Los milagros de Jesús - Junio 2014

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Los milagros de Jesús Elías Betanzos · Junio 2014


Ediciones Ginosko Año iv Número 6 con un tiraje de 15,000 ejemplares. Descargue la versión digital en www.familiacap.org

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con dios» es una publicación mensual gratuita

del centro de alabanza y proclamación

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Los milagros de Jesús

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uchos milagros están registrados en la Biblia, y para Dios esto es normal, pues Él es un Dios de milagros. Uno de los más extraordinarios que encontramos en el libro de Éxodo es que durante el tiempo que el pueblo de Israel caminó por el desierto, Dios les envió maná del Cielo todos los días. Sin embargo, en Josué 5:12 leemos que cuando el pueblo de Israel entró a la tierra prometida dejó de caer maná, y a partir de ese momento el pueblo tuvo que trabajar y se empezó a alimentar de los frutos de la tierra. Uno pensaría que milagro es que caiga maná del Cielo, pero igualmente de milagroso es que la tierra produzca alimentos. Hay milagros explicables y milagros inexplicables. Un milagro explicable es trabajar para que la tierra produzca fruto, porque si sembramos lo más natural es que cosechemos; en cambio, el maná que caía del Cielo es un milagro inexplicable, pero finalmente los dos son milagros porque son eventos en los cuales vemos claramente la intervención divina. El nacimiento de un bebé es un milagro. Desde su concepción, su gestación hasta su nacimiento y cuando vemos ese pequeño ser, tan bien hecho, diseñado por la mano de Dios, podemos decir que es un gran milagro. Una vida transformada por el poder de Dios es uno de los mayores milagros que podemos ver y experimentar. Tu vida misma transformada es un milagro de Dios. Asimismo cuando compartes el mensaje de salvación a una persona y ésta acepta a Cristo como su Salvador, tú eres parte del milagro de esa vida transformada. Dios hace la obra pero tú eres el instrumento que Él utilizó para que ese milagro sucediera. En este mes estaremos conociendo y recordando los milagros hechos a través de Jesús. Confío que tu fe crecerá y se afirmará al leer cada uno de ellos y saber que hoy en día Dios sigue obrando milagros. Pastor Elías Betanzos Director General



Domingo 1º de junio | Lectura del día: Juan 2:1-11

Vino nuevo y bueno

Y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. Juan 2:10

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n el Evangelio según San Juan capítulo 2 encontramos una serie de milagros o señales que tienen como propósito específico que el lector pueda creer “que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”, y “para que creyendo tenga vida en Su nombre” (20:31). Comienza con la conversión del agua en vino y termina con la resurrección de Lázaro. Será bueno al leer esta parte del Evangelio, tener en cuenta que hay un tema que constantemente aparece: el contraste entre el antiguo orden de la ley y el nuevo. Es decir, el de la fe en Jesucristo. El milagro de la conversión del agua en vino tiene mucha profecía. Inaugura la obra futura completa del Hijo de Dios. Señala un cambio de lo común a lo extraordinario, de lo bajo a lo más alto, del agua de vida al vino del Cielo. Este evento aconteció en Caná de Galilea, a unos 13 kilómetros y medio al norte de la ciudad de Nazaret, y no en la otra Caná cercana a Tiro. La presencia del Señor de vida y dador del verdadero gozo transformó la situación de escasez, de limitación a provisión de lo mejor.

En Jesucristo, hasta hoy, encontramos las mejores cosas y experiencias, a disposición de todos los seres humanos, adecuadas para las necesidades más grandes que pudiéramos tener. Con la visita de Cristo se evitó la vergüenza de nuestra insuficiencia, en el milagro de ser suficiente para nosotros. Si le entregamos a Cristo las tinajas vacías de nuestra vida, Él las llenará del gozo de su presencia maravillosa, seremos transormados a Su imagen y semejanza y recibiremos sanidad de nuestra alma y de todo nuestro ser.

Lo más increíble de los milagros es que sí ocurren.


Lunes 2 de junio | Lectura del día: Lucas 7:1-10

La sanidad del siervo de un centurión romano Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir. Lucas 7:2

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uchas veces en la vida nos llevamos grandes sorpresas con las personas por las perspectivas que tenemos de ellos. Hay de quienes esperamos mucho en diferentes sentidos, y no cubren las expectativas, pero otras, de quienes no esperábamos nada y nos sorprenden. La historia es la de un hombre muy singular: Era un centurión. Un centurión era un ciudadano romano que estaba a cargo de cien soldados. Un soldado en la época de Jesús tenía muchos privilegios. Podía pedirle a quien él quisiera que llevara su carga por un kilómetro (Mateo 5:41). Debido a su condición, los soldados tomaban ventaja, de ahí que cuando le preguntaron a Juan el Bautista qué tenían que hacer les contestó: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.” (Lucas 3.14), ya que eso era precisamente lo que hacían. Este centurión, de manera muy singular, busca a Jesús. Lucas dice que no fue él personalmente por respeto “por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti”, sino que envió a unos ancianos de los judíos, quienes estaban muy agradecidos con él por haberles construido una sinagoga. Pero ¿qué mueve a este hombre a buscar a Jesús? Una necesidad, pero no una personal, sino de su siervo (esclavo). Esta historia es muy especial porque encontramos a un personaje muy importante que es movido a misericordia hacia un esclavo. Este centurión tenía en sus manos la vida de su criado y podía libremente decidir dejarlo morir o desecharlo, sin embargo, opta por hacer algo a favor de él para bendecirlo. La ideología moderna sostiene que algo es bueno sólo hasta el punto que nos sea práctico y útil; el centurión nos está mostrando una forma de ser diferente. Este hombre nos enseña el valor del ser humano, y que este valor no radica en la utilidad de las personas. El rechazo y la discriminación nunca serán estandartes de la fe. La verdadera vida cristiana radica en la inclusión de todo ser humano. ¿Por qué no buscas a alguien que esté necesitado de misericordia, aceptación o comprensión y le muestras tu afecto?

Lo más increíble de los milagros es que sí ocurren.


Martes 3 de junio | Lectura del día: Mateo 8:1-4

La limpieza de un leproso

Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. Mateo 8:3

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na de las características del Evangelio según San Mateo es su arreglo sistemático. Después de tres capítulos de enseñanzas ahora tenemos dos de milagros. Algo así como que después de las palabras de Jesús siguen sus obras. Recordemos que un milagro puede ser definido como “la naturaleza interferida por un poder sobrenatural”, por supuesto entendemos que las leyes naturales no son violadas por la demostración del poder de Dios. Son diez los milagros del Mesías registrados en los capítulos ocho y nueve de Mateo. El primero de un serie de tres milagros presentados antes de una breve sección de enseñanzas, es la sanidad de un hombre leproso, que según Mateo: “se postró ante Él”, Marcos dice: “rogándole e hincada la rodilla” y Lucas: “se postró con el rostro en tierra y le rogó”. Cuando Jesús extendió su mano y le tocó, al instante la lepra desapareció. La enseñanza para nosotros es que, no debemos tener miedo de contaminarnos al tocar la vida de personas enfermas de pecado y maldad. La lepra, por su efecto destructor en el cuerpo humano es símbolo del pecado, que tiene consecuencias fatales. La sanidad representa la limpieza que Cristo puede darnos por la fe. Es interesante ver el temor del hombre cuando le dice: “Si quieres”, la fe del enfermo: “Puedes limpiarme” y la acción de nuestro Señor: “Quiero. Sé limpio”. Cristo le mandó al hombre sanado que se presentará a los sacerdotes para que oficialmente lo declararan limpio y para darles testimonio del milagro efectuado. Edward Jenner nació el 17 de mayo de 1749 en Berkeley, condado de Gloucestershire. Cursó sus estudios de medicina en el Hospital San Jorge. Falleció el 26 de enero de 1823 en esta misma ciudad. Descubrió la vacuna antivariólica que tuvo trascendencia definitiva para combatir la viruela, que podríamos reconocer como de la familia de las lepras, aunque de síntomas leves comparativamente, pero de cuidados muy delicados. Cristo tiene poder para limpiarnos de toda maldad, si humildemente se lo pedimos.

Lo más increíble de los milagros es que sí ocurren.


Miércoles 4 de junio | Lectura del día: Mateo 9:1-8

La sanidad del paralítico

Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. Mateo 9:2

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aralítico significa paralizado entendemos que es una persona que no puede moverse y cuya única propiedad es un lecho. Esta persona, era un discapacitado que vivió hace 2000 años, tiempos en donde no existían ni los derechos ni las ayudas para las personas con alguna disfunción física. Estas personas eran una carga para la sociedad, porque simplemente no producían y desgastaban mucho a la familia. Ante una persona en estas circunstancias, no podernos pretender que su estado de ánimo sea positivo; podemos pensar más bien que era una persona depresiva, negativa o amargada por la imposibilidad de no hacer nada. Mientras todo mundo juega y ríe allá afuera, él tiene que estar acostado, cuando todo mundo es independiente para hacer lo que quiera, él tiene que depender para que le den de comer, que lo aseen, que lo lleven a dar la vuelta, está a expensas del tiempo de los demás, se sabe una carga. Este paralítico nos hace pensar en nosotros, porque aunque tal vez no estamos enfermos, ¿cuántas veces nos hemos sentido relegados, solos e inútiles, como que nadie nos quiere, como que no valemos nada, solos? ¿Has sentido alguna vez que nadie te quiere, que la vida no tiene sentido? ese es el sentimiento del paralítico ¿qué sentido tiene vivir así? Todos hemos sido cargados por alguien, sí, todos hemos sido ayudados; de una o de otra manera, hay alguien que ha estado tan cerca de nosotros que nos conoce con todo y debilidades, las partes más crudas de nuestra vida, pero ¿has sido tú quien ha cargado a alguien? La pregunta es válida ¿quiénes son esas personas que a pesar de lo pesado que son, a pesar de las incomodidades e inconveniencias que representan, hemos estado ahí para ayudarlos? Lo que Jesús logra ver en la vida de estos hombres es generosidad. Lo que estuvieron dispuestos a hacer por fe, con tal que este paralítico obtuviera la salud. Hay un tipo de fe que no conoce obstáculos, hay un tipo de fe que se resite a aceptar un no como respuesta. Hay un tipo de fe que hace sonreír a Jesús y que te dice: ¡hasta donde seas capaz de creer, Yo lo voy a hacer!

Lo más increíble de los milagros es que sí ocurren.


Jueves 5 de junio | Lectura del día: Marcos 1:29-31

La sanidad de la suegra de Pedro

Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía. Marcos 1:31

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l milagro de la sanidad de la suegra de Pedro es relatada en los tres Evangelios sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas. Se efectuó un día de reposo, después de que Jesús salió con sus discípulos de la sinagoga y fueron a casa de Simón Pedro y Andrés su hermano. Al parecer este domicilio era como la oficina central para el ministerio de Jesús en Galilea. También, dice el relato bíblico que estaban presentes Jacobo y Juan. Lucas habla de que la suegra de Pedro tenía “una gran fiebre”, posiblemente tenía malaria, debido a los pantanos que rodeaban el lago. La señora estaba acostada cuando llegó Pedro con sus invitados y al ver la necesidad, le habló de ella a Jesús, quien se acercó y la tomó de la mano y en seguida le dejó la fiebre. El milagro tiene su confirmación en el hecho de que una vez que la mujer fue sanada, les servía a los distinguidos visitantes.

Podríamos acertadamente decir que la gratitud siempre encuentra su expresión en el servicio a Dios o hacia los demás. En la mayoría de quienes han recibido un milagro o una bendición de Dios, su primera reacción es servir al Maestro. Aún en aquellos casos en los que Jesús les prohibió que testificaran o hicieran algo a su favor. Es bueno responder con gratitud traducida en servicio a la bondad y a la misericordia de Dios en algún momento de nuestra vida. Daniel Fahrenheit nació el 26 de mayo de 1686 en Danzig hoy Gdansk, Polonia: Hijo de una tradicional familia de comerciantes. Falleció el 6 de septiembre de 1736, en La Haya. Fue el inventor del Termómetro de Mercurio y su escala térmica. Como sabemos, el termómetro sirve para medir la temperatura del cuerpo humano. Es gracias a este invento que sabemos si tenemos fiebre o no. Si Dios ha obrado el milagro de que estemos hoy vivos, expresemos nuestra gratitud por medio del servicio, por sencillo que este sea.

Lo más increíble de los milagros es que sí ocurren.


Viernes 6 de junio | Lectura del día: Mateo 9:32-34

La sanidad del endemoniado Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado. Mateo 9:32

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a nuestra es una sociedad enferma, no solamente en el sentido espiritual, sino en el sentido físico. Por causa del pecado de nuestros primeros padres entró la enfermedad y contaminación al mundo en que vivimos. Dios lo que creó, lo hizo perfecto, pero el pecado distorsionó el mundo perfecto que Dios había creado. De tal forma que hoy todos de alguna manera sufrimos alguna enfermedad: Desde presión alta, diabetes o el mal del siglo, la depresión, en fin, pero Dios todavía sigue vigente como médico divino. La sanidad en esta historia fue de una enfermedad que era una combinación de un problema físico y espiritual. Se presenta de manera más explícita para que el lector no se confunda con enfermedades emocionales o creadas. La sanidad se da en un marco público, hay gente alrededor que está siendo testigo de lo que Jesús hace, y que podrían haber dado fe que no sucedió si no hubiera sido así. El escritor quiere dar suficientes evidencias que Jesús no es un charlatán, ni que son sus amigos los que le han creado una fama, sino que efectivamente sucedió. Una posesión demoniaca, aunque es un acto sobrenatural, es real. Un charlatán escoge sus víctimas, las cuales tienen que reunir ciertas características para que se presten a que se suceda el milagro, no así un endemoniado y mudo; nunca sería una presa fácil para prestarse a una tomadura de pelo. La liberación de la opresión demoniaca de este hombre fue un hecho público. Aunque sin duda la fe es fundamental para que suceda el milagro, también es importante reconocer que en este caso no fue la fe del endemoniado, porque ni la tenía, ni pidió expresamente la sanidad; sin embargo, la fe de quienes lo trajeron contó en bendición para el enfermo. La fe de nosotros puede obrar en favor de los que no tienen fe y aun quienes no tienen fuerza para pedir por su liberación. No puedes seguir a Jesús de lejos, no puedes permanecer a la distancia. Para que Él obre en tu vida, necesitas acercarte para tocarlo. Eso puede quitarte el punto de seguridad, puede moverte de tu sitio de confort, sin embargo, tienes que correr el riesgo de moverte y acércate a Él y acercar a otros para que reciban sanidad.

Lo más increíble de los milagros es que sí ocurren.


