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Universidad del País Vasco Euskal Herriko Unibertsitatea PÁG

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PÁGS

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BILBAO

Daniela Amalia Castillo Betancourt

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Lugar de Intercambio:

Bilbao, País Vasco, España

Universidad Receptora:

Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Práctica Profesional:

Swift Flats S.L

Idioma:

Español y Euskera

BILBAO, ALGUIEN Y YO

eman ta zabal zazu

Universidad del País Vasco EUSKAL Herriko Unibertsitatea

Alguien se embarca en un sueño de una vida, se va de intercambio a Bilbao, muerta de miedo sin saber qué futuro le depara el destino.

–Pasajeros del vuelo 308 con destino a la ciudad de Madrid. Por favor dirigirse a sala de embarque.

Una fila de pasajeros se formó frente al mostrador. El panorama aturdía: el chirrido de las maletas rozando el piso, los torpes pasos de gente desorientada buscando dónde tomar sus vuelos. A alguien, las cosas más mundanas le estaban pareciendo completamente insoportables. Entiéndanla, siendo septiembre, estaba más sensible que de costumbre.

Además, un incipiente dolor de cabeza empezaba a asomarse, sus manos sudaban y el pasaporte se iba empapando. Casi no podía abrir los ojos por la hinchazón y si se detenía a pensar en el porqué, de seguro las lágrimas saldrían otra vez. Le dolió en el alma escucharlos llorar en su hombro. Siempre ha sido consentida, lo que pasa es que antes no era capaz de admitirlo. Decirle adiós a su familia era un reto. Era miedo en su mayor expresión, desapego, así como angustia de dejarlos solos y que les pasase algo. Antes, había viajado sola fuera del país, pero siempre por cortas distancias de tiempo y siempre con la certeza de regresar. Lloró todo el vuelo. No podía parar de pensar, qué estupidez acababa de cometer.

Sabía que al subirse en ese avión su vida no sería la misma, pero poco y nada, se esperaría que la cambiara tanto. Hacer un intercambio siempre había sido su sueño. Siendo más pequeña se dedicaba a despotricar contra su país de origen, y hablaba como si todo en el

extranjero fuese mejor. Había escuchado en más de una ocasión que la vida afuera era como un cuento de hadas solo que con gente que parecía salida de la última edición de alguna revista de moda con renombre, con mejor calidad de vida, más civismo, mejores modales. Que en cada cuadra se toparía con algún monumento histórico. Qué equivocada estaba, o por lo menos en su mayoría. Venir a Europa no era como ver una película de Lizzie McGuire.

Ese alguien era uno del medio millón de jóvenes que según Migración Colombia (2019) cada año deciden dejar el país por una temporada para embarcarse a vivir una experiencia como ninguna otra. Porque un intercambio es una experiencia como ninguna otra.

En Europa, este trámite es conocido como ERASMUS (European Region Action Scheme for the Mobility of University Students), aquel programa creado por la Unión Europea en 1987 para afianzar los lazos con las naciones vecinas por medio de la educación; rima con experiencias, con amigos, con responsabilidades, con viajes, con lágrimas y con muchas risas. Cuando te vienes a estudiar a Europa, tarde o temprano, te terminan catalogando como Erasmus.

Mientras la protagonista iba mirando la ventanilla de su avión con recelo, intentando acomodarse en el asiento de la mitad -porque en cada escala le tocó disfrutar del asiento de la mitad-, y escuchaba cómo el zumbido de las turbinas del avión le servían como banda sonora, no se imaginaba las experiencias que le aguardaban y poco sabía que esta era la primera de muchas incomodidades que se veían venir. La voz del capitán en las bocinas que impregnaba cada superficie del avión, la sacó de su ensimismamiento.

–Señores pasajeros, nos disponemos a despegar con destino a la ciudad de Madrid–.

Una vez en las alturas, suelta su cinturón de seguridad y decide buscar cómo acomodarse en el asiento más incómodo en el que se ha sentado nunca. Su compañero de silla tiene ocupado uno de los reposabrazos. Mentalmente lo insulta, mientras le dedica una muy falsa sonrisa, al ver que él la estaba mirando. Poco sabría que esa actitud no se compararía en lo absoluto a la personalidad que adaptó una vez pisó Bilbao. Para conocer personas, la protagonista tuvo que perder la vergüenza y los dejes de hipocresía. Solo así dio con los mejores amigos que la vida le pudo dar.

En cierto momento, las luces del avión se apagaron. En la oscuridad simulada de la noche, los pensamientos empezaron a acumularse. Dudas, especulaciones, miedos, más dudas y más lágrimas, como si eso fuera posible. Poco se imaginaba que más de medio millón de colombianos se han ido a estudiar al exterior. Mientras lloraba pensando en que algo malo les llegase a pasar a sus papás; a una muy buena amiga suya, unos meses después, le tocaría cancelar su intercambio y devolverse a México de manera inmediata, porque su padre falleció súbitamente en una tarde de octubre.

Han pasado 3 horas. Su compañero de asiento la despierta para comer. A lo lejos, se escucha el traqueteo del carrito de la auxiliar de vuelo que trae la cena. Pasta con pollo o ensalada con atún, son las únicas opciones que le ofrecen. No le provoca ninguna, ninguna le suena suficientemente apetitosa. Unos meses más tarde, aquellos platillos sonarían como un manjar, comparado con su dieta de intercambio, donde terminaría comiendo sandwiches unas 12 veces a la semana, solo por la física y vana pereza de cocinar. Otros días, se decantaba por el yogur con cereal. Su particular dieta se convertiría en motivo de conversación entre sus roomies italianos, quienes criticaban de sobremanera sus elecciones alimenticias y que no pararían de preguntar si todos en Colombia comían igual.

–Pasta con pollo– contestó secamente, señalando al carrito.

El hombre de al lado se voltea de la nada, y le pregunta después de escucharle hablar.

–Eres colombiana, ¿cierto?

– Sí– respondió con una sonrisa educada. Ahí murió la conversación.

No se imaginaría nunca que en un futuro próximo, en un viaje que la llevaría de regreso a Bilbao en bus desde París, le dirían que es “Machu Picchu” para referirse a su nacionalidad. Más adelante se enteraría que es una de las formas más racistas de connotar a los latinos en España, y que hubiese podido poner una queja en el centro de policía más cercano.

El avión aterrizó en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas en la madrugada. Allí, los policías de migración serían demasiado directos. Usarían un montón de imperativos y las preguntas las responderían con obviedades, además amarían los pleonasmos.

–Hola, perdona. ¿Sabes dónde queda la oficina de Iberia?

–Saliendo afuera por esa puerta.

Este sería su primer contacto con la forma de hablar típica española, tan diferente a la colombiana que tiende a decorar sus palabras y a decir todo con exceso de educación. Situación que resultaría completamente chocante a la hora de tener un jefe español por primera vez y trabajar en un ambiente completamente ajeno.

Ahora correría a no perder su conexión con el destino final, la ciudad que se convertiría en su segundo hogar: Bilbao. Se embarcó en el viaje de su vida. Estoy segura de que la protagonista no se imaginaría haciendo esta reflexión unos meses después: el Erasmus es un programa de madurez, que debería vender de la misma forma en la que se comercializan aquellos planes que te prometen adelgazar en días. Eres tú contra el mundo, afrontando situaciones cotidianas: aprendiendo a administrar tu dinero, sin olvidar que viniste a estudiar. Es hacer amigos por tu cuenta, es mostrarte como eres.

Es despegarte del abrigo de tus padres por primera vez. Es por esto que: “Erasmus no es un año de tu vida, sino la vida en un año”.

Alguna vez leí esta frase y se quedó en mí. Con el intercambio, estaba encontrándome con la vida. Envolviéndome en papel periódico, simbólicamente, para crecer de una vez por todas. Me cambió como persona en muy poco tiempo. Aquí crecí, maduré e hice las paces con mi personalidad. Qué pedazo de experiencia que me ha nutrido profundamente. Irte de Erasmus entra en la lista de mejores consejos que alguien te puede dar.

Unos cuantos días atrás, le pregunté a mi roomie italiano:

– ¿Cómo se supera esta experiencia?

Siendo todo menos esperanzador, contesta que tras su primer Erasmus (había hecho tres, así que era un experto), estuvo sumido en una depresión profunda durante 7 meses. Su reacción no sonaba descabellada, después de esto es difícil retornar a la vida real. Vamos a ver qué tiene el futuro guardado para esa persona que se subió en el avión llena de miedos.

A ese alguien que si no ha quedado más que claro, era yo.

glosario

1. Agur: En euskera, Adiós

2. Eskerrik Asko: En euskera, Gracias.

3. Kaixo: En euskera, Hola.

4. Machu Picchu: Ciudadela inca, usado también como insulto para connotar a los latinos.

5. Que tot et vagi bé: En catalán, “que todo te vaya bien”.

6. Y un sinfín de groserías en otros idiomas, que no resultan muy útiles, pero son impublicables.

NOTAS DE VIAJE

 Viaja ligero: no hay necesidad de empacar 68 camisas para una semana de viaje.

Una buena chaqueta te puede servir para todo el viaje a todas horas, todos los días. Empaca camisas de colores para no verte igual en todas las fotos. Pregunta a los locales que te recomienden un sitio para ir a comer.

 Lleva el cargador del celular siempre contigo.

 Escoge muy bien tu gente. Al viajar conoces verdaderamente a las personas y te conoces de paso a ti como persona.

 Tráete un souvenir.

Compra en supermercados. Es muchísimo más económico que estar comiendo en restaurantes y resulta bastante útil cuando todos los presentes tienen sueldo de estudiante.  Google Maps salva vidas.

 Haz free tour. Cada ciudad de Europa lo ofrece.

 Pide que te tomen más de una foto.

 No descuides por nada del mundo tu pasaporte.

 Si eres estudiante de universidad europea, puedes entrar a un sinfín de museos en Europa gratis, solo con tu identificación.

 Los monumentos hiperpoblados de turistas es mejor verlos muy temprano en la mañana. Madruguen.

Daniela Arias Tamayo

Lugar de Intercambio:

Bilbao, País Vasco, España

Universidad Receptora:

Universidad del País Vasco Euskal Herriko Unibertsitatea Práctica Profesional: No aplica Tiempo: 6 meses Idioma: Español y Euskera

eman ta zabal zazu

Universidad del País Vasco EUSKAL Herriko Unibertsitatea

El puente está quebrado

-Oye, ¿qué piensas del Día de la Hispanidad? – pregunté a una de mis amigas españolas después de la clase de la tarde. -Es horrible- contestó ella- se celebra más que todo en Madrid y sacan al ejército a la calle y todo eso. Sé que no se debería hacer, es como celebrar que tuvimos colonias y eso no está bien.

- ¿Qué cosas les enseñan aquí sobre la época de la conquista y la colonia en América?

-No mucho, la verdad, sabemos que estuvimos allá y que intercambiamos conocimientos con ustedes, pero nada más. Nos cuentan la historia muy por encima y como que la visión que hay de los países latinos es que son muy exóticos y aún muy religiosos… ¡oh!, pero si la religión se las pusimos nosotros, ¿no? - cuenta mi amiga española, con expresión sorpresa.

Era una tarde helada de otoño en el País Vasco. Yo llevaba menos de un mes viviendo y estudiando en España, pero las conversaciones inusuales no se hicieron esperar.

“Chicas, ¡qué horror lo que me contáis!”, dijo mi amiga española después de oír algunos breves relatos sobre la historia de Colombia y Latinoamérica en general; “muerte, muerte, todos los personajes de los que me cuentas, los mataron en tu país”, me decía frecuentemente otro de mis amigos europeos.

“No sabía que teníamos tanto en común los vascos y los latinos. A todos nos une el odio a España”, me dijo una mujer vasca durante una reunión feminista del colectivo “Ecuador Etxea” al que me uní Observar la cultura propia desde otra perspectiva es, a mí parecer, lo más interesante de embarcarse en un intercambio estudiantil

mientras estuve en Bilbao. Aquella noche salí de la reunión con los pensamientos revueltos. No me llevó mucho tiempo adivinar que los jóvenes españoles no están realmente informados de nuestra historia en común, y de cómo las épocas de la conquista y la colonia han repercutido en el destino de las naciones latinoamericanas hasta la actualidad. Era como si la educación europea hubiese decidido adrede eliminar esa parte de la memoria de las nuevas generaciones.

Caminé por el puente Zubizuri que se encuentra sobre la Ría de Bilbao. Es una vista hermosa. De repente, se me ocurrió que el puente de información que siempre debió fluir entre la sociedad española y la latina está realmente roto. El puente está quebrado.

Le racisme

Caminábamos presurosas por las calles de Barcelona. No sabíamos hacia dónde íbamos ni de dónde veníamos, pero ¿eso importaba? La ciudad entera era un espectáculo: edificios hermosos, calles hermosas, tiendas hermosas y mucho movimiento.

