3 minute read

Vasconavarros

Joaquín Beunza y Redín abokatu eta politikari eskuindarra, Damaso Intza eta Gumersindo Lizarrakoa fraide kaputxinoak, Guillermo Isidoro Larregui Ugarte bidaiaria, Marcelo Celayeta, Patxi Larrainzar eta Jesús Lezaun apaizak, Nazario Carriquiri politikari, enpresari eta ganaduzalea... guztiak arrotxapearrak edo Arrotxapeari lotuak, guztiak vasconavarros.

¿Vecinas y vecinos rochapeanos, vascas, navarros o vasconavarros? ¿Navarras o españolnavarros? Vasconia, Navarra, Euskal Herria… ¿Cuántas veces hemos hablado, discutido y hasta nos hemos enfadado a la hora de abordar esta cuestión identitaria? ¿Por qué todas esas identidades no tienen el mismo reflejo en la mayor parte de los distintos ámbitos políticos, culturales y mediáticos de estas tierras?

Advertisement

Sí, ya lo sé, ¡menudas ganas de meterme en camisas de once varas!, como decía mi amatxi. Aunque, como me suelen decir quienes bien me conocen, va a ser verdad que disfruto enredando, ciriqueando, bai, zirikatzen, como decimos en euskera. Recuerdo también (y con mucho cariño) aquella réplica en una pequeña charla que me tocó dar en el barrio: “Tú todo lo llevas a tu terreno”. En fin, como aquí no se trata ni de enredar, ni de buscar explicaciones a procesos que son realmente complejos y en los que han influido mil y un factores, en esta ocasión, y próximos números, voy a limitarme a dejar constancia de que, lo que ahora parecen verdades sacrosantas, no siempre lo han sido; es más, el sentimiento vasquista, la visión vasconavarra, ésa que reconoce su identidad, que estima su lengua como propia y natural (aun dándose el caso de no conocerla o hablarla), y que se sabe hermana de los otros territorios vascos, tiene una antigüedad y un arraigo histórico del que no puede presumir el antivasquismo o, por lo menos, gran parte de éste. Lo haremos, por supuesto, a través de rochapeanos que han pasado ya a ser parte, de una u otra forma, de la historia de nuestro barrio, de Navarra, de Vasconia y, jakina!, de Euskal Herria. Un viaje que realizaremos de la mano de Jose Mari Esparza Zabalegi, gracias a su trabajo Vasconavarros: una guía de su identidad, lengua y territorialidad, publicado en la editorial Txalaparta hace ya una década.

Veremos que gentes navarras de todas las ideologías se reconocían en esa identidad vasconavarra. También esos rochapeanos afirmaban y sentían que Navarra es hija de la antigua Vasconia; que sus habitantes fueron los primitivos vascos o vascones; que el euskera es su lengua originaria, y que los navarros, junto a los vascongados occidentales y los vascos continentales, formaban un pueblo con un pasado y unas características comunes que, en su lengua milenaria, se denomina Euskal Herria.

Tras la tragedia que supuso para ese sentimiento el golpe de Estado de 1936, una vez más, ahora durante la Transición en las élites políticas navarras se fue gestando un proceso por el cual, sin consultar a las gentes del viejo Reino, esa identidad vasca acabará siendo negada y tergiversada, la palabra Euskal Herria será prohibida en aulas y libros de texto, y el euskera, lingua navarrorum, será marginado, atacado y repudiado por los de siempre, pero también por ciertos sectores que, abrazándose a aquellos, también han dejado de reconocerse en el espejo de su historia.

En estas páginas hablaremos del abogado y político conservador Joaquín Beunza y Redin, de los frailes capuchinos Dámaso de Inza y Gumersindo de Estella, del aventurero Guillermo Isidoro Larregui, de los sacerdotes Marcelo Celayeta y Patxi Larrainzar, del empresario, político y ganadero Nazario Carriquiri... todos ellos arrotxapearrak, rochapeanos, o muy unidos a nuestro barrio, todos ellos vasconavarros. Van a ser breves biografías de personajes que ya han pasado por estas páginas, resaltando en esta ocasión esos aspectos que, aun siendo en ocasiones los menos relevantes en la vida de alguno de ellos, nos transmiten el sentir del momento sobre la identidad, lengua y territorialidad de los vasconavarros de entonces y, jakina!, de quienes hoy día siguen mirándose con orgullo en el espejo de su historia.

Joaquín Beunza y Redín

Pamplona, 1872-1936. Hijo de unos hortelanos de Arrotxapea. Abogado y dirigente carlista. Nombrado Hijo Predilecto de Navarra en 1927. Concejal de Pamplona-Iruñea, varias veces diputado foral y diputado a Cortes españolas por Navarra en 1931, donde destacó por sus ataques a la política anticlerical del gobierno republicano.

Apoyó en 1918 la reintegración foral plena. “Nosotros, los vascos, somos más antiguos, porque nosotros no datamos” decía en una conferencia de 1927. Fue un firme vasquista y partidario del Estatuto autonómico único para las cuatro provincias, al tiempo que atacaba al nacionalismo vasco, por dar mayor preponderancia a Vizcaya que a Navarra, siendo esta última el único territorio vasco soberano e independiente. Fue miembro de Eusko Ikaskuntza y participó activamente en el Congreso de Estudios Vascos que tuvo lugar en nuestra ciudad en 1920.

Diputado en 1931, formó parte de la Minoría VascaNavarra de cuyo grupo fue presidente y en cuyo nombre defendió el derecho de voto de las mujeres. “Lleno de orgullo regreso a Euskalherria llevando el eco de vuestra voz”, dijo como brindis de despedida tras la inauguración del centro Tradicionalista de Sevilla, en enero de 1932.

Cuando en la asamblea de Pamplona de junio de 1932 se abortó el Estatuto Vasco-Navarro, puso a disposición del partido el acta de diputado, declarando públicamente: “yo he defendido siempre el Estatuto único, que comprendiese las provincias vascas y Navarra. En Pamplona se acordó lo contrario y por tanto no puedo defender en el Parlamento algo que discrepa de mis convicciones”.

El golpe de Estado de 1936 lo sorprendió en Gipuzkoa, donde fue detenido y fusilado por milicianos republicanos.

Fuente: J.M. Esparza, Vasconavarros

This article is from: