escuchaba. Desesperado, honradez y buena voluntad. En 1820 se le conocía una se arrojó sobre la hierba y comenzó a llorar, mientras suma de seiscientos treinta mil francos colocada en la gritaba: casa bancaria de Laffitte*; pero antes —¡Soy un miserable! de ahorrar tal suma había gastado más “Hacía diecinueve años Hacía diecinueve años que no code un millón para la aldea y para los poque no corrían lágrimas rrían lágrimas por su mejilla, desde bres. (…) Las buenas almas lo acusaron por su mejilla, desde que que había entrado a la cárcel. Ahora primero de querer enriquecerse y luego había entrado a la cárcel. volvían las palabras que le había dicho de pretender una carrera política. Pero él Ahora volvían las palael cura: “Ya no perteneces al mal, amirechazó todos los honores y el cargo de bras que le había dicho el go, sino al bien. Acabo de comprar tu alcalde. La comarca le debía mucho, los cura: ‘Ya no perteneces al alma para que la entregues a Dios”. pobres le debían todo. Finalmente, cinmal, amigo, sino al bien. (…) Por primera vez, se vio con co años después de su llegada, el rey lo Acabo de comprar tu claridad, vio a ese miserable de nombró alcalde del pueblo y esta vez no alma para que la entreespíritu en que se había converlo dejaron renunciar. gues a Dios’ ”. tido, vio sus deseos de venganza Era un hombre afable y triste, que hacontra la sociedad, su odio, su ducía el bien todo el tiempo (…). Su dormireza. Vio, también, que el obispo había lanzado un torio era más bien feo, sencillo, pero resaltaban sobre la ataque mortífero a ese ser malvado que lo había chimenea dos candelabros de plata. reemplazado, que había ocupado el lugar de Jean (…) Valjean. Su vida cambiaría. El caso Champmathieu (…)
El descenso (…) Montreuil-sur-Mer (…) había prosperado. Desde siempre el pueblo tenía por industria principal la imitación del azabache* inglés y de las cuentas de vidrio negras de Alemania, industria que se estancaba a causa de la carestía de la materia prima. Pero (…) se había verificado una transformación inaudita en aquella producción de abalorios* negros. A fines de 1815, un desconocido se estableció en el pueblo y concibió la idea de sustituir, en su fabricación, la goma laca por la resina, lo que redujo drásticamente el precio de la materia prima. El desconocido se hizo rico en tres años y enriqueció al pueblo, a pesar de que empezó con un pequeño capital de unos centenares de francos. La tarde en que llegó, con un morral y un palo que usaba a modo de bastón, hubo un incendio en la Municipalidad. El viajero
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El lector habrá adivinado que el señor Magdalena era Jean Valjean. Jean Valjean, después del incidente con Gervasillo, sufrió una transformación y cumplió con el deseo del obispo: vendió aquellos objetos de plata, aunque mantuvo los candelabros como recuerdo. Llegó a Montreuil-sur-Mer con el propósito de santificar su vida y ocultar su identidad (…). Pero (…) [ahora] habían tomado a otro como si fuera el verdadero Jean Valjean. ¡Inesperado golpe del destino! (…) Al principio reprimió los primeros sentimientos de ir, entregarse y salvar a aquel inocente. Estaba confuso (…). Comprendió que lo más extraño de esta situación era que él era dueño del control de los acontecimientos. Podía hacer como si nada, dejar que Dios obrara, y el señor Magdalena estaría a salvo de todo. Pero ¿eso no era una monstruosidad? Dejar que “Dios obrara”. ¿Acaso Dios no lo acusaba ya, en su conciencia?
Entonces, lo supo. Debía entregarse. Salvar a ese hombre. Y salvarse, finalmente, a él mismo. (…) Acomodó sus asuntos, sus papeles. Paseó. Y (…) nuevamente entró en crisis. Pensó que hasta ahora solo había pensado en él, en salvar o no su alma, pero era puro egoísmo. Había un pueblo, la fábrica, obreros, ancianos, niños desvalidos. “Yo lo he creado todo, le he dado vida; donde hay una chimenea que humea yo he puesto la leña. Si desaparezco todo muere. (…) ¿Y si no me presento? ¿Qué sucederá si no me presento? Ese hombre irá a presidio, pero ¡qué diablos!, es un ladrón, ¿no? ¿Salvaré a un ladrón y sacrificaré a un pueblo entero? (…). Seguiré siendo Magdalena”. Decidió arrojar al fuego los candelabros, destruir todo lo que fuera de Jean Valjean en su vida. Pero no pudo. (…) Fatalmente desesperado aceptó que debía denunciarse. A su edad, y después de que había conocido la parte buena de la vida, se imaginó en el presidio, humillado por el carcelero, apaleado, con el cepo*, las cadenas… (…) Llegó un poco tarde al inicio del juicio. En principio, no lo dejaban entrar (…), pero escribió una notita para el juez: “Señor Magdalena, alcalde de Montreuil-sur-Mer”. De inmediato, el juez dejó pasar a un hombre tan admirado. Lo que pasó después fue muy extraño para todos los presentes. El acusado (…) solo repetía “Yo soy Champmathieu” y explicaba que había tomado unas manzanas, sí, que pertenecían a los campos de un hombre para el que había trabajado en ocasiones. Su abogado, convencido, intentó convencer al tribunal de que el hombre era quien decía ser: Champmathieu. No un hombre peligroso, no un criminal.
(…) Entonces el señor Magdalena elevó la voz por sobre la de todos y dijo ante una asombrada audiencia: “Este hombre es inocente, yo soy Jean Valjean”. (…) En la sala se vivía una emoción sin precedentes. Todos comprendieron la sencilla y magnífica historia de un hombre que se entregaba para que otro no fuera declarado culpable. (…) Hugo, Victor. Los miserables, versión de Franco Vaccarini. Buenos Aires, La estación, 2013.
azabache. Variedad de carbón mineral. Debido a su color negro intenso y brillante, se utiliza para confeccionar adornos y piezas de joyería. abalorio. Cuenta o bolita de vidrio utilizada para hacer collares. casa bancaria de Laffitte. En la época en que transcurre la historia, era una de las entidades financieras más grandes de Europa. cepo. Era un artefacto conformado por dos maderos gruesos que, unidos, se utilizaba antiguamente con el fin de sujetar el cuello o las piernas del prisionero y evitar así que huyera.
Voces en actividad } Comprensión 1. Respondé las siguientes preguntas. a. ¿En qué sentido se puede decir que Jean Valjean es un héroe romántico? b. ¿Qué papel juega la sociedad en esa construcción del héroe? Fundamentá tu respuesta con citas de la obra.
2. Buscá en el diccionario el término miserable y anotá todas sus acepciones. Luego mencioná qué formas adopta lo miserable en el fragmento de la novela. Ejemplificá con citas extraídas del texto.
3. El personaje Jean Valjean sufre diferentes cambios de trayectoria. Cada uno de esos cambios está señalado por un acontecimiento que funciona como punto de inflexión. Resolvé. a. Identificá los acontecimientos que señalan un cambio de rumbo en la trayectoria del personaje y anotalos ordenándolos cronológicamente. b. Respondé: ¿qué es lo determinante en la trayectoria del personaje: la sociedad, las decisiones individuales o la combinación de ambas?
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[CAPÍTULO 06|El héroe romántico] • 113 •
Punto de
encuentro Sobre el
Victor Hugo (Besanzón, 1802 - París, 1885)
autor…
• Nació en Besanzón, Francia. Fue el tercer hijo de un general y conde del Imperio napoleónico. De niño se instaló en París, donde se convertiría, como sus hermanos, en escritor. Su primera obra publicada, Odas y poesías diversas, apareció en 1822. Fue un autor muy prolífico: escribió poesía, novela, teatro, ensayo. El prefacio de su obra de teatro Cromwell, publicada en 1827, se considera el manifiesto del Romanticismo. Tuvo, además, una intensa participación política. En 1851, un golpe de Estado lo llevó a exiliarse. Es durante el exilio cuando publica, en 1862, Los miserables. Líder del Romanticismo francés y líder político, “leyenda viva”, miles de personas se despidieron de él cuando murió, en 1885. • La vocación literaria de Victor Hugo no solo se despertó tempranamente, sino que fue ambiciosa desde el comienzo. Sus biógrafos divulgaron una de las notas escritas en su diario, fechada el 10 de julio de 1816. Allí se podía leer: “Quiero ser Chateaubriand, o nada”. Con solo 14 años, Victor Hugo aspiraba ya a convertirse en uno de los más grandes escritores de Francia.
