Gaceta FacMed No. 275

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Gaceta Facultad de Medicina

Doctora Guadalupe Rojo Sánchez, una histor Médica de la generación de los doctores Guillermo Soberón “En la residencia conocí a mi marido, quien era endocrinólogo, el doctor Gabriel Escobar Caus, y tuvimos la oportunidad de obtener una beca para ir a París a estudiar la especialidad en Nutrición Bioquímica, primero yo me iba a ir becada a Boston, pero en una de las tantas despedidas de los becarios, algunos se iban a ir casados, y entonces él me dijo ‘qué tal si tú y yo también nos vamos casados’, y lo logramos realizar, nos hicimos novios en julio y nos casamos un 28 de septiembre, todo fue muy rápido; posteriormente, nos fuimos a París, donde vivimos dos años”, comentó. Al volver de Francia, la doctora Rojo Sánchez y su esposo abrieron el Laboratorio Clínico Insurgentes, donde los expedientes de pacientes que atendía de manera gratuita triplicaban los de pago y su labor altruista la siguió hasta los 81 años de edad. “Empecé el laboratorio cuando la Endocrinología estaba en pañales en México, pues Por Lili Wences y Azucena Xancopinca

la determinación de una hormona nos llevaba 16 días, y

“En la época en la que yo nací, las mujeres se dedicaban

en la actualidad con una gota de sangre tiene usted el

a ser secretarias o realizar composturas, y a mí se me

resultado inmediatamente, la Medicina ha evolucionado

ocurrió hacer una carrera, así que fui a la secundaria, hi-

de una manera maravillosa, la tecnología sobre todo ha

ce la preparatoria en San Ildefonso y después entré a la

sido muy importante en la Medicina”, subrayó la inves-

Facultad de Medicina de la UNAM, que en aquel entonces

tigadora, quien también es madre de cinco hijas, todas

era la Escuela Nacional de Medicina y se ubicaba en Santo

universitarias y de las cuales tres obtuvieron la Medalla

Domingo”, recordó la doctora Guadalupe Rojo Sánchez. Comentó que su gusto por la Medicina inició desde antes de ingresar a la carrera, pues pertenecía a un grupo social donde realizaban visitas a hospitales donde había niños con algunas patologías: “Ahí pensé que podía llegar a ser médica para lograr curar a los niños”, destacó la universitaria. Recordó que en su época, al no existir residencia para mujeres, su maestro, el doctor Salvador Zubirán Anchondo, la apoyó para que pudiera ingresar como adjunta al Departamento de Dietología, que se ubicaba en el pabellón nueve del Hospital General de México, lugar donde nació el Hospital de Nutrición, hoy Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.

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