Sábado 7 de junio | Lectura del día: Lucas 8:22-26

Los vientos y las aguas le obedecen

Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. Lucas 8:24

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ste relato se encuentra en los tres Evangelios sinópticos. Después de haber conversado con dos hombres, Jesús entró en la barca con sus discípulos para cruzar el mar. Es posible que haya sido una barca pesquera propiedad de Pedro. Mientras navegaban, el Señor se durmió. Se desató una tempestad de viento, con olas que cubrían la barca y amenazaba con hundirla. Cuando despertaron a Jesús para que les ayudara, reprendió al viento y a las olas, y se hizo grande bonanza. Los discípulos no se sorprendieron de la tormenta, porque seguramente habían experimentado muchas como pescadores, pero si se maravillaron que hubiera un hombre a quien el viento y las olas le obedecieran, trayendo repentinamente grande quietud. La primera enseñanza para nosotros es la demostración de que nuestro Jesucristo es Señor de todo, inclusive de la naturaleza. La segunda es que debemos confiar en Él, sabiendo que viaja en nuestra barca. Reconocemos, en tercer lugar, que el Todopoderoso puede calmar toda tempestad. Él es el Señor de todo y de todos. Además, no debemos sentir temor, porque el Señor está con nosotros y en caso de sentirlo, podemos clamar a Él y vendrá en nuestro auxilio, para calmar todo viento y marea que nos amenacen. Nunca debemos perder nuestra fe, ni la capacidad de sorprendernos de lo que nuestro Señor Jesucristo es capaz de hacer en favor de nosotros. Los huracanes y tormentas de la vida aparecerán cuando menos los esperemos, pero Cristo viaja con nosotros. Louis Pasteur nació el 27 de diciembre de 1822 en Dole, Francia. Cursó sus estudios en la Escuela Normal Superior. Falleció el 28 de septiembre de 1895, en Marnes-la-Coquette, Francia. Descubrió la vacuna contra la rabia o hidrofobia (temor al agua), cuyo virus combatió con una vacuna lograda mediante inoculaciones sucesivas en conejos. La confianza de que Jesús viaja en nuestra barca debe hacernos sentir seguros, a pesar de que nos enfrentemos con vientos huracanados o tormentas en la vida.

Lo más increíble de los milagros es que sí ocurren.


Domingo 8 de junio | Lectura del día: Marcos 8:1-10

La alimentación de los cuatro mil

Tenían también unos pocos pececillos; y los bendijo, y mandó que también los pusiesen delante. Y comieron, y se saciaron; y recogieron de los pedazos que habían sobrado, siete canastas. Eran los que comieron, como cuatro mil; y los despidió. Marcos 8:7-9

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n este incidente hay dos grandes realidades que están íntimamente entrelazadas. Por un lado está la compasión de Jesús. Una y otra vez nos encontramos con que Jesús era movido a compasión por la gente. Lo más maravilloso de Él es su alto grado de consideración por las personas. La consideración es una virtud que no se olvida nunca de los detalles de la vida. Jesús miro a la multitud; llevaban ya tres días con Él y se acordó que estaban a una distancia considerable de sus casas. El Creador y Sustentador de la humanidad podría haber estado por encima de detalles aparentemente insignificantes como lo que le podría pasar a Su audiencia en su regreso a casa, pero Jesús no era así. Su primera reacción siempre fue ayudar. En el caso del ser humano, lo cierto es precisamente lo contrario. No es parte de la naturaleza humana ayudar. Es una característica de oro de algunas personas, pero la reacción de demasiadas personas es más bien no ayudar. Por otro lado, tenemos los desafíos que enfrentamos cuando queremos ayudar. Cuando Jesús sintió compasión por la multitud y quiso darles algo de comer, los discípulos reaccionaron inmediatamente haciendo constar las dificultades prácticas, por encontrarse a muchos kilómetros de algún lugar en el que se pudiera conseguir comida Jesús les dijo ¿De qué disponen ustedes con que puedan ayudar? La compasión se convirtió en un desafío. Lo que Jesús realmente les estaba diciendo era –“No trates de pasarle a otro tu responsabilidad de ayudar, no digas que ayudarías si tuvieras algo que dar, No digas que en estas circunstancias es imposible ayudar toma lo que tengas, dalo y ve lo que sucede.”Una de las fiestas judías más alegres, es la fiesta del Purim. Es una ocasión para hacer regalos; y una de las normas es que, por muy pobre que sea una persona, debe buscar a otra que sea más pobre todavía y hacerle un regalo. El fiel cristiano siempre debe encontrar en cada necesidad la oportunidad de ayudar y mostrar consideración por los menos afortunados.

Lo más increíble de los milagros es que sí ocurren.


Lunes 9 de junio | Lectura del día: Mateo 8:28-34

Sanidad de dos endemoniados gadarenos

Él les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas. Mateo 8:32

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esús y los discípulos llegaron a la costa oriental del Mar de Galilea y como a unos 10 kilómetros y medio se encontraron en la región de los gadarenos o gergesenes, en la ciudad de Gadara. Mateo menciona a dos endemoniados, Marcos y Lucas mencionan solamente uno, posiblemente considerando el más prominente de los dos. Estos hombres eran feroces en gran manera, “tanto que nadie podía pasar por aquel camino”. Es decir, eran un peligro para la vida de los habitantes de aquella región. El milagro consistió en hacer que los espíritus malignos salieran de esos dos hombres y les dio permiso de que se metieran a un hato de cerdos, precipitándose al mar por un despeñadero. Se pueden levantar dos preguntas: ¿Por qué permitió Jesús que se perdieran los cerdos? Y ¿Qué derecho tenía Jesús de destruir la propiedad de otras personas? Contestaríamos la primera pregunta diríamos que el Señor quiso confirmar la fe de los endemoniados sanados, por la evidencia visible de que los demonios ya los habían dejado. O posiblemente quiso que la multitud de testigos vieran lo terrible que son el poder y las tendencias destructivas que tienen los demonios. En la segunda reflexionaríamos, si los dueños eran judíos, ellos debían evitar el consumo de comida inmunda como los cerdos. Si los dueños eran gentiles, había que mostrarles los poderes infernales que tenían cautivos a estos hombres ahora liberados y mostrarles que valen más para nuestro Dios dos hombres, que una manada de cerdos. Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Privor, hoy República Checa. Cursó sus estudios en la Universidad de Viena. Falleció el 23 de septiembre de 1939, en Londres, Inglaterra. Fue un médico neurólogo austriaco, padre del Psicoanálisis. Según esta escuela todos los seres humanos tenemos cierto grado de locura. Algunas veces los ataques epilépticos o de nervios pueden confundirse con posesión demoniaca. Agradezcamos a Dios por la sanidad de todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo.

No hay que dejar que el reloj y el calendario nos impidan ver que cada momento de la vida es un milagro.


Martes 10 de junio | Lectura del día: Lucas 9:37-43

La sanidad del muchacho lunático

Y mientras se acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su padre. Lucas 9:42

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a historia nos habla de un hombre que había venido a buscar a Jesús y no lo encontró, tenía una gran necesidad: su hijo estaba enfermo. Y había venido para buscar la salud de su hijo. ¿Qué no sería capaz de hacer un padre por sus hijos? Es posible que uno mueva el Cielo y la Tierra con tal de darles a nuestros hijos lo que no tuvimos; nadie pude atreverse a tocar a nuestros hijos porque los defendemos. Mucho más si se trata de una enfermedad tan grave como en el caso de nuestra historia. La actitud del padre nos hace pensar en algunos detalles: El padre está equivocado en su diagnóstico, es sólo un problema de ignorancia o de desconocimiento. El cree que es un problema físico y viene a buscar sanidad en Jesús. El padre no quiere aceptar lo que su hijo tiene, es decir, está negando la realidad de su hijo. No quiere aceptar que es un problema más grave. Esto nos lleva a pensar que en nuestra relación de padres e hijos muchas somos capaces de mover mar y tierra por salvarlos y por ayudarles parar restaurarlos, pero en el momento de ser confrontados, no aceptamos la realidad de nuestros hijos. Alguien nos dice algo, alguien nos comenta algo y creemos que las personas nos tienen envidia o mala voluntad porque nuestros hijos nunca serían capaces de hacer esto o aquello; muchas veces no hemos querido aceptar que nuestros hijos podrían estar metidos en algunos problemas “porque los conocemos”, pero a veces no es suficiente con lo que sabemos y debemos dar pie a desengañarnos de ser necesario. Esto entonces nos lleva al primer principio para la resolución de un problema: Reconoce que estás en un problema, reconoce que necesitas a Cristo y reconoce que no puedes en tus fuerzas para que puedas pedir y recibir ayuda.

No hay que dejar que el reloj y el calendario nos impidan ver que cada momento de la vida es un milagro.


Miércoles 11 de junio | Lectura del día: Lucas 8:43-47

La sanidad de la mujer con flujo de sangre

Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada. Lucas 8:47

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os milagros se entrelazan para formar una historia única mientras Jesús camina. Los tres evangelistas hablan de estos dos eventos, presentando la curación de la mujer con flujo de sangre como una interrupción de la ruta de nuestro Señor Jesucristo hacia la casa de Jairo, quien le había rogado que fuera a ver a su hija de unos 12 años que se estaba muriendo. La mujer, de la que no conocemos su nombre, había sufrido de esa enfermedad durante 12 años. Había buscado ayuda de muchos médicos y nada había logrado, al contrario cada vez estaba peor. Lo más grave era que había gastado todo lo que tenía y su sufrimiento no había sido quitado. Lucas, como médico, es un poco más generoso con los de su profesión y dice que la enfermedad “no había podido ser curada” (8:43). Se reúnen en esta historia la fe y esperanza de una mujer enferma, y el poder que emana de un Jesús sanador. Ella dijo: “Si tocare tan solamente su manto, seré salva.” Y cuando lo hizo su enfermedad fue quitada para siempre. Jesús por su parte, mirando a su alrededor preguntó: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Y mientras los discípulos se sorprendían por la pregunta, temerosa y temblando, consciente de que había hecho que el Señor quedara ceremonialmente inmundo, confesó que ella había sido.

Junto con la sanidad, Jesucristo trae paz a nuestra vida. Para mayor bendición, Cristo le dice: “Ve en paz y queda libre de tu azote”. La bendición de una buena salud y de sentir paz en su vida llegó como regalo de Dios a aquella atribulada mujer.

No hay que dejar que el reloj y el calendario nos impidan ver que cada momento de la vida es un milagro.


Jueves 12 de junio | Lectura del día: Mateo 20:29-34

La sanidad de los dos ciegos en Jericó Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Mateo 20:30

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os otros escritores de los Evangelios sinópticos (Marcos y Lucas) repiten esta historia, pero con algunas diferencias. Mateo dice que eran dos hombres; Marcos y Lucas por su parte dicen que era uno. Marcos incluyó el nombre del ciego, Bartimeo. Sin duda hubo dos hombres, pero Bartimeo fue el que más se hizo notar, o quizá era más popular por ser el hijo de Timeo. Mateo y Marcos dicen que los hombres fueron sanados al dejar Jesús Jericó, pero Lucas dice que la sanidad ocurrió cuando se acercaba a Jericó. Esto puede explicarse por el hecho de que en aquel entonces había dos lugares que se llamaban Jericó, esto es, una ciudad vieja y otra nueva. Jesús estaba alejándose de la vieja Jericó y aproximándose a la nueva ciudad (Lucas) cuando ocurrió el milagro. Pero lo importante de esta historia radica en la determinación de ambos ciegos que clamaron a gran voz para que Jesús les ayudase cuando oyeron que pasaba por allí. Su petición se basaba en el hecho de que Él era Señor, el Hijo de David. Anteriormente otros dos ciegos llamaron a Jesús “Hijo de David” (Mt. 9:27; Cf. 15:22). Al usar este título, estaban invocándole como el Mesías. Ellos persistieron a pesar de la reprensión de la gente, hasta que consiguieron llamar la atención de Jesús, quien los llamó. Cuando les preguntó qué querían, ellos simplemente pidieron que les devolviera la vista. Jesús se compadeció de ellos y ejerciendo su autoridad de Mesías, el Hijo de David, los sanó en seguida. Resulta muy interesante que Jesús enseñara a los discípulos algo que necesitarían después de su muerte y resurrección, una demostración de su autoridad. El día de hoy podemos estar seguros y confiados por haber creído en Jesús porque es el Hijo de David, el Mesías prometido.

No hay que dejar que el reloj y el calendario nos impidan ver que cada momento de la vida es un milagro.


Viernes 13 de junio | Lectura del día: Marcos 5:23-43

La resurrección de la hija de Jairo

Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente. Marcos 5:42

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iendo padres podemos imaginar la inmensa ansiedad en el corazón de Jairo por el retraso de Jesús para llegar a su casa, por la interrupción de la mujer que tocó el borde de su manto y fue sanada. Sus temores fueron confirmados por la noticia que le llevaron: “Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?”. Jesús rápidamente le dijo: “No temas, cree solamente”. Qué bueno es que cuando estamos cerca de nuestro Señor Jesucristo, Él reprende nuestro temor y fortalece nuestra fe. La principal enseñanza en este relato es que el poder de Dios en nuestro Señor Jesucristo no encontraría en la muerte un obstáculo para manifestar su gloria. Al llegar a la casa de Jairo, el principal de la sinagoga, les dijo que la niña dormía y fue motivo de burla. Así que entró en la recámara de la jovencita, junto con Pedro, Jacobo, Juan y sus padres como testigos y le habló en arameo: “Talitha cumi” que sería como un “Hijita, ¡Levántate!”. La pequeña se levantó y para confirmar que estaba de nuevo en la vida, Jesús pidió que le dieran de comer. La bendición para nosotros es recordar que lo que para los seres humanos es completamente imposible, para Dios es posible. Jesús se manifiesta como el Señor de la vida. Se levanta como vencedor sobre los demonios, sobre la naturaleza, sobre la enfermedad, sobre la muerte. Hipócrates nació en el año 460 a. C. en la isla de Cos, Grecia. Considerado como una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina y como el Padre de la Medicina por el cúmulo de aportaciones que hizo, incluyendo el juramento de Hipocrático. Falleció en el año 370 a. C. en Tesalia. Para la mayoría de las enfermedades los médicos tienen medicamentos, excepto para la muerte. Gracias demos hoy a Dios por Jesucristo, quien es el Señor de la vida y de la muerte. Nuestra esperanza se fundamenta en que Él es Todopoderoso.

No hay que dejar que el reloj y el calendario nos impidan ver que cada momento de la vida es un milagro.


Sábado 14 de junio | Lectura del día: Mateo 9:27-31

La sanidad de dos hombres ciegos

Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. Mateo 9:30

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espués de resucitar a la hija de Jairo, el Señor Jesús salió de este hogar y le siguieron dos ciegos. Este milagro es relatado sólo por Mateo, quien habla de dos personas con problemas de la vista, así como habló de dos endemoniados. Como contador que era y recaudador de impuestos, para este evangelista era muy importante ser preciso en los números o las cantidades de lo que se cuenta. Además Filson dice que ellos recibirían a Jesús como el esperado líder mesiánico que haría las cosas maravillosas mencionadas en Isaías 35:5: “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos de los sordos se abrirán.” La ceguera era una enfermedad común en Palestina, posiblemente por el deslumbramiento del sol oriental sin protección, porque no tenían mucha higiene o porque la nube de moscas sucias trasmitía infecciones que conducían a la pérdida de la vista. No tenemos datos durante cuánto tiempo estos dos necesitados acompañaron al Señor Jesús o que distancia recorrieron, pero al entrar en la casa Él les confronta, como para conocer cuánta fe tenían, diciéndoles: “¿Creéis que puedo hacer esto?” Ellos dijeron: “Sí, Señor”.

Lo esencial para que se produzca un milagro es la fe. El camino a la bendición pasa por poner toda la vida en las manos de Jesucristo y decir: “Creo que puedes sanarme, que puedes devolverme la vista, que puedes ayudarme en mi necesidad”. Cuando Dios nos da una bendición especial no podemos dejar de contarlo a otros, por eso entendemos que aunque Jesús les encargó muy en serio que nadie se enterara, ellos fueron por el país testificando de Jesucristo que les sanó.

No hay que dejar que el reloj y el calendario nos impidan ver que cada momento de la vida es un milagro.


Domingo 15 de junio | Lectura del día: Romanos 15:1-10

La unción del Padre

Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres. Romanos 15:8

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n hombre se siente más cómodo en aquellas situaciones en las que sabe exactamente qué hacer. Cuando las cosas se ponen confusas y difíciles, retrocede. Cuando la vida lo frustra con sus imprevistos, siente que la ira surge en su interior, se olvida de la verdad de Dios y comienza a depender de sí mismo. De ahí en adelante todo le sale mal. Pelea por hacer que su vida funcione. Sin embargo, los hombres son llamados únicamente para recordar lo que Dios ha dicho y hablar de acuerdo con eso, penetrando en la incertidumbre peligrosa con la confianza y sabiduría que sólo llegan cuando se escucha a Dios. Es por eso que el padre es alguien que edifica a sus descendientes. Los padres nunca deben destrozar la autoestima de un miembro de su familia. Pablo escribió que Dios le dio el poder para edificar, y no para destruir (2 Corintios 13:10). Así es el poder que Dios les da a los padres para edificar a su familia, y no para humillarlos. Por otro lado, un padre que es como su Padre Celestial, da una corrección constructiva en lugar de la crítica. Él desarrolla a su esposa y a sus hijos por medio de fortalecer sus cualidades, enfocándose en lo que ellos hacen bien, en lugar de enfocarse en condenar sus debilidades. De hecho, el padre carga con las debilidades de la familia. Él cubre (no expone) su debilidades, y él los protege de ataques, por medio de la oración y de las instrucciones que les imparte. También los padres entienden que una de las mayores experiencias de aprendizaje en la vida, vienen de los fracasos. Los hijos pueden aprender de sus fracasos, si el padre usa esos fracasos para enseñar y corregir, en lugar de juzgar y castigar. Un padre desarrolla una atmósfera de aceptación para su familia. Él no va a rechazarlos porque trataron y fallaron. Él acepta a su familia “en las buenas y en las malas”, tal como Cristo Jesús lo ha aceptado a él.

No hay que dejar que el reloj y el calendario nos impidan ver que cada momento de la vida es un milagro.


Lunes 16 de junio | Lectura del día: Mateo 12:8-13

La sanidad del hombre de la mano seca

Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. Mateo 12:13

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ste milagro ocurrió en medio de una discusión entre los fariseos y Jesús en cuanto a la observancia del día de reposo. Sucedió en la sinagoga, posiblemente en Capernaum. Estos líderes religiosos le preguntaron al Señor para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Les contestó con otras preguntas: “Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo.” Marcos dice que después de esto, “ellos callaron”. Inmediatamente después restauró la mano seca del hombre necesitado. El pasaje nos enseña la importancia que nuestro Señor Jesucristo le da al ser humano, por encima del día de reposo, de un buey o de una oveja. Además de que todo lo que sea para el bien de la humanidad, siempre es placentero a Dios. Al extender su mano, el hombre necesitado manifestó su fe por medio de la obediencia. El milagro fue completo, ya que ambas manos y brazos estuvieron sanos. En lugar de ser impulsados a creer en Cristo como el Mesías prometido, los fariseos “tuvieron consejo para destruirle”. El fanatismo religioso puede hacer que voluntariamente se rechace al Señor Jesucristo y que se anteponga una norma eclesiástica al valor de un hombre o de una mujer. Marcello Malpighi nació el 10 de marzo de 1618 en Crevalcore, Italia. Cursó sus estudios en la Universidad de Bolonia. Falleció el 30 de noviembre de 1694 en Lacio, Italia. Es considerado como el padre de la Histología, que es la ciencia que estudia los tejidos orgánicos. Cuando parte de nuestro cuerpo no se utiliza, atrofia los tejidos e inutiliza al órgano que no se ejercita. Gracias a Dios porque nuestro Señor Jesucristo está dispuesto a restaurar cualquier parte de nuestro cuerpo que esté lisiado, disminuido o dañado.

El hombre debe tener dos virtudes por si acaso: la sencillez para el triunfo y el valor para el fracaso.


Martes 17 de junio | Lectura del día: Lucas 7:11-17

La resurrección del hijo de la viuda

Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Lucas 7:14

S

on pocas las veces que leemos en las Escrituras que Jesús resucitara a alguien, y esta es una de esas ocasiones. Jesús se dirigía a un pueblo llamado Naín (qué paradoja, Naín significa delicioso, agradable, de gran belleza, comparado con el dolor de una madre) en compañía de sus discípulos y de una gran multitud. Jesús no había entrado aún a la ciudad cuando vio un cuadro conmovedor que hizo que se compadeciera. Le tocó el corazón. Vio un cortejo fúnebre, de un muchacho que era hijo único de su madre, la cual era viuda. ¿Qué es lo que vemos aquí? • Un caso extremo de dolor. Una pérdida, una muerte, es en sí mismo un gran dolor. La lógica de la vida sugiere que sean los hijos quienes entierren a sus padres, en este caso era al revés, es una madre viuda llevando a su hijo único al cementerio. • Jesús llegando “tarde”. No encuentra a la madre en su casa, como a la hija de Jairo (Lucas 8:40-56), tampoco la encuentra como el siervo del centurión, enfermo, gravemente en cama. La encuentra al borde del sepulcro, ya bien avanzada la pérdida, sin la menor posibilidad • La compasión de Jesús. Jesús pasó por alto muchas reglas. Hablar con una mujer en público, y tocar un cadáver, por ejemplo. Nada detuvo a la compasión de Jesús. Nosotros nos identificamos con esta mujer, porque hay momentos en la vida en que sentimos que nuestra situación ha llegado a un punto en donde no puede ser peor. Nos identificamos con esta historia, porque en medio de los plazos que se terminan nos damos cuenta que Dios ni tiene prisa ni se le está haciendo tarde. Recuerda siempre que en el momento de dolor no estás solo, Jesús te acompaña.

El hombre debe tener dos virtudes por si acaso: la sencillez para el triunfo y el valor para el fracaso.


Miércoles 18 de junio | Lectura del día: Mateo 14:13-21

La alimentación de los cinco mil

Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Mateo 14:21

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a alimentación de los cinco mil es el único milagro mencionado en los cuatro Evangelios. Cuando Jesús se encontraba en las cercanías de Capernaum, se enteró de la muerte de Juan el Bautista, y cruzó en una barca hacia la costa oriental del mar de Galilea, una zona desierta, apartada e ideal para tener un poco de descanso y retiro. Pero cuando la multitud supo hacia donde se dirigía, se fueron a pie rodeando el extremo norte del mar, de manera que cuando Él llegó ya lo estaban esperando. En lugar de molestarse, nuestro Señor Jesucristo tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos. Cuando llegó la tarde, los discípulos externaron a Jesús su preocupación por la gente que no había comido, que había que despedirlos para que fueran a las villas cercanas y compraran algo para alimentarse. La respuesta inicial del Señor les recuerda nuestra responsabilidad por los demás: “Denles ustedes de comer”. El presupuesto para hacerlo era muy elevado y vienen para decirle que sólo tienen “cinco panes y dos peces”, un recurso demasiado limitado para alimentar a la muchedumbre. Lo que nuestro Salvador hizo fue bendecir aquellos recursos, partirlos y darlos a los discípulos para que lo repartieran con la gente. El final de la historia es que “comieron todos, se saciaron y sobraron doce cestas llenas de pedazos”. Los pocos recursos, puestos en las manos de Dios, fueron suficientes.

No importa cuán imposible o difícil parezca la tarea que nos haya sido asignada, con la ayuda y la bendición de Dios podremos cumplirla. Nuestros escasos recursos, con la bendición de nuestro Señor, serán suficientes suplir nuestras necesidades e incluso compartir con otros. Pon tus recursos en las manos de Dios, Él hará un milagro de multiplicación.

El hombre debe tener dos virtudes por si acaso: la sencillez para el triunfo y el valor para el fracaso.


Jueves 19 de junio | Lectura del día: Lucas 13:10-17

La sanidad de la mujer encorvada

…y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Lucas 13:11

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sta es la última vez que se nos dice que Jesús estuvo en una sinagoga. Está claro que a estas alturas las autoridades judías estaban buscando cualquier excusa para poder acusarlo y condenarlo. Jesús sanó a una mujer que no había podido ponerse derecha en dieciocho años; y entonces intervino el presidente de la sinagoga. No tuvo valor para decírselo a Jesús en la cara sino dirigió sus protestas al público, aunque iban contra Jesús. Jesús había obrado una curación en sábado; técnicamente, esto era hacer un trabajo, así es que había quebrantado el sábado. Pero Él contestó a sus oponentes con sus mismos argumentos. Los rabinos denunciaban la crueldad a los animales, y aun en sábado era perfectamente legal soltar a los animales de los establos para llevarlos a beber. Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Si ustedes pueden hacer esto con sus animales ¿Por qué yo no podría liberar a esta mujer de su enfermedad en un día como hoy? El problema de nuestra sociedad es que está inmersa en una serie de sistemas, y en la mayoría de los casos no sabe cómo enfrentarlos ni cómo salir de ahí. Muchas veces por causa de estos sistemas, algunas veces religiosos, las personas dejan de ser individuos y se vuelven números. Para Jesús las personas están por encima de cualquier sistema. El evangelio es lo único que garantiza y defiende el valor de la persona como individuo, de tal manera que para Jesús era y es más importante restaurar la vida de una mujer que cumplir preceptos que debieran servir para ayudar y no para estorbar, que debieran ser instrumentos más que fines. Nadie debe estar por encima de la ley, pero la ley más importante siempre deberá de ser el amor y la verdad. Analiza tus propias reglas familiares para reafirmar que el único fin de ellas sean las personas.

El hombre debe tener dos virtudes por si acaso: la sencillez para el triunfo y el valor para el fracaso.


Viernes 20 de junio | Lectura del día: Mateo 14:22-33

Jesús camina sobre el mar

Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Mateo 14:25

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espués de haber alimentado a una multitud, dice el Evangelista Juan: “Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.” (6:15) No quiso que sus discípulos permanecieran en una atmósfera revolucionaria, ya que Él no estaba allí para establecer un gobierno político opuesto al gobierno romano, sino para establecer un reino espiritual en el corazón de las personas. Mientras tanto, instruyó a sus discípulos que partieran en una barca. Cuando habían navegado unos 5 o 6 kilómetros en el mar de Galilea, y eran entre las 3 y las 6 de la mañana, vino a ellos andando sobre el mar. Los discípulos dieron gritos y, creyendo que era un fantasma, se atemorizaron. Las palabras de Jesús a sus discípulos están vigente para nosotros cuando estamos en medio del tormentoso mar de la vida: ¡Tengan ánimo. Yo soy, no teman! Reconocer que Él está con nosotros, hace que dejemos de tener miedo. Cuando reconocemos que Él está con nosotros alejamos el temor, el miedo. El milagro es doble: Jesús camina sobre las aguas del mar y Pedro, quien pidió que si era Él mandara que anduviera sobre las olas, lo hizo hasta que falló su fe y comenzó a hundirse. Al instante Jesús extendió la mano, lo tomó y lo salvó de ahogarse, reprendiéndole por su poca y débil fe. Gregor Mendel nació el 20 de julio de 1822 en Heinzendorf, Austria. Cursó sus estudios en la Universidad de Viena. Falleció el 6 de enero de 1884 en Bmo, Austria-Hungria. Descubre las tres leyes de la herencia o leyes de Mendel. A veces heredamos de nuestros padres el temor a hacer cosas que requieren fe. Si Dios, por medio de Jesucristo, nos anima a hacer aquello que amerita ejercitar la fe, sin temor hagámoslo, sabiendo que si fallamos, Jesucristo nos tomará de la mano y nos sacará adelante.

El hombre debe tener dos virtudes por si acaso: la sencillez para el triunfo y el valor para el fracaso.


Sábado 21 de junio | Lectura del día: Juan 5:1-18

La sanidad del paralítico de Betesda

Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Juan 5:5-6

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ué es la ley de los grupos homogéneos? Hay un principio que dice que los espíritus similares o afines se buscan. Es por ello que usted siempre verá gente más o menos con las mismas características al lado de otras con personalidades muy similares: gente amargada con otros que también lo están y gente positiva y dinámica con otros en las mismas condiciones. A las personas de fe usted las encontrará al lado de otras personas de fe. Este enfermo estaba en la comunidad de los enfermos. En su misericordia, de tiempo en tiempo, Dios enviaba un ángel para que agitara el agua del estanque. El primero que descendiera al estanque después del movimiento del agua, quedaría sano de cualquier enfermedad que tuviera. Cuesta creer cuánta gente estaba esperando la presencia de ese ángel, pero ignoraba la presencia de Cristo. Betesda había adquirido popularidad de tener aguas sanadoras, pero los judíos habían olvidado al Jehová Rafá (Dios Sanador), el dueño del agua, del estanque y de toda sanidad posible a través de la persona de Jesús. Hay quienes rechazan venir a Cristo porque andan buscando cualquier cosa que resuelva sus problemas. Este paralítico representa a la persona que está impedida para salir de su condición, mientras se rodea de personas que están en la misma situación, enfermas, sin la posibilidad de moverse para salir por sus propios medios. Las personas que están viviendo en tragedias y corrupción les es imposible por sí mismas romper las cadenas que las atan. Desean escapar pero no pueden y tienen sus esperanzas en un estanque, pero no es un estanque lo que necesitan, sino dirigirse a la fuente de agua viva que salta para vida eterna. Tal vez tú te sientas paralítico en algún área de tu vida. Busca a Dios, Él te puede levantar.

El hombre debe tener dos virtudes por si acaso: la sencillez para el triunfo y el valor para el fracaso.


Domingo 22 de junio | Lectura del día: Mateo 15:21-28

La sanidad de la hija de la mujer cananea Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Mateo 15:28

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espués de haber tenido un encuentro con los fariseos, Jesús y sus discípulos se dirigieron a la región de Tiro y Sidón. Estas dos ciudades estaban en Fenicia, el actual Líbano, que era territorio gentil. El Señor quería estar solo con sus discípulos para instruirles, pero vino una mujer de la tierra de Canaán. Esta mujer era pagana y extranjera, sin embargo se acercó a Jesús en busca de ayuda, reconociéndole como el Mesías prometido. La petición de la mujer era en favor de su hija, que era atormentada por un demonio. El Señor probó la fe de esa mujer necesitada guardando silencio ante su petición y después diciéndole que “había sido enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Como reacción, aquella mujer se postró ante Él diciéndole: “¡Señor, socórreme!” Aún más, el argumento de Jesús de que no estaba bien tirar el pan de los hijos y darlo a los perrillos resulta difícil de entender. La mujer le menciona que todo lo que ella quería era alimentarse de las migajas que caían de la mesa y eso le era suficiente. La respuesta esperada llegó, junto con el reconocimiento de una fe grande, y su hija fue sanada en ese mismo momento. La fe de esta mujer superó el prejuicio racial, el silencio, el desprecio, el argumento y alcanzó el objetivo deseado.

No importa si de momento experimentamos que nuestro Señor guarda silencio ante nuestra necesidad o la respuesta es negativa, mantengamos nuestra fe puesta en Él y esta contestación llegará en forma de milagro. El hombre debe tener dos virtudes por si acaso: la sencillez para el triunfo y el valor para el fracaso.


Lunes 23 de junio | Lectura del día: Juan 11:1-44

La resurrección de Lázaro

Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Juan 11:43–44

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ay una corriente de pensamiento que sostiene que la tanto la enfermedad y el sufrimiento vienen a la vida de la persona porque está en pecado y que, en consecuencia, hay que liberar a tales personas de todo espíritu, para que entonces puedan ser sanas y estén en paz con Dios. Otra corriente, mucho más dañina, propone que Dios no existe, por eso existe el mal. El mensaje bíblico aclara estas dos posiciones. Hay en la Biblia un sin fin de historias de personas que fueron siervos de Dios y sin embargo pasaron por serias dificultades: Moisés, Elías, el rey David, los profetas, los apóstoles. Por lo tanto, no podemos avalar la premisa de quien sostiene que el sufrimiento viene como consecuencia del pecado. Para resolver el problema del mal, los ateos enseñan que por la realidad de la existencia del mal, no puede haber un Dios, pues si lo hubiera, este no permitiría el mal en el mundo. Es decir, el mal demuestra que no hay un Dios. Agustín de Hipona responde a esta posición diciendo que Dios es el autor de todo lo creado en el universo, y el mal no es una cosa o una sustancia; es la privación o la falta de algo; por lo tanto, Dios no creo el mal. El mal que existe no fue creado por Dios, sino que es la corrupción o privación de todo lo que es bueno; por ejemplo la ceguera es la falta de la vista, la enfermedad es la falta de la salud. Jesús amaba a esta familia y a menudo les visitaba. Conocía su dolor, pero no respondió enseguida. Su demora tenía un propósito específico. El tiempo de Dios, en especial su demora, tal vez nos haga pensar que no responde o no lo hace como quisiéramos. Pero Él suplirá nuestras necesidades de acuerdo con su programa y propósito perfecto (Filipenses 4.19). Aguarda con paciencia el tiempo de Dios. Juan enfatiza el hecho de que contamos con un Dios que se interesa por nosotros. Jesús nos entiende, pues experimentó el ser como uno de nosotros, con sentimientos y emociones. Sé sincero y no trates de ocultarle nada a tu Salvador. A Él le interesas.

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.


Martes 24 de junio | Lectura del día: Marcos 10:46-52

La sanidad del ciego Bartimeo

Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Marcos 10:51

N

uestro Señor Jesucristo había salido de Perea, cruzando el Jordán a corta distancia arriba del Mar Muerto y había comenzado el descenso hacia Jerusalén. Jericó estaba situada a lo largo de esta ruta. Al salir de esta ciudad, pasaron cerca del lugar donde Bartimeo, nombre que significa hijo de Timeo, se hallaba a un lado del camino mendigando. El lenguaje que usó este ciego significaba que el secreto mesiánico comenzaba a revelarse: ¡Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí! Al escucharlo, de parte de Jesús, no hay ni una palabra de reprensión o de amonestación por la manera como aquel hombre ciego se refirió a Él. El evangelista Marcos pone dramatismo en el relato cuando dice que, de repente, Jesús se detuvo y mandó llamar al ciego quien recibió palabras de ánimo: “Ten confianza; levántate, te llama”. Esta expresión, dicen los estudiosos de la Biblia, aparece siete veces en el Nuevo Testamento, todas, de labios de Jesús, menos en esta ocasión, aunque está relacionada con Él. Pablo recibió este mismo mensaje animador del Cristo resucitado años más tarde (Hechos 23:11). Después de contestar positivamente la pregunta de Jesús: “¿Qué quieres que te haga?” Bartimeo recibió la mejor limosna que había recibido en su vida, recobrar su vista. Y se volvió, literalmente, un seguidor de su Sanador.

Siempre habrá personas que quieran impedirnos que nos acerquemos a Jesús con nuestra necesidad. Como Bartimeo, debemos ser insistentes en nuestro reconocimiento de Él como el Mesías prometido. Arrojemos “cualquier capa” que nos impida el acercamiento al Señor y vengamos a Él. La respuesta, basada en nuestra fe en Cristo Jesús como sanador, está por llegar.

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.


Miércoles 25 de junio | Lectura del día: Lucas 22:47-53

Jesús sana a un enemigo

Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó. Lucas 22:50-51

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a sanidad del siervo del sumo sacerdote nos hace pensar en el claro concepto de poder que Jesús tenía. Cuando fueron a apresarlo como un criminal al huerto, los discípulos preguntaron la forma cómo debían responder (Lucas 22:50), pero Jesús detuvo el arranque de los discípulos por defenderlo (Lucas 22:51). Simón Pedro en un arrebato de coraje o por no haber oído las instrucciones de Jesús comenzó a agredir a la turba y le cortó la oreja al siervo de uno de los principales instigadores de la aprehensión de Jesús. Por supuesto que el propósito no era amedrentar a los soldados cortándole la oreja a alguien de los revoltosos, sino que el propósito era defender aun hasta la muerte a su maestro. Si Jesús hubiera tenido un enemigo en el sentido humano, Malco lo era. Jesús tenía el derecho de ignorar la conducta impetuosa de Pedro pero no lo hizo. Cristo mostró solo amor y compasión a alguien que le estaba ocasionando gran daño. Jesús podía haberse defendido de sus atacantes, pero no lo hizo. Sin embargo sí utilizó su poder para sanar a su enemigo. En esta narración podemos aprender que el poder que se nos otorga como siervos y siervas e hijos e hijas de Dios no es para nuestro propio beneficio, sino para el beneficio de la obra de Dios. Es un acto de tremendo poder el abstenerse de dañar a alguien que es “inferior” o enemigo de uno. Cuando Pedro sacó su espada, humanamente hablando se estaba defendiendo, En el momento de la agresión, los seres humanos tenemos la tendencia a defendernos y a justificar las diferentes forma de defensa que ocupamos, por muy agresivas que parezcan. Pero Jesús sabía que la retribución inmediata de los actos injustos, no es el proceder de Dios. Habrá un momento en el que Dios retribuirá a todos los que han actuado injustamente, pero será en su momento y en su tiempo. Jesús nunca le dio la espalda a una persona en necesidad. Cuando Jesús encontró sufrimiento, Él lo alivió. Cuando encontró enfermedad, la sanó. Cuando encontró muerte, devolvió a la vida. Como necesitamos apreciar esta actitud acerca de nuestro Señor Jesucristo. Cuando Pedro impertinentemente cortó la oreja de Malco, Jesús obró uno de sus últimos milagros.

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.


Jueves 26 de junio | Lectura del día: Lucas 5:1-10

La pesca milagrosa

Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Lucas 5:6

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ucas escribe sobre este pasaje en el ministerio del Señor Jesús de manera más extensa que Mateo y Marcos; quienes se centran en dar cuenta del llamamiento de Pedro, Andrés, Jacobo y Juan. Lucas es el único que nombra a esta extensión de agua, lago de Genesaret, los otros evangelistas le llaman “mar”. El Señor subió a la barca de Simón, pidiéndole que la separara un poco de la orilla, y desde ahí enseñaba a la multitud. Al terminar su mensaje, dijo al pescador que fuera mar adentro y tirara sus redes. Aunque Pedro argumentó al Señor que toda la noche habían trabajado y no habían pescado nada, le aseguró que “en Su nombre” echaría la red. El milagro fue la abundante cosecha de peces, de manera que sus redes se rompían. Tuvieron que llamar a otra embarcación y llenaron ambas hasta casi hundirse. No podemos distinguir con seguridad si el milagro fue la pesca abundante de donde no había nada o el hecho de que, llamando a sus primeros cuatro discípulos, los constituyó en pescadores de hombres. Reconocemos que hay una enorme diferencia en hacer las cosas en nuestro nombre o en el nombre de Jesús.

Su nombre encierra un poder increíblemente grande que hace que logremos lo que por nuestras propias fuerzas no podemos. Y a su nombre las fuerzas de la naturaleza y aún las del mal se doblegan y obedecen. Ese poder nos lo comparte por medio del Espíritu Santo quien purifica y llena nuestra vida. En el nombre de Jesús podremos ver vida en donde hay muerte, fertilidad en donde otros ven esterilidad, oportunidades en donde otros ven problemas, abundancia en donde hay escasez. Cada vez que intentes algo, hazlo en el nombre de Jesús.

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.


