ElĂas Betanzos
Requisitos par a ser feliz Julio 2014
Requisitos par a ser feliz El铆as Betanzos 路 Julio 2014
Ediciones Ginosko Año iv Número 7 «Cita Con Dios» es una publicación mensual gratuita con un tiraje de 16,000 ejemplares. Descargue la versión digital en www.familiacap.org CENTRO DE ALABANZA Y PROCLAMACIÓN Reuniones dominicales: 10 am, 12:30 y 7:00 pm Martes: 7 pm Km. 6.5 Carretera Oaxaca-Tule (Deportivo Oaxaca), San Francisco Tutla Oaxaca de Juárez, Oax. Oficinas: Jazmines No. 909, Col. Reforma Oaxaca de Juárez, Oax. C.P. 68050. Tels. 01 (951) 5151733/ 01 (951)5184878 Si deseas anunciarte en esta publicación, llama al 515 1733 (951)1353675 Mario Mejía / (951)1353676 Susana Lozano e-mail: susanloz@hotmail.com
Cita con Dios · la reunión a la que no puedes faltar
Requisitos par a ser feliz Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Filipenses 4.4
A
principios del 2014 declaré que este sería un año de felicidad, sin embargo debemos recordar que la felicidad es una elección: tú eres tan feliz como decidas serlo. Si hoy, que han transcurrido 6 meses, todavía vives infeliz, no puedes culpar a nadie por tu infelicidad porque a fin de cuentas, has sido tan feliz como lo decidiste. A pesar de haber declarado que viviríamos un año feliz basados en las promesas de Dios, y de que nuestras declaraciones estén cargadas de fe, nos encontraremos a cada paso con asesinos de nuestra felicidad que nos llenarán de duda y temor, por ejemplo: el dolor, las críticas, el estrés, las preocupaciones de la vida y los problemas; todos ellos se han convertido en asesinos de nuestro gozo. Por tal motivo, en este mes de julio en que iniciamos el segundo semestre, queremos recordarte a través del estudio de la Palabra de Dios que podemos ser felices a pesar de estos asesinos. Lo anterior se ilustra en la vida del apóstol Pablo quien estuvo en la cárcel, encadenado a un soldado romano y vigilado las 24 horas del día; sin embargo él nos exhorta “Regocíjate en el Señor”. Él fue apresado injustamente solamente por predicar el Evangelio, sin haber hecho nada malo. Cualquiera en su lugar estaría triste y amargado, pero él no estaba así. Él escribe desde la prisión para decirnos “Sí podemos ser felices a pesar de todo”, porque nuestra felicidad no depende de las circunstancias externas, sino de la presencia de Dios en nuestra vida. “Puedo regocijarme en todo tiempo y puedo contentarme cualquiera sea mi situación, aunque esté en prisión”. Aunque por fuera estaba viviendo un infierno, por dentro su corazón rebosaba de paz porque Jesús estaba con él, llenándolo de felicidad. ¡Bienvenido a la vida abundante que Dios te ofrece! Pastor Elías Betanzos Luis Director General
 Martes 1o de julio | Lectura del día: Mateo 5:12
La felicidad está en el ser y en el hacer
Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.” Mateo 5:12
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a nación de los ee.uu. se inició con una Declaración de Independencia. En ella, los fundadores de la nueva nación afirmaron que, a todas las personas, su Creador les había concedido ciertos derechos irrenunciables. Entre ellos está el derecho de aspirar a la felicidad. Los descendientes de esos primeros líderes están poniendo en práctica ese “derecho” con furia desenfrenada. Los americanos constantemente han buscado la buena vida trasladándose del este al oeste, de una casa a otra, de un trabajo a otro, de un matrimonio a otro. No permiten que nada les impida seguir en “busca de la felicidad”. No debería sorprendernos que nuestro Señor tuviera algo que decir respecto a la felicidad. Sin embargo, como sucedía a menudo, lo que Jesucristo enseñó estaba en contradicción con el espíritu de la época; era tan extraño para Su tiempo como para el nuestro. La declaración fundamental de nuestro Señor acerca de la felici- dad se conoce con el nombre de “las Bienaventuranzas” (Mateo 5:1-12). Las tres primeras tratan del reconocimiento de nuestra nece- sidad. “Los pobres en espíritu, los que lloran y los mansos” (v. 3-5) son personas que, por haber reconocido su pobreza espiritual, ex- perimentan una profunda tristeza que los lleva a buscar a Dios para encontrar salvación. Luego sigue la gran declaración de cómo esas necesidades pueden ser satisfechas. “Los misericordiosos, los de limpio corazón, los pacificadores” (v. 7-9) describen a aquel que busca a Cristo. La felicidad está en el ser, no en el tener. Las tres últimas describen los resultados de esa satisfacción. Un día Jesucristo hizo algo humillante: Lavó los pies sucios de Sus discípulos ( Juan 13:1-17). Esto captó la atención de ellos. Él dijo: “Ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (v. 15). Y terminó diciendo: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados [makarios] sois si las hacéis” (v. 17). La felicidad no es sólo ser, sino también hacer, servir y vivir para los demás. La felicidad cristiana es resultado de la generosidad. ¿Qué dijo Cristo respecto a la felicidad? Que la encontraremos sólo en Él, al servir a otros. ¿Es una enseñanza revolucionaria? Sin duda alguna, pero da resultado.
No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz
 Miércoles 2 de julio | Lectura del día: Mateo 5:1-3
Felices a pesar de todo
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Mateo 5:3
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uestro Señor Jesucristo abrió Sus labios para enseñar a Sus discípulos y a una multitud de Sus seguidores las condiciones en que viven los ciudadanos del reino. Utiliza la palabra Makarios en griego, que se traduce en español como “Bienaventurados” y que significa, “Tres veces felices”. Mientras que en Lucas 6:20 se habla que son “Bienaventurados los pobres”, en Mateo 5:3 se mencionan como “Tres veces felices los pobres en espíritu”. Entendemos que en la versión de Mateo el énfasis está en la cualidad espiritual de los ciudadanos del reino, mientras que en Lucas la condición externa queda un poco más en el primer plano. Sin embargo, estamos conscientes de que nuestro Señor Jesucristo no quiso decir que toda persona que es pobre en posesiones terrenales, por esa sola razón haya de ser considerado “bienaventurado”. Lo que sí podemos entender es que aunque las personas sean pobres,porsufeenel“HijodelHombre” (Lucas 6:22),deellosesel reino de los cielos. En las riquezas espirituales está nuestra felicidad, nuestro contentamiento, nuestra alegría. En la Universidad de Harvard en los Estados Unidos de Norteamérica, el curso con mayor popularidad y éxito, más que los de economía, es sobre la felicidad. Dicho curso se llama “Mayor felicidad”, y es dictado por Tal Ben Shahar. Esta materia atrae a 1400 alumnos por semestre y 20% de los graduados de esta universidad toman esta clase electiva ¿Por qué? Quizá porque este curso está basado en las últimas investigaciones de psicología positiva. En realidad no enseña a ser feliz, tan sólo intenta que los estudiantes sepan cómo obtener mayor felicidad. Qué bendición saber que aun teniendo pocos recursos materiales, podemos encontrar la verdadera felicidad en una relación personal con nuestro Salvador Jesucristo. Reconozcamos nuestra necesidad de Dios y seremos humildemente pobres en espíritu. Ninguna otra cosa nos dará mayor felicidad que la vida unida a Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, nutrida por Su Palabra.
