3 minute read
Poesía, el arma de los sentidos
Poesía, el arma de los sentidos
Hablar de poesía es hablar de expresión sensorial, de la puesta en escena de lo real, de lo observado, de lo vivido, usando un lenguaje que tiene armas recursivas y potentes como las figuras retoricas (por ejemplo). El estado de ánimo de quien escribe influye de manera directa al momento de expresar lo recolectado por varios de sus sentidos, en especial por el sentido de la vista, he allí la importancia de la imagen en la poesía. Para el poeta peruano José Watanabe, escribir poesía es algo así como un acto reflexivo, en el que las accio- nes rápidas del ojo (como artefacto recolector de datos de lo que llamamos realidad), se plasman en los escritos que van cargados de retratos, como en el texto Animal de Invierno:
Advertisement
“Nuevamente veré en las faldas del macizo vetas minerales como nervios petrificados, tal vez en tiempos re- motos fueron recorridos por escalofríos de criatura viva. Hoy, después de millones de años, la montaña está fuera del tiempo, y no sabe cómo es nuestra vida ni cómo acaba. Allí está, hermosa e inocente entre la neblina, y yo entro en su perfecta indiferencia y me ovillo entregado a la idea de ser de otra sustancia” (Watanabe, 2012).
Entonces, ¿es verdaderamente importante hacer poesía en un tiempo en el que la belleza de las palabras es opacada por la violencia y lo banal?, por su puesto, al igual que Wata- nabe, podemos hacer el uso potente de nuestros sentidos, y darles la importancia que realmente merecen, muchas veces solo vemos las cosas por la superficie, sin adentrarnos y dar- nos cuenta que, de allí es de donde salen los mejores escritos, lo mismo pasa con los aromas, los sabores y los sonidos, dejamos que las experiencias sensoriales sean básicas, y no vamos más allá con la escritura y exposición de lo que consideramos parte de la realidad.
La importancia de escribir poesía, radica en la originalidad y creatividad que se expresa al momento de transmitir las palabras que no buscan encajar ni ajustarse a la cotidianidad, es un tipo de protesta que rompe el vínculo o se divorcia del clásico uso de “las palabras bonitas” que agradan a la socie-
89
dad en general, se trata de irrumpir y establecer algo fuera del canon que nos ha sometido por tanto tiempo. Cuando leemos poemas como: En el ojo de agua, Boa, Orgasmo, El Lenguado, todos estos del poeta ya mencionado, nos damos cuenta que las experiencias sensoriales no son simples actos corpóreos, son prácticas que se pueden transmitir por medio de la escritura y causar diversas sensaciones en las personas que las lean.
Para el escritor Fernando Pessoa, el poeta se convierte en un gazmoño, alguien que transmite sentimientos que muchas veces no siente, pero que hacen que el lector se sienta identificado: “El poeta es un fingidor, que finge constantemente, que hasta finge que es dolor, dolor que en verdad no siente. Y, en el dolor que han leído, al dolor de sus lectores vienen, no los dos que él ha tenido, solo que él no tiene. Y así en la vida se mete, distrayendo a la razón, y gira el tren de juguete, que se llama corazón” (Pessoa, 2011).
Ahora entendemos que la poesía no es, solamente, hablar de las causas perdidas, o de los sentimientos de parejas enamoradas al estilo Shakespeare, la poesía también puede transmitir verdades atrapadas a través de los sentidos, verdades que muchas personas no pueden ver, sentir u oír, pues, solo usan el cuerpo para actos de la carne, y no para actos de espíritu, y es en los actos del alma en los que las ideas pueden transmitirse sin sesgos implantados que nos limiten.
La poesía es el arma de los sentidos, es el instrumento que tienen los escritores para contar con libertad lo que sienten o creen que otra persona pueda sentir al momento de leerlos. La poesía es un arma rebelde que enfrenta la fría realidad sin derramar sangre ni usar fuerza corpórea, la fuerza de la poesía está en el uso de las figuras retoricas, sus mejores aleadas.
Olga Denisse Preciado Bone
REFERENCIAS
• WATANABE José, (2012) Perú. ANIMAL DE INVIERNO. Bajo la Luna Poesía.. • PESSOA Fernando, (2011) Portugal. EL POETA ES UN FIN- GIDOR. Edición y traducción Ángel Crespo. Poesía Austral.