Con maleta al hombro, mis compañeras de viaje y yo nos deteníamos en cada Burger King donde podías almorzar con solo 3 euros. El movimiento independentista estaba a flor de piel por lo que presenciamos las marchas catalanas en vivo y en directo. Sin embargo, la ciudad cambiaba al anochecer. El barrio gótico, que nos había maravillado en la mañana, ahora se extendía oscuro y solitario. Solo las familias conformadas por inmigrantes indocumentados deambulaban aún por las calles, probando suerte. Aquella imagen me trajo a la mente a la hermosa Bilbao donde pocas veces se veían habitantes de calle, pero una que otra noche, después de salir de alguna fiesta, te encontrabas con mujeres, niños y hombres jóvenes sin hogar. Casi todos afrodescendientes o latinos. Luego desaparecían por un tiempo y reaparecían con nuevos rostros frente al ayuntamiento o por las callejuelas del Casco Viejo.

Recordé las reflexiones de mis amigos franceses: “el racismo en nuestro país es producto de la ignorancia. No hay maldad en el racismo, es solo que nuestros pueblos son muy pequeños y hay gente que nunca ha visto a alguien diferente y se sorprende. Después de todo, los blancos también sufrimos racismo cuando estamos en lugares con mayor población negra”. No pude evitar juzgar a toda la nación, ¿será posible que los franceses no sepan lo que es el racismo como sistema de exclusión, estigmatización y violencia estructural que afecta todos los niveles de la vida?

Meses después viajé Francia donde pude ver más de cerca la vida que llevan allí las minorías africanas y la población musulmana. Pude observar, por breves días, las dinámicas de la prohibición del burka en espacios públicos y la estigmatización de los “moros”. El debate sobre el racismo está más vigente que nunca.

Gimme Tha Power

Durante mis clases de Organizaciones Internacionales en la Universidad del País Vasco tuve la suerte de tener una profesora dinámica y conversadora. Lo más impactante de las clases fue descubrir el juego político e, incluso, violento que se esconde tras las ONG y OOII en el mundo. Hablamos sobre dinámicas de migración y post-colonialismos desarrollados desde las potencias.

- ¿Vosotros creéis que las organizaciones internacionales hacen todos esos esfuerzos humanitarios por simple caridad? No. La mayoría de organizaciones son una fachada que pretende hacer quedar bien a las potencias mientras se cometen toda clase de abusos contra países con menos poder en el mundo- recitó la profesora.

Sus palabras me recordaron los comentarios de diferentes guías turísticos, en su mayoría latinos, que conocí en los recorridos que hice por otras ciudades:

“Miren este jardín, tiene árboles traídos de todas partes del mundo, es una muestra del poder que tenía nuestra nación sobre el mundo”; “Esta ciudad es hermosa, con una arquitectura única. Lo que pocos cuentan es que estas grandes construcciones y desarrollos no habrían sido posibles sin la mano de obra gratis que estuvo disponibles durante toda la colonia en América”.

Era extraño descubrir el discurso que se sostiene sobre lo que somos “los

otros”, “los latinos”. Me paseaba por la biblioteca tratando de aprovechar toda la perspectiva que pudiera y descubrí, para mi sorpresa, que gran parte de las tesis guardadas en España son sobre países latinos. Todavía estamos bajo observación.

De pronto los regionalismos dejan de tener sentido cuando estás tan lejos. Al fin de cuentas, fuera del país todos somos latinos, morenos, buenos bailarines (aplica incluso si no sabes bailar). Afuera todos somos “lo diferente”. Se sorprenderán de saber que Latinoamérica no forma parte de occidente, solo nosotros creemos eso. La verdad es que, en Europa somos una cultura exótica, distinta y bochinchera que, para nada, se parece a occidente (o eso decían las tesis universitarias).

Durante una de esas tantas reuniones en bares con amigos, en una lúcida borrachera, miré a mi alrededor y descubrí que la mayoría de compañeros que me rodeaban pertenecían a estratos sociales altos de Colombia. Por supuesto…con el precio del euro, ¿cómo no? Probablemente ninguno de ellos tuvo que pasar todas las trabas que yo atravesé para vivir esa experiencia. No muchos estarían tan endeudados como yo, eso es seguro. Esa noche me fui a la cama con el pensamiento de que necesitamos muchachos y muchachas más diversos en esos espacios. Alguien con quien poder hablar de esas diferencias de poder invisibles que a nadie más parecen molestarle. 

