A. Estilos de aprendizaje según la selección y representación de la información En el estilo de aprendizaje influyen distintos factores, uno de los más influyentes es el relacionado con la forma de seleccionar y representar la información. Por medio de los sentidos se percibe gran cantidad de información. El cerebro selecciona una parte e ignora el resto, de acuerdo con los intereses personales y la forma en la que se percibe dicha información. El modelo de la Programación neurolingüística de Bandler y Grinder es llamado también visual-auditivo-kinestésico (VAK), plantea que los sistemas para representar mentalmente la información son tres: visual, auditivo y kinestésico. Generalmente, se utilizan los sistemas de representación de forma desigual, potenciando unos e infrautilizando otros. Utilizar más de un sistema de representación es importante por dos motivos: Los sistemas de representación se desarrollan cuando se utilizan Cuando una persona está acostumbrada a seleccionar un tipo de información absorberá con mayor facilidad la información de ese tipo; mientras que ignorará la que recibe por el canal que emplea con menos frecuencia, no porque no le interese, sino porque no está acostumbrada a prestarle atención a esa fuente de información. Dentro del proceso de aprendizaje, esto implica que después de recibir la misma explicación, no todos los estudiantes recordarán lo mismo. A algunos les será más fácil recordar lo que fue escrito en la pizarra; otros podrán recordar mejor las palabras del profesor; y un tercer grupo, recordará mejor la impresión que le causó la explicación.
Los sistemas de representación no son neutros Cada sistema de representación tiene sus propias características y reglas de funcionamiento. Estos sistemas no son buenos ni malos, pero sí más o menos eficaces para realizar determinados procesos mentales. Por lo tanto, el comportamiento de los estudiantes variará según se favorezca un sistema de representación u otro, es decir, según sean más visuales, auditivos o kinestésicos. Por iniciativa de John Grinder y Richard Bandler surge el modelo basado en la programación Neuro-Lingüística (PN L), también conocido como VAK (visual, auditivo y kinestésico). • Sistema de representación visual Se utiliza cuando se piensa en imágenes, es decir, se ve mentalmente la información. Las personas que utilizan el sistema de representación visual, tienen más facilidad para absorber grandes cantidades de información con rapidez. Visualizar, ayuda además, a establecer relaciones entre distintas ideas y conceptos. Cuando un estudiante tiene problemas para relacionar conceptos, se debe a que está procesando la información en forma auditiva o kinestésica. Las capacidades de abstracción y de planificación están directamente relacionadas con la capacidad de visualizar. Los estudiantes visuales aprenden mejor cuando leen o ven la información de alguna manera. En una conferencia, por ejemplo, preferirán leer las fotocopias o transparencias que seguir la explicación oral, en su defecto, tomarán notas para tener algo que leer.
• Sistema de representación auditivo Al utilizar el sistema de representación auditiva se recuerda la información de manera secuencial y ordenada. El sistema auditivo no permite relacionar conceptos o elaborar conceptos abstractos con la misma facilidad que el sistema visual y no es tan rápido. Sin embargo, es fundamental en el aprendizaje de los idiomas y de la música. Los estudiantes auditivos aprenden mejor cuando reciben las explicaciones oralmente y cuando pueden hablar y explicar esa información a otra persona. • Sistema de representación kinestésico Procesa la información asociándola con las sensaciones y movimientos del cuerpo. Aprender utilizando el sistema kinestésico es, generalmente, mucho más lento que con cualquiera de los otros dos sistemas. El aprendizaje kinestésico se caracteriza por ser profundo, por lo que permanece por más tiempo. B. Estilos de aprendizaje de acuerdo con la organización de la información La información se percibe por medio de los sentidos; se selecciona parte de esa información y posteriormente, se recupera mediante los tres grandes sistemas de representación: visual, auditivo o kinestésico. La información seleccionada se debe organizar. Aprender no consiste en almacenar datos aislados. El cerebro humano se caracteriza por su capacidad de relacionar y asociar la información que recibe continuamente, buscar pautas y crear esquemas para entenderla. Aunque todos los seres humanos organizan la información que reciben, no todos siguen el mismo procedimiento. Intervienen, una vez más, las distintas preferencias y estilos de aprendizaje. Por ejemplo, dos estudiantes predominantemente visuales pueden aprender de manera distinta y tener resultados distintos, dependiendo de cómo organicen esa información visual.
