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Adiós Adiós al carril bici de Marcelo Celayeta

TEXTO: SARGANTEJA. FOTOGRAFÍAS: ALBERTO CRESPO MONTES

Cada vez somos más quienes usamos la bicicleta para movernos por la ciudad, también por nuestro barrio. Y no es de extrañar: cada vez somos más conscientes de sus ventajas sobre otros tipos de movilidad: en bici, no sólo ahorras tiempo y dinero, contaminas menos y haces ejercicio, además disfrutas de cada trayecto y descubres otro modo de conocer la ciudad e integrarte en ella. Por otro lado, cada vez hay más y mejores carriles bici, lo que supone más tranquilidad y menos riesgos.

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En los últimos tiempos, parece más clara la apuesta por una movilidad que favorezca a los medios no motorizados y son frecuentes las buenas noticias que informan de nuevos tramos de carril bici o mejoras en alguno ya existente. Como, por ejemplo, el de la calle Bernardino Tirapu que facilita la conexión de Rochapea con el centro y que ha sido todo un acierto y un éxito. Por el contrario, no hemos podido ver en la prensa lo que sí hemos visto en la calle: que se ha eliminado el carril bici -más bien acera bici- de Marcelo Celayeta. Tampoco hemos encontrado informa-

Marcelo Celayetako bidegorriak, nahiz eta ongi egina ez egon, lagungarria zen txirrindulaz auzoan

ibiltzeko ción al respecto en la muy cuidada y completa página web de www.movilidadpamplona.es. Pero sí que nos atendieron puntualmente, a la llamada telefónica de la Ezkaba, desde el Servicio de Movilidad y Transporte del ayuntamiento y nos explicaron que de la nueva Ordenanza de Movilidad se deriva la eliminación de los carriles bici sobre las aceras, salvo que se den una serie de circunstancias o requisitos (relacionados con los obstáculos, las anchuras, la velocidad permitida en la vía, etc.) que no se cumplen en Marcelo Celayeta.

De modo que, mientras no se encuentre una alternativa, parece que habrá que resignarse a pedalear por la calzada, con el peligro que ello conlleva.

Hace ya bastantes años, en la época en que se diseñó la modificación de la principal avenida de nuestro barrio, daba la impresión de que en el ayuntamiento había más interés por sumar kilómetros de rayas bici -y así poder aparecer en los rankings de ciudades con más carriles bici- que en cuidar la calidad de los mismos. Por lo visto, ha llegado el momento de sufrir las consecuencias de aquel despropósito.

En lo relativo al servicio municipal de bicicletas, también está claro que ahora se han hecho las cosas mejor que en el pasado. Felizmente, el nuevo servicio es un éxito y, globalmente, hay satisfacción entre sus usuarios-as. Aunque también hay mejoras pendientes, aparte de la demandada ampliación a las localidades vecinas. Una fácil de implementar: deberían repensarse las condiciones de las suscripciones mensual y anual que no son para nada atractivas y son incoherentes con las tarifas "por uso". Otra mejora pendiente, quizás más complicada de conseguir (o más cara): en determinadas horas concretas del día, es habitual no poder aparcar en la estación deseada, por encontrarse ya completa, o lo contrario, encontrarla vacía cuando se desea coger una. Parece necesario ampliar la flota de vehículos dedicados a transportar bicicletas para equilibrar las estaciones o bien ampliar el tamaño de las propias estaciones y la cantidad de bicicletas. Y mirando desde y para la Rochapea, las dos estaciones disponibles -la del bulevar (próxima al carril bici de Bernardino Tirapu) y la de Marcelo Celayeta (ahora ya lejos de cualquier carril bici)- son claramente insuficientes para el barrio. Que de un total de 42 estaciones de la ciudad, en su barrio más poblado sólo tengamos 2, no parece ni lógico ni proporcionado.

En cuanto a otra buena iniciativa como es la red de aparcamientos vecinales para bicicletas, aunque sí hay en el barrio un aparcamiento para residentes, de las ocho de carácter rotatorio, actualmente disponibles en nuestra ciudad, ni uno solo corresponde a la Rochapea.

Confiemos pues en que se mantenga la dinámica de mejoras y, entre otras cosas, no se tarde demasiado en añadir algún carril bici que complemente el ya existente eje norte-sur de Bernardino Tirapu con otro este-oeste. El ya inexistente carril o acera bici de Marcelo Celayeta era manifiestamente mejorable, pero también permitía evitar los riesgos de pedalear por la calzada y facilitaba el uso de la bici en el barrio.

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