NOTAS DE VIAJE

El día de la Hispanidad se celebra en España el 12 de octubre en celebración del “descubrimiento” de América.

glosario

País Vasco es una región al norte de España que siempre ha luchado por su independencia, incluso tuvieron una guerrilla llamada ETA a través de la cual el pueblo vasco logró cierto nivel de independencia respecto a las demás regiones del país. Además, los vascos luchan por la conservación de su lengua, el Euskera. Algunos estiman que es el dialecto más antiguo de Europa, solo se habla en País Vasco y, bajo esta lógica, el verdadero nombre de esta región es “Euskadi”. También cabe mencionar, para el contexto, que Euskadi se caracteriza por ser una región fundamentalmente izquierdista (como bien lo reflejan las votaciones) y aún prevalecen los deseos independentistas.

 Etxea es como se dice “casa” u “hogar” en Euskera

1. Agur: Forma de despedirse en Euskadi

2. Kaixo: Forma de saludar en Euskera

3. Eskerrik asko: “Muchas gracias” en Euskera

4. Barkatu: “lo siento” en Euskera No olvidar siempre decir “uve” a la “v”; “uve doble” a la “w” y no decir “y de yuca” porque la mayoría de personas en España no saben lo que es la yuca. La Ría es como se le denomina a un cuerpo de agua que viene del mar. Se podría decir que la Ría de Bilbo (Bilbao en Euskera) es un brazo del mar Cantábrico.

Euskal Herriko Unibertsitatea es el verdadero nombre de la Universidad del País Vasco.

La cultura del baile en pareja durante las fiestas en discotecas es algo que poco encontrarán en ciudades europeas. Por allá nadie saca a bailar a nadie.

Una de las mejores cosas de la educación en Euskadi es que la mayoría sabe usar lenguaje inclusivo. De hecho, el año pasado (2019) hubo cero feminicidios en Euskadi.

Valentina Pineda

Lugar de intercambio:

Bilbao, País Vasco, España

Universidad receptora:

Universidad de País Vasco (upv)

Práctica profesional:

Asamblea de Cooperación por la Paz (acpp) Tiempo: nueve meses Idioma: Español "Cuando te vas de intercambio maduras cinco años en uno”.

Fue una frase que alguien me dijo antes de venir a España de intercambio. En los nueve meses que llevo viviendo en Bilbao, me di cuenta que esa persona acertó completamente. Fueron cinco meses de mi último semestre y ahora llevo casi cuatro de mis prácticas profesionales.

eman ta zabal zazu

Universidad del País Vasco EUSKAL Herriko Unibertsitatea

Los domingos en la noche desde hace ocho meses se resumen en salir de la iglesia a caminar por todo el Casco Viejo de Bilbao en busca de un nuevo lugar para tomarnos un tinto. A raíz de que nadie se familiariza con el término y, si lo hacen, piensan que se trata de vino, dejamos de usar el término colombiano y solo decimos café. Nuestros parámetros son: economía, comodidad y la variedad en bollería. Estos domingos son especiales porque Dani y yo solemos tener conversaciones profundas sobre lo que hemos vivido, sobre lo que hemos aprendido, sobre lo que haríamos diferente y casi siempre terminamos diciendo que no somos las mismas que salimos en septiembre de Colombia.

La conversación comienza con un repaso de la semana, comentando cómo han sido nuestras prácticas. Yo generalmente digo que han ido bien. Manejo comunicaciones de una ong llamada Asamblea de Cooperación por la Paz. Aprendo mucho de movimientos sociales, de educación para la transformación social y cubro eventos que tienen que ver con la perspectiva de la mujer africana en País Vasco. Le cuento de algún comentario o chiste que hizo uno de mis compañeros, le manifiesto lo difícil que es para

mí estar tantas horas en un escritorio, y ella usualmente me cuenta de sus prácticas con una que otra queja.

Paramos para suspirar y decir lo felices que nos sentimos de vivir esta experiencia juntas.

