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El Viernes de Dolores de los mineros cooperativistas
Ada Marina Lara Meza Universidad de Guanajuato5
La celebración del Viernes de Dolores realizada por los habitantes de la ciudad de Guanajuato es una de las manifestaciones culturales sobre las que se ha escrito en abundancia en el ámbito local. En el año 2022, el municipio de Guanajuato por medio de la Dirección General de Cultura y Educación publicó en formato electrónico una compilación de textos de diversos autores sobre el Viernes de Dolores, lo que resultó en una muestra representativa de publicaciones sobre la festividad.6
En esta ocasión nos ocupamos de narrar algunos aspectos sobre la forma en cómo llevaban a cabo el festejo del Viernes de Dolores los mineros que integraban la Sociedad Cooperativa Minero Metalúrgica Santa Fe de Guanajuato, S. C. L. No. 1, empresa que estuvo presente en el escenario local entre los años de 1939 a 2005. Sobre todo, nos referiremos a las representaciones en los altares dedicados a la Dolorosa por parte de los mineros a finales de la década de 1990 y hasta el año 2005, fecha de cierre de la empresa. En estos altares podemos encontrar elementos propios del mundo laboral de los mineros, como lámparas, cuarzos, herramientas de trabajo, motores antiguos e incluso algunos reconocimientos.
No tenemos certeza de cuándo los mineros comenzaron a participar en la celebración del Viernes de Dolores. No obstante, sí sabemos que durante el siglo xviii, en 1761, se colocaron algunos altares en los portales de las llamadas Casas Reales de la ciudad para que los habitantes manifestaran su devoción, y que dos haciendas de beneficio ubicadas extramuros de la ciudad y en Real de Marfil se nombraban de Nuestra Señora de los Dolores en la década de 1770.
Los cooperativistas del siglo xx, como eran conocidos en la ciudad los que laboraban en la Cooperativa Santa Fe, fueran mineros o ingenieros, comenzaban los preparativos para el Viernes de Dolores con semanas de anticipación. La festividad, comentaban los mineros, era la ocasión para manifestar su devoción a la Dolorosa y para convivir ese día con familiares y amigos y mostrarles su lugar de trabajo, compartir con ellos nieve, aguas frescas, alguna tostada de ceviche o caldo de camarón e incluso una cerveza.
Por ejemplo, en la mina La Valenciana la colecta para el Viernes de Dolores comenzaba desde el mes de enero, pues había que reunir el dinero necesario para comprar las veladoras, el manto, las flores y algunos detalles más para el altar, además de pagar la nieve, el ceviche y las cervezas. El capitán de la mina, el ingeniero Cándido Tovar, apoyado por el perforista don Rosendo Macías, se encargaban de organizar la colecta y rebajar de la raya total de los mineros la cuota para el Viernes de Dolores. Don Rosen- do y el ingeniero Cándido se tomaban muy en serio esta labor. Sabían que tanto el altar de La Valenciana como la celebración serían comparados con las realizadas por otras minas de la Cooperativa como Rayas y Cata, y con lo realizado en los talleres y departamentos ubicados en las Oficinas Generales de Cata. Ninguna mina o departamento quería quedarse atrás, ponían gran empeño en esta celebración.
5 Departamento de Derecho, Laboratorio de Historia Oral.
6 Eduardo Vidaurri Aréchiga (comp.). (2022). Viernes de Dolores en Guanajuato: Poesía, simbolismo, historia y tradición. Guanajuato: Dirección General de Cultura y Educación.
No solamente les iba en ello el reconocimiento de los compañeros del gremio, también era la devoción a la Virgen de Dolores y con esto el agradecimiento por favores recibidos. En una ocasión, en uno de los últimos años del siglo xx, en la Planta de Beneficio de la Hacienda de Bustos, uno de los encargados de comprar la flor para el altar para la celebración no lo hizo, días después la imagen de la Virgen que estaba colocada en la pared cayó al piso. Sus compañeros aseguraron que fue por la falta de la flor por lo que al día siguiente del suceso quien había olvidado comprar la flor llenó el pequeño altar de flores.
No podemos afirmar que con la fundación de la Cooperativa Santa Fe en el año de 1939 se retomó la celebración a la Virgen de Dolores por los mineros cooperativistas, la revisión al libro de cuenta del año 1938-1939 sobre los gastos erogados por la naciente organización obrera no consigna ninguna cantidad destinada para esta celebración, como sí consigna otros gastos. De lo que se tiene certeza por la existencia de fuentes es que la celebración del Viernes de Dolores por los cooperativistas, junto con la procesión a la Virgen de Guanajuato, eras las festividades religiosas que de manera ininterrumpida se llevaron a cabo durante al menos las últimas cuatro décadas de existencia de la Cooperativa Santa Fe.
El Viernes de Dolores acudían a la Cooperativa Santa Fe el señor abad a celebrar una misa, así como las autoridades locales y estatales que participaban de la celebración y en ocasiones ayudaban en el reparto de la nieve a los visitantes. Era común que en las oficinas de la planta alta de la Planta de Beneficio de Bustos, justo en donde se encontraba el despacho del gerente de la Cooperativa, se ofrecíera una comida abundante y generosa a los invitados especiales: las autoridades locales y estatales, y algunos representantes de la Escuela de Minas de la Universidad de Guanajuato.
En los patios de Bustos y en las minas estaba la población en general disfrutando de la celebración, el ambiente festivo contagiaba a propios y extraños. La Cooperativa Santa Fe estaba organizada por áreas o departamentos de acuerdo con las actividades específicas de la minería, así que cada área o departamento organizaba su celebración y montaba su altar en honor a la vir- gen de Dolores. Los altares tenían elementos particulares y característicos de cada uno de los departamentos o de las minas y eran una manifestación del ingenio de los mineros y de algunos ingenieros. Por ejemplo, el Taller Eléctrico colocaba el altar utilizando como base un antiguo y enorme transformador, colocaban la imagen de la Dolorosa en la parte superior, adecuando algunas luces para iluminar a la Virgen. El altar que se colocaba en la Fragua y Fundición contaba con elementos que ellos mismos habían elaborado, como un Cristo forjado por ellos o varias estrellas pequeñas de metal que colocaban en el manto que servía de fondo a la imagen de la Virgen. El departamento de ingenieros contaba con un altar chico labrado en una sola pieza de cuarzo, en el interior colocaban una pequeña imagen en relieve de la Dolorosa. Esta pieza era motivo de orgullo para los ingenieros. Una constante en estos altares era la colocación de cuarzos o de piedras que habían extraído de las minas.
Algunas minas y departamentos llegaban incluso a celebrar una misa, ya fuera en el interior de la mina, como era el caso de Rayas, o en los patios, como ocurría en Valenciana. Algunas con- taron en ocasiones con un grupo musical que amenizaba el baile. En Rayas, a fines del siglo xx, después de la misa comenzó el baile amenizado por un grupo musical que se nombraba Nivel 420 en alusión a uno de los niveles de esa mina. En Valenciana, el altar se colocaba debajo de dos álamos que con mucho cuidado cultivaba don Rosendo Macías, quien había sido perforista por más de 20 años y que cuando tuvo que dejar su oficio a causa de la silicosis que le afectó, se encargó del cuidado de los jardines de la mina. Don Rosendo, semanas antes del Viernes de Dolores, comenzaba a podar el follaje de los álamos para tenerlos listos para ese día. El follaje de estos árboles le servía para diseñar la silueta del altar, colocar en su interior la imagen de la Dolorosa, que cuidaban con celo en la mina, además de colocar cuarzos y los diplomas que le habían otorgado como reconocimiento a su altar en años anteriores por parte del Ayuntamiento, que año con año organizaba un concurso de altares para el Viernes de Dolores. Esta era una fiesta para los mineros, compartían sus altares llenos de símbolos de su trabajo cotidiano con la población de Guanajuato, sobre todo con sus familias y con las personas que habitan en los callejones y que gustosas acudían a alguna de las minas de la Cooperativa a escuchar misa y después a comer, beber, bailar y conocer el lugar de trabajo de sus padres o hermanos. La festividad del Viernes de Dolores que se atribuye a los mineros se celebró por última ocasión por los mineros cooperativistas en el año 2005. Aunque se continuó una vez que la Cooperativa fue adquirida por un corporativo transnacional, lejos quedaron la colocación de altares en cada mina o departamento, pues no se autorizó por parte de las nuevas autoridades. En el Viernes de Dolores de 2006 no hubo descanso para que los mineros ofrecieran sus altares a la Dolorosa.