Uno de los distintos modelos que se ocupan de la manera de organizar la información, es la teoría de los hemisferios cerebrales, la cual considera que cada hemisferio es el responsable de la mitad del cuerpo situada en el lado opuesto; es decir, el derecho dirige la parte izquierda del cuerpo, mientras que el izquierdo dirige la parte derecha. Cada hemisferio presenta especializaciones que le permiten realizar tareas determinadas, en una modalidad distinta de pensamiento, lo cual ha llevado al concepto de uso diferencial de hemisferios. Esto significa que existen personas que son dominantes en su hemisferio derecho y otras dominantes en su hemisferio izquierdo. La utilización diferencial se refleja en la forma de pensar y actuar de cada persona; quien sea dominante en el hemisferio izquierdo será más analítica, en cambio quien tenga tendencia hemisférica derecha será más emocional. Aunque cada persona utiliza permanentemente todo su cerebro, existen interacciones continuas entre los dos hemisferios y generalmente uno es más activo que el otro. En la determinación de la dominancia de los hemisferios influyen factores sociales. Cada hemisferio procesa la información que recibe de distinta manera, es decir, hay distintas formas de pensamiento asociadas con cada hemisferio. •
El hemisferio lógico, normalmente el izquierdo, procesa la información de manera secuencial y lineal. Forma la imagen del todo a partir de las partes y se ocupa de analizar los detalles. El hemisferio lógico piensa en palabras y en números.
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El hemisferio holístico, normalmente el derecho, procesa la información de manera global, parte del todo para entender las distintas partes que componen ese todo. El hemisferio holístico es intuitivo, en lugar de lógico, piensa en imágenes y sentimientos.
Aunque no siempre el hemisferio lógico corresponde al hemisferio izquierdo ni el holístico al derecho, al inicio se pensó que así era, porque con frecuencia se habla de alumnos hemisferio izquierdo (o alumnos analíticos) y alumnos hemisferio derecho (o alumnos relajados o globales). Para aprender en forma eficaz, es necesario utilizar los dos hemisferios, aunque la mayoría de personas tienden a usar uno más que el otro. Esto determina las habilidades cognitivas que se poseen, porque cada manera de pensar está asociada con distintas habilidades.
El comportamiento de los alumnos en el aula variará en función del modo de pensamiento que prefieran. Sin embargo, cuanto más complicada sea la tarea, más importante será utilizar todos los modos de pensamiento y no uno solo. Lamentablemente, el sistema escolar y la sociedad prima el hemisferio lógico sobre el hemisferio holístico. C. Estilos de aprendizaje de acuerdo con el procesamiento de la información La información que se percibe se organiza y posteriormente, se procesa de varias maneras. El modelo elaborado por Kolb (1976,1984) parte de la base que para aprender es necesario trabajar con la información que recibimos. Kolb afirma que se puede partir de una experiencia directa y concreta o bien de una experiencia abstracta, como la que se tiene cuando se lee acerca de algo o cuando alguien cuenta un relato. Las experiencias, abstractas o concretas, se transforman en conocimiento cuando se procesan de alguna de estas dos formas: reflexionando y pensando sobre ellas o experimentando en forma activa con la información recibida. Añade que para que se produzca un aprendizaje realmente efectivo, es necesario trabajar esas cuatro categorías. O lo que es lo mismo, según el modelo de Kolb, un aprendizaje óptimo es el resultado de trabajar la información en cuatro fases. Kolb, identificó dos dimensiones principales del aprendizaje: la percepción y el procesamiento. Afirma que el aprendizaje es el resultado de la forma como las personas perciben y luego, procesan lo que han percibido.
Describió dos tipos opuestos de percepción: a través de la experiencia concreta o a través de la conceptualización abstracta y de las generalizaciones. También encontró ejemplos de los extremos referentes a las diferencias en el procesamiento: algunas personas procesan a través de la experimentación activa (la puesta en práctica de las implicaciones de los conceptos en situaciones nuevas); mientras que otras lo realizan a través de la observación reflexiva. La yuxtaposición de las dos formas de percibir y las dos formas de procesar es lo que llevó a Kolb a describir un modelo de cuatro cuadrantes para explicar los estilos de aprendizaje: •
Involucrarse enteramente y sin prejuicios a las situaciones que se le presenten.
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Reflexionar acerca de esas experiencias y percibirlas desde varias aproximaciones.
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Generar conceptos e integrar sus observaciones en teorías lógicamente sólidas.
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Ser capaz de utilizar esas teorías para tomar decisiones y solucionar problemas.
De la experiencia concreta (EC), la observación reflexiva (OR), la conceptualización abstracta (CA) y la experimentación activa (EA) se desprenden los cuatro estilos de aprendizaje. Para identificarlos, Kolb creó un inventario para medir los puntos fuertes y débiles de las personas, en el que se les solicita que ordenen, en forma jerárquica, cuatro palabras que se relacionan con las cuatro capacidades.
A continuación se describen los cuatro tipos dominantes de estilos de aprendizaje: