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La educación ambiental viaja por Europa

El Colegio Compasión-Escolapios, “la Compa”, como se le conoce en el barrio desde siempre, lleva alrededor de 10 años educando a su alumnado en comportamientos que tienen como objetivo principal la conservación del medio ambiente. Jacobo Rey y Argiloa Jáuregui, director y coordinadora de secundaria del centro, nos hablan de todo lo conseguido.

El proyecto HUELLA VERDE está cumpliendo en este colegio una serie de objetivos de gran importancia. En primer lugar, está el de la educación ambiental. A través de diversas dinámicas implantadas en el centro: Segregación de residuos, en el que el alumnado separa los residuos en contenedores de colores, y analiza cada mes lo recogido; Proyecto Life-Respira, en el que, en colaboración con el Ayuntamiento de Pamplona, ayuda a conservar la estación que está en las pistas de baloncesto y participa en el análisis de los datos de temperatura, viento y ambiente recogidos; Movilidad Sostenible, donde se involucra a toda la comunidad educativa en el uso de transporte saludable; Jardines Permeables, jardines fijos a ambos lados de pasos de cebra del barrio que ayudan en la seguridad vial y en el aprovechamiento del agua de lluvia; Estratificadores Verticales, que ayudan a depurar el agua antes de que caiga contaminada a la red de alcantarillado… y, junto a otras iniciativas que han ido surgiendo de forma puntual cada curso, el alumnado va tomando conciencia de que sus acciones cotidianas tienen repercusión en la huella de carbono que vamos dejando a nuestro paso, intentando que esta sea lo menos impactante posible.

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Pero la cosa no para ahí. El profesorado de inglés cree que el proyecto Huella Verde puede convertirse en una poderosa herramienta para reforzar el aprendizaje del idioma. Es entonces cuando contactan con otros colegios escolapios europeos y encuentran la manera de compartir todo ese conocimiento a través de video-llamadas, con el inglés como medio vehicular. Como resultado de esta experiencia, y conocedores de las posibilidades que la Comunidad Europea ofrece a través del programa Erasmus+, el colegio presenta el proyecto con el fin de conseguir fondos para que, lo que comienza a través de los ordenadores, se pueda convertir en una experiencia presencial y las-os jóvenes puedan visitar los otros centros y acoger a su vez a sus compañeras-os europeos. Fue tan importante justificar la importancia del proyecto de educación ambiental en sí mismo, su vinculación con los distintos servicios públicos, como el hecho de compartirlo con otros colegios. Y el organismo encargado de la concesión creyó en la idea y concedió la financiación. Así es como La Compa consigue que su alumnado pueda visitar el Colegio Piarista en Kecskemét (Hungría) y el Colegio Pijarskie en Lowicz (Polonia) para compartir de primera mano sus logros en materia de conservación del medio ambiente.

La primera visita tuvo ya lugar a finales del pasado octubre, cuando el alumnado húngaro se alojó en casas de alumnas-os en la Rochapea. Durante diez días de convivencia no se permitieron ni un solo minuto para el aburrimiento: a las dinámicas de grupo para romper el hielo del primer día siguieron las siguientes actividades programadas:

−visitaron el Centro de Tratamiento de Residuos de Góngora, donde participaron en un taller de aprendizaje,

−experimentaron de primera mano la movilidad sostenible recorriendo nuestra ciudad en bicicletas eléctricas, −participaron en el diseño y construcción de una app para la gestión de residuos, −diseñaron un plan para fomentar la reducción el uso de aluminio en su colegio, −ayudaron en el anillamiento de aves en el parque fluvial Arazuri, −colaboraron en los retos incluidos en proyecto Huella Verde: pintado de la estación atmosférica, jardines permeables y Proyecto Life-Respira.

Irati Ezkaray, Xabier Munárriz y Noa García, estudiantes del colegio y anfitriones de algunos de las-os visitantes nos cuentan su experiencia. Superados los primeros días por la timidez que supone el no conocerse en absoluto y tener que convivir como hermanas-os bajo el mismo techo, se acabaron convirtiendo en una auténtica cuadrilla. El idioma supuso una barrera en cierta forma ya que se entendían en inglés, pero con las nuevas tecnologías, junto al conocimiento del idioma y al esfuerzo por entenderse, la comunicación fue siempre fluida. En lo que a las actividades se refiere, disfrutaron mucho en el parque fluvial ayudando a liberar las aves cazadas en redes para después pesarlas, medir su envergadura, identificarlas y anillarlas para futuros estudios. Y en el tiempo libre, como no podía ser de otra manera, quedaron en las calles del barrio y aprovecharon para intercambiar distintos aspectos sobre su cultura, en temas como la música y el baile. Una experiencia que reconocen como positiva y enriquecedora. Una experiencia que, seguro, recordarán de por vida. Ahora quedan las siguientes fases del proyecto. A principios de febrero el colegio acogerá a las-os alumnas-os de Polonia para repetir la experiencia vivida en formación sobre la conservación del medio ambiente. A finales de febrero nuestros jóvenes devolverán la visita a sus amigas-os húngaras-os y a mediados de abril el destino será Polonia.

Desde la Revista Ezkaba queremos dar la enhorabuena al Colegio Compasión-Escolapios por esta iniciativa de educación sobre el respeto al medio ambiente en el que vivimos, experiencia que no se ha quedado en lo meramente formativo, sino que ha evolucionado y crecido hasta convertirse en vivencia de intercambio de culturas y conocimiento a lo largo de Europa. Seguiremos de cerca vuestras actuaciones futuras.

TEXTO: INÉS ZAZU ARTUCH. FOTOGRAFÍAS: CEDIDAS

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