No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz
 Jueves 3 de julio | Lectura del día: Filipenses 4:10-23
Aprendiendo a vivir en contentamiento
No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar s atisfecho en cualquier situación en que me encuentre. Filipenses 4:11
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na de las claves para disfrutar la vida y ser felices es aprender a vivir en contentamiento; el apóstol Pablo dice “He aprendido a vivir contento, cuando tengo mucho o cuando no tengo nada”. Esto es contentamiento, y se puede aprender. Te voy a compartir algunos consejos que pueden ayudarte a vivir en contentamiento. • deja de compararte con otros. Debes saber que Dios te hizo único; Dios no hace clones, ni copias, por lo que eres especial; aún los gemelos son diferentes. En 2 Corintios 10:12 dice “No nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos” y el resto del texto nos dice que es una tontería compararnos con otros. Si queremos aprender a vivir en contentamiento, lo primero que tenemos que hacer es dejar de compararnos con otras personas. • disfruta lo que tienes. En demasiadas ocasiones nos pasamos la vida persiguiendo lo que queremos y no nos detenemos a disfrutar lo que ya tenemos; las personas no disfrutan lo que ya tienen porque siempre están detrás de algo más. ¿Sabías que Dios quiere que disfrutes la vida, no solamente que la toleres? Dios creó todas las cosas para nuestro deleite. Cuando yo le regalo algo a mis hijos me gusta ver que lo disfruten; Dios que es nuestro Padre nos da regalos para que los disfrutemos, así que aprende a disfrutar lo que Dios te da hoy y así podrá darte más. • enfócate en lo duradero, no en lo temporal. Construye tu vida en valores espirituales, en valores eternos; las posiciones y las cosas materiales son temporales, pero la Palabra de Dios y las personas que viven en Cristo son eternas, así que vive tu vida leyendo y practicando la Palabra y construyendo relaciones cordiales, de respeto y amor con las personas. En este día agradece a Dios por ser único, por las bendiciones que tienes y porque te ha dado el regalo de la vida eterna; al hacer esto, tu corazón se alegrará y aprenderás a vivir contento con lo que Dios te da, especialmente con el privilegio de conocerlo a Él.
No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz
 Viernes 4 de julio | Lectura del día: Mateo 5:4, Juan 11-28-37
Llorando de felicidad
Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Mateo 5:4
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l llanto es un medio a través del cual expresamos nuestros sentimientos y comunicamos nuestras emociones. Aunque, de manera general, al llanto se le asocia con debilidad, enfermedad, luto, pérdida material, orgullo herido, tristeza o dolor, se ha descubierto que las lágrimas tienen muchos beneficios a la salud. Raquel Molero, psicóloga de adultos del isep Clínic de Barcelona, España, explica que en nuestro organismo hay sustancias que operan en multitud de procesos, como la oxitocina, “que libera la madre cuando está cerca del hijo y le aporta una sensación de calma. Del mismo modo, después de haber llorado mucho, queda una sensación de bienestar por la liberación de estas sustancias”, agrega. Así pues, llorar es beneficioso. Por este motivo, es importante que desde la infancia se eduque a los niños para que expresen sus sentimientos y comuniquen sus emociones, en lugar de reprimirlos. Otra causa del llanto es la empatía, es decir, ponernos “en los zapatos de otro”. A medida que lloramos con alguien que está pasando por problemas, enfermedad, escasez o una situación difícil, se reduce la intensidad de las emociones fuertes, disminuye la angustia y poco a poco ambas personas se relajan, se calman, hay un aumento en la lucidez para ver las cosas de una manera más racional y el afectado consigue que esas emociones intensas se hagan más pequeñas y manejables. De allí el consejo bíblico de “llorar con los que lloran”. La gente que escuchaba a Jesús aquel día debe haber quedado fascinada con el mensaje: Nuestro Señor estaba compartiendo cosas que superficialmente parecían absurdas. Estaba diciendo que no eran los ricos, los alegres, los bien alimentados y los que no estaban oprimidos quienes debían considerarse felices, sino más bien los pobres, los que lloran, los hambrientos y sedientos, y los perseguidos, porque Dios ofrece consuelo a todos estos necesitados. Agradezcamos a Dios hoy y todos los días que cuando pasamos por la experiencia del llanto, somos consolados por Él. No importa cuál sea la causa de las lágrimas, el Espíritu Santo, nuestro Consolador, trae la tranquilidad necesaria a nuestra vida.
No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz
Sábado 5 de julio | Lectura del día: Génesis 37:12-20
Tu actitud es importante
Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle. Génesis 37:18
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uchas veces pensamos que la paz y la felicidad son asuntos que tienen que ver con la ausencia de problemas, con la quietud y la calma, cuando todo marcha bien. Es difícil pensar en paz y felicidad en momentos de tribulaciones o en una vida llena de dificultades. ¿Será posible una vida de paz y felicidad en medio del mundo que nos ha tocado vivir, en donde si no es una cosa lo que nos pasa, es otra? ¿De dónde sacamos la idea de que la vida segura y agradable es la ausencia de las dificultades, y que la comodidad de la holgura hizo a las personas buenas o felices? Tantas cosas pasan en nuestra vida que más bien la tendencia es a vivir una vida acongojada y tirante. Cuando pensamos en personas pacíficas y quietas, pensamos en la Madre Teresa o en el Dalai Lama, personas que han logrado ascender a una escala de la espiritualidad que sólo algunos muy contados lo pueden hacer; pero nosotros, hombres y mujeres comunes y corrientes, que tenemos que enfrentarnos todos los días con la ida al trabajo, con el alza de los precios, con tantas circunstancias complejas cada día, decimos que esto no es posible para nosotros. Si hay alguien que vivió una vida muy difícil y que podía hacer de su vida una desgracia fue José, a quien se le conoce como “El soñador”. Todos hemos pasado por circunstancias en la vida que nos han marcado: alguna tragedia, algún desengaño, alguna traición, y cada uno ha adoptado una actitud frente a eso que le ha sucedido. Hay quienes lo han tomado como un impulso para crecer, a algunos les ha creado un carácter amargado, y a otros los problemas más bien les han endulzado el carácter. Nuestra vida es obra de nuestros pensamientos. Una persona no es herida tanto por lo que sucede, sino por su opinión de lo que sucede.
No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz
 Domingo 6 de julio | Lectura del día: Marcos 1:40-45
Dios quiere y puede
Movido a compasión, Jesús extendió la mano y tocó al hombre, diciéndole: −Sí quiero. ¡Queda limpio! Marcos 1:41 (nvi)
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a historia de la sanidad de este leproso nos deja esta enseñanza: Dios quiere y puede. Este hombre sufría no sólo físicamente con una enfermedad incurable, sino también emocionalmente, pues era rechazado por la sociedad a causa de su enfermedad. Probablemente la fama de Jesús ya se había extendido y él escuchó que Jesús sanaba enfermos; entonces vino a Él de la manera correcta: “le rogó y se postró de rodillas” y esta fue su oración: “si quieres puedes limpiarme” (v. 40). Parafraseando esta oración podría ser así: “Señor soy inmundo, estoy sucio y sé que Tú puedes limpiarme de mi lepra, pero no sé si quieras; no dudo de Tu poder, yo sé que puedes, pero no estoy seguro que me ames tanto como para sanarme, no estoy seguro que te importe un poco, soy un leproso y hay personas más importantes que yo”. Estoy seguro que el leproso había escuchado que Jesús había sanado a la hija de Jairo o resucitado a Lázaro, pero su caso era distinto; él era un leproso rechazado por la sociedad, totalmente despedazado. Su problema no era si Dios podía o no podía sanarlo, era si Dios quería hacerlo. La respuesta de Jesús es enfática, “no solamente puedo, sino también quiero sanarte”. A Jesús no le importó la condición del leproso, a Él no le dio asco, e incluso extendió Su mano y le tocó y ordenó sanidad, y esto habla de la gracia de Dios.
Jesús está interesado en todos nosotros, no importando nuestra condición social, física o económica Él estuvo dispuesto a ser colgado en una cruz con tal de que podamos recibir la bendición de Su gracia sanadora. Alégrate y se feliz este día, pues nuestro Señor quiere y puede.
