Cita con Dios - Vida y ministerio de Jesús (Marzo 2015)

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Vida y ministerio de JesĂşs Marzo 2015



Vida y ministerio de Jesús

Elías Betanzos · marzo 2015



Vida y ministerio de Jesús Pastor Elías Betanzos Marzo 2015 es unapublicación mensual gratuita Ediciones Ginosko Año v Número 3 20,000 ejemplares. Versión digital en www.familiacap.org Centro

de

A labanza

y

P roclamación Reuniones dominicales: 10 am, 12:30 y 7:00 pm Martes: 7 pm Km. 6.5 Carretera Oaxaca-Tule (Deportivo Oaxaca) San Francisco Tutla Oaxaca de Juárez, Oax. Oficinas: Jazmines No. 909, Col. Reforma Oaxaca de Juárez, Oax. C.P. 68050. Tels: 01 (951) 5151733/ 01 (951)5184878 Si deseas anunciarte en esta publicación llama con Mario Mejía o Susana Lozano (951)1353675 / (951)1353676 susanloz@hotmail.com

Día • Pág. • Mensaje 7 • Editorial 1 • 9 • El amor de Jesús 2 • 10 • Autobiografía de Jesús 3 • 11 • Jesús como Creador 4 • 12 • Jesús nuestro Sanador 5 • 13 • Recompensa por servir a Jesús 6 • 14 • Jesús es tu Maestro 7 • 15 • Hacedor de milagros 8 • 16 • Jesús como Predicador 9 • 17 • El adolescente Jesús 10 • 18 • Jesús como Servidor 11 • 19 • Victoria sobre la tentación 12 • 20 • Victoria de Jesús sobre la muerte 13 • 21 • ¿Quién es Jesús? 14 • 22 • Antepasados de Jesús 15 • 23 • Dios con nosotros 16 • 24 • La familia de Jesús 17 • 25 • Verdadero Dios y verdadero hombre 18 • 26 • En Su palabra 19 • 27 • Muerte de Jesús 20 • 28 • Exaltación 21 • 29 • La misión de Jesús 22 • 30 • Lección de Juan el Bautista 23 • 31 • Acepta el llamado de Jesús 24 • 32 • Una verdadera conversión 25 • 33 • Dios nos ama con nuestras imperfecciones 26 • 34 • Amar a quienes es difícil amar 27 • 35 • ¿Ejemplo o sacrificio? 28 • 36 • Mi nivel de fe 29 • 37 • Cristo tomó nuestro lugar 30 • 38 • El beneficio de estar en Cristo 31 • 39 • Jesús siempre tiene la respuesta



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Vida y ministerio de Jesús

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n este mes vamos a estar estudiando cada día parte de la vida y ministerio de Jesús. Por supuesto que no podemos abarcar en un mes todo lo que Jesús hizo mientras estuvo aquí en la Tierra, pero sí vamos a conocer algunos eventos importantes. Hay tres cosas que a mí me llaman la atención de la vida de Jesús: 1. Jesús sabía quién era y a que había venido. En varios pasajes de los evangelios encontramos la frase “Yo Soy”: “Yo Soy el buen Pastor” “Yo Soy la puerta” “Yo Soy el camino”, “Yo soy la verdad”, “Yo soy la vida”; esto nos indica que Jesús estaba seguro de su identidad y esto le permitió no distraerse y enfocarse en su propósito. Además Él sabía exactamente a qué había venido, Él dijo: “He venido a que tengan vida y vida en abundancia” también dijo: “No he venido a condenar al mundo, sino a salvarlo”. Me quedo con esto: si tú tienes identidad y conoces tu propósito, tu vida tendrá sentido y lograrás cumplir el plan de Dios para ti. 2. Jesús fue movido por la compasión. Jesús observaba a la gente necesitada y los veía como ovejas que no tenían pastor; Él tuvo compasión de las personas y por eso les servía. Cuando nosotros somos movidos por la compasión servimos a la gente; cuando somos movidos por el egoísmo, usamos a la gente. 3. Jesús sufrió con gozo la cruz. En virtud de que Jesús sabía el resultado de su muerte en la cruz, Él la sufrió con gozo. Deberíamos aprender esto: sufrir con gozo las pruebas, puesto que sabemos que todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios. Disfruta de esta hermosa aventura y enamórate de nuestro Salvador y Señor Jesucristo. Pastor Elías Betanzos Director General

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Domingo 1º de marzo | Lectura del día: Juan 15:13-17 El amor de Jesús Nadie tiene mayor amor que este que uno ponga la vida por sus amigos. Juan 15:13

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olamente el amor de Cristo por los seres humanos es mayor que el amor entre los amigos. El primero es un tipo infinito de amor, el otro es temporal. El amor de Cristo por nosotros lo llevó a dar Su vida en la cruz del Calvario; se entregó por nosotros. Recordar esta acción de amor debe llevarnos a dar gracias; cada vez que celebramos la Cena del Señor y que escuchamos decir: “Haced esto en memoria de mí”. Este festejo de amor nos invita a tener comunión los unos con los otros, el amor que debe unirnos con aquellos que son nuestros amigos y nuestras amigas. El día que se celebró la última Cena, Jesús ya era muy conocido y popular, pero Él quiso compartir ese momento tan especial solo con Sus doce discípulos, Sus amigos. Ahí abrió Su corazón con ellos, les platicó los sucesos que se avecinaban, les dio instrucciones para enfrentar lo que iban a vivir en Su ausencia y se despidió. Cuando nosotros celebramos la Santa Cena, recordamos Su muerte y resurrección, y es un tiempo de convivencia entre los hermanos y amigos. Comer el pan y beber la copa nos recuerda Su cuerpo quebrantado y Su sangre derramada por amor a nosotros. Nos hace pensar “no me olviden” en la mesa de comunión, y que debemos compartir Su maravillosa historia con aquellos que no la han escuchado. Pidamos a Dios que nos ayude a demostrar el amor de Cristo con nuestros amigos, aunque seamos muy diferentes en carácter, pensamiento o antecedente familiar. Lo importante es armonizar nuestras diferencias y apreciar verdaderamente a nuestros amigos, reconociendo su carácter y sus virtudes. Jesús es nuestro mayor ejemplo de cómo debemos amar. Él puso Su vida por cada uno de nosotros, no importando cómo éramos, simplemente nos amó y se entregó a Sí mismo para demostrar ese perfecto amor. Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio.


Lunes 2 de marzo | Lectura del día: Juan 6:50-59 Autobiografía de Jesús Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré e s mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Juan 6:51

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as autobiografías de los famosos son populares y atractivas. En algunos casos, el escándalo que envuelve su diario vivir se convierte en una motivación para esperar que escriban sus memorias y presenten “su verdad”. Unos han alcanzado tanto éxito en lo que hacen, que se espera que compartan los pasos que dieron en el logro de sus objetivos. Desafortunadamente, en la mayoría de los casos, los sucesos narrados adolecen de veracidad porque no hay quien los atestigüe. Aun en los libros de historia, es común encontrar errores en la narración de ciertos eventos. Juan 8:14 nos dice, “Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy;” y para certificar lo que dice agrega en el verso 18, “Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.” Jesús comienza por declarar Su origen eterno al decir, “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.” Y “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.” De allí en adelante, Jesucristo se autodefine como el Pan de vida que descendió del cielo, la Luz del mundo, la Resurrección y la vida, el Camino, la Verdad, la Vida, entre otros muchos títulos. Haz hoy un alto en el camino y pregúntate “¿Quién es Jesús para mí? ¿Un personaje histórico, un profeta, un maestro?” Si no es tu Señor y Salvador personal, es un buen momento como para decirle: Señor Jesús, yo reconozco que soy imperfecto y que he fallado mucho, de modo que te he ofendido a ti y he lastimado el corazón de otras personas. Yo decido hoy creer lo que Tú dices de ti mismo, y te reconozco como mi Señor y mi Salvador. Te pido perdón por mis pecados y te ruego que vengas a vivir a mi corazón para que transformes mi vida y mi eternidad. Gracias por adoptarme como tu hijo mi amado Jesús. ¡Amén! Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio.


