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El mundo de los espejos

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Desde adentro

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El mundo de los espejos

Ser escéptico en la vida no es cuestión de personalidad, mucho menos de carácter. Solo basta contemplar los amaneceres para sentir magia en la piel y sentirse vivos. Versa cierta historia, no muy lejana, de una chica que no creía en nada extranormal, hasta que cruzó la puerta hacia el desconocido mundo de los espejos.

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Linda era una chica muy apegada a la moda aesthetic, pero no al extremo. Le encantaba las cosas poco convencionales: música, libros, etc. Con su imponente metro setenta de estatura, su fuerza y su figura adornada con jeans ajustados, dejaba sin palabras al mundo entero. Linda no creía en supersticiones ni en brujerías, ni nada por el estilo. Sin embargo, había escuchado sobre el mito de los espejos rotos, el cual dice que nunca se debe pisar un espejo roto.

Reacia a conocer sobre los otros mundos de la realidad, continuó con su vida cotidiana. De la casa a la universidad, de la universidad a la biblioteca y de nuevo a la casa. Uno de esos días normales se encontró con un libro de una cubierta extraña. Notó que sus manos comenzaron a temblar. En todo el libro solo estaba escrita la frase: “No pises un espejo roto en noche de luna llena. Sí caes, solo una ironía te salvará”. Un poco perturbada, y algo molesta, cerró de golpe el libro y salió de la biblioteca rumbo a casa. Linda no dejó de tener una sensación fea en su cuerpo y empezó a correr. Sin embargo, a punto de llegar a casa, vio un espejo roto en su camino, y en su reflejo, se distinguía en el cielo la luna llena. Intrigada, y para demostrarse a sí misma que no había nada que temer, pisó sobre un pedazo de espejo y todo se volvió oscuro de pronto. Recuperó la noción en una especie de infierno, no por demonios ni por trinches o fuego, sino por la oscuridad, ella tenía miedo desde niña. No muy lejos, Linda distinguió un pequeño resplandor. Se acercó a la fuente de luz y vio a un señor con aspecto de mago.

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-Me llamo Giardinagio, soy el guardián de los mundos ocultos de este planeta. -¡¿Dónde estoy?!- respondió Linda muy asustada. -En un lugar en donde tu susceptibilidad morirá- respondió el mago. -Aquí se rompen todos los prejuicios y se abre la mente de las personas escépticas. A través de los espejos, se pueden ver muchos mundos que viven en tu mente y en tu corazón. Sí quieres salir de aquí y contemplarlos, deberás responder sabiamente. -¿Qué es lo que debo hacer?-contestó Linda. -Solo responde el siguiente acertijo- dijo el mago.

“Cómo una cárcel es, más barrotes no tiene; como una pro- hibición es, porque doblega la invulnerabilidad de un guerrero”

Linda sintió algo de ironía en el acertijo, pero antes de que el mago terminara la cuenta regresiva del tiempo, (solo tenía un mi- nuto), ella respondió... “¡El escepticismo!” -El mago sonrió

Linda despertó en su cama. Estaba acostada y algo sudorosa. Enseguida se dio cuenta que en sus manos tenía un pañuelo que guardaba en su interior un pequeño pedazo de espejo brillante. A través del objeto, Linda podía ver distintos mundos, pero aquellos que ella solo veía en sueños. El fragmento del mundo de los espe- jos que ahora tenía consigo, era una puerta a su interior.

Linda no volvió a ser la misma. Se liberó de prejuicios y abrió su mente para siempre.

Ángel Guanuche

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