Antiguos
revolución
modernos
ideales
La libertad como ideal…
El Romanticismo francés Si hay un lugar donde el Romanticismo postuló con fervor la libertad como ideal, ese es Francia. “Ha llegado el tiempo de que la libertad (…) penetre también en las regiones del pensamiento”, decía Victor Hugo en su prefacio a Cromwell. Esa libertad que pedía Hugo era “la libertad del arte contra el despotismo de los sistemas, de los códigos y de las reglas”. Y es que allí el Romanticismo venía a oponerse a la literatura nacional, fuertemente arraigada en la tradición grecolatina y en la imitación neoclásica. Se desarrolló una auténtica batalla entre “antiguos” y “modernos”, entre el estilo clasicista nacional y la nueva tendencia romántica, entre “la forma actual” y “la forma muerta”, como diría Hugo. Sin embargo, esta oposición no buscaba negar la tradición neoclasicista de la literatura nacional (“nada crece sin raíces; la segunda época siempre existe en germen en la primera”, decía Hugo), sino completarla con aquello que esta desechaba: lo humano, lo imperfecto, lo salvaje.
Contexto histórico En uno de sus Cuadernos de la cárcel, Antonio Gramsci cita una opinión sobre el Romanticismo según la cual este movimiento fue “una infección (…) para Francia, que ha sido su gran víctima”, porque allí “se ha convertido en el espíritu de las revoluciones sucesivas desde 1789 en adelante, ha destruido o devastado la tradición”. Esta es una mirada antirromántica, posicionada del lado de los “antiguos”. Pero ¿qué hay detrás de ella? ¿Por qué se establece una conexión tan directa entre el Romanticismo y los sucesos políticos de la época? Desde fines del siglo xviii y hasta mediados del xix Francia vivió un clima muy convulsionado. Entre 1789 y 1799, la Revolución francesa abolió la monarquía absoluta y proclamó la república; se transformaron, así, las bases económicas y sociales de la nación. A partir de entonces, se sucedieron diferentes regímenes políticos: en menos de un siglo, Francia pasó por el Directorio, el Consulado, el Primer Imperio, la Monarquía borbónica restaurada, la Monarquía Constitucional, la Segunda República, el Segundo Imperio… hasta desembocar, finalmente, en 1870, en la Tercera República.
Voces en actividad } Análisis
Otras obras…
1. Resolvé las siguientes consignas.
• • • • •
a. Rastreá en el fragmento de Los miserables el año en que Jean Valjean es encarcelado y el año en que sale en libertad y llega a Digne. b. Investigá qué régimen político había en Francia en esos años. Luego, respondé: ¿qué sucedía en el país cuando Jean Valjean ingresó a la prisión? ¿Con qué se encontró al salir?
Cromwell (1827) Hernani (1830) Nuestra señora de París (1831) Los cantos del crepúsculo (1835) El hombre que ríe (1869)
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• 114 • [LITERATURA IV]
2. “Libertad, igualdad, fraternidad” era un lema que resumía los ideales republicanos, difundidos en todo el mundo a partir de la Revolución francesa.
Romanticismo
búsqueda
grotesco
Del contexto al texto Los escritores del Romanticismo francés vivieron ese proceso, se formaron en él. Sensibilidad romántica e ideas políticas se entrelazaron en Francia. Muchos creyeron en los ideales republicanos y fueron testigos del curso que tomaron, tan distinto del que soñaban. En este marco, Los miserables es una expresión de las contradicciones de la época, pero también de la voluntad de seguir creyendo, a pesar de todo y “contra viento y marea”. El contexto histórico es omnipresente en la literatura de ese período. No se trata, allí, de un simple decorado, sino que los acontecimientos históricos se entretejen con la vida de los personajes hasta hacer de Los miserables un auténtico retrato de época.