Martes 3 de marzo | Lectura del día: Hebreos 1:1-10 Jesús como Creador Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos. Hebreos 1:10

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i leemos el relato de la creación en Génesis 1, nos resulta relativamente fácil encontrar al Padre en el versículo 1 que dice: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Y también hallar al Espíritu Santo, cuando dice en el v. 2 “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” Pero para encontrar a Jesucristo como el instrumento usado para efectuar la creación, tenemos que relacionar Génesis 1:3: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”, con Juan 1:3: “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”, y así podemos encontrar a nuestro Señor Jesucristo como la Palabra creadora. El apóstol Pablo escribe a los Colosenses 1:16 y dice de nuestro Salvador: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.” Y el escritor a los Hebreos 1:1-2, “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”. La enseñanza de la Palabra de Dios de principio a fin es que, por medio de Su Hijo amado, creó todo lo que existe. Agradezcamos hoy a Dios porque en nuestro caso, por medio de Jesucristo nos creó y recreó: nos creó físicamente, nos recreó espiritualmente. Escribe el apóstol Pablo a los Gálatas 6:15 diciendo: “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” Y en 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio.


Miércoles 4 de marzo | Lectura del día: Éxodo 15:22-27 Jesús nuestro Sanador Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. Éxodo 15:26

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omo consecuencia del pecado, el ser humano sufre enfermedad tanto física como social, mental, emocional y espiritual. Con justa razón el escritor Sagrado dice en Isaías 1:6 “Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.” Por lo tanto se hace necesario tener un Médico Divino que traiga la sanidad necesaria, de manera integral. Con una palabra profética y mirando hacia la cruz, el profeta Isaías 53:4-5 dice del Mesías prometido: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” En varios pasajes de los Evangelios como Mateo 4:23, Lucas 9:6 y Hechos 10:38 se habla de la acción sanadora de nuestro Señor Jesucristo. Por ejemplo en Mateo 9:35 dice: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” De una manera global nuestro Señor realizaba Su ministerio en las ciudades y en las aldeas. De manera integral enseñaba, predicaba y sanaba. Tocaba la totalidad del ser humano: su mente, su corazón y su cuerpo. Si consideramos que en el idioma griego las palabras “salvación” y “sanidad” tienen la misma raíz, debemos tomar un tiempo hoy para agradecer a Dios que, por medio de nuestro Salvador Jesucristo, tiene para nosotros una sanidad total. Sana nuestro espíritu, pero también sana nuestro cuerpo, nuestras relaciones interpersonales, nuestras emociones, nuestra mente. Damos gracias a Dios por haberle encomendado a Jesús el ministerio de ser nuestro Sanador. Entreguemos a Él nuestra vida completa y recibamos Su sanidad. Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio.


Jueves 5 de marzo | Lectura del día: Mateo 19:23-30 Recompensa por servir a Jesús Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Mateo 19:28

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esde siempre es una bendición el haber sido llamados para seguir y servir a nuestro Señor Jesucristo. Tiene un precio muy alto, porque debemos dejar todo y consagrarnos solamente a Él, pero también tiene recompensas para esta vida y para la vida venidera; recompensas para la vida presente y para la eternidad. Nuestro seguimiento debe ser con fervor, con ánimo pronto, con pasión, con perseverancia, con alegría y mirando a la meta de ser fieles mayordomos de lo que pone en nuestras manos. Con justa razón el apóstol Pablo escribe en 1 Corintios 9: 25: “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.” Y en Romanos 8:17, “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” Pero mientras llegamos a la presencia de nuestro Dios, suplirá todas nuestras necesidades, sentiremos que es una bendición llevar Su yugo y será ligera nuestra carga. Nos dará la sabiduría de lo alto para tomar decisiones correctas, nos dará fortaleza en las dificultades, nos alimentará, a veces enviando ángeles y a veces cuervos. Nos proveerá de recursos espirituales ilimitados y victoria sobre nuestros enemigos. Actuará en forma creativa en favor de nuestro ministerio. Su presencia será permanente en toda situación, en todo momento. Podríamos hablar de que Dios tiene para los que le seguimos abundancia, protección, triunfo, victoria, prosperidad. Por supuesto cuando hablamos de abundancia, no necesariamente nos referimos a dinero o bienes materiales o que la prosperidad será solo económica, porque la espiritual tiene mayor valor; el ser próspero en nuestra vida cristiana o el tener abundancia de gozo, siempre es mejor. Agradezcamos a Dios por concedernos bendiciones y la promesa de una corona de justicia, más allá de la muerte. Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio.


Viernes 6 de marzo | Lectura del día: Mateo 22:15-22 Jesús es tu Maestro Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres. Mateo 22:16 i hay un título que los seres humanos que le conocieron le dieron a nuestro Señor Jesucristo es el de Maestro. Una actividad a la cual Jesús dedicó gran parte de Su tiempo, esfuerzo y dedicación fue la enseñanza. A Sus principales colaboradores les dio un curso intensivo de tres años y medio, en el que Su metodología fue primeramente la de modelar con Su propia vida las enseñanzas fundamentales que Él quería transmitir. Pero en su quehacer diario “abriendo su boca les enseñaba, diciendo…” Mateo 26:55 nos dice que Jesús cada día se sentaba a enseñar en el templo. A Nicodemo le enseñó de noche. Enseñó con preguntas y respuestas, por diálogos, conferencias, historias, parábolas, usando ilustraciones, por demostraciones, haciendo aplicaciones prácticas, usando ayudas visuales de lo que le rodeaba, entre otras formas Nuestro maestro fundamentalmente empezó por enseñar de qué manera deben vivir los ciudadanos del reino, en el Sermón del Monte; clarificó lo que significa ser Su discípulo. Más adelante les enseñó lo que necesitaban aprender para ser enviados: pasaron de ser discípulos a ser apóstoles. Hasta hoy nuestro Señor, a través de la Biblia, que es nuestro libro de texto, nuestra guía, nos proporciona enseñanzas que siempre son prácticas y muy profundas. Abarca todas las áreas de la vida del ser humano. Algunas de Sus lecciones están fuera de Su tiempo y Su cultura, inclusive más allá del terreno religioso, por ejemplo el mandato a perdonar aun a los enemigos, y no solo eso, sino a amarles, a hacerles bien, a orar por ellos. Agradezcamos a Dios por Jesucristo, quien nos enseña cómo ser buenos padres, cómo ser buenos hijos, cómo ser buenas hijas, cómo ser buenos obreros, cómo ser buenos ejecutivos, cómo ser buenos empresarios, cómo ser buenas esposas, cómo ser buenas hermanas, cómo ser buenos servidores, cómo llegar a ser buenos cristianos. Agradezcamos que nos dejara las Sagradas Escrituras, que son nuestra regla de fe y conducta. Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio.

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Sábado 7 de marzo | Lectura del día: Lucas 10:8-17 Hacedor de milagros ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que sentadas en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido. Lucas 10:13

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na de las características distintivas en el ministerio de nuestro Señor Jesucristo es que efectuó milagros. Los cuatro evangelistas narran por lo menos 27 milagros, que van desde la curación de distintas enfermedades, expulsión de demonios o espíritus malignos, resurrecciones y milagros en la naturaleza. Además de las referencias que hacen alusión a exorcismos que hizo Jesús, menciona la Biblia que expulsó a un demonio en Cafarnaúm, otro en la región de Gerasa, a otro que poseía a la hija de una mujer sirofenicia, a otro que atormentaba a un muchacho y a un espíritu mudo. Manifestó siempre autoridad sobre esos espíritus impuros. Jesús efectuó tres resurrecciones: A una niña de 12 años, hija de Jairo, al hijo de la viuda de Naín y a Lázaro de Betania, que tenía 4 días que había muerto. Dentro de las sanidades que llevó a cabo, destacan: De fiebre a la suegra de Pedro, en su casa en Cafarnaúm; a un leproso galileo; a un paralítico que le fue presentado en una camilla y al que perdonó también sus pecados; a un hombre con la mano seca en la sinagoga; a una mujer que tenía flujo de sangre, la sanó al tocar su vestidura. A un sordomudo en Decápolis lo sanó metiéndole los dedos en sus oídos; a un ciego en Betsaida poniéndole saliva en los ojos. A Bartimeo, el ciego de Jericó, al criado del Centurión en Capernaúm, a una mujer encorvada, a un hidrópico en casa de uno de los principales en la sinagoga. También sanó a diez leprosos en camino a Jerusalén, a un hombre que tenía 38 años enfermo, entre muchas más. En dos ocasiones ordenó a la tempestad que se calmara y le obedeció. Caminó sobre las aguas, multiplicó los panes y los peces y convirtió el agua en vino. Pero de todos ellos, el mayor de los milagros es el perdón de nuestros pecados y la transformación de nuestra vida. Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio.