Ahora que llevamos varios meses en España, tenemos una vida completamente distinta a la que teníamos en Bogotá, una vida más tranquila, sin afanes, en la que es posible dormir ocho horas sin sentir que hay algo que no estás haciendo. Vivimos una realidad en la que los carros paran en la cebra, en la que ningún hombre te mira o te chifla al caminar en la calle –no importa qué lleves puesto–, una realidad en la que no tienes un miedo constante de que te roben –aunque en Europa sí roban, no se dejen mentir–. Una realidad que escuchas de muchas personas antes de venir. Lo que no se escucha es cuánto amor se siente por la patria cuando estás lejos de ella. Te embarcas en un constante “en Colombia es así”, “en Colombia lo hacemos de esta manera”, “esto es muchísimo mejor en Colombia”. Quieres contarle a todo el mundo lo maravilloso que es tu país. De un momento a otro, no hay comida como la colombiana, no hay rumba como la colombiana, no hay personas como los colombianos.

Casi siempre la conversación continúa con un largo suspiro y con un sorbo al café americano que siempre pedimos –lo más parecido a un tinto del que se encuentra por acá– y con la discusión de las experiencias vividas, los países que hemos conocido y sobre todo las personas con las que nos hemos relacionado. Personas de muchas nacionalidades, y por lo tanto muchas maneras de ver el mundo. Solemos comentar de los italianos y su absoluta idolatría a su comida –no me gusta ninguna comida que no sea italiana, le escuché decir a uno de ellos–. Usualmente te reciben con la prueba de alguna pasta o de su tradicional postre de tiramisú.

Luego los mexicanos y su increíble energía, no hay mejores personas para salir de fiesta, son divertidos, ocurrentes, amables, fiesteros y beben tres veces más que un colombiano promedio. Recibí ovaciones de un mexicano toda la noche por definir su personalidad en una frase –borracho, pero buen muchacho–; yo me atrevería a decir que esa frase define a la mayoría de ellos. Y luego están los alemanes que desbordan de amabilidad y carisma, pero son terribles compañeros de fiesta, no solo porque no saben bailar, sino porque sus códigos sociales en una rumba son muy diferentes a los de un latino.

A veces pedimos dos tortas y las compartimos. Ya nos acostumbramos a trasnochar los domingos, entonces el tiempo no es algo en lo que nos fijemos mucho cuando vamos a tomarnos ese café los domingos. Antes conversábamos de lo que nos afectaba más seguido, ya ahora que nuestra etapa de acople ha pasado un poco –pero nunca acaba– no hablamos casi de lo que nos costó ser responsables de nosotras mismas. Lo nuevo que es cocinar todos los días, aprender a hacer mercado, lavar la ropa sin dañarla, no dejar pudrir la comida, manejar tu dinero sabiendo que estás gastando en euros. Almorzar una arepa o un sándwich por pereza de cocinar. Ya no le digo tanto de mis momentos de crisis, cuando me sentía sin propósito en un país lejano, o cuando no quería pararme de la cama porque me sentía triste o sola y solo mi fe me levantaba dándome esperanza. Ahora hablamos más de la nueva familia que hemos formado con nuestros amigos y enfatizamos en que una, sin la otra, no lo hubiera logrado.

Recordamos las múltiples experiencias juntas y reímos. Como la vez que me colé en el metro de Barcelona sin saberlo y un mozo de esquadra me escoltó fuera con una amenaza de multarme por lo que había hecho. O la vez que estábamos en Madrid y sacamos tiempo de nuestra apretada agenda de turistas para conocer la Casa de Moneda y Timbre de la Casa de Papel, para enterarnos que el majestuoso edificio que aparece en la serie está en Panamá. También cuando desayunamos juntas en la Torre Eiffel y nos sentíamos en una película romántica o cuando fuimos a un partido del Real Madrid con la entrada más barata en la que escasamente podíamos ver la calva de Zidane. Pero sobre todo hablamos de todo lo que hemos abierto nuestra mente.

Abrir la mente es saber adaptarte, entender que hay cosas que jamás vas a encontrar en este lado del mundo, y conformarte. Aprender a disfrutar de lo que no conoces. Abrir la mente es romper esquemas y ya no sentirte impactada por eso. Primero piensas que todos los europeos huelen feo, luego te das cuenta que no son todos y luego ni siquiera lo notas –tanto–. Al principio odias la fiesta europea, y luego ya hasta la disfrutas sin quejarte mucho. Primero pruebas tantos pintxos que comerlos no tiene sentido, ya después sabes que es lo que te saca de apuros por su versatilidad y economía.