Romanticismo y realismo en Victor Hugo Para Victor Hugo, realismo y Romanticismo se encuentran en un concepto: lo grotesco. La representación artística de la realidad no consiste en reflejar solo lo que hay de bello o sublime en ella, en ajustar lo real a reglas que pertenecen a otra época, sino en abarcarla en todas sus caras. Y es que en la realidad no es todo bello: al lado de lo bello —dice Hugo en el prefacio de su obra Cromwell— existe lo feo, “lo grotesco es el reverso de lo sublime”. Esta teoría forma parte de la apelación romántica a expandir la razón: Victor Hugo rechaza la separación entre lo grotesco y lo sublime, porque considera que la realidad misma es compleja y en ella conviven ambos estados. La literatura, entonces, los pone de manifiesto de igual modo.
XIX Siglo
Sobre la
época…
Desde 1823 Victor Hugo había empezado a tomar notas para escribir Los miserables. Fue escribiendo diferentes versiones, interrumpió en 1848 y retomó la escritura de la novela en 1860, para terminar la versión definitiva al año siguiente. Casi cuarenta años separan esas primeras notas de la publicación de la novela. ¿Qué pasaba en el mundo mientras tanto?
Otros hechos Literarios
Artísticos
Políticos
1810 1815 1816
Se estrena la ópera El barbero de Sevilla, de Gioacchino Rossini.
1818
Jean Valjean como héroe Si en el “famoso caballero cristiano” de Bécquer el camino hacia la heroicidad está marcado por el amor hacia una mujer, en el caso de Jean Valjean es el amor por un ideal lo que lo motiva a avanzar. La búsqueda del héroe no es otra que la búsqueda de la libertad y la justicia. Pero es una exploración en la que debe caminar a contracorriente de la sociedad. Es eso, precisamente, lo que convierte a Jean Valjean en un héroe romántico.
1820 1825 1830
1831
Es abolida la Inquisición en España. Se produce la batalla de Oncativo. Hay una preeminencia del unitarismo en la Argentina. Eugène Delacroix crea su óleo La libertad guiando al pueblo.
1840
a. Respondé: ¿qué sucede con estos ideales en la sociedad retratada por Hugo? b. Ejemplificá con citas extraídas del texto.
3. Uno de los procedimientos de lo grotesco es la deformación a través de la
exageración. Resolvé.
a. Explicá ese procedimiento comparando las dos versiones de la descripción de Jean Valjean que hace la señora Magloire. b. Teniendo en cuenta el accionar del obispo con Jean Valjean, explicá de qué manera se manifiesta en el texto la unión de lo grotesco y lo sublime.
1848
Engels y Marx publican el Manifiesto comunista.
1850 1860 1862
1870
Se publica Padres e hijos, de Iván Turguénev.
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[CAPÍTULO 06|El héroe romántico] • 115 •
Medios y crítica El Romanticismo mirado desde el presente El movimiento romántico no murió con el siglo XVIII. Los dos textos que figuran a continuación intentan definir por qué fue un movimiento revolucionario y cuál fue la herencia que nos dejó. Son dos teorías que miraron el Romanticismo desde la segunda mitad del siglo XX y que demuestran que hoy, en pleno siglo XXI, sigue despertando interés.
Revolución y arte Arnold Hauser
(…) El Romanticismo (…) refleja un sentido nuevo del mundo y de la vida y hace madurar sobre todo una nueva interpretación de la idea de libertad artística. (…) El Romanticismo niega el valor de toda regla artística objetiva. Toda expresión individual es única, (…) y tiene sus propias leyes y su propia tabla de valores en sí; esta visión es la gran conquista de la Revolución para el arte. El movimiento romántico se convierte (…) en una lucha por la libertad que (…) se dirige (…) contra toda regla. Esta lucha es inconcebible sin la atmósfera intelectual creada por la Revolución; a la Revolución debe tanto su génesis como su influencia. Todo el arte moderno es hasta cierto punto el resultado de esta romántica lucha por la libertad. (…) La emancipación del individuo, la exclusión de toda autoridad extraña y la falta de consideración para toda barrera y toda prohibición son y siguen siendo el principio vital del arte moderno. El artista de nuestro tiempo puede reconocer con entusiasmo escuelas, grupos, movimientos y compañeros de lucha y de destino, pero mientras pinta o compone música o poesía está solo y se siente solo. El arte moderno es la expresión del hombre solitario, del individuo, que se siente diferente, trágica o dichosamente diferente, de sus compañeros. La Revolución y el Romanticismo significan el fin de la época cultural en la que el artista apelaba todavía a una “sociedad” (…). El arte deja de ser arte social regido por criterios objetivos y convencionales, y se convierte en un arte de expresión propia, creador de sus propios criterios (…). La Revolución había demostrado que ninguna institución humana es inalterable; pero con esto pierden también las ideas impuestas a los artistas toda pretensión de representar una norma superior. (…) Hauser, Arnold. Historia social de la literatura y el arte, vol. II. Barcelona, Labor, 1993.
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Voces en actividad
} Reflexión
1. Conversen entre ustedes. a. ¿Qué entienden por revolución? b. ¿Qué tuvo de “revolucionario” el Romanticismo? c. ¿Qué relación establece Hauser entre el Romanticismo y la Revolución? Ejemplifiquen con citas extraídas del texto.
2. Resolvé las siguientes consignas. a. Respondé: ¿cuál es la herencia del Romanticismo para el arte moderno, según Hauser? b. Anotá un concepto clave que resuma esa herencia.
3. Pensá en formas de arte actuales. ¿Se aplica a ellas lo que propone Hauser?
la prensa
>> Cultura
PUBLICARON LAS CONFERENCIAS QUE ISAIAH BERLIN DEDICÓ AL FENÓMENO
Origen y efectos del Romanticismo
Para el historiador británico, el movimiento cultural nacido en la segunda mitad del siglo xviii provocó una revolución de la conciencia en Occidente. Nacionalismo, fascismo y otras corrientes totalitarias fueron su legado. Por Sergio Crivelli
L
a revolución cultural más profunda y transformadora de la modernidad no fue obra de ningún estado totalitario, de ningún dictador mesiánico, de ningún líder carismático, sino de filósofos, poetas y músicos. Comenzó en la segunda mitad del siglo xviii, se la conoce como Romanticismo y significó un cambio tan profundo en nuestra comprensión de la realidad que “el mundo no ha sido el mismo desde entonces, nuestra política y nuestra moral se han visto profundamente transformadas por ellos (los románticos) (…)”. El entrecomillado pertenece a Isaiah Berlin, uno de los politólogos e historiadores de las ideas más prestigiosos del siglo pasado, que analizó agudamente la génesis y difusión del fenómeno en una serie de conferencias dictadas en la National Gallery de Washington en 1965 y traducidas ahora al español (Las raíces del Romanticismo, Taurus, 240 páginas). Uno entre muchos ejemplos puede servir para medir la dimensión del cambio en la conciencia humana producida por el movimiento romántico europeo: el del protagonismo del concepto de originalidad en el arte. (…) [Antes] los poetas tomaban el asunto de sus obras (…) de la tradición clásica, principalmente de la mitología. (…) Fueron los románticos a principios del siglo xix los que comenzaron a considerar la novedad como una virtud artística en sí misma. El concepto de copyright es una derivación comercial de ese prejuicio. La valoración de la originalidad prohijó la idea de que el creador podía traer algo nuevo al mundo, que el artista era una figura casi divina, capaz de crear algo ex nihilo [‘de la nada’], de modelar el mundo a su voluntad. Esa concepción del arte tuvo a su vez fuerte impacto en nuestra concepción de la cultura y de las culturas. Desde ese momento el Romanticismo trascendió el terreno del arte y comenzó a influir en la ética, en la teoría política y en la concepción del Estado. Berlin afirma que esa transformación del sistema de valores es comparable al producido por las otras tres grandes revoluciones de la modernidad: la industrial en Gran Bretaña, la política en Francia y la social en Rusia. Considera negati-
vo su impacto en la política y opina que los románticos con su veneración de lo irracional esparcieron la semilla del nacionalismo, del fascismo y de similares calamidades (…). En el inquietante legado de los románticos incluye además el existencialismo, el culto de los líderes y el totalitarismo. (…) Para Berlin esta nueva forma de ver la realidad no puede ser disociada de algunas de las mayores catástrofes del siglo xx. Tampoco de algunas de sus maravillas. (…) Crivelli, Sergio. “Orígenes y efectos del Romanticismo”, en La Prensa, Buenos Aires, 13 de diciembre de 2015. Disponible en: http://goo.gl/4v880g. Acceso: 14 de mayo de 2016.
o s ocid con us idea s e s e n i r l d o r p to como Be bién ncep tam e el co tendido l ser r sob tad, en nar de r io libe re acc b i l l . e ano hum
Voces en actividad } Reflexión 4. Entre la publicación del libro de Hauser y las conferencias de Berlin referidas en la reseña de La Prensa pasaron solo 14 años. Sin embargo, las perspectivas de ambos teóricos son muy diferentes. Comparalas a partir de las siguientes preguntas. a. ¿La mirada de Berlin sobre el Romanticismo es positiva o negativa? ¿Y la de Hauser? b. ¿En qué tipo de herencia pone el acento cada uno: artística, cultural, política…? c. ¿Es posible que ambos tengan razón? Justificá.