Domingo 8 de marzo | Lectura del día: Marcos 1:9-15 Jesús como Predicador Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. Marcos 1:14 esús, durante Su ministerio en esta tierra, predicó tanto en la sinagoga como al aire libre. Mucha gente se congregaba para escucharle; hablaba con gran autoridad. Por multitudes se congregaban a escucharle con atención. Muchos se admiraban de la manera en cómo compartía las doctrinas. Sus temas iban desde el vivir cotidiano hasta dónde pasar la eternidad. Hablaba de la vida y de la muerte. Se ubicaba a hablar como el Rey de reyes y Señor de señores. Buscaba que el ser humano alcanzara una satisfacción plena en su vida presente y que tuviera esperanza en la vida futura. Podía ver la necesidad humana y enseñar cómo satisfacerla. Un tema recurrente en Jesús como predicador era: “Oísteis que fue dicho, mas yo os digo…” Manifestaba un cambio en la manera de ver la vida y a la persona integral. Le apuntaba al corazón y le compartía la Palabra de Dios. Enseñó a las personas a tener victoria sobre sus enemigos, inclusive sobre la muerte. Superó la enseñanza religiosa para hablar más de una relación con Dios, por medio de Él. Se presentó como el Hijo de Dios, enfatizando Su divinidad, que no siempre fue aceptada y presentándose como el hijo del hombre, enfatizando Su humanidad. Se identificó plenamente con nosotros, vivió las experiencias humanas de tristeza, hambre, sed, abandono, sentirse defraudado, enojarse, ser tentado, y muchas más. Agradezcamos a Dios por nuestro Señor Jesucristo y por todos aquellos que han sido llamados por Él para ser Sus profetas, los que explican las buenas noticias de salvación por medio de la predicación. Oremos por los que conocemos y aun por aquellos de los cuales solamente hemos escuchado sus nombres. Hagamos una nota de agradecimiento para un predicador cuyo mensaje ha sido de bendición para nosotros. Demos palabras de reconocimiento a quienes nos compartieron la Palabra de Dios que transformó nuestra vida, nuestro futuro y en dónde pasaremos la eternidad. Hagamos una llamada para dar un saludo a un predicador que ha bendecido nuestra vida con el mensaje de las Sagradas Escrituras. Aquél que procura asegurar el bienestar ajeno, ya tiene asegurado el propio.

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Lunes 9 de marzo | Lectura del día: Lucas 2:39-52 El adolescente Jesús Y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. Lucas 2:42

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l capítulo 2 de Lucas resume la vida de Jesús desde Su nacimiento hasta los doce años. Escribe de Su circuncisión y de Su presentación en el templo. Así mismo, presenta a José y a María maravillados de todo lo que se decía de su hijo. Incrusta las historias del sacerdote Simeón que hizo la dedicación del niño, dando palabras proféticas a María, que en ese momento no entendió en su totalidad, y la historia de la anciana viuda Ana, profetiza hija de Fanuel, que servía fielmente en el templo con oraciones y ayunos, y que daba gracias a Dios y “hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén”. El Médico Lucas nos habla del infante Jesús diciendo: “Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.” Presenta a una familia judía normal que vivía en Nazaret, de la región de Galilea, que daba lugar a la educación religiosa, yendo cada año a Jerusalén durante la fiesta de la Pascua. Da un salto para escribir sobre el jovencito de doce años, que acompañó a Sus padres en su peregrinación, con motivo de la Pascua, a la Santa Ciudad, y quienes por no cuidarlo adecuadamente, no se dan cuenta sino hasta después de un día de camino de que se quedó, e inician una búsqueda de tres días, hasta encontrarlo en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Se sorprendían de Su inteligencia y Sus respuestas. Nos sorprende ver a María, haciendo a un lado el protocolo ceremonial ante los líderes religiosos de alto rango y en su papel de madre regañando a su hijo diciéndole: “… Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.” Respondió Jesús que le era necesario estar “en los negocios de su Padre”, pero ellos no entendieron Sus palabras. Y el joven regresó con ellos sujetándose en obediencia, creciendo en sabiduría, en estatura, en gracia para con Dios y los hombres. El cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al prójimo.


Martes 10 de marzo | Lectura del día: Juan 13:3-14 Jesús como Servidor Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. Juan 13:5

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n el Antiguo Testamento, el tema de Isaías 53 es el del siervo sufriente. En el Nuevo Testamento Jesús nos enseña con Su ejemplo la importancia del servicio. La mayoría de las personas en el mundo buscan su propia satisfacción, una posición de comodidad o un reconocimiento, pero muy pocos quieren ponerse en el lugar de ser servidores de los demás. En Juan 13 encontramos a un Jesús humilde, dispuesto a hacer lo que un esclavo haría como trabajo: lavar los pies de Sus discípulos. Nuestro Señor quería que Sus seguidores descubrieran la importancia de servirse los unos a los otros, sobre todo cuando les había escuchado discutir en cuanto a quién sería el más grande entre ellos. Manifestando Su verdadero carácter, Jesús hizo un examen a Sus discípulos, con la toalla y una bandeja con agua. Recibieron una lección práctica de lo que significa tomar la iniciativa de lavarles los pies. Pedro es el primero en reaccionar, no permitiendo que su Señor le enseñara esta lección de humildad y servicio, pero entendió que debía aprenderla y después quiso incluso que lo bañara. Teniendo una naturaleza divina, nuestro Redentor quiso mostrar la naturaleza humana en su expresión más humilde, como un siervo, como el que hace los trabajos que ninguno querría hacer. Nuestro Señor Jesucristo vino a la Tierra a cumplir la voluntad de Su Padre Celestial y nos enseña a ser obedientes en todo. Tuvo una vida muy ocupada: Tocó a toda persona necesitada y la ayudó, sirvió a los demás y estuvo dispuesto a sufrir cruelmente, hasta la muerte, con tal de ser útil a los demás. La fotografía del Maestro, Profeta, Rey de reyes, Señor de señores, con una toalla ceñida a la cintura y con una bandeja con agua en Sus manos, inclinado para lavar los pies de Sus discípulos, nos inspira para cumplir el llamado de Dios a ser servidores y no señores de los demás. El cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al prójimo.


Miércoles 11 de marzo | Lectura del día: Lucas 4:1-13 Victoria sobre la tentación Por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Lucas 4:2

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a palabra “tentación” en el Antiguo Testamento, del hebreo Nissah, significaba prueba, mientras que en el griego, Peiramón, es propiamente “tentación”. Sin embargo, debemos decir que ninguna tentación es pecado y que seremos tentados por el enemigo de nuestras almas muchas veces en la vida cristiana. Ceder a la invitación a desobedecer a Dios sí es pecado. Debemos recordar que el lado positivo de resistir y no ceder a la tentación nos hace fuertes y maduros. En el caso de nuestro Señor Jesucristo, la primera tentación fue a satisfacer Sus necesidades físicas, tomando en cuenta que es Hijo de Dios. Su centro de ataque fue la vida física, sin considerar la importancia del área espiritual. Haciendo mal uso de las Sagradas Escrituras, el diablo atacó a Jesús por segunda ocasión cuestionando Su divinidad; quiso “forzar la mano de Dios” para que le proveyera de cuidado y protección. Prefería que Jesús cometiera suicidio, en lugar de morir en la cruz para redimir al mundo de sus pecados. En el fondo, el enemigo quería que Jesús se saliera de la voluntad de Dios y que no dependiera totalmente de Él en obediencia. Nuestro Señor Jesucristo fue tentado, en tercer lugar, para que aceptara un reino temporal y no el Reino de los cielos. A cambio debía adorar al enemigo de nuestra alma, quien le ofreció, sin sacrificio, los reinos de este mundo, sus riquezas, su poderío y toda su gloria pasajera. Nuestro Redentor uso la Palabra de Dios para resistir los ataques del engañador. Se abandonó al Espíritu y a la Providencia de Dios; venció a la gula, la vanagloria y la soberbia. Se preparó para Su ministerio en esta tierra por medio del bautismo y la tentación. En la victoria de nuestro Redentor se fundamenta nuestra propia victoria sobre toda tentación. Agradezcamos a Dios que tenemos el apoyo de las Sagradas Escrituras y del Espíritu Santo en todo momento. El cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al prójimo.


Jueves 12 de marzo | Lectura del día: Hebreos 13:1-20 Victoria de Jesús sobre la muerte Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno. Hebreos 13:20

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a resurrección de nuestro Redentor Jesucristo provee el fundamento para la fe cristiana. Desde los Apóstoles hasta nuestros días se señala el hecho de que en cuerpo, alma y espíritu, Jesús triunfó sobre el pecado en la cruz del Calvario y sobre la muerte, que lo tuvo bajo su poder. El sepulcro vacío es el testimonio de que la salvación por medio de la ofrenda perfecta, el Cordero de Dios sacrificado, se había alcanzado totalmente. El mismo cuerpo, con el que nació en Belén de Judea y se crió en Nazaret, resucitó y vendrá con poder, majestad y gran gloria al final de los tiempos, en Su Segunda Venida. Las marcas de los clavos en Sus manos, en Sus pies y la herida de lanza en Su costado, fueron como un trofeo glorioso, que recuerda los sufrimientos de Cristo, que nos rescataron del poder del pecado. La resurrección es un hecho que sucede en la historia de los seres humanos que viven en este mundo, sujetos a la medida del tiempo. Los apóstoles y las mujeres pueden comprobarlo al abrazar Sus pies, comer pescado con Él o introducir sus dedos en los agujeros que dejaron los clavos. Además las apariciones del Resucitado confirman el hecho. Es importante la resurrección porque, dice el apóstol Pablo, “Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es nuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios…” (1 Corintios 15:14-15) La resurrección de Cristo viene a ser la confirmación de todo lo que Él hizo y enseñó. Testifica del inmenso poder y amor de Dios. Trae esperanza para nuestra propia resurrección. Garantiza la resurrección de los creyentes cuando Cristo venga por Su iglesia. Los que hayamos quedado seremos transformados y recibiremos cuerpos glorificados. Demuestra que Dios aceptó el sacrificio de Cristo a nuestro favor. Comprueba que Dios tiene el poder de levantarnos de entre los muertos. Agradezcamos a Dios por tener a un Cristo vivo, que intercede hoy por nosotros ante el Padre Celestial. El cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al prójimo.


Viernes 13 de marzo | Lectura del día: Juan 1:1-12 ¿Quién es Jesús? En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. Juan 1:1 nvi es Jesús: Para muchos Jesús fue solo un hombre, para alguQ uién nos fue el máximo de los profetas, el líder religioso más promi-

nente que ha tenido Israel, para algunos más fue un revolucionario, hasta un impostor. Pero que dice la Biblia respecto a Él: La Biblia afirma que existía desde antes de su aparición histórica en la Tierra. “En el principio” es una expresión que por el tono y por la intención del evangelista lleva la mente del lector a Génesis 1:1 (“En el principio creo Dios el cielo y la tierra”) haciendo una relación que nos indica que el Logos existía ya antes de la creación del mundo. Esto significa que cuando Jesús nació no fue el momento en que vino a la existencia. Su nacimiento, su encarnación es el momento en que Dios se hizo carne y se hizo persona en Jesús. Sin embargo, antes de este nacimiento Jesús, como bien lo dice Juan 1:1, existía desde el principio. Es en consecuencia co-creador junto con Dios En nuestra mente lógica finita se nos hace un poco complejo razonar, como alguien existía antes de “venir a la existencia” y cómo es que trabaja en la obra de la creación junto con Dios siendo que son uno solo. Debemos entender que ese Dios que amamos con todo nuestro corazón y que ha trasformado nuestra vida está más allá de los parámetros humanos. Si pudiéramos explicar a Dios, dejaría de serlo. No es obra de nuestras manos ni pensamientos; como un gran teólogo dijo: “Él es el totalmente otro”. Ese otro, está al lado nuestro con poder y majestad. Jesús es Dios. El cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al prójimo.


Sábado 14 de marzo | Lectura del día: Mateo 1:1-17 Antepasados de Jesús Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Mateo 1.1 n algunos círculos en nuestro mundo moderno, todavía es de cabal importancia conocer el linaje, particularmente entre la nobleza. La pureza de la sangre a algunos le significaría la legitimidad para la ascendencia al trono. Las genealogías en el pueblo de Israel cumplían también ese propósito, máxime cuando se quería comprobar que venía uno de familia real. Pero también si hubiera en alguna persona la más ligera mezcla de sangre extranjera perdería su derecho como ciudadanía judía y como miembro del pueblo de Dios. Desafortunadamente ningún judío actual tiene su genealogía legal, de tal forma que pudiera demandar su linaje real. Jesucristo es el único judío vivo hoy que puede demostrar sus derechos al trono de David. La genealogía que tenemos en la Biblia es la única en donde se puede comprobar a Jesucristo como legítimo heredero del Trono de David, y después de Él ya no hay nadie más. Pero hay un gran detalle. Si a ti o a mí como judíos celosos nos hubieran encomendado trazar la genealogía de un gran personaje (esta genealogía fue escrita por un judío para el pueblo judío), trataríamos de ocultar algún punto gris en la historia, sobre todo por tratarse del Mesías esperado por el pueblo de Israel, pero no es así con ésta que nos encontramos ahora, al contrario. Incluye el nombre de mujeres, y qué mujeres. (Tamar, Rahab, Rut y Betsabé). No es común o normal que aparezcan nombres de mujeres en las genealogías judías. La mujer no tenía derechos legales; se le consideraba, no como una persona, sino como una cosa. No era más que una posición de su padre o de su marido, quienes podían hacer de ella lo que quisieran. Haciendo un resumen: Ninguna de ellas concibió de su primer marido. Parece ser que la vida sexual de las cuatro es cuestionable. Dos de ellas eran gentiles. Si Mateo hubiera escarbado las páginas del Antiguo Testamento buscando candidatas improbables no podría haber descubierto cuatro antepasadas de Jesucristo más increíbles. Aquí es donde está la majestuosidad de Jesús el hombre perfecto. Que aun antes de nacer ya estaba redimiendo a las personas para los propósitos maravillosos de Dios, y todavía lo sigue haciendo. El cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al prójimo.

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Domingo 15 de marzo | Lectura del día: Isaías 7:14-19 Dios con nosotros Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Isaías 7:14

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n la profecía aquí citada por el evangelista Mateo señala, tanto la naturaleza divina y humana de nuestro Señor, como su concepción milagrosa: Será llamado Im-Menu.El; literalmente: “El Dios fuerte con nosotros.” “El verbo” que “era...fue hecho carne y habitó entre nosotros...lleno de gracia y de verdad ( Juan 1:1-14). De modo, pues, que hemos de entender que: “Dios con nosotros” implica la encarnación de Dios, Dios en naturaleza humana. Esto es evidente, además por las palabras del profeta (Isaías 7:15) “comerá mantequilla y miel” –será verdaderamente hombre, creciendo y alimentándose en forma humana, natural; lo cual se refiere a que estará “con nosotros,” es decir, encarnado. La Navidad revela el proyecto que Dios se había propuesto a sí mismo. Dios quiso comunicarse de un modo total a otro ser diferente de sí. Se dignó entregarse como don a alguien. Dios no quiso limitarse a ser únicamente Dios. El Creador tuvo deseo de hacerse también criatura para hacerse accesible a todo hombre. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Dios no se quedó encerrado en su misterio indescifrable, sino que salió de su luz inaccesible y se adentró en las tinieblas humanas. No permaneció en su omnipotencia eterna, sino que penetró en la fragilidad de la criatura. No atrajo hacia sí a la humanidad, sino que se dejó atraer hacia el interior mismo de la humanidad. Pero, ¿cómo puede tener forma de criatura el que ha dado forma a todos los seres? ¿Cómo puede hacerse pequeño en la Tierra el que es grande en el Cielo? ¿Cómo puede el establo acoger a quien contiene en sus manos el universo entero? ¿Cómo es posible? Empecemos, continuemos y terminemos en su nombre. Él es Dios con nosotros para consolarnos, iluminarnos, protegernos y defendernos en todo momento de tentación y prueba, en la hora de la muerte, en el día del juicio, y Dios con nosotros y en nosotros y nosotros con y en Él, por toda la eternidad. El cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al prójimo.


Lunes 16 de marzo | Lectura del día: Mateo 13:53-58 La familia de Jesús ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas? Mateo 13:55-56

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esús, el primogénito de José y María, vivió como hijo de familia hasta que tuvo la mayoría de edad; el pueblo los conocía. Ellos eran una familia normal. Pero normal no significa ideal y mucho menos perfecta. Hay mucha diferencia entre las idealizaciones de una buena familia y lo que ésta es en la vida cotidiana. Las familias perfectas sólo existen en el país de los sueños. Los únicos hogares “perfectos” parecen ser aquellos de los cuales no sabemos mucho, a como dijera C.S. Lewis: “así como las únicas montañas azules son las que están a 30 kilómetros de distancia” Jesús era conocido en su demarcación, vivió y creció como un ser humano normal, de ahí la sorpresa, no sólo de otras personas, sino aun de su misma familia que en algunos momentos llegaron a pensar que estaba fuera de sí. Muchas personas se preguntan y otras fantasean sobre qué habría hecho Jesús durante su juventud. La última vez que lo tenemos en su infancia lo encontramos en un evento bochornoso en donde se le extravió de sus padres en Jerusalén. Jesús estaba desarrollando su conciencia mesiánica y sus padres no se habían dado cuenta. Después de este evento la Biblia nos dice que “Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”. Lucas 2:51-52 Jesús crecía y maduraba. La vida de Jesús es para nosotros no sólo un estímulo sino un modelo de vida para el crecimiento y desarrollo en un medio donde todos nos conocen. Es fácil vivir la vida cristiana donde la gente no nos conoce, pero es con las personas que conviven con nosotros todos los días donde está la verdadera tarea de ser diferentes. Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle.


Martes 17 de marzo | Lectura del día: Hebreos 4: 14-16 Verdadero Dios y verdadero hombre Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos 4:14-15

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n el tiempo en que vivió nuestro el Señor Jesucristo había un movimiento filosófico que tiene secuelas en la actualidad, que sostenía que el cuerpo era pecaminoso, de tal forma que Jesús no podía haber sido un ser humano, porque en el momento que ocupara un cuerpo, en ese momento se corrompería. El autor a los Hebreos deja sentado claramente que Jesús participó totalmente de la naturaleza humana, al punto que fue tentado en todo, pero como el mismo pasaje afirma, sin pecado. De tal forma que tenemos en Jesús a Dios encarnado asumiendo plenamente la condición de hombre, siendo en forma de Dios no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse (Filipenses 2). Fue humillado hasta lo más bajo, es por eso que fue exaltado hasta lo sumo. Pero al mismo tiempo fue y es verdadero Dios. La divinidad de Jesucristo se puede ver en muchos pasajes de las Sagradas Escrituras. Mateo 3:3 le llama Señor y esta palabra significa amo. Romanos 9:5 dice: “El cual (Jesús) es Dios, sobre todas las cosas, bendito por los siglos, Amén”. Y Tito 2:13 dice: “Esperando toda aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo”. Estos y muchos pasajes más nos muestran que Jesús no fue un hombre cualquiera, fue Dios mismo hecho hombre. En Lucas 5:21 y en otros pasajes de las Escrituras se confirma que ninguno puede perdonar pecados, sino solo Dios; sin embargo vemos a Jesús en repetidas ocasiones perdonando pecados, sanando, echando fuera demonios y trasformando a la gente. Su condición de Dios le facultaba para limpiar el corazón de las personas, lo que nada ni nadie podía ni puede hacer. Él tenía poder en Su palabra para perdonar, limpiar y restituir. ¿Qué dijo Juan el Bautista de Él? El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Estas dos naturalezas de Jesús hacen de Él lo suficientemente cerca como un hermano, pero lo suficientemente majestuoso como un Dios. El Dios hombre. Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle.


Miércoles 18 de marzo | Lectura del día: Lucas 5:1-11 En Su palabra Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red. Lucas 5:5

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uán difícil resulta llevar la vida sin el maestro, nuestras empresas sin él. La vida sin Dios es una vida sin esperanza, porque no hay futuro, no hay garantía que las dificultades van a tomar un mejor rumbo, lo que es peor, no existe la certeza de dónde iremos a pasar la vida eterna. Los jóvenes escogen las parejas equivocadas, los muchachos las carreras equivocadas. Si nuestro negocio no tiene su dirección, vamos de fracaso en fracaso porque no se toman las decisiones adecuadas, se tiene desconfianza de toda la gente, y aun de los de casa, y el punto final, no hay prosperidad. Pero, ¿es posible llevar una vida sin Dios, una Iglesia sin Dios? Pudiera ser que algunos de nosotros hayamos estado intentando pescar toda la noche por nuestra propia cuenta, con nuestros propios medios, o lo que pudiera ser peor, sin cuenta y sin medios. Pero se oye nuevamente la voz del maestro que dice: echad vuestras redes para pescar. Entonces alguien contesta: ¡Toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado!, y aquí está la palabra que nos debe hacer reflexionar: mas en tu palabra echaré la red. No solo porque tú lo ordenas o porque tú me lo dices. Esta no es una aseveración de una obediencia a ciegas, es sobre todo, el reconocimiento a hacer las cosas en la medida y en la forma que Él quiere. El señorío de Jesucristo nos pone en una situación de obediencia cabal a sus ordenanzas, pero también en la naturaleza de lo que hacemos, de tal forma que no es sólo lo que hacemos, sino cómo lo hacemos. La obediencia a Dios es lo que hace la diferencia. A veces te va a pedir hacer algo que para ti pudiera parecer ilógico o imposible, pero si obedeces a Su palabra, comprobarás que los resultados son sorprendentes. Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle.


Jueves 19 de marzo | Lectura del día: 1 Timoteo 2:1-6 Muerte de Jesús El cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 1 Timoteo 2:6

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esús murió en nuestro lugar, esto se conoce como expiación. La expiación es el acto por el que se quita el pecado o la contaminación mediante un sacrificio o pago establecido por Dios. En la versión de la Biblia Reina Valera, la palabra aparece casi doscientas veces. El concepto básico es el de eliminar el obstáculo que impide la bendición de Dios. La trasgresión de la ley requería un castigo para no dejar la santidad y la justicia de Dios de lado, mismas que habían sido violentadas. Debería ser pagada una pena. Jesús en su muerte expiatoria pagó, satisfaciendo de esa manera la santidad de Dios, pero al mismo tiempo ocupando el lugar que nosotros deberíamos. En Romanos 5:11 se traduce la palabra como reconciliación. En griego esta palabra significa primordialmente cubrir o esconder. En teología se usa para expresar la idea de satisfacción o expiación. Denota aquello que une y reconcilia partes en disputa haciendo que tengan una misma mente. Es la idea de una cubierta y se aplica a todo lo que cubre los pecados del hombre ante Dios. Denota también el estado de reconciliación, la unidad de mente que caracteriza a las partes reconciliadas. La muerte de Cristo es entonces aquella satisfacción echa para con Dios por los pecados de toda la humanidad, ya sea pecado original o presente, por la mediación de Cristo, y especialmente por su pasión y muerte, de manera que se garantice a todos perdón. Las ofrendas expiatorias del Antiguo Testamento no podían en sí quitar el pecado, sino que anunciaban a Jesucristo, el sacrificio perfecto provisto por Dios mismo. La muerte de Cristo hace de la salvación una oportunidad para todos. Esto es la universalidad del alcance de la muerte de Cristo; esto es, una provisión de salvación para todos los individuos, condicionada por la fe. Da gracias a Jesús por su muerte en la cruz que te reconcilió con el Padre. Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle.


Viernes 20 de marzo | Lectura del día: Filipenses 2:1-11 Exaltación Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre. Filipenses 2:9

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s el estado en el que Jesucristo puso a un lado las flaquezas de la carne de acuerdo a su naturaleza humana y reasumió otra vez su majestad. 1 Pedro 3:19 dice que después de su muerte fue y predicó a los espíritus encarcelados. El Hades o el Sheol es el reino de los muertos. Fue a este nivel de los muertos al que nuestro Señor Jesucristo entró cuando su cuerpo fue puesto en el sepulcro. Cuando entró en el lugar de los muertos entró como conquistador. Entró a este lugar no para sufrir más sino como un conquistador triunfante. Es el primer momento de su exaltación porque fue a declararse victorioso sobre la muerte El hecho histórico de la resurrección es intensamente significativo y es atestiguado por muchas pruebas sin ninguna duda. Entre otras evidencias, particularmente el cambio de vida que tuvieron los apóstoles después de este hecho. Ninguna persona osaría vivir, y mucho menos morir, por algo que sabe que no es cierto. El cambio de vida, carácter e ímpetu en los apóstoles se dio porque pudieron comprobar de primera mano que el hecho de la resurrección de Jesucristo fue un evento real y que evidenciaba la veracidad de su misión y el poder para cumplir todo los que les había enseñado y prometido. La ascensión marca el fin de la vida terrenal. De ahí en adelante aparece Jesús en la presencia, a la diestra de Dios por nosotros. Desde una perspectiva lógica, esto suena “premoderno”, fantasioso y fuera de toda precisión científica; sin embargo, que los Evangelios lo presenten como un hecho histórico nos hace entender del momento en que Jesús no sólo se separa de este mundo para ingresar al mundo celestial, sino que también representa la culminación puntual de su cometido aquí en la Tierra. La vida y ministerio de nuestro Señor Jesucristo no puede presentarse como la biografía de alguien que nació, hizo y murió. Él es el que era, el que fue y el que ha de venir. Ese es el Jesús en quien el pueblo cristiano cree, quien vendrá una vez más, por Su pueblo. Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle.


Sábado 21 de marzo | Lectura del día: Marcos 10:28-34 La misión de Jesús Iban por el camino subiendo a Jerusalén; y Jesús iba delante, y ellos se asombraron, y le seguían con miedo. Entonces volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer. Marcos 10:32

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esús, hasta el último día de Su muerte, sirvió. En Su camino a Jerusalén sanó al ciego Bartimeo, el viernes anterior a Su crucifixión. Descansó el sábado y el domingo hizo Su entrada a Jerusalén en medio de cánticos y hosannas al que viene en el nombre del Señor. La historia de Marcos acumula vigor mientras uno la sigue consecutivamente. Los eventos y enseñanzas de Galilea y Perea ya quedaban en el pasado, ahora que Jesús y los doce iban por el camino subiendo a Jerusalén. Se aproximaba el clímax del ministerio de Jesús. La actitud de Jesús, es la actitud de alguien que está resuelto a hacer lo que tiene que hacer. Él iba delante de ellos. ¡Qué escena ante nuestros ojos! Jesús el gran solitario marchando adelante, y los discípulos siguiéndole, poseídos de temor, a la distancia. El llamado de Jesús para ser Sus discípulos es un llamado total; es una renuncia a uno mismo y es entrega a la misión, de tal forma que no se puede seguir a Jesús de lejos, no se puede seguirle sin compromiso, debe uno dejar las redes. Solo logramos vivir cuando morimos a nosotros mismos, de tal forma que muriendo es como nacemos. La semilla para que dé fruto, primero tiene que caer a la tierra y morir. Aquel que renuncia a la muerte pierde su vida, y quien la tiene por perdida la ganará. Jesús sabía Su misión y estuvo resuelto a cumplirla, por amor a cada uno de nosotros; Su misión no se concretó a la proclamación de las buenas nuevas solamente, sino a dar inicio a la salvación por medio de Su muerte y la limpieza por medio de Su sangre. Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle.


Domingo 22 de marzo | Lectura del día: Juan 1:15-28 Lección de Juan el Bautista Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Juan 1:15

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uan el Bautista es reconocido en la Biblia como aquel que fue enviado para ser el precursor de nuestro Señor Jesucristo; para ser el que preparara el camino al Mesías prometido. Su nacimiento fue milagroso, ya que su padre el sacerdote Zacarías y su madre Elisabet eran de edad avanzada, y ella era estéril. El ángel Gabriel tuvo la encomienda de darle la noticia a Zacarías mientras servía en el templo y le indicó que su hijo se llamaría Juan. Su ropa era parecida a la del profeta Elías, de pelo de camello, con un cinturón de cuero alrededor de sus lomos. Se alimentaba de langostas y miel silvestre. Comenzó a predicar en el desierto de Judea, diciendo: “Arrepiéntanse porque el reino de los cielos se ha acercado”. Se consideraba indigno de “desatarle la correa al calzado de Jesús” y reconoció que él no era el Cristo, sino un enviado de Él; que le convenía disminuir para que Jesús creciera. Al bautizar a Jesús en el río Jordán, le reconoció como “El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y cerca de su muerte, encarcelado y decapitado por orden de Herodes Antipas, durante su cumpleaños, por petición de la hija de Herodías, mandó a preguntarle a Jesús si Él era el Mesías prometido. Qué difícil debió haber sido para Juan el Bautista no ser liberado de la prisión por parte de su primo, siendo que él escuchaba los milagros que Él hacía por todas partes y a todo tipo de personas, que ni siquiera eran familiares como lo era él de Jesús, pero tuvo que guardar su corazón de resentirse contra Jesús y aceptar la voluntad de Dios para su vida. Te invito a que en este día tomes dos decisiones importantes siguiendo el ejemplo de Juan el Bautista: testifica de Jesús y guarda tu corazón de resentimientos contra Dios y contra tu prójimo. Puedes intentar servir a Dios sin amarle, pero no puedes amar a Dios sin servirle.


Lunes 23 de marzo | Lectura del día: Mateo 4:18-25 Acepta el llamado de Jesús Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Mateo 4:21

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l apóstol Juan nació en Betsaida, en la ribera norte del mar de Tiberiades. Hijo de Zebedeo y Salomé, eran una familia acomodada de pescadores. Junto con su hermano mayor Santiago, en respuesta al llamado de Jesús, le siguieron dejando a su padre en la barca con los jornaleros. Salomé su madre, siguió a nuestro Señor y le sirvió con sus bienes en Galilea y Jerusalén, acompañándole hasta el Calvario. Juan había sido discípulo de Juan el Bautista, pero cuando éste le reconoció como El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, regresando del trabajo de la pesca, Juan le siguió incondicionalmente. Era el más joven de los discípulos, como de unos 20 años de edad. Por su carácter fuerte y su gran ímpetu, a él y a su hermano Santiago el Mayor, Jesús les llamó “Boanerges”, que significa “Hijos del trueno”. Juan formó parte del “círculo íntimo” de Jesús y, por ello, estuvo en ocasiones especiales como en la resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración de Jesús y en el Huerto de Getsemaní. La mayor expresión de confianza hacia él la tuvo Jesús, cuando desde la cruz le pidió que cuidara a Su madre María. Acompañó a Pedro en la predicación en el templo en Jerusalén; fue desterrado a la Isla de Patmos durante el gobierno de Domiciano; fue el último de los discípulos en morir, siendo un anciano. Juan fue considerado uno de los mejores amigos de Jesús. Qué privilegio poder estar tan cerca del gran Maestro, del Salvador, y lo único que él tuvo que hacer fue decir sí al llamado y decidir permanecer hasta el final. Hoy tú puedes, así como Juan, aceptar el llamado de Jesús y decidir estar cerca de Él todos los días de tu vida. Esto lo lograrás con el poder del Espíritu Santo sobre ti. Creer es saber que Dios puede y confiar es creer que Dios quiere.


Martes 24 de marzo | Lectura del día: Hechos 9:1-9 Una verdadera conversión Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Hechos 9:5

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escendiente de la tribu de Benjamín, Saulo de Tarso, que después adoptó el nombre de Pablo, es considerado como el discípulo más importante de Jesús, a pesar de que no lo conoció personalmente. Fue llamado por Dios para ser el Apóstol a los gentiles, para llevarles el cristianismo. Nació en la costa sur del Asia Menor, en la región de Cilicia (la actual Turquía). Fue hijo de hebreos, descendiente de la tribu de Benjamín, con la ciudadanía romana, porque a la ciudad de Tarso se le concedió esta ciudadanía. En su adolescencia fue enviado a Jerusalén y estudió con el famoso rabino Gamaliel. Se unió al grupo de los fariseos. Siendo un perseguidor de los cristianos, yendo en el camino hacia Damasco se le apareció Cristo. En este momento se convirtió y se volvió un gran misionero que se sostuvo económicamente haciendo carpas. El apóstol Pablo es un ejemplo claro de un hombre transformado por el poder de Dios. El encuentro que tuvo con Jesús lo llevó a cambiar sus creencias y a dejar atrás su manera equivocada de vivir. A partir de ese día se dedicó a servir a Dios y a predicar de Cristo a los gentiles. Ciertamente tuvo muchas luchas, oposición, persecución y sufrimientos, pero su pasión por Cristo era mayor que cualquier circunstancia difícil que tuviera que atravesar y fue lo que permitió que lograra cumplir con su misión. ¿Qué problemas estás enfrentando tú? ¿Te has desanimado al grado de querer tirar la toalla y dejar de servir a Dios? ¿Has perdido tu pasión por Jesús? El ejemplo de Pablo te puede servir el día de hoy. De cada situación complicada el Señor lo libró; cuando las puertas se cerraban, Dios las abría; cuando parecía que no había una salida, Él daba una respuesta. Ora a Dios en esta mañana y pídele que tu pasión por Él crezca cada día. Que puedas volver a tu primer amor y decide seguir adelante en tu caminar con Él. Creer es saber que Dios puede y confiar es creer que Dios quiere.


Miércoles 25 de marzo | Lectura del día: 1 Pedro 1:15-25 Dios nos ama con nuestras imperfecciones Ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros. 1 Pedro 1:20

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a historia de Jesús platicada por el apóstol Pedro es muy interesante. Presenta, en base al ejemplo de Dios, que nos comparte de Su naturaleza espiritual, el mandato de ser santos en toda nuestra manera de vivir, recordándonos que “fuimos rescatados de nuestra manera de vivir, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado a nosotros en los postreros tiempos por amor a nosotros”. Luego lo presenta como el medio para creer en el Dios que le resucitó de los muertos y le dio gloria, para que nuestra fe y esperanza sean en Dios. Concluye hablando de que por la obediencia a las Sagradas Escrituras, llegamos a ser purificados, para cultivar un amor fraternal no fingido, entrañable y de corazón puro. Y para Pedro, la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre, tiene una gloria mayor que la del ser humano. Este siervo del Señor originalmente fue un pescador en el Mar de Galilea, de Capernaum, al igual que su hermano Andrés y los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan. Fue llamado por nuestro Señor Jesucristo, quien le puso el sobrenombre de Pedro. Su nombre original era Simón y en arameo Cefas. Tenía una personalidad muy fuerte, y se distinguió por ser el portavoz del grupo de discípulos. El carácter de Pedro iba de un extremo al otro. Por ejemplo, se negó a que Jesús le lavara los pies, pero luego pidió que le lavara todo el cuerpo; defendió el ministerio de Felipe entre los samaritanos y el de Pablo entre los gentiles, pero en Antioquía dio marcha atrás cuando se enfrentó con algunos judaizantes que lo ridiculizaron; defendió a su Maestro cortando la oreja a Malco, pero le negó cuando una empleada doméstica lo descubrió como seguidor de Él. A pesar de ello como tres mil se convirtieron a Cristo en su primer sermón predicado. Aprendemos de Pedro, que a pesar de sus debilidades, Jesús lo amó y usó su vida para gloria de Dios. Creer es saber que Dios puede y confiar es creer que Dios quiere.


Jueves 26 de marzo | Lectura del día: Mateo 5:38-48 Amar a quienes es difícil amar “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Mateo 5:44 reaccionas cuando alguien te ofende? ¿Perdonas de in¿C ómo mediato a quienes te hieren o te ofuscas con sentimientos que

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te impiden pasar por alto la ofensa? ¿Cuál es tu reacción típica? Jesús nos dice que nuestra conducta debe ser radicalmente diferente a la del mundo. Entonces, ¿qué debes hacer cuando alguien te ofende? Perdona al ofensor. Las heridas que no se tratan adecuadamente producen amargura y un espíritu no perdonador. Cuando liberas a alguien de una deuda que te debían, se desata cualquier espíritu de amargura o falta de perdón. Como resultado, el enojo queda sin poder para regir tu vida o tus decisiones. El perdón no significa que sea aceptable lo que la persona hizo incorrectamente; significa más bien que has puesto a esa persona en las manos de Dios. Procura entender antes de insistir en ser entendido. Practica la habilidad de escuchar y trata de imaginar la perspectiva del ofensor. ¿Qué pudo haber motivado sus acciones? Muchas veces, la persona que hiere también es víctima de alguna herida. Entender el dolor privado del ofensor podría ser un paso definitivo hacia la reconciliación y la prevención de conflictos más perjudiciales. Di la verdad asertivamente, sin agresividad. Decir la verdad en amor no significa que tus palabras carezcan de impacto. A veces la verdad puede ser perturbadora en extremo, y es posible que la persona que te haya lastimado necesite tratar algunos asuntos difíciles relacionados con sus propias acciones desconsideradas hacia ti. Solo el Señor puede obrar en el corazón de una persona. El mejor curso de acción es extender tu paciencia, tu amor y tu perdón, porque eso mismo es lo que el Señor te ha extendido a ti. Creer es saber que Dios puede y confiar es creer que Dios quiere.


Viernes 27 de marzo | Lectura del día: Mateo 26:36-46 ¿Ejemplo o sacrificio? Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Mateo 26:39

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lgunos creen que Jesús vino para mostrarnos cómo vivir una vida recta, y de hecho es innegable que Él es nuestro máximo ejemplo de rectitud. Debemos llegar a ser como Él, pero esa no es la razón por la que Jesús vino. Él vino a la Tierra para poder morir como el sacrificio substitutivo y plenamente suficiente que hace propiciación por nuestros pecados. Si Jesús no hubiera venido, no habría crucifixión ni resurrección. El Nuevo Testamento nos confronta reiteradamente con este mensaje: Cristo murió por nosotros. Jesús vino para que tú y yo pudiéramos tener vida eterna mediante el perdón que Él provee. A nosotros nos toca venir a Él y confesar nuestras transgresiones. Al hacerlo, Él nos salva y nos quita la carga de nuestra culpa y nuestra vergüenza. Aceptar a Jesús como Salvador es un acto de fe y no de obras. No hay nada que tú y yo podamos hacer para ganar la salvación. Es un don gratuito que Él da a aquellos que acuden a Él en busca de Su misericordia. Si buscas perdón con base en tus ruegos, tus promesas y tus actos, solo te quedarás en tus pecados. Solamente si aceptas el sacrificio de Cristo, podrás recibir la plenitud del Espíritu vivificante de Dios. Dedica unos minutos ahora mismo para decirle que lo necesitas y que quieres ser puesto en libertad de todo pecado que te impida experimentar lo mejor de Él. Cuando lo hagas, tu vida cambiará. La carga de tu corazón será levantada y tú serás libre para experimentar la plenitud del amor incondicional de Dios. Creer es saber que Dios puede y confiar es creer que Dios quiere.


Sábado 28 de marzo | Lectura del día: Marcos 4:35-41 Mi nivel de fe Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Marcos 4:40

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uando las dificultades nos golpean, ¿reaccionamos diciendo “Dios, confío en que me ayudarás a superar esto”? O, ¿tiendes a decir, “ya no hay nada que se pueda hacer”? En cierto momento, Jesús permitió que Sus discípulos navegaran directo a una tempestad terrible. Estos hombres eran pescadores veteranos, pero la intensidad del oleaje y del viento los llevó a creer que iban a morir. Sin embargo, Jesús tenía un plan que no incluía la destrucción de Sus discípulos. El Señor les enseñó una tremenda lección de fe. Desde un principio les había dado esta clara instrucción: “pasemos al otro lado” (Marcos 4:35). Debieron haber tomado esta declaración como la garantía de un viaje seguro, pues Él obviamente no estaba preocupado. ¿Cuántas veces te has sentido así? La vida se torna tempestuosa y hagas lo que hagas, pareciera que vas a perecer. Por eso exclamas: “Señor, ¿no te importa lo que me está pasando? Dios, ¿no me amas lo suficiente como para hacer algo en respuesta a esta crisis? Dios nos ha dado a cada uno de nosotros la capacidad de confiar en Él, y espera que la usemos para superar la duda, el temor y la ansiedad. Muchas veces, estos son los sentimientos que acompañan la adversidad. Nuestras pruebas nos tientan a pensar lo peor y preguntarnos si acaso vamos a recuperarnos. Jesús tiene autoridad sobre todas las cosas. Él está en control y hará que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayuden a bien” (Romanos 8:28). Por lo tanto, debemos mantener el curso, seguir confiando y saber que por cuanto Cristo está con nosotros, lograremos pasar al otro lado, sin importar cuán seria sea la dificultad. Permite que la adversidad motive tu fe a la acción y no al cuestionamiento. Cuanto más dependas de Él, más grande y fuerte será tu fe. Creer es saber que Dios puede y confiar es creer que Dios quiere.


Domingo 29 de marzo | Lectura del día: Romanos 5:1-8 Cristo tomó nuestro lugar Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8

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unca podremos entender en su totalidad lo que significa el hecho de que Cristo tomó nuestro lugar en la cruz del Calvario y murió en lugar de nosotros. Tampoco que Él murió en angustia para que nosotros tuviéramos paz, que se hizo pobre para que nosotros fuésemos enriquecidos y que por Su llaga somos curados. El ser humano tenía una deuda con Dios por su desobediencia y el precio justo de pago fue la vida de nuestro Señor Jesucristo. Su amor por nosotros fue la motivación de Su sacrificio voluntario. Pecamos y la paga de ello es la muerte y Cristo decidió sufrir las consecuencias, muriendo en lugar nuestro. Ximena llama a su hijo Roberto, a quien le gustaba saltar la barda y cortar los mangos del vecino y le hace una advertencia: “¿ves esta vara verde? –Si mamá. Si vuelves a cortar mangos del vecino voy a castigarte cinco veces con esta vara ¿Entendiste? –Si mamá”. Los días pasaron. Los mangos maduraron y se ponían cada vez más amarillos y substanciosos, y el muchacho no resistió la tentación. Saltó la barda y comió mangos hasta quedar satisfecho. Lo que no imaginaba es que al volver a su casa su mamá lo estuviera esperando con la vara en la mano. Suplicó: “Perdóname mamá, nunca más lo volveré a hacer”. Ella se mantuvo firme y le dijo que como la falta se había cometido tendría que haber un correctivo. Y le dio una sola opción: “Toma la vara, hijo. En lugar de castigarte yo a ti, tú vas a castigarme a mí. Tú no quieres recibir la reprensión, pero yo te amo tanto que estoy dispuesta a recibir el castigo por ti”. Roberto lloró no solo con sus ojos, sino también con su corazón. Nunca tendremos palabras suficientes para agradecer lo que Cristo hizo por nosotros, ni lograremos entender la plenitud de Su amor. Pero sí podemos mantener una actitud de permanente gratitud, fidelidad y servicio a Él y a Su Iglesia. Creer es saber que Dios puede y confiar es creer que Dios quiere.


Lunes 30 de marzo | Lectura del día: Romanos 8:1-10 El beneficio de estar en Cristo Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Romanos 8:1

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sí como cuando solicitamos un trabajo es necesario cumplir ciertas condiciones para obtener los beneficios que la empresa nos ofrece, también para obtener las promesas de Dios necesitamos cumplir con algunas condiciones; por ejemplo: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9. Los beneficios son: el perdón y la limpieza; la condición: confesar nuestros pecados. Romanos 8 es un pasaje con grandes enseñanzas. Este capítulo nos da a conocer los beneficios de estar en Cristo, pero muchos cristianos desconocemos estas bendiciones. Pablo dice en el versículo 1 que para los que estamos en Cristo no hay condenación. Todos hemos pecado. Aún grandes hombres de la Biblia cometieron pecados: Abraham mintió acerca de su esposa, David adulteró, Pedro negó a Jesús, y como ellos, muchos más, pero ninguno vivía en condenación, aunque sí experimentaron las consecuencias de su pecado. Pero ¿qué es condenación? Significa castigo y culpa; si estamos en Cristo nunca vamos a recibir el castigo eterno que ameritan nuestros pecados, ni tenemos por qué sentirnos más culpables, aun cuando podamos estar sufriendo como consecuencia de ellos. ¡Estas son buenas noticias! Cristo decidió recibir el castigo por nuestros pecados en la cruz del Calvario y de esta manera nos libera de la eterna condenación. Satanás se empeña en mantener a los cristianos en la desesperanza, la culpabilidad y el temor; dice mentiras tales como: “no puedes servir a causa de tu pasado, Dios no te puede perdonar, eres indigno de acercarte a Él o de alcanzar Su favor”, pero eso es mentira. Nosotros debemos recordar que hemos sido perdonados y que no tenemos ninguna condenación si ya estamos en Cristo. ¡Somos libres de culpa! Pide perdón a Dios si has pecado, Él es fiel y justo para perdonarte y disfruta de los beneficios que tienes al estar en Cristo. Creer es saber que Dios puede y confiar es creer que Dios quiere.


Martes 31 de marzo | Lectura del día: Juan 3:1-15 Jesús siempre tiene la respuesta “Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Juan 3:4

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a historia de Jesús y Su encuentro con Nicodemo la podemos leer en el Evangelio de Juan. Nicodemo era un miembro prominente del Sanedrín, que era el cuerpo gubernamental de los judíos, reconocido por los romanos. La Biblia nos dice que este hombre era fariseo, observante estricto de la ley y además, era un principal entre los judíos. Era una persona tan importante que tuvo que buscar a Jesús de noche porque, me imagino, tenía miedo de lo que iban a decir los judíos de él. Nicodemo era un hombre que estaba convencido de algunas cosas. En primer lugar, él le llamó a Jesús “Rabí”, o sea, Maestro, y le dice: sabemos que has venido de Dios como Maestro; estoy seguro de que alguien que hace las cosas que tú haces es porque viene de parte de Dios; tú eres un Maestro enviado por Dios. Él no había aceptado a Jesús como el Mesías, así que Jesús le habla del nuevo nacimiento y le dice que a menos que tuviera un nuevo nacimiento, no iba a entender el concepto del Reino. Esta afirmación que Jesús le hizo generó a Nicodemo varias preguntas que están en los versículos 4 y 9. Respecto a esas preguntas, los versículos 5 y 10 nos dicen: “Respondió Jesús…” La palabra “respondió” se menciona 78 veces en el Evangelio de Juan. Jesús siempre tenía y tiene una respuesta a toda inquietud honesta que el ser humano pueda tener. Sé que tú debes tener dudas y preguntas acerca de la vida, la Biblia o el futuro. Si vienes a Jesús, seguro encontrarás la respuesta; de hecho, Jesús es la respuesta. Creer es saber que Dios puede y confiar es creer que Dios quiere.


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