Viernes 27 de junio | Lectura del día: Lucas 17:11-19

La sanidad de los diez leprosos

Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Lucas 17:14

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l médico Lucas se interesa por recordar a sus lectores que Jesús y sus discípulos continúan su viaje hacia Jerusalén, hecho que podía ser olvidado en medio de los mensajes y hechos que relatan los evangelistas. Ubica este relato entre Samaria y Galilea, es decir, a lo largo de la frontera entre estas dos ciudades. Antes de entrar en una aldea, se pararon diez leprosos, que según la ley, debían vivir fuera de las poblaciones, aislados, marginados, solos o junto a quienes sufrían la misma enfermedad. Estos enfermos le pidieron misericordia y les dio la orden de ir a presentarse a los sacerdotes, quienes podían declararles sanos o inmundos, previo examen de su cuerpo. Al obedecer el milagro ocurrió, fueron sanados. La segunda parte del relato enfatiza la gratitud, ya que de los diez leprosos sanados, sólo uno regresó para reconocer la bendición recibida y éste era extranjero, samaritano, a los que los judíos llamaban “perros”. Aprendamos que la gratitud y la bondad son resultados del carácter personal y no de la raza o nacionalidad. La obediencia y la gratitud en este samaritano obtuvieron la extensión de hacerlo sano espiritualmente, además de obtener salud física. Sin olvidar que el Señor Jesucristo reconoció la fe en aquel hombre. Gerhard Armauer nació el 29 de julio de 1841 en Bergen, Noruega. Cursó sus estudios en la Universidad de Oslo. Falleció el 12 de noviembre de 1912 en Flora, Noruega. Descubrió en la lepra o Mal de Hansen al Mycobacterium Leprae el agente causante de esta enfermedad. En Palestina, en el tiempo de Jesús, la lepra era, junto con la ceguera, una enfermedad común. Actualmente se ha erradicado en algunos países como México. Seguramente hemos recibido de Dios cada día muchas bendiciones. Nuestra reacción a esa acción del Señor puede ser la de los nueve que no agradecieron el milagro de su sanidad física o la del samaritano que con reconocimiento vino a Jesús, para agradecerle y recibir mayor gracia para su vida.

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.


Sábado 28 de junio | Lectura del día: Juan 9:1-12

La sanidad del ciego

Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé. Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo. Juan 9:6-7

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as enfermedades entraron a la humanidad por causa del pecado, es decir, la caída de Adán fue la causa para que iniciara en el mundo entre otros males, la enfermedad. Esto no significa que las personas siempre que enfermen sea porque están en pecado, sino que por causa del pecado todos los hombres son susceptibles a la enfermedad. • El Ciego lo era de nacimiento. No importa el tiempo o lo catastrófico del asunto, lo cierto es que para Dios no hay nada imposible, no importa la gravedad, aunque sea de nacimiento. • La paga por el pecado es personal. Los discípulos creían como muchos que las enfermedades sólo venían por causa del pasado, aun de los padres. Muchas enfermedades vienen por esta causa, pero no toda enfermedad es por el pecado. La enseñanza básica aquí es: aunque le pecado tiene consecuencias sociales, la paga siempre será personal. La ceguera de esta persona no estaba ocasionada por el pecado propio ni el de los suyos; pero a pesar de eso fue un instrumento para salvación de su alma, edificación de otros y manifestar la gloria de Dios. • Las enfermedades, así como cada circunstancia de la vida tienen un propósito. Enseñarnos a depender de Dios, para que la Gloria de Dios se manifieste; fortalecernos espiritualmente o hacernos reconocer que mientras estemos en este mundo estaremos a expensas de esta naturaleza caída. El requisito para la sanidad es la obediencia. Ve a lavarte, él ciego fue y se lavó, nada hubiera pasado si a este hombre le hubieran invadido la incredulidad o la pereza de hacer lo que se le ordenó. La desobediencia es una de las razones más constantes por las cuales suceden los accidentes, los problemas y los despidos. También para ser sanado, hay que obedecer. ¿Obedecer qué? Las ordenanzas de Jesús. La Palabra del Señor. Analiza si hay algo que debas obedecer, tal vez ahí se encuentre detenido tu milagro.

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.


Domingo 29 de junio | Lectura del día: Lucas 8:22-25

La fe obra milagros

“Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?” Lucas 8:25

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n día Jesús se embarcó con sus discípulos y les dijo: Vamos a la otra orilla del lago. Así es que se pusieron a remar y mientras iban avanzando, Jesús se quedó dormido. Al poco tiempo se desencadenó una tempestad tan fuerte que la barca corría peligro de irse a pique. Entonces se volvieron a Jesús y le dijeron: ¡Maestro, Maestro, que nos hundimos! Jesús se despertó y reprendió al viento y a las olas levantadas y se calmaron en seguida, produciéndose una gran tranquilidad. Jesús les cuestionó acerca de su fe, pero ellos seguían asombrados al ver cómo el viento y las aguas habían obedecido el mandato de Jesús. La lección que aprendemos de este pasaje es la prueba de la fe. La Biblia está llena de historias que muestran que la fe es puesta a prueba, es más, los héroes de la fe de los que habla el libro de Hebreos llegaron a serlo porque fueron probados en su fe. Muchos pasamos por pruebas para que nuestra fe se active pero, desgraciadamente, en muchas ocasiones sucede lo contrario: la fe mengua. Entonces Jesús, al igual que a sus discípulos en la barca, nos pregunta hoy: ¿dónde está su fe? Esto implica que tenemos fe; los discípulos tenían fe, pero ¿dónde estaba? ¿qué pasó con ella? La fe es una actividad, es algo que tiene que ejercitarse, cada quien tiene que hacerla funcionar. Cuando Jesús les pregunta: ¿Dónde está su fe? Él les estaba exhortando a que echaran mano de su fe para la situación que estaban viviendo, pero ellos, contrariamente, se angustiaron y tuvieron miedo. Déjame decirte que la fe es un don de Dios, y a todos nos ha repartido una medida, pero no es cuestión de sentimiento, la fe es la respuesta a la verdad.

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.


Lunes 30 de junio | Lectura del día: Marcos 1:21-28

Un día en la sinagoga

Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él Marcos 1:26

D

esde el inicio de su ministerio, Jesús usó su autoridad sobre ellos (demonios) como una señal de que se había acercado el reino de Dios (Mateo 12:28). Incluso, Jesús dio a sus discípulos autoridad sobre los espíritus malignos (Lucas 10:19). Jesús se había trasladado a Capernaum, y hasta ese momento Pedro y Andrés vivían allí (Marcos 1:29). Capernaum era un pueblo pequeño, por lo que solo tenía una sinagoga, prácticamente adoraban con las mismas personas todas las semanas. Algunos eran parientes, otros vecinos y otros compañeros de trabajo. Así que, ¡ese sí que debió de ser un culto interesante! Me pregunto si la gente sabía desde antes que este hombre tenía un espíritu maligno o si durante años habían ignorado su problema; si lo hubieran sabido, no creo que le hubieran permitido la entrada a la sinagoga, así que creo que hasta cierto punto, el hombre lo mantuvo en secreto. Dios sabe que a Satanás le gusta estar en lo oculto. Pero cuando la autoridad de Cristo se liberó en ese lugar, los demonios tuvieron que salir de su escondite. Imaginen a los discípulos como testigos de estos hechos. ¿Te imaginas la expresión de sus rostros cuando Jesús puso en evidencia y luego echó a los demonios? Marcos 1:22 nos dice que la gente se maravillaba de las enseñanzas de Cristo, pero Marcos 1:27 intensifica los adjetivos y dice que “se asombraron, de tal manera…” por su demostración de poder sobre los demonios. A todos nos encanta un buen espectáculo ¿no es así? Sin embargo, Cristo nos conoce íntimamente. Sabe cómo llamar nuestra atención, pero también desea que crezcamos, que busquemos su gloria y su presencia más que la demostración de su poder. La gente se amotina cuando escuchan que habrá un culto de milagros, pero pocos llegan cuando se hace un llamado a la oración. Los discípulos verían muchos más milagros antes de enfrentar el desafío irresistible a madurar. A fin de cuentas, ¿no es ese el propósito de Dios para nuestras vidas?

Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.




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