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[CAPÍTULO 06|El El héroe romántico] romántico] • 117 •
Recta
final
Repaso teórico
Desde la imagen
1. Elaborá un cuadro sinóptico a partir del concepto de Romanticismo. Podés guiarte con las siguientes preguntas.
5. Mirá la película Sleepy Hollow (1999), del director Tim Burton, basada en el relato de Washington Irving “La leyenda de Sleepy Hollow” (1820). Luego, resolvé las consignas.
a. ¿Cuándo y dónde tiene lugar? b. ¿Qué expresiones abarcó? c. ¿A qué se opuso? d. ¿Cuáles fueron sus postulados? e. ¿Cuáles fueron las características particulares del Romanticismo español?; ¿y las del Romanticismo francés?
2. Determiná si la siguiente afirmación es verdadera o falsa.
a. A partir de lo estudiado en este capítulo, identificá el modo en que se presentan en la película las características de la leyenda. b. Respondé: ¿cuál es la actitud inicial de Ichabod Crane frente a la leyenda del jinete sin cabeza? Comparala con la reacción del narrador de “La cueva de la mora” ante la mención de las ánimas.
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fluencia en el arte del siglo xx. Así, por ejemplo, el surrealismo, un movimiento literario y pictórico vanguardista, retomó y llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación de la subjetividad, la rebeldía y la libertad.
a. Buscá en internet el cuadro de Salvador Dalí Cisnes que se reflejan como elefantes (1937) y observalo en detalle. b. Explicá qué relaciones podés establecer entre los elementos que figuran en el cuadro y las ideas del Romanticismo. Incluí los siguientes conceptos:
•
•
•
•
7. En el año 2000, el grupo español de heavy metal Tierra Santa hizo una versión musical del poema “Canción del pirata” (1835), del escritor romántico José de Espronceda. a. Escaneá el código o copiá el enlace para escuchar la canción. b. Rastreá y anotá todos los elementos del Romanticismo que encuentres en la letra de la canción.
a. Justificá tu elección con argumentos que la apoyen o la refuten, según corresponda. b. Empleá citas de ambos textos para sostener tus argumentos.
4. En el capítulo 2, se hizo mención a las etapas que debe recorrer un héroe. Recordalas y explicá cuál/es de ellas podés reconocer en el personaje de Jean Valjean.
6. El Romanticismo tuvo una gran in-
soledad subjetividad libertad real / irreal naturaleza
“La cueva de la mora”, de Gustavo A. Bécquer, y el fragmento de Los miserables, de Victor Hugo, demuestran la unidad del Romanticismo en toda Europa, porque en estas obras se manifiestan exactamente las mismas características del movimiento.
3. Escribí una breve exposición en la que indiques de qué modo se encuentran ligados los elementos realistas y fantásticos en “La cueva de la mora”. Podés fundamentar con citas del texto si lo considerás necesario.
Otras miradas, otras voces
https://goo.gl/Xbki2t
Creación colectiva 8. Les proponemos escribir a la manera de un romántico del siglo xix. Para ello, resuelvan las siguientes consignas. a. Propongan entre todos cuáles son los elementos que sí o sí tendría que tener el argumento de un relato romántico (por ejemplo, un héroe que lucha a contracorriente de la sociedad por un amor imposible o por un ideal que no tiene cabida en la comunidad). b. A partir de los elementos que propusieron en el punto anterior, escriban individualmente un texto a la manera romántica. Pueden elegir el género: leyenda, cuento o poema.
Antes de que ardiera Troya y terminรกramos todos cautivos, logramos imprimir este libro en el mes de septiembre de 2016, en los talleres grรกficos de Grรกfica Pinter S. A., Diรณgenes Taborda 48, Buenos Aires, Argentina.