No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz
Lunes 7 de julio | Lectura del día: Mateo 5:5, Mateo 11:25-30
Felices siendo mansos
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Mateo 5:5
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i buscáramos una diferencia entre ser “pobre en espíritu” y ser “manso”, diríamos que la primera designación describe al hombre como es en sí mismo, es decir, quebrantado de corazón; la segunda describe al ser humano en su relación con Dios y con los demás, como alguien que no se resiente, no guarda rencor, se refugia en el Señor y entrega su camino enteramente a Él. Puesto que el favor de Dios significa todo para el manso, ha aprendido a soportar con gozo “el despojo de sus bienes”, sabiendo que tiene una mejor y perdurable herencia (Hebreos 10:34). Al hablar de mansedumbre, tenemos que considerar que no es debilidad. No consiste en tener una columna vertebral de goma, ni una espalda de hule para soportar todo sin quejarse. Más bien, es manifestar un carácter sumiso ante la provocación, una disposición a sufrir y no causar daño a otros. La persona mansa deja todo en las manos de Dios, confiando plenamente en Él. Lo que hace feliz al ser humano que es manso es saber que, cuando nuestro Señor Jesucristo regrese, él heredará los nuevos Cielos y la nueva Tierra, es decir, el Universo renovado del cual toda mancha de pecado y todo rastro de maldición se habrán quitado y en el cual morará la justicia (Apocalipsis 21:1). Aunque mientras esta bendición plena se cumple y los mansos quizá posean una pequeña porción de esta tierra o de bienes materiales, su mirada está al final de los tiempos, cuando se cumplirá esta promesa divina. Alejandro ahora comprende el carácter de su padre Guillermo cuando soportó cristianamente el despojo de su casa por parte de quien se ostentaba como su “papá adoptivo”: su tío Salustio que, falsificando documentos, le quitó lo que de más valor tenía. Alex nunca escuchó una queja de su papá y sí palabras de bendición para su tío. Las autoridades hicieron justicia y devolvieron la propiedad al verdadero dueño. Agradezcamos a Dios por aquellos que siendo mansos, son una bendición para sus prójimos, reconociendo que ellos serán bendecidos por nuestro Señor aun en el trato injusto.
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días
 Martes 8 de julio | Lectura del día: Romanos 12:1-21
El egoísmo, un destructor de la felicidad Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. Romanos 1:10
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ivimos en un mundo ensimismado, en el cual todos buscamos sólo lo propio; no estamos interesados en el bienestar de los demás y la cultura que nos rodea nos enseña a enfocarnos en nuestra apariencia, nuestros sentimientos y nuestros deseos personales. Parece que el objetivo es buscar el mayor nivel de placer y satisfacción personal sin importarnos los demás o incluso pasando sobre ellos, si es necesario, para alcanzar nuestras metas. Esto ha hecho de nuestro mundo, un mundo infeliz, lleno de amargura y por consiguiente, un mundo destructivo. El egoísmo ha destruido matrimonios debido a que todos queremos que nos hagan felices, pero no queremos hacer feliz al cónyuge, y es por eso que dos de cada tres matrimonios se están divorciando en la actualidad. Por desgracia todos traemos arraigados el egoísmo desde el nacimiento, es un rasgo que detestamos en otras personas, pero que justificamos en nuestro caso. La razón de nuestra tristeza radica en el egoísmo, es un destructor de nuestra felicidad, pero gracias a Dios hay cura para el egoísmo y es el amor; no el amor erótico, sino el amor de Dios. Dios es un dador, dio a Su hijo por amor a nosotros; cuando tenemos el amor y lo ofrecemos, eso trae alegría a nuestro interior que se refleja en nuestro exterior; cuando le das prioridad al bienestar de tu cónyuge hay una satisfacción que las acciones egoístas no pueden dar.
Renuncia al egoísmo, ve por el bien de los demás y te darás cuenta que el gozo s erá permanente en tu vida. Filipenses 2:3 nos amonesta diciendo: “nada hagáis por egoísmo o por vanagloria”.
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días
 Miércoles 9 de julio | Lectura del día: Mateo 5:6, Isaías 11:1-5
Saciados de justicia y felices
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Mateo 5:6
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n esta triple felicidad o bienaventuranza, desde las profundidades de su conocimiento de la pobreza espiritual, de su lloro y de su mansedumbre, los ciudadanos del reino claman a Dios por la completa satisfacción de su necesidad espiritual básica, es decir, la justicia. Esta justicia consiste en una completa conformidad con la santa ley de Dios, esto es, con Su voluntad. En el noveno artículo de fe de nuestra iglesia leemos que “Creemos que la justificación es aquel acto benigno y judicial de Dios por el cual Él concede pleno perdón de toda culpa, la remisión completa de la pena por los pecados cometidos y la aceptación como justos de los que creen en Jesucristo y lo reciben como Salvador y Señor.” La regeneración o nuevo nacimiento es aquella obra de gracia de Dios por la cual la naturaleza moral del creyente arrepentido es vivificada espiritualmente y recibe una vida distintivamente espiritual, capaz de experimentar fe, amor y obediencia. La adopción es aquel acto benigno de Dios por el cual el creyente justificado y regenerado se constituye en hijo de Dios. Lo que nos hace sentirnos felices es que junto con la justificación, la regeneración y la adopción, que son simultáneas en la experiencia de los que buscan a Dios y se obtienen por el requisito de la fe, precedida por el arrepentimiento, y que el Espíritu Santo da testimonio de esta obra y estado de gracia, nos regala nuestro Señor la salvación completa, y así somos espiritualmente saciados, llenos, plenos. Un capellán estaba hablando a un soldado mientras se recuperaba en un hospital. −Usted ha perdido un brazo en la gran causa, dijo el capellán. −No − dijo el soldado con una sonrisa– Yo no lo perdí, yo lo di. De esa misma manera, Jesús no perdió Su vida, Él la dio voluntariamente para que nosotros pudiéramos ser perdonados, y llevarnos finalmente al cielo. Lo que nos hace felices es que, aunque nuestros recursos espirituales no son suficientes para justificarnos, nuestro Señor Jesucristo pagó el precio de una salvación plena.
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días
 Jueves 10 de julio | Lectura del día: Efesios 4:17-32
La bendición de la amabilidad
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Efesios 4:32 (nvi)
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no de los frutos del Espíritu Santo mencionado en Gálatas 5:22 es la amabilidad. En la versión rvr 60 de la Biblia lo describe como benignidad.
La amabilidad es amor en acción, es la manera en que el amor actúa para aumentar al máximo una circunstancia positiva. La amabilidad atrae la bendición de Dios, te hace ser agradable, construye relaciones sanas, atrae; los demás perciben que eres buena persona y que quieres hacerles bien. Quiero darte consejos que puedes poner en práctica hoy en tus relaciones interpersonales, de tal manera que lleves la amabilidad a la práctica. • trata con dulzura, respeto y consideración a tu cónyuge, a tus hijos y a todas las personas con quienes vas a tratar. No seas demasiado severo con ellos; sé sensible y tierno; aun si vas a llamar la atención, hazlo con amor, diles la verdad en amor y concédeles más gracia y perdón. • muéstrate servicial con todos, ten siempre un oído dispuesto para escuchar; también puedes apoyar en los quehaceres de la casa o ayudar a un compañero a terminar su trabajo. Todo esto también es amabilidad. • muéstrate solícito. Debes estar dispuesto, presto a cooperar con todos; no te quejes ni pongas excusas, no exijas que las cosas se hagan a tu manera, muéstrate cooperador en tu casa y en tu trabajo y toma la iniciativa en el servicio, en la generosidad, en sonreír y en dar palabras de ánimo. Para que esto suceda, necesitas la llenura del Espíritu Santo, así que haz una oración pidiéndole a Dios que te llene de su Santo Espíritu.
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días
 Viernes 11 de julio | Lectura del día: Mateo 5:7, 9:9-13
La felicidad a través de la misericordia
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Mateo 5:7 isericordia significa en latín Miserere cardis, que quiere decir “meterse en el corazón”. En griego significa “un profundo deseo de ayudar a otros”. En hebreo Chesed significa “meterse bajo la piel de una persona”. Como se evidencia en la definición, la misericordia es más que llevarse bien con la gente siendo amables; es una condición de empatía profunda por los demás, de ahí que el mundo en que vivimos no es exactamente un mundo misericordioso. Los judíos eran despiadados con los gentiles. Ellos creían que los gentiles habían sido creados con ningún otro propósito más que para las llamas del infierno. En el mundo romano la vida era despiadada especialmente para con los esclavos y los niños. La convicción griega era que el Universo entero debía destruir al pecador. Un Dios misericordioso estaba más allá de su comprensión. Para entender la misericordia, tenemos que ver a Dios. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación.” (2 Corintios 1:3). La felicidad a través de la misericordia no consiste en tener misericordia, sino en ser misericordioso, de tal forma que tiene que ver con la esencia de la persona; igual que el versículo anterior, la misericordia es una característica del ser de Dios. Algunos podrán tener en algún momento un gesto de misericordia o mostrar algo que deje ver grandemente un acto de misericordia, pero eso está muy lejos de lo que esta bienaventuranza nos enseña. La palabra en hebreo Chesed, que se traduce como misericordia, se repite 250 veces en el Antiguo Testamento y se entiende como una actitud hacia el prójimo: ver con sus ojos, sentir lo que es meterse en sus zapatos. Eso fue lo que hizo Jesús. Él sabe lo que somos nosotros mismos y lo que nos pasa. Este chesed, este amor trascendente, depende de una identificación premeditada con nuestros semejantes. La misericordia es un reflejo y una reproducción en nuestra actitud hacia nuestros semejantes, de la actitud de Dios para con todos los hombres, de ahí que la felicidad a través de la misericordia empieza en el corazón de Dios.
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La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días
 Sábado 12 de julio | Lectura del día: Hechos 20:17-38
La bendición del dar
Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: Hay más dicha en dar que en recibir. Hechos 20:35
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egún las palabras del Señor Jesús, y comprobado por experiencias personales, hay felicidad en el dar; dicho de otra manera, somos felices cuando damos. El texto que leímos dice que es “más bienaventurado dar que recibir”. Hay cierta felicidad en recibir algo, no dudamos de eso, pero es mayor la felicidad cuando noso- tros damos. Según la naturaleza humana alguien podría decir que es mejor recibir; la lógica nos dice que es mejor recibir mil pesos que dar mil pesos, pero cuando hablamos de satisfacción, de plenitud, de vida, de sentirnos bien, eso sólo se experimenta cuando damos con generosidad. Me pregunto ¿por qué Jesús dijo que es mejor dar que recibir? Y la respuesta que encuentro a mi pregunta es, en primer lugar, que Dios ama al dador alegre. Se trata de dar pero con alegría, con buena actitud y Dios ama eso. Es bonito saber que alguna persona nos ama, pero saber que Dios me ama es extraordinario, y cuando Él ve a una persona que da con generosidad y alegría, entonces, motivado por Su amor, derrama bendiciones sobrenaturales sobre Sus hijos. La segunda razón por la cual yo creo que es mejor dar que recibir es que cuando damos nos parecemos más a Jesús. Él dio Su vida por nosotros, así que damos con alegría para seguir Su ejemplo; y en tercer lugar, es mejor dar que recibir porque todo aquel que siembra, cosecha.
Esta es una sencilla ley: nosotros sembramos lo que cosechamos y cosechamos una porción mayor a la que sembramos Este día da algo, comparte algo con alguien y verás que sí es mejor dar que recibir.
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los díast
 Domingo 13 de julio | Lectura del día: Mateo 4:1-11
La primera tentación de Jesús
El tentador se le acercó y le propuso: –Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan. Mateo 4:3
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espués de que Jesús fue bautizado en el Jordán por Juan el bautista, la Biblia dice que fue llevado por el Espíritu Santo al desierto para ser tentado por el diablo. Jesús estuvo cuarenta días ayunando, así que después de tantos días ya tenía mucha hambre, cosa que Satanás aprovechó para tentarlo. Déjame decirte que si Jesús fue tentado, nosotros también lo seremos muchas veces. La tentación no es pecado; el pecado es caer en la tentación. La primera tentación de Jesús la leímos en el v.3 cuando Satanás le dice “Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”. Obviamente en ese momento esta era una tentación muy fuerte para Jesús, pues tenía mucha hambre y también tenía el poder para realizar un milagro, pero no era el momento y tampoco iba a obedecer lo que Satanás le ordenaba; la enseñanza para nosotros de esta tentación es que Satanás nos invita a satisfacer nuestros apetitos físicos humanos en la forma equivocada y en el momento equivocado.
Comer no es malo, el sexo no es pecado, divertirnos no está mal, al contrario, Dios nos ha dado estos apetitos para nuestra propia salud y bienestar físico y emocional. Satisfacer estos apetitos en la manera en que Dios nos ha dicho nos da vida y satisfacción, pero hacerlo en la forma como el diablo nos dice trae destrucción a nuestro cuerpo, nuestras relaciones, destruye todo y no trae ninguna satisfacción a nuestra vida; de esta actitud nacen las adicciones. Jesús rechaza esta tentación con el poder de la Palabra de Dios, y tú puedes hacer lo mismo. No seas vencido por lo malo, más bien vence con el bien el mal.
La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los díast
 Lunes 14 de julio | Lectura del día: Mateo 5:8, Salmos 24
Un corazón limpio produce felicidad Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8
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a limpieza es una virtud, es la característica, muchas veces heredada, que a nadie hace daño y que quizá no se puede ser exagerado, aunque a veces ocupamos la frase “es exageradamente limpio”. La limpieza es una condición que no tiene que ver con el dinero. Todos disfrutamos de la limpieza. Hay muchas cosas que se pue- den lavar, como la conciencia y la imagen, quizá, pero otras no hay como limpiarlas. Los que se sienten sucios buscan limpiarse de mu- chas maneras: con buenas obras, buenas intenciones, aun lavándose las manos frecuentemente. Pero ¿cómo se puede limpiar el corazón? El corazón es el lugar donde están nuestros sentimientos y nuestros pensamientos. Corazón indica la parte interior del hombre, sede del pensamiento, de la voluntad, de las funciones intelectivas y, por esto, se traduce con frecuencia como “mente”. Un corazón limpio se refiere a alguien que tiene motivaciones limpias y correctas. Un corazón sólo puede llegar a ser limpio cuando es purificado. El corazón debe ser limpiado de su orgullo (Proverbios 16:5); si no, en lugar de ser “pobre en espíritu”, uno será altivo y presuntuoso; en lugar de estar arrepentido (uno que lamenta de verdad y cambia su conducta), estará satisfecho consigo mismo; en vez de manso será un obstinado e impetuoso. El corazón también debe ser purificado del doble ánimo (Santiago 4:8), de los celos y la contención (Santiago 3:14) y de la incredulidad (Hebreos 3:12) La felicidad viene a través de un corazón limpio en aquellos cuyos pensamientos y cuyos motivos son completamente puros, no mezclados. Esta bienaventuranza describe la dicha del corazón cuyos pensamientos, motivos, deseos, son absolutamente puros, genuinos, sinceros. No hay otro camino que lleve a la pureza que exige esta bienaventuranza que la muerte del “yo” y el surgir de la vida de Cristo dentro del corazón. Solamente en Cristo, quien pronunció esta bienaventuranza, puede ser posible que alguien encuentre la felicidad que promete ella. La pureza de corazón se sitúa, por tanto, en la esfera más íntima de la persona, en la conciencia, conocida sólo por Dios, donde nacen los proyectos que marcan el comportamiento del hombre.
Los problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco
 Martes 15 de julio | Lectura del día: Efesios 5:21-33
Ingredientes para construir una familia
En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo. Efesios 5:33
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a familia hoy en día está siendo atacada por el enemigo de nuestra alma: el diablo; la Biblia dice que él sólo ha venido a robar, matar y destruir. El diablo sabe que si destruye a la familia está afectando a la base de la sociedad y por lo tanto estará afectando una institución que Dios creó. En la actualidad dos de cada tres matrimonios se están divorciando, las estadísticas de suicidio entre los jóvenes son alarmantes y de las adicciones ni se diga. Vivimos tiempos de desintegración familiar y de violencia doméstica; sin embargo, aunque éstas son malas noticias, también puedo decir que en Cristo Jesús hay esperanza de que la gloria de la restauración familiar pueda unir y restituir aquello que el diablo ha querido destruir. En la Biblia encontramos algunos consejos para aquellos que somos casados, y que también pueden servir a los que apenas se van a casar. Si seguimos estos principios podemos construir nuestro matrimonio con un buen fundamento a prueba de terremotos. El primer ingrediente se llama respeto. El respeto debe ser mutuo, no solamente de parte de la mujer, sino también el marido debe respetar a su esposa. El segundo ingrediente es tener un espíritu de reconciliación. Los problemas siempre van a existir, pero mientras perdonemos, el matrimonio no se verá afectado. Cuando tengas problemas, primero busquen la reconciliación y después solucionan el problema. El tercer ingrediente es el tiempo. Dice un dicho por ahí: “si una familia ora unida, permanece unida; si una familia juega unida, permanece unida”. Debemos darnos tiempo para la recreación en familia. El cuarto ingrediente es el romance. Si hubiera más cortejo en el matrimonio, habría menos matrimonios en la corte.
