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Espiritualidad olvidada

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Desde adentro

Desde adentro

Siempre había tenido la convicción de que nuestro universo encerraba más enigmas de los que podíamos imaginar y por eso procuraba mantener la mente abierta y atenta a todo lo que tuviese un aire de misterio. Ney Yépez Cortés

Espiritualidad olvidada

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Los seres humanos, tan acostumbrados a percibir la vida desde lo corpóreo, olvidamos un aspecto esencial de nuestra existencia: la espiritualidad. El común de la gente desconoce la existencia de mundos multidimensionales inundados de sabiduría, a los que una mente reducida al presente y a su finitud no tiene ni tendrá acceso jamás. El escepticismo nos ciega, nos convence de que la imaginación distorsiona la realidad, y se resiste a un conocimiento mucho más rico, conformándose con lo lógico y fácil asimilar. ¿Pero qué mérito tiene comprender lo descaradamente evidente? El mundo palpable que conocemos es solo una fracción mediocre del mundo real.

La dimensión material hace al protagonista de Crónicas Intraterrestres sentir la humedad de su ropa adhiriéndose al cuerpo cuando caminaba entre la selva, ver la tenue luz de la linterna en mientras descendía al interior de la cueva de los tayos, escuchar ecos extraños en medio de las galerías de la caverna, y oler su propia transpiración en las profundidades de la tierra. La dimensión espiritual, por otro lado, le hace presentir un mal augurio tras la desaparición de su compañero y la extinción de sus linternas eléctricas. Pero el hecho es ignorado, porque la naturaleza humana es obstinada y, aunque cuente con una inmensa potencia espiritual, se niega a liberarla. Nuestra capacidad mental está restringida a conformarnos solo con lo que nuestros sentidos nos dan.

La vida moderna en la ciudad nos plantea un panorama muy superficial. Por el contrario, la comunión con la naturaleza y la espiritualidad

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amplía esa visión, casi perdida, pero todavía a tiempo de rescatar. Un ejemplo de ello son las culturas ancestrales, cuya inmensa sabiduría es muchas veces desconocida o ignorada por el citadino común, quien subestiman estos hallazgos y los cree opacados por los adelantos de la ciencia actual, que en ocasiones resultan pobres comparados con las creaciones de los pueblos antiguos.

Así como el sumergirse en el interior de la tierra -aunque sea a través de la literatura- abre los ojos hacia nuevos mundos, el calar dentro de nosotros mismos nos abre las puertas a una gama inmensa de reflexión y autoexploración extrasensorial. “Debido a que todo el universo es vibración, todo está interconectado entre sí. Las emociones, pensamientos, actitudes y comportamientos de la humanidad que habita la superficie repercuten e incide también en nuestro plano dimensional.” (Yépez, 2010, pág. 85) Sin esa dualidad místico-material que nos compone, no seríamos más que seres vacíos, dotados de vida, pero carentes de sentido para vivirla; una ironía para la evolución.

En este contexto, el autor nos advierte que el legado de la humanidad está en peligro. Nacemos, crecemos y morimos dentro de una burbuja. Pero ese no es el problema, lo verdaderamente preocupante es no darnos cuenta. No explorar otras perspectivas, ni estar abiertos a las posibilidades nos limita enormemente. Porque ver el mundo siempre desde la misma perspectiva es peor que no verlo nunca. En palabras de (Yépez, 2010, pág. 144) “- ¿Y si les fallara su famosa intuición? - Entonces nos equivocamos conscientes de nuestros errores. Así podemos aprender de ellos.” La valoración de la diversidad espiritual se convierte en uno de los grandes retos de nuestra época.

Katerine Chango

REFERENCIAS

• Yépez, N. (2010). Crónicas intraterrestres: en la cueva de los tayos. Quito: Eskeletra.

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