La conversación avanza, pero comenzamos a bostezar sabiendo que ya es hora de partir, se nos viene una larga semana, entonces pagamos, y decimos agur sin pensarlo. Al principio, no sabía si debía responder al agur que me lanzaban los dueños de las tiendas o los cajeros de los supermercados; con el tiempo, me di cuenta que sí, el agur se responde con otro agur y puedes añadir un eskerrik asko.

Al aupa puedes contestar con un aupa de vuelta o con un aupa hi. También puedes decir kaixo, pero es un poco más formal. Mi manejo del euskera se basa en un par de palabras sueltas, que no podría formar en una oración porque no tendría el más mínimo sentido. Este idioma tiene raíces desconocidas y por eso mismo ninguna relación con el español, francés, italiano o cualquier lengua con la que me familiarice de alguna manera. No hay forma de entenderlo si no lo has estudiado –si no lo aprendes de chico, no lo aprendes nunca–, decía mi casera vasca que hacía parte de la generación que Franco silenció y por eso no hablaba euskera. Mi mayor logro es cantar el “cumpleaños feliz” en euskera sin errores e identificar una que otra palabra. Es algo lejano, externo y desconocido, pero, aun así, ya no puedo salir de un lugar sin decir agur.

Todos me dicen que me vine al lugar más opuesto a Colombia en España. Euskadi se caracteriza por ser apagado, lúgubre y sombrío, tiene que ver con el clima, puesto que llueve casi todo el año. Los vascos son en general personas cerradas pero amables, desconfiados pero muy buenos amigos. Son de izquierda, feministas e independentistas, no les gusta España, en toda la región no ves banderas, debido a que no se consideran españoles. La bandera española representa a Franco, tintes de fascismo y represión. No hay devoción alguna por el Real Madrid, es el equipo de la dictadura. Se aferran a su cultura lo que más pueden. Un vasco es del Athletic y del Eroski a muerte.

Le doy un abrazo a Dani, sabiendo que seguro en uno o dos días nos vamos a volver a ver y parto hacia mi casa a 20 minutos del Casco Viejo. Bilbao es tan pequeña que no tomo el metro para devolverme. En esta ruta que va desde la Ria, volteando a la derecha y caminando por Urkixo Zumarkalea derecho, voy muy pensativa, como cuando no puedo conciliar el sueño. En esos momentos extraño mi país, extraño sentirme en mi casa. Extraño levantarme y ver a mi familia. Extraño el grito del señor que vende tamales los fines de semana en mi casa en Ibagué y extraño a mis amigos constantemente; sin embargo, ya no pienso tanto en lo que no tengo. Debe ser porque siento que aún tengo mucho por conocer o tal vez porque el coronavirus ha destronado cualquier otra preocupación en mi mente. 

glosario

1. Casco Viejo: Se refiere al centro, al barrio antiguo de la ciudad.

2. Bollería: Repostería variada.

3. Mozo de Esquadra: Policía autónoma de Cataluña.

4. Pintxos: Generalmente es una rebanada de pan con cualquier cosa encima. Pero también pueden ser pequeños sándwiches. Es un aperitivo tradicional de País Vasco que se pone sobre la barra en cualquier bar, café.

5. Agur: Adiós en euskera.

6. Eskerrik Asko: Gracias en euskera.

7. Aupa: Hola informal en euskera.

8. Aupa hi o aupi: Otra manera de decir hola, es algo así como hola tú. También es informal.

9. Kaixo: La manera más formal de decir hola.

11. Cumpleaños Feliz en euskera:

Zorionak zuri, zorionak zuri, zorionak (nombre) zorionak beti –léase con melodía del cumpleaños feliz–. 13. Athletic: Equipo Atlético de Bilbao o Athletic Club.

14. Eroski: cadena de supermercados originario de País Vasco.

NOTAS DE VIAJE

Es mejor encontrar vivienda antes de llegar. Viaja todo lo que puedas, no sabes cuándo se pueda desatar una pandemia.

No hables mal de tu país, siéntete orgulloso de donde provienes, intenta dejar la mejor impresión de Colombia en los demás.

No compres maleta extra en los vuelos baratos, generalmente no revisan el peso ni tamaño de la maleta.

Cuando compres un vuelo económico, fíjate en el aeropuerto de llegada, a veces un billete de tren hasta el aeropuerto te cuesta más que el mismo tiquete.

Reserva free tours en la ciudad a la que vayas a ir. En los free tours aportas propina voluntaria y haces la reservación por cualquier página web que los ofrezca.

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