Un matrimonio feliz hará una familia feliz, y una nación feliz. Los problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco
Miércoles 16 de julio | Lectura del día: Mateo 5:9, Juan 14:25-31
La felicidad de los pacificadores Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Mateo 5:9
P
ara los judíos, la paz (eirene - shalom) describe el bienestar, la serenidad, la prosperidad, la felicidad. El saludo shalom no sólo desea a alguien que no tenga alguna clase de problemas, sino que le desea todo lo referente a su bienestar y felicidad. Para el judío, la paz es un estado de perfecto y de completo bienestar. Cuando el salmista pide que haya paz en Jerusalén (Salmo 122.7-8) está pidiendo que las mejores bendiciones desciendan sobre él y su gente. La versión popular dice el texto de otra manera: “Dichosos los que trabajan por la paz”. Un pacificador no es alguien que vive entre nubes en completa paz, sino aquel que es promotor de la paz, y aún más, un transmisor de paz. Es diferente a ser una persona pacífica y una persona pacificadora. Una persona puede saber que algo anda mal, puede saber que hay algo que se tiene que corregir, pero puede saber también que la medida que se tome cause ciertas dificultades, aflicciones y problemas que no serán fáciles de enfrentar. En una situación como esta, una persona puede decidir no hacer ni decir nada para que, según ella, “haya paz”, lo que sucederá que todo continué como estaba. Con tal de evitar problemas, esta persona es pacífica, amante de la paz, pero no es un pacificador. La persona halla la felicidad cuando está preparada para encontrarse con dificultades, con situaciones desagradables, con el rechazo de sus semejantes y con problemas, todo con el propósito de hacer la paz. Más que evadir problemas es enfrentarlos, para crear las condiciones de paz. El mundo en que nosotros vivimos no es un mundo de paz; se vive afanado, con ansiedad; las actividades se vuelven más importantes que el Señor; hay irritabilidad o enojo; hay menosprecio por los demás; y la gente se muestra indecisa en obedecer la Palabra de Dios. Hay una paz que vas más allá de la ausencia de guerra, es una cualidad que sólo viene de Dios. Juan 14.27 dice: La paz os dejo, mí paz os doy, no como el mundo la da. Jesús llama felices a las personas que aquí en la Tierra se ocupan de reconciliar al hombre con Dios y con los que le rodean. Los pacificadores son apreciados por Dios y para ellos hay una designación honorable: serán llamados hijos de Dios o participantes de la naturaleza divina.
Los problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco
Jueves 17 de julio | Lectura del día: Génesis 39:1-6
Un corazón limpio produce felicidad Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Mateo 5:8
L
a limpieza es una virtud, es la característica, muchas veces heredada, que a nadie hace daño y que quizá no se puede ser exagerado, aunque a veces ocupamos la frase “es exageradamente limpio”. La limpieza es una condición que no tiene que ver con el dinero. Todos disfrutamos de la limpieza. Hay muchas cosas que se pueden lavar, como la conciencia y la imagen, quizá, pero otras no hay como limpiarlas. Los que se sienten sucios buscan limpiarse de muchas maneras: con buenas obras, buenas intenciones, aun lavándose las manos frecuentemente. Pero ¿cómo se puede limpiar el corazón? El corazón es el lugar donde están nuestros sentimientos y nuestros pensamientos. Corazón indica la parte interior del hombre, sede del pensamiento, de la voluntad, de las funciones intelectivas y, por esto, se traduce con frecuencia como “mente”. Un corazón lim- pio se refiere a alguien que tiene motivaciones limpias y correctas. Un corazón sólo puede llegar a ser limpio cuando es purificado. El corazón debe ser limpiado de su orgullo (Proverbios 16:5); si no, en lugar de ser “pobre en espíritu”, uno será altivo y presuntuoso; en lugar de estar arrepentido (uno que lamenta de verdad y cambia su conducta), estará satisfecho consigo mismo; en vez de manso será un obstinado e impetuoso. El corazón también debe ser purificado del doble ánimo (Santiago 4:8), de los celos y la contención (Santiago 3:14) y de la incredulidad (Hebreos 3:12) La felicidad viene a través de un corazón limpio en aquellos cuyos pensamientos y cuyos motivos son completamente puros, no mezclados. Esta bienaventuranza describe la dicha del corazón cuyos pensamientos, motivos, deseos, son absolutamente puros, genuinos, sinceros. No hay otro camino que lleve a la pureza que exige esta bienaventuranza que la muerte del “yo” y el surgir de la vida de Cristo dentro del corazón. Solamente en Cristo, quien pronunció esta bienaventuranza, puede ser posible que alguien encuentre la felicidad que promete ella. La pureza de corazón se sitúa, por tanto, en la esfera más íntima de la persona, en la conciencia, conocida sólo por Dios, donde nacen los proyectos que marcan el comportamiento del hombre.
Los problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco
Viernes 18 de julio | Lectura del día: Lucas 11:27-32
La felicidad está en nuestro interior Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan. Lucas 11:28
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ualquiera pensaría que los presidentes de los países tienen el mejor empleo del mundo moderno. Los griegos del tiempo de Jesucristo estaban convencidos de que sus dioses gozaban de la vida ideal. Lo tenían todo: dinero, poder, prestigio, libertad sexual para hacer lo que desearan con quien quisieran, y todo lo que necesitaban para hacer la vida placentera. Los griegos usaban la palabra makarios para describir el bienestar máximo del que gozaban los dioses. Entonces vino Jesucristo, quien enseñó a Sus discípulos que la vida feliz, la vida de máxima plenitud era makarios. Sin embargo, Él usó la palabra en una forma diferente a la que usaban los griegos de Su generación. Eliminando toda idea de bien externo, makarios llega a ser el símbolo expreso de felicidad que se identifica con la pureza de carácter. Para traducir la palabra makarios, casi todas las versiones de la Biblia usan la palabra “bienaventurado” en lugar de “feliz”. Pero, literalmente, Jesús estaba diciendo: “De acuerdo con mi definición de felicidad, ustedes serán felices si hacen estas cosas”. En una ocasión, mientras Él hablaba, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: “¡Bienaventurado el vientre que te llevó...!”, pero Él dijo “¡Antes bien, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!” Jesucristo dijo: “Si desean ser felices, entonces obedezcan mi voluntad para sus vidas”. La felicidad es resultado de la estabilidad interior, no de la seguridad externa. No es un accidente, no cae del Cielo sobre las personas que tienen “suerte”. Quizá por esa razón los traductores de la Biblia usan la palabra “bienaventurado” en lugar de “feliz”. Este no es un mundo de casualidades. Por el contrario, es fundamentalmente confiable y completamente previsible. La tendencia de los humanos es buscar la felicidad fuera de sí mismos. La desenfrenada búsqueda de cosas qué hacer, lugares a dónde ir y alimentos qué consumir tiene un precio que asciende a cientos de millones de pesos cada año, y cuando se obtiene, aunque es gratificante, no es la base de la felicidad. Ser feliz es una condición del corazón. No hay ninguna manera de modificar o alterar ese corazón para que sea feliz. Quien lo hizo lo conoce y lo puede transformar; es el único que le puede dar la felicidad perfecta al ser humano.
Los problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco
Sábado 19 de julio | Lectura del día: Mateo 5:43-48
La felicidad que se encuentra en servir a los demás Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que los maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Mateo 5:44
L
os investigadores han descubierto que las personas más aisladas tienen el triple de posibilidades de morir que aquellos que tienen conexiones de relaciones fuertes. Según el Journal of the American Medical Association, se infectó a 266 voluntarios con un virus que produce el catarro común. El estudio halló que las personas con fuertes conexiones emocionales combatieron 4 veces mejor la enfermedad que aquellos que se hallaban más aislados. Una de las terapias que se están haciendo más comunes para tratar la depresión es poniendo a los pacientes a ayudar y servir a otras personas. Este tratamiento está dando increíbles respuestas de recuperación. Ama a tu prójimo, haz una buena acción cada día, sobre todo a las personas que no cualquiera les da las gracias o que tienen la obligación de hacer algo. Olvídate de ti mismo interesándote en los demás; haz cada día una buena acción que provoque una sonrisa de alegría en el rostro de alguien. Cuando vemos esto podemos entonces saber que el llamado de Jesús a seguirle no es fácil; vivir como reacciona todo el mundo es más sencillo. Servir a la gente amable (digna de ser servida) todos lo pueden hacer pero Dios nos está llamando a ir más allá todavía. ¿Qué debemos hacer? Vivir un amor activo. Estos pasajes no sólo nos mandan a que no respondamos mal, sino que también hagamos algo por ellos, y lo que debemos hacer es: Hacer el bien al que te hace mal. Requiere mucho esfuerzo y a veces mucho tiempo Bendecir y orar por aquellas personas que nos odian. Cuando oramos por ellos, entonces algo pasa en nuestro corazón. Bendice por nombre a tus ofensores. Recuerda, “siempre queda un poco de fragancia en la mano que te da rosas”.
Los problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco
Domingo 20 de julio | Lectura del día: Éxodo 16:1-12
Deja ya de quejarte
Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto. Éxodo 16:2
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as adversidades revelan la condición de nuestro corazón. Lo que se descubrió en el corazón de Israel cuando empezaron a pasar por las duras pruebas del desierto fue la incredulidad y un espíritu murmurador y quejumbroso. ¿Por qué se desarrolla un es- píritu quejumbroso? La queja la entendemos como esa condición en donde se expresa una situación en la que se está a disgusto. La característica de la queja como expresión de descontento radica en que la molestia va más allá de una queja habitual, mezclándose con otros factores. Una persona quejumbrosa es alguien que constantemente está a disgusto, pero que está a disgusto con casi todo: con el clima, el gobierno, la música, la comida, con todo. Alguien que ha desarrollado esta actitud quizá es como una forma de llamar la atención o dejando entrever un espíritu muy caprichoso o amargado. La queja evidencia la falta de aceptación y alegría por la vida. La felicidad está muy lejos de ser la característica de las personas quejumbrosas. La queja revela lo que hay en el interior de la persona, y ¿qué había en el corazón de Israel? Ingratitud y falta de conciencia o memoria histórica. Muchas veces nuestro propósito no es sólo externar el problema sino herir, lastimar, hacer daño. Esto deja ver la condición de nuestro corazón, que evidencia egoísmo, resentimiento y carnalidad. La queja vive del pasado y no reconoce su nocividad. ¿Te has dado cuenta que muchas veces se evoca el pasado como algo que era muy bueno? Hay personas que les gusta vivir del pasado haciendo parecer que antes todo era mejor. El coraje y la molestia nos ciegan y no vemos a Dios. Si aprendemos a darle gracias a Dios por lo que tenemos, a disfrutar de la vida bajo cualquier circunstancia y a reconocer que no son las circunstancias externas de la vida las que van a determinar nuestro estado de ánimo, sino la forma en cómo las enfrentemos, entonces aprenderemos a ser felices.
Los problemas nunca se acaban, pero las soluciones tampoco
Lunes 21 de julio | Lectura del día: Santiago 4:1-9
La clave para ser feliz
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros... Santiago 4:8
¿E
n alguna ocasión te has frustrado con la calidad de tu tiempo devocional? Esto es normal. Sin embargo, por mucho que desees tener una relación genuina con Dios, es Él quien realmente te anhela. A continuación te ofrezco cuatro pasos que te ayudarán a crecer en tu vida de oración. Primero, ponte la meta de pasar tiempo a solas con Dios todos los días. Sin importar cuán apretadas estén nuestras agendas, no podemos darnos el lujo de no hacerlo. Él sabe qué enfrentaremos hoy, mañana y en el futuro. Empezar el día sin reconocer Su bondad y Su amor debería ser lo último que quisiéramos hacer. Segundo, comprométete a orar y a leer la Biblia todos los días. Incluso cuando no sientas ganas, abre tu corazón. Luego pídele que te muestre pasajes en Su Palabra que te ayuden a clarificar tu situación desde la perspectiva divina. Si tuvieras la oportunidad de experimentar el mayor nivel de paz y seguridad posibles, ¿lo pasarías por alto? Cada vez que dejamos de pasar tiempo con Él, nos hacemos daño a nosotros mismos y en el proceso nos perdemos de sus ricas bendiciones, una tras otra. Tercero, lleva un diario de tu peregrinaje espiritual. Ten siempre a la mano cuaderno y lápiz, para consignar por escrito todo lo que Dios te muestre. Escribe tus oraciones diarias, dejando un espacio para detallar más adelante cómo han sido contestadas. Podrías transcribir primero un versículo especial y comentar brevemente lo que Dios puso en tu corazón. Cuarto, comprométete a obedecer al Señor. La obediencia siempre conduce a la bendición; revela nuestro nivel de confianza en Él y nuestra disposición a hacer lo que Él requiere. No podemos vivir en armonía con Dios si no estamos de acuerdo con Él, y no hay acuerdo alguno sin obediencia. Ahora sí, ¿estás listo para disfrutar de gozo y felicidad verdaderos? Entonces ábrele tu corazón, entrégale tu vida y tu tiempo, y ten presente sin lugar a dudas que Él saldrá a tu encuentro.
La risa se oye a más distancia que el llanto
Martes 22 de julio | Lectura del día: Josué 3:1-17
Consagración: el camino a la bendición
Josué le ordenó al pueblo: Purifíquense, porque mañana el Señor va a realizar grandes prodigios entre ustedes. Josué 3:5
“E
l Señor va a realizar grandes prodigios entre nosotros”, esa es una gran promesa de Dios, pero antes de que eso suceda necesitamos purificar nuestro corazón. La responsabilidad de Dios es la de realizar grandes prodigios y milagros entre nosotros, y nuestra responsabilidad es purificarnos o consagrarnos para el Señor, porque las bendiciones sólo seguirán a la consagración. La palabra “Consagrar” significa “ser apartados totalmente para Dios”; es algo destinado para un propósito. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento el candelabro del templo estaba consagrado o apartado sólo para el templo; su único propósito era estar encendido de día y de noche para dar luz. Si alguien, así fuera el sacerdote o un funcionario del gobierno no tenía lámpara en su casa una noche, no podía venir al templo y pedir prestado el candelabro para llevarlo a su casa, porque el candelabro estaba consagrado, o sea, apartado, de- dicado para uso exclusivo del templo; no podía usarse para nada más.
El Señor nos pide lo mismo, que nos consagremos a Él, que nos apartemos sólo para alabarle a Él, para glorificarle solo a Él; si haces esto, Dios dice “Yo haré grandes prodigios entre ustedes”. Todos queremos las bendiciones de Dios, pero la verdad es que no estamos dispuestos a pagar el precio de la consagración total, o sea, el precio de ofrecernos a Dios y decirle “Señor quiero apartarme para glorificarte, adorarte y servirte sólo a Ti; consagro mi mente para que piense sólo en Ti, consagro mi boca para que te alabe sólo a Ti, consagro mis manos para Tu servicio, etc.” Pero sólo entonces Dios nos bendecirá y empezará a realizar milagros en nuestra familia, en nuestras finanzas y en nuestro trabajo. No te pierdas esta bendición, decide consagrarte a Dios hoy mismo.
La risa se oye a más distancia que el llanto
Miércoles 23 de julio | Lectura del día: 1 Pedro 1:3-12
Teología de la aflicción
Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo. 1 Pedro 1:6 (nvi)
E
n ocasiones Dios permite que enfrentemos circunstancias imposibles para someter a prueba nuestra fe. Él conoce cada emoción, cada necesidad y cada deseo que tenemos. Él se interesa cuando enfrentamos situaciones difíciles y nos cansamos. Él oye nuestros clamores y entiende exactamente lo que requerirá llevarnos a una relación más íntima con Él. El apóstol Pedro dirigió sus dos cartas “a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia” (1 Pedro 1:1; 2 Pedro 3:1). Si hoy día el autor tuviera que elegir un título para sus cartas, podría considerar “Ánimo en tiempos de sufrimiento”, o “Esperanza en medio del dolor”, porque el ánimo y la esperanza son precisamente lo que Pedro comunicó a estos creyentes atribulados. Aquellos cristianos enfrentaban toda suerte de persecución: eran golpeados, calumniados, asaltados, y muchos de ellos perdieron su vida por su fe en Jesucristo. Pedro los llamó “expatriados” porque su ciudadanía no era de este mundo sino del reino de Dios. Sin embargo, estaban pasando por momentos de gran desánimo y de pérdidas, y por ello necesitaban la clase de valor que sólo se encuentra en Cristo. Mientras tengamos a Cristo, ninguna situación carece de esperanza. ¿Te gustaría tener esperanza eterna? Entonces enfoca tu corazón en Jesús. Él quiere hacer que Su voluntad y Su beneplácito tengan fruto perfecto en tu vida. Así te halles en una situación aparentemente imposible, recuerda que Él tiene una visión totalmente diferente de los detalles, y si se lo permites, Él tomará tu vida, sin importar cuán golpeada y resquebrajada esté, y hará de ella algo hermoso. ¿Acaso la esperanza no consiste precisamente en que Dios pueda cambiar nuestras cenizas por hermosura, nuestras tristezas por gozo, y nuestro espíritu angustiado por un manto de alegría? (Isaías 61:1-3). Este es el ministerio continuo de Jesucristo en tu vida. Por lo tanto, tráele tus aflicciones y desilusiones. Cuéntale tus tristezas y Él restaurará tu esperanza.
La risa se oye a más distancia que el llanto
Jueves 24 de julio | Lectura del día: 1 Samuel 16:14-20
Un don especial
Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él. 1 Samuel 16:18
N
o es un mal currículum, ¿verdad? Es un hábil músico, unhombre valiente, un guerrero, tiene control de su lengua, es apuesto y el Señor está con él. Una cosa importante que me dice todo esto es que nunca debes desestimar nada de tu pasado, ya que Dios puede tomarlo y utilizarlo de la manera más increíble. Eso fue precisamente lo que le sucedió a David. Nunca se había encontrado con Saúl, pero finalmente es quien va a sustituirlo. Dios se vale de algo para reunirlos y eso es ¡la música! David recibe pronto un mensaje que dice: “Saúl quiere verte”. Es increíble como todo coincide. ¡Nunca dejo de maravillarme por la manera tan perfecta como Dios lleva a cabo Su voluntad sin nuestra ayuda! Aunque Samuel había ungido a David antes, Isaí dejó que se ocupara de nuevo de las ovejas y ahora alguien viene corriendo de parte del rey para decirle: “Saúl quiere ver a tu hijo menor”. David no lo sabía, pero se estaba preparando para entrar en el campamento de entrenamiento que lo iba a convertir en rey en un día no muy lejano. Así es como funciona el programa de Dios. Pudieras llegar a pensar que alguna habilidad que aprendiste o que utilizaste hace varios años ya no sirve para nada o que perdiste todo ese tiempo haciendo algo, pero no lo creas.
Dios puede usar lo que a ti pudiera parecerte una parte insignificante de tu pasado, y ponerlo exactamente en el lugar correcto en el que puedas usar ese don o esa capacidad. David nunca le dijo a Saúl “Voy a tomar tu lugar, amigo”. Nunca estuvo celoso de él ni presionó a nadie ni nada para tomar el puesto del rey. Había sido ungido, pero siguió dejando que el Señor abriera las puertas y llevara a cabo Su plan como Él quisiera.
La risa se oye a más distancia que el llanto
Viernes 25 de julio | Lectura del día: Mateo 5:10, Ro 8:31-37
En tu sufrimiento no estás solo
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Mateo 5:10
E
s increíble la forma en que Jesús presenta el Evangelio; parecería que en asuntos de mercadotecnia estaba entrando por el lado equivocado. Antes que enfatizar sobre los privilegios de la vida cristiana, Jesús de una forma cruda anticipa a Sus seguidores que serán perseguidos. Las palabras “testigo” y “mártir”, ambas tienen su origen en la misma raíz Martureo, por lo que se llegó a ocupar indistintamente. Seguir a Jesús significaba la cruz (Mateo 16:24), que serían llevados a los magistrados (Mateo 10:16-22). Llegaría el día en que los que mataran a un cristiano creerían que estaban sirviendo a Dios (Juan 16:2). Se perseguía a los cristianos porque la diferencia en sus vidas era un reproche diario para muchos paganos. (1 Pedro 4:4). Pero ¿por qué era inevitable e inminente la persecución de los cristianos? Y lo que es más ¿cómo puede relacionarse la persecución con la felicidad? Cuando consideramos las experiencias de los perseguidos, vemos con mayor claridad la paradoja asombrosa que contiene esta bienaventuranza cuando habla de la dicha de los mártires. Los cristianos fueron expuestos a todo tipo de vejaciones. Recuerde que los romanos eran especialistas en instrumentos de tortura. Puede parecer fuera de lugar referirse a la “bienaventuranza de los perseguidos”, pero comprende la nobleza de los problemas involucrados; ese camino manchado de sangre es verdaderamente un camino glorioso. La persecución era una oportunidad para demostrar la lealtad hacia Jesucristo. Sufrir la persecución, según lo dijo el mismo Jesús, es transitar por el mismo camino que debieron recorrer los profetas, los santos y los mártires. El que sufre persecuciones contribuye al bienestar de los que vendrán después. Hoy disfrutamos de libertad y paz porque hubo hombres y mujeres en el pasado que estuvieron dispuestos a conquistarlas para nosotros a costo de sangre, sudor y lágrimas. Gracias a ellos las cosas son más fáciles, y nosotros, mediante nuestra firme fidelidad a Cristo, podemos hacer que sean más fáciles para los que vendrán después.
La risa se oye a más distancia que el llanto
Sábado 26 de julio | Lectura del día: Hechos 27:25-36
La actitud de sentirnos felices
Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. Hechos 27:25
E
l apóstol Pablo se embarcó en lo que fue su último viaje, preso, hacia Roma. William Barclay nos comparte que dos cosas deben haberle dado ánimo al comienzo de su travesía: • La amabilidad de un extraño, el centurión Julio, quien trató a Pablo con más que cortesía, con consideración. Se nos dice que pertenecía a la corte Augusta, que sería probablemente un cuerpo especial de oficiales que hacía el enlace entre el Emperador y las provincias. • Otra cosa que animaría a Pablo sería la lealtad de Aristarco. Se ha sugerido que no habría otra manera para acompañarlo en su viaje, que enrolándose como su esclavo. Es probable que Aristarco lo hiciera para no separarse del Apóstol. En Colosenses 4:10 Pablo le llama “Mi compañero de prisiones”. La lealtad no puede llegar a más. El Dr. William James, psicólogo, enseña que nuestra actitud al empezar una tarea difícil determina el éxito o la derrota. La felicidad es una elección que puedo hacer en cualquier momento y en cualquier lugar. Nuestra actitud, comenzando con nuestros pensamientos, es lo que me puede hacer sentir feliz o desventurado, no mis circunstancias. A mitad de la travesía se encontraron con un viento huracanado llamado Euroclidón, que hizo que el barco casi se hundiera, pero en medio de esa tribulación, el apóstol Pablo siempre tuvo una actitud positiva, de confianza plena en su Dios, haciendo que tomaran alimento después de catorce días de ayuno. Sanos y salvos llegaron a Roma. Se cuenta que en uno de los viajes de Sir Humphrey Gilbert, la tripulación del barco estaba aterrada; creían que estaban saliendo de este mundo en las tormentas de mares desconocidos. Le pidieron que volviera atrás, pero él no quiso. “Estoy tan cerca de Dios en la mar -dijo- como en tierra”. El hombre de Dios no pierde el valor cuando el temor invade el corazón de todos los demás. Una actitud positiva ante la adversidad y una confianza plena en Dios nos hará felices.
La risa se oye a más distancia que el llanto
Domingo 27 de julio | Lectura del día: Mateo 7:7-11
Somos felices dando
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Mateo 7:11
L
a psicología estudia las bases del bienestar psicológico y de la felicidad, así como las fortalezas y virtudes humanas. Tradicionalmente la ciencia psicológica ha dedicado mucho tiempo a estudiar los aspectos negativos y patológicos del ser humano (ansiedad, estrés, depresión) dejando de lado a menudo el estudio de aspectos más positivos como, por ejemplo, la creatividad, la inteligencia emocional, el humor, la sabiduría, la felicidad. Este enfoque es denominado también por algunos autores como "salugénico".
Uno de los verdaderos secretos para ser feliz es aprender a dar, sin esperar nada a cambio. Se habla en las leyes de la energía que se te devolverá con creces lo que des, por ejemplo: Si das odio, recibirás odio, pero si das amor, recibirás invariablemente amor. El dar a otros es uno de los caminos para llegar a la verdadera felicidad. La Biblia compara el dar de Dios con el dar de los padres humanos. Para hablar de la bondad de Dios al darnos buenas cosas cuando le pedimos, dice Jesús que si un hijo le pide a su padre un pescado, este no le dará una serpiente; si le pide un pan, no le dará una piedra, o si le pide un huevo, no le dará un escorpión. Los griegos tenían leyendas de dioses que contestaban las oraciones de los humanos, pero dándoles cosas que ocultaban un anzuelo o tenían doble filo. Aurora, la diosa del alba, se enamoró del joven mortal Titón según una leyenda. Zeus, el rey de los dioses, le ofreció a Aurora el don que eligiera para su amante mortal. Ella, naturalmente, escogió que Titón fuera inmortal; pero se le olvidó pedir que Titón fuera siempre joven, así es que Titón se iba haciendo cada vez más viejo y no se podía morir, y el don resultó ser una maldición. Demos gracias a Dios que Él es un Dios que nos da cosas buenas, y pidámosle que nos enseñe a dar y a encontrar felicidad en ello.
La risa se oye a más distancia que el llanto
Lunes 28 de julio | Lectura del día: 2 Corintios 2:1-8
Feliz quien perdona
Así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. 2 Corintios 2:7
S
e dice que la felicidad es un estado de plenitud y equilibrio que todo ser humano anhela como un ideal de realización y bienestar, que combina una justa proporción entre lo que es, lo que se tiene y a lo que se aspira. Es y será siempre uno de los temas motores de nuestra existencia y, por lo tanto, un tema fundamental de estudio, que muy pocos han quitado de la lista de asuntos primordiales. La psicología positiva es una rama de la psicología que busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las cualidades y emociones positivas del ser humano. El objeto de este interés es aportar nuevos conocimientos acerca de la conducta humana no sólo para ayudar a resolver los problemas de salud mental que aquejan a los individuos, sino para alcanzar una mejor calidad de vida y bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la más rigurosa metodología científica propia de toda ciencia de la salud. Cuando el apóstol Pablo visitó la Iglesia en Corinto, había allí un cabecilla de la oposición que le había insultado abiertamente y en público. Le impusieron una severa disciplina y había algu- nos que consideraban que debía castigársele más. Después de un tiempo, en la siguiente visita, Pablo consideró que esta persona ya se había arrepentido, que mayor disciplina le haría más daño que bien, por lo que intercede para que se tenga piedad de quien tanto le había ofendido y pide que sea perdonado, para evitar que la se- veridad excesiva lo apartara de la Iglesia y su comunión. Un trato equivocado puede ser como un empujón que arroje a la persona a los brazos de Satanás. Agradezcamos a Dios por aquellos que nos han enseñado que la felicidad llega a nosotros cuando estamos dispuestos a perdonar a los que nos ofenden. Mientras tengas resentimientos y odios, será imposible ser feliz. Lo maravilloso del perdón no es que libera al otro de su eventual culpa, sino que te libera a ti de un sufrimiento.
Si lloras porque no puedes ver el sol, tus lágrimas no te dejarán ver las estrellas
Martes 29 de julio | Lectura del día: Santiago 5:7-13
El buen humor
¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. Santiago 5:13
C
onsideremos el buen humor como elemento de búsqueda de la felicidad. Dicen los estudiosos de la conducta humana que la sonrisa es muy importante para mejorar la autoestima. Cuando sonreímos, aunque no sintamos nada, nuestro cerebro lo entiende como una señal que todo va bien y manda un mensaje al sistema nervioso central para que libere una sustancia llamada “beta-endorfina”, que da a la mente una respuesta positiva.
Dicen que una sonrisa cuesta menos que la electricidad, pero da más luz. Además, con cada sonrisa siembras esperanza en quien la recibe. Ser feliz, es al final, la construcción de un gran fondo de ahorro de experiencias significativas. Por ello el apóstol Pablo nos dice en Filipenses 4:4 “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” y nuestro texto base, la Nueva Versión Internacional lo traduce así: “¿Hay alguien entre vosotros que tenga problemas? ¡Que haga oración! ¿Hay alguien que esté de buenas? ¡Pues que cante un himno!” La Iglesia ha utilizado el canto para demostrar que con Dios “estamos de buenas”. Cuando Plinio, el gobernador de Bitinia, escribió al emperador Trajano el año 111 d.C. para informarle acerca de la nueva secta de los cristianos, le dijo: “Tienen la costumbre de reunirse en días señalados antes que se haga de día, y cantar alternadamente un himno a Cristo como un Dios.” En la sinagoga ortodoxa judía, no hay música desde la caída de Jerusalén en el año 70 d.C., porque cuando hacen sus cultos recuerdan una tragedia. Nosotros tenemos buen humor y somos felices porque celebramos a un Cristo vivo y victorioso.
Si lloras porque no puedes ver el sol, tus lágrimas no te dejarán ver las estrellas
Miércoles 30 de julio | Lectura del día: Mateo 21:17-22
La fe y la felicidad
Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. Mateo 21:21
S
e pueden encontrar antecedentes de la psicología positiva en filósofos como Aristóteles, quien dedicó parte de sus escritos a la Eudaimonia, término griego habitualmente traducido como felicidad, pero también en psicólogos como Abraham Maslow o Carl Rogers, pertenecientes a la llamada psicología humanista. Para nosotros, nuestra felicidad se basa en una fe que crea confianza, que nos da paz mental, que libera nuestra alma de las dudas, de las preocupaciones, de la ansiedad y del miedo, porque está fundamentada en Cristo Jesús. Para el autor de Hebreos, la fe está absolutamente segura de que lo que cree es verdad y lo que espera sucederá. Es una esperanza que mira al porvenir con absoluta convicción. Esta esperanza cristiana es tal que inspira toda la conducta de una persona. Se vive con ella y se muere con ella. Su posesión es algo que hace actuar, es una fe que se ha hecho certeza. Moffatt habla de tres direcciones en las que actúa la fe cristiana: (1) Es creer en Dios frente al mundo, (2) Es creer en el Espíritu frente a los sentidos y (3) Es creer en el futuro frente al presente. Tenemos ejemplos maravillosos de que cuando la fe actúa y trae beneficios al ser humano, su reacción es de felicidad evidente, notable, que no se puede ocultar, como el caso del paralítico sanado por Dios a través de Pedro, de acuerdo a Hechos 3:6-9: “Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.” Seamos felices teniendo fe en las promesas de Dios para nosotros.
Si lloras porque no puedes ver el sol, tus lágrimas no te dejarán ver las estrellas
Jueves 31 de julio | Lectura del día: 1 Juan 1:5-10
Felices de relacionarnos con otros
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7
U
na de las bendiciones que Dios nos ha concedido es la sinergia, que es unir fuerzas y caminar juntos para conseguir cosas, metas u objetivos. Siempre que dos o más personas se unen en un espíritu de colaboración y respeto, la sinergia se manifiesta en forma natural. Algunos conocedores de las relaciones humanas aconsejan entender a las personas que nos rodean, querer a los amigos tal y como son, sin intentar cambiarlos, y siempre saludar y ser amable con todas las personas. Juan en su primera carta no se limita a hablar de asuntos doctrinales solamente, sino que en forma práctica enfatiza la necesidad de la comunión cristiana. Estaba convencido de que los cristianos no sólo están unidos con Dios, sino también entre sí. El que pretende andar en la luz, pero no tiene comunión con sus hermanos, en realidad anda en tinieblas. La prueba de que una persona ha pasado de las tinieblas a la luz es el hecho de que ama a su hermano, le ayuda en sus necesidades y le apoya de acuerdo a sus posibilidades y disponibilidad. La obra que Nehemías hizo con el remanente del pueblo de Israel en Jerusalén es un ejemplo de lo que sucede cuando logramos establecer comunión unos con otros y tenemos una meta común. En el caso del pueblo de Israel fue la reconstrucción del muro, en primer lugar; leemos en 2:18: “Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien.” En la reconstrucción del altar de adoración, en segundo lugar, en 8:1: “Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés...” Nuestro buen Dios nos conceda encontrar gozo, regocijo, felicidad en mantenernos en comunión unos con otros en nuestra congregación.
Si lloras porque no puedes ver el sol, tus lágrimas no te